Ante la crisis y el desorden capitalista, ¡el proletariado debe desarrollar su lucha de clases!

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Ante la crisis y el desorden capitalista, ¡el proletariado debe desarrollar su lucha de clases!
El 20 de enero, Donald Trump asumió oficialmente la presidencia. Esta victoria representa un fracaso estrepitoso para las fracciones más responsables de la burguesía estadounidense que habían intentado impedir el regreso al poder de este patético personaje durante todo el mandato de Joe Biden.

El capitalismo se hunde en el caos a gran velocidad
En las primeras elecciones de 2016, la burguesía se vio sorprendida por la victoria de Trump, pero después trató de controlar los humores y las incoherencias del ocupante del Oficina Oval.
Sin embargo, su retórica revanchista y el descrédito de sus rivales demócratas resultaron más poderosos que las condenas y demandas interpuestas contra él por agresión, chantaje o comportamiento sedicioso durante el asalto al Capitolio de enero de 2021. Esta vez, la burguesía estadounidense está claramente desbordada por la situación creada por este alborotador que nunca ha ocultado su deseo de debilitar las instituciones del Estado federal y situarse por encima de ellas. El control de Trump sobre todas las instituciones es más sólido y extenso que en 2017, lo que refleja una mayor pérdida de control sobre el aparato político por parte de las fracciones más lúcidas de la burguesía estadounidense y la exacerbación de las tensiones en su seno para defender mejor los intereses del capital nacional. El programa de Trump, más brutal y escandaloso que entre 2017 y 2021, refleja claramente el afianzamiento y la expansión del populismo que recorre el mundo .
Las manifestaciones de la irresponsabilidad de Trump residen tanto en sus tropelías y su programa como en la promoción de los nuevos ejecutivos de su gobierno, de los que el inefable Elon Musk es el símbolo. Pete Hegseth, un antiguo presentador de Fox News, acusado de agresión sexual, sin experiencia en altos mandos, se encuentra de secretario de Defensa. Robert Kennedy Jr, un conspiranoico que lucha contra las vacunas, se convierte en secretario de Sanidad. El escéptico climático Chris Wright ha sido nombrado secretario de Energía... En resumen, un equipo de la peor chusma, que revela una fase histórica en la que la burguesía estadounidense, a la vanguardia de todas las burguesías de las grandes potencias occidentales, tiende a perder la brújula, con la perspectiva de crisis políticas cada vez más profundas y caóticas.
En resumen, lo que prefigura este nuevo mandato no es otra cosa que una acentuación del desorden mundial. Las políticas aplicadas por el nuevo equipo no pueden sino alimentar el torbellino destructor de crisis que se autoalimentan e interactúan a escala mundial: crisis económicas, guerras, degradación acelerada del clima y colapso de los ecosistemas, crisis sociales, oleadas migratorias incontroladas...

Un ataque ideológico contra la conciencia
Utilizando el miasma de la descomposición de su moribundo sistema, la burguesía sabe perfectamente cómo volverlo contra la conciencia de la clase obrera, tanto para llevar a los proletarios a la desesperación como para sembrar la ilusión de un futuro “más justo” y más “democrático”. Si bien el gobierno de Trump es un actor y agente clave en el desorden global, no es la causa del mismo, contrariamente a lo que gran parte de la burguesía y sus medios de comunicación intentan vender, para mejor ocultar el impasse histórico del sistema detrás de la “locura” de un hombre.
Esta campaña ideológica global es la continuación de una vasta ofensiva política, iniciada en el momento de la campaña electoral, destinada por supuesto a confundir a los trabajadores tras la bandera del antifascismo y a promover “la defensa de la fachada gubernamental democrática del dominio capitalista. Una fachada diseñada para ocultar la realidad de la guerra imperialista, la pauperización de la clase obrera, la destrucción del medio ambiente, la persecución de los refugiados. Es la hoja de parra democrática que oculta la dictadura del capital cualquiera que sea el partido -derecha, izquierda o centro- que llegue al poder político en el Estado burgués” . Es esta campaña ideológica democrática la que continúa, con cada partido aportando su piedra al edificio mistificador, como Macron en Francia denunciando una “internacional reaccionaria” o las burguesías alemana y británica denunciando la “injerencia” de Musk. Pero son sobre todo las fracciones más izquierdistas de la burguesía las que consiguen, en realidad, mistificar más eficazmente a la clase obrera, en nombre de la defensa de la “democracia” contra el “fascismo”. Los partidos de izquierda prestan así su apoyo “radical” y su credibilidad a la idea de una “internacional reaccionaria”.
El proletariado debe permanecer sordo a esta intensa propaganda que continúa y se intensificará, a riesgo de encontrarse aún más débil frente a las fuerzas del capital. Debe comprender que el Estado democrático es la herramienta del capital, su peor enemigo. Hoy, el único medio de lucha para la clase obrera es llevar el combate por sus intereses de clase y defender sus condiciones de vida frente a los ataques de todos los Estados, incluso los más “democráticos”, y de todos los gobiernos, sean de derecha o de izquierda.
Este combate debe librarse también contra los sindicatos, falsos amigos de la clase obrera. En Bélgica, a pesar del frente común sindical que pretende encuadrar y esterilizar la lucha organizando una jornada de acción cada mes, acompañada de otras huelgas, como en la enseñanza francófona y en los ferrocarriles, la clase tiende a superar la camisa de fuerza sindical y cada vez más trabajadores se suman a las jornadas de acción. Los proletarios de Bélgica no están solos. Desde 2022, en todo el mundo, en el Reino Unido, Francia, Canadá y Estados Unidos, la clase obrera levanta la cabeza, se niega a doblegarse ante la crisis, los despidos, la inflación y las “reformas”. En todas partes empiezan a reconocerse poco a poco como fuerza social. En todas partes surgen pequeñas minorías que cuestionan los orígenes de la crisis, la guerra y el caos en que nos sumerge el capitalismo. Un tal combate contiene en germen la perspectiva de una politización, y contiene la perspectiva, para el futuro, del derrocamiento del capitalismo y de la construcción de otra sociedad, sin explotación y sin la barbarie de la guerra.
WH, 22 de enero de 2025
 

Rubric: 

Lucha de clases