inmigración

El capitalismo es la guerra y las alambradas de espinos

Desde que se redactó este editorial la situación se ha ido agravando para los refugiados, cada vez más numerosos, que huyen de las zonas devastadas por la espiral guerrera: Hungría ha cerrado totalmente la ruta de los emigrantes con un muro de “concertinas”, con lo que la nueva ruta que han tomado, por Eslovenia, será para ellos una verdadera catástrofe humana; Eslovenia intenta contener el fenómeno y amontona en sus campos cerrados y en condiciones dramáticas a miles de personas que duermen sin mantas por los suelos e intentan calentarse quemando plásticos tóxicos. Desde el 17 de octubre, más de 90.000 emigrantes han transitado por este pequeño país del Este. Austria también ha manifestado su voluntad de echar el cierre a la frontera con Eslovenia...

El “crimen contra la humanidad”, es el capitalismo

Los 12 y 19 de abril, dos pateras sobrecargadas de emigrantes que huían de la miseria y los peligros más extremos se hundían en el Mediterráneo, liquidando más de 1200 vidas. Tragedias como esta se repiten desde hace ya décadas: en los años 90, el estrecho de Gibraltar era el cementerio de miles de emigrantes. Desde el año 2000, han desaparecido 22 000 personas en el intento de arribar a Europa por mar. Desde el drama de Lampedusa en 2013, en el que perecieron 500 personas, esta emigración y sus consecuencias fatales han tenido un crecimiento sin precedentes. Con casi 220 000 travesías y 3500 muertos, el año 2014 ha batido todos los “récords”, para decirlo con la fría expresión de las estadísticas. En cuatro meses, desde el primero de enero de 2015, el mar se ha tragado a 1800 emigrantes.

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