Turquía: la profundización de la crisis

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"¡Aprieta el puño, no tu cinturón, llena las calles, no las urnas del voto!"

El capitalismo significa pobreza para la clase obrera, significa vivir al límite, significa el miedo a estar desempleado y hambriento. Aunque el costo de la vida ha aumentado a un ritmo extraordinario en el período reciente y ha reducido rápidamente el poder adquisitivo, el capitalismo nunca nos ha prometido más que esto. Aunque la repentina subida del tipo de cambio aumentó nuestros problemas y las preocupaciones por nuestro futuro, la mayoría de nosotros ya era incapaz de llegar al fin del mes con años de constantes subidas de precios.

La crisis económica, que hoy se ha hecho innegable, es sólo uno de los reflejos de la crisis estructural del capitalismo. No hace falta mirar muy lejos para ver el punto al que ha llegado la decadencia del capitalismo y que está arrastrando a la humanidad hacia la extinción: con la crisis de producción y de salud que presenciamos en la epidemia de Covid-19; con los terribles incendios e inundaciones del pasado verano; con la crisis ecológica cuyas consecuencias directas hoy estamos viviendo en carne propia; con la crisis de los refugiados que cada día se hace más trágica. Además, vemos que el problema de la vivienda se hace más urgente para los trabajadores de todo el mundo, con el aumento de los alquileres y de las demandas de los dormitorios para estudiantes.

Aunque estas experiencias nos enojan, a menos que se encuentre una solución generalizada y realista, cada palabra pronunciada o cada acción llevada a cabo no conduce en última instancia más que a una creciente desesperación. Aunque las reacciones inmediatas, como las manifestaciones callejeras que tuvieron lugar tras el repentino aumento de los tipos de cambio son significativas, no pueden convertirse en permanentes y masivas en condiciones en las que no se presenta una alternativa revolucionaria.

Por supuesto, los partidos de la clase dirigente están haciendo su parte para impedir estas reacciones. Mientras el gobierno trata de impedir un posible levantamiento de masas mediante investigaciones policiacas, ataques y amenazas contra los que salieron a la calle, la oposición oficial trata de impedir el aumento de las protestas callejeras con la falacia de que "benefician al gobierno". Se entiende que están planeando celebrar manifestaciones legales -probablemente junto con los sindicatos oficiales- en las que la demanda de "elecciones anticipadas" será lanzada para detener una movilización masiva antes de que comience, contrarrestando así cualquier reivindicación radical, para ocultar la realidad de una crisis cada vez más profunda. En otras tras palabras, millones de personas que se empobrecen día a día y viven al borde del hambre están siendo alimentadas con mentiras: "No luchéis, esperad, nosotros os salvaremos".

En primer lugar, hay que subrayar que la razón principal de la crisis económica no es sólo la mala gestión del gobierno, sino que forma parte de una crisis económica mundial. Por lo tanto, la afirmación de que la cuestión puede resolverse con un cambio de poder carece por completo de fundamento. Por supuesto, las clases dirigentes pueden necesitar un cambio de poder gubernamental. En tiempos de crisis, en lugar de los partidos populistas de derecha como el AKP-MHP, los partidos "socialdemócratas" como el CHP pueden ser más útiles para reprimir a la clase trabajadora e imponerle políticas de austeridad. Hay que comprender que la función actual de la alianza, de la que el CHP y el IYIP son los principales elementos que se oponen al gobierno del AKP-MHP, es distraer a la clase obrera con la agenda electoral frente a la crisis candente, para dividir a la clase obrera con la hostilidad a los kurdos y a los refugiados, e impedir que las amplias masas entren en la lucha.

El ala izquierda de la clase dirigente, que está pegada a la espalda de estos partidos y trata de producir soluciones nacionales a la crisis del capitalismo, no tiene ninguna solución que ofrecer a un proletariado que sufre directamente la crisis. Aunque se ha demostrado a través de numerosos ejemplos recientes que ningún cambio es posible con las elecciones: que ni el HDP y los grupos políticos agrupados en torno a él, ni la búsqueda de alianzas iniciada por el TKP, el Partido SOL y el EMEP, ni ninguna transformación centrada en las elecciones presenta una perspectiva distinta a la de proporcionar un apoyo "crítico" al gobierno desde el exterior.

Hemos visto recientemente en los ejemplos de la coalición PSOE-Podemos en España y Syriza en Grecia cómo la izquierda de la clase gobernante ha empujado a la clase obrera a un callejón sin salida en todo el mundo. También sabemos que los partidos de izquierda de la clase en el poder son bastante "útiles" para imponer "políticas de austeridad" a la clase trabajadora. No tenemos otra elección que apretar los puños, llenar las calles, no las urnas del voto, para no apretarnos más el cinturón.

No puede haber una respuesta nacional a la crisis mundial del capitalismo. La respuesta sólo se puede encontrar a través de la unidad internacional del proletariado y su acción de masas que trasciende la farsa parlamentaria. El proletariado sólo puede lograr su emancipación desarrollando acciones de masas encaminadas a derrocar el capitalismo y creando órganos de lucha adecuados. Tenemos que recordar todo esto. Ya no tenemos tiempo para esperar, ni ninguna posibilidad de aspirar a algo menos que el derrocamiento del capitalismo.

Sabemos que no podemos confiar en los partidos de la clase dirigente, ni en los sindicatos oficiales, que son guardianes del orden existente, frente a los problemas candentes que vivimos hoy en día. Vemos una y otra vez en cada momento que la clase obrera no tiene otro salvador que no sea ella misma. La gente trabajadora, cada vez más empobrecida, no tiene otra cosa en la que confiar que su propia autodeterminación y en sus hermanos de clase que luchan en todo el mundo. Hoy, en nuestros centros de trabajo, en las áreas de viviendas, en las escuelas, es decir, dondequiera que estemos, tenemos que unirnos, organizarnos y proclamar obstinadamente estos hechos.

 

¡Guerra de clases contra el capitalismo! ¡Queremos el mundo, no unas migajas!

Abreviaturas:

AKP: Partido de Erdogan.

MHP: Partido de coalición racista.

CHP: Principal partido de la oposición, llamado "socialdemócratas".

IYIP: Partido populista/nacionalista de derecha.

HDP: Partido kurdo.

TKP: Corriente principal del Partido Comunista Estalinista.

Partido SOL: Similar a die Linke en Alemania.

Geografía: 

Vida de la CCI: 

Herencia de la Izquierda Comunista: