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A continuación publicamos un texto en torno a los sucesos que se viven en el estado mexicano de Michoacán (al occidente del país) y en otras regiones del sur, que aporta nuevos elementos a los ya expuestos en la más reciente publicación de Revolución Mundial.
A la vez que la burguesía en México arrecia sus ataques sobre las condiciones de vida del proletariado por la vía de las llamadas pomposamente reformas estructurales (hacendaria, laboral, laboral-educativa, financiera) el tejido social se desmorona como un efecto, ese si orgánico, del deterioro del sistema capitalista a nivel mundial. Aunque las instituciones burguesas como el FMI hacen entusiastas proyecciones rosas sobre el futuro crecimiento del PIB mundial para este año (3.7% este año, 0,1 puntos más que lo previsto en octubre pasado) la realidad mundial muestra un escenario de crisis social rampante en todos los países, donde el hambre, las guerras, el deterioro ambiental y el desempleo supuran cada vez más monstruosos sufrimientos para las clases no explotadoras.
Y como una ilustración cruda de esa descomposición social generalizada, tal como nuestra prensa lo manifestó en RM N° 137, los grupos de autodefensa en las regiones tiranizadas por los cárteles de la droga, son un ejemplo de como la barbarie capitalista va gangrenando la estructura social.(1)
Los acontecimientos de Michoacán revelan la descomposición del capitalismo
De manera concurrente, varias voces desde la izquierda del capital han venido insistiendo en considerar a estos grupos de autodefensa y a las ya existentes policías comunitarias desde hace mucho tiempo en Guerrero y en Oaxaca, no solo como una lucha popular que debería ser secundada por todas las fuerzas "progresistas" del país sino incluso han llegado a presentarlos como la punta de lanza de una revolución popular que acabará con la presente administración del Estado e instaurar, según su florida fantasía y perturbada visión, un socialismo de no se sabe qué tipo.
En medio del caos y la descomposición social, las fuerzas del Estado burgués, con toda la fauna izquierdista incluida, han enfilado sus baterías en la difusión de infinidad de mentiras e historietas de héroes y villanos que ha generado una considerable confusión entre los trabajadores, especialmente entre los más jóvenes, quienes al ver nulificadas sus perspectivas laborales y personales son más susceptibles a asirse -en su desesperación- a este tipo de trampas ideológicas con las que la burguesía va nublando la conciencia del proletariado.
La lucha de las “autodefensas” -por más justificada que se encuentre motivada en la indignación contra las bandas de criminales o la voracidad capitalista en general- NO ES una lucha de la clase trabajadora. Es una de las manifestaciones de las pugnas entre fracciones burguesas bajo la forma crimen organizado, el Estado y los grupos de autodefensa cuya composición es interclasista y en la cual predominan campesinos con propiedades de todas magnitudes, comerciantes, burguesía agrícola y minera, dueños de aserraderos, pequeña burguesía de las cabeceras municipales, etc. Asimismo, entre las filas de los Caballeros Templarios (cartel al que combaten las autodefensas) hay una gran cantidad de lumpenproletarios quienes ante las nulas perspectivas económicas y sus propias características sociales como clase se ven arrastradas hacia el narcotráfico y el sicariato como medio de sobrevivencia. A su vez, la gran mayoría de los campesinos que se integran a la lucha como carne de cañón lo hacen en función de la defensa de su menguante propiedad y de la “restauración el estado de derecho”.
Vale aquí recordar las palabras del propio Dr. Mireles (2), una de las cabezas visibles del movimiento y que en el pasado no muy lejano fue parte del gobierno estatal bajo las órdenes de Cuauhtémoc Cárdenas -conocido mesías trunco de la izquierda del capital-. Mireles señala que fue hasta que los narcotraficantes comenzaron a expoliar abiertamente a la población más fuerte económicamente de la región -comerciantes, ganaderos, agricultores en gran escala- que el descontento cuajó en organización.
En cuanto al argumento que ubica al movimiento de las autodefensas, las guardias y policías comunitarios como preludio de una insurrección popular, esta línea de pensamiento corresponde abiertamente a la ideología de izquierda del capital que ve en las armas, en el “pueblo armado”, una potencialidad revolucionaria en si misma escondiendo mañosamente el necesario carácter masivo y consiente de la revolución proletaria. Además todos los programas o simples consignas de este movimiento responden a una dinámica local cuando la revolución que se plantea transformar el mundo, la revolución comunista mundial, tiene necesariamente una dimensión internacional.
Esto se constata cuando se revisan las declaraciones de los diversos grupos en cuestión, que apelan indistintamente a la legalidad burguesa. Mientras unos hacen un llamado a que el Estado les ayude a restablecer el imperio de la Ley y la salvaguarda de la propiedad privada, otros han expresado también en reiteradas ocasiones el mismo respeto a la propiedad privada, al ejército, a la policía, al gobernador del estado y al presidente de la República.. Es decir, ¡respeto al capital!
Los que ven una revolución en un tiroteo son los mismos que en una expropiación de medios de producción por parte del Estado festinan un avance en la emancipación de los explotados cuando no la consumación de de un proyecto socialista al puro estilo estalinista. (3) Todos terminan coincidiendo con la burguesía en la “urgente” necesidad de fortalecer las instituciones y la democracia, combatiendo “la corrupción” y “la injusticia”, y se revuelcan en sus discursos apologéticos de la patria y la unidad nacional. El Estado, sobra decir, es el instrumento de la burguesía para la protección de sus intereses, nunca será el salvador del proletariado, sino su más eficiente verdugo.
Perspectivas: ¿Qué postura asumir?
Así pues, el movimiento de las autodefensas no es un campo en el que el proletariado deba involucrarse. La clase obrera es una de las principales víctimas de este enfrentamiento -no solo por ser quien más sufre el quebranto económico de la región por la guerra o al ser masacrados y violados por los narcotraficantes- (4) sino que a nivel ideológico se arrastra a los trabajadores a la defensa de la pequeña y mediana propiedad y de los intereses económicos de las facciones burguesas enfrentadas, convirtiéndola en carne de cañón.
Muchos trabajadores de las huertas limoneras y aguacateras, de los aserraderos y comercios han sido armados por los patrones para integrarlos a los combates, incluso, muchos trabajadores provenientes de los Estados Unidos se han sumado a las filas de las autodefensas. (5).
Reconocemos que el descontento de la gente ve en las guardias comunitarias una opción para rebelarse contra una situación cada vez peor de mayores ataques a sus condiciones de vida que amenazan incluso la propia existencia. Pero hay que decirlo: la configuración en el caso michoacano está estrechamente ligada a la disputa no solo por la producción, trasiego y venta de drogas, sino también por el control de recursos mineros, hidrológicos, producción agropecuaria de alta rentabilidad e incluso por el manejo aduanal del Puerto de Lázaro Cárdenas. Por ello resulta en un suicidio para la lucha obrera tomar las armas para cambiar al señor de la guerra de turno por otro peor o igual, lícito o ilícito. Y no es por un mero pacifismo irreflexivo que lo planteamos, pues creemos en el necesario uso de la violencia revolucionaria para anteponerla a la que la burguesía impone a toda la sociedad y como un recurso para destruir así a su Estado.
La opción real del proletariado es la lucha organizada por sus propios intereses de clase. Solo el proletariado puede acabar con la rapiña de la burguesía entera, tanto de aquellos capitalistas que se mueven en la "legalidad" como de aquellos que se encuentran dentro del marco de la Ley, su Ley. Todos los grupos burgueses viven de la sangre del proletariado.
Rechazamos asimismo el veneno ideológico que proclama la necesidad de establecer un poder ciudadano, que respete el Estado de Derecho, siendo el derecho de propiedad el que está por encima de todos; y seguimos declarando la vigencia de la consigna marxista que proclama la destrucción del capitalismo ya que:
Los proletarios nada tienen que perder salvo sus cadenas. Tienen en cambio un mundo que ganar.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Rc y Br
(1) https://es.internationalism.org/revolucionmundial/201312/3970/solo-miser...
(2) https://www.youtube.com/watch?v=R5RafZpdH2E
(3) Y también tiene un equivalente en el discurso zapatista que en su rebelión armada se amparaba en los preceptos de la Constitución de 1917. Ver la Primera Declaración de la Selva Lacandona.
(4)https://lavoztx.com/news/2013/may/22/cartel-controla-michoacan-autodefen...
(5) https://www.quadratin.com.mx/principal/Retornan-migrantes-para-sumarse-l...