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Revolución Mundial nº 105, Julio-Agosto 2008

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Ante la campaña patriotera de la izquierda y derecha en torno a PEMEX: ¡Los trabajadores no tienen patria!

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Es una constante de la burguesía intentar involucrar a los trabajadores en sus pugnas. En la actualidad la burguesía en México expresa diferencias en cuanto a la forma de utilización de PEMEX. Es evidente que el conjunto de la clase dominante tiene como sueño el relanzamiento de la acumulación utilizando a PEMEX para lograr, por lo menos, paliar en alguna medida la magnitud de la crisis, el mismo Estado norteamericano, que ganara en realidad el control del petróleo mexicano con la nacionalización de 1938, está preocupado por las dificultades de esta industria, de manera que no es extraño que la burguesía en su conjunto ponga tanta atención en el petróleo... no obstante el acuerdo, existe una marcada diferencia sobre como ha de distribuirse la renta petrolera. Mientras que el sector que se encuentra actualmente en el gobierno busca cerrar filas con grupos de corporaciones españolas y norteamericanas a las que podría vender, dar o ampliar las concesión (que ya tienen) en algunas áreas de la producción o distribución, otras fracciones buscan retener los privilegios definidos por años (como los que obtiene a través del sindicato y otras concesiones que ha obtenido) y otras más buscan atraer algo de esas ganancias; de manera que la disputa expresa diferencias reales entre la burguesía, aún cuando todas ellas mantengan la preocupación por encontrar los mecanismos que enfrenten la crisis, pero la misma agravación de esta, agudiza la competencia y las ansias por obtener una mejor colocación para asegurar su ganancia, incluso estos intereses se cruzan con los requerimientos económicos de los EUA que exigen la adecuación de la industria petrolera mexicana para integrarse en mejor forma a su escenario de control y organización económica y política.

Por eso lo que encontramos en el "debate" de la política petrolera, es una pugna burguesa en la que pretenden hacer que los trabajadores tomen partido por un bando u otro, y para ello (de un lado y de otro) utilizan los argumentos nacionalistas, invocando a la defensa de la patria o de la economía nacional, de manera tal que en la campaña mediatizadora la izquierda y derecha parecen hacer un relevo de fuerzas, buscando ganar adeptos y simpatías, que en lo concreto resulta en un sometimiento del descontento presente entre los explotados por la degradación existente de sus condiciones de vida. Por eso, es un camino falso plantearse la defensa de PEMEX o la de las políticas privatizadoras. La tradición marxista ha denunciado estos falsos dilemas que la burguesía en sus pugnas presenta para utilizar y confundir a los trabajadores. En 1938, la clase dominante, y fundamentalmente su aparato de izquierda alentaba todo un ambiente patriotero para someter ideológicamente a los explotados, logrando incluso que masas de explotados entregaran algunas de sus pertenencias al Estado, con lo que pretendidamente formaron un fondo para pagar a los empresarios expropiados.

En ese entonces el aparato de izquierda de la burguesía "explicaba" su apoyo a las medidas de Cárdenas porque eran "progresistas", en la actualidad, la defensa de PEMEX (e incluso el apoyo a López Obrador) lo justifican con el mismo discurso, sin embargo ni en 1938, ni ahora este argumento es válido, el sistema capitalista con la apertura de la Primer Guerra Mundial (1914) mostraba que entraba en su fase decadente, cerrando la posibilidad de encontrar fracciones progresistas en la burguesía, y por tanto, tampoco lo pueden ser las políticas económicas que aplican.

 

¿Qué significado tienen las nacionalizaciones en el capitalismo?

Es menester para comprender el significado de las nacionalizaciones, ubicar que existe una diferencia a las realizadas en la fase de ascenso capitalismo y en la fase decadente. En el siglo XIX, los procesos de nacionalización podían considerarse progresistas en tanto fortalecían al sistema al impulsar la concentración de capital, acelerando el sometiendo de las formas de producción anticuadas y ayudando así a la burguesía a cumplir su misión histórica, es decir, a desarrollar las fuerzas productivas y extender el dominio capitalista por todo el planeta. Es así que afirmado el dominio del capital, el carácter progresista de la burguesía termina, abriéndose con ello la posibilidad material de la transformación social (y donde el accionar de todas de las fracciones de la burguesía se vuelve reaccionario).

Marx señalaba que: "Una formación social jamás perece hasta tanto no se haya desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente..." (Prologo a la Contribución a la critica de la Economía Política), si tomamos esa idea para dar marco histórico al análisis del significado de las nacionalizaciones, podemos entender que en el siglo XIX las nacionalizaciones ayudaron al crecimiento y expansión del capitalismo, y eran por ese motivo(y sólo por ello) progresistas, pero en la fase de decadencia expone las dificultades del sistema para impulsar la acumulación, justamente ese es el motivo que conduce a que el Estado en la fase de decadencia tiende a afirmar su dominio en el ámbito económico y social, asumiendo el sistema en esta fase la forma de Capitalismo de Estado. Bajo esa comprensión del desarrollo histórico resulta falso concebir a las nacionalizaciones llevadas por Cárdenas como progresistas, y menos aún lo son las realizadas por Echeverría o las que lleva en la actualidad el gobierno de Hugo Chávez.

Al respecto, Trotsky[1], que reconocía (auque con deficiencias) que el sistema se encontraba en su fase de decadencia, comete serios errores al ubicar a la nacionalización petrolera de 1938 como una acción progresista. Aún cuando define claramente que "El proletariado internacional no tiene ninguna razón para identificar su programa con el programa del gobierno mexicano..." supone que desterrando el dominio del imperialismo británico del petróleo mexicano podría ganar el Estado de la región "independencia nacional y las condiciones elementales de la democracia" lo que fortalecería al proletariado. Siguiendo ese mismo argumento, hace una falsa comparación de sucesos del siglo XIX y del XX, concluyendo que hay una similitud de Cárdenas con Washington y Lincoln, y por tanto del accionar de la burguesía en la fase de ascenso del capitalismo con la realizada en su fase decadente (cfr: México y el imperialismo británico)... Lo que Trotsky pierde de vista es que en la decadencia, como Rosa Luxemburgo lo había clarificado, "La política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo..." (La crisis de la socialdemocracia), lo que significa que no contempla todas las preocupaciones imperialistas en juego. Porque no solo el capital británico tenía intereses en el petróleo mexicano, también el norteamericano, por eso ese momento lo aprovecha para desterrar la presencia británica, pero también están presentes los intereses imperialistas del Estado mexicano, que busca integrar en las mejores condiciones posibles a la economía mexicana a la cadena productiva de los EUA. Por eso es falso que fuera progresista y propulsor de soberanía. La Izquierda Comunista, representada por el Grupo de Trabajadores Marxistas[2], marchando a contracorriente de la campaña ideológica explicaba: "¿Cuál es, entonces, según el marxismo, el alcance y significado de la «expropiación» de la propiedad de las compañías petroleras? En palabras sencillas: esta propiedad ha pasado de las manos de un grupo de explotadores (las compañías petroleras) a las manos de otro (el Estado mexicano)..." (Comunismo 1, 1938).

Es bajo el marco explicativo desarrollado por el marxismo, y alejados de la ideología nacionalista extendida por la burguesía, que es posible reflexionar el significado de las nacionalizaciones, pero también comprender lo que representan las privatizaciones.

 

Políticas neoliberales y privatizaciones, expresión de la aceleración de la crisis capitalista

Si durante un tiempo la burguesía pensó que concentrando medios de producción en manos del Estado podía establecer un control mayor de la economía, el avance de la crisis le hace ver, por una parte, que era un simple paliativo temporal, pero además, que lo que suponía una solución se transforma en una carga, por ese motivo, bajo un ambiente de desesperación, la burguesía echa mano de las políticas neoliberales.

Es justo con la aceleración de la crisis capitalista que estas políticas, sustentadas en la privatización, toman dominio, pero hay que resaltar, que aunque el Estado se va adelgazando al privatizar empresas que estaban bajo su dominio, no pierde el control de la economía, por el contrario, la forma de Capitalismo de Estado se consolida. La afirmación de Engels, en el sentido de que el Estado moderno es el "capitalista colectivo ideal", a pesar de que pretende velarla el discurso liberalista de la burguesía, se torna más evidente, en tanto es la misma estructura estatal quien ordena y conduce los procesos privatizadores, además de fortalecer los instrumentos de vigilancia de la ganancia y control de la economía, por ejemplo, subsidiando, rescatando con inyecciones crediticias, o transferencias y agudizando los mecanismos para controlar y abaratar la fuerza de trabajo.

De la misma forma que con las nacionalizaciones el Estado buscaba empujar el proceso de acumulación, con las privatizaciones pretende "abrir" zonas de acumulación; es decir, al despojarse de las propiedades que tenía bajo su control el Estado supone que libera zonas económicas que el capital privado pudiera ocupar, sin embargo, esta medida aunque puede favorecer temporalmente a algunos capitalistas individuales, no logra impulsar el desarrollo del sistema, por el contrario, el mismo Estado ha tenido que entrar al "rescate" de empresas que habían sido privatizadas. En ese sentido la propuesta de Calderón, que desea dar en concesión áreas de PEMEX, no lograría mejorar sustantivamente la actividad de esta industria, y menos aún reactivar al conjunto de la economía, si puede en cambio definir una nueva distribución de la renta, y esto es justamente lo que está en conflicto.

La burguesía busca a toda costa que los trabajadores olviden su condición de clase, se dispongan a defender a la patria y a la economía nacional y dejen en un segundo plano la defensa de sus condiciones de vida. La forma más adecuada que la burguesía tiene para someter a los asalariados bajo la ideología patriotera son los sindicatos y su aparato de izquierda. Es una pena que incluso grupos proletarios como el Buró Internacional para el Partido Revolucionario (BIPR) haga eco de esta campaña. Aún cuando denuncia claramente que "El nacionalismo no es más que una vía para someter a los trabajadores a las burguesías de cada país, haciendo pasar como «intereses de la nación» mayores sacrificios salariales..." y reconoce que "Someterse al liderazgo político de AMLO es abandonar la lucha clasista e independiente..." Terminan concluyendo, sin dar una explicación que: "Los trabajadores están obligados a resistir frente al proceso de privatización, porque en ello están en juego sus condiciones de trabajo y su empleo..." (1° de Mayo en México: Nacionalismo petrolero o internacionalismo proletario, www.ibrp.org [1]. El subrayado es nuestro). De manera que el BIPR olvida la explicación que Engels señalara del significado del Estado moderno, el cual, nos dice "... no es más que la organización que se da la sociedad burguesa para defender las condiciones materiales del régimen capitalista de producción contra los ataques así de los obreros como de los capitalistas individuales..." Suponer que la existencia de la propiedad estatal determina el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, es lanzar a los trabajadores a la búsqueda de una política económica "buena", cuando de lo que se trata de la destrucción de este sistema de explotación.

Es evidente que los trabajadores deben tener presente que la defensa de la patria o de las empresas estatales es una trampa de la misma clase que lo explota a diario y lo mantiene en la miseria.

Tatlin, junio del 2008

 



[1] Es preciso señalar que cuando criticamos los errores de Trotsky no pretendemos igualarlo con los grupos actuales que se definen como troskistas. Mientras que Trotsky presenta errores, explicables en la práctica de todo revolucionario, el trotskismo ha pasado a ser una corriente burguesa, no sólo por la defensa de un programa ajeno al proletariado (como por ejemplo la defensa de los llamados países socialistas, que eran y son, como en el caso de Cuba, tan solo expresiones del mismo capitalismo), sino por su práctica, que bajo un supuesto internacionalismo terminan llamando a los trabajadores a la defensa del Estado-nación.

 

[2] El GTM es un pequeño grupo animado principalmente por revolucionarios alemanes que se vieron obligados a emigrar por la persecución a la que fueron sometidos los comunistas. Entre 1937-38, publicaron "Comunismo", algunos textos y comentarios sobre la Izquierda Comunista Mexicana puede verla en nuestro sitio: https://es.internationalism.org/libros/1936/cap3/2_preICM [2], y el texto al que hacemos referencia lo colocamos (sólo en Internet) como Anexo de este artículo.

 

Situación nacional: 

  • Mexico [3]
  • Lucha de clases [4]

La «guerra del Estado contra la delincuencia organizada»: ajustes de cuentas entre diferentes fracciones de la burguesía

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La danza de las cifras de muerte por los ajustes de cuentas entre los diferentes cárteles del narcotráfico son el pan de cada día en los meses recientes (algunos cálculos conservadores estiman unas 1 500 muertes de este tipo en lo que va del 2008); los noticieros de radio y televisión llenan sus espacios con las noticias más escalofriantes, los diarios no alcanzan a dar cabida a tan abundante material que se amontona y caduca casi al instante por las nuevas noticias que fluyen generosas desde todos los confines del país. La versión de la burguesía es, como siempre, que se trata de una guerra entre el Estado mexicano contra el «crimen organizado», el cual estaría desafiando, como nunca, a las instituciones democráticas. Sin embargo, la realidad es completamente diferente.

 

En las páginas de RM, desde su creación como sección de la CCI, hemos desmentido ampliamente este cuento chino de una supuesta guerra entre «policías y delincuentes» (ver al menos, RM N° 85 y 99 en www.internationalism.org [5]) y hemos demostrado que, lejos de ser una actividad marginal, la red empresarial multimillonaria del narcotráfico que engloba desde hace ya mucho tiempo también otro tipo de actividades lucrativas como el tráfico de armas, la prostitución, la pederastia, la pornografía informática, el juego, la venta de protección, etc., está perfectamente integrada al Estado capitalista, sobre todo si tenemos en cuenta que, según algunas estimaciones de organismos internacionales este negocio genera anualmente cifras cercanas al billón de dólares. Un área de oportunidad cada vez más omnipresente en los negocios capitalistas a nivel global con un funcionamiento que encadena diversas funciones empresariales en cada país y entre ellos a nivel internacional. Una realidad que hace añicos la pretensión de algunas almas piadosas que proponen la legalización de las drogas algo así como exigirle a la burguesía que deje de ser la clase social más rapaz y criminal que ha existido en la historia de la humanidad.  

 

La descomposición social generalizada del capitalismo... la fractura política de la burguesía mexicana

Para explicar estos acontecimientos debemos ligarlos a la vida interna de la clase dominante y saber ver en la multiplicación de las pistas sangrientas de los ajustes de cuentas, en los escándalos cada vez más frecuentes, en los «suicidios» de dos tiros en la cabeza, etc., no las acciones de una minoría corrupta sino el funcionamiento en pleno y real del Estado capitalista decadente; es decir, estas rivalidades no son más que la punta del iceberg, de esa guerra más extensa, sin cuartel, de las diferentes fracciones capitalistas por asumir la hegemonía del aparato estatal, sinónimo siempre de acceso a privilegios y canongías económicas y políticas de gran calado. Este es el único método que permite entender lo que está sucediendo actualmente no sólo en México sino en toda la región de América Latina donde esta situación se repite cotidianamente y los Estados democráticos burgueses lo hacen todo por ocultarlo tras la cortina de humo de su sacrosanta democracia, donde la cruzada consiste en limpiar al Estado de sus «manzanas más podridas», la fábula interminable de los campeones de la perfectibilidad del capitalismo.

 

Los antecedentes inmediatos de esta división y colisión de las diferentes facciones de la burguesía mexicana los hemos establecido en la resolución sobre la situación nacional que la tercera reunión panamericana adoptó en noviembre del 2006 y que se resume en la insistencia sobre los efectos perniciosos de la descomposición social generalizada del capitalismo que considera entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista una creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación política, tras  lo cual encontramos siempre una debilidad manifiesta para controlar el aparato económico (Ver las Tesis sobre la descomposición en la Revista Internacional N° 62).  En este marco la agudización de la crisis económica y con ello de la competencia, provoca que las fisuras aparecidas en la estructura política en todos los planos de la vida de la burguesía se han acentuado y se aceleran con motivo, por ejemplo, de la elección del presidente del país en el 2006, una situación que muestra en realidad una ruptura de la disciplina, «una gran fractura política de la burguesía en su conjunto, y aunque en su forma se presenta como una bipolarización (PAN-PRI vs PRD), es una fragmentación mayor en la que cada uno de los sectores busca su propio provecho y donde las relaciones entre cada una de las partes se presenta con dificultad, creando alianzas endebles, no duraderas, en las que los intereses se mezclan, y los personajes y grupos se mueven de un bando a otro. Por eso, al imponer a Calderón en la presidencia, la agudización de la pugna, no sólo presagia su propia continuación sino su agudización, dada la extensión de la pelea en todos los dominios: partidos, ejército, clero, grupos del tráfico de drogas...» Así, al no conseguir «la cohesión de la clase dominante en su conjunto y apenas haber logrado aglutinar en torno a la fracción gobernante actual a un núcleo que está unido con lazos endebles, cada vez más se hace evidente que la característica particular de este período es que cada grupo de la clase dominante, si no puede establecer un dominio total del escenario, se conforma con no dejar avanzar a su enemigo, imponiendo, mediante la fuerza, continuos obstáculos (...) Es la agudización de esa tendencia la que se perfila luego de pasadas las elecciones y de que se impone como presidente a Calderón.» (Resolución sobre la situación nacional. Tercera Reunión panamericana, Ver RM 96, ene-feb 2007).

 

El plan Mérida y la privatización de PEMEX: otros frentes de división

En este escenario también se deben ubicar  las divisiones frente al llamado «Plan Mérida» - «Plan México» o al intento de la privatización de PEMEX que no desarrollaremos aquí y que revela la disputa, otra vez, entre las fracciones de la burguesía que presentan proyectos diferentes concernientes a la competencia por quedarse con la mayor parte de la renta petrolera (ver artículo en esta edición). En cuanto al primero (surgido en enero del 2007 a iniciativa del Congreso estadounidense), es una medida similar al Plan Colombia (Ver RM N° 103), y busca hacer frente al caos que se ha generalizado por todo el territorio y que ha obligado al capo mayor, al Tío Sam, a exigir un mejor control y un nuevo equilibrio entre los diferentes grupos que se disputan los «grandes negocios» pues no puede permitir una degradación mayor en su traspatio y menos al pie de su frontera; un requerimiento relacionado directamente con la seguridad nacional de la burguesía americana frente a los efectos de la descomposición que se acumulan de manera peligrosa por todo el mundo y que demandan un reforzamiento mayor en sus fronteras, pero sobre todo, se trata de un apuntalamiento de su presencia militar en la región frente a la injerencia cada vez mayor de sus potencias rivales que intentan, en cualquier oportunidad, desestabilizar el establishment norteamericano de la región para disputarle mejor otras áreas estratégicas en el tablero imperialista. Esta exigencia, se dirige directamente al ejército, sin embargo, este último ya ha manifestado su desacuerdo, junto con el Secretario de Gobernación Mouriño, pues, fuera de la cantidad irrisoria que se propone entregar a los militares del Ejército y la Marina principalmente (entre 350 y 400 millones de dólares en equipo  y tecnología en su mayor parte), lo que está en juego es su propia libertad de acción, por eso es que cuando la burguesía defiende la soberanía nacional se trata precisamente del derecho a usufructuar los límites de las fronteras que les ha tocado explotar sin la injerencia de otras burguesías que tienen lo suyo en sus propios países. Claro, la mistificación va dirigida a la clase explotada y oprimida para alimentar su ilusión de que algo de la «patria» le pertenece. El descontento en este sector se acrecienta contra el grupo en el poder debido a que el gobierno de Felipe Calderón aceptó colocar a las fuerzas armadas bajo la vigilancia estadounidense, lo que es inadmisible pues como ya lo han documentado revistas como Proceso o Zeta o también algunos diarios, esta estructura, articulada en una verdadera red nacional es la que en realidad ha administrado y controlado este negocio capitalista. Las exigencias del Padrino USA se deben sobre todo en los últimos años al caos generalizado por la pérdida de la disciplina que había antaño en este asunto y que demanda restablecer, lo cual no está resultando tan fácil dada la descomposición de las relaciones entre los diversos grupos de interés de la clase dominante que están enfrentados a muerte en una guerra sin cuartel.   

 

La «guerra al narco» justifica la militarización de la sociedad

En medio de esta situación que tiende a salirse de control, la burguesía en su conjunto (es el único punto de acuerdo entre las diferentes fracciones en pugna) aprovecha para amplificar el clima de terror y justificar de manera relativamente fácil el reforzamiento de sus medios de represión y el control totalitario de la sociedad por el Estado vía el ejército y los diferentes cuerpos policiacos con el cuento siempre ad hoc de la «protección ciudadana». Esta cacareada protección ha dejado ya una secuela de miedo en todas partes: asesinatos, cateos, detenciones arbitrarias, robo, secuestros, tortura, linchamientos, violaciones. La lista de abusos es interminable, como el de la anciana de Veracruz que murió por la violación tumultuaria en marzo del 2007, o la familia que fue acribillada en Sinaloa por una «confusión» en un retén militar en junio del 2007, o los innumerables casos que se han registrado últimamente en prácticamente todos los estados; un infierno que vive principalmente la clase trabajadora del campo y la ciudad que paralelamente a la inseguridad laboral y a la acentuación de su miseria tiene que soportar un clima de verdadero terror orquestado por el Estado burgués. A plazo, este accionar del aparato estatal persigue el objetivo de reforzarse para hacer frente a las luchas obreras que se perfilan en el horizonte como respuesta a la agudización y generalización de la crisis capitalista mundial.  

 

Esta es la sórdida vida política interna de la burguesía, corresponde al proletariado alimentar su toma de conciencia con este conocimiento para desbrozar su lucha de clase de toda suerte de trampas ideológicas que intentan imponerle preocupaciones ajenas a sus intereses de clase como las que fomenta la burguesía y que tienen el denominador común de la defensa y  perfeccionamiento de la naturaleza explotadora y opresiva de la sociedad capitalista. 

RR, Junio del 2008

Situación nacional: 

  • Mexico [3]
  • Conflictos interburgueses [6]

“Debate” sobre el petróleo: Un teatro que esconde las pugnas burguesas

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Los debates parecen ser un ofrecimiento general de la burguesía mundial, los debates parecen un moda novedosa. Hillary y Obama en EUA, Zapatero y Rajoy en España, ayer los candidatos a la presidencia en México, en fin, por todos lados la burguesía quiere dar muestras de "apertura" y de superación de viejas ideas... ¡nada más falso! Esos espectáculos masivamente manipulados por los medios de comunicación muestran no sólo la indigencia teórica de una burguesía incapaz, como clase decadente, de generar nuevas ideas, pero también, se muestra una descarada desnaturalización de lo que es una verdadero debate.

 

Debate, taparrabos de sus pugnas internas

Primero fue la toma de la tribuna de la Cámara de diputados por la bancada del PRD, su argumento: "se quiere dar un albazo", es decir, se quiere hacer una reforma energética sin un debate "ciudadano amplio". Después de estiras y aflojas, se ha acordado un debate de un poco más de 70 días, unos dicen (PAN) que la reforma no es privatizadora mientras que otros (Frente Amplio Progresista que agrupa al PRD, PT y Convergencia) afirma que se trata de una privatización "encubierta" y que, por tanto habría que defender la "patria y sus recursos naturales", en fin, el PRI, por su parte, está cocinando su propia propuesta de reforma. Los intereses que hay atrás de todas estas divergencias no son evidentemente los del conjunto de los explotados, lo que hay atrás es una sórdida lucha por ver que facción queda mejor posicionada ante una situación donde hay claramente beneficios económicos que acaparar (el 35% de los recursos del Estado provienen de las ventas petroleras) amén de los jugosos contratos con cualquier empresa (nacional o extranjera) cuyas asignaciones pasan por debajo de la mesa cuantiosas cuotas de dinero. Así pues del 13 de mayo al 21 de julio veremos pasar un conjunto de intelectuales, partidos políticos, expertos, y toda suerte de especialistas en vómito sagrado para tratar de exponer sus sesudas aportaciones y así "clarificar a los ciudadanos".

Por lo que se ha visto a la fecha, se trata más bien de un diálogo de sordos, cada quien pasa a leer sus rollos, cada uno dice todo lo mal que el otro ha hecho las cosas, cada uno presenta datos parciales que benefician su postura política, a casi un mes de debate, no parece que la luz de la clarificación esté apareciendo o esté en vías de hacerlo, los intereses se ven cada vez más contrapuestos y aunque todos dicen representar los intereses de las mayorías, lo claro es que cada vez se dividen más las fracciones en presencia, este debate terminará con la imposición de una de las partes, es decir, será una relación de fuerza a favor de alguna la que determinará el "resultado del debate".

El FAP de López Obrador afirma que este debate fue posible gracias a sus acciones, el PAN dice que esas mesas ya estaban contempladas,...en fin, todos buscan adjudicarse la paternidad de este supuesto debate! Lo cierto es que en la democracia, manto ideológico de la explotación del capital, los debates están llenando el espacio de una supuesta reflexión. Nos están vendiendo el cuento de que en la democracia los ciudadanos son tomados en cuenta y pueden orientar o corregir las decisiones del Estado, es decir, de nuevo la burguesía usa sus pugnas, las disfraza de debate y con, ello, tanto izquierda como derecha consiguen afirmar su papel: seguir defendiendo el statu quo, es decir, la explotación del trabajo por el capital (¡tema que nunca estará en debate!).

Este tristemente célebre debate sobre la reforma energética, tiene también un venenoso telón de fondo: polarizar a los explotados en una falsa alternativa: los que defienden la nación y los que la quieren privatizar. Para los explotados no hay salida, su lucha no esta ligada a la defensa de cualquier variante nacionalista, hacerlo implicaría cavarle una tumba a las aspiraciones de un día sacudirse el yugo de los explotadores. Este debate representa una defensa cerrada de los intereses de una minoría explotadora que trata de rentabilizar una endeudada empresa estatal que podría ser mucho más productiva para el capital.

Acordamos plenamente con lo que nuestra sección en España decía a propósito de debate Zapatero-Rajoy: "En sus caras, en sus gestos, en sus declaraciones, los contendientes rezumban pugilato, navajazos a la yugular, guerra despiadada. Tras el tenue maquillaje de bellas palabras aludiendo a la "solidaridad" o a la "dignidad", los dos aspirantes se retrataron a sí mismos y retrataron a una sociedad basada en la competencia feroz, en la guerra del todos contra todos, en pisar al de al lado, en no tener el más mínimo escrúpulo en la carrera por las "oportunidades""

 

¿Cómo es un debate en el seno del proletariado?

Como arriba decíamos, tal parece que la burguesía intenta matar dos pájaros de un tiro, dirimir sus pugnas en este terreno y, al mismo tiempo, desnaturalizar la necesidad de un verdadero debate.

Mientras que para la ideología burguesa debate es sinónimo de aplastamiento del rival, de humillación, de ganar o perder, de maniobras, de manipulación y un largo etcétera, al interno de la clase obrera la discusión y reflexión de sus problemas no es mediante la imposición de posturas, se trata de un intercambio de ideas, de analizar, de argumentar, de convencer a través de un "diálogo socrático", en fin, el objetivo no es justificar ningún privilegio sino de reconocer y aprehender la realidad lo más profundamente posible. La burguesía tiene necesidad de mistificar la realidad para proteger su sistema de explotación, el proletariado al contrario, tiene necesidad de que la realidad sea entendida en su dinámica y evolución. La honradez, la sinceridad y la búsqueda de la verdad (¡más que la verdad en sí misma!) son características intrínsecas de un debate proletario. Sólo el proletariado puede ser portador de esta nueva naturaleza de lo que conocemos como "debate público":

Como la CCI lo ha señalado, a propósito de la Cultura del debate: «El proletariado es la primera clase a la vez explotada y revolucionaria. Contrariamente a las clases revolucionarias precedentes, clases explotadoras, su búsqueda de la verdad no está limitada por ningún interés que preservar como clase. Contrariamente a las clases explotadas anteriores, que no podían sobrevivir sino consolándose con ilusiones (religiosas en particular), su interés de clase es la pérdida de ilusiones. Como tal, el proletariado es la primera clase cuya tendencia natural, en cuanto se pone a reflexionar, y se organiza y lucha en su terreno, es una tendencia hacia la clarificación».(Revista Internacional 131, 4º Trimestre de 2007).

Frente a los miserables espectáculos que nos ofrece el "canal del Congreso" y toda la prensa burguesa, debemos denunciar ese teatro como una forma de asquear a los trabajadores y que éstos no quieran debatir ya más sobre la futura revolución. El viejo mundo burgués sabe  perfectamente que su estructura no soportará la reflexión a fondo del proletariado revolucionario, tal reflexión producto del debate deberá llegar a la conclusión de que la solución a todos los males de este planeta está ligada a la destrucción de este régimen de explotación del trabajo asalariado.

La burguesía grita hoy que los ciudadanos están reprensados en este debate, nosotros sabemos que es una mentira cruel, sólo la lucha de clase y más directamente un periodo revolucionario, incorpora de manera efectiva a las masas ayer ajenas a todo debate, a una vida política activa, viva, creadora, fraternal y solidaria. No es una utopía, La Revolución Rusa de 1917 es un ejemplo edificante, las verdaderas asambleas obreras también plantean ya en germen ese ambiente donde la reflexión y la clarificación se convierten en un placer y en armas para avanzar hacia la transformación revolucionaria del mundo.

Marsan. 8-06-08

Situación nacional: 

  • Mexico [3]
  • Conflictos interburgueses [6]

Movilizaciones de estudiantes en Chile: Entre la indignación legítima y la represión del Estado

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"Mucha propaganda se hizo por todo América sobre el ascenso de Bachelet, refiriendo su pasado "antipinochetista", de la presión que vivió durante la dictadura militar, de su "preocupación" por los problemas sociales y demás "cualidades", sin embargo la realidad ha mostrado que su respuesta lleva el mismo tenor que el de los gobiernos de derecha: la represión. Esta respuesta no es por la perversión particular de Bachelet, sino por la condición natural del capitalismo. Fue el gobierno de Bachelet, con menos de un semestre de vida, que dejó claro que ante las expresiones de descontento actuaría con "mano dura", y así lo hizo, hordas de carabineros fueron lanzadas en contra de las manifestaciones... y si luego de ver los resultados de su orden -es decir, centenares de heridos y presos- se deslinda de los hechos y hace renunciar a un jefezuelo de la policía, no es sino la demostración de la hipocresía de la burguesía". (Revolución Mundial No. 93, Julio-agosto 2006). Todas las ilusiones que este gobierno de izquierda despertó en las masas explotadas de esta región se han hecho añicos en poco tiempo. Las luchas de los estudiantes del mes de mayo del presente año vienen a confirmar con creces que la crisis mundial del capitalismo sigue su desenfrenada carrera.

Las protestas empezaron en el mes de mayo cuya mayor manifestación (600 mil jóvenes) se dio el día 28 del mes. Los jóvenes exigían al gobierno de Michelle Bachelet la reducción de las tarifas del transporte público y acceder a una situación de mejores oportunidades para entrar a la universidad, actualmente los sistemas privados son más beneficiados. Estos dos aspectos marcaban un claro perfil proletario a las primeras expresiones de estas luchas: una reacción legítima contra los efectos de la crisis, todos sabemos que los precios del transporte público representan un gasto corriente para todos los trabajadores y sus hijos, gastos que no hacen sino aumentar. Por otro lado, los hijos de la clase obrera (sobre todo en las escuelas públicas) son marginados de los sistemas educativos o simplemente se les ofrece "oportunidad" en carreras que tristemente sólo representan unas enormes fábricas de desempleados. Estas preocupaciones están en las protestas; sin embargo, las fuerzas de la izquierda y los sindicatos (de profesores y estudiantiles) han metido la ambigüedad y han introducido "nuevas demandas".

La manifestación del 16 de junio (5 mil manifestantes) es un síntoma ya del desgaste y del control que han conseguido tanto el Colegio de Profesores como la Asamblea de Estudiantes Universitarios y Secundarios (ACEUS). Ahora el objetivo está ya muy embrollado; se exige ahora participar en la elaboración de la nueva Ley General de Educación (LGE); resulta que ahora se trata de participar en un "debate democrático" donde no se excluya a sectores involucrados en la elaboración de la nueva ley. Muchos movimientos que han nacido en un terreno proletario, son conducidos después a una lucha dentro del marco estéril de las instituciones de la burguesía[1]. Esta realidad no nos debe conducir a ver todo en blanco o negro. La mejor forma de evitar que estas protestas se pierdan en la desnaturalización pura y simple es sacando y generalizando sus lecciones.

Lo que aparece en la escena es que la entrada de los maestros con su paro nacional a partir del 16 de junio, significa que el sindicato de maestros (Colegio de Profesores) va a funcionar como el orquestador. No es pues casual que ahora se haya reforzado la consigna de "un debate por la educación". Por otro lado, el gobierno ha realizado su faena, cada vez que hay una manifestación las fuerzas del orden (¡del orden de la burguesía!) provocan y casi promueven los enfrentamientos. Así, la violencia es usada como una forma de desvirtuar las protestas ante el resto de la clase obrera (no sólo de Chile).

Tenemos pues que subrayar que no basta con que en un combate se planteen perspectivas de lucha contra los efectos de la crisis y sus secuelas, es necesario abrir esa lucha al conjunto de la clase obrera. La mejor forma de generalizar ese combate es integrando cada protesta en el marco de la lucha de todos los explotados contra el capitalismo. Cuando una lucha toma un rumbo muy sectorial (estrictamente educativo, por ejemplo) se impide que el resto de trabajadores se reconozca en esa lucha y sus simpatías y solidaridad serán excluidas. Las luchas de los jóvenes no debe verse como una "calentura juvenil", sino como expresiones de una profunda inconformidad contra el capitalismo que se abre camino desde las entrañas más profundas de esta sociedad decadente, así lo han expresado las luchas de estas nuevas generaciones en otras partes del mundo, como en el 2006 en Francia: " la movilización contra la precariedad, y por lo tanto contra el desempleo, plantea implícitamente y para una cantidad creciente de estudiantes y jóvenes trabajadores, la cuestión del porvenir que el capitalismo reserva a la sociedad; preocupación también compartida por muchos trabajadores mayores que se preguntan: ¿Qué sociedad dejamos a nuestros hijos?" (Rint 125, 2005).

 

RM, Junio del 2008

 

 

 



[1] Recordemos el caso de Oaxaca. La lucha de los maestros partió de una demanda salarial (rezonificación) y, con el apoyo de la represión estatal, izquierda e izquierdistas montaron la enorme faramalla de la APPO cuya consigna central se convirtió en: "fuera el gobernador Ulises Ruiz". Tanto por sus objetivos como por sus métodos, esa energía quedó atrapada y esterilizada. Ahora la APPO es una nuevo "partido de izquierda" local.

 

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Terremoto en China, ciclón en Birmania: El capital siembra la muerte

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Desde que el ciclón Nargis devastó Birmania, la población teme con terror la llegada de una nueva tormenta. Días más tarde, la provincia de Sichuan, en China, es sacudida por un terremoto. En Birmania, hay probablemente cerca de 100,000 muertos y desaparecidos, mientras que un millón y medio o dos millones de supervivientes son amenazados por el hambre. En China, el número de víctimas sobrepasa 80,000 muertos y más de cinco millones de personas se encuentran sin refugio. En ambos casos, varias epidemias se propagan velozmente como resultando de las terribles condiciones de supervivencia que sufre la población.

¿Tales catástrofes son realmente naturales e inevitables? ¿Son la suerte o la fatalidad las responsables? ¡Ciertamente no!

El capitalismo es el verdadero causante de estas catástrofes

Alegar que esta nueva catástrofe se debe a "caprichos de la naturaleza" es pura mistificación. El hombre ha adquirido la capacidad de prever y de protegerse de fenómenos como ciclones, maremotos, inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas. Ha sabido desarrollar progresos científicos y tecnológicos que permiten prevenir y hacer frente a las inclemencias o a los seísmos más violentos, pero es la aberración de este sistema social basado en la rentabilidad lo que impide que pueda utilizarlos y ponerlos al servicio de la humanidad. Estas catástrofes son consecuencia de las políticas irresponsables en la economía y el medio ambiente que impulsa el capitalismo en su loca búsqueda de ganancias. Este sistema multiplica los efectos fatales y devastadores de estos fenómenos y los transforma en enormes y espantosas catástrofes sociales. Y sus víctimas son siempre las mismas: las poblaciones más pobres y más desamparadas, a quienes la miseria los hace todavía más vulnerables porque viven hacinados en zonas expuestas al peligro y en viviendas muy precarias.

Birmania: el capital celebra su "fiesta democrática" en medio de la tragedia

El Delta de Irrawaddy, el granero que provee a toda Birmania, ha sido la región más afectada. Ahí, las existencias de arroz fueron destruidas. En una de las regiones más pobres del mundo donde la población está sometida a las peores condiciones de explotación y el medio ambiente era ya portador de condiciones de vida especialmente insalubres. Ante esta situación, la junta militar al poder manifestó un menosprecio que rebelaba un cinismo monstruoso frente a la suerte de los habitantes víctimas de la catástrofe. Prácticamente ninguna ayuda seria fue aportada por el Estado, mientras que el militar a la cabeza del Estado birmano, Than Shew, acaparaba sin vergüenza alguna la poca ayuda internacional que llegaba mientras se publicitaba haciendo pegar su retrato en las bolsas de comida que eran repartidas a los damnificados. ¡Su abyección ha llegado hasta transformar la mayor parte de los campos de refugiados en verdaderos campos de trabajo, al tiempo que el gobierno birmano mantiene en medio de estos terribles acontecimientos un referéndum para la adopción de una "nueva Constitución" que abría supuestamente la vía... a una "transferencia de poder a los civiles «! ¡Por ello, mientras que más de un millón y medio de Birmanos se sumergían en el lodo y luchaban contra la muerte, sobreviviendo apenas en las ruinas, la junta militar elogiaba de manera ridícula y alucinada su "éxito" y su "victoria" en su referéndum, votado "en masa" por un pueblo para el cual se abría ahora "el más bello futuro» a golpe de anuncios televisivos!

China, EU, la Unión Europea: la clase dominante añade impotencia a su cinismo e hipocresía

De la ONU a la Unión Europea pasando por Bush, todos han fustigado la "paranoia" de las autoridades birmanas, las "dificultades impuestas" por las autoridades para otorgar visas y la insuficiencia de ayuda que apenas llega a cuentagotas a causa del cierre y la desconfianza del Estado. Con ello, han querido "demostrar" el interés que las "grandes democracias" tienen hacia las víctimas en Birmania que hasta en la peor catástrofe sufren el yugo implacable de una dictadura militar. Pero si las maniobras de la junta militar de Myanmar son de tal monstruosa proporción que deja morir a cientos de miles de personas e incluso millones, ¿qué puede pensarse de la falsa indignación de las grandes potencias?

En China, la amplitud de la catástrofe borró del mapa ciudades y pueblos enteros debido a las débiles construcciones. Pero eso no era algo inevitable. Desde hace mucho el gobierno chino conoce la alta incidencia de sismos en la zona y la necesidad de edificar construcciones fuertes[1]. Sin embargo, más de 7000 escuelas, construidas apresuradamente con una irresponsabilidad criminal y con los materiales más baratos, cayeron sobre decenas de millares de niños, al tiempo que los edificios vecinos seguían de pie.

Detrás de su hipócrita actitud humanitaria, las grandes democracias pretenden hacer olvidar su propio menosprecio a la vida humana. Es necesario recordar aquí algunos hechos recientes. El maremoto de diciembre de 2004, que hizo más de 220,000 muertes en el sur de Asia, había dado señales anticipadas que no fueron comunicadas a la población, tanto por negligencia del gobierno como por la ausencia de un equipo de prevención y protección que serían costosos para la rentabilidad del capital. Ahí, la ayuda que fue dada provenía fundamentalmente de la población, la cual tuvo la iniciativa y en muchos sentidos llegaba a sobrepasar a los propios gobiernos.

Que se recuerde el huracán Katrina, a finales de agosto 2005, que devastó el Sur de los Estados Unidos, principalmente Nueva Orleáns. La catástrofe estaba bien prevista. Pero sólo dos días antes el Gobierno había proclamado el estado de urgencia, sin proporcionar medio alguno para salvar a la población. La mayor potencia económica del planeta dejó entonces al abandono a la población de los barrios pobres dejando que sus casas fueran barridas como paja, mientras brindaba protección a los barrios ricos de la ciudad. Los que podían pagar la gasolina fueron hacia el norte y hacia el oeste para ponerse a salvo en hoteles, moteles con amigos o sus familias. Pero en el caso de los pobres, la mayoría se encontró sobre la trayectoria del ciclón, incapaz de huir. En Nueva Orleans, las autoridades locales abrieron el Superdome y el centro de conferencias como refugio contra el huracán, pero no proporcionaron ni intendencia, ni comida, ni agua, ni nada; se abandonó a la gente que se apilaba en estos edificios y a su suerte. La única preocupación de la administración americana fue el mantenimiento del orden con el fin de contener posibles motines y la aplicación medidas represivas. El balance había sido de 1500 muertes, 250,000 personas sin hogar, cuya mayoría aún se alberga hoy en centros y hogares de recepción urgentes, y más de un millón de desplazados.

El cinismo y la hipocresía exudan por todos los poros de la sociedad capitalista y demuestran que se guía, en todas partes, por los mismos sórdidos intereses de clase. Su actitud no depende del régimen dictatorial o democrático del Gobierno ni de la zanja cavada entre "países ricos" y "países pobres". La burguesía no sólo pretende encubrir su completa impotencia ante los desastres que su sistema engendra, sino que hace todo lo posible por ocultar la quiebra total de este sistema, el cual se muestra como la peor catástrofe de la historia de la humanidad y que por ello es necesario erradicarlo definitivamente.

Wilma 25 mayo 2008

 



[1] Entre 1975 y 1993, la región ha conocido, cuando menos, dos fuertes sismos: https://environment.newscientist.com/article/dn13885-accepted-level-of-e... [9]

 

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Un texto de la Izquierda Comunista Mexicana (GTM, 1938)

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El carácter reaccionario de las nacionalizaciones en la fase imperialista del capitalismo

Federico Engels dijo en 1878: "Mas no se crea que las fuerzas productivas pierden su calidad de capital al convertirse en... propiedad del Estado. El Estado moderno no es más que la organización que se da la sociedad burguesa para defender las condiciones materiales del régimen capitalista de producción contra los ataques así de los obreros como de los capitalistas individuales. El Estado moderno, cualquiera que su forma sea, es una máquina esencialmente capitalista, es el Estado de los capitalistas, el capitalista colectivo ideal. Y cuantas más fuerzas productivas asuma como de su propiedad, más se convertirá en capitalismo colectivo real, mayor será el número de súbditos suyos quienes explote. Los obreros siguen siendo lo que son: obreros asalariados, proletarios. Las relaciones capitalistas, lejos de abatirse con esas medidas, se profundizan y exaltan. Pero... la propiedad del Estado sobre las fuerzas productivas, alberga ya en su seno el medio formal, el resorte para llegar a la solución: ¡el proletariado toma el poder estatal!" (F. Engels, Anti-Dühring).

Parece que estas palabras claras y sencillas del compañero de Carlos Marx, pronunciadas hace 80 anos, se refieren expresamente a la reciente transformación de la  industria petrolera y los ferrocarriles en propiedad del Estado capitalista mexicano. Es de importancia primordial para el proletariado de México comprender la verdad fundamental contenida en estas palabras: "el Estado moderno no es más que la organización que se da la sociedad burguesa para defender las condiciones materiales del sistema capitalista de producción contra los ataques así de los obreros como de los capitalistas individuales. El Estado moderno, cualquiera que su forma sea, es una máquina esencialmente capitalista, es el estado de los capitalistas, el capitalismo colectivo ideal". ¿Cuántos hay hoy día entre los que se llaman "marxistas" que reconocen la verdad de estas afirmaciones de uno de los fundadores del marxismo? ¿Cuántos hay que admiten que estas afirmaciones se refieren a todos los Estados capitalista? Cualquiera que sea su forma, es decir, inclusive a los Estados capitalistas que se llaman "obreristas"? ¿Cuántos hay que se atreven a decir que también esos Estados "obreristas" explotan a los obreros, y que esta explotación se extiende al abarcar cada vez más fuerzas productivas como de su propiedad? ¿Cuántos hay que se atreven a decir que en cada nueva "nacionalización" las relaciones capitalistas entre poseedores y productores (es decir, entre capitalistas y proletarios), lejos de abolirse con tales medidas, se agudizan y exaltan? ¿Quién se atreve hoy a decir que todas estas afirmaciones se refieren también a las recientes "nacionalizaciones" de la industria petrolera y los ferrocarriles? ¿Por qué no aplican los "marxistas" de México las enseñanzas del marxismo a los problemas actuales?

¿Por qué, en primer lugar, no aclaran que "nacionalización" no significa de ninguna manera propiedad de la "nación", sino única y exclusivamente propiedad del Estado, es decir, propiedad de una parte de la "nación": la burguesía, cuyo instrumento es el Estado? En otras palabras, ¿por qué no aclarar que con la "nacionalización", la propiedad pasa simplemente de capitalistas individuales o compañías capitalistas al "capitalista colectivo" (para usar la frase de Engels), es decir, el Estado de los capitalistas?

¿Por qué no dicen todo esto? Nosotros lo sabemos muy bien: diciéndolo como lo debe hacer el que se llama marxista, uno ya no puede seguir siendo el sirviente leal de la burguesía "progresista" de México. Uno pierde su popularidad, tal vez su libertad y su vida... ¡Más vale no aplicar las enseñanzas del marxismo a los problemas del día! Es muy útil llamarse " marxistas". Pero ser marxista es demasiado peligroso para esos señores que se intitulan "líderes obreros".

El verdadero significado de las nacionalizaciones del petróleo y los ferrocarriles

¿Cuál es, entonces, según el marxismo, el alcance y significado de la "expropiación" de la propiedad de las compañías petroleras? En palabras sencillas: esta propiedad ha pasado de las manos de un grupo de explotadores (las compañías petroleras) a las manos de otro (el Estado mexicano). Nada más ni menos, la naturaleza de esta propiedad no ha cambiado en nada: queda propiedad capitalista como antes. Los trabajadores quedan en la misma posición de proletarios: tienen que vender su fuerza de trabajo al propietario de los instrumentos de producción, es decir, al dueño de los campos petrolíferos, de la maquinaria. del aparato de distribución, y el propietario (hoy el Estado mexicano) se queda con la plusvalía producida por los trabajadores, es decir, les explota. En otras palabras, la industria petrolera mexicana se ha convertido en una sola gigantesca Petromex, con capataces y especialistas "nacionales" en vez de extranjeros, y la tarea principal de esta Petromex grande es exactamente la misma que antes de la la Petromex chica: Impedir o romper huelgas, como lo hizo en la huelga de protesta del año pasado.

En la industria petrolera de México se enfrentan, después de la llamada expropiación precisamente como antes, las dos clases fundamentales de la sociedad capitalista, capitalistas y proletarios, explotadores y explotados,- la industria petrolera queda lo que ha sido antes: el baluarte del sistema capitalista en México, nada más que este baluarte está ahora políticamente más fuerte que antes, porque en vez de enfrentar varias compañías extranjeras solamente protegidas por el Estado mexicano, los trabajadores tienen ahora enfrente de sí directamente este Estado, con su demagogia obrerista, con sus juntas de "conciliación", su policía, sus prisiones, su ejército. La lucha de los trabajadores petroleros es ahora mil veces más difícil que antes. El Estado sigue protegiendo la propiedad capitalista, porque en ello consiste su función fundamental, pero ahora esta protección ha cambiado de forma: para hacerla más efectiva y para poner la industria petrolera a salvo de los ataques de los trabajadores, el Estado ha declarado como su propiedad lo que tiene que proteger, la propiedad de los capitalistas americanos e ingleses.

El Estado "obrerista" defiende al sistema capitalista contra la revolución proletaria

Según las enseñanzas del marxismo el Estado es una institución nacida de la división de la sociedad en clases con intereses irreconciliables, y su función es perpetuar esta división y con ella "el derecho de la clase poseedora de explotar a la que no posee nada, y la dominación de la primera sobre la segunda" (Federico Engels).

El Estado moderno es la organización que se da la burguesía para defender sus intereses colectivos, sus intereses de clase, contra los ataques de los obreros por un lado y de los capitalistas individuales por otro (en primer lugar contra aquellos capitalistas y compañías que no quieren sacrificar parte de sus intereses individuales en favor de la defensa de los intereses colectivos de toda la clase burguesa contra los trabajadores). Todas las actividades del Estado capitalista, aunque se llame "obrerista", sirven para un solo fin: el reforzamiento del régimen capitalista. En la fase de la expansión del capitalismo, el reforzamiento de éste tenía un carácter progresivo, a pesar de la opresión creciente que de ello resultó, porque en aquellos tiempos, la historia todavía no había puesto la revolución proletaria en el orden del día. El único progreso posible era el capitalista. Hoy. En su fase de descomposición, es decir en la fase imperialista que vivimos, el reforzamiento o la "reforma" del capitalismo tiene un carácter sumamente reaccionario y contrarrevolucionario, porque hoy solamente la destrucción del capitalismo puede salvar a la humanidad de la barbarie. El rol actual del Estado es defender al capitalismo contra la revolución proletaria. En la fase imperialista, el Estado capitalista, cualquiera que sea su forma, es la verdadera encarnación de la reacción y contrarrevolución. Hoy no hay ni puede haber un Estado capitalista progresivo. Todos son reaccionarios y contrarrevolucionarios. Reforzar el Estado equivale a prolongar la vida del bárbaro sistema capitalista aquellos que luchan por la destrucción del Estado capitalista están al lado del proletariado, de todos los explotados y oprimidos, luchando con ellos por su emancipación por medio de la revolución proletaria.

¿Cuándo es progresista la nacionalización?

Las palabras antes citadas de Engels acerca del significado de la conversión de la propiedad de capitalistas individua es en propiedad de compañías anónimas, y acerca de la conversión de éstas en propiedad del Estado capitalista referían a la fase ascendiente del capitalismo, a la fase de expansión, cuando el sistema capitalista constituía un progreso. En aquélla fase, la concentración de las fuerzas de producción en manos de grupos de capitalistas y del Estado capitalista significaba un importante paso adelante, en el sentido de la socialización creciente de la producción, la que por su parte planteó ante la humanidad la tarea de la socialización de la propiedad de estas fuerzas de producción.

Citemos otra vez a Engels: "lo mismo los periodos de alta presión industrial, con su desmedida expansión del crédito, que las épocas de hecatombe, con el desmoronamiento de grandes empresas capitalistas, impulsan esa forma de socialización de grandes masas de medios de producción con que nos encontramos en clases diversas categorías de sociedades anónimas. Algunos de los medios de producción y de transporte son ya de por si tan gigantescos, que excluyen, como ocurre con los ferrocarriles, toda otra forma de explotación capitalista.  A llegar a una determinada fase de desarrollo, ya no basta tampoco la forma de la sociedad por acciones, y el representante oficial de la sociedad capitalista, el Estado, tiene que hacerse cargo de su dirección. La necesidad a que corresponde esta transformación de ciertas empresas en propiedad del Estado empieza manifestándose en las grandes empresas de transportes, tales como el correo, el telégrafo y los ferrocarriles " (Anti-Duhring).

Restringir la producción de bienes de consumo y organizar la producción de instrumentos para la destrucción de lo producido y los propios productores, esto es uno de los fines primordiales de las nacionalizaciones durante la guerra mundial de 1914-1918 y durante las recientes guerras en Etiopía, España y China. Y esto tiene aplicación no solamente a los países que entraron directamente en la guerra, sino a todos, sean fascistas los gobiernos o democráticos -véase las nacionalizaciones en ambos lados en España y la reciente nacionalización de ferrocarriles e industrias de guerra en Francia. Destrucción no construcción es el gran objetivo de la sociedad capitalista en sus horas de agonía.

Mientras que las nacionalizaciones en el pasado eran expresión del crecimiento y de la expansión del capitalismo, en la actualidad son lo contrario: la expresión del retroceso y la descomposición cada día más violenta del sistema capitalista. Antes de desaparecer de la escena histórica, el capitalismo destruye gran parte de lo que él mismo ha creado: el magnífico aparato de producción, el proletariado moderno y la división internacional del trabajo, encadenando cada vez más las fuerzas productivas dentro de los límites de los estados nacionales.

El proletariado, al contrario, cuando le toque su hora histórica, "liberará las fuerzas productivas de todos los países de las cadenas de los estados nacionales, unificando los pueblos  en estrecha colaboración económica" (Manifiesto del Primer Congreso de la Internacional Comunista).

Estas son palabras claras, en oposición irreconciliable con las ideas de aquellos que quieren combinar las consignas de la revolución proletaria la cual tiene un carácter internacional, y de la llamada "emancipación nacional".

La única posibilidad de liberar los pueblos oprimidos reside en la destrucción de los Estados nacionales por la revolución proletaria triunfante y la unificación del mundo entero en estrecha cooperación fraternal.

El triunfo del "buen vecino"

Lo que acabamos de decir en forma general acerca del significado de las nacionalizaciones en la fase de descomposición del capitalismo, necesita ciertas adiciones y modificaciones en el caso de los países semicoloniales, como México.

Si de veras fuese posible poner una parte de la propiedad de grandes compañías internacionales bajo el control efectivo de un pequeño estado nacional, claro que tal nacionalización no aumentaría la división internacional de trabajo creada por el capitalismo; al contrario, la minaría y destruiría, revelando así su carácter reaccionario, tan más que en el caso de los grandes Estados imperialistas.

Pero en realidad una nacionalización efectiva por parte de los pequeños Estados es imposible, sobre todo en cuanto se refiere a la propiedad de grandes compañías internacionales porque son éstas y sus gobiernos imperialistas las que controlan por completo la gestión económica de lo pequeños Estados. Sólo los Estados imperialistas pueden hoy día nacionalizar, sea dentro o en los pequeños Estado por ellos controlados. Las "nacionalizaciones" efectuada por estos son, por consiguiente, nada más que una farsa, un cambio de etiqueta. El que "nacionaliza" es en realidad ni el pequeño Estado "libre" y "antiimperialista", sino el propio dueño imperialista.

El único cambio posible es que el pequeño Estado, como el nuestro caso el mexicano, pasa del control de una compañías imperialistas y de su Estado al control de otras del Estado de ellas.

Y esto es precisamente lo que ha pasado en el caso de la reciente "nacionalización" del petróleo en México: la grandes compañías norteamericanas (la Huasteca-Standan Oil y la Gulf) y su Estado ahora no tienen que compartir el control de la riqueza petrolera y de todos los destinos de México con la compañía inglesa El Águila (Royal Dutch Shell) y con el Estado inglés. Con la llamada "nacionalización" se han convertido en los dueños exclusivos de lo que la burguesía mexicana llama "nuestra patria".

Lo que ha pasado en este caso es lo único que puede pasa en la fase imperialista del capitalismo: todas las supuesta "redenciones nacionales" significan inevitablemente e triunfo de uno u otro imperialismo. En el caso de México el que ha triunfado es el famoso "buen vecino".

La burguesía internacional admite esto con toda franqueza como se ve de la siguiente opinión del Boletín de servicios de archivos de Ginebra, Suiza (citamos según Últimas Noticias del 7 de junio): "de aquí en adelante los Estados Unidos son los dueños indiscutibles en todos los dominios en México. La última fortaleza inglesa (en América Latina, fue demolida hasta sus cimientos. El puente para la América del Sur ha quedado abierto. Los Estados Unidos han aprovechado la única posibilidad de derrotar a Inglaterra en México, sin disparar un solo tiro." Hoy como ayer recibe el petróleo de México, con la diferencia de que lo compran al gobierno mexicano en vez de comprarlo a las compañías petroleras. Los precios son los mismos, el petróleo es el mismo y el futuro se encargará de demostrarlo en breve, las compañías seguirán siendo 1as mismas en lo que se refiere a su procedencia americana...

Fue Cárdenas, insinúa el Boletín, quien finalmente ayudó a los Estados Unidos a expulsar a los británicos Aparentemente todo fue muy sencillo. Precisamente cuando los ingenuos ingleses estaban jubilosos de poseer el 600/o de petróleo mexicano contra el 40% que tenían los Estado Unidos, Cárdenas se apropió de todo. Pero mientras Londres levantaba una tempestad por las expropiaciones Washington acogió la cosa con extraordinaria calma... ¿Qué ocurrió entonces? El Boletín sugiere "un entendimiento entre Washington y México por el cual todo el petróleo en efecto se convierte en 'americano', demoliendo así, definitivamente, la última fortaleza británica en este hemisferio". Esto nos dice un periódico burgués de Suiza.

El Nacional, órgano del gobierno de México, dio la misma interpretación cuando al anunciar la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno inglés juntó los dos siguientes encabezados: "México rompe con Inglaterra", y "Andan por buen camino las pláticas con las compañías americanas ".

"No se necesita mejor ilustración de la transformación de México en una colonia exclusivamente norteamericana que la adulación por el imperialismo yanqui, la que vemos en cada número de El Nacional y en todos los discursos de los altos mandatarios mexicanos. Según ellos el imperialismo americano es en realidad "antiimperialista". Sólo el imperialismo inglés es imperialismo.

Y el gran traidor León Trotsky les ayuda en esta propaganda con sus cartas abiertas en las que también "imperialismo" equivale a "imperialismo inglés", mientras que el autor de esas cartas no chifla ni una sola palabra sobre el imperialismo americano...

La "administración obrera" debe salvar la propiedad de los capitalistas

El sistema capitalista se encuentra en una situación sin salida. Su destrucción por el proletariado es históricamente inevitable.

Pero en estos momentos el proletariado, desanimado y desorientado por tantas derrotas y traiciones, en vez de luchar contra el capitalismo, con el fin de destruirlo y construir sobre sus ruinas una nueva sociedad, al contrario le está defendiendo. Ayudada por todos los llamados "líderes obreros", la burguesía ha logrado desviar a los trabajadores de su camino clasista y ligarles a los intereses del capitalismo, por conducto del Estado. Cegados por las ideas de la democracia y la patria, los proletarios están defendiendo lo que debían destruir. Lo vemos en España, en China, en México, en todo el mundo.

En vez de aprovechar la crisis mortal del sistema capitalista para destruirlo, los trabajadores, no creyendo en el triunfo de la propia causa, se han temporalmente convertido en sus mejores defensores. Precisamente como en el tiempo de la guerra mundial sacrifican sus conquistas económicas y sus vidas en lucha fratricida bajo el mando de sus enemigos de clase. Por supuesto, no hay que insistir en que, hoy como entonces, la culpa no la tienen los trabajadores, sino aquellos marxistas que con su capitulación ante los fetiches de la democracia y la patria han traicionado al marxismo y la causa de la revolución proletaria. Y no hay que insistir tampoco en que la situación actual no puede durar para siempre y que tarde o temprano el proletariado tomará otra vez el camino hacia la revolución. Históricamente la revolución proletaria queda inevitable e invencible.

En España y sobre todo en Cataluña hemos visto en estos últimos años cómo la burguesía logró conjurar el peligro de la revolución proletaria por medio del armamento de los trabajadores y la "socialización" de las industrias, con su "entrega" a los trabajadores. Estos, bajo la ilusión de ser ahora los dueños del país, desistieron el ataque contra las instituciones capitalistas y comenzaron a defender con sacrificios inauditos lo que a pesar de ciertos cambios de etiqueta sigue siendo propiedad capitalista y el Estado capitalista. A través de la masacre diaria en los campos de batalla de España el capitalismo se está reforzando políticamente, llenando sus viejas venas con la sangre de 1os explotados que luchan en ambos lados.

Siguiendo el ejemplo de la burguesía española, la burguesía mexicana y su buen vecino norteamericano tratan de conjurar el peligro de la revolución proletaria en México con la "entrega" de las industrias a los obreros. Una vez que éstas estén en "manos" de los trabajadores, el enemigo mortal del sistema capitalista se convertirá en su mejor defensor..., así calcula la burguesía en México y Washington.

La burguesía mexicana y americana conocen el odio de las masas trabajadoras de México y de toda la América Latina contra las grandes compañías extranjeras. Un ataque del proletariado contra ellas equivaldría a un ataque contra el corazón del sistema capitalista. Sería el principio del fin de la dominación imperialista en México y en todos los países coloniales y semicoloniales,... y la burguesía de estos países, en primer lugar la de México, sabe muy bien que lo único que la mantiene y protege de "sus" obreros y campesinos es precisamente la dominación imperialista. ¡Se entiende porqué considera a la burguesía norteamericana como su "buen vecino''!

Frente al crecimiento diario de la ira de las masas contra las compañías imperialistas había que impedir a toda costa un ataque frontal de los trabajadores contra ellas. Esta tarea correspondió, por supuesto, al gobierno de México. Es bien sabido de todos qué pasa con gobiernos semicoloniales cuando no cumplen con tal tarea: desaparecen, como han desaparecido tantos gobiernos en México, Cuba y otros países latinoamericanos, al momento en que se mostraron incapaces de desviar el ataque de los obreros contra la sagrada propiedad imperialista. El "buen vecino" necesita servidores eficaces, y se ha mostrado que el servidor más eficaz es un gobierno " obrerista".

Para un gobierno capitalista "obrerista" no fue difícil encontrar la solución del problema. Los falsos "marxistas" del tipo de los estalinistas y trotskistas la habían propuesto desde mucho tiempo: ¡el frente único entre proletariado y burguesía! ¿Contra quien? ¡Pues contra el imperialismo, aunque usted no lo crea!

En España y China, ese frente único entre explotadores y explotados ya está realizado, con resultados magníficos para los explotadores, sean ellos fascistas o antifascistas, imperialistas o antiimperialistas, y con resultados fuertes para los explotados en ambos lados.

En México, algo muy semejante estaba creciendo desde muchos años. Al fin tomó forma definitiva cuando comenzó la farsa de la llamada "redención nacional". Fingiendo una lucha implacable contra el imperialismo (en palabras), la burguesía mexicana y su gobierno pudieron entregarle (de hecho) el control cada vez más absoluto de los destinos de la llamada "patria mexicana".

Al mismo tiempo, fingiendo la entrega de la industria petrolera y los ferrocarriles "a los trabajadores", pudieron sacar de ellos los sacrificios más inauditos.

¡Pleno triunfo en toda la línea! Bajo la forma de nacionalización, la burguesía y el gobierno entregan la industria más importante del país al control exclusivo del imperialismo yanqui; en esta transacción, el gobierno de la burguesía mexicana contrae una deuda de "honor" con la burguesía norteamericana e inglesa; la tienen que pagar, por supuesto, los trabajadores y estos no sólo tienen que aguantar este sacrificio ("voluntariamente", como afirman los traidores), sino que tuvieron que ofrecer en el altar de la patria, por supuesto también "voluntariamente", los 50 millones que ellos habían demandado de las compañías desde hace dos años. Según un comunicado del Comité Ejecutivo de1 Sindicato de Trabajadores Petroleros, publicado en la prensa capitalina el 28 de abril de 1938, este sindicato, "estando perfectamente de acuerdo con su gobierno en los momentos en que fue más necesario para la nación, y, como lo sigue haciendo, aceptando, por considerarlo patriótico, que los beneficios que se derivan del laudo dictado por las Juntas de Conciliación y Arbitraje grupo 7, no se apliquen mientras prevalezca la situación actual, no obstante el sacrificio que para los trabajadores petroleros (¡claro que no para sus líderes!) representan los largos años de lucha para conseguir una vida más humana en los campos petroleros; además los trabajadores de esta industria aportan a la misma diversas partidas (¿por concepto de que?) que él mismo presidente ya conoce, cantidades que todas hacen un total de 140 millones de pesos; independiente de esto, nuestra diversas secciones, conscientes de sus deberes como mexicanos, están aportando un día de sueldo mensual por tiempo indefinido para contribuir a resolver el desnivel económico de la nación, que equivale a una suma mensual de 150 mil pesos".

Sumando todas estas cantidades, la famosa "redención nacional" costó a los trabajadores petroleros (¡para no hablar de los otros!) la respetable suma de 190 millones de pesos, sin considerar los otros millones que perdieron durante los últimos dos años, por confiar en las juntas de conciliación, en vez de obligar a las compañías, por medio de la huelga, a pagarles más altos salarios. En lugar de lograr que de los 50 millones que demandaban a las compañías se les pagaran por lo menos los 26 millones que el laudo "favorable" de las juntas les prometió, se les obliga a pagar a las propias compañías imperialistas, por conducto del gobierno "antiimperialista" de México, una suma cinco veces más grande: ¡en lugar de recibir 26 millones, tienen que pagar más de 190, como su contribución a la famosa "deuda de honor"!

Sería difícil encontrar en toda la historia de la burguesía mundial otro ejemplo de un engaño tan perfectamente ejecutado. Bajo el chorro de palabrería patriótica acerca de la "liberación económica de México", se conoce el robo más gigantesco que conoce la historia. Los obreros instintivamente sienten que en realidad se trata nada más que de un robo, pero cegados por la idea de la "patria en peligro", no logran ver la verdad. ¡Ojalá que nuestra voz débil ayudara a algunos a entender la verdadera situación y despertarse de sus sueños e ilusiones!

La tarea del proletariado frente a las recientes nacionalizaciones

Si a los falsos líderes "marxistas" de México les falta el valor para caracterizar el verdadero significado de la nacionalización del petróleo y los ferrocarriles, aun menos arriesgan hablar de la tarea del proletariado frente a esas nacionalizaciones hechas por la burguesía y en el beneficio de la burguesía.

Engels. al contrario, habla con toda claridad y franqueza de esta tarea. Él, por supuesto, no sabe nada del "apoyo al gobierno" que preconizan esos traidores de su clase. Al contrario: el único camino que él señala frente a las nacionalizaciones de la burguesía es la toma del poder estatal por el proletariado y la transformación de la propiedad de los capitalistas, inclusive la propiedad del estado capitalista, en propiedad del estado proletario. Él indica con plena claridad cuál es la única lección que los trabajadores deben sacar de la transformación de la propiedad de capitalistas individuales y de compañías capitalistas en propiedad del Estado capitalista: "El régimen capitalista de producción, al atizar cada vez más intensamente la conversión en propiedad del Estado de los grandes medios de producción, señala ya por sí mismo el camino por el que esa transformación hade operarse: el proletariado toma el poder Estatal y empieza convirtiendo los medios de producción en propiedad del Estado", por supuesto de su Estado, el Estado proletario, la dictadura del proletariado.

La tarea del proletariado mexicano es, entonces, no sacrificarse para que la industria petrolera y los ferrocarriles rindan beneficios para los capitalistas imperialistas y "nacionales", sino conquistarlas, quitarlas a la burguesía por medio de la revolución proletaria.

¡Esta es la única lección que debemos sacar de las recientes nacionalizaciones!

Grupo de Trabajadores Marxistas

Situación nacional: 

  • Mexico [3]

Corrientes políticas y referencias: 

  • Izquierda Comunista [14]

URL de origen:https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200807/2290/revolucion-mundial-n-105-julio-agosto-2008

Enlaces
[1] http://www.ibrp.org [2] https://es.internationalism.org/libros/1936/cap3/2_preICM [3] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/mexico [4] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases [5] http://www.internationalism.org [6] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/conflictos-interburgueses [7] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/chile [8] https://es.internationalism.org/tag/6/250/estudiantes [9] https://environment.newscientist.com/article/dn13885-accepted-level-of-earthquake-risk-in-china-too-high.html [10] https://es.internationalism.org/tag/geografia/china [11] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/terremoto [12] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/china [13] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/birmania [14] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/izquierda-comunista