Huelgas obreras y manifestaciones populares en China: Las movilizaciones por la democracia ciudadana son una trampa mortal para la clase trabajadora

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El deterioro de la crisis sanitaria y el fuerte enlentecimiento económica de China han provocado una explosión de descontento popular, pero también la aparición de importantes movimientos obreros. Tras las protestas de miles de compradores engañados por el estallido de la burbuja inmobiliaria y la quiebra de varias grandes compañías (como el Grupo Evergrande), el continuo confinamiento masivo de cientos de miles de personas en todas partes de China, con el espantoso deterioro de las condiciones de vida que implica, fue la chispa que encendió la ira. Primero fue la muerte, el 18 de septiembre de 2022, de 27 personas en un autobús de cuarentena en la región de Guizhou; después, las protestas masivas de 200 000 trabajadores de la enorme fábrica del gigante taiwanés Foxconn que ensambla los iPhones de Apple, en protesta por el confinamiento inhumano y el impago de salarios; y la muerte en un incendio en Urumqui (Xinjiang) de 10 personas porque las condiciones de confinamiento impidieron actuar a los bomberos. Tras estas protestas, estallaron manifestaciones en Pekín, Guangzhou, Nanjing, Wuhan, Chengdu, Chongqing y también en Shanghai. En la capital económica de China, una gran multitud se congregó el domingo 27 de noviembre al grito de "¡Xi Jinping renuncia! ¡PCCH renuncia!".

Las diferentes movilizaciones en todo el país se caracterizan por los siguientes aspectos:

- estas movilizaciones tuvieron lugar en un gran número de ciudades chinas; sin embargo, los medios de comunicación sólo informan de "cientos" de personas, lo que sugiere que, frente a la represión y las amenazas policiales, existe efectivamente un gran malestar, pero que la participación en las manifestaciones es aun relativamente limitada;

- son una mezcla de auténticas acciones obreras, por ejemplo, en Foxconn donde hubo claras reivindicaciones salariales y una lucha contra las condiciones de trabajo inhumanas, y movilizaciones estudiantiles o ciudadanas que protestan contra las escandalosas medidas de confinamiento y exigen el fin de los controles y la censura;

- la dinámica que domina y unifica estas concentraciones no es la de un desarrollo masivo de la movilización y la solidaridad obrera, sino la del rechazo del régimen estalinista y la defensa de una alternativa democrática, esto en continuidad con las revueltas de Hong Kong en 2019 o incluso las de Pekín en 1989.

Por tanto, hay que constatar que la perspectiva que abre esta súbita explosión de manifestaciones no es la de un desarrollo de las luchas obreras, sino la de una movilización en el terreno burgués de la lucha por las reformas democráticas (aunque existan excepciones puntuales). Es cierto que estos movimientos plantean serios problemas a la burguesía china: ésta se vio obligada a abandonar en pocos días la política de "Covid cero" que mantenía contra viento y marea. Sin embargo, no presentan en modo alguno una perspectiva para el proletariado. Por el contrario, el proletariado corre el riesgo de ser desviado de su terreno de clase y engullido ya sea en un movimiento ciudadano desesperado contra el partido estalinista y por las reformas democráticas, o bien en una lucha entre fracciones burguesas dentro del PCCh.

La situación de los trabajadores chinos es proporcionalmente comparable a la que se vive desde hace varios meses en Irán, donde el asesinato de una joven a manos de la policía de la moralidad ha provocado una oleada de disturbios, manifestaciones y también numerosas huelgas obreras combativas. A pesar del carácter muy combativo de la clase obrera iraní, la disolución de las luchas obreras en el movimiento popular contra la autocracia religiosa y por las reformas democráticas es una amenaza inminente y constante. De hecho, la utilización de los proletarios como masa de maniobra en la lucha entre fracciones burguesas (demócratas, religiosos "ilustrados", regionales) o incluso entre imperialismos (kurdo, turco, árabe...) es un peligro mortal y es responsabilidad de los revolucionarios advertir a la clase sobre ello. Ahora bien, es básicamente el mismo peligro de disolución de sus luchas en revueltas populares al que se enfrenta la clase obrera en China. Por eso es importante, en primer lugar, prevenir a los trabajadores chinos contra los cantos de sirena de las revueltas populares por más democracia, pero también y sobre todo armarlos contra "la idea de que 'todo es posible en cualquier momento, en cualquier lugar', en cuanto surgen agudos enfrentamientos de clase en la periferia del capitalismo, idea que se basa en la identificación entre combatividad y maduración de la conciencia de clase"1.

En China, todos los elementos de la situación apuntan al comienzo de una desestabilización del régimen. Aunque el Estado consiga momentáneamente normalizar la situación, la mecha de nuevas protestas seguirá encendida. En este contexto, aunque el proletariado chino desarrolle su combatividad y adquiera peso en la situación, su terrible atraso político y su vulnerabilidad a las mistificaciones democráticas constituyen un obstáculo considerable. Por lo tanto, es necesario tener claras las perspectivas de la clase obrera en esa región: "La CCI rechaza la concepción ingenuamente igualitaria de que cualquier país pueda ser el punto de partida de la dinámica revolucionaria. Esta concepción se basa en la creencia anarquista de que todos los países (como la huelga general revolucionaria) podrían iniciar simultáneamente un proceso revolucionario2.

De hecho, a pesar de su combatividad, la clase obrera en China como en Irán o en otras partes del mundo, tendrá dificultades para fortalecer sus luchas en su terreno de clase y desarrollar su conciencia mientras el proletariado de los países occidentales no le muestre el camino. Si bien todas las fracciones del proletariado mundial pueden y deben aportar su contribución a la lucha contra el capitalismo, las de Europa Occidental, por su experiencia de lucha y también por sus combates en contra de las mistificaciones democráticas y sindicales de la burguesía, tienen una importancia decisiva para el proceso revolucionario. Esto no hace sino subrayar la responsabilidad decisiva del proletariado de Europa Occidental.

R.H., 14 de enero de 2023

1« Resolución sobre la crítica la Teoría del eslabón más débil (en francés) adoptado por el Órgano Central de la CCI en enero de 1983 », Revista Internacional n° 37 (1984).

2 Ibíd.

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China