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Después del ataque de tropas colombianas a un campamento de las FARC el 1º de marzo pasado, ubicado en territorio ecuatoriano[1], todos los gobiernos involucrados en las tensiones insisten en declararse partidarios de la paz e incluso han preparado shows mediáticos en sus respectivos países para promover la "hermandad de los pueblos"; cada uno se presenta como el máximo defensor de los "derechos humanos", pero en realidad todos se preparan para la confrontación: incrementan la compra de armamentos, mantienen a sus tropas en alerta y hacen llamados a la población en pro de la defensa de la patria.
En efecto, a casi 6 meses de la acción del ejército colombiano se han dado una serie de acontecimientos que mantienen la situación de tensión e inestabilidad en la región:
-las continuas acusaciones entre los gobiernos de Ecuador y Colombia, que refleja el alto grado de descomposición que existe en las relaciones diplomáticas entre ambos países.
-las airadas reacciones de los gobiernos de Venezuela y Ecuador contra el de Colombia, ante la certificación de INTERPOL de la información almacenada en las computadoras incautados a las FARC durante las acciones, que comprometen a esos gobiernos en el apoyo material y estratégico a estas fuerzas guerrilleras.
-la reciente liberación de la rehén Ingrid Betancourt, 3 norteamericanos y 11 rehenes mas. Uno de los golpes más duros infligidos por el gobierno de Álvaro Uribe contra las FARC, debido a que la Betancourt y los norteamericanos formaban parte de los rehenes mas preciados por el grupo guerrillero en su puja contra el gobierno colombiano y le servían como factor de presión para la intervención de otros países. Aunque existe un debilitamiento de estas fuerzas guerrilleras (debido a la muerte del líder máximo Marulanda y las deserciones y bajas de varios de sus miembros importantes), de ninguna manera significa su desaparición, lo que se expresa en su rechazo al llamamiento de Chávez y el presidente de Ecuador Rafael Correa para que depongan las armas y liberen a los rehenes.
-el mayor involucramiento del gobierno de Nicaragua en el conflicto: mediante acusaciones al gobierno colombiano de intentar acciones contra un supuesto grupo de guerrilleras de las FARC, sobrevivientes de los ataques del 1º de marzo, asiladas en Nicaragua; y el intento del gobierno de Nicaragua por revivir el viejo litigio territorial con Colombia por el archipiélago de San Andrés y Providencia en el Caribe. Como una provocación, las FARC han propuesto al presidente de Nicaragua Daniel Ortega como mediador con el gobierno colombiano (situación que éste ha negado de manera contundente).
Una pelea entre caimanes del mismo caño
Estos acontecimientos, que se dan de manera acelerada, han fortalecido por ahora a Uribe y a la burguesía colombiana en la geopolítica de la región, con el evidente apoyo militar y de inteligencia de los EEUU; ante las intenciones nada ocultas de los sectores de la burguesía venezolana que lidera Chávez, de posicionarse como una potencia regional importante y las presiones hacia ese país de parte del estado ecuatoriano.
Estos pequeños bandidos se confrontan unos con otros y tratan de sacar el mejor provecho a las debilidades geopolíticas del gran bandido yanqui a nivel mundial, para intentar tener mayor influencia en parte del "patio trasero" que EEUU controló sin mayores problemas hasta el derrumbe del bloque ruso en 1989; hecho que marcó el inicio del fin del sistema de bloques imperialistas existente hasta entonces. Estas acciones geopolíticas tienen su causa profunda, no en la megalomanía de Uribe, Correa o Chávez, si no en las propias necesidades de las burguesías de Colombia, Ecuador y Venezuela, quienes para enfrentar la crisis económica (que se acentúa con la recesión de la economía americana y mundial), requieren mantener y posicionarse mejor en sus mercados naturales de Centro y Suramérica y del Caribe, en un período en el cual al "tío Sam" se le hace cuesta arriba mantener el control de sus áreas de influencia. Ahora, no sólo el imperialismo norteamericano interviene en la región, sino que emergen estos pequeños imperialismos que compiten con los otros estados e intentan someter a las economías más débiles de la región; lo que es harto evidente con el gobierno de Chávez, que hace uso de los ingentes ingresos petroleros de Venezuela para comprar apoyo a su proyecto geopolítico.
Después del ataque al campamento de las FARC, el gobierno colombiano dispone de un arma estratégica muy importante: la información almacenada en las computadoras del asesinado miembro del secretariado de esa organización Raúl Reyes, la cual ha sabido utilizar de manera dosificada, no sólo contra las propias fuerzas guerrilleras, sino contra quienes les apoyan a nivel regional y mundial; principalmente contra los gobiernos de Venezuela y Ecuador, quienes han pretendido crear un cerco geopolítico a Colombia.
El gobierno de Chávez, quien por ahora ha salido mal parado ante la ofensiva geopolítica de Colombia, se ha visto forzado a cambiar de estrategia[2]:
-por una parte, intenta jugar a la "paz": en un giro táctico de 180 grados hace un llamado a las FARC a deponer las armas y liberar a los rehenes; hace esfuerzos para controlarse y no emitir ataques verbales contra Uribe, con quien promovió un encuentro el 12 de Julio pasado en territorio venezolano, en el cual se vieron forzados a darse un nuevo abrazo para la galería, mientras cada uno medía sus fuerzas.
-por la otra, utiliza a los gobiernos de Ecuador y Nicaragua para mantener el acoso contra el gobierno de Colombia: se observa como el presidente Ortega de Nicaragua ha acentuado las acusaciones públicas contra el gobierno de Colombia, utilizando el lenguaje soez y provocador (al mismo estilo que Chávez) contra el presidente Uribe; característico de los gobernantes populistas. De parte del gobierno de Ecuador, prosiguen las acusaciones contra el de Colombia, que llevaron al presidente Correa a declarar que no habrá reanudación de las relaciones diplomáticas entre los dos países mientras Uribe, presidente "indecente", esté en el gobierno. No es casual que después de los incidentes de marzo, Venezuela ha incrementado los acuerdos de inversión y de "ayuda humanitaria" con ambos países.
Todos hablan de paz, pero se preparan para la guerra
Al unísono los gobernantes de los países involucrados en las tensiones se dicen partidarios de la paz. Pura retórica Cada uno fortalece sus planes guerreristas y mantienen viva en la población la posibilidad de una confrontación bélica.
Es bien conocido que Colombia, a través de la "ayuda" que le presta EEUU mediante el "Plan Colombia", ha incrementado y modernizado su equipamiento militar, y dispone de un ejército entrenado con una capacidad de movilización como ninguno en la región. La acción del 1º de marzo en territorio colombiano ha sido una manifestación de prueba de fuerza de la burguesía colombiana y el aviso a los vecinos que le acosan de que tiene la capacidad y disposición para intervenir en territorios extranjeros siempre que se vean amenazados sus intereses.
En el caso de Venezuela, Chávez y su Alto Mando militar nos repiten frecuentemente la máxima: "la mejor forma de garantizar la paz es prepararnos para la guerra". Sustentado en un "antiamericanismo" frenético, que le sirve como campaña ideológica para intentar conseguir apoyo a su proyecto político a nivel interno y externo; el chavismo, a través de una constante retórica guerrerista, intenta mantener viva en la población la amenaza de una inminente invasión de EEUU (con el apoyo de sus lacayos de la "oligarquía colombiana"); de esta manera justifica los miles de millones de dólares gastados en armamento en sus 10 años de gobierno. Después de marzo pasado el gobierno venezolano ha acelerado la compra de equipamiento militar ruso, su principal suplidor en este rubro: durante el viaje de Chávez a Rusia en julio pasado (el 6º durante su gobierno) se firmaron acuerdos por la compra de 1500 millones de dólares en armamento (que se suman a los 4000 ya gastados), y se planteó la posibilidad de instalar en territorio venezolano la infraestructura necesaria para suplir y dar mantenimiento al armamento ruso adquirido por Venezuela y que eventualmente puedan adquirir otros países de la región. En una reciente transmisión de su show dominical "Aló, Presidente", Chávez dijo que le daba la bienvenida a la flota rusa ante una eventual "visita" de ésta al mar Caribe y le dio su apoyo a las acciones de Rusia contra Georgia[3].
Aunque no se han realizado nuevas movilizaciones militares desde la de marzo pasado, la situación de tensión en la región continúa. Existe una especie de esquizofrenia en las relaciones entre los países involucrados: un día sus gobernantes se abrazan y al otro se apuñalean; lo que expresa la descomposición reinante en el seno de las clases dominantes. Ante esta situación de fragilidad no hay que descartar otro nuevo enfrentamiento, aunque sea por motivos aparentemente inocuos. La aceleración de la crisis económica y la necesidad de desviar las luchas de los proletarios y las expresiones de descontento de las masas, también serán factores de presión para que las burguesías intenten buscar las "salidas" guerreristas.
Sería un error ver puro teatro en estos juegos de guerra: la incursión del ejército colombiano en territorio ecuatoriano, así como las movilizaciones de tropas de Ecuador y Venezuela hacia la frontera con Colombia, aunque no llegaron a un enfrentamiento, son una muestra de lo que es capaz de hacer la burguesía en la defensa de sus intereses económicos y geopolíticos. Ya en el pasado reciente hubo enfrentamientos armados como los de Perú-Ecuador en 1995[4] y varios altercados diplomáticos entre Ecuador y Colombia en este nuevo siglo.
Pero esta situación de tensiones y enfrentamiento no es exclusiva de las burguesías "subdesarrolladas" de América Latina, sino que es expresión de la situación de caos y anarquía que reina a nivel mundial en las relaciones internacionales después de la caída del bloque ruso. Después de septiembre de 2001 observamos como los propios EEUU, en nombre de la lucha contra el terrorismo y por motivos "humanitarios" invaden Irak e intervienen en Afganistán junto con otras potencias occidentales, acentuando la barbarie y el caos en el Oriente Medio y Asia Central; vemos como el gobierno de Irán, simulando el comportamiento gangsteril de Bush y su pandilla, prosigue con su desarrollo de armas nucleares, mofándose de las grandes potencias; mas recientemente, Rusia ataca militarmente a Georgia como expresión de fuerza ante la decisión de EEUU de instalar un escudo antimisiles en la República Checa y Polonia, despertando los fantasmas de la guerra fría. En ese contexto, no es de sorprender que el pequeño "Napoleón del Caribe" Chávez, estreche alianzas con Irán y Rusia, y utilice sus petrodólares para ganar posicionamiento en las aguas revueltas del Caribe; o, que el gobierno de Uribe realice una acción militar en territorio ecuatoriano, violando las reglas de juego creadas por la propia burguesía para las relaciones internacionales.
Pero tal como sucede con los enfrentamientos que se dan en Asia Central o el Medio Oriente, quienes pagan las consecuencias de estos "juegos de guerra" no son los capitalistas (sean árabes o americanos; del sector privado o público) que compiten por un mejor posicionamiento geopolítico, sino los proletarios y el conjunto de la población civil.
El proletariado debe rechazar cualquier apoyo a los planes guerreristas de la burguesía
Después de los acontecimientos de marzo han arreciado las campañas de movilización de la población a favor de sus gobiernos respectivos. Es notorio el aumento de la popularidad de Uribe y Correa después de estos acontecimientos; el primero llegó a más de un 90% de aceptación. De su parte, tanto Chávez en Venezuela como Ortega en Nicaragua, mantienen una retórica guerrerista hacia la población en contra del "imperio" y uno de sus lacayos: la "oligarquía colombiana". A pesar del recato de Chávez en sus declaraciones contra Colombia, a los pocos días después de celebrarse la reunión Uribe-Chávez del 12 de julio, éste hizo duras declaraciones contra el Ministro de la Defensa colombiano Juan Manuel Santos, quien pidió que no se diera refugio a miembros de las FARC en territorio venezolano. Por su parte el presidente Correa, para mantener viva la campaña nacionalista, ha exigido para el 2009 la salida de la base militar que mantienen las fuerzas norteamericanas en territorio ecuatoriano en el puerto de Manta desde 1999. El desplazamiento de esta base militar a la región del Caribe, con la excusa de combatir el narcotráfico, será otro factor que aguzará las tensiones en la región.
Este mensaje guerrerista no sólo se realiza con la intención de mantener "motivadas" a las fuerzas armadas, sino a la población y los proletarios de los países involucrados para intentar ganar su apoyo a los planes de sus respectivas burguesías y desviar su atención de los graves problemas que padecen, de desempleo, alto costo de la vida, criminalidad, deterioro de los servicios públicos, etc. Mañana, sin el menor escrúpulo, en nombre de la "defensa de la patria" intentarán movilizar como carne de cañón a las masas depauperadas a las cuales dirigen sus planes populistas los Chávez, Correa, Ortega; o a las que piensan que con Uribe podrán salir de su situación de miseria. De igual manera intentarán movilizar a los proletarios en función de los sagrados intereses de la patria.
Los burgueses de las naciones de la región (así algunos se hagan llamar "revolucionarios" y "socialistas"), al igual que todos los burgueses del orbe, saben que la crisis del capitalismo es inexorable y que tienen que descargar sus efectos sobre las espaldas del proletariado y el conjunto de la población. Es así como en todos los países sin excepción, se incrementa la inflación que se traduce en aumento desmedido de los precios de los alimentos y servicios[5], escasez de alimentos, crecimiento del desempleo y del empleo precario, deterioro de los servicios públicos, incremento de la criminalidad, etc.; situación ante la cual los proletarios están dando muestras de que no se van a quedar de brazos cruzados: cada vez son mas frecuentes las luchas de los trabajadores exigiendo reivindicaciones salariales o sociales, que los lleva a enfrentamientos con el estado[6]. De igual manera las masas de los sectores mas empobrecidos de la población expresan su indignación ante el abandono por parte del estado.
La lucha de los proletarios en la defensa de sus condiciones de vida y sus intereses de clase es el mejor antídoto para contrarrestar los planes guerreristas de la burguesía. El proletariado, en caso de darse algún conflicto, no debe apoyar a ninguno de los bandos o participar en estos planes de guerra, donde el gran ganador es siempre la burguesía. Deben promover el "derrotismo revolucionario", que consiste en arreciar la lucha contra su propia burguesía, tal como lo hicieron Lenin y la izquierda de Zimmerwald durante la Primera Guerra Mundial: "El carácter reaccionario de esta guerra, las mentiras desvergonzadas de la burguesía de todos los países, que disimula sus objetivos de rapiña con una ideología "nacional", suscitan ineludiblemente, en la situación revolucionaria objetiva que se ha creado, un espíritu revolucionario entre las masas. Nuestro deber es ayudar a que las masas adquieran conciencia de ese espíritu, profundizarlo y darle forma. Esta tarea sólo la expresa certeramente la consigna de la transformación de la guerra imperialista en guerra civil, y toda lucha consecuente de clase durante la guerra, toda táctica de "acciones de masas", aplicada en serio, conduce de modo inevitable a dicha transformación."(V. I. Lenin, El Socialismo y la Guerra, 1915). Deben invocar al internacionalismo proletario llamando a la solidaridad de los proletarios del resto del mundo, rechazando cualquier apoyo a las fracciones burguesas en conflicto y levantar la bandera proletaria: ¡los proletarios no tienen patria ni intereses nacionales que defender!
Por su parte, los revolucionarios, grupos y elementos que luchamos por la superación del sistema capitalista de explotación por una verdadera sociedad socialista, debemos oponernos con todas nuestras fuerzas a los planes y acciones guerreristas de la burguesía, y junto con nuestra clase arreciar la lucha contra la burguesía en cada país y reivindicar el internacionalismo proletario. Es el único camino válido para acabar con las guerras y las hambrunas a que nos lleva la burguesía, que intenta preservar su sistema capitalista en agonía.
Internacionalismo
24/08/08
[1] Entre otros artículos, se analizan estos acontecimientos en "Vientos de guerra en Suramérica: Comunicado sobre las tensiones entre Colombia, Ecuador y Venezuela" /cci-online/200803/2234/vientos-de-guerra-en-suramerica-comunicado-sobre-las-tensiones-entre-colombia y "Comunicado desde Ecuador. A todos los que no tenemos fronteras: al proletariado ecuatoriano y colombiano" https://es.internationalism.org/node/2208
[2] Este cambio táctico de Chávez obedece a situaciones internas y externas. En el plano interno, para dedicarse a la campaña electoral para la elección de gobernadores y alcaldes de noviembre próximo, ya que existe la posibilidad de que el chavismo salga debilitado. En lo externo, para quitarle peso a la denuncia de Colombia del apoyo del gobierno venezolano a las FARC; cuestión que han condenado incluso los candidatos a la presidencia de EEUU, Mc Cain y Obama.
[3] Según el diario venezolano El Nacional del 27/07/08, el periódico ruso Komsomolkaya Pravda público información relacionada con la eventual instalación de bases rusas en Cuba y Venezuela, si EEUU persiste en instalar el escudo antimisiles en Europa.
[4] Sobre este acontecimiento bélico ver el artículo "Correspondencia internacional: Guerra entre Perú y Ecuador"
https://es.internationalism.org/node/2180
[5] Un ejemplo patético es el de Venezuela, que en los últimos 3 años ha registrado los niveles de inflación más altos de América Latina y uno de los más altos del mundo. Se estima que la inflación de este año supere la del año pasado que fue del 22,5%. Según datos oficiales, la inflación de los últimos 12 meses en el renglón alimentos ha sido del 49%, lo que diluye como sal en el agua los sueldos y salarios. Esta es una clara manifestación de que los gastos de la geopolítica y la manutención de la burguesía chavista tiene un alto costo para los proletarios y el conjunto de la población.
[6] Como referencia a recientes luchas en la región ver los artículos "El estado burgués de Chávez arremete contra los trabajadores del hierro" https://es.internationalism.org/node/2230 y "El proletariado ecuatoriano frente a otra constitución burguesa"
https://es.internationalism.org/node/2319