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El 11 y 12 de julio de este año se han presentado en Cuba las manifestaciones callejeras más importantes desde hace 62 años, de frente a las cuales el gobierno cubano y junto a ella todo el aparato de izquierda de la burguesía pretende explicarlas como resultado del pretendido “bloqueo económico” y la manipulación realizada desde el gobierno de los EUA en contra del “comunismo”. Por su parte, los medios de divulgación de la ideología de derecha lo presentan como un levantamiento del pueblo en contra del “comunismo”. Ambas posturas parten del falso argumento que es suponer que lo existente en Cuba es socialismo o comunismo. ¡Es una mentira! Cuba no es otra cosa sino un residuo de los regímenes estalinistas, que son una forma extrema de la dominación del capitalismo de Estado, expresando la decadencia de este sistema moribundo y mortífero para la humanidad. Izquierda y derecha esconden en sus argumentos que Cuba es un país con una economía dirigida por las leyes capitalistas, en el que existen clases sociales enfrentadas y una feroz explotación de los trabajadores, por lo que, como en cualquier otro país, se manifiestan expresiones de descontento de parte de los explotados, rechazando la vida miserable que este sistema ofrece[1]. Sin embargo, el reconocimiento de la existencia en Cuba de clases sociales confrontadas (burguesía y proletariado), no significa que toda manifestación de descontento ha de exponer una respuesta consciente del proletariado, aun cuando inicialmente exprese necesidades reales de los explotados, porque el proceso de toma de consciencia y el logro de la autonomía del combate del proletariado no es ni inmediato ni mecánico, sobre todo porque los trabajadores tienen que enfrentar de forma continua a la ideología dominante y al ambiente de confusión que profundiza la descomposición del capitalismo. Como ejemplo de esto, son las movilizaciones que en 2019 se presentaron en Chile y Ecuador, en las que el interclasismo impidió el avance de la combatividad y el actuar consciente de los trabajadores[2]. En mayo de 2020 en los EUA también se presentaron manifestaciones protestando por el asesinato de George Floyd pero en ellas la clase trabajadora aparece diluida y controlada por la misma burguesía. Había sin duda un descontento por la acción criminal de la policía; fueron muchos los trabajadores que de forma individual se integraron a las manifestaciones y, sin embargo, la burguesía a partir del movimiento “Black Lives Matter”, logró concentrar el coraje en el “racismo” y llevarlo a la ilusión democrática, reclamando una mejor policía y un poder judicial más democrático, lo que lo llevó incluso a integrarlo al terreno electoral[3].
En Sudáfrica en los primeros días del mes de julio se vivieron también revueltas en las que la respuesta de la policía dejó más de 200 muertos y cientos de detenidos. Las manifestaciones sin duda las encabezaban miembros de las clases marginadas y fueron estos mismos los que entregaron sus vidas y sin embargo los motivos por los que estaban en las calles eran totalmente ajenas a sus intereses. La pugna al interior del partido gobernante, Congreso Nacional Africano, que llevó al encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma (acusado de corrupción), fue el motivo para que, desde una fracción de la burguesía se impulsara una campaña propagandista (desde las redes sociales) encendiendo el ánimo chauvinista y racial de la población zulú, lanzando a las masas depauperadas y explotadas a un camino sin perspectivas, aprovechando el descontento permanente que existe y que en el marco de la pandemia se resalta por la impotencia y la incertidumbre. De manera que para entender las revueltas que se han presentado en Cuba se requiere analizar los motivos, los efectos y, ante todo, la participación que en estas ha tenido el proletariado, teniendo en cuenta que esta expresión se lleva a cabo en un momento de la aceleración del pudrimiento del sistema, que ha provocado un mayor hundimiento en la pauperización, agravando las condiciones de vida de los proletarios, por la escasez de bienes de primera necesidad, pero también por el descuido de la atención médica necesaria por la pandemia[4].
Las razones materiales del descontento social en Cuba
Como en el resto del mundo, en Cuba la crisis económica viene aplastando las condiciones de vida de los trabajadores, pero al fundirse con la pandemia, el rastro de muerte y miseria que va dejando a su paso se acrecienta de manera dramática. La expansión del virus del Covid-19 ha puesto en evidencia la gran mentira difundida por el gobierno cubano y repetido por la canalla de izquierda y extrema izquierda del capital, sobre la existencia del gran modelo del sistema de salud cubano y que fundan en el hecho de contar con más de 95 mil médicos, lo que implica que son 9 médicos por cada 1,000 habitantes, sin embargo repiten el mismo historial de descuidos que encontramos a lo largo del planeta e incluso son más graves, como lo confirma el hecho de que la gran mayoría de la población no está vacunada (la tasa de vacunación es solo de 22%), pero además no cuenta con medicinas, oxígeno, antígenos, gel, ni jeringas...
La crisis de 2008 había dejado secuelas latentes que la pandemia ha revivido y relanzado con mayor magnitud. La dificultad para reactivar la inversión es un problema presente en todos los países y aunque con el cierre de gran parte de la producción lo ha profundizado, lo cierto es que ya se mostraban aún antes de la expansión del virus del Covid-19 y en el caso de Cuba, por su inestabilidad crónica se acrecientan aún más los conflictos al cerrarse las actividades turísticas (de las que el Estado obtiene sus principales ganancias), cayendo así su PIB en el año 2020 en 11% y disminuyendo en 80% sus importaciones.
Desde los años 60, en el marco de la “guerra fría”, la isla de Cuba fue integrada en la esfera de dominio del bloque imperialista comandado por la URSS, así, cumpliendo intereses imperialistas el Estado cubano se integró en el enfrentamiento con el bloque opositor comandado por EUA, el cual, como parte de esta confrontación le impuso algunas restricciones comerciales (calificadas por la propaganda castrista como “bloqueo económico”, mientras que el gobierno norteamericano lo define como un “embargo”[5]), no obstante, la URSS sostuvo económica y políticamente a la isla, al grado que fue el principal comprador de sus escasos productos exportables, le cubría el 70% de sus importaciones, lo equipó militarmente, pero además le transfirió una gran masa de capitales. Por eso cuando cayó el bloque estalinista a fines de los años 80, Cuba quedó sin padrino y su economía se colapsó.
Entre 1990 y 1993 el PIB de Cuba cayó 36%, lo que la llevó a entrar en lo que llamaron un “período especial”, que significó un recrudecimiento de las condiciones de vida de la población y, si logró sobrevivir, fue por su acercamiento con capitales de origen europeo (mayoritariamente español) que invirtieron en proyectos turísticos y financieros, posteriormente con el apoyo que obtiene del Estado venezolano, logró detener el colapso. El gobierno de Chávez aprovechando las altas rentas recibidas por el petróleo, en un marco de colaboración imperialista, llevó a cabo proyectos políticos y empresariales con el Estado cubano, sin embargo, los flujos monetarios obtenidos por el petróleo venezolano se detienen en 2015, quebrando junto a la economía venezolana, la cubana, llegando ambas economías a niveles de insolvencia.
Una de las medidas que el gobierno de Castro aplicó en 1994, en el marco del “período especial”, fue el uso de la doble moneda: el peso cubano (CUP), en el que recibían sus salarios los trabajadores y el peso convertible (CUC), utilizado para el comercio con turistas. De esta manera se controlaba por parte del Estado el manejo de todas las divisas que llegaran, ya sea vía turistas o por remesas.
Se vuelve relevante mencionar a este proyecto porque en diciembre de 2020 se ha decretado por el gobierno de Díaz Canel, sucesor de los Castro, la unificación monetaria, acompañando el decreto con la formación de tiendas con pago exclusivo en moneda foránea, llamadas de MLC (Moneda Libremente Convertible), las cuales concentran las pocas mercancías de subsistencia y hacen obligatorio su pago en moneda extranjera, haciendo así más difícil para los trabajadores adquirir esas mercancías. Pero además, al operarse este “ajuste monetario”, ha destapado niveles de inflación tan severos que se han tenido que dar incrementos del 450% en los salarios y de 500% en las jubilaciones, sin embargo no logran recuperar las condiciones de vida de los trabajadores, ya que enseguida se han incrementado los precios de mercancías básicas como la energía eléctrica y el transporte[6], pero además, la paralización de la economía y la escasa actividad productiva (que no alcanza a cubrir la demanda interna) hace que exista un desabasto crónico de alimentos y medicinas, que obligan, a los que pueden pagar, a hacer filas de hasta 6 horas. El combustible al escasear, ha provocado la falta de transporte público, pero además ha motivado apagones de energía eléctrica cotidianos, de hasta por 12 horas.
En ese ambiente, que se torna aún más explosivo al incrementarse los casos del Covid-19[7], la desesperación y la exasperación crecen y alientan a la protesta, que aparece inicialmente en la ciudad de San Antonio de los Baños. Algunas centenas de personas salieron a las calles gritando ¡Libertad y comida! y ¡Abajo el MLC!… durante casi una hora se transmitió por redes sociales esas manifestaciones, hasta que el gobierno bloqueó el Internet y lanzó a la policía a la represión, pero ya para entonces las manifestaciones se replicaban en 40 ciudades y pueblos e incluso en La Habana. En todos los lugares en donde tuvieron lugar las manifestaciones, los gases fueron las primeras armas de ataques de la policía, luego vinieron las balas de la policía y el ejército, que dejaron un muerto (habitante de uno de los barrios más pobres de La Habana) y para rematar, las detenciones masivas. El primer día de la manifestación fueron 150 los detenidos, en los días siguientes el número creció y para remarcar la lección de temor, se mantuvo a los detenidos en condición de “desaparecidos”.
El proletariado cubano bajo el fuego cruzado del “socialismo” y la esperanza de “democracia”
Uno de los grandes mitos que se mantiene por la burguesía en relación a Cuba es la pretendida existencia del socialismo, con este argumento no solo se ha podido confundir y someter al interior de Cuba a los explotados, sino incluso a nivel mundial ha sido aprovechado por el aparato de izquierda de la burguesía para confundir al proletariado, identificando el estalinismo con el comunismo, cuando en realidad el estalinismo representa la total deformación del marxismo y del comunismo. Pero también hacen uso de esta gran mentira todos los Estados y sus medias, haciendo pasar a las políticas repetidas por años en Cuba, como el racionamiento y el actuar tiránico del Estado, como la base sobre la que se levanta la propuesta comunista. Esas visiones difundidas ampliamente, como hemos dicho al inicio, impiden entender lo que pasa con el proletariado en Cuba.
Hasta donde la información recuperada nos permite ver, el descontento de la gran mayoría de la población en Cuba se debe a la falta de alimentos y medicinas, a los altos precios de los productos, por los constantes apagones de luz[8] y sin duda hay también un hartazgo existente de frente a la tiranía estalinista, no resulta nada extraño que en varias ciudades se concentraran las manifestaciones frente a los locales del partido “comunista” cubano. Sin embargo, también es muy evidente que, en toda esta revuelta, el proletariado queda diluido políticamente, confundido y dominado por el nacionalismo y la esperanza en la democracia.
En todas las manifestaciones vemos las banderas nacionales ser ondeadas y los discursos nacionalistas son los dominantes, utilizados por los voceros del Estado cubano para justificar la represión, pero también la burguesía y pequeñaburguesía involucradas en los grupos opositores “anticastristas” (que inmediatamente coparon el espacio de la protesta), invocan al nacionalismo para pedir la democratización, e incluso los grupos asociados a fracciones de la burguesía norteamericana (operando principalmente desde Miami), para “salvar” a la nación llaman a la invasión militar… En este caos social, el proletariado cubano se encuentra confundido, sin poder reconocer su condición de clase y, por lo tanto, sin poder actuar de forma autónoma, lo cual permite que su descontento sea aprovechado por las fracciones burguesas y pequeñoburguesas.
Una característica de Cuba ha sido la falta de tradición de lucha de parte de la clase obrera, podemos recordar que aun cuando se han establecido condiciones salvajes de explotación desde el siglo XIX, la clase obrera tuvo un acercamiento político muy cercano con el movimiento liberal burgués (encabezado por Martí) que aunque pudo ser políticamente explicable en esa fase del desarrollo capitalista, después, durante el siglo XX, definido ya el carácter decadente del sistema capitalista, la clase trabajadora continúo esperanzada en la búsqueda de la “liberación nacional” prometida por todos los partidos burgueses[9]. Luego, estas dificultades para el proletariado se profundizan por la imposibilidad de recuperar las experiencias y el empuje de la oleada revolucionaria que tuvo en el centro a las revoluciones de Rusia (1917) y Alemania (1919), lo cual se confirma con el hecho de que la formación del Partido Comunista (PC) se da hasta 1925, en un momento en el que la oleada revolucionaria mundial va en declive y la 3ª Internacional y junto a ella los PC, entran en un proceso de degeneración, abandonando los principios internacionalistas.
Y para culminar, el hecho de que el proletariado cubano viva sometido por una tiranía estalinista que se presenta como comunista, crea un medio de confusión muy complicado para el desarrollo de su conciencia. A lo largo de más de 60 años de régimen castrista los trabajadores han vivido en aislamiento, con engaños, represión y hambre, que no es un ambiente que le permita recuperar las experiencias de los combates de sus hermanos de clase en otras regiones y poder exponer su fuerza como clase. Por esa razón suele ser semejante la situación política que los trabajadores cubanos presentan en cada revuelta desatada.
En la revuelta de 1994, conocida como el “Maleconazo”, el detonante fue también el desabasto de alimentos, medicinas y electricidad y de igual forma los trabajadores fueron capturados en la ilusión de la democracia interna o en la “libertad” esperada en Miami. Ni en 94, ni ahora se percibe la posibilidad de la reflexión masiva de los proletarios en Asambleas Generales. Esa falta de reflexión los hace presa fácil de las posturas burguesas dominantes, dirigidas desde el gobierno y el partido oficial o desde los diversos “grupos opositores” integrados dentro de Cuba y en EUA, que han llevado rápidamente a las expresiones de descontento al terreno engañoso de la democracia o más aún a de las disputas imperialistas, colocando a esa masa descontenta como carne de cañón de intereses burgueses.
La responsabilidad del proletariado de los países centrales del capitalismo
Cuando insistimos sobre la vulnerabilidad de los trabajadores en Cuba a los venenos nacionalistas y democráticos, no tiene como fin despreciar sus protestas o desaconsejar su lucha reivindicativa, al contrario, la denuncia de esos venenos se hace indispensable para armar la lucha proletaria tanto en Cuba como en el mundo.
Es cierto que un error grave de la Internacional Comunista, que ha pesado mucho sobre las luchas de la clase trabajadora del siglo pasado hasta ahora, particularmente en América latina, fue la “teoría del eslabón más débil”, que sitúa la mayor posibilidad de la revolución proletaria en los países donde el capitalismo es más débil. Nuestro documento, “El proletariado de Europa Occidental en una posición central de la generalización de la lucha de clases”,[10] critica severamente esta falsa visión, subrayando que “las revoluciones sociales no se producen allí donde la antigua clase dominante es más débil o su estructura está menos desarrollada, sino al contrario, allí donde su estructura alcanzó la mayor madurez compatible con las fuerzas productivas, y donde la clase portadora de las nuevas relaciones sociales y llamada a destruir las antiguas, es más fuerte. Mientras Lenin buscaba e insistía en el punto de mayor debilidad de la burguesía, Marx y Engels buscaron e insistieron en los puntos donde el proletariado es más fuerte, está más concentrado, y más apto para operar la transformación social”.
Los obreros en Cuba confrontan a un Estado brutal, sin mecanismos sindicales y democráticos de mistificación social, recurriendo únicamente a un terror permanente y grotesco, en los países del llamado “socialismo” (hoy reducidos a China, Cuba, Vietnam, Corea del Norte o Venezuela) “sigue pesando muy duramente la losa de la contrarrevolución en la forma de un régimen político totalitario, sin duda rígido y frágil, pero, precisamente por ello, el proletariado tiene muchas más dificultades para superar las mistificaciones democráticas, sindicales, nacionalistas, e incluso religiosas. En estos países se desarrollarán, como así ha sucedido hasta el presente, explosiones obreras violentas, acompañadas siempre que sea necesario del surgimiento de fuerzas destinadas a desorientarlas, como es el caso de Solidarnosc,[11] pero no podrán ser el escenario del desarrollo de la conciencia obrera más avanzada”. Será la lucha de sus hermanos en los países centrales del capitalismo la que les demostrará que la democracia, los sindicatos “libres” etc., son un engaño vil que refuerza y hace más opresiva la explotación. Será la lucha de esos sectores cruciales del proletariado la que mostrará que el problema de la humanidad no son las tiendas vacías o las colas para conseguir un kilo de arroz –expresiones caricaturescas de la barbarie global del capitalismo decadente–, sino la SOBREPRODUCCION GENERALIZADA que provoca hambre y miseria con supermercados rebosantes de alimentos y centros comerciales saturados de mercancías invendibles. Será esa lucha la que dará sentido y orientación a los esfuerzos de resistencia a la explotación, a las tentativas de toma de conciencia que en esos países se van a dar. Como decimos en el artículo que estamos citando: “Lo anterior no quiere decir que la lucha de clases o la actividad de los revolucionarios, carezca de sentido en otras regiones del mundo. La clase obrera es una. La lucha de clases existe en todos los lugares donde se enfrentan proletarios y capital. Las enseñanzas de las diferentes manifestaciones de esta lucha ocurran donde ocurran, son válidas para toda la clase. En particular la experiencia de las luchas en los países de la periferia influenciará la lucha en los países centrales. La revolución será, igualmente, mundial y afectará a todos los países. Las corrientes revolucionarias de la clase serán valiosísimas en todos los lugares donde el proletariado se enfrente con la burguesía, es decir, en todo el mundo”.
Revolución Mundial / 28-julio-2021
[1] Algunos artículos en los que desarrollamos los argumentos de la inexistencia de una revolución comunista en Cuba y el carácter burgués del gobierno cubano, son:
- “Balance de 70 años de luchas de “liberación nacional” II. En el siglo XX, la “liberación nacional”, eslabón fuerte de la cadena imperialista”: https://es.internationalism.org/revista-internacional/201110/3231/balanc...
- “Che Guevara: mito y realidad (a propósito de una correspondencia)”: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200711/2097/che-guevar...
- “Como en todo país capitalista, en Cuba los trabajadores pagan la crisis”: https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201012/3022/america-l...
- “Se retira Fidel Castro… la explotación y miseria de los trabajadores cubanos continúa”: https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200803/2204/se-retira...
- “Fidel Castro, vivo o muerto al servicio de la burguesía”: https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201701/4194/fidel-cas...
[2] Recomendamos la lectura de nuestro artículo: “Ante la agravación de la crisis económica mundial y la miseria las «revueltas populares» representan un callejón sin salida” en nuestra Revista Internacional n°163, segundo trimestre de 2019.
[3] Ver nuestro artículo, “Movilizaciones antirracistas: La respuesta al racismo no es el antirracismo burgués, sino la lucha de clases internacional”, ubicado en: https://es.internationalism.org/content/4579/movilizaciones-antirracista...
[4] Cuba inició recientemente la producción, de manera precipitada, de dos vacunas “nacionales” (Abdala y Soberana 2), por no ajustarse al protocolo internacional Covax y no presentar las medidas de verificación, no se puede conocer su eficacia, más aún cuando falta medidas de refrigeración para conservarlas y de jeringas para inyectarlas, aunque el gobierno cubano no deja de utilizarlo como argumento propagandístico. Después de las protestas, el ex padrino ruso ha enviado dos aviones cargados de más de 88 toneladas de comida, de material de protección médica y un millón de cubrebocas.
[5] No ampliaremos este asunto por el momento, solo indicamos que, aunque sí existen mecanismos intimidatorios de parte del gobierno de EUA para evitar operaciones comerciales con el gobierno cubano, eso no impide para que del total de las importaciones cubanas el 6.6% provengan de EUA.
[6] El transporte no solamente es escaso, sino además ha tenido un incremento del 500%.
[7] Esta situación pone en evidencia que la burguesía por todo el planeta (incluyendo a Cuba) opera sus políticas bajo la búsqueda de ganancias, desmantelando aquellas partes que no le reditúen, como son los servicios de salud, por lo que tienden a su desmantelación, creciendo por eso la impotencia ante problemas como los que actualmente se vive con la pandemia.
[8] Habría que considerar que, en Puerto Rico, país “asociado” a los EUA, también ha estado sufriendo apagones de luz sistemáticos por varias horas, a pesar de que recientemente ha privatizado esa actividad, de la misma forma en la frontera de México han tenido lugar ese tipo de dificultades, lo que muestra sin duda, que la inoperancia del sistema para cubrir las necesidades es un problema general del capitalismo, sin embargo el caso de Cuba se resalta porque se ha convertido en un fenómeno repetido a diario y por prolongado tiempo.
[9] El mismo Fidel Castro se presentaba como continuador del pensamiento liberal de Martí y Chivás. Ya instalado Castro con su grupo en la Sierra Maestra, ofreció una entrevista al periodista norteamericano, Robert Taber, quien le preguntó: “¿Es usted comunista o marxista?” y la respuesta fue: “No hay comunismo ni marxismo en nuestras ideas. Nuestra filosofía política es una democracia representativa y la justicia social dentro de una economía planificada…” (abril-1957). Esa misma respuesta la repitió en diversas ocasiones en su visita a los EUA en abril de 1959. Solo es en diciembre de 1961, presionado por la invasión fallida promovida por el gobierno de EUA, que Cuba se denomina “comunista”, lo que implicaba acercar sus intereses imperialistas hacia el bloque opositor a los EUA.
[11] En relación a la gran huelga de masas de los obreros en Polonia en 1980 y el sabotaje llevado a cabo por el sindicato Solidarnosc, recomendamos leer los artículos:
- “Polonia (agosto de 1980): Hace 40 años, el proletariado mundial retomaba de nuevo la huelga de masas”: https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace... “
- “Lecciones siempre válidas para la lucha del proletariado mundial”: https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/757/polonia...