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La vida política española ha estado dominada por un espectáculo denigrante del que tenemos una muestra con la corrupción generalizada tanto en el PP (el número de casos es incontable) como en el PSOE (el alcalde de Santa Coloma) o en la política catalana en todos sus partidos (caso Millet). Al mismo tiempo el PP ha llegado a situaciones de enfrentamiento interno verdaderamente alucinante. Por su parte, si el PSOE ha logrado mantener una fachada de "unidad" ha sido a base de amenazas y desautorizaciones que apenas logran disimular los conflictos crecientes en su seno.
Estos hechos provocan asco y hastío que lleva más bien a desentenderse del mundo y encerrarse en los propios asuntos, todo lo cual acaba reforzando la atomización y el individualismo exacerbado que supura por todos sus poros esta sociedad. Sin embargo, necesitamos sobreponernos a esos sentimientos. Es mucho lo que nos jugamos: con la agravación de la crisis que sigue su curso imparable, por muchos "brotes verdes" que nos anuncien a todas horas, el futuro que esta sociedad nos depara se concentra en tres palabras: DESEMPLEO, MISERIA Y BARBARIE.
Ello hace necesario que el proletariado, la única clase social que puede ofrecer una alternativa a esta sociedad, logre avanzar, aunque sea todavía con grandes dificultades, hacia la delimitación de una política propia revolucionaria que ofrezca a toda la humanidad oprimida una salida frente al rumbo desastroso del capitalismo.
Alcanzar una política propia como clase requiere diferentes herramientas, una de ellas es comprender qué está pasando, qué se mueve detrás de los espectáculos protagonizados por los políticos, qué maniobras se cuecen y cómo van a repercutir en nuestras vidas.
Al hilo de los acontecimientos recientes cabe hacerse algunas preguntas:
-¿Por qué hay tanta corrupción? ¿Cuáles son sus raíces?
-¿Por qué los partidos se enfrascan en violentos enfrentamientos internos y externos?
- ¿Hacia donde va la situación política?
- ¿Qué puede hacer el proletariado?
En todas las sociedades de clase ha habido corrupción pero ésta con el capitalismo ha alcanzado las cotas más escandalosas. El motor del capitalismo es la obtención del máximo beneficio y por este objetivo los capitalistas recurren a todos los medios, legales e ilegales, «El capital aborrece la ausencia de beneficio o un beneficio mínimo, del mismo modo que la naturaleza tiene horror al vacío. Que el beneficio sea conveniente y el capital se hará valeroso: con el 10% asegurado se le puede emplear en todos los sitios; con el 20% se calienta; con el 50% es de una temeridad loca; con el 100% derriba todas las leyes humanas; con el 300%, no hay crimen que no se atreva a cometer, aún a riesgo de perder» (F.J.Dunning, 1860, citado por Marx en el primer tomo de El Capital).
La búsqueda del máximo beneficio constituye el caldo de cultivo de la corrupción pero hay otro factor que la refuerza: el peso aplastante que el Estado tiene sobre el conjunto de la vida social empezando por la propia economía. Tanto en las sociedades liberal-democráticas como en las abiertamente dictatoriales, el régimen que impera es el capitalismo de Estado y eso lo vemos cotidianamente a todos los niveles: para establecer una empresa, para realizar una obra pública, para tener una licencia productiva etc., hay que pasar por la correspondiente oficina estatal y cuando se trata de un negocio de cierta entidad se hace necesario visitar al responsable político de turno. Este capitalismo de Estado otorga a los políticos un poder enorme que lógicamente aprovechan para exigir comisiones a cambio de favores, dar preferencias, mantener monopolios más o menos encubiertos etc.
La agravación de la crisis a la que estamos asistiendo hace mucho más difícil a los capitalistas la maximización de sus beneficios y refuerza el peso del Estado -como estamos viendo con sus inversiones para salvar a la banca y a la economía en general- Por ello, la crisis capitalista agudiza y agrava la corrupción.
Pero finalmente hay un cuarto factor propulsor de la corrupción que es la degeneración moral, el egoísmo exacerbado que aunque siempre han estado en la base del capitalismo hoy han tomado un carácter cualitativamente más grave y generalizado[1]. La falta de escrúpulos, la rapacidad más extrema, la imposición de los intereses particulares de clan o de camarilla, se han convertido en la norma de conducta de la inmensa mayoría de los políticos, lo cual hace de ellos corruptos casi por naturaleza.
La proliferación de casos de corrupción se ha acelerado desde finales de los años 80. No hay ningún Estado, incluidos los más democráticos y mejor situados económicamente, que se libre de esa lacra. Pero los dossiers sobre corrupción son un arma de combate político. Con frecuencia, los casos están dormidos en las cajas fuertes hasta que repentinamente son sacados a la luz pública, llevados a los juzgados y convertidos en noticia diaria. Del océano pestilente de la corrupción generalizada emerge el oportuno caso para arrinconar a tal o cual partido o deshacerse de tal o cual político.
Los comentaristas de la prensa, los políticos "bienintencionados", los sindicalistas, las asociaciones ciudadanas, reclaman de los políticos "unidad para salir de la crisis". Continuamente están poniendo el ejemplo de los Pactos de La Moncloa donde todos los partidos del arco parlamentario de entonces (desde la derecha hasta el PCE) arrimaron el hombro para salir de la crisis.
Es verdad que los Pactos de La Moncloa (1978) fueron un ejemplo de unidad. ¿Pero qué unidad? Pues fue la unidad de todas fracciones del capital español para imponer a los trabajadores la moderación salarial, abrir las puertas a los despidos masivos que se aplicaron a mansalva en los años 80, ir reduciendo las prestaciones por pensiones, desempleo etc. La primera piedra de la precariedad generalizada, de la pérdida de prestaciones, de la inseguridad masiva, que hoy sufrimos, fue puesta por aquella demostración de unidad nacional... contra los trabajadores y la mayoría de la población.
Pero entonces si al capital español le fue tan bien con aquel Pacto ¿por qué no lo repite hoy?
Las condiciones no son las mismas. Entonces existía la disciplina de los bloques imperialistas -americano en Occidente y ruso en el Este. Esa disciplina se hizo necesaria para evitar toda desestabilización del capital español que hubiera favorecido al imperialismo ruso. Hoy que solo existe una única superpotencia -Estados Unidos- esta no tiene los mismos medios para imponer una disciplina generalizada y cada capital nacional "va de por libre".
Por otro lado, la situación de la economía aunque delicada no tenía el nivel de gravedad que hoy estamos viendo. Existían posibilidades de "salida provisional" que hacían más posible y visible la unidad entre las diferentes fracciones del Capital. Hoy asistimos al agotamiento de todas las políticas de acompañamiento y paliativo de la crisis que se han empleado durante los últimos 40 años. Los propios gobiernos van dando palos de ciego tapando agujeros aquí y allá pero ninguno tiene un norte claro, por el momento no se vislumbra en el horizonte una especie de "hoja de ruta de salida" aunque fuera temporal y provisional. Esto hace difícil encontrar un mínimo que pueda reunir a los diferentes partidos capitalistas para urdir un pacto de características similares al de entonces.
Existe finalmente otro factor y es la creciente irresponsabilidad y fragmentación por el peso de los intereses particulares de camarilla que afecta en mayor o menor medida a todos los partidos burgueses. El PP se lleva la palma con sus interminables choques internos. Pero el PSOE tampoco es un ejemplo puesto que precisamente la camarilla alrededor de Zapatero ha impuesto su férula a todas las familias y personajes del partido que en cuanto las dificultades se hagan mucho mayores acabarán por producir enfrentamientos que dejarán pequeños los que hoy vemos en el PP[2]. Recordemos los años 90 bajo Felipe González o cuando hubo que buscarle un sucesor, donde el PSOE solamente salía en la prensa para dar cuenta del último navajazo entre "compañeros".
No obstante, existe preocupación en los sectores más lúcidos del capital español por la situación de callejón sin salida en la que se están metiendo todos los partidos que lo representan. Esto lo intentan reflejar con las encuestas que ofrecen un panorama de un PSOE en el gobierno cada vez más desprestigiado y un PP en la oposición no menos desprestigiado. Existe el temor de que se acabe llegando a una situación por a sí decirlo "ingobernable".
En realidad, junto con una crisis económica que se agudiza día a día, lo que estamos viendo es una crisis política del capital español que es mucho más profunda de lo que parece, pues a menudo los escándalos que sacuden al PP ofrecen la imagen superficial de que los problemas se limitan a dicho partido.
La Derecha española está vinculada tradicionalmente a las peores tradiciones de autoritarismo, clientelismo, arrogancia y brutalidad. La llegada de Aznar supuso un tímido intento de modernizarla y darle una credibilidad democrática que el propio Aznar acabó por hacer fracasar. La tentativa de Rajoy de volver por la senda de la "moderación" no ha hecho otra cosa que dar libre curso a los enfrentamientos más extremos. Además, el comportamiento del PSOE actual es muy diferente del PSOE de los años 80 que ayudó todo lo que pudo a un viejo servidor del franquismo como Fraga a hacer un poco presentable a la derecha. Hoy, al contrario, desde el propio PSOE se boicotean por diversos medios los confusos intentos modernizadores de Rajoy quién ha acabado reduciendo toda su actividad a intentar sobrevivir políticamente. Los actuales responsables del PSOE anteponen sus propios intereses -intentar perpetuarse en el poder- a los generales del capital nacional que exigirían lograr el viejo objetivo de una derecha "moderna" y de intachable "legitimidad democrática".
Este comportamiento irresponsable de los principales partidos no hace sino socavar su credibilidad y coherencia preparando una situación de fuertes convulsiones que se hará cada vez más difícil de controlar.
Lo que podemos esperar de los partidos del capital, tanto los que hoy están en el gobierno como los que hacen demagogia desde la oposición, es mayores medidas de ataques contra nuestras condiciones de vida, mayor incapacidad e impotencia ante el avance incontenible de la crisis y, finalmente, el espectáculo edificante de sus corruptelas y sus brutales conflictos de intereses.
En la política burguesa, en todos sus partidos y alternativas, no hay nada bueno que encontrar. Si dejamos en el timón a los políticos burgueses, la miseria, el desempleo, el camino hacia la barbarie, se harán cada vez más evidentes.
Se hace necesaria una política autónoma proletaria. Esta solo puede manifestarse y hacerse valer a través de luchas masivas y generalizadas que tiendan a extenderse y unificarse a escala internacional.
Sin embargo, esta perspectiva es actualmente muy lejana y resulta difícil determinar cómo llegar a ella. Los grupos revolucionarios junto con todas las minorías internacionalistas que hoy están surgiendo debemos darnos como prioridad contribuir pacientemente con nuestras posiciones, nuestra intervención, nuestros debates, a que esa perspectiva vaya madurando y avanzando.
[1] Un análisis de esta situación que alcanza a todo el capitalismo mundial lo hemos desarrollado en Las Tesis sobre la Descomposición, en Revista Internacional nº 62. Ver /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [3]
[2] Aunque es preciso recordar que el PSOE es por su vinculación más general al capital nacional más disciplinado y cohesionado que el PP, demasiado atado a un amasijo de intereses particulares, regionales etc.
Viernes 9 de octubre 2009: horas antes de la quinta reunión, en quince días, de su Consejo de Seguridad Nacional, consagrada en esta ocasión a Afganistán, el presidente de los Estados Unidos Sr. Barack Obama recibía el premio Nobel de la Paz «por sus extraordinarios esfuerzos en favor del refuerzo de la diplomacia y de la cooperación internacional entre los pueblos» -según la fraseología propia del jurado de Oslo. Al enterarse, él mismo recuerda que es «el comandante en jefe de un país metido en una guerra que está por acabar». Días después The Washington Post anunciaba que el mismo Obama había decidido enviar un refuerzo de 15000 soldados suplementarios a Afganistán.
Lo de Obama está lejos de ser una excepción; al contrario, es costumbre que el premio Nobel de la Paz se conceda regularmente a los más feroces caudillos guerreros de la burguesía mundial. Como recuerda el historiador estadounidense Howard Zinn en el The Guardian del 10 de octubre de 2009:
«[...] Tomas Woodrow Wilson, Theodore Roosevelt y
Henry Kissinger recibieron también el Nobel de la Paz [...].
Al Sr. T. W. Wilson le favoreció, para recibir el premio, el haber montado la
Sociedad de Naciones -este ineficaz organismo que no hizo nada por impedir la
Guerra-; sí, a Wilson, al mismo que ordenó el bombardeo de la costa mexicana,
envió sus tropas a bombardear Haití y la República Dominicana e implicó a los
EEUU en la mayor masacre a gran escala que se desarrolló en Europa durante la
Primera Guerra Mundial -atrocidad que puede optar fácilmente al primer puesto
en la lista de guerras estúpidas y sanguinarias.
A Theodore Roosevelt que aunque medió, efectivamente, para que se firmase la
paz entre Japón y Rusia era, también, un enamorado de la guerra y tomó parte en
la conquista de Cuba por los Estados Unidos, con la pretensión de liberar esta
isla del yugo español, encadenándola a
los Estados Unidos. Él mismo, T. Roosevelt., una vez en la presidencia, provoca
una guerra sanguinaria para someter las Filipinas, llegando incluso a felicitar
a un general norteamericano que acababa de masacrar a 600 aldeanos indefensos.
[...]
Más tarde fue a Henry Kissinger a quien el comité que decide el Premio Nobel
estimó oportuno concederle el de la Paz;
el Kissinger que había firmado el Acuerdo
final que ponía término a la Guerra de Vietnam, de la cual había sido precisamente
uno de los instigadores. Él había apoyado servilmente a Nixon en su voluntad de
extender la Guerra procediendo al bombardeo de aldeas en Vietnam, Laos y Camboya.
Kissinger, que responde exactamente a la definición "criminal de guerra", se
vio pues ¡premiado con el Nobel de la Paz! [...]
Hoy el premiado es Obama que prosigue
una acción militar sanguinaria e inhumana en Irak, Afganistán y Pakistán.»[1]
De entre los sanguinarios pacifistas premiados con el Nobel, no olvidamos ni al egipcio M. Anwar el-Sadat, ni a los israelíes Menajem Beguin, Shimon Peres y Yitzhak Rabin, ni al palestino Yasser Arafat -que inundaron de sangre Oriente Medio durante decenios-; ni tampoco al estadounidense Jimmy Carter, ni al ruso Mikhail Gorbachov -protagonistas de la Guerra Fría.
El Premio Nobel de la Paz es el colmo de la hipocresía y del cinismo; su único objetivo es garantizarles un título de respetabilidad a los fieles servidores del imperialismo, ejemplares del modo de vida decadente.
DM
[1] https://www.lemonde.fr/opinions/article/2009/10/17/un-prix-nobel-des-promesses_1255256_3232.html [5]
Publicamos aquí abajo una hoja del colectivo "Unité à la base a Tours" -Unidad por la base de Tours-[1]. Estos compañeros, la mayoría jóvenes estudiantes, han decidido reunirse para incentivar asambleas generales abiertas a todos; rechazando el aislamiento corporativo en el que los sindicatos intentan encerrar la lucha. Han desarrollado una intensa actividad en el curso de la cual han tratado de reunirse con los asalariados, en sus lugares de trabajo, para discutir y llamar a la extensión de la lucha. Esta hoja, que tiene el gran mérito de plantear la cuestión de la perspectiva revolucionaria poniendo por delante la necesidad de cuestionar la sociedad capitalista, procura al mismo tiempo sacar lecciones y hacer un balance de los últimos combates. Se trata, desde nuestro punto de vista, de un paso político importante y necesario para preparar las luchas futuras.
¿Puede dejarse a los intereses privados la gestión de nuestras vidas?
La crisis económica se desarrolla. Partiendo del sector financiero se ha extendido a todos los sectores de la economía. Las deslocalizaciones y los cierres de fábrica son las manifestaciones más flagrantes. La construcción, por ejemplo, pasa también por graves problemas; aunque muchas de las empresas de este sector, al ser pequeñas, atraen menos la atención de los medios de comunicación; los cuales buscan esencialmente acontecimientos espectaculares que les sirvan para hacer demagogia mediática.
Una situación desconcertante, una auténtica bombona de gas
Los trabajadores y los futuros trabajadores de todo el país son los que pagan esta crisis de la que la buerguesía (propietaria de los medios de producción y del capital) es responsable. Los cierres de fábricas, las deslocalizaciones, los despidos, los paros técnicos y suspensiones temporales de empleo,..., que padecen los trabajadores, son incontables. La crisis acarrea el aumento de la violencia en las relaciones sociales entre las clases. En los hechos esto se traduce por un lado en ataques repetidos contra las adquisiciones sociales - rápidamente reducidas a ninguna-: aumento de la jornada de trabajo ("trabajen más si quieren ganar más..."), retraso de la edad de comienzo de la jubilación (que pasa de 67 a 70 años...), ataques contra la Normativa laboral (trabajo en días festivos,...); etc. Todo esto no tiene más que un fin: ¡reforzar la explotación! Por otro lado esto se traduce por una voluntad entre los trabajadores de resistir estos ataques de manera cada vez más combativa: secuestro de cuadros directivos (3-M,...), huelgas duras con ocupación del lugar de trabajo (Continental,...), desarrollo de lazos nacionales e internacionales: encuentros de obreros de muchas fábricas en la sede de su grupo (Michelin, Caterpillar,...) y lazos con trabajadores de otros países (Continental con Alemania,...); algunos han llegado hasta amenazar con hacer saltar por los aires su fábrica para obtener una indemnización decente por su despido (New Fabric,...).
Pero estas luchas parecen tomar un nuevo cariz. Muchos trabajadores movilizados han perdido la esperanza de mantener su empleo, de que se mantenga ese puesto de trabajo. Lo que ellos quieren es que las cosas transcurran de tal manera que "los planes sociales" (lenguaje tecnocrático para nombrar los despidos masivos) les pague el máximo. De esta manera, esperan que por un lado los accionistas estarán en la obligación de desembolsar un poco más de lo que habían previsto y por otro lado que a estos trabajadores se les alargará, por cierto tiempo, su miserable subsidio de desempleo. Está claro que es una cuestión de dignidad y de condiciones de vida lo que se plantean. No es, sin embargo, menos cierto que ellos- nosotros- estamos en una situación de "difícil solución", en un "impasse".
Entonces ¿Qué hacer?
Estamos frente a una verdadera crisis de perspectivas. Las confederaciones sindicales, con su estrategia de acompañamiento de la crisis, no ofrecen medio alguno para salir de esta vía sin aparente salida. Esto muestra que la necesidad de organizarse de otra manera, intentando construir nuevas perspectivas en ruptura con el capitalismo, es a la vez urgente y vital. ¿Cómo llegar a un reparto igualitario de las riquezas? ¿Cómo salir del dominio de accionistas y otros jefecillos que arruinan nuestra vida diaria? Se trata de nuestro día a día pero también del futuro de la humanidad, del futuro del planeta; lo que se plantea es ¡qué alternativa de sociedad! ¡por qué sociedad optamos! ¿Son acaso capaces las confederaciones sindicales de construir espacios en los que podamos reflexionar sobre nuestro día a día, sobre cómo empezar a transformarlo? ¿Puede entreverse que las burocracias sindicales vayan a favorecer la imaginación y la lucha por un porvenir en el que las relaciones sociales sean la preocupación central de la organización social y nunca más la búsqueda de beneficios para una minoría cada vez más ávida?
El éxito de las grandes movilizaciones del 29 de enero y del 19 de marzo ha traído la esperanza. Pero es obligatorio constatar que las orientaciones que han dado los sindicatos no han estado a la altura de nuestros deseos. La mayoría de las direcciones de las grandes centrales se han contentado con discutir con el Gobierno, con organizar "jornadas de efecto -mucho ruido y pocas nueces". Nada realmente positivo han concretizado para reforzar el campo de los trabajadores y de todos los dominados, para construir la solidaridad de clase. Todo eso ha empujado lógicamente a las desbandadas del 26 de mayo y del 13 de junio.
Muchos de nosotros (trabajadores, precarios, jubilados, sindicados,...) esperábamos, cuchicheábamos, voceábamos, nos movíamos por la huelga general prorrogable. Pero no hicieron nada. ¡La mordaza de las burocracias sindicales es todavía eficaz!
Ahora es vital fijarnos perspectivas revolucionarias para acabar radicalmente con la sociedad capitalista. Debemos organizarnos por la base, desarrollar la solidaridad de clase, construir los medios de lucha para apropiarnos de nuestros propios intereses y ¡construir desde el presente otro futuro!
En las fábricas, en los barrios, en las universidades,..., ¡Construyamos nuestros comités, nuestros colectivos y todas las formas de lucha útiles que juzguemos oportunas!
¡Salgamos de las lógicas corporativistas que nos debilitan!
¡Solidaridad entre todos los explotados y dominados, sindicados o no!
¡Construyamos la unidad de nuestra clase reconociendo a nuestros camaradas frente a nuestros enemigos!
¡Estamos hartos de migajas, tomemos los hornos del pan!
Collectif Unité a la base de Tours.
Esta hoja ilustra bien el hecho de que la clase obrera, por el atajo de algunas de sus minorías, no se decide por la pasividad. No acepta las condiciones de explotación a las que la burguesía, gobierno y sindicatos, quieren forzarle.
Lo que nos parece muy interesante de esta hoja, aunque no compartimos todos los puntos de vista ni todas las formulaciones, es que centra la cuestión de la perspectiva revolucionaria: "Ahora es vital darnos perspectivas revolucionarias para acabar radicalmente con la sociedad capitalista." Efectivamente, esta cuestión es el principal problema con el que hoy tropieza el proletariado: "Estamos frente a una verdadera crisis de perspectivas." Y por tanto, como dicen en la hoja, conscientes de de la gravedad de lo que está en juego: "Se trata de nuestro día a día pero también del futuro de la humanidad, del futuro del planeta; esa es la cuestión." Esto plantea efectivamente el problema de "qué alternativa de sociedad" y nosotros compartimos plenamente esta preocupación de la hoja, una preocupación que muestra que esta cuestión de la perspectiva revolucionaria está surgiendo. Se trata pues de una contribución de los compañeros a este esfuerzo de conciencia de la clase obrera.
En este marco el texto se coloca, de entrada, en el punto de vista de la lucha de clases en reacción a la crisis y a los ataque brutales propiciados por la burguesía. Por estas razones es por lo que pasa rápidamente a denunciar el sabotaje de las luchas obreras por los sindicatos: "El éxito de las grandes movilizaciones del 29 de enero y del 19 de marzo ha traído la esperanza. Pero es obligatorio constatar que las orientaciones que han dado los sindicatos no han estado a la altura de nuestros deseos. La mayoría de las direcciones de las grandes centrales se han contentado con discutir con el Gobierno, con organizar "jornadas de efecto -mucho ruido y pocas nueces". Nada realmente positivo han concretizado para reforzar el campo de los trabajadores y de todos los dominados, para construir la solidaridad de clase. Todo eso ha empujado lógicamente a las desbandadas del 26 de mayo y del 13 de junio."
Los obreros se encuentran en un "impasse". Y como señala el texto "la tenaza de las burocracias sindicales es todavía eficaz". Cada lucha quedaba y queda todavía encerrada en sí misma; los obreros no pueden crear una verdadera correlación de fuerzas que desemboque en un movimiento de más amplitud. Por medio de sus reacciones y en este contexto "Está claro que es una cuestión de dignidad y de condiciones de vida lo que se plantean."; testimoniando mucho más un potencial para luchas futuras que una respuesta a tono con el alcance de los ataques.
A fin de dar un paso adelante para desarrollar la lucha de manera más eficaz, el texto proporciona un cierto número de orientaciones políticas muy importantes que se resumen, en parte, en la frase siguiente: "Debemos organizarnos por la base, desarrollar la solidaridad de clase, construir los medios de lucha para apropiarnos de nuestros propios intereses y ¡construir desde el presente otro futuro!".
"Organizarse" es esencial para el proletariado; pero ¿Qué hay que entender de la expresión "Debemos organizarnos ", del texto? ¿Qué formas de lucha hemos de desarrollar?
Pensamos que estas cuestiones son clave, que deben ser debatidas en la clase obrera y que es necesario precisarlas, a fin de confrontarlas para alimentar la reflexión.
Pensamos por nuestra parte que, en un contexto en el que el proletariado es golpeado de lleno por la crisis, los defensores de una perspectiva que busca poner en cuestión el capitalismo deben asumir el compromiso, necesariamente minoritario, de prepararse políticamente para la acción y la intervención en las luchas venideras.
Después de los primeros mazazos de una crisis económica que amenaza prolongarse, cuando la clase obrera reemprenda el camino del combate necesitará hacerse con sus luchas, sus iniciativas y su creatividad y manejarlas según las modalidades de un combate realmente colectivo, donde las decisiones emanen de auténticas asambleas generales abiertas y soberanas. Las asambleas generales futuras, auténticamente vivas, constituirán el sólo y único medio de dirigir el combate de manera eficaz y autónoma. Serán los participantes en las mismas, y no los sindicatos que paralizan y sabotean las luchas, quienes decidan qué conviene hacer. Son los propios obreros quienes deberán expresar su solidaridad en y para la lucha, colectivamente, enviando delegaciones masivas a otras fábricas o lugares de trabajo para reunirse con otros asalariados en una lucha común. Son estas iniciativas de asambleas generales comunes, interprofesionales, abiertas, las que serán los pulmones del combate. Que los obreros mismos tomen la lucha en sus manos es la condición necesaria para que su solidaridad activa, real, llegue efectivamente a sus hermanos de clase.
Estos objetivos se verán confrontados a numerosos obstáculos. Seguirá correspondiendo a los obreros mismos, en sus asambleas, discutir y estudiar la manera de superarlos colectivamente. Las asambleas generales son, sin duda, el modo de organización auténticamente proletario que permite controlar colectivamente la lucha. Constituyen una especie de embriones de futuros consejos obreros. Es en estos órganos, que reúnen a las masas obreras, donde ellas mismas se unificarán como clase, se erigirán en fuerza revolucionaria con el objetivo de derribar el capitalismo. Conciencia y unidad que permitirán una superación de las relaciones sociales de explotación con el objetivo de crear una nueva sociedad.
Para concluir, hacemos hincapié en que si nos hemos permitido estos comentarios ha sido con el deseo de contribuir a la reflexión emprendida.
CCI
[1] Se trata de un colectivo que se ha constituido agrupando a elementos jóvenes y combativos, donde el núcleo duro está muy implicado en el movimiento estudiantil (concretamente contra la LRU -llamada ley Pécresse, s/ las Libertades y las Responsabilidades de las Universidades).
Después de la Segunda Guerra mundial, las corrientes oficiales del anarquismo se reconstruyeron sobre bases totalmente burguesas, adoptando posiciones carentes de validez (caso del antimilitarismo, el pacifismo, etc.), cuando no francamente contrarrevolucionarias (como el sindicalismo, las luchas de liberación nacional, o la gestión directa de la economía sin una previa destrucción del Estado burgués,...)[1]
En el periodo comprendido desde la Guerra Fría hasta hoy se han sucedido las pruebas del interés que demuestra la clase dominante en integrar a los representantes del "anti-estatalismo" en su dispositivo de capitalismo de Estado, ofreciendo una vía, en forma de callejón sin salida o de reclutador para las fuerzas de la izquierda oficial del capital, a aquellos a los que convencían ni la alternativa occidental ni el estalinismo.
Estas corrientes han dominado de forma hegemónica hasta el final de la contrarrevolución en 1968, y, después de esa fecha, han representado la gran mayoría de la nebulosa del anarquismo. Sin embargo, a partir de 1968, con el final de la contrarrevolución y la vuelta del proletariado a la palestra de la historia, hemos visto de nuevo, como tantas otras veces en el pasado, ese fenómeno del surgimiento de elementos politizados que intentan sinceramente encontrar la vía revolucionaria a través del anarquismo o partiendo de él.
En el momento de la caída de los regímenes estalinistas y el bloque del Este, las organizaciones del anarquismo oficiales se jactaban de tener las manos limpias de cualquier implicación en la confrontación que, desde 1945 a 1989, habían sostenido los bloques del Este y del Oeste, alimentando la leyenda de una irreductible oposición a los bloques militares. Como afirma uno de sus cronistas[2] : «Los anarquistas se dividieron a propósito de la actitud frente a los bloques. La mayoría decidió oponerse tanto al Este como al Oeste...».
Lo que sucedió en realidad es que durante la Guerra Fría, una parte de las organizaciones anarquistas tomó posición oficialmente a favor de la defensa del llamado "mundo libre". Tal fue el caso de la SAC (Sveriges Arbetares Centralorganisation) de Suecia. También cuando chocaron directamente fuerzas militares del bloque del Este y tropas norteamericanas y de la ONU en la guerra de Corea de 1950-53, algunos elementos como por ejemplo los militantes del grupo Révolution Prolétarienne, invocaron la necesidad de elegir el "mal menor", y abogando por la defensa de la democracia, postularon abiertamente una postura pro-americana. Estamos hablando de personalidades como A. Prudhommeaux, N. Lazarevitch, G. Leval, así como militantes españoles y búlgaros, que señalaron: «Hay dos imperialismos, pero considero que uno de ellos es particularmente peligroso y totalitario y que puede llegar a la esclavitud. El otro representa menor peligro... No estoy a favor de la retirada de las tropas americanas de Corea... Allí solo hay un criminal de guerra y es Stalin. El es el responsable directo de los bombardeos estratégicos que diezman a la población coreana »[3] . Había también, por otro lado, quienes consideraban el imperialismo norteamericano como el principal causante de la guerra.
Incluso aquellos que, como la Federación Anarquista (FA), proclamaban su rechazo de todos los bloques y se definían: «contra Stalin sin defender a Truman, y contra Truman sin estar a favor de Stalin», no lo hacían sin embargo, como internacionalistas, sino atrapados en la lógica de tener que optar por un campo imperialista contra el otro. Así, por ejemplo, cuando la URSS se lanzó a la carrera armamentística para rivalizar con los Estados Unidos, la FA aplicaba el llamado "combate por el tercer frente", lo que « llevó a la FA a denunciar el rearme de Alemania apoyando que los pacifistas de ese país se sumaran a la campaña ‘Ridgway [4] Go Home'»[5] , organizada por el PC francés. Este apoyo crítico sitúo totalmente a la FA a remolque del PCF, al que servía como "gancho" tanto para ese partido y ¡para su defensa incondicional del bloque imperialista ruso!
Por otra parte las acciones provocadoras y contestarías, jugaban ese mismo papel de "gancho" que atraía hacia las instituciones mismas del Estado burgués: la lucha "verdaderamente antiimperialista" del "tercer frente revolucionario" de la FA, se concretizó en una propaganda electoral ante los comicios legislativos de 1952 que promovía,.. « Redactar papeletas así: Ni dictadura oriental, ni dictadura occidental. ¡Quiero la paz! »[6]. Ese mismo papel lo jugaban las consabidas "acciones-espectáculo" como la invasión, en Febrero de 1952,... « en la gran sala del Palacio de Chaillot, en el que tenía lugar una reunión plenaria de la ONU, y en la que se lanzaron miles de panfletos titulados: "Tercer Frente ¡Abajo la guerra!", mientras se arrojaban proyectiles inofensivos a los delegados americanos y soviéticos »[7]
Lejos de representar un medio que permita a la clase obrera reforzarse políticamente, este tipo de acciones desarrolladas en el terreno de las instituciones del Estado burgués son, además de inocuas, contraproducentes, pues alimentan la ilusión de la clase explotada en que puedan valerse de ellas para resolver su combate revolucionario. Todo lo contrario, pues lo que en realidad refuerzan es la sumisión de la clase obrera al engaño democrático y a los órganos de la dominación capitalista, enturbiando la toma de conciencia sobre la necesidad de destruirlos. No en balde la Federación Comunista Libertaria (FCL) ¡presentó candidatos a las elecciones legislativas de 1956! Y cuando, en 1958, se produjo la liquidación de la IVª República, y se llamó a De Gaulle para que solventara el problema colonial,... «en todas las publicaciones libertarias se publicaron llamamientos que coincidían en apelar a la salvación de la amenazada República. (...) La inmensa mayoría de los anarquistas tomaron partido por la República y la política del mal menor»[8]. Y en Abril de 1951, cuando se produjo el "putsch" de los generales de Argel que se oponían a la independencia de Argelia,... «la FA participó en los distintos comités que agrupaban multitud de organizaciones de izquierda, (...) los anarquistas fueron los primeros en defender las libertades democráticas, por mucho que lo negaran posteriormente. »[9]
Pero lo que más materializó esa política de tomar partido por un campo imperialista contra el otro, fue el continuo apoyo a las luchas por una supuesta liberación nacional. A ese respecto la FA elevó a la categoría de principio que: «los anarquistas reivindican para la población de ultramar el derecho a la libertad, a trabajar en un estatus de independencia, el derecho a disponer de su propio destino al margen de las rivalidades de los clanes que desgarran hoy el mundo. Reafirman su solidaridad con la lucha que deben llevar a cabo contra la opresión que ejercen todos los imperialismos...»[10] Así pues los anarquistas se situaron entre los mejores defensores de la mistificación del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. Y ello en consonancia plena con la ideología oficial de los dos bloques en conflicto. Tanto la llamada Doctrina Zhdánov del bloque "socialista" que define a éste como « el verdadero defensor de la libertad y la independencia de todas las naciones, enemigo de la opresión nacional y la explotación colonial en todas sus formas »[11] . Como de la doctrina americana que estipula que «en aquellas zonas que sean claves, debemos implicarnos a fondo para estimular las formas democráticas y el acceso a su independencia ». Esta teoría era, lógicamente, un instrumento de desestabilización militar del rival, en el curso de las numerosas guerras sin cuartel en las que ambos bloques, tanto el soviético como el occidental, se enfrentaban empleando sus respectivos peones nacionales.
Y así los anarquistas franceses no tuvieron reparos en disfrazar la Guerra de Indochina de «episodio revolucionario» (FA en 1952), en el que apreciaban una «guerra de clases» (FCL en 1954), y en proclamar la legitimidad de «la lucha del proletariado indochino», así como las necesidad de «solidaridad obrera con el Viêt-Minh ».
Este apoyo político a las luchas de liberación les llevará incluso a implicarse físicamente en ellas. Durante la guerra de Argelia, por ejemplo, fueron muchos los libertarios que se unieron a los "porteurs de valise"[12], y otras redes de apoyo al FLN[13]. Esta «posición de apoyo crítico en pro de una Argelia socialista y autogestionaria» que defendió la FCL invocando la solidaridad «con los pueblos oprimidos y contra los imperialismos», se concretizó pues en un respaldo material activo a los partidos nacionalistas argelinos, al MNA primero y luego al FLN, cuando éste consiguió la hegemonía a partir de 1956: «Los maquis del Ejército de Liberación Nacional (ALN) trabajaban para ambos. Nosotros los sabíamos perfectamente pues no en vano en nuestras propias filas de la FCL había camaradas argelinos de la tendencia FLN, pero que habían prestado sus servicios a los maquis del MNA, sirviendo como intermediarios para la consecución de "suministros" (entiéndase armas) para sus combatientes»[14]
Estas tomas de posición de los anarquistas apoyando, aunque sea "críticamente", las luchas de liberación nacional, han contribuido directamente al sometimiento de las masas al imperialismo. El anarquismo tiene una importante carga de responsabilidad en el sacrificio del proletariado y de las capas no explotadoras en aras a la barbarie de los conflictos militares que han ensangrentado el planeta. Atrapado en la lógica de establecer distinciones entre los diferentes gánsteres imperialista a favor de los derechos del más débil, las variadas agencias oficiales del anarquismo sí tienen en común el haber reclutado en las filas del proletariado, o haber avalado a los ojos de éste a uno u otro bando imperialista. El machaconeo constante de estas mistificaciones en las mentes de los trabajadores supuso retrasar la superación de la contrarrevolución y la recuperación por parte del proletariado de su lucha de clases autónoma, por sus objetivos propios. Y no cabe duda que los anarquistas pusieron mucho de su parte en ese machaconeo.
El síntoma que puso de manifiesto el agrietamiento de la capa de plomo de la ideología estalinista fue precisamente el desarrollo, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo occidental, de revueltas estudiantiles que tuvieron en la oposición a la guerra el principal motor de la movilización. Y aunque los partidos estalinistas denunciaban la intervención norteamericana en Vietnam contra las fuerzas militares apoyadas precisamente por el bloque soviético que se autoproclamaba "anticapitalista", lo bien cierto es que tales partidos apenas tuvieron influencia alguna en dichas movilizaciones. Y es que la mentira del estalinismo «comunista y revolucionario», quedó al desnudo, especialmente cuando una nueva generación de jóvenes obreros irrumpió en lucha con la huelga general de 1968 en Francia, y con los movimientos de masas que sacudieron a continuación las cuatro esquinas del planeta.
En esa situación, y habida cuenta de la represión del movimiento de Hungría 1956, los anarquistas ejercían un fuerte atractivo especialmente sobre los estudiantes. Y si es cierto que experimentaron un crecimiento numérico, también es verdad que la mayoría de los jóvenes se sentían insatisfechos con las antiguas organizaciones que subsistían, a las que veían como organismos esclerosados. Se produjo una recomposición de todo ese medio[15]. Aún así, los cambios del contorno de ese medio anarquista respetaron las posiciones políticas de las organizaciones originarias, de modo que, en esta nueva etapa marcada por la recuperación de la lucha de clases, las antiguas organizaciones anarquistas, refundadas o renovadas, jugaran ya un papel mucho menos marginal en el dispositivo izquierdista de encuadramiento (sobre todo en lo ideológico) de la clase obrera. En esto se apreciaba un cambio respecto a la etapa de la contrarrevolución, cuando la hegemonía del estalinismo les había confinado a un papel mucho más reducido.
Y, al mismo tiempo, con la efervescencia generada por la reanudación de la lucha de clases internacional, surgen nuevamente en el seno del medio anarquista minorías y elementos, que buscan orientarse hacia las posiciones de clase del proletariado, tratando de encontrar una coherencia revolucionaria a partir del anarquismo. De ahí que una parte del medio libertario realice una apertura hacia organizaciones que expresan algunas posiciones de clase (caso de Socialisme ou Barbarie), e incluso hacia el medio político proletario, sobre todo hacia el polo consejista organizado encarnado por Informations et Correspondences Ouvrières (ICO). Así por ejemplo el grupo "Noir & Rouge" (Negro y Rojo) se desmarcó de la FA al reconocer «la primacía de la lucha de clases», y propuso una «actualización y una adaptación de los principios del anarquismo» . Este grupo afirmó la necesidad de un debate y defendió «la toma de contacto con otros compañeros aunque no se reclamen forzosamente del anarquismo». Denunció igualmente la sacralización de la «revolución española», que «impedía cualquier crítica»[16]. En su búsqueda de las formas de lucha propias de los trabajadores, este grupo estudió las aportaciones políticas de la Izquierda comunista germano-holandesa y de Pannekoek, y participó en un encuentro internacional organizado por ICO en Bruselas en 1969 junto a Paul Mattick (antiguo militante de la Izquierda Comunista alemana, emigrado a los Estados Unidos) y C. Brendel animador del grupo consejista holandés "Daad & Gedachte"[17] .
La importancia política de esta decantación del medio anarquista a propósito de cuestiones como el reforzamiento y los medios de la lucha de clases del proletariado, quedó ensombrecida por lo limitado de su alcance. En efecto, dado que esta decantación se produjo engranada al polo consejista del medio proletario que terminó sucumbiendo a mediados de los años 1970, lo cierto es que "Noir & Rouge", acabó arrastrada en esa debacle, autodisolviéndose en una total confusión, lo que supuso un importante desperdicio de energías militantes. En un contexto marcado por las ilusiones del proletariado en que el sistema capitalista pudiera encontrar una salida a la crisis de su economía, así como de impedimentos para la politización del combate de la clase obrera hacia una perspectiva revolucionaria, estas dificultadas fueron sistemáticamente explotadas por izquierdistas de todo pelaje para trabar todo esfuerzo de toma de conciencia que se orientase a la revolución.
Y, sin embargo, una mínima parte de estos elementos provenientes del anarquismo consiguió finalmente labrarse una vía hacia el nuevo medio político proletario renacido al calor de la reaparición del proletariado en el escenario de la historia. La propia historia de la CCI testimonia como elementos que surgieron originariamente del medio libertario han contribuido a la construcción de partes significativas de nuestra organización, como es el caso de nuestra sección territorial en Bélgica y de algunas secciones locales de RI (sección de la CCI en Francia).
Hoy, tres décadas más tarde, el capitalismo en quiebra muestra el callejón sin salida que representa para la humanidad, pero también el proletariado reemprende el camino de la lucha y pugna por hacer que aparezca una perspectiva revolucionaria. En este contexto histórico, de nuevo se opera un proceso de diferenciación en ese medio que se reivindica del anarquismo. La importancia de ese proceso se ponen de manifiesto en que se plasma en la actitud a adoptar frente a la guerra imperialista y a principios fundamentales del proletariado como es el internacionalismo que determinan la pertenencia bien al terreno de la clase obrera, o bien al de la burguesía.
Veamos las posiciones que en el medio anarquista se expresan sobre ello, a través de dos ejemplos:
Tenemos por un lado la posición del KRAS[18], que se sitúa resueltamente en un terreno internacionalista, como quedó claro en su toma de posición ante la guerra de Georgia en 2008: «El enemigo principal de la gente corriente no es el hermano o la hermana del otro lado de la frontera, o de otra nacionalidad. El enemigo son los dirigentes, los patronos de todo pelaje, los presidentes y ministros, los generales y los hombres de negocios, todos los que provocan las guerras para salvar su poder y sus riquezas. Llamamos a los trabajadores de Rusia, Osetia, Azerbaiyán y Georgia a rechazar el juego del nacionalismo y el patriotismo y dirigir su cólera contra los dirigentes y ricos estén en el lado de la frontera que sea».
Y por el otro lado tenemos a la Organisation Communiste Libertaire que ante la guerra en Irak, llama a: «sostener material y financieramente (...) a las fuerzas progresistas que se oponen a la ocupación», que con «limitados medios materiales se permiten incluso crear "zonas liberadas" en los barrios populares, en las que las tropas norteamericanas no osan adentrarse», mientras que «en los países occidentales que tienen tropas en Irak, que además de los Estados Unidos, incluyen varios países de la Unión Europea (...), la principal tarea ha de ser enfrentarse al gobierno para lograr la retirada, así como bloquear los transportes de soldados o de material militar»[19]
Es evidente que, a pesar de lo quieran hacernos creer algunos libertarios, no estamos ante una simple divergencia de táctica para el logro de un mismo fin.
La postura del KRAS expresa claramente los intereses del proletariado por combatir, como clase universal que es, por encima de divisiones de color, nacionalidad, cultura o religión, que son precisamente las que le impone el capitalismo para oprimirle. La otra posición toma partido por la "resistencia" de los pueblos iraquí, libanés,... es decir de unos sectores de la burguesía. Esta postura representa una traición del internacionalismo desde un doble punto de vista, pues no sólo afecta a los trabajadores de las grandes potencias a los que oculta el trasfondo de rivalidades entre los principales tiburones imperialistas que subyace en estos conflictos, sino también frente a los obreros de esos países en guerra, a los que se apela para que se alisten en la guerra imperialista, y para que sirvan de carne de cañón en beneficio de los intereses imperialistas de su propia burguesía. ¡Queda claro que la desaparición de los bloques imperialistas a partir de 1989 no ha hecho desaparecer ni el imperialismo, ni la posición belicista del anarquismo oficial¡
Estas dos posiciones no tienen nada en común sino que expresan posiciones de clase diametralmente opuestas y completamente antagónicas, que se hayan separadas por una auténtica frontera de clase.
Puede verse, pues, con nitidez, que el anarquismo constituye un campo en el que batallan posiciones abiertamente burguesas y nacionalistas y posiciones proletarias internacionalistas. En ese proceso de diferenciación entre dos tendencias opuestas juega un papel importante la cuestión de la guerra en Oriente medio. Así vemos que tras décadas en las que en el terreno libertario se imponía la monocorde defensa incondicional de la causa palestina, esto se va acabando, y una parte de quienes se reclaman anarquistas, empiezan a poner en cuestión las posiciones clásicas que, hasta ahora, venían defendiendo, desmarcándose de ellas. Así en un reciente artículo de la publicación «Non Fides» , en el que se aborda "el por qué no apoyaremos nunca a Hizbulá, Hamás, o a cualquier otro grupo armado de la llamada ‘resistencia antiimperialista´", se señala que «¿cómo es posible que la mayoría de la extrema izquierda y una parte del movimiento libertario puedan solidarizarse con esos partidos totalitarios y ultra-religiosos? Esta solidaridad es "el anti-imperialismo de los imbéciles". (...) La deplorable política del Alto Mando israelí les empuja a tomar partido por cualquier forma de oposición a dicha política belicista, y ello a riesgo de aliarse con el Islam político, con los ultra-religiosos, los nacionalistas, y la extrema derecha en ocasiones neonazi»[20]. Algunos llegan incluso a afirmar la posición netamente internacionalista del proletariado ante la situación en Oriente medio. Así, en una reciente campaña de carteles anarquistas en Bélgica, se podía leer: «De Gaza en Palestina a Nasiriya en Irak; del Kivu en el Congo a Grozni en Chechenia, las masacres de miles de seres humanos son algo cotidiano. Sea cual sea la forma que adopte en cualquiera de los rincones del planeta, lo cierto es que este sistema capitalista y autoritario devasta regiones enteras a través de las hambrunas, la miseria, la contaminación, la guerra. (...). Oponer al terror del Estado israelí, la lógica de una guerra contra todo un "pueblo", no sirve más que para hacer olvidar a los refugiados de Gaza, como a los explotados de Tel Aviv, que sólo existe una salida: luchar contra toda autoridad, sea la del soldado israelí, como la del policía palestina, con la vestimenta de los clérigos (...), o con el traje de los capitalistas democráticos y los usureros (...). Es urgente que opongamos a la guerra entre Estados, entre religiones, entre etnias,... la guerra social contra toda explotación y toda dominación»[21].
Cuando concepciones tan extrañas entre sí como el internacionalismo y las concesiones al nacionalismo se mantienen en el seno de una misma organización o una misma corriente, su carácter totalmente irreconciliable hace imposible cualquier unidad, ni siquiera la más mínima "cohabitación". Por ello apoyamos sin reservas la lucha que este grupo, KRAS-AIT, mantiene para erradicar las concepciones "culturalistas y etno-identitarias", que no representan más que una expresión del nacionalismo y que son incompatibles con los objetivos de la revolución social.
Y los mismo que decirnos respecto a esta organización cabe aplicarlo al conjunto del medio libertario, donde igualmente se impone la necesidad de clarificación y de diferenciación de aquellos compañeros que buscan sumarse al combate revolucionario, de quienes, por el contrario, defienden el orden burgués. Los militantes anarquistas que están comprometidos con el internacionalismo tienen mucho más en común con los comunistas -la pertenencia al mismo campo del proletario y la revolución- , que con el resto de la «familia libertaria». Hoy, cuando lo que está en juego resulta crucial para la supervivencia de la humanidad amenazada por la pervivencia del sistema capitalista, es más necesario que nunca que quienes reivindican el internacionalismo y la lucha de clases mundial del proletariado, se junten, independientemente del horizonte político de partida, y colaboren en un esfuerzo por la causa que comparten.
Clarificar, pues, todo lo que, en el medio anarquista, se recubre de un mismo léxico, cuando en realidad obedece a posiciones que son diametralmente opuestas es más que útil. Es el caso del llamamiento, ante conflictos imperialistas, a la formación del llamado «tercer frente», o «tercer bando». Esta posición, cuando es formulada por ejemplo por el KRAS, hace referencia incontestablemente a la posición internacionalista que antepone la necesidad de desarrollar una lucha común de todos los trabajadores, por encima de todas las divisiones nacionales, y contra todos los bandos burgueses beligerantes. Se trata de la única posición verdaderamente revolucionaria y proletaria que se puede defender.
Sucede todo lo contrario en el caso de las organizaciones anarquistas oficiales, para las que la «defensa del tercer bando» es una mera fórmula con la que pretenden empujar a las clases explotadas en los brazos de uno de los dos beligerantes, es decir a tomar partido eligiendo campo imperialista. Un ejemplo que lo pone de manifiesto es la posición adoptada por la FA (Federación Anarquista) con ocasión de la intervención israelí en Líbano durante el verano del año 2006. Afirmó entonces la FA que «en esta sangrienta escalada militar entre, por un lado, las fuerzas imperialistas de los Estados Unidos y de Israel, y por otro lado las milicias reaccionarias del Islam político, las trabajadoras y los trabajadores, y más en general, los pueblos de esa región no tienen nada que ganar y sí todo que perder (...) [Y, que] como trabajadoras y trabajadores internacionalistas, una de [sus] tareas urgentes es apoyar el desarrollo de un tercer bando, el bando de los trabajadores de Oriente Medio, opuesto tanto a la dominación imperialista como a la opresión islamista»[22] . Pero ¿Qué ha pasado? ¿Es que acaso la FA se ha convertido al internacionalismo? ¡En absoluto! Lo único que hace es seguir animando a tomar partido por la resistencia árabe en contra de Israel, pero eso sí con unos protagonistas distintos de los que estaban presentes en esta ocasión. Lo mismo que ante el conflicto israelo-palestino, cuando se mostraban decepcionados de que «Hamás y la Yihad Islámica hayan alcanzado el poder a través de la urnas, aprovechándose de la corrupción y el desprestigio del partido Al Fatah de Yasir Arafat y de la delicuescencia de la OLP, sacando partido de la cólera y la frustración de la mayor parte de la población palestina, transformando así el combate anti-sionista en una lucha religiosa ». Así pues toda la verborrea pseudo-internacionalista que exhibe FA sirve, en realidad, para abogar por una hipotética dirección laica de la "resistencia". ¿Lucha anti-sionista? ¡Por supuesto! Pero, eso sí, no detrás de los islamistas de Hizbolá o Hamás. Para la FA, el "tercer bando" se resume en los partidos burgueses de izquierda laica y democrática, a los trata de empujar a los trabajadores.
Y tampoco le va a la zaga Alternativa Libertaria (AL) que afirma, sin disimulo alguno que «el pueblo libanés sabrá encontrar el camino para desarrollar una resistencia al imperialismo israelí, pero liberándose de la injerencia del Estado sirio, y de la reacción religiosa encarnada, en parte, por Hizbolá. Resulta dramático que esta organización tan retrógrada se haya hecho con la hegemonía de la resistencia libanesa frente a la agresión israelí»[23] . Así se explica que los homólogos de AL en Líbano militen junto a «partidos políticos ‘tradicionales' y ‘confesionales'», en la llamada "corriente 14 de Marzo", a la que se califica como «movimiento relativamente innovador que puede abrir la perspectiva de un futuro diferente para el Líbano», opuesto al que ofrecen los «corruptos tutelados por Siria y los nostálgicos del más negro pasado del Líbano»[24] Puede verse claramente que el anarco-chovinismo nada tiene que envidiar al patrioterismo de sus amigos burgueses, a los que sirve de abastecedor de carne de cañón para las pugnas que desgarran a la clase dominante.
En la cuarta y última parte de esta serie abordaremos una cuestión que aunque bastante desconocida es, sin embargo, muy importante. Se trata de «el a-nacionalismo» que reivindican y defienden diferentes elementos anarquistas, muy a menudo en oposición al «internacionalismo» -
Scott
[1] Véase la Declaración del Congreso de la Federación Anarquista en octubre de 1945, disponible (en francés) en la página www.increvablesanarchistes.org [11].
[2] Ver la nota final de M Zemliak al libro de Max Nettlau: Historia de la Anarquía. Editado en francés en Artefact, pag. 279. Hay edición en español en Editorial Zafo, Barcelona 1978.
[3] Carta de S. Ninn del 24/08/1950, recogida en el trabajo de G. Fontenis: L'Autre Communisme. Editado en francés por Acratie, pag. 134.
[4] Con ocasión de la visita a Francia en Mayo de 1952 del entonces comandante en jefe de la OTAN, Ridgway, el PCF decidió movilizar a sus huestes en una campaña de verdaderas batallas callejeras contra un impresionante despliegue policial, que causaron 1 muerto y 17 heridos entre los manifestantes.
campales en las calles
[5] Ver el mencionado trabajo de G. Fontenis: L'Autre Communisme, pag. 134.
[6] Ibidem, pag. 134.
[7] Ibidem, pag. 149.
[8] Sylvain Boulouque: Les anarchistes français face aux guerres coloniales (1945-1962). Publicado en francés por Atelier de Création Libertaire, p.61.
[9] Ibidem p. 65
[10] Resolución del Congreso de la FA en Octubre de 1945, disponible (en francés) en la página www.increvablesanarchistes.org [11].
[11] Joukov: Crise du système colonial, Moscú 1949
[12] Apelativo que podría traducirse como "los hombres del maletín" pues se dedicaban a recolectar y transportar fondos y documentaciones falsas para el FLN. (Nota de la Traducción)
[13] Y así lo reivindica Alternativa Libertaria: «Se olvida frecuentemente que las redes de "porteurs de valise" que apoyaron a los independentistas argelinos durante la guerra no nacieron en 1957 con las acciones de F. Jeanson, y luego con las de H. Curiel. Cuando estalló en Argelia la insurrección del Día de Todos los Santos de 1954, las únicas organizaciones que apoyaban la independencia de ese país se situaban en la extrema izquierda. El Partido Comunista internacionalista (PCI-trotskista) y la FCL. En la misma Argelia, el Movimiento Libertario del Norte de África (MLNA) vinculado a la FCL, se incorporó a la lucha contra el Estado francés y por la independencia del país desde ese mismo día. La policía francesa se dedicó a liquidar al MNLA y luego a la FCL durante 1956 y 1957. Sin embargo los libertarios prosiguieron la lucha contra el colonialismo en el seno de los Grupos Anarquistas de Acción Revolucionaria (GAAR), o, en el caso de los supervivientes de la FCL, a través de Vía Comunista».
[14] G. Fontenis, L'Autre Communisme, Acratie, p. 209
[15] Por ejemplo en Italia varios grupos como los Grupos de Iniciativa Anarquista se salieron en 1965 de la FAI, y los militantes más jóvenes del norte de Italia se separaron de la FAGI para constituir los Grupos Anarquistas Federados. En Francia la Organización Revolucionaria Anarquista se separó de la FA en 1970 y se aproximó a otras organizaciones no libertarias de la extrema izquierda para constituir en el futuro la Organización Comunista Libertaria.
[16] Estas citas se han extraído del libro - en francés - de Cédric Guérin, Pensée et action de anarchistes en France: 1950-1970, que puede consultarse en raforum.apinc.org.
[17] Que se traduce más o menos como ‘Pensamiento y Acción' (Nota de la traducción)
[18] KRAS-AIT: Federación para la educación, la ciencia y los obreros técnicos, grupo de orientación anarcosindicalista en Rusia del que hemos publicado distintos documentos. Éste en concreto sobre la guerra de Georgia apareció en Acción Proletaria nº 203 (https://es.internationalism.org/node/2359 [12]).
[19] Publicado en Courant Alternatif nº 154
[20] Non Fides nº 2, Septiembre de 2008.
[21] Cartel titulado «En Gaza como en todas partes,...», firmado por « Anarquistas », y que se difundió en Bélgica a principios de 2009.
[22] Publicado por la Unión Local de la CNT de Besançon (Francia), el Sindicato CNT Interco 39, la FAU-IAA de Boers (Alemania), y la Federación Anarquista francófona, el 28 de Julio de 2006.
[23] Alternative Libertaire, en francés, 18 de Agosto de 2006.
[24] Alternative Libertaire, en francés, nº 154.
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/AP210.pdf
[2] https://es.internationalism.org/cci-online/200909/2664/ante-la-verdad-de-la-crisis-necesitamos-la-verdad-de-la-lucha-de-los-trabajad
[3] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[4] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/espana
[5] https://www.lemonde.fr/opinions/article/2009/10/17/un-prix-nobel-des-promesses_1255256_3232.html
[6] https://es.internationalism.org/tag/geografia/francia
[7] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores
[8] https://es.internationalism.org/cci-online/200910/2680/texto-de-solidaridad-con-los-trabajadores-de-mexico
[9] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/mexico
[10] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases
[11] https://www.increvablesanarchistes.org/
[12] https://es.internationalism.org/cci-online/200809/2359/desde-rusia-con-valor-toma-de-posicion-del-grupo-krass-sobre-la-guerra-en-geo
[13] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/anarquismo-oficial