Las matanzas, las
hambrunas, los desastres ecológicos, el deterioro de las infraestructuras,
etc., no son “fallos” del sistema capitalista sino el resultado inevitable de
la dominación de las leyes de este sistema sobre la especie humana y el planeta
entero. Y hoy asistimos a una acentuación de la frecuencia y de la intensidad
de tales catástrofes, a una considerable agravación de la situación de
barbarie, miseria y caos que vive la humanidad.