Frente a la militarización y la guerra, ¡opongamos la lucha de clases!

Printer-friendly version

Frente a la militarización y la guerra, ¡opongamos la lucha de clases!

Los Estados competidores y sus dirigentes, ya se presenten como «autoritarios» o «democráticos”, buscan por todas partes imponer «sacrificios” a los proletarios en nombre de la «indispensable economía de guerra».

Ya sea en la Rusia de Putin, en la China de Xi Jinping, en los Estados Unidos de Trump o en la Unión Europea de Von der Layen, «¡es la hora del rearme!» El nuevo canciller alemán afirma: «a partir de ahora debemos aplicar la siguiente regla a nuestra defensa: ¡cueste lo que cueste!». Por su parte el presidente Macron quiere «reforzar nuestros ejércitos lo más rápidamente posible», al igual que el primer ministro británico Keir Starmer, que ha anunciado un gasto militar «sin precedentes desde el final de la Guerra Fría».

Intensa propaganda belicista y militarista

Para imponer este gasto colosal en plena crisis económica y financiera, en un contexto de déficit público asombroso, la estrategia más eficaz sigue siendo la manipulación a través del miedo: «¿Quién puede creer que la Rusia de hoy se detendrá en Ucrania?” (Macrón) ¿No habría a toda costa que «disuadir a tiranos como Vladimir Putin?» (Starmer).

En realidad, en este capitalismo obsoleto, todos los Estados son imperialistas, grandes o pequeños, agresores o agredidos, todos sólo defienden los fríos intereses del capital nacional. Todos son gánsteres, monstruos codiciosos agazapados en una cesta de cangrejos que, cuando no están ya revolcándose en la sangre de civiles que derraman descaradamente, se preparan para las futuras carnicerías que habrán decidido fríamente. Y como siempre, estos belicistas toman las precauciones habituales para justificar cínicamente la monstruosidad de sus bárbaras empresas, ¡siempre en nombre de la «paz» y los «valores»! ¿No está el propio Putin luchando contra los «nazis»? ¿No defiende el ministro francés de Economía, Eric Lombard, una «economía de paz» democrática para comprar sus instrumentos de muerte?

En todas partes, la clase obrera está sometida a esta intensa propaganda, a la apisonadora mediática que intenta persuadir mediante una retórica nauseabunda de que el gasto militar es «necesario» y que la producción de armas debe «aumentar inevitablemente». ¡Todo ello por razones que se presentan ampliamente como «morales»! Entonces florecen las encuestas, diseñadas para medir, manipular y alimentar la misma retórica destinada a persuadir a la gente de que ¡debemos «defender la soberanía de nuestra patria»!

Pero pretender que la guerra y la militarización de la sociedad son un «mal necesario», algo que caería bajo el sentido común, contra lo que no se podría hacer nada a riesgo de masacres aún mayores, es una odiosa mentira. La militarización y la guerra son siempre el fruto de las decisiones bárbaras de la clase dominante y la expresión misma del callejón sin salida en el que se hunde cada vez más el sistema capitalista en descomposición. Las guerras mundiales de ayer, como las abominables masacres de hoy en la Franja de Gaza y o Ucrania, no son el producto de la «locura» de tal o cual dirigente, sino la expresión del callejón sin salida histórico en el que se encuentra el sistema capitalista, de su incapacidad para proponer otra cosa que no sea arrastrar a la clase obrera y a la humanidad entera a una destrucción cada vez mayor y apocalíptica. Lo que se esconde detrás de toda la bonita palabrería de la «paz» no es ni más ni menos que la transformación de zonas cada vez más extensas en campos de ruinas, ¡en nuevas Ucrania, Siria o Palestina![1]

Más ataques contra la clase obrera

Toda esta agitación belicosa alimenta a su vez la misma carrera armamentística, y en todas partes los gobernantes piden a la clase obrera que pague la factura. Los presupuestos militares previstos en Europa ya superan el 2% del PBI actual. El plan europeo «ReArm Europe» prevé liberar 800,000 millones de euros para la compra de armas de guerra. Sólo Alemania prevé destinar 1 billón de euros para defensa. ¡La ley de programación militar de Francia para 2024-2030 prevé una suma de 413,000 millones de euros!

Los explotados empiezan a resentir todo esto en términos de ataques a sus condiciones de vida. Al insistir en que ya no podemos contar con los «dividendos de la paz», la burguesía prepara el terreno para hacer aceptar sacrificios al servicio de asesinatos masivos. Soplando calor y frío, endulzando discursos o predicando un lenguaje de «verdad», las perspectivas son de ataques masivos a nivel social, la salud, las pensiones, la educación, etc. Para el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, «esto no puede esperar [...]. Los países invierten hasta una cuarta parte de su PBI en pensiones, sistemas de salud o seguridad social. Nosotros necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para reforzar nuestra defensa». Lo que evita decir es que esta «pequeña fracción», tomada de sistemas que ya están debilitados, sólo puede empobrecer aún más a millones de personas. Se trata de un eufemismo cínico que en realidad significa claros recortes en los presupuestos sociales, la seguridad social, el seguro de desempleo y el seguro de enfermedad.

Lo que se nos presenta como una fuente de «relocalización industrial» para «promover el empleo» es también un truco siniestro destinado para justificar una intensificación de la producción de armas, que sólo se producirá al precio de un endeudamiento vertiginoso, una caída en la recesión mundial, pero también una intensificación de la explotación y un deterioro general de las condiciones de vida de los proletarios. Si bien es cierto que las empresas armamentísticas podrán cosechar importantes ganancias, desde el punto de vista del capital mundial, la economía se verá lastrada por un inmenso despilfarro de recursos y capitales esterilizados en arsenales de armas improductivos. En el mejor de los casos, estas armas se oxidarán; ¡en el peor, matarán y destruirán, generalizarán la política de tierra quemada! En resumen, ¡esto significa una devaluación del capital cada vez mayor, que ya está generando inflación, ataques y miseria a los trabajadores!

La lucha de clases, una necesidad vital

Esta situación de pesadilla no debe ser aceptada por la clase obrera. Como clase, no podemos sino denunciar todos los preparativos guerreros y toda la retórica destinada a movilizar al proletariado y a la población detrás de la «nación» por una supuesta «paz» y la defensa de supuestos «valores democráticos». La clase obrera debe desconfiar y particularmente combatir a sus falsos amigos, de la izquierda y de la extrema izquierda, que multiplican la retórica más artera. Estos últimos aumentan obstáculos a la toma de conciencia de los trabajadores proponiendo falsas alternativas que son trampas ideológicas: bien mediante movilizaciones pacifistas, encubriendo así la responsabilidad del capitalismo, o bien preconizando abiertamente el apoyo a un campo militar, justificando la masacre en nombre del «mal menor» o del «anticolonialismo»[2]. En ambos casos, los principios esenciales de estos venenos ideológicos son dividir a los trabajadores y defender al capital, ¡siempre en nombre de la «democracia» burguesa!

Las trampas de la mistificación democrática son tanto más peligrosas cuanto que explotan un sentimiento real de cólera en reacción a diversos ataques, como las numerosas manifestaciones del 5 de abril en Estados Unidos, canalizadas en una movilización anti-Trump o anti-Musk. Las mismas trampas están tendiendo una serie de movimientos populares de protesta en países como Turquía, Serbia o Corea del Sur. El objetivo es empujar a los trabajadores hacia las urnas o hacia los partidos burgueses de oposición haciéndoles creer que sería posible organizar una sociedad capitalista más humana y justa, lo cual es una gran mentira: ¡el capitalismo ya no puede ser «progresista», está desgastado hasta los huesos y ya no tiene nada que ofrecer! Está en quiebra y es cada vez más destructivo.

El miasma de su descomposición y la fragmentación social que engendra son a su vez utilizados con estos fines ideológicos por la clase dominante para tratar de oscurecer la búsqueda de la única perspectiva viable y posible, la legada por la experiencia del movimiento obrero y la lucha de clases: la del comunismo.

La burguesía intenta ocultar que la militarización va necesariamente unida a los ataques contra los obreros. Y precisamente, es sólo en un terreno de clase, en la dinámica de las luchas obreras contra los ataques actuales y futuros, donde el proletariado podrá desarrollar su fuerza y su conciencia de la bancarrota del capitalismo. La única manera de ofrecer la perspectiva de una sociedad alternativa viable es, pues, rechazar y rechazar en bloque las campañas ideológicas burguesas, luchar contra toda lógica impuesta por el capital y combatir contra este monstruo sanguinario.

WH, 5 de abril de 2025

 

[1] Las maniobras militares y provocaciones de China en torno a Taiwán a principios de abril, en respuesta a las irracionales decisiones y a las provocaciones de Trump en relación con los aranceles y sus intenciones imperialistas, dan brutal testimonio de ello.

[2] Esto es lo que lleva a los izquierdistas, por ejemplo, a apoyar abiertamente las masacres de Hamás en Gaza.

Personalidades: 

desarrollo de la conciencia y la organización proletaria: 

Cuestiones teóricas: 

Rubric: 

Editorial