Los informativos de todo el mundo han difundido las imágenes y las noticias de fallecidos arrastrados por el agua y sepultados por el barro y los derrumbes, y otros muchos desaparecidos; los cadáveres llegan a las playas; muchos pueblos no tienen comida ni agua potable; el agua estancada una semana con animales y personas muertas está comenzando a producir infecciones y el riesgo de epidemias. Si no fuera por los bombardeos y la guerra, la situación de la población desasistida, dejada a su suerte al límite de la supervivencia, recuerda por momentos a Gaza.