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En todos los países, en todos los sectores, la clase trabajadora sufre un deterioro insostenible de sus condiciones de vida y de trabajo. Todos los gobiernos, ya sean de derechas o de izquierdas, tradicionales o populistas, atacan sin descanso. Los ataques llueven bajo el peso del agravamiento de la crisis económica mundial.
A pesar del temor a una crisis sanitaria agobiante y devastadora, la clase trabajadora empieza a reaccionar. En los últimos meses, en Estados Unidos, Irán, Italia, Corea, España y Francia han estallado luchas1. Por supuesto, no se trata de movimientos masivos: las huelgas y las manifestaciones son todavía demasiado escasas, demasiado dispersas. Sin embargo, la burguesía las observa con preocupación, consciente de la magnitud de la ira que expresan.
¿Cómo hacer frente a los ataques de la burguesía? ¿Seguir aislados y divididos, cada uno en "su" empresa, en "su" sector de actividad? ¡Eso lleva a la derrota! Entonces, ¿cómo podemos desarrollar una lucha unida y masiva?
Hacia un brutal deterioro de las condiciones de vida y de trabajo
Los precios se disparan, especialmente los productos de primera necesidad, como los alimentos, la energía y el transporte. La inflación en 2021 supera ya la registrada tras la crisis financiera de 2008. En Estados Unidos, es del 6,8%, el nivel más alto en 40 años. En Europa, el coste de la energía se ha disparado un 26% en los últimos meses, en España el coste de la luz crece en más de un 100%2. Detrás de estas cifras, cada vez más personas tienen dificultades para encontrar comida, vivienda, calefacción y transporte. Los precios mundiales de los alimentos han subido un 28%, lo que supone una amenaza directa de desnutrición para casi mil millones de personas en los países más pobres, especialmente en África y Asia.
El agravamiento de la crisis económica mundial implica una competencia cada vez más feroz entre los Estados. Para mantener los beneficios, la respuesta es siempre la misma, en todas partes, en todos los sectores, tanto en el privado como en el público: reducción de personal, aumento de los ritmos de trabajo, recortes presupuestarios, incluso en los materiales relacionados con la salud de los empleados. En enero, en Francia, los profesores salieron a la calle en masa para protestar contra sus indignas condiciones de trabajo. También ellos viven a diario en el infierno capitalista por falta de recursos y personal. En las manifestaciones, en las pancartas aparecía una idea profundamente acertada: "¡Lo que nos está pasando es muy anterior a Covid!”.
La situación de los trabajadores de la sanidad lo ilustra perfectamente. La pandemia no ha hecho más que poner de manifiesto la escasez de médicos, camilleros, enfermeras, camas, mascarillas, batas, oxígeno... ¡todo! El caos y el agotamiento en los hospitales desde el inicio de la pandemia no es más que la consecuencia de los recortes realizados por todos los gobiernos, en todos los países, durante décadas. Tanto es así que la OMS se ve obligada, en su último informe, a dar la voz de alarma: "Más de la mitad de las necesidades están sin cubrir. Hay un déficit de 900.000 matronas y 6 millones de enfermeras en todo el mundo. [Esta escasez preexistente se ha visto agravada por la pandemia y la presión sobre esta mano de obra desbordada”. En muchos países pobres, una gran parte de la población ni siquiera puede acceder a las vacunas por la única razón de que el capitalismo se basa en el afán de lucro.
La clase obrera no son sólo los trabajadores industriales: está formada por todos los asalariados (desde los precarios hasta los funcionarios), los parados, muchos estudiantes, los jubilados...
¡Sí!, "lo que nos pasa se remonta a mucho antes de Covid". La pandemia es el producto del capitalismo moribundo, cuya crisis insuperable agrava. Este sistema no sólo ha demostrado su impotencia y desorganización ante una pandemia que ya se ha cobrado más de diez millones de vidas, especialmente entre los explotados y los más pobres, sino que seguirá degradando nuestras condiciones de vida y de trabajo, seguirá despidiendo, exprimiendo, precarizando, empobreciendo. Bajo el peso de sus contradicciones, sólo puede seguir atrapado en interminables guerras imperialistas, provocar nuevos desastres ecológicos, fuentes de caos, conflictos, miseria y nuevas pandemias aún más graves. Este sistema de explotación no tiene más futuro que ofrecer a la humanidad que el sufrimiento y la miseria.
Sólo la lucha de la clase obrera ofrece otra perspectiva, la del comunismo: una sociedad sin clases, sin naciones, sin guerras, donde todas las formas de opresión sean abolidas. La única perspectiva es la revolución comunista mundial.
Un aumento de la ira y la combatividad
En 2020, en todo el mundo, cayó un manto de plomo con repetidos encierros, hospitalizaciones de urgencia y millones de muertes. Después de la renovada combatividad que se había expresado en varios países durante 2019, particularmente durante el movimiento contra la reforma de las pensiones en Francia, las luchas de los trabajadores se detuvieron repentinamente. Pero hoy, una vez más, la rabia aumenta y la combatividad se hace sentir a fuego lento:
- En Estados Unidos, una serie de huelgas afectaron a grupos industriales como Kellog's, John Deere, PepsiCo, pero también al sector sanitario y a las clínicas privadas, como en Nueva York.
- En Irán, este verano, los trabajadores de más de 70 centros del sector petrolero se declararon en huelga contra los bajos salarios y el alto coste de la vida. Fue la primera vez en 42 años.
- En Corea, los sindicatos tuvieron que organizar una huelga general por la protección social, contra la precariedad y la desigualdad.
- En Italia, hubo muchas jornadas de acción contra los despidos y la supresión del salario mínimo.
- En Alemania, el sindicato de servicios públicos se vio obligado a amenazar con huelgas ante el aumento de las movilizaciones obreras reivindicando un aumento salarial.
- En España, los trabajadores del metal de Cádiz se movilizaron contra un recorte salarial de 200 euros al mes de media. Los trabajadores de los servicios públicos de Cataluña se manifestaron contra el uso intolerable de empleos temporales (más de 300.000 trabajadores del Estado tienen empleos precarios). Hubo luchas en los ferrocarriles de Mallorca, en Vestas, en Unicaja, en los trabajadores del metal de Alicante, en varios hospitales, cada vez contra los despidos3.
- En Francia, el mismo descontento se expresó a través de huelgas o manifestaciones en el sector del transporte, entre los basureros, los trabajadores del ferrocarril y los profesores.
Preparar las luchas futuras
Todas estas luchas son importantes porque revelan que la clase obrera no está dispuesta a aceptar todos los sacrificios que la burguesía trata de imponerle. Pero también debemos reconocer las debilidades de nuestra clase. Todas estas acciones están controladas por los sindicatos que, en todas partes, dividen y aíslan a los proletarios en torno a las reivindicaciones corporativistas, enmarcan y sabotean las luchas. En Cádiz, los sindicatos han intentado encerrar a los trabajadores en la trampa localista de un "movimiento ciudadano" para "salvar a Cádiz", ¡como si los intereses de la clase obrera estuvieran en la defensa de los intereses regionales o nacionales y no en el vínculo con sus hermanas y hermanos de clase más allá de los sectores y las fronteras! Los trabajadores siguen teniendo dificultades para organizarse, para tomar en sus manos la organización de las luchas, para reagruparse en asambleas generales soberanas, para luchar contra las divisiones que nos imponen los sindicatos.
También existe el peligro adicional de que la clase obrera renuncie a defender sus reivindicaciones de clase uniéndose a movimientos que no tienen nada que ver con sus intereses y métodos de lucha. Hemos visto movimientos de este tipo con los "chalecos amarillos" en Francia, o, más recientemente, en China, durante el colapso del gigante inmobiliario Evergrande (un símbolo espectacular de la realidad de una China sobreendeudada), que sobre todo provocó la protesta de los pequeños propietarios expoliados. En Kazajstán, las huelgas masivas en el sector energético acabaron por desviarse hacia una revuelta "popular" desesperada, atrapada en los conflictos entre las camarillas burguesas que aspiraban al poder. Cada vez que los trabajadores se diluyen en el "pueblo" como "ciudadanos", exigiendo al Estado burgués que "
Para prepararnos a luchar, debemos, siempre que podamos, reunirnos para debatir y aprender de las luchas pasadas. Es vital plantear los métodos de lucha que han hecho fuerte a la clase obrera y le han permitido, en determinados momentos de su historia, hacer tambalear a la burguesía y a su sistema:
- la búsqueda de apoyo y solidaridad más allá de la "propia" empresa, el "propio" sector de actividad, la "propia" ciudad, la "propia" región, el "propio" país;
- el debate más amplio posible sobre las necesidades de la lucha, sea cual sea la empresa, el sector de actividad o el país;
- la organización autónoma de la lucha, en particular a través de asambleas generales, sin dejar el control a los sindicatos o a cualquier otro órgano de control burgués.
¡La autonomía de la lucha, la unidad y la solidaridad son los hitos indispensables en la preparación de las luchas del mañana!
Corriente Comunista Internacional, enero de 2022
El movimiento contra el CPE debe inspirar nuestras futuras luchas4
En 2006, en Francia, la burguesía se vio obligada a retroceder y retirar su ataque ante una lucha masiva que amenazaba con extenderse a otros sectores.
En aquel momento, los estudiantes precarios se levantaron contra una reforma que introducía el "Contrat Première Embauche", sinónimo de trabajo mal pagado y sobreexplotado. Se negaron a ser aislados y divididos rechazando las típicas consignas categoriales.
En contra de los sindicatos abrieron sus asambleas generales a todas las categorías de trabajadores y a los pensionistas. Habían comprendido que debían plantear la lucha contra la precariedad de la juventud como símbolo de la precariedad de todos.
Llevado por la solidaridad entre sectores y entre generaciones, este movimiento, manifestación tras manifestación, cobró fuerza. Fue esta dinámica de unidad y masividad la que asustó a la burguesía y la obligó a retirar su CPE.
1 Ver Luchas obreras en Estados Unidos, Irán, Italia, Corea... ¡Ni la pandemia ni la crisis económica han roto la combatividad del proletariado! https://es.internationalism.org/content/4736/luchas-obreras-en-estados-unidos-iran-italia-corea-ni-la-pandemia-ni-la-crisis y Estados Unidos: A pesar de los capitalistas, el COVID y los sindicatos ¡la lucha de clases no ha desaparecido! https://es.internationalism.org/content/4741/estados-unidos-pesar-de-los-capitalistas-el-covid-y-los-sindicatos-la-lucha-de-clases
2 Ver España: La escalada de la inflación un golpe brutal contra los trabajadores https://es.internationalism.org/content/4733/espana-la-escalada-de-la-inflacion-un-golpe-brutal-contra-los-trabajadores
3 Ver Huelga del metal en Cádiz: nuestra fuerza es luchar como clase obrera https://es.internationalism.org/content/4738/huelga-del-metal-en-cadiz-nuestra-fuerza-es-luchar-como-clase-obrera , Lecciones de la huelga en Cádiz: la clase obrera no tiene más que falsos amigos y enemigos declarados https://es.internationalism.org/content/4750/lecciones-de-la-huelga-en-cadiz-la-clase-obrera-no-tiene-mas-que-falsos-amigos-y y Reunión Pública sobre la huelga de Cádiz: sacar lecciones para preparar nuevas luchas https://es.internationalism.org/content/4762/reunion-publica-sobre-la-huelga-de-cadiz-sacar-lecciones-para-preparar-nuevas-luchas
4 Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200