Enviado por Revolucion Mundial el
Un grupo de trabajadores de Guadalajara, interesados en impulsar la discusión y clarificación al interno de la clase han creado una revista de formato virtual, con el nombre de Aurora, y que tiene como objetivo ser un foro de discusión abierta[1].
Debate abierto: único medio para el fortalecimiento de la conciencia obrera
En el número uno de este proyecto los compañeros exponen sus preocupaciones así: "El Consejo Editorial de Aurora considera indispensable que la discusión tiene que ser parte fundamental del quehacer de todo revolucionario, sea de matiz reformista o radical, por ello crea este Foro donde se intenta abordar temáticas que tengan que ver con la construcción de la teoría que nos de luz sobre la lucha por la liberación de la clase trabajadora en el mundo."
Este trabajo es sin duda un esfuerzo importante que saludamos, al tiempo que agradecemos la invitación que nos han hecho para participar en los debates. El primer número ha sido editado en el primer trimestre de este año, llevando como tema de discusión: "México siglo XXI: la revolución necesaria"; y el segundo ha salido a la mitad del año, teniendo como tema: ¿Las elecciones emanciparan al pueblo?
En ambos números se expresan argumentos muy diversos e importantes para la reflexión, hay sin embargo necesidad de mostrar el avance del proceso de clarificación que hay en algunos de los participantes y la confusión que hay en otros. Al tomar posición y hacer la crítica no pretendemos descalificar, por el contrario nuestra intención es contribuir a la clarificación e impulsar la reflexión colectiva.
Un primer aspecto que deseamos exponer es que hay un cierto tono de localismo en el planteamiento de los asuntos, por ejemplo, en el número 1 llama a discutir sobre la revolución en México, pero si la revolución no se plantea en su marco internacional se cae en discusiones de gran pobreza teórica y práctica como la colaboración que presenta el comité ejecutivo del SNTE (Hacia un programa nacional alternativo de educación y cultura...), que no hace sino dar un listado de buenos deseos para mejorar el rostro del capitalismo.
Por ser ese un tono dominante en los argumentos presentados, es preciso resaltar las posturas proletarias. En el número 2, al analizar las elecciones, dos artículos son los que definen el terreno proletario. Por un lado el camarada JBM (¿Sirven de algo las elecciones?) define el marco para entender las tareas y el objetivo que el proletariado enfrenta en el presente, y lo que significan los discursos gradualistas tan divulgados por el aparato de izquierda del capital: "Pareciera necedad, pero lo que se requiere transformar no es un sindicato en particular o un municipio determinado, o el congreso de tal o cual estado o las instituciones educativas o culturales, la procuración de justicia o el cuidado de nuestro hábitat, es el modo de producción, ni más ni menos."
En una continuación de ese esfuerzo el compañero GPL (La fiesta democrática), dibuja el escenario en el que a los trabajadores de la región se les envuelve con las campañas electorales: "... la diversificación de los partidos, la exhibición de una supuesta baraja de posibilidades distintas (uno que aboga por la moralidad, otro que representa la regularidad postrevolucionaria de 1910, otro el rescatador del nacionalismo revolucionario olvidado por el segundo, uno más aspirante a fundar el socialismo burgués, otro que intenta reconvertir la ética de la burguesía, los seguidores patrimoniales de un ecologismo sentimental, uno más que eleva a rango supraconstitucional los derechos de los excluidos, y un puñado más que aspiran a ser parte de...), no es sino la consumación del gran festín que ofrece la clase capitalista para seguir ensombreciendo la conciencia de sus contrarios irreconciliables: los proletarios..."
Y como si se adelantara a los argumentos que otros colaboradores presentan en ese mismo número, desarrolla claramente los argumentos de lo falso que significa presentar a los procesos electorales con una visión aparentemente crítica, pero aceptándola bajo el engañoso argumento de ser un paso táctico: "En todo momento, aún cuando se pudiera concluir que tácticamente conviene a las organizaciones revolucionarias y por tanto, a la clase trabajadora, participar en la lucha por espacios en las cámaras y gobiernos, se tiene que tener presente que en esencia, por lo que se tiene que pugnar es por ir construyendo los instrumentos que efectivamente vayan en un camino de construir los cimientos de una nueva sociedad [...] Sumarse a los procesos electorales suele ser un paso fácil para los activistas progresistas de todo tipo, paso en falso que contrariamente a contribuir en la organización de obreros y campesinos, le crea un manto de engaño que le hace un menudo favor a la clase gobernante."
Estos argumentos que están firmemente colocados en el terreno proletario contrastan con aquellos que aún cuando intentan adornarlo con un lenguaje marxista terminan expresando la defensa de la democracia, de la nación o de pretendidos proyectos alternativos (como los que encabezan López Obrador o Chávez) y que no tienen más fin sino limpiar el sucio rostro del capitalismo... aún cuando las ideas estén cargadas de buenas intenciones (y en ningún momento dudamos que así sea), no hacen sino ayudar al capital a la mistificación de la democracia y las elecciones.
Ante la confusión, la crítica fraterna y la reflexión
Hay una serie de argumentos confusos, sobre los que se hace necesario criticar, convocando a la reflexión de los autores y de los lectores en general. Esta confusión está expresada en diversos artículos. Iniciemos con lo planteado por JLG, en México: proceso electoral 2009... el cual presenta el escenario que la burguesía ha construido desde su izquierda para confundir a los trabajadores: "... En esta coyuntura, las posturas de la autonombrada "izquierda" se divide en tres opciones: a) Abstenerse de votar, b) Anular el voto y c) apoyar a un candidato confiable y conocido por su vocación de luchador social, con posibilidades reales de alcanzar una curul...", pero aunque describe los hechos, los supone como una realidad a la que los trabajadores tienen que remitirse pasivamente sin suponer que existe un método y un terreno diferente sobre el que se puede reflexionar.
Tan confusos son los demás textos. El presentado por CGS y OVS, (Democracia como plataforma...) parten de la interpretación de las elecciones y las instituciones que utiliza el capital como "logros" significativos, así define que: "... Debe quedar claro que la celebración de elecciones no ha sido una dádiva de los poderosos, sino el resultado de luchas populares para ampliar las libertades políticas..." Así, conectado con los argumentos que la burguesía desarrolla, puede afirmar que, "... El voto es una herramienta que puede ser útil a los intereses del pueblo..." Pero como la realidad se vuelve tan pesada para ser soportada por tan endebles argumentos busca otros asideros que le permitan justificar a la democracia como un objetivo y a las elecciones como un medio de lucha: "Para que las elecciones puedan ser una vía para el poder popular, serán necesarias alianzas amplias entre sectores diversos de la sociedad, grupos ecologistas, de derechos humanos, sindicatos democráticos, organizaciones civiles de un amplio perfil, que coincidan en su aspiración a una democracia real, en la que el pueblo pueda ejercer al fin su soberanía." De forma que termina reconociendo que las elecciones no sirven sino para apuntalar a la democracia, que, aún teniendo el calificativo de real, es la forma de dominio por excelencia del capital, por eso tiene razón cuando supone que esa consigna deberá ser recuperada por estructuras como los sindicatos o las ONG, que justamente están engranadas en el aparato de poder burgués.
Idéntico argumento es el que expone la Organización Político Social Independiente (Elecciones y lucha popular), que inicia con un aplauso a la reforma electoral de 1976, impulsada por Luis Echeverría justamente para usarla como arma de control del proceso de descontento generalizado durante esa década. Así se refieren a esta: "... la apertura democrática y las reformas políticas, <son> frutos del esfuerzo, la lucha y organización popular..." Más adelante tomando un pretendido tono crítico, afirma que el efecto positivo que tuvieron durante el gobierno de Echeverría y Portillo, se ha acabado por lo que ya no hay posibilidad de que "... las organizaciones políticas o sociales independientes de los partidos y el gobierno, como la nuestra -dice la OPSI-, que buscamos cambiar estas condiciones, nos aliemos durante el proceso electoral actual con alguno de los partidos políticos, con alguna de sus corrientes internas o alguno de sus candidatos, <dado que eso> nos convertiría en cómplices de lo que pretendemos cambiar..." No obstante, y pese a mostrar que el terreno electoral es un terreno en el que los trabajadores ni por casualidad encuentran un "aliado" en los partidos, terminan llamando a "votar contra la ultraderecha" y a "sacar al panismo del gobierno..." Lo cual no es sino una forma escondida de validar a las elecciones, de sugerir implícitamente ¿el apoyo a los partidos de "izquierda" o a los de "centro"? y de llamar al sometimiento de los trabajadores a la dinámica y los lineamientos que dicta el capital.
Esa idea es la misma que Semilla presenta en su artículo ¡Todos a votar por la defensa de la democracia! Luego de explicar la dificultad económica que vive el capitalismo, supone que pude haber una salida siguiendo a Obrador. De manera que dando como un hecho que la democracia y las elecciones son los únicos caminos que tiene la clase trabajadora, convoca a "... crear un gran Frente Popular Nacional que tenga la capacidad de evitar que en las elecciones del 2012 lleguen al poder los grupos más conservadores y retrógrados que termine con los escasos logros democráticos y libertades que los mexicanos hemos logrado conquistar desde la revolución de 1910, tarea en la cual tal vez el movimiento social que encabeza López Obrador sea el que más aporte en ese sentido, tanto en la presente elección como en los próximos años."
Como se ha visto en estos argumentos no hay ni la menor idea de que la clase trabajadora pueda organizarse fuera de las esferas y el control del capital, de manera que en la lógica formal sobre la que mueven sus argumentos, la autonomía de la clase obrera, que es la forma en que puede asegurar su organización real y la expresión de su fuerza, no está considerada. Así quedan borradas las experiencias históricas que muestran esa capacidad, no sólo borran la experiencia de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23, sino las movilizaciones importantes como las de los trabajadores polacos e ingleses durante los 80, o las que recientemente acaban de llevar a cabo los trabajadores de Egipto y Grecia...
Una vez más saludamos la aparición del debate convocado por la revista Aurora y llamamos a continuarlo, escuchando los diferentes argumentos, alimentando la reflexión que conduzca a la profundidad y ampliación de las verdaderas armas con que cuentan los trabajadores: su organización y conciencia.
RM/agosto-2009
[1] Para todo contacto con los compañeros de la Revista Aurora escribir a: [email protected]