Enviado por Accion Proletaria el
Durante el mes de agosto ha estallado una tormenta financiera a nivel internacional, que tiene sus orígenes en los Estados Unidos, en la crisis de las llamadas hipotecas basura, o "subprime" (ver "La crisis inmobiliaria: un síntoma de la crisis del capitalismo" en este mismo nº de AP). Todo esto viene a confirmar la Resolución de Situación Internacional de nuestro XVIIº Congreso, del pasado mes de mayo, que en su punto 4 dice: «Las bases sobre las que se asientan las tasas de crecimiento del PIB mundial de los últimos años y que hoy provocan la euforia de los burgueses y de sus lacayos intelectuales no tienen en lo esencial, nada de novedosas. Se trata de las mismas bases que permitieron impedir que la saturación de los mercados que originó la crisis abierta a finales de los años 60 provocase la asfixia completa de la economía mundial, unas bases que se resumen en un creciente endeudamiento. En el momento actual, la principal "locomotora" del crecimiento mundial reside en los enormes déficits de la economía estadounidense, tanto a nivel presupuestario como de su balanza comercial. Se trata pues de una verdadera huida hacia delante, que lejos de posibilitar una solución definitiva a las contradicciones del capitalismo, no hace sino anunciar un futuro aún más doloroso y estancamientos brutales del crecimiento económico como los que hemos visto desde hace más de 30 años. Hoy mismo, por otra parte, asistimos ya a una acumulación de las amenazas que se ciernen sobre el sector inmobiliario en Estados Unidos que ha representado uno de los motores de la economía norteamericana, y que conllevan el riesgo de catastróficas quiebras bancarias, causando angustia e incertidumbre en los ámbitos económicos. A eso viene a añadirse la perspectivas de otras quiebras de los llamados hedge funds (fondos de inversión especulativos), tras la quiebra de Amaranth sucedida en octubre de 2.006. La amenaza tiene, si cabe, mayor calado pues esos organismos cuya razón de ser es la obtención de altos beneficios a corto plazo, especulando con la evolución de los tipos de cambio o el curso de las materias primas no son, ni mucho menos, francotiradores al margen del sistema financiero internacional. Son en realidad las instituciones financieras más "serias" las que colocan una parte de sus recursos en esos hedge funds. Además, las cantidades invertidas en esos organismos son considerables hasta el punto de igualar el PIB anual de una país como Francia, sirviendo de" palanca" a movimientos de capitales mucho más considerables (700 billones de dólares en 2002, o sea 20 veces más que el valor de las transacciones de bienes y servicios, o sea productos "reales")» (Revista Internacional nº 130, página 12).
Ante semejantes nubarrones, los principales partidos de la Democracia española rivalizan en ver quien dice la mayor de las majaderías. El PSOE, y en general la Izquierda y los sindicatos dicen que «la economía española, y la banca tienen bases más firmes» y que formidable tasa de crecimiento (el 4%) la ponen a salvo de las salpicaduras de la crisis de las "subprime". Por su parte el PP se lleva las manos a la cabeza ante las "gansadas" de ZP, acusándole de «irresponsable, por haber dilapidado la herencia dejada por Aznar». Unos y otros lanzan al proletariado o bien mentiras groseras o verdades a medias que aún son más nocivas, pues el secreto del "deslumbrante" crecimiento español, tanto del «España va bien» de Aznar como del «Tenemos una economía de "Champions League"» de Zapatero ha sido y es, en la práctica, el monocultivo del "ladrillo".
Como analizamos en la citada Resolución sobre la Situación Internacional, el desvío hacia la especulación, y especialmente la inmobiliaria de masas ingentes de capital, no es una especificidad norteamericana, sino un pantano en el que se adentrado el conjunto del capitalismo mundial, aunque desde luego la economía norteamericana se ha caracterizado por exagerar más aún esa tendencia. Pero hay que decir que el capitalismo español, e insistimos en que así ha sido tanto con Aznar como con ZP, ha descollado como un alumno aventajado de esa "escuela", llegando incluso a superar al maestro. En España, por ejemplo, el sector de la construcción representa el ¡20% del PIB! En los últimos años la irracional construcción de viviendas ha superado a las construidas en Francia, Alemania e Italia juntas. Por otro lado el capitalismo español ostenta el récord mundial de sobreendeudamiento de las familias, que corresponde hoy ya como media al 70% de los ingresos.
Por eso, a pesar de que gobierno y oposición alardeen de que la economía española es la octava del mundo, la realidad y los hechos son tozudos y lo cierto es que su fragilidad se ha agravado estos diez últimos años, pues ese supuesto crecimiento se ha basado como veíamos en la liquidación del ahorro familiar y también en gran medida en la financiación exterior (única forma de financiar el déficit exterior superior al 8% del PIB, también otro récord mundial). Ha llegado la hora de la verdad: toca devolver las deudas, y a muchos el agua les llega al cuello. En primer lugar a los propios bancos, cuya cartera de activos están compuestas, en cerca de un 60%, por préstamos a la construcción y sectores afines, que hoy se ven claramente como sobrevalorados, sobre todo con la drástica caída de ventas y el aumento de la morosidad que se esperan. No es de extrañar que tras el episodio del banco británico "Northern Bank", lo siguiente que ha salido al candelero ha sido la llamada banca "mediana" española (Bankinter, Banesto, Popular y Sabadell) que según un reciente informe presentado por Citigroup estaría sobrevalorada cerca de un 40%.
Ante la recesión económica que se avecina la clase trabajadora será la que pague las consecuencias con más paro y miseria, como lo prueba los datos económicos de agosto (aumento del paro en más de 60.000 trabajadores y descontrol de la inflación en los alimentos y subsistencias de primera necesidad: pan, leche, pollo, frutas y verduras, combustibles...). Y aunque estemos en los primeros pasos, no es difícil predecir por donde seguirá este tenebroso camino: el cierre del grifo crediticio y la retracción del consumo conducirá a muchas empresas, que han aumentado su dependencia de la "droga" del crédito, a recortar sus gastos de personal vía salarios o vía despidos; el encarecimiento de las hipotecas (o su "refinanciación" en los modernos usureros que tanto proliferan ahora) supondrá, puesto que su inmensa mayoría se han realizado con interés variable (otra coincidencia con el "modelo" USA), que el poder adquisitivo de los salarios se vea aún más menguado.
Ante los ataques brutales que la burguesía española va a desarrollar en contra de la clase trabajadora, para aumentar la extracción de plusvalía, el proletariado debe seguir con su dinámica de lucha y toma de conciencia de que la bancarrota histórica del capitalismo es irresoluble y aceptar los planes de miseria y austeridad únicamente traerán más paro y miseria como nos han demostrado los 40 años que llevamos de crisis económica declarada. Por ello la burguesía pone todo su empeño en tratar de falsear las raíces y el alcance de la nueva recesión que se avecina. Con la pantomima del cruce de jeremiadas entre la Derecha e Izquierda, lo que pretenden en realidad es hacernos creer que la degradación de nuestras condiciones de vida y trabajo depende del color político de las posaderas que se sienten en la Moncloa, cuando lo que nos demuestra la experiencia que tenemos de 30 años de democracia, con gobiernos de izquierda y de derecha, es que TODOS han desarrollado ataques brutales en contra de la clase trabajadora y a favor del capital nacional: Pactos de la Moncloa, reconversiones industriales de los años ochenta, congelaciones salariales del periodo de Aznar, etc.
Hoy la burguesía española trata de desdibujar el verdadero significado de la nueva crisis que se avecina. No duda para ello en lanzarse, ¡con la que está cayendo en todo el mundo!, a una sobrepuja de promesas de ayudas a la vivienda, a los jubilados, reducción de impuestos, etc. que apestan a demagogia electoralista, y que en caso de llegar a aplicarse (lo que no siempre sucede como en el caso de la "ley de dependencia" o la eliminación de la competencia salarial por la emigración ilegal,...) difícilmente representaran algo más que "migajas" que en poco, o en nada, compensarán el batacazo al que están abocadas nuestras economías, si no somos capaces de defender nuestras condiciones de vida con luchas masivas y unidas.
Por que esa, y no la elección del verdugo, es la única forma de poder defendernos: las huelgas masivas fuera de las maniobras sindicales, que buscan su extensión y la solidaridad, luchas que comienzan a desarrollarse a nivel internacional como la lucha de los estudiantes y trabajadores franceses contra el CPE (Contrato de Primer Empleo) en la primavera de 2.006, la lucha de los trabajadores del metal de Vigo en mayo de 2.006, las movilizaciones de los trabajadores de DELPHI en contra de su despido...
Como dijo Marx «la liberación de los trabajadores solo puede ser realizada por ellos mismos», y únicamente mediante su lucha colectiva, que al mismo tiempo expresa el verdadero porvenir de la humanidad, la clase trabajadora puede hacer frente a los ataques de la clase enemiga. Únicamente con su lucha el proletariado defenderá sus condiciones de vida y trabajo y al mismo tiempo desarrollará el germen de la huelga de masas revolucionaria que acabará con este modo de producción moribundo y creará las bases para la sociedad comunista.
Pel/Et 18/09/2007