Enviado por CCI Online el
Publicamos a continuación el contenido de una hoja que toma posición sobre el movimiento de los estudiantes en Venezuela, hecha por un contacto cercano a la CCI en ese país. La misma fue preparada por el compañero en plena efervescencia del movimiento, y distribuida en la asamblea de estudiantes convocada el 22 de junio pasado en uno de los estadios de la Universidad Central de Venezuela.
Compartimos plenamente la toma de posición del compañero, en particular la perspectiva que plantea para el movimiento: “Es hacia los sectores proletarios hacia donde tienen que dirigirse las asambleas que hoy organizan los jóvenes en todo el país, es en las discusiones sobre el potencial revolucionario de esta clase que los jóvenes encontraran las mecanismos que les permitan un acercamiento que fortalezca su movimiento y lo oriente en el único curso en el que toda lucha tiene sentido: en el de la lucha de la clase obrera contra todas las desigualdades de la sociedad de clases que representa el capitalismo.”
Después de mas de dos meses de haberse iniciado el movimiento de los estudiantes, constatamos que el mismo ha perdido el ímpetu que tuvo en las primeras semanas, debido a la acción conjunta de las fuerzas burguesas oficialista y de la oposición, quienes han hecho lo imposible para intentar desvirtuar el movimiento, identificándolo como uno mas de la oposición; con este fin han movilizado a los dirigentes y gremios estudiantiles cuadrados con uno u otro bando. El riesgo de ser presa de la polarización no sólo lo corre este movimiento de los estudiantes, sino cualquier movimiento social en Venezuela que pretenda ubicarse fuera de la polarización política que, cual camisa de fuerza, intentan imponer chavistas y opositores.
Más, pese a la acción de opositores y oficialistas, el movimiento de los estudiantes no ha acabado, sino que está “en receso”, en parte debido al periodo vacacional. Las condiciones que lo han hecho surgir: el crecimiento de la pobreza, de la criminalidad, del alto costo de la vida, etc; no sólo siguen intactos, sino que mes tras mes se hacen mas insoportables
Mientras tanto, de manera lenta, hemos visto cómo comienzan a movilizarse los trabajadores en su propio terreno de clase: los trabajadores petroleros (tan maniatados por oficialistas como opositores) han realizado varias protestas contra el despido de mas de 1000 operarios de taladros y por el retraso en la discusión de la contratación colectiva; los empleados del sector público presionan también por la discusión de la contratación colectiva, en retraso desde el año pasado; los transportistas amenazan con una huelga general debido a que a diario son asesinados choferes y asaltados los pasajeros, etc.. Tal es el malestar laboral, que los sindicatos oficialistas como la Unión Nacional de Trabajadores y del sector petrolero, han tenido que comenzar a hacer “oposición” al gobierno, como una forma de canalizar el malestar obrero y social.
De esta manera se corrobora lo que decimos en nuestro artículo que analiza el movimiento de los estudiantes[1], que lo ubica como expresión del malestar social que existe en la sociedad venezolana. En este sentido, no hay que descartar que próximamente tengamos nuestro “otoño caliente” en pleno trópico, que comience a poner al desnudo la patraña burguesa inventada por el chavismo llamada “socialismo del siglo 21”.
La CCI, 20-08-07
¿Rebelión de la Inocencia o implosión de la ideología?
Las protestas juveniles que han copado el escenario político y social del país en las ultimas semanas que ha tenido como protagonistas principales a estudiantes de las universidades (privadas y autónomas), así como a estudiantes del sector medio de la educación, configuran un importante movimiento político que, a pesar del pesado fardo que han elegido como bandera (defensa de la libertad de expresión y protesta contra el cierre de RCTV), abre las compuertas a un interesante escenario donde, a partir de ahora, se desarrollaran las luchas de la clase obrera contra los factores representativos del sistema capitalista.
Comencemos por poner en claro algunas cosas. En primer lugar, tenemos que saludar la espontaneidad, la frescura y la fortaleza que ha presentado este movimiento desde sus inicios, que claramente lo sitúa fuera de la influencia de los sectores políticos antagónicos sobre los que se apoya el capitalismo en Venezuela y que han dominado el escenario político durante los últimos ocho años.
Veamos como se configuran estos sectores del capitalismo. De una parte está el sector defensor de la orientación liberal del capitalismo donde concurren factores de la “izquierda critica”, rémoras del estalinismo que en su momento coquetearon con el chavismo y que hoy lo adversan, como es el caso del MAS, BR, Douglas Bravo, Pablo Medina, etc. Cohabitando con ellos nos encontramos a sectores recalcitrantes de la derecha: residuos de COPEI, la iglesia, Primero Justicia, militares en situación de retiro, etc. y de la centro derecha con un lejano pasado socialdemócrata: AD, Alianza Popular y su CNR, Un Nuevo Tiempo, etc. y un sector sindical matizado por diversas orientaciones; toda esta gente se declara opositora al régimen controlado por el chavismo.
Por otro lado, nos encontramos con lo que se conoce como el chavismo, un sector político variopinto, que asume la implantación del modelo capitalista de estado como alternativa a la crisis del capitalismo. En este sector anidan posturas nacionalistas recalcitrantes, matizadas por una ideología afincada en el bolivarianismo y en el militarismo. Es importante destacar el marco teórico que le sirve de soporte a este movimiento, configurado por aportes que le vienen de toda la tradición contrarevolucionaria del estalinismo, del movimiento guerrillero de la década del 60, de la experiencia de la “heroica revolución” cubana, que hoy está caricaturizado en el esnobismo antiimperialista de Chávez. Los retazos que terminan de configurar la colcha son aportados por los desperdicios mal olientes del trotkismo, del anarquismo, de la pedagogía del oprimido de Gramsci y su hegemonía comunicacional, de las mistificaciones sobre la afrodescendencia y el indigenismo, de la teología de la liberación y de los evangelistas, del guevarismo, del islamismo etc. Todo este vomitivo ideológico es el preámbulo de ese adefesio que se les ha dado por llamar el socialismo del siglo XXI.
Estos dos sectores del capitalismo han adoptado métodos diferentes para intentar un acercamiento al movimiento juvenil que hoy sacude la patria del dios Bolívar. La primera, la oposición pequeño burguesa y gimoteante, pretendió montarse en la cresta de la ola con el argumento de que la defensa de la libertad de opinión y de RCTV era su mías cara consigna, pero los jóvenes le metieron un freno advirtiéndoles que no tendían espacio en ese movimiento, que no tendían nada que compartir con la reacción y su métodos de lucha.
Los segundos, en un primer momento presa del pánico, hicieron un llamado en cadena nacional, en la voz de un Chávez lívido y amenazante, a los padres de los chicos para que los reprendieran y los llevaran al redil. Como la monserga no funcionó, recurrieron entonces a condenarlos sumariamente como peones del imperialismo, como carne de cañón del golpismo, como enemigos de la patria, como burguesitos de las universidades privadas que reciben sus instrucciones contrarrevolucionarias del imperio por Internet, !que bolas! Evidentemente, no están funcionando estas calificaciones, producto de toda la cultura reaccionaria que anida en el repertorio teórico de los ideólogos del socialismo del siglo XXI; tampoco están funcionando los consejos que Chávez fue a pedir desesperadamente al enclave reunido en Cuba integrado por la momia de Fidel y el chulo de Daniel Ortega, el mismo miserable que hace dos semanas fue traído por Chávez a Caracas para que hablara cochinadas de los jóvenes que están buscando un espacio político en el escenario de la lucha de clases.
El temor y la cobardía del régimen se puso de manifiesto en la actitud patética adoptada por Madame Cilia Flores y del mismísimo Chávez que rezongaron a rabiar una vez que los jóvenes abandonaron las instalaciones de la Asamblea Nacional al lograr su cometido de rechazar, mediante un derecho a replica, las acusaciones denigrantes y ruines de los tarados del parlamento chavista; de esta manera demostraban una vez mas su independencia, desmontando por añadidura la celada que se había montado para ellos con el concurso de los parlamentarios, de Chávez y de los “héroes” del sector estudiantil del chavismo que se prestaron para la encerrona. Se quedaron con los crespos hechos, resignándose al desgaste de sus calificativos arrojados sobre los jóvenes como agentes del imperialismo y del golpismo.
Vemos pues que tanto el chavismo como la oposición, en tanto que fuerzas militantes de la reacción, no han podido ponerle grilletes al movimiento de los jóvenes.
El carcelero de los jóvenes se encuentra al acecho en los predios que les son mas caros: el de las universidades. La Universidad, vista como institución del status, es el órgano donde se acrisola toda la ideología que amalgama las relaciones sociales y económicas que son el fundamento del capitalismo. La confrontación que hay entre las universidades autónomas y privadas, que se reduce al antagonismo entre dos visiones, por igual castrantes, entre la concepción profundamente gramsciana del chavismo sobre lo que debe ser la educación, particularmente la que se debe impartir en Universidad y, en otro lado, la concepción tradicional. Esto no es mas que una disputa entre gángsteres por territorios, por escenarios que les sirvan como parapeto para imponer sus concepciones capitalista: liberal o de Estado. La manifestación a la fiscalía convocada por los rectores de las Universidades autónomas y privadas constituye una maniobra cuyo propósito es, en primer lugar, grabar a cincelazos en la mente de los jóvenes las consignas burguesas de la libertad de opinión o de expresión y de la defensa del instrumento que por excelencia tiene el capitalismo para embrutecer a la sociedad: la televisión. Otro propósito es atarlos a la carreta sin ruedas de la defensa de la autonomía universitaria. La Universidad se muestra así como el instrumento ideal para sacar a los jóvenes del curso que instintivamente toma su movimiento hacia la lucha de clases, en la búsqueda de un contacto íntimo con la única clase internacional que tiene una perspectiva histórica revolucionaria: la clase obrera. Es hacia los sectores proletarios hacia donde tienen que dirigirse las asambleas que hoy organizan los jóvenes en todo el país, es en las discusiones sobre el potencial revolucionario de esta clase que los jóvenes encontraran las mecanismos que les permitan un acercamiento que fortalezca su movimiento y lo oriente en el único curso en el que toda lucha tiene sentido: en el de la lucha de la clase obrera contra todas las desigualdades de la sociedad de clases que representa el capitalismo; por la destrucción del Estado que es la expresión de esa sociedad no importa que a la cabeza de el se encuentre Chávez o cualquier burgués liberal; en definitiva, en el curso hacia la sociedad sin clases que es el comunismo, donde se realiza el verdadero socialismo.
Nos vemos En la Barricada.
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[1] Movimiento estudiantes en Venezuela: los jóvenes intentan salir de la trampa de la polarización chavismo – oposición
ccionline/2007/estudiantes_venezuela.htm