Enviado por Internacionalismo el
Haciendo gala de su retórica populista, Chávez dijo hace algunos años que la crisis no iba "a tocar un pelo" de la economía venezolana, que la crisis afectaba a los países capitalistas, pero no a un país como Venezuela que se encamina al "socialismo". Pero la cruda realidad es que "la terca crisis", de manera implacable, socava las bases del proyecto "socialista del siglo 21". Y no puede ser de otra manera: no hay país en el mundo que pueda escapar a las leyes implacables del modo de producción capitalista. Mucho menos, países como Venezuela, donde las élites burguesas del chavismo pretenden implantar un régimen despótico basado en un modelo capitalista de estado donde el gobierno tiende a controlar todas las instituciones del Estado y todos los órdenes de la vida social, principalmente la economía; transformándose en el mayor explotador de la fuerza de trabajo, como fue el caso en los países que conformaron el exbloque ruso el siglo pasado.
La izquierda y los izquierdistas dan su apoyo incondicional a regímenes como el de Chávez con el fin expreso de que los trabajadores se dejen explotar mansamente por las facciones burguesas "progresistas" y "revolucionarias" ahora en el poder. Por su parte, los sectores burgueses contrarios al régimen, lo califican de "comunista", para de esta manera intentar ganar al proletariado a su proyecto de explotación de "democracia social".
La crisis capitalista: una mala jugada para el "socialismo del siglo 21"
A pesar de las campañas del Estado, que pretenden obviar los efectos de la crisis, ésta ha dejado al descubierto la fragilidad de la economía venezolana: que se sustenta fundamentalmente en los ingresos petroleros; con políticas de capitalismo de Estado a ultranza que han debilitado al capital privado y al propio capital estatal; que prácticamente tiene que importar todo lo que consume; que pretende desarrollar una "revolución" continental, exportando a un alto costo la franquicia del "Socialismo del Siglo 21", que lo lleva a constantes enfrentamientos con los Estados Unidos, su principal cliente comercial[1]. Este conjunto de factores colocan en desventaja a la burguesía venezolana ante la crisis.
Las propias cifras oficiales y de organismos como la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) o el FMI, registran la gravedad de la crisis económica: Venezuela, junto con la paupérrima Haití, fueron los únicos dos países de América Latina y El Caribe que no crecieron en el 2010, tercer año consecutivo de decrecimiento del PIB del principal país exportador de petróleo de la región[2]. Mientras el resto de las economías de la región mantienen en su mayoría tasas de inflación bajas o moderadas, Venezuela tiene la inflación mas alta de la región y una de las mas altas del mundo: cada uno de los últimos 3 años ha sido del 27% en promedio y se estima que en 2011 supere el 28%; tasas de inflación que hacen "sal y agua" salarios y pensiones de los trabajadores, así como las ayudas que da el Estado a través de los planes sociales.
Pero la propia gestión económica del régimen chavista y la exportación del "Socialismo del Siglo 21" tiene sus costos económicos:
- las medidas de expropiación y controles contra sectores del capital privado adversarios al régimen: aparte de debilitar el aparato productivo, han debilitado las exportaciones no petroleras y acentuado el carácter importador de la economía. Una consecuencia de tal política es que se importan un 70% de los alimentos, porcentaje nunca visto en el pasado; situación prácticamente insostenible, debido al alto volumen de gastos del Estado por este concepto, que tiende a agravarse debido al alza del precio de los alimentos a nivel mundial.
- las medidas de control de cambio y de precios asumidas por el Estado ocasionan escasez de alimentos y productos básicos, lo que repercute de manera directa en el aumento de precios y la especulación.
- el fracaso del régimen en reestructurar la sociedad y la economía bajo el control de una "nueva" burguesía nacional, que se expresa en una dificultad creciente para establecer un estado de derecho confiable para la inversión extranjera, ha ocasionado que ésta se encuentra en sus mínimos históricos. Así mismo, se ha acumulado un creciente abandono del mantenimiento de la infraestructura industrial, que afecta inclusive a la industria petrolera (que genera el 95% de los ingresos de la nación por exportaciones), que carece de las inversiones necesarias para mantener e incrementar la producción de hidrocarburos. También se descuidaron las inversiones y mantenimiento de la infraestructura vial, y del servicio eléctrico, que presenta continuas fallas y racionamiento.
- los ingresos petroleros (que se incrementaron de manera significativa en el 2011 debido a la crisis en Libia) no son suficientes para saciar la voracidad del Estado; se esfuman en presupuestos "alternos" al presupuesto nacional, manejados directamente y de manera discrecional por el Poder Ejecutivo (con la excusa de agilizar la "inversión social"); forma de gestión del régimen que ha facilitado la conformación de una vasta red de corrupción que abarca a varios niveles de funcionarios públicos y militares, que lleva de fracaso en fracaso los planes que deberían respaldar el "desarrollo" económico;
- la política exterior del régimen, que consume montos importantes en dólares en forma de regalos, sobornos o facturas petroleras con descuentos a varios países de la región (principalmente los pertenecientes al ALBA[3]); mientras que puertas adentro, el proletariado recibe los ataques más brutales del "gobierno socialista";
- los elevados sueldos y "beneficios" de los altos burócratas del Estado, tanto civiles como militares, como forma de garantizar su "lealtad al proceso"; mientras un buen número de trabajadores sobreviven apenas con algo mas del salario mínimo (equivalente mas o menos a $150 mensuales según la tasa de cambio no oficial);
- incremento significativo de los gastos militares[4], con la excusa de enfrentar la amenaza de invasión del "imperialismo yanqui" para apropiarse de los recursos energéticos.
Al igual que otras economías del mundo, la de Venezuela ha tenido que refugiarse en un crecimiento del endeudamiento del Estado. El crecimiento de la deuda se ha acelerado de manera significativa en el 2011 con la aprobación por la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional de una ley que permite al gobierno incrementar el monto de la deuda por mas de 20 mil millones de dólares supuestamente con el fin de financiar la construcción de viviendas (aunque todo indica que es para cubrir los gastos de los planes y campañas en función de las próximas elecciones presidenciales). Aunque la deuda total del Estado, que incluye la de la estatal PDVSA y los préstamos de China y otros países (del orden de 150 mil millones de dólares, equivalente a un poco mas del 40% del PIB) es todavía manejable, los expertos en economía señalan que de seguir el actual ritmo de endeudamiento, se podría llegar a un "default" (imposibilidad de pago del servicio de la deuda) dentro de tres años. En ese sentido, Venezuela en pocos años podría estar como en la situación de Grecia, país que ha requerido del auxilio de los países de la Comunidad Europea para poder pagar los intereses de la deuda; imponiendo a los trabajadores y la población griega un severo plan de austeridad.
El régimen chavista no puede echar atrás su política capitalista de Estado a ultranza, no tiene otra opción sino una "huída hacia delante" para defender los supuestos logros de la "revolución": este año se han arreciado las expropiaciones y presiones sobre la empresa privada con la consigna de "radicalizar la revolución", así como el control de precios, lo que indudablemente agravará la escasez de productos y la crisis económica. Medidas estas que han incrementado de manera significativa el riesgo país, lo que encarece y dificulta las fuentes de endeudamiento externo y aleja la inversión externa e interna.
El comportamiento negativo de la economía, muestra que la crisis mundial del capitalismo ha afectado de manera importante la aplicación del "Socialismo del Siglo 21" y las aspiraciones de la burguesía venezolana de hacer del país una "potencia económica". Todo parece indicar que la burguesía venezolana estaba menos preparada que otras burguesías de la región para enfrentar los embates de la crisis económica mundial, la cual ha puesto al descubierto la fragilidad de la economía venezolana.
El chavismo recurre al mismo remedio que las burguesías del mundo: acentuar las medidas de austeridad
Al tiempo que echa mano de cualquier argumento ideológico para sustentar su "Socialismo del Siglo 21", el gobierno de Chávez se ha visto obligado a tomar medidas para apuntalar la débil economía: devaluación del bolívar en un 65% en enero del 2011, después de una devaluación del 100% a comienzos de 2010; atentado permanente contra los salarios y beneficios laborales, como a los planes de alimentación y de salud; aumento de las tarifas del servicio eléctrico, con el justificativo de detener "el derroche de electricidad", lo que afectará de manera dramática el costo de la vida; también se ha considerado el aumento del precio de la gasolina (la mas baja del mundo), del IVA y otros impuestos. Estas últimas medidas han sido pospuestas, debido probablemente a la situación que se vivió en Bolivia en diciembre pasado, cuando el gobierno de Evo Morales después de decretar el aumentó del precio de la gasolina, tuvo que revertir esta medida debido a las protestas que se generaron a nivel nacional, que erosionaron su popularidad de manera importante.
Como una consecuencia de los altos niveles de inflación, los salarios han sufrido un deterioro importante: según la CEPAL y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en términos reales los salarios de los trabajadores venezolanos cayeron poco más de 8% al cierre del primer trimestre de este año con respecto a igual período de 2010, siendo el único país de la región con una caída de los ingresos laborales. Aunque las cifras oficiales señalan una disminución del desempleo colocándolo en 8,1%, esos mismos organismos indican que la tasa en Venezuela, está por encima del promedio latinoamericano. Como en muchos otros países, la realidad es que ha crecido el empleo precario tanto en el sector público como el privado: según un estudio reciente realizado por la Universidad Católica Andrés Bello, un 82,6% de la fuerza laboral venezolana tiene un empleo precario[5]. Pese al empeño del régimen chavista de maquillar las cifras, la realidad es que los niveles de pobreza estructural se han mantenido.
A nivel social, se han debilitado los planes sociales (llamados "Misiones") que se inventó el chavismo para vender "los logros del socialismo", orientados a repartir migajas a los sectores mas pauperizados. Hoy, los planes de salud, educación, distribución de alimentos[6], etc., están en proceso de abandono o muy debilitados. Es un hecho que la totalidad de servicios públicos están en pleno deterioro. Situación, que junto con la escasez casi permanente de varios productos de la dieta básica, el constante aumento de los precios de alimentos y productos de primera necesidad; que principalmente padecen los proletarios y los sectores más necesitados, mientras los grandes jerarcas del régimen y sus allegados no pueden ocultar la opulencia en que viven. Cualquier parecido con algún país árabe o africano no es pura casualidad!!
Un aumento importante de las luchas y las protestas sociales
En este contexto, la situación social también presenta un giro importante: el proletariado de la industria petrolera, que sufrió un duro golpe con el despido de casi 20.000 empleados en el 2003 después del paro petrolero promovido por sectores de la oposición, ha realizado movilizaciones por el incumplimiento de los beneficios contemplados en la contratación colectiva. También importantes contingentes de empleados públicos del sector salud, educación y de la administración central, se movilizan para exigir aumento de salarios y mejores condiciones laborales, después de varios años de vencimiento de sus contratos colectivos. Pero las más resaltantes son las luchas que realizan desde hace más de dos años los trabajadores de la Zona del Hierro en Guayana, al sur del país, que concentra alrededor de 20 empresas básicas del Estado y a más de 100.000 trabajadores. Para tratar de confundir a los trabajadores de esta zona y desviar su combatividad, el gobierno ha intentado varios esquemas de producción "socialista": después de intentar la "autogestión" en ALCAS (empresa productora de aluminio), y realizar la nacionalización de la siderúrgica Sidor, ahora se intenta a toda costa implantar el "control obrero" de la producción, echando mano de forma desesperada a esta bandera trotskista (ver artículo en esta revista).
Esta situación refleja un incremento significativo de las protestas sociales en el 2011, que de seguro superarán las más de 3000 protestas contabilizadas en el 2010, que a su vez superaron todos los récords registrados en años anteriores. Ello supone una erosión importante en el apoyo a Chávez, pues se dan con mayor frecuencia en los sectores mas empobrecidos, su principal base de apoyo. Un ejemplo reciente y patético de estas protestas ha sido la de los familiares de los presos de varias cárceles del país, quienes han sido reprimidos de manera despiadada por las fuerzas del Estado al protestar por el hacinamiento y represión contra sus familiares presos; víctimas de bandas que se han conformado en las cárceles que han creado su propio "Estado" en los penales, armados hasta los dientes en complicidad con las propias fuerzas policiales que los custodian. La barbarie que se vive en las cárceles es la extensión de la barbarie que a diario se vive en todo el país, principalmente en los barrios pobres, que acumula mas de 140 mil asesinatos en los 12 años de "revolución bolivariana"; que con todo descaro Chávez y sus secuaces llaman la "revolución bonita"!!
Las luchas y movilizaciones que realiza el proletariado son el mejor mentís a la supuesta "revolución" que encabezan las nuevas élites burguesas que gobiernan en Venezuela. Sólo la resistencia de los trabajadores contra los ataques del Estado, en la defensa de sus condiciones de vida y basado en las asambleas que tiendan a unir a trabajadores de diferentes sectores, también serán una referencia para esas masas pauperizadas que ya comienzan a perder las ilusiones en las ofertas de chavistas y opositores.
De esta manera, esos movimientos se inscribirán en los que realizan los proletarios y las masas explotadas en el Norte de África, Grecia, España con el movimiento de los indignados, que indican que el sistema capitalista ya no puede ofrecer futuro alguno a la humanidad; que otra sociedad es posible y necesaria: el verdadero comunismo.
Intermo
30/7/11
[1] Las exportaciones a EEUU crecieron 27,7% en el primer trimestre de 2011 con respecto a igual período de 2010, representando el 49% del total de exportaciones de Venezuela. El 97,2% de esas exportaciones fue de petróleo y sus derivados, realizadas por el estado venezolano. Se observa que el "antiimperialismo yanqui" del régimen chavista tiene mucho de retórica, pues los negocios bilaterales fluyen sin problemas.
[2] Es necesario aclarar que crecimiento del PIB de ninguna manera expresa mejores condiciones de vida para la clase obrera y la población. Tenemos el caso de Perú, que tuvo un crecimiento importante del PIB durante el gobierno de Alan García; sin embargo terminó su gobierno con alta impopularidad debido a los altos niveles de pobreza. De alguna manera los pobres "le pasaron factura".
[3] Venezuela exporta alrededor de 500 mil barriles diarios de petróleo o derivados (aproximadamente un 20% de la producción) a varios países de Suramérica, Centroamérica y El Caribe, siendo Cuba el principal de beneficiario con 100 mil barriles diarios, quien paga parte de la factura con médicos y "asesores". Estos acuerdos de exportación generan pérdidas a la estatal PDVSA. Los países beneficiados tienen altas deudas con Venezuela.
[4] Según el Stockholm International Peace Reserch Institute, Venezuela ha destinado $ 33.346 millones en gastos militares durante el gobierno de Chávez. La compra de armamentos a Rusia ha sido de $ 9.400 millones (casi un tercio de los gastos en armamento). El gasto militar habría sido de $114 por habitante en el 2009, el de Brasil 142, Chile 135, Colombia 447.
[5] El Nacional 8/5/11.
[6] Es tal el desorden y la incapacidad del Estado en el área de importación y distribución de alimentos, que entre el 2009 y 2010 se perdieron por descomposición más de 100 mil toneladas de alimentos importados, destinados a suplir los planes populistas hacia los sectores más pauperizados.