Contra los despidos masivos la lucha masiva del proletariado

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A lo largo de 2021 la banca y las grandes empresas han anunciado despidos masivos que vienen a endurecer aún más las ya de por sí difíciles condiciones de vida de la clase obrera, agravadas por la pérdida masiva de vidas humanas causada por la pandemia (cuando escribimos este texto el mundo ha cruzado otra frontera de la muerte: 4 MILLONES de fallecidos por la pandemia -datos del 5 julio 2021- y en España los contagios se disparan brutalmente).

Este alud de despidos no es ninguna novedad. En 1983-88, con el primer gobierno “socialista” se destruyeron UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO, cuando el jefe del gobierno, Felipe González, ¡había prometido crear 800 mil empleos! En 1992-93, también bajo el mismo gobierno, hubo una nueva carretada de despidos. Desde entonces, los despidos se hicieron permanentes, organizados por el gobierno mano a mano con los sindicatos, la patronal y los tribunales laborales. Con la crisis de 2008-2011 los despidos volvieron a masificarse en torno a los recortes sociales, eliminando numerosos puestos en sanidad y educación.

Desde hace más de 40 años el miedo a perder el trabajo y la inestabilidad laboral -agravada por la precariedad cada vez más generalizada- son una tortura que acompaña la vida del trabajador, derrumbando para siempre el mito del capitalismo “social” de un “trabajo para toda la vida”. Todo ello confirma lo que señaló Engels hace más de 170 años en Los Principios del Comunismo: “El proletariado es la clase social cuyas dicha y pena, vida y muerte y toda la existencia dependen de la demanda de trabajo, es decir, de los períodos de crisis y de prosperidad de los negocios, de las fluctuaciones de una competencia desenfrenada. Su trabajo no se compra más que cuando alguien lo necesita, por cuya razón no tiene la existencia asegurada[1].

El gobierno PSOE-Podemos había prometido garantizar con los ERTE los puestos de trabajo. HA SIDO UN VIL ENGAÑO: el gobierno “más progresista de la historia” en combinación con la patronal y los sindicatos está organizando un vendaval de despidos quitando la T (de temporal) y dejándolos en ERE (despido definitivo).

Los despidos en cifras

Desde 2008 se han perdido en la banca 120000 puestos de trabajo y 2021 va a suponer 35000 despidos: 2935 en BBVA, 7400 en Caixa Bank, Bankia (pendientes de contabilizar); 3572 en el Banco Santander (el tercer ERE en 4 años); 2717 en Banco Sabadell, 1500 en Unicaja, 750 en Ibercaja etc. 

Por su parte, El Corte Inglés va a despedir 3000 trabajadores, aplicando un ajuste duro por primera vez en su historia, pues se trata de despidos sin prejubilación ni ningún otro paliativo.

Ford arroja a la calle 630 trabajadores eliminando prácticamente el turno de noche. No se han calculado las repercusiones que estos despidos pueden tener en las empresas subcontratadas, pero podemos hablar fácilmente de la desaparición de 3000 empleos.

Y ahí no acaba la cosa. El blog de economía Bussines Insider afirma: “La tormenta de despidos masivos irá mucho más allá de la banca en 2021: los ERE de las grandes empresas en plena pandemia suman ya más de 30.000 afectados[2], concretando que “desde el inicio de 2021, 32 grandes empresas han iniciado trámites de ERE para reducir sus plantillas, que afectarán a 30.000 trabajadores”. Entre las empresas que han hecho ERE están “NH, El Corte Inglés, Adolfo Domínguez, Endesa o H&M, han anunciado la presentación de ERE a finales de 2020 y comienzos de 2021 a pesar de haberse beneficiado del régimen de ERTE durante el año anterior”.

Endesa, la eléctrica que se beneficia de las desmesuradas nuevas tarifas de la luz aprobadas por el gobierno “de izquierdas”, pretende despedir a 1200 trabajadores. La cadena de tiendas de ropa H&M planea dejar en la calle a 1100 trabajadores, mientras que Naturgy, una empresa energética que dicen es “de éxito” tira a 1000 compañeros. La cadena de perfumería Douglas arroja 492 al desempleo. Eurest 411, Logitravel 400, Coca Cola 360, Bosch 336, Adolfo Domínguez 300, Heineken 228, Tubacex 129, la cosmética Avon otros 129 y un largo etcétera.

En el caso de las PYME (pequeñas y medianas empresas) los efectos sobre el empleo han sido devastadores: “las pequeñas empresas, las de menos de cincuenta empleados, cerraron septiembre con casi 240.000 menos que en febrero y con una caída de más de 260.000 en doce meses, retrocesos que, en las medianas, las que tienen plantillas de 50 a 250, fueron, respectivamente, de 118.000 y de 130.000[3]

Los despidos no se limitan a España, se practican en todo el mundo. El periódico Financial Times, habla de 30 millones de trabajadores despedidos en los 25 países de la OCDE durante la pandemia de forma oculta e indirecta[4]. Esto se sumaría a los 25 millones de puestos de trabajo destruidos oficialmente en la Eurozona y USA durante la pandemia. Según Financial Times “el desempleo oculto podría persistir, dificultando la recuperación económica y arrastrando a la baja los salarios y los niveles de consumo privado”. Añade un dato inquietante: “En el caso de la eurozona, que pasó de una tasa de paro del 6,5% en febrero a un 8,1% en agosto, la economista de ABN Amro Aline Schuling asegura que su desempleo real es al menos 4 o 4,5 puntos porcentuales mayor, teniendo en cuenta la previsión de que 1 de cada 5 trabajadores con jornada reducida terminen siendo despedidos, incluyendo aquellos que trabajan en sectores que han recuperado plenamente su actividad”.

Los ERTE y otras medidas similares en los demás países están ocultando la auténtica magnitud del desempleo. “En total, según la economista senior del Economic Policy Institute Heidi Shierholz, al menos 33 millones de trabajadores se han visto afectados directamente por una clasificación errónea de su situación laboral, o han abandonado el mercado de trabajo o han visto reducirse sus horas de trabajo y su salario durante la pandemia”. En USA el desempleo oficial es 7,9% pero en realidad, según un ex asesor de Obama, sería del 9,6%.

Los despidos no vienen solos

La clase obrera es atacada en todos los frentes, los despidos no vienen solos:

  • Prosigue la reducción de los salarios. “El sueldo anual más habitual en España fue de 18.489,7 euros en 2019, cifra que solo mejora en 20,81 euros, un 0,1%, el de 2018, según la ‘Encuesta de Estructural Salarial’ del Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos correspondientes a 2019. Casi uno de cada cinco trabajadores (el 18,2%) ganó en 2019 como mucho el salario mínimo interprofesional (SMI), que fue de 12.600 euros anuales, mientras que el 46,4% percibió una retribución de entre 12.600 y 25.200 euros. De esta forma, casi dos de cada tres asalariados ganaron en 2019 menos de 25.200 euros al año, es decir, menos de dos veces el SMI[5].
  • Escalada de la pobreza. “Esta crisis incrementaría la tasa de pobreza severa (personas con ingresos inferiores al 40% de la renta mediana, es decir, con menos de 5.826 euros al año o 16 euros al día) desde el 9,2% precovid hasta el 10,86% de la población, con casi 790.000 personas adicionales que ahora viven por debajo de este umbral de subsistencia, elevando el total de personas hasta los 5,1 millones”. A nivel mundial, estimaciones recientes señalan que el número de personas que viven con menos de 4,50 euros al día podría haber incrementado entre 200 millones y 500 millones en 2020
  • Condiciones de trabajo cada vez más brutales. Un ejemplo, la situación de los trabajadores de la fresa en Huelva, donde proliferan “los contratos por obra y servicio; los despidos sistemáticos mucho antes de expirarse el visado o lo prometido; las horas trabajadas no pagadas; el cobro abusivo de gastos por alojamiento y servicios básicos o la ausencia total de vivienda; la falta de transporte adecuado de las fincas a los pueblos; las omisiones en la atención a la salud de mujeres y hombres que a menudo no hablan (bien) castellano; el acoso laboral y el chantaje sexual, y un largo y funesto etcétera[6]
  • La Reforma de las Pensiones. El gobierno “social-podemos” organiza otra reforma de las pensiones destinada a que sean cada vez menores y abarquen a cada vez menos trabajadores. Esta reforma se añade a las de 1985 y 2007, todas ellas bajo gobierno “socialista” y la del gobierno PP de 2013. So pretexto de que las pensiones “no pierdan poder adquisitivo” se establece un “nuevo mecanismo” que en la práctica las devalúa. Se elimina toda prejubilación con lo que los trabajadores despedidos perderán un delgado colchón que los protegía de la miseria. Cualquier intento de jubilarse antes de tiempo es duramente penalizado, se pueden perder hasta 460€ si te jubilas un año antes. Se estimula la prolongación de la edad de jubilación…  Y, tras la firma de un acuerdo Gobierno – Patronal – Sindicatos, el ministro Escrivá añade más sal a las heridas: anuncia que los nacidos entre 1960 y 1975 (los que ahora están entre los 60 y 45 años) SE TENDRAN QUE ACOSTUMBRAR A TRABAJAR MAS AÑOS CON MENOS PENSION. Es decir, nos aclara lo que el gobierno quiere: proseguir la reducción de las pensiones y el aumento de los años trabajados. Cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Y qué pasará con los nacidos después de 1975? ¿Qué pensiones tendrán los nacidos con el siglo XXI? Lo que pretende el capital y sus lacayos del gobierno socio-podemos es REDUCIR A CERO las pensiones y AUMENTAR HASTA EL INFINITO el tiempo de trabajo.

De los ERTE al desempleo puro y duro

Los ERTE como ya hemos denunciado[7] no son un “escudo social” contra el desempleo sino SU ACELERADOR. Los ERTE afectan actualmente a 743000 trabajadores. Como señala el blog de economía antes mencionado “El Gobierno siempre defendió a capa y espada que los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) iban a ser un dique de contención para que las empresas evitaran los despidos. Pero sobrepasados los primeros compases de la pandemia y con la economía todavía renqueante, muchas grandes compañías han anunciado ya sus intenciones de recortar plantilla. El Corte Inglés, la hotelera NH Hotel Group, la cadena de ropa H&M, así como Douglas y Adolfo Domínguez, son algunos ejemplos[8]. Ford combina el ERE (630 despidos) con el ERTE (afectando a 6100 trabajadores hasta octubre). La multinacional del acero, Arcelor, plantea un ERTE como “puente hacia la jubilación”. Todas estas triquiñuelas denuncian la demagogia del gobierno: los ERTE han sido la lanzadera de los ERE puros y duros.

Los tribunales de trabajo que, según la ideología democrática protegen al trabajador y serían un instrumento eficaz de la acción sindical, no se oponen a los despidos, simplemente los califican de “improcedentes” con lo cual se ejecutan, aunque le cuesten un poco más caros a las empresas (tienen que indemnizar al trabajador con 33 a 45 días por año trabajado).

El capital no se recupera, pese a las proclamas eufóricas del gobierno a cuenta de los fondos europeos: “Según el informe Perspectivas España 2021, el 66% de las empresas no registrará unas ventas similares a las de 2019 hasta 2022”. En el mismo sentido, la tasa de vulnerabilidad de las empresas (el peligro de caer en la insolvencia) se ha disparado: “está cerca de duplicarse en sectores como la hostelería y el ocio, en los que se acerca al 70%, supera el 50% en la automoción y ronda el 40% en el transporte y la logística, según explicó hace unos días el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce[9]

Vamos hacia una agravación de la crisis con una escalada subsiguiente del desempleo en un contexto de precariedad laboral disparada. Esta, en 2018 afectaba a 4,35 millones de trabajadores en España lo que significa el 26,8% de la población empleada. La pandemia “ha expulsado del mercado de trabajo a casi 300.000 jóvenes en lo que va de año, en un fenómeno de destrucción del empleo que coincide con un incremento, superior incluso, de los menores de treinta años que no estudian ni trabajan[10]

La precarización laboral se acompaña con el desarrollo del trabajo informal y del sistema de los “riders”, los trabajadores de reparto de alimentos y otras mercancías. Estos eran considerados como falsos autónomos -es decir, “auto – empresarios” que “colaboran” con una plataforma digital (Deliveroo, Glovo etc.). El gobierno “progresista” con la ley de 2021 los ha reconocido como “trabajadores”. Esta “gran victoria” ha permitido a las plataformas distribuidoras seguir con su brutalidad explotadora recurriendo a subcontratas y otros subterfugios contando con que el gobierno mira hacia otro lado. Así, las subcontratas pagan sueldos de miseria: “Jobandtalent ofrece repartir para Glovo con salarios de 640 euros brutos por 20 horas a la semana y con la obligación de que sea el repartidor el que ponga el vehículo. Un repartidor de JTHiring, empresa subcontratada por JustEat, cobra 621 euros brutos por 17 horas y media a la semana”.

Renace la combatividad obrera

Los despidos en la Banca han encontrado una respuesta obrera, en varios bancos se han dado huelgas por primera vez en 30 años. Los trabajadores del BBVA empezaron a movilizarse por las distintas ciudades del país, frente a las principales sedes del banco. Después empezaron con los paros parciales, el martes 25 de mayo de una hora y el lunes 31, de dos. Pero el plato fuerte llegó el miércoles 2 de junio, porque los empleados de la entidad fueron a huelga y se trataba de la primera que protagonizaba la plantilla de un banco en 30 años. Según los sindicatos fue respaldada por el 70%[11].

También hubo huelgas en Caixa Bank. El 3 de julio hubo manifestaciones masivas en Palma de Mallorca, Toledo y Oviedo. Estas ganas de lucha se han expresado en otros sectores: el 24 de junio, los conductores de Autobuses Castillo fueron a la huelga contra «reiterados retrasos en el cobro mensual, así como reivindicando el pago íntegro de la nómina de mayo»[12]. En Vizcaya, los trabajadores sanitarios del hospital de Ortuella entraron en huelga por la falta de personal recorriendo en manifestación la población[13], esta movilización se extendió a toda la sanidad vizcaína con concentraciones delante de la diputación reclamando más contrataciones. Mas de 38000 interinos de la administración pública de Aragón han ido a la huelga contra las medidas de “regularización” que en realidad los condenan a la interinidad de por vida. En Huesca, los interinos, descontentos con la propuesta sindical, han ido a la huelga en la provincia. Esa misma protesta ha sido protagonizada por 18000 empleados públicos de la administración regional de Castilla – La Mancha. En Torrelodones, periferia de Madrid, los trabajadores de parques y jardines se concentran en protesta en el ayuntamiento contra “los despidos realizados por la empresa adjudicataria del servicio de jardinería[14]. En la industria azulejera de Castellón 15000 trabajadores han sido llamados a la huelga ante la ridícula subida salarial y la reducción de los pluses de antigüedad.

La combatividad obrera saboteada por los sindicatos

Estas luchas confirman tendencias a la combatividad que ya vimos el verano pasado[15]. Sin embargo, son muy dispersas y se ven fácilmente controladas y saboteadas por los sindicatos. Estos buscan dos objetivos:

La división y el aislamiento de los trabajadores: encerrarlos en la cárcel de la empresa. Los sindicatos han empujado a una respuesta separada de los trabajadores de BBVA y Caixa Bank. EN NINGUN MOMENTO HAN CONVERGIDO. Denunciamos la fragmentación y división de la lucha organizada por los sindicatos. Nada se hizo para plantear una lucha común con los demás trabajadores. Los trabajadores de Caixa Bank afectados por 7400 despidos (cifra final) hicieron huelga dos días después de la huelga de BBVA. DIVIDE Y VENCERAS es el lema del capital contra los trabajadores que los sindicatos aplican concienzudamente.

Aceptar los despidos. En la banca los sindicatos plantearon la huelga desde la aceptación de los despidos “quejándose” de su cantidad desproporcionada: “Un argumento que sigue sin convencer a los sindicatos, que creen que la cifra de salidas propuesta por la dirección del banco es desproporcionada”. Como decía Economía Digital en el artículo que venimos citando “En las últimas semanas y desde el día 10 de mayo, la plantilla ha llevado a cabo varias movilizaciones frente a las sedes del banco en todas las ciudades de España con el objetivo de que BBVA reciba el mensaje y opte por reducir el número de salidas y mejorar las condiciones económicas”. Es un planteamiento derrotista de ACEPTACION DE LA LOGICA DEL CAPITAL, los sindicatos lo reducen todo a un regateo para conseguir UNOS POCOS DESPIDOS MENOS. Esto significa que estos “defensores oficiales de los trabajadores” quieren que aceptemos la peor plaga del capitalismo: EL DESEMPLEO. Por ejemplo, en el BBVA los despidos han sido “solamente” de 2935 frente a los 3800 inicialmente anunciados por la empresa. ¡Como si esos casi 3000 compañeros no sufrieran un golpe en sus vidas! ¡Como si la aceptación de la facultad de la empresa para despedir “por causas justificadas” no fuera la puerta abierta para futuros despidos!

La respuesta proletaria

La lucha de la clase obrera contra los despidos y el desempleo es especialmente difícil. Los obreros se enfrentan a una sobreproducción generalizada que hace que si la huelga se reduce únicamente a paralizar la actividad o la producción -como quieren los sindicatos- ESTA NO SIRVE PARA NADA. El desempleo -o la amenaza de caer finalmente en él- “sirve para poner al desnudo la incapacidad del capitalismo para asegurar un futuro a los proletarios[16], pero, al mismo tiempo, es un poderoso factor de intimidación y de atomización. El capital chantajea a los trabajadores con aquello de “acepta menos salarios o peores condiciones de trabajo porque de lo contrario TE ECHAREMOS A LA CALLE”. Por otro lado, cuando se anuncia un expediente de regulación de empleo, sindicatos y empresa imponen a los trabajadores una situación angustiosa: rumores, entrevistas selectivas, maniobras, discriminaciones, promesas personalizadas…  “tú no irás a la calle si te portas bien” (dice la empresa), “te aseguramos el puesto de trabajo si te afilias al sindicato” (dicen los sindicatos). Los “menores de 45 años no se verán afectados”, “los mayores de 60 deberían aceptar el despido voluntario”. Estas campañas insidiosas hacen que el ambiente en la etapa de aplicación del ERE se haga insoportable. El miedo al desempleo se acompaña con una auténtica tortura sicológica.

Hacer frente a esta estrategia necesita de un gran esfuerzo de solidaridad, compañerismo, autoorganización y conciencia. Todo esto es muy difícil de conseguir por todo un tiempo dadas las importantes dificultades que arrastra la clase obrera actualmente[17].

No obstante, no hay otro camino que la lucha. Esta para ser fuerte y eficaz y poder superar la maniobra combinada de empresas – sindicatos – gobierno, necesita que:

  • Los obreros se organicen por sí mismos en Asambleas Generales capaces de elegir comités revocables en todo momento;
  • La lucha se extienda, no se conciba como protesta de una empresa o de un sector, sino que sea una RESPUESTA COMO CLASE OBRERA.

Ambos requisitos son imprescindibles pues los obreros de BBVA, de Arcelor, de Ford, de los hospitales, NO ENFRENTAN A UN EMPRESARIO AISLADO sino a TODO EL ESTADO CAPITALISTA que es un aparato formado por Gobierno, Patronal, Sindicatos, Tribunales, policía etc. Tampoco tienen como “aliado” la “opinión pública”, los políticos locales o “los ciudadanos”. Esos no son aliados sino instrumentos que tiene el Estado Capitalista para desviar a los obreros hacia el terreno del interclasismo, de la lucha ciudadana, de la protesta democrática. El proletariado tiene que luchar y organizarse como CLASE y buscar la solidaridad de todos los trabajadores.

La perspectiva histórica sigue abierta. A pesar del golpe en su toma de conciencia dado por el hundimiento del bloque del Este, el proletariado no ha sufrido derrotas importantes en el terreno de sus luchas. Su combatividad sigue intacta. Pero, además, y es éste un factor que determina en última instancia la evolución de la descomposición, o sea, la agravación inexorable de la crisis del capitalismo es un estímulo esencial de la lucha y de la toma de conciencia de la clase, condición misma en su capacidad para resistir al veneno ideológico de la putrefacción de la sociedad. La lucha contra los efectos de la crisis misma es la base para que se desarrolle su fuerza y su unidad de clase. La crisis económica, al contrario de la descomposición social, la cual concierne esencialmente las superestructuras, es un fenómeno que afecta directamente la infraestructura de la sociedad en la que se basan aquéllas; por eso, la crisis pone al desnudo las causas primeras de toda la barbarie que se cierne sobre la sociedad, permitiendo así al proletariado tomar conciencia de la necesidad de cambiar radicalmente de sistema y no ya de pretender mejorar algunos aspectos de él.

Sin embargo, la conciencia de la crisis por sí sola no puede resolver los problemas y las dificultades ante los que se enfrenta y deberá enfrentarse cada día más el proletariado. Únicamente: la conciencia de la importancia de lo que se está jugando en la situación histórica de hoy y, en especial, de los peligros mortales que la des composición entraña para la humanidad; su determinación en proseguir, desarrollar y unificar su combate de clase;     su capacidad para desactivar la cantidad de trampas que la burguesía no dejará de tenderle en su camino ; permitirá a la clase obrera responder golpe a golpe a los ataques de todo tipo desencadenados por el capitalismo para finalmente pasar a la ofensiva y acabar de una vez con este sistema cruel y despiadado” (Tesis sobre la Descomposición).

C. Mir 9-7-21

 

[7] Ver Los gobiernos de Izquierda en defensa de la explotación capitalista (III) La trampa está en la letra pequeña https://es.internationalism.org/content/4625/los-gobiernos-de-izquierda-en-defensa-de-la-explotacion-capitalista-iii-la-trampa-esta

[17] Ver la Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases de nuestro 23º Congreso https://es.internationalism.org/content/4444/resolucion-sobre-la-relacion-de-fuerzas-entre-las-clases-2019

Situación nacional: 

Geografía: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

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