Las movilizaciones contra la Ley de Empleo Juvenil (llamada "Ley Pulpin") constituyen una reacción saludable de indignación y rechazo contra la explotación. Los afectados directamente: los jóvenes hijos de la clase trabajadora, salieron a las calles a primera instancia: muchos de ellos salieron de forma espontanea, otros motivados por las fuerzas políticas de la oposición y otros sectores ciudadanistas de la pequeña burguesía.