En los días inmediatos al 11-M ya denunciamos que “la burguesía española no ha sido directamente responsable de los atentados de Atocha. En cambio si que se ha echado sobre los cadáveres de los proletarios cual banda de buitres. Incluso en la muerte, los obreros han servido a la clase dominante para alimentar su maquinaria de propaganda por la nación y la democracia”, (Revista Internacional de la CCI nº 117: “Atentados en Madrid: El capitalismo siembra la muerte”). Y, un año después, han vuelto a poner toda su maquinaria de guerra (horas y horas de programación televisiva, especiales de los periódicos), al servicio de tan nauseabundo fin. Han llegado incluso a convocar una Conferencia de expertos y líderes mundiales en Madrid para “analizar las causas” del terrorismo y para formular “recomendaciones para combatirlo”. Al ver las imágenes de los dirigentes del mundo capitalista reunidos en la ciudad que ha sufrido la mayor carnicería cometida en un país de Europa Occidental desde la 2ª Guerra Imperialista, se nos viene a la memoria la frase pronunciada por nuestros antecesores de la Internacional Comunista ante las conferencias que tras la guerra mundial de 1914-1918 querían establecer las causas y las responsabilidades de tamaño horror: “Una mirada en el espejo hubiera sido suficiente para que se vieran todos ellos como responsables”.
Como hemos denunciado en numerosas ocasiones, el “antiterrorismo” es una vulgar coartada, atribuyendo el terror a mentes enfermas retorcidas por el integrismo religioso o nacionalista, para impedir que los trabajadores tomemos conciencia que es el conjunto del sistema capitalista, y en primer lugar, las naciones más “civilizadas” y democráticas, el causante de una espiral creciente de violencia, guerras y matanzas: “Por ello resulta aún más repugnante si cabe el cinismo de los líderes de las grandes democracias – con su ‘espanto’ ante los atentados terroristas, o su ‘solidaridad’ con las víctimas -, cuando en realidad el sistema capitalista que ellos gobiernan es el responsable último de tales atrocidades, cuando ellos mismos no vacilan en emplear la guerra, el terror y la barbarie, en defensa de sus intereses imperialistas. Esa criminal hipocresía de la clase dominante, representa además un peligrosísimo veneno contra la lucha y la conciencia del proletariado, la única clase capaz de derribar este ‘orden’ social de explotación y guerra, por cuanto impulsa a los trabajadores a defender precisamente el Estado capitalista, y a hacerles creer que tomando partido por una u otra banda d la clase dominante puede solucionarse la grave crisis terminal de este sistema” (AP nº 179: “Frente la terror, la miseria y la guerra. No tenemos más elección que la lucha).
Un año después del 11-M, la propaganda de la burguesía vende las “bondades” del manto protector del Estado democrático sobre la población traumatizada por los 191 muertos, los miles de heridos, las decenas de miles de seres humanos que siguen padeciendo trastornos psicológicos, y asegura que a pesar de las “heridas abiertas”, los pasajeros actuales de esos mismos trenes de la muerte, viajan hoy, bajo el imperio de la “normalidad capitalista”. En efecto, igualmente apretujados como ganado, deben seguir viajando los trabajadores de las barriadas obreras que “disfrutan” de la vida normal en el capitalismo, es decir de la progresiva pérdida del poder adquisitivo de los salarios, de la eventualidad, de los despidos, de la angustia de un progresivo endeudamiento; viajan también esos jóvenes estudiantes a los que la “normalidad” capitalista condena a un progresivo deterioro de su educación y de su integración social[1] como tétrico avance de una sociedad sin futuro. Se apiñan también numerosos emigrantes (una cuarta parte de las víctimas del 11-M), sometidos, “normalmente”, al chantaje de los “papeles”, a aceptar el subempleo con salarios de miseria,...[2] En esos mismos trenes se apretujan como ganado miles de seres humanos que padecen, el “normal” desmantelamiento del Estado del bienestar (ver artículo en este mismo número de AP), de la degradación de la asistencia sanitaria, de la atención a los enfermos,... Hasta las propias víctimas directas del 11-M han tenido que denunciar que el enorme número de heridos ha engordado directamente las listas de espera de los hospitales, que el programa de atención psicológica que se les prometió se acabó a finales de 2004, y que cerca de la mitad de las personas que sufren traumas psíquicos (ansiedad, pánico, depresión,...) tras el 11-M deben costearse ellos mismos su tratamiento.
En el año transcurrido desde aquel 11-M los políticos españoles y sus medios de comunicación afines se han dedicado a acusarse unos a otros de “manipulación electoralista” de los atentados. De nuevo el árbol con el que quieren impedirnos ver el bosque. La verdad es que todos ellos, todos los defensores del Estado democrático, de la “unidad de los españoles” contra el terror, han hecho de la manipulación de la conciencia y de los sentimientos de la población su principal artimaña:
- la manipulación del propio estupor causada por la gravedad de la matanza para impedir que los trabajadores, ante la magnitud de la matanza, tomáramos conciencia de que incluso las poblaciones de los países más desarrollados estamos cada vez más amenazadas por actos de guerra. Desviaron la preocupación por el horror y la inseguridad hacia el “alivio” por la retirada de las tropas españolas en Irak, como sí tal hecho hubiera significado la más mínima atenuación de la barbarie que se acentúa día tras día en aquel conflicto (ver artículo en este mismo número de AP), o como si los “mariposeos” retóricos de ZP ( la “Alianza d las civilizaciones”, etc.) no fueran más que el contrapunto “amable” de la tragedia de la proliferación de caos (en el año transcurrido la barbarie capitalista sigue superando récords como el de cerca de 2 millones de afectados por el maremoto en Asia), terror y guerras en todo el planeta.
- la utilización indecente de la indignación que causó en la población el brutal atentado, para reforzar el impacto dela mistificación democrática: “Toda la clase burguesa, derechas e izquierdas juntas, han utilizado la emoción provocada por los atentados para llevar va los obreros a unas urnas que muchos de ellos habrían desdeñado en otras circunstancias. L a alta participación electoral ya es una victoria para la burguesía, pues significa que, al menos por ahora, una gran parte de los obreros españoles creen que hay que dejar en manos del Estado burgués su protección contra el terrorismo” (Revista Internacional nº 117, artículo citado).
- la perversión de los sentimientos de solidaridad de millones de seres humanos hacia las víctimas de todos los atentados, hacia los trabajadores de Madrid, adulterada como “unión nacional” de explotados y explotadores, de víctimas y verdugos, el inhumano yugo de interés nacional. Ese interés común de los españoles es la trampa con la que la clase dominante pretende que aceptemos la degradación imparable de nuestras condiciones de trabajo (los despidos, los salarios de miseria, la prolongación de la jornada laboral,... justificada con la “lucha por la productividad de la economía española”) y de vida (por ejemplo la degradación de la seguridad en la construcción que se pone de manifiesto en la multiplicación de “accidentes” como los del Carmel – ver artículo en este mismo AP); es también la excusa para justificar el fortalecimiento del aparato represivo (esa es la recomendación de las comisiones de estudio sobre el terrorismo que todos los gobiernos aplican con fruición), y de la multiplicación de envíos de tropas, que este Gobierno, con la excusa eso sí de la intervención humanitaria[3], ha multiplicado (Bosnia, Afganistán, Haití, Indonesia,...) en defensa de los intereses imperialistas de la nación española.
La machacona propaganda de la burguesía en torno al aniversario del 11-M ha insistido en “no olvidar” el atentado, las víctimas,... pero ha volcado toda su capacidad de mentir en borrar precisamente las verdaderas lecciones del 11-M: que el sistema capitalista se adentra cada vez más en una descomposición generalizada en la que se extienden y se ahondan los rasgos de la barbarie ( el terror, la miseria, la degradación moral, el sentimiento de falta de perspectivas para la sociedad), y que la única alternativa en que la humanidad puede depositar una esperanza de futuro, es precisamente la superación de este “orden” social capitalista, por una sociedad sin clases ni fronteras, el comunismo, en la que los sentimientos de fraternidad y solidaridad, de confianza en el futuro, puedan tener verdaderamente sentido.
Etsoem. 11-3-2005.
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1En las últimas semanas se ha visto como estudiantes de Institutos valencianos debían acudir con mantas a clase porque simplemente no existe la calefacción, y han aparecido datos de que en la Comunidad Valenciana 70 mil alumnos reciben “enseñanza” en barracones prefabricados. Por otra parte un Informe oficial reciente sobre la situación de la juventud en España ha señalado que la edad de inicio en el consumo de alcohol y otras drogas se ha “adelantado” a los 13-14 años.
2A pocos metros de la estación de Atocha, sigue siendo “normal” ver a primera hora de la mañana la subasta, a la baja por supuesto, de la mano de obra emigrante, para contratarla por una jornada, en la construcción.
3Ver por ejemplo en el artículo que publicamos en el AP nº 180, el trasfondo imperialista de la intervención de las grandes potencias en la catástrofe del tsunami del Sudeste asiático.
El 27 de Enero, durante las obras de construcción de la línea 5 del Metro de Barcelona en el barrio de El Carmel , se produce un socavón de 35 metros de profundidad, y 30 de diámetro. Tres edificios de viviendas se hunden y 84 se ven amenazados indirectamente, entre ellos dos colegios y 500 viviendas; más de mil personas tienen que abandonar sus casas. Cinco días después, la empresa responsable de las obras entrega a los vecinos un certificado, con el aval del Colegio de Arquitectos y Aparejadores, que asegura que no existen riesgos de nuevos desprendimientos y que los vecinos pueden volver a sus casas. A los dos días el suelo se hunde otra vez y con el miedo en el cuerpo, se tienen que volver a desalojar los pisos.
El Carmel es un barrio obrero. Se construyó a correprisas, con una urbanización caótica, sin apenas servicios ni infraestructuras, para hacinar la mano de obra que emigraba a Barcelona en los años 50;como lo prueba que las casas están hechas con materiales de saldo, y muchos de sus edificios están afectados de aluminosis. Después, el subsuelo de todo su entorno ha sido agujereado como un queso gruyère por túneles, vías de tren, conducciones de gas, etc, de tal modo que lo sucedido hace casi dos meses sea poco más o menos la “crónica de un socavón anunciado”. En este sentido el hundimiento de El Carmel significa un verdadero atentado contra las condiciones de vida de la clase obrera y la población no explotadora que convive con ella. Es puro azar que no haya que lamentar ninguna víctima mortal; pero los “responsables” del tripartito (el gobierno autonómico catalán compuesto por “socialistas”, “comunistas-ecologistas” y republicanos), así como de las empresas constructoras, y los “técnicos competentes”, han mostrado un desprecio olímpico por las vidas obreras.
Con sus casas además, muchos trabajadores han perdido los ahorros de toda una vida de sacrificios, que ahora quieren pagarles a precio de baratija. El capitalismo, no sólo quita la vida a los obreros con la explotación y el trabajo asalariado[1], sino que en la fase de descomposición de este sistema es cada vez más incapaz de garantizar la reproducción misma de la fuerza de trabajo. La vida de los obreros y sus familias está amenazada por el desempleo masivo permanente y la exclusión social, por la posibilidad de ser tomado como rehén de atentados terroristas o conflictos imperialistas, en los que además, según las circunstancias, pueden ser movilizados; por las catástrofes “naturales” (como el Tsunami) desencadenadas por la falta de rentabilidad de la previsión, o por la falta de mantenimiento de las infraestructuras (accidentes ferroviarios y del metro en Gran Bretaña...); o por la especulación inmobiliaria...
Porque en última instancia, el hundimiento en El Carmel se explica por la búsqueda desenfrenada de beneficios, que es una marca del capital, y que espoleada por la agravación de la crisis económica, no repara en riesgos de vidas humanas. El sector de la construcción es actualmente en España, la fuente de una enorme burbuja especulativa que es la base principal del crecimiento económico de la economía nacional; naturalmente esto no concierne sólo a la compraventa de inmuebles, sino a toda la industria alrededor del sector de la construcción, incluyendo las obras públicas.
De hecho éstas constituyen un gran negocio en la ciudad de Barcelona, sede de las Olimpiadas y el Fórum, con una gran proyección turística y con una impresionante red de comunicaciones.Por eso, aunque los socavones de El Carmel, no son la consecuencia directa de la construcción de un campo de golf, de un hotel o apartamentos de lujo, sino de una línea de Metro que había sido reivindicada por la asociación de vecinos, participan igual de esa dinámica de especulación y búsqueda desenfrenada de beneficios. Para “ajustar los presupuestos”, en las obras del metro los obreros trabajaban ¡11h al día y 72h semanales! Y para no “encarecer gastos”, se contrata mano de obra sin la necesaria cualificación, se realizaban perforaciones que no estaban presupuestada ni previstas, y sin las mínimas condiciones de seguridad, como habían denunciado los mismos obreros lo padecen en primera persona. Así, por ejemplo , las obras del AVE han constituído una verdadero matadero de trabajadores, al igual que las llevadas a cabo para ampliar el metro en Barcelona o en Madrid donde recientemente han muerto tres trabajadores que ni siquiera concocían el idioma en que se les daban las órdenes de trabajo.
Se ha desencadenado una tormenta de acusaciones de unos a otros, oponiendo la gestión pública a la privada, la Generalitat del tripartito a la de CiU, y hasta el franquismo (por su modelo urbanístico) a la democracia, de tales proporciones, que el mismo Pujol, desde la autoridad que le concede la jubilación, ha tenido que llamar a “no hacer el burro”; y poco más o menos en el mismo sentido ha intervenido el aparato del PSOE frente al PSC.
Aunque el objetivo fuera escurrir el bulto y hacer cargar al de al lado la responsabilidad, lo que ha quedado claro sin embargo, es la implicación de todas las fuerzas políticas de la administración de Cataluña, del gobierno y la oposición, en estos negocios.
Esto no es ninguna novedad, sino una manifestación concreta de la tendencia del capitalismo en su decadencia, al capitalismo de Estado:
«Todas las piezas de este sistema, organizado en una amplia escala (carteles, Bancos, empresas de Estado), son objeto de un progreso incesante de integración capitalista. La “cartelización” y la formación de empresas combinadas crean en seguida una comunidad de intereses entre los Bancos que las financian. Por su parte, los Bancos están interesados en ver cesar la concurrencia entre las empresas que ellos financian. Al mismo tiempo, toda la entente de Bancos facilita la aglomeración de los grupos industriales. En cuanto a las empresas del Estado, resultan cada vez más dependientes de las grandes agrupaciones industriales y financieras, y viceversa. De este modo, las diferentes esferas del proceso de concentración y organización se estimulan recíprocamente y originan una fuerte tendencia a la transformación de toda la economía nacional en una gigantesca empresa combinada bajo la égida de los magnates de la finanza y del Estado capitalista» (Bujarin: «La economía mundial y el imperialismo»)
Esta organización, que planteaba Bujarin reflexionando sobre las transformaciones de la economía en la época del imperialismo en vísperas de la Iª Guerra mundial, se puede ver igualmente en el entramado de las obras públicas en Cataluña:
«El cliente de la obra no es la Generalitat, sino la empresa pública GISA, creada por CiU para eludir los límites presupuestarios legales (GISA puede endeudarse sin que se contabilice como deuda pública). Pero GISA no hace más que encargar y pagar. El proyecto y control de la obra, lo llevan a cabo dos ingenierías (Tec-Cuatro y Geocontrol), las obras se contratan a una unión temporal de empresas: FCC (la de Esther Koplowitz y amigos, la empresa que desde siempre ha tenido una gran participación en la obra y la gestión de servicios públicos barceloneses), Comsa (de la familia Miarnau, con importante presencia ferroviaria y con periódicas apariciones en prensa por “affaires diversos”) y Copisa (otra importante empresa local que ha experimentado diversos cambios accionariales hasta pasar a manos de la familia Cornado). Pero el control de todo este entramado no lo realiza GISA sino que lo tiene subcontratado de forma habitual a otra consultora (Payma)»[2]
En la decadencia del capitalismo, la economía funciona a través del Estado, sea el Estado nacional o sus sucursales. Esa tendencia, que ha tomado su forma extrema en los países de régimen estalinista, con la nacionalización de toda la economía, se desarrolla igualmente en otros países, donde existe una antigua burguesía industrial y financiera, y donde se produce una imbricación progresiva de los sectores “privados” y los “estatalizados”.
«El capitalismo de Estado es un fenómeno que muestra, sobre todo, las condiciones de supervivencia del modo de producción capitalista en el periodo de decadencia; frente a la amenaza de dislocación de una economía y un cuerpo social sometido a unas contradicciones frecuentes, frente a la exacerbación de las rivalidades comerciales e imperialistas que provoca la saturación general de los mercados, sólo el reforzamiento permanente del peso Estado en la sociedad permite mantener un mínimmo de cohesión en su seno y asumir su crecimiento militar»[3]
Maragall, el presidente catalán, ha planteado en el Parlament, el cobro de comisiones de las obras públicas (el famoso 3%) como causa de su deterioro e indirectamente de “accidentes” como el de El Carmel ; pero las comisiones y la corrupción, no son la causa, sino el efecto del funcionamiento del capitalismo en la decadencia. Las comisiones son el “peaje” que las empresas pagan por acceder al juego económico, y a su vez e inversamente,un medio de control del Estado, como mostró por ejemplo la experiencia del New Deal de Roosvelt, que empleó estos “pagos” como una forma de integrar a la mafia en EEUU al aparato de Estado.
Con la agravación de la crisis, y el desarrollo de la descomposición, los márgenes de ganancia se estrechan, en la misma medida que aumenta la voracidad del capital y la ambición de los responsables políticos y eso da lugar a conductas y decisiones cada vez más irresponsables, donde la vida de los obreros y la población trabajadora se toma como moneda de cambio de beneficios y prebendas.
Además de la indignación por los hechos ocurridos (a la que nos sumamos), la respuesta de los vecinos de El Carmel una vez pasada la primera impresión, ha sido negarse a aceptar las condiciones que plantea la administración: «o aceptas una limosna, o te callas»
Frente a la renuncia a la lucha de la Asociación de Vecinos, que declaraba: «El movimiento vecinal tiene muy claro que cuando se tiene que protestar se protesta. Pero si la Administración ofrece todo lo que se ha pedido, no tiene sentido montar una manifestación contra ellos» (Joan Garcia, secretario de la Federación de asociaciones de vecinos de Barcelona – FAVB -, en Diagonal, del 3 al 10 de Marzo, tomado de Internet), a finales de Febrero se produjo una manifestación al margen de la Asociación de Vecinos, cuyo presidente estaba convocado ese mismo día a una reunión con el President Maragall.
La manifestación partió del centro de jóvenes Boca Nord, y reagrupó a varios centenares de personas y fue convocada con panfletos que se repartieron por el barrio. Algunas de las consignas fueron: «Nuestra vida y nuestro miedo no se paga con dinero» y «Antes de volver, todo solucionado: Seguridad. Que arreglen nuestras calles y viviendas. Garantías e indemnizaciones».
No cabe duda de que, independientemente de quien convocara la manifestación y de quien esté tratando de arrimar el ascua de las movilizaciones a sus planteamientos (que no tenemos elementos para saberlo), la asistencia masiva de los vecinos expresa una respuesta espontánea de lucha frente al desprecio de la administración por su situación y al compadreo de la asociacion de vecinos con ella. Y nosotros saludamos y apoyamos esa respuesta.
Pero el terreno en el que marcha esa lucha son arenas movedizas. Sin una definición de clase, y haciendo gala de un apoliticismo visceral bajo una apariencia de “radicalidad”, que recuerda al «que se vayan todos» de Argentina 2002, lo que hay de combativo en la respuesta de los vecinos está amenazado por un terreno de “democratismo radical” de corte antiglobalizador.
Porque aunque se trate de un barrio obrero, «La penuria de la vivienda para los obreros y para una parte de la pequeña burguesía de nuestras grandes ciudades modernas...no es una consecuencia directa de la explotación del obrero como tal obrero por el capitalista» (Engels, contribución al problema de la vivienda); es decir, no moviliza directamente a los obreros en un terreno de lucha que pone en cuestión la explotación capitalista y puede plantear una perspectiva revolucionaria, sino en un terreno interclasista altamente sensible a la reforma del capitalismo.
Es verdad que, en el contexto de la huelga de masas, las luchas en los barrios, donde participan las familias de los obreros, y también otras capas sociales, pueden ser una continuidad de las huelgas y las luchas obreras. En su folleto, «huelga de masas, partido y sindicatos», Rosa Luxemburg da muchos ejemplos de esto que se produjeron en Rusia, de 1902 a 1905. Podemos citar también el movimiento de luchas de los años 70 en España, donde por ej en las luchas de Vitoria en 1976, se produjeron asambleas de barrios, donde los obreros continuaban discutiendo y tomando decisiones sobre las luchas. Pero en la situación actual no hay por el momento un movimiento masivo de luchas obreras que permita a la lucha de los vecinos de El Carmel inscribirse en esa dinámica.
Más bien hacia donde están tratando de arrastrarlos es a un terreno, aparentemente “radical” y “de base”, que pone en cuestión la integración de la FAVB en el Estado; pero que es incapaz de plantear ninguna alternativa frente a él, limitándose a poner las bases de una nueva integración. Una especie de “movimiento ciudadano alternativo”, que reanime “la participación de las bases”, que defienda que «los grandes proyectos que tienen importantes efectos para la ciudadanía, sean debatidos públicamente de verdad. Y para ello se requieren cauces reales de participación y técnicos competentes que puedan aportar puntos de vista relevantes» , que «genere un nuevo impulso democrático», y la guinda, «que implique los discursos más globales, en los contextos locales» [4]
La garantía que nos dan de que todo ese “movimiento” no es más que lo mismo que la FAVB, es que está en contra de todos los políticos, que pide «que se vayan todos». Pero esto no es ninguna garantía. En Argentina se pudo comprobar que, el movimiento de base, asambleario, de los barrios, que presumía de confrontarse y poner en cuestión al Estado a través de su rechazo de los políticos y la política, en realidad hacía gala de un nacionalismo desaforado que lo ponía en primera línea de... la defensa del Estado burgués. De la misma forma, detrás del movimiento piquetero, como han mostrado los compañeros del NCI, se escondían las redes sindicales del Estado; de la misma forma que en Cataluña hoy, detrás de ciertas iniciativas antiglobalizadoras se esconde el mismísimo PSC.
Sólo la lucha de la clase obrera puede plantear una perspectiva revolucionaria al capitalismo ejecutando la destrucción del Estado burgués, como se demostró en Rusia en 1917. Pero para eso la clase obrera necesita la crítica y la orientación política. Necesita destruir el Estado burgués no “pasar de él” o complementarlo “allí donde el Estado ignora a la población”. Claro que el proletariado denuncia y combate la política de la burguesía y sus partidos; pero necesita sus propias organizaciones: su partido revolucionario de vanguardia y sus organizaciones unitarias, los Consejos Obreros (las asambleas del momento de la revolución). La revolución rusa no hubiera sido posible sin el partido bolchevique y sin los Soviets, y no podrá haber ninguna perspectiva revolucionaria sin partido revolucionario de la clase obrera que actúa precisamente impulsando la toma de conciencia política, de su propia política de clase, de los trabajadores.
El apoliticismo genérico de estos señores desarma a los obreros para su lucha y no es más que una consigna que acaba beneficiando al propio Estado burgués.
Hic Rhodas, 12,03.05
(1) En el trabajo asalariado «el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla su libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo» (Marx: “Manuscritos económicos y filosóficos”).
(2) Tomado del artículo: “El Carmel: política y economía de la irresponsabilidad” de Ara (Mientras tanto); publicado en Internet en Kaos en la red. Aunque no coincidimos en absoluto con los planteamientos que propone (ver después), este artículo da elementos interesantes de información.
(3) Revista Internacional nº 36-37; “Europa del Este: las armas de la burguesía contra el proletariado”
(4) Artículo mencionado de Ara (Mientras Tanto).
La barbarie capitalista, que vemos desarrollarse a nivel mundial y muy especialmente en Oriente Medio y Próximo, crece día a día con ajustes de cuentas sangrientos y una imparable espiral de atentados que golpean a la población civil, demostrándonos que todos los discursos de paz que nos ofrece la burguesía, de los grandes o pequeños países, no son más que mentiras descaradas, expresión de su cinismo sin límites. Las múltiples camarillas terroristas que siembran la muerte por doquier están siendo cada vez más manipuladas y utilizadas por diferentes burguesías nacionales para sembrar de muerte no sólo Iraq o Africa, por cuenta de los Estados Unidos o Francia. Se convierten así en fuerzas de choque al servicio de los miserables intereses imperialistas de éstas.
El coche bomba que se llevó por delante a Rafic Harari constituye un claro desmentido a la supuesta “era de paz” que llegaría a la región con la elección, en Enero de 2.005, de Mahmoud Abbas como presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Este atentado permite a Francia y Estados Unidos (promotores del voto en Septiembre de 2.004 de la resolución 1559 de la ONU que exigía la retirada del Ejército sirio del Líbano), entrar de lleno en la vida política libanesa, inculpando directamente a Siria del asesinato. Evidentemente esta “movilización en pos de la libertad del pueblo libanés” no significa en absoluto que los bandidos imperialistas se preocupen por el bienestar de la población civil. Para el presidente francés Chirac reivindicar su “amistad profunda” con Harari significa en realidad pugnar por conseguir el retorno político y militar de Francia a un país del que fue expulsada progresivamente desde los años 80 y de forma definitiva en 1.991(tras la expulsión de su aliado en la zona, el general Aoun). Para Estados Unidos este episodio constituye un paso más de su estrategia militar en Oriente Próximo consistente en presionar aún más a Siria, país éste que desde la primavera pasada ha sido señalado directamente por la administración Bush como cobijo de terroristas de Al-Qaeda y del antiguo régimen iraquí. Washington ha advertido claramente varias veces, y de forma cada vez más amenazante, a Siria de que es posible que emprenda acciones militares contra ese país.
El entendimiento que parece presidir actualmente las relaciones entre Estados Unidos y Francia a propósito de Líbano y Siria, es una expresión de que están dispuestos a implicarse a fondo en la defensa de sus intereses imperialistas en la zona. El futuro que eso supone es la de un aumento de todas las rivalidades presentes, probablemente mediante el empleo de bandas terroristas concurrentes, y el consecuente aumento del caos en la región.
En las últimas semanas la diplomacia norteamericana ha cortejado de forma muy intensa a Europa. Al viaje de la Secretaria de Estado, Condolezza Rice, le ha sucedido la visita de Donald Rumsfeld a la 41ª Conferencia sobre seguridad en Munich, que a su vez precedió al desembarco en persona del mismísimo “jefe”, Bush, que participó en las cumbres de la OTAN y de la Unión Europea, multiplicando como nunca sus encuentros con jefes de Estado europeos y en particular con todos aquellos que se opusieron a la intervención militar en Irak como Chirac, Schröeder o Putin. ¿Por qué tanta efervescencia diplomática? ¿Qué se cuece entre bastidores tras esa apariencia de cordialidad entre los bandidos rivales? ¿ Que significan realmente esos discursos sobre el liderazgo del “desarrollo de la libertad” en el mundo?.
El cambio de discurso de la potencia americana no significa en modo alguno que ésta haya renunciado al uso de su potencia militar para defender sus intereses económicos, políticos y militares en el mundo. Si hay en cambio una adaptación de su estrategia y de su discurso ideológico, teniendo en cuenta las dificultades con las que se han encontrado, sobre todo en ese callejón sin salida en que se ha convertido Irak. La política desarrollada en Irak por parte de Estados Unidos ha hecho crecer por todo el mundo la hostilidad y aversión a este país y encierra el riesgo de un posible aislamiento a escala internacional. Sin poder volver atrás en el camino andado en Irak, ya que corre el riesgo de sufrir un debilitamiento aún más importante, los USA deben adentrarse en una situación llena de contradicciones cada vez más difíciles de gestionar. Además de un pozo sin fondo en lo financiero, Irak es el punto de crítica permanente de sus principales rivales imperialistas. Además las recientes elecciones en Irak han supuesto la victoria de la lista unificada de los partidos chiítas, muy próximos al Gobierno iraní, y la derrota de su aliado, el primer ministro interino Iyad Aloui, por lo que «el próximo Gobierno tendrá excelentes relaciones con Irán,... en términos geopolíticos regionales, no ha sido un resultado que esperaran y beneficie a los Estados Unidos» (Courrier Internationale nº 746). Al debilitamiento de su influencia en el juego de los partidos políticos iraquíes cabe además añadir el creciente clima de terror que se vive en el país, con cada vez más atentados que asolan y siembran el terror entre la población civil. La resistencia armada va a seguir sin duda intensificándose. El presunto triunfo de la democracia en Irak con la celebración de las elecciones no ha solucionado los profundos antagonismos y rivalidades entre las comunidades religiosas y étnicas, sino que, por el contrario, contribuye a atizarlas.
Por ello la ofensiva diplomática de USA, su inisitado interés por aparecer en la “misma longitud de onda” que los europeos, tiene en realidad como objetivo convencer a estos últimos de las ventajas de participar en el proceso de democratización en el mundo, y en particular en el Próximo y Medio Oriente. La segunda administración Bush mantiene los mismos objetivos militares que tuvo en su primer mandato tras el 11 de Septiembre. Lo único que ha hecho es retocar el envoltorio en función de las necesidades que le plantea la situación. Con un discurso en el que se admite, aparentemente, que en lo sucesivo USA no harán nada sin consultar con sus “socios” europeos, lo cierto es que tras esta mascarada formal, los Estados Unidos buscan privilegiar a ciertos países, como puede ser el caso de Francia, prometiéndoles un papel privilegiado en la resolución del conflicto en Irak, siempre que se impliquen más, del lado de los USA, claro está.
Pero las divergencias no sólo se mantienen sino que se acrecientan. Como señaló recientemente un alto responsable de la OTAN «el viejo Rumsfeld ha representado un guión, igual que hizo la semana pasada Condolezza Rice» (Le Monde, 15 de Febrero 2005). Si hasta ahora el equipo de Bush practicaba una política de “mano de hierro”, ahora pretende envolver ese puño de acero en “guante de terciopelo”. Rumsfeld afirma con claridad meridiana que para los USA «la misión (en el sentido militar del término) determina la coalición». Dicho de otro modo: USA no apelará a la OTAN más que cuando esto sirva a sus intereses estratégicos. Por su parte los europeos y especialmente Alemania con el apoyo de Francia, plantean abiertamente la necesidad de reformar la OTAN. En “petit comité” Alemania afirma claramente que «en el marco europeo, se siente corresponsable de la estabilidad y el orden internacional...» y que, en ese sentido, reivindican un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ante la negativa tajante por parte de Estados Unidos a tal reforma de la OTAN, Alemania se permite elevar el tono y a través de su ministro de Asunto Exteriores, Joscka Fischer declarar: «Deberíamos saber si los Estados Unidos se sitúan dentro o fuera del sistema de Naciones Unidas».
Esta tensión a propósito del papel de la OTAN se ha traducido en la negativa de numerosos países europeos a contribuir en el programa de formación de las fuerzas militares y policiales en Irak, o en una colaboración bastante rácana a este propósito. En lo referente a Afganistán, si bien las potencias europeas han aceptado reforzar los efectivos de la fuerza internacional (FIAS) de la OTAN, ha sido más bien debido a que ésta se encuentra a las órdenes de general francés y está compuesta sobre todo por efectivos franceses y alemanes. Sin embargo, estos mismos países se niegan a que sus tropas acaban más adelante subordinadas a un comandante de la operación “Enduring Freedom”, es decir bajo el control del Ejército americano.
Pero no es la cuestión de la OTAN la única fuente de discordia entre los “amigos” americanos y europeos. Tras habernos machacado durante años con la sinfonía de los “Derechos Humanos” a propósito de la represión en 1989 del movimiento estudiantil en la plaza Tien An Men de China, los europeos, ¡el negocio es el negocio!, están dispuestos a levantar el embargo de venta de armas a este país. Ni norteamericanos ni japoneses están de acuerdo con esta decisión, pero no por nada que tenga que ver con los “Derechos Humanos”, sino como un nuevo factor de discordia en un escenario cada vez más tensionado, cuando se sabe, oficialmente, que Corea del Norte ya posee armas nucleares.
Por todo ello podemos decir que la visita del padrino americano a Europa no inaugura en modo alguno una nueva era de unidad, ni refuerza las relaciones trasatlánticas. Todo lo contrario: las divergencias se acumulan y las posiciones son cada vez más irreconciliables. Las estrategias y los intereses de unos y otros son diferentes y divergentes ya que cada uno de ellos defiende su interés nacional. Y no es que haya malos, los norteamericanos, y buenos, los europeos. TODOS son bandidos imperialistas y la política del “cada uno para si” que se trasluce tras las “relaciones cordiales” actuales, va a llevar inevitablemente a un crecimiento de las convulsiones, a desgarros crecientes y, para acabar, a nuevas operaciones militares, en las que Irán o Siria podrían ser los próximos objetivos. De hecho, la principal divergencia entre las grandes potencias – y la que puede tener mayores consecuencias para esta región del mundo- afecta a la política respecto de Irán. Las grandes potencias europeas, incluida Inglaterra, están en general a favor de desarrollar negociaciones con este país, con objeto de impedir – según ellos – que no desarrolle un programa militar nuclear. Sin embargo en Moscú, que es el principal apoyo con el que cuenta Irán para el desarrollo de su programa nuclear, nada hace indicar que vaya a cambiar de política.
Estados Unidos, teniendo en cuenta el peso que tiene Irán como potencia regional, reforzada por la reciente victoria electoral de los chiítas en Irak, va a seguir reforzando su presión sobre los europeos y Putin, para hacer prevalecer su opinión respecto la política a seguir con Irán. La camarilla de Bush ya ha amenazado con implicar al Consejo de Seguridad de la ONU en el asunto, con la amenaza velada de una nueva escalada militar a medio plazo, lo que sin duda conduciría a extender aún más el caos y la barbarie en la región.
Como hemos desarrollado regular y sistemáticamente en nuestra prensa, el caos y los conflictos militares que se desarrollan a escala planetaria desde hace años y de los que no se libra ningún continente, son el producto directo de un nuevo periodo abierto en 1.989 con el hundimiento del bloque del Este y la consiguiente disgregación de su rival occidental. En vez del “nuevo orden de paz mundial” que prometió Bush padre, hemos visto desarrollarse la realidad de un mundo que se hunde en un desorden bélico de caos creciente en el que el gendarme americano intenta mantener un mínimo de orden utilizando cada vez más masiva y brutalmente su potencia militar1.
Desde la guerra del Golfo en 1.991, pasando por las de Yugoslavia, Ruanda, Chechenia, Somalia, Timor Oriental, los atentados contra las Torres Gemelas y los del 11 de Marzo de 2004 en Madrid,... por no citar más que algunas de las convulsiones más sonadas y violentas de la fase de descomposición del capitalismo2, los enfrentamientos bélicos entre los Estados, pequeños o grandes, se hayan como causa última de tales masacres. Para Estados Unidos, cuyos intereses nacionales se identifican con el mantenimiento de un orden mundial constituido en su propio beneficio, esta agravación del caos en los conflictos imperialistas hace que sea cada vez más difícil mantener su liderazgo mundial. La amenaza rusa ya no existe, sus antiguos aliados -sobre todo los europeos, con Francia y Alemania a la cabeza-, no cejan en su empeño de defender cada vez más abiertamente sus propios intereses imperialistas. El avance de la crisis económica agudiza aún más los apetitos imperialistas de todos los Estados y obliga a la potencia americana a lanzarse a movimientos de conquista, a la desestabilización de sus rivales y sobre todo a la utilización reiterada de su potencia militar, lo que da como resultado la agravación del caos y la barbarie en las regiones donde tienen lugar esas aventuras militares. Así las cosas, la estrategia desarrollada por la Administración Bush tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001, la llamada “guerra global al terrorismo”, es en realidad un intento de respuesta al progresivo debilitamiento de su liderazgo. Ante la creciente contestación del resto de potencias imperialistas, la burguesía norteamericana utiliza el pretexto de los atentados y la necesidad de luchar contra la nebulosa de Al-Qaeda y Bin Laden para desarrollar una ofensiva militar sin precedentes a escala planetaria. Esta campaña militar de larga duración ha señalado a ciertos países como los componentes del llamado “Eje del Mal”, a los que habría que erradicar militarmente. Tal fue el caso primero de Afganistán y luego Irak. Ahora la amenaza yanki se centra sobre Corea del Norte e Irán. De hecho los Estados Unidos tienen objetivos estratégicos cada vez más globales y vastos que incluyen la necesidad de una presencia decisiva en Asia Central, con objeto de asegurarse el control directo de esta región, pero también sobre Oriente medio y el continente indio. El objetivo estratégico a largo plazo, es el conseguir construir un cerco en torno a Europa y Rusia. En ese contexto, USA tiene una preocupación particular por hacerse con el control incontestable sobre las principales fuentes de aprovisionamiento de recursos energéticos, con el fin de poder privar de estas sobre todo a sus rivales imperialistas europeos, rusos, chinos y japoneses, en la perspectiva de próximas crisis imperialistas. Desde 2.001, los Estados Unidos han intentado poner en práctica y desarrollar esta política y, hoy día es evidente que han tenido serias dificultades para aplicarla y conseguir sus objetivos. A ello han respondido sus rivales que menos potentes que el gigante militar norteamericano, están igualmente dispuestos a defender con la mayor determinación sus intereses imperialistas. Por todo ello vivimos hoy, y esta tendencia tenderá a agravarese en el futuro, el caos más grande conocido en la Historia.
Artículo traducido de Revolution Internationale nº 355 (Marzo 2005), publicación en Francia de la Corriente Comunista Internacional.
Notas:
(1) Ver “ Militarismo y descomposición” en la Revista Internacional n º 64.
(2) Ver nuestras Tesis sobre “ La descomposición, última fase de la descomposición capitalista” , en la Revista Internacional números 62 y 107.
El pasado mes de febrero intervinimos en unas “Jornadas en torno a la autonomía obrera y la acción directa en los años 70” celebradas en Barcelona. En el año 2000 hubo en Barcelona otras Jornadas sobre el mismo tema que también incluían en la convocatoria un debate sobre las luchas obreras de los años 70[1].
¿Por qué se convocan con una cierta frecuencia Jornadas, actos, foros,... sobre la Autonomía obrera y las luchas obreras de los años 70? ¿Se trata de celebraciones para "nostálgicos" que quieren consolarse con aquellas luchas? La realidad no va por ahí pues vemos que a estas actividades acuden muchos jovenes que en aquellas fechas ni siquieran habían nacido. Nosotros pensamos que ese interés expresa algo que hemos puesto de manifiesto en la "Resolución sobre la lucha de clases" publicada en la Revista Internacional nº 119 (https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/183/resoluc... [5] ): actualmente estamos asistiendo a los primeros pasos de una nueva generación proletaria que poco a poco, en medios de grandes dificultades, se está lanzando a la lucha. Es natural que estos compañeros quieran saber qué pasó en los años 70 con luchas como Victoria 1976, las huelgas generalizadas en toda Barcelona en 1974 y 1975, así como otros combates tales como Vigo, Elche, Ferrol etc[2].
Este interés por el pasado del proletariado responde a que es una clase histórica, cuya fuerza está en la continuidad de la lucha, las experiencias y las posiciones de sus generaciones sucesivas. Toda generación obrera será fuerte y podrá luchar con eficacia contra la explotación y la barbarie capitalista si es capaz de integrar sus combates en la continuidad histórica y mundial de su clase. Hoy vemos como el capitalismo causa sufrimientos inenarrables al proletariado y a la gran mayoría de la humanidad, comprobamos como pesan terribles amenazas sobre el futuro mismo del género humano. Frente a ello, las generaciones obreras actuales serán capaces de levantar una alternativa revolucionaria si logran luchar juntas y concebir sus combates como un eslabón en la larga cadena formada por más de dos siglos de luchas proletarias.
Nosotros vamos a esos actos con ánimo de sacar lecciones de las luchas de los años 70. No se trata de glorificarlas convirtiéndolas en un modelo infalible. Al contrario, de lo que se trata es de comprender en qué dinámica histórica se inscriben y ver en ese marco tanto sus puntos débiles como sus lados fuertes. Es esta reflexión crítica y abierta la que puede ayudar a las generaciones actuales[3].
Sin embargo, como ya pasó en las Jornadas del 2000, los asistentes encuentran un mensaje completamente opuesto: se les insiste en todos los tonos que la clase obrera ya no existe, que está aburguesada, que aquellos movimientos de los años 70 fueron sus “últimos coletazos”, que ahora hay que buscar “otras alternativas”...
La “autonomía” y las “luchas de los años 70” no son sino la excusa para atraer a los jóvenes y de forma tramposa machacarles que el proletariado ha desaparecido para siempre jamás. ¿Por qué no dicen claramente en la convocatoria que el objeto de discusión es que “la clase obrera ha desaparecido"? ¿No sería más honesto dar como título a las Jornadas “La Desaparición de la Clase Obrera” en lugar de los cantos de sirena de la “Autonomía Obrera” y la “acción directa de los 70”?
Evidentemente este engaño no puede sino sembrar en los jóvenes que acuden un sentimiento de frustración y desmoralización. Actualmente la clase obrera apenas empieza a salir de un largo periodo de retroceso de su conciencia y su combatividad que ha durado desde 1989[4], las jóvenes generaciones actuales emprenden un difícil y doloroso camino de luchas[5]. Estas convocatorias tienen el efecto de una ducha fría pues lo que se les repite hasta la náusea es que sus esfuerzos y energías no deben dirigirse al desarrollo de la lucha de la clase obrera sino que deben buscar con lupa otros “sujetos revolucionarios” o peor aún, se proclama descaradamente que no hay “alternativa revolucionaria”, que es “el fin de la historia”.
En las Jornadas de las que estamos hablando nos encontramos con un representante de esas tesis –el Señor Amorós- perteneciente a una movida que gravita en torno a l’Encyclopédie des Nuissances (Enciclopedia de las Nocividades, EdN) cuya mayor originalidad no es la descripción de todas las catástrofes y nocividades que provoca el capitalismo (basta con encender la tele para constatarlo) sino la proclamación dogmática y obsesiva de la desaparición del proletariado y la ausencia definitiva de cualquier posible sujeto revolucionario.
No vamos a responder nosotros (que somos tildados por estos “modernos” de “fósiles” y de “marxistas polvorientos”) sino que vamos a utilizar argumentos de otros elementos que sin compartir nuestras posiciones, analizan con un mínimo de seriedad y lucidez la situación actual y la posición real del proletariado.
El folleto “Del situacionismo al abismo” ataca con claridad e ingenio esa tesis dogmática desprovista de toda base científica. No podemos hacer un estudio detallado del folleto[6], nos limitaremos a resumir su crítica principal a los señores de la EdN: «nos ofrece la imagen de una sumisión total e irreversible, de una humanidad cosificada e idiotizada, de un mundo en el que la creciente proletarización de las clases medias y de la pequeña burguesía, el surgimiento de guetos de miseria y barbarie en los suburbios, la lumpenproletarización del trabajador en el capitalismo periférico, así como la disminución cuantitativa y el deterioro cualitativo de las condiciones de trabajo en el sector industrial, se plantean como el fin de la historia del viejo movimiento obrero por la victoria absoluta del capitalismo, que ha ganado por rendición incondicional del adversario (...) En vano buscará el lector el estudio estadístico o la bibliografía que ha permitido a los enciclopedistas llegar a realizar afirmaciones teóricas de tal calibre (...) Sólo en textos de ideólogos defensores del sistema capitalista, como Jeremy Rifkin, hallamos las explicaciones, estadísticas y razonamientos que coinciden con las tesis del fin del proletariado». El autor pone en evidencia el derrotismo absoluto que proclaman los “nuevos enciclopedistas”: «En la EdN el proletariado, tras muchos años bajo sospecha, ya ha desaparecido por completo desde mediados de los 90 (...) No sólo han decretado el fin del proletariado y del marxismo, no sólo han constatado la caducidad del anarquismo y del movimiento obrero, sino que además se han apoderado de las llaves de la “teoría crítica” de nuestra época, para venderla del 84 al 92 en cómodos fascículos de una enciclopedia que no pasó de la letra A (...) ¿Pero para qué quiere la EdN ese monopolio? Pues para proclamar la derrota de cualquier práctica revolucionaria, para cantar y loar el triunfo definitivo y eterno de la victoriosa catástrofe “industrialista” (capitalista). No son sólo derrotistas, confusionistas y desmovilizadores, sino que anticipan y certifican la derrota SIN CONDICIONES de cualquier intento de oposición revolucionaria. No hay futuro revolucionario, porque no hay futuro».
Otro autor, animador de la publicación Balance[7] critica de forma contundente a estos “teóricos de la nada”: «la afirmación de que HOY ya no existe la clase obrera (...) La clase obrera no sólo fue derrotada por el fascismo y estuvo aplastada por éste durante cuarenta años de una férrea dictadura, sino que según los postsituacionistas “ha desaparecido”, “ya no existe”. O sea que los herederos del situacionismo han sido más efectivos que el fascismo, y han conseguido lo que éste no consiguió: el fin del proletariado. No los “situs”, ¡claro!, sino el análisis postsituacionista del capitalismo actual, según el cual los avances tecnológicos, los cambios sociológicos y estructurales de la organización del trabajo y la generalización de la condición asalariada han hecho desaparecer al proletariado como clase social. No existe pues continuidad ni tradición alguna de la lucha de clases que el proletariado de los años treinta pueda transmitir al proletariado actual, porque sencillamente NO HAY PROLETARIADO. Nos queda pues algo así como una arqueología del proletariado. Pero por el camino nos hemos quedado sin historia y sin futuro »[8]
Los autores burgueses, acompañados por toda clase de tránsfugas de supuestos “movimientos revolucionarios” tienen como principal obsesión hacer desaparecer al proletariado de la circulación. Expresan con ello el deseo íntimo de la burguesía: ya que no puede hacer desaparecer físicamente al proletariado pues es imposible la existencia del capitalismo sin la explotación de la clase obrera, buscan cómo convencerla de que no existe, de que carece de toda identidad, de que no es más que una masa aborregada de fracasados sin pasado ni porvenir.
En los años 50 y 60, proliferaron autores como Marcuse o los sesudos señores de la Escuela de Frankfurt, que proclamaban a los cuatro vientos el “aburguesamiento del proletariado” y su sustitución definitiva por otros sujetos revolucionarios que buscaron en los “pueblos de color” y los “colectivos marginales”. Las luchas masivas de 1968-76 les pusieron en un ridículo y tan geniales teóricos cayeron en un piadoso olvido. Pero con las dificultades del proletariado desde 1989, nuevos predicadores les han tomado el relevo. Podemos destacar entre otros a Negri, “héroe” idolatrado de la autonomía “proletaria” de los años 70, que se dedica con gran satisfacción de la burguesía a proclamar sus “novísimas” teorías sobre el “fin de los sujetos revolucionarios”, las “multitudes negativas” y otras zarandajas donde las palabrería rebuscada y abstrusa esconde una indigencia teórica superlativa.
Así pues, los “nuevos enciclopedistas” beben vinos muy rancios. La evolución histórica –a la que vamos a contribuir con todas nuestras fuerzas junto con otros elementos de nuestra clase- se encargará de demostrar que “los muertos que vos matáis gozan de muy buena salud”, como dice el personaje de una sátira de Don Juan Tenorio.
Si estos autores tienen una audiencia es porque el proletariado atraviesa una larga etapa de dificultades que se remonta, como ya hemos dicho, a 1989. Sin embargo, como también hemos puesto en evidencia, esa situación está cambiando y se trata de contribuir a que lo que hoy actualmente no son sino unos primeros pasos, vacilantes y a menudo confusos, se vaya consolidando. ¡Y ahí es donde estos predicadores del escepticismo y el derrotismo realizan su mella negativa!.
No es objeto de este artículo fundamentar por qué está cambiando la situación. Remitimos para ello a los artículos de la REVISTA INTERNACIONAL números 114, 117 y 119 que aportan toda la argumentación necesaria. Tampoco queremos abordar aquí la dudas que sobre la clase obrera, su lucha, sus capacidades, se plantean honestamente toda una serie de compañeros. A aclarar esas cuestiones hemos dedicado una serie de artículos titulada Respuesta a las dudas sobre la clase obrera aparecida en los números 145 a 152 de Acción Proletaria. Lo que queremos argumentar es muy sencillamente por qué confiamos en la capacidad de la clase obrera, cuales son los fundamentos científicos de esa convicción.
En el periodo de 1968-76 nadie dudaba de la clase obrera, de su existencia y de sus capacidades revolucionarias. La presencia en las calles de enormes masas obreras, sus asambleas generales, sus choques no solo con las fuerzas policiales sino con la policía sindical, disipaban empíricamente las dudas. Los actuales adeptos de la EdN en aquella época “creían en el proletariado”. De hecho se imaginaban que estaba en disposición de “hacer inmediatamente la revolución”. Como señala el autor de “Del situacionismo al abismo” «Y además, como el proletariado no ha hecho la revolución (de la que el grupo predijo su inicio mundial en el Portugal de 1974), que según ellos debería haber hecho ya, se decide su disolución». Basaban su “fe en el proletariado” en que éste cumpliera las quimeras absurdas que ellos habían trazado (¡nada menos que una revuelta ejecutada por militares –la “revolución de los claveles” portuguesa- la veían como el inicio de la “revolución”!). Como sus especulaciones fueron desmentidas por la realidad en lugar de criticar sinceramente esas especulaciones prefirieron “condenar” al fuego eterno el “sujeto revolucionario” que se habían buscado para la ocasión.
El “método” de estos elementos, tanto entonces como ahora, es verdaderamente caricaturesco. No obstante, evidencian un problema de análisis de la realidad que padecen toda una serie de elementos: la tendencia a verla según una concepción inmediatista (si el proletariado no hace en breve plazo la revolución es que está aburguesado, no existe, o ha desaparecido debido a unos misteriosos “cambios tecnológicos”) y empirista (sí el proletariado “se mueve” y “aparece por las calles” entonces se puede esperar la revolución para mañana mismo, pero si durante un tiempo está ausente entonces no hay revolución que valga).
La seriedad de este “método de análisis” se puede ilustrar con un símil: ¿qué pensaríamos de un meteorólogo que cree en la lluvia cuando llueve pero que niega su existencia tras algunos años de sequía?
Los elementos afectados por la visión empirista e inmediatista son como los malos meteorólogos. En los años 70, las luchas proletarias que iniciaban un largo proceso de enfrentamiento con el capitalismo, hicieron que en su cabeza se disparara la imaginación más exacerbada y la especulación más desbocada y vieran la revolución a la vuelta de la esquina. Como la realidad no respondió a su impaciencia y falta de perspectiva concluyeron como el pequeño burgués que no hay proletariado y se quedaron tan tranquilos.
Durante casi 15 años el proletariado apenas ha estado presente en la escena social, sus luchas han sido muy tímidas y limitadas. Esa ausencia alimenta las dudas, la dificultad de convicción, la falta de confianza de los propios proletarios en su fuerza enorme como clase.
Frente a ello hemos de comprender cuales son los fundamentos históricos, globales, de la confianza en la capacidad revolucionaria del proletariado. No basarla en una época determinada sino en una visión histórica y mundial.
El marxismo no basa su confianza en el proletariado en lo que hizo o dejó de hacer unas luchas determinadas, o en la audacia y expresión revolucionaria de una generación concreta... Sí así hubiera sido, si los fundamentos de la confianza de Marx y Engels en el proletariado hubieran sido las arenas movedizas de la evidencia inmediata jamás hubieran creído en él. En aquella época, los obreros eran una ínfima minoría de la sociedad, una gran mayoría de ellos, recién sacados del campo o del artesanado, completamente desarraigados, abrumados por una explotación de 16 y 18 horas de trabajo, caían en el aguardiente y sufrían una fuerte degradación humana, la experiencia de lucha era limitada y caía en numerosos errores: destrucción de máquinas, corporativismo, utopismo ... De la fotografía estática de esa masa desorientada y todavía amorfa, era imposible deducir la existencia de una clase revolucionaria, pero Marx y Engels no concibieron el proletariado según ese “método” empirista e inmediatista sino que supieron comprender la perspectiva que encerraba, el porvenir revolucionario que estaba en sus entrañas. En el libro La Sagrada Familia, Marx aclara que «no se trata de saber qué es lo que tal proletario, ni aún el proletariado entero, se propone momentáneamente como meta. De lo que se trata es de saber qué es el proletariado y qué misión histórica se le impone por imperio de su propio ser; su meta y su acción histórica están visible e irrevocablemente determinados por la propia situación de su vida y por toda la organización de la sociedad burguesa actual».
El proletariado es el productor colectivo de las principales riquezas de la sociedad. Sin su trabajo asociado el capitalismo no puede funcionar y reproducirse. Pero hay algo más importante: la sociedad capitalista está dominada por una contradicción que solo puede ser resuelta por la lucha del proletariado. La economía es cada vez más socializada –en el sentido del carácter colectivo y unificado de la producción- mientras que sus relaciones sociales van en el sentido opuesto: la división en naciones, la concurrencia feroz, el individualismo más extremo. El proletariado que es una clase unitaria, con intereses comunes en todos los países, tiene en sus manos la capacidad para imponer una producción colectiva y en beneficio de toda la humanidad aboliendo las relaciones capitalistas de producción.
El capitalismo no produce para satisfacer necesidades humanas sino para compradores solventes. Esa es precisamente la contradicción que le ahoga: como dijo Marx, «la tendencia del capitalismo a producir siempre más allá de todo límite tropieza con la capacidad limitada de consumo de las masas», restringida precisamente por el sistema de trabajo asalariado.
El proletariado lucha –y eso está contenido de forma embrionaria en sus propias luchas reivindicativas- por una sociedad adonde la producción no tenga como destino la extracción de plusvalía sino la plena satisfacción de las necesidades humanas. Mientras que lo que rige la producción capitalista es sacrificar la vida para el mercado, la guerra y la nación, la sociedad que el proletariado aspira a desarrollar, el comunismo, tiene como fundamento poner la producción enteramente al servicio de la vida humana.
Sin embargo, lo que caracteriza al proletariado y es una contradicción que forma parte de su propio ser, es que es una clase revolucionaria y explotada a la vez. Esta contradicción significa que como clase explotada sufre la presión permanente de la ideología burguesa y por otro lado está sometido a los rigores de la concurrencia y la división. Por otro lado, sobre todo en el periodo histórico de la decadencia del capitalismo, el Estado burgués se organiza permanentemente, con todo un abanico de fuerzas (sindicatos, izquierda, extrema izquierda etc., por un lado, represión y ejército por otro) para dividir, desorganizar y amordazar al proletariado.
Lo anterior hace que su lucha se desarrolle muy difícilmente, que pase inevitablemente por momentos de derrota y desorientación, que su movimiento no siga una línea recta de avance constante. ¡Todo lo contrario! Las luchas directamente revolucionarias solo se dan en momentos muy determinados de la historia (1871, 1905, 1917) y lo que predomina en la historia del proletariado son largos periodos grises de apatía, repliegue y sufrimiento, donde aparentemente “nadie se mueve” y “nunca pasa nada”.
Comparando cómo hizo la burguesía su revolución y cómo hará el proletariado la suya, Marx, en el 18 de Brumario de Luis Bonaparte, describe magistralmente las características de la lucha proletaria: ««Las revoluciones burguesas, como las del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan enseguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los resultados de su periodo impetuoso y agresivo. En cambio, las revoluciones proletarias, como las del siglo XIX, se critican constantemente a si mismas, se interrumpen constantemente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que solo derriban al adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga inmensidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodas, hic salta».
Ese Hic Rhodas, hic salta, se está preparando, madurando lenta y penosamente, en las entrañas de las generaciones proletarias actuales. A los jóvenes generaciones, como a las anteriores, se les plantea un largo y penoso combate, donde abundarán las dificultades, los obstáculos, las derrotas, los errores... Rosa Luxemburgo dice que en el proletariado internacional «tan gigantescos como sus problemas son sus errores. Ningún plan firmemente elaborado, ningún ritual ortodoxo válido para todos los tiempos le muestra el camino a seguir. La experiencia histórica es su único maestro, su vía dolorosa hacia la libertad está jalonada no solo de sufrimientos inenarrables sino de incontables errores. La meta del viaje, la liberación definitiva, depende por entero del proletariado, de si este aprende de sus propios errores. La autocrítica, la crítica cruel e implacable que va hasta la raíz del mal, es vida y aliento para el proletariado. La catástrofe a la que el mundo ha arrojado al proletariado socialista es una desgracia sin precedentes para la humanidad. Pero el socialismo está perdido únicamente si el proletariado es incapaz de medir la envergadura de la catástrofe y se niega a comprender sus lecciones» (La Crisis de la Socialdemocracia).
Smolmi 10-3-05
1 Ver nuestra valoración de esas jornadas en “Jornadas sobre la autonomía obrera: una vulgar estafa” (Acción Proletaria nº 153). Este artículo fue también publicado y traducido al portugués por los compañeros del grupo Autonomía de Brasil.
2 De la misma forma, regularmente en Barcelona se celebran actos o reuniones sobre lo que pasó en 1936 con la guerra de España. Ver nuestro libro 1936: FRANCO Y LA REPUBLICA APLASTAN A LOS TRABAJADORES.
3 En este artículo no podemos desarrollar esa tarea. Remitimos a otros artículos que hemos escrito, entre otros Vitoria: la alternativa proletaria en Acción Proletaria nº 8
4 Nosotros jamás hemos tenido reparo en reconocer claramente ante nuestra clase los momentos de dificultad o de derrota. En 1989 con la caída del bloque ruso falsamente presentado como “comunista” y toda la campaña del conjunto de la burguesía mundial (incluidos los antiguos burócratas estalinistas de la URSS) sobre la “muerte del comunismo” y el “fin del marxismo y la lucha de clases” anunciamos que la clase obrera iba a entrar en un largo periodo de retroceso. Ver en Revista Internacional nº 60 Dificultades crecientes para la clase obrera.
5 En compañía, no lo olvidemos, de los veteranos de los años 70 que tienen que hacer frente a continuas oleadas de despidos disfrazadas de “deslocalizaciones” o “prejubiliaciones” y demás engaños.
6 Recibimos de forma anónima el documento en nuestro apartado postal así como un fichero en disquete. Podemos remitírselo a todo lector que esté interesado.
7 Esta publicación desarrolla análisis históricos interesantes sobre la guerra de España de 1936, la contribución de Bordiga, militante de la Izquierda Comunista que lucha desde los años 20 contra la degeneración de 3ª Internacional etc. Ver https://es.geocities.com/hbalance2000 [6] chbalance@wanadoo.es [7]
8Polémica con Amorós y Abel Ruiz “Ni revolución traicionada ni ética pacifista”. Ver /www.red-libertaria.net [8]
En los últimos meses, militantes o secciones de la CCI han recibido amenazas intimidatorias o llamamientos apenas disimulados a su asesinato.
En Diciembre UHP-ARDE [1] publicó en su página web un texto titulado “Ciencia y arte del zoquete” [2] que contiene un llamamiento al asesinato de nuestros militantes realizado a través de una macabra cadena de silogismos: empieza por acusarnos abiertamente de “racistas” y veladamente de defender la política de la burguesía; continua estableciendo una jerarquía de calificativos que empieza por “zoquetes”, pasa por “tontos del culo” y acaba en “imbéciles”. Tras haber asentado esas premisas, saca la siguiente conclusión: “CONTRA LAS CAMPAÑAS BURGUESAS DE FALSIFICACION Y REPRESION DE NUESTRAS LUCHAS ¡MUERTE A LOS IMBÉCILES!” [3].
Un mes antes, en la dirección de correo electrónico de nuestra sección en España se había recibido un correo anónimo que terminaba con la siguiente amenaza: “...Sois una pandilla de hijos de puta y alguno tendrá lo que anda sembrando, profesorcillos de mierda. Firmado: uno del lumpen...”.
Recientemente, en Enero 2005, un miembro de la llamada FICCI [4] amenazaba a un camarada nuestro de la sección en Francia con «cortarle el cuello» [5].
Ante esta sucesión de amenazas propias de gángsteres, totalmente ajenas al comportamiento proletario, ¿cuál debe ser la actitud de los revolucionarios y de los elementos proletarios? ¿ no darles importancia pensando que son fanfarronadas o el producto de una excitación momentánea?. Caer en tal apreciación constituiría un grave error.
En primer lugar, porque semejante actitud significa echar en saco roto la experiencia histórica del movimiento obrero. Esta demuestra que el asesinato de militantes obreros ha sido precedido –y en gran medida preparado- por una sucesión de actos aparentemente inicuos: imputaciones calumniosas, amenazas, intimidaciones, llamamientos primero velados y después abiertos, es decir, una serie de “pequeños eslabones” que juntos han desembocado en una gran cadena. Así, el asesinato de Rosa Luxemburgo en Enero de 1919 perpetrado por fuerzas a las órdenes de los verdugos socialdemócratas tuvo una larga maduración: desde 1905 se sucedieron denigraciones graves, amenazas y desafíos, contra esta militante proletaria. Ninguno de esos actos parecía inquietante pero el crimen de 1919 puso de manifiesto la lógica infernal que los entrelazaba uno tras otro. De la misma forma, el asesinato de Trotsky, ejecutado por el infame Mercader, vino a ser la culminación de una serie de pasos orquestados por la canalla estalinista: primero se acusó a Trotsky de agente de la GESTAPO, después empezaron las campañas que pedían abiertamente su cabeza. Luego vino la presión sobre uno de sus hijos (Lyova) que desembocó en lo que tiene todos los visos de ser un asesinato “médico” [6]. Más tarde arreciaron las amenazas directas de muerte realizadas por los sicarios mexicanos del estalinismo. Todos sabemos cual fue el trágico desenlace. La historia demuestra pues que existe un nexo más o menos directo entre las amenazas y llamamientos del hoy y los asesinatos del mañana. Estos vienen a ser la culminación de un tejido de calumnias, amenazas y campañas de odio.
En segundo lugar, no podemos obviar el contexto en el que tienen lugar las 3 amenazas que hemos recibido. Asistimos en los últimos meses al recrudecimiento y multiplicación de las campañas de la FICCI. Como muestra, el boletín número 28 nos trata de “cabrones” lo cual, unido a sus innumerables insultos, amenazas y calumnias, no hace sino propiciar un clima donde todo ataque físico contra la CCI estaría legitimado.
No es ninguna causalidad que estas amenazas ocurran en el contexto que acabamos de exponer. Sus autores han elegido claramente su campo de acción. A los insultos, las campañas de odio, al tejido de calumnias y mentiras, han querido sumar las palabras mayores del llamamiento al asesinato.
No es la primera vez que se produce esta “intervención”. En 1995-96, en el contexto de una campaña igualmente repugnante contra la CCI, con otros protagonistas desde luego [7], el llamado GCI –un grupo que figura en la página de enlaces de UHP /ARDE- quiso aportar su contribución contra la CCI llamando mediante el método del “silogismo” al asesinato de nuestros camaradas en México. Primera premisa: al haber denunciado al grupo estalinista maoísta Sendero Luminoso de Perú nos habríamos hecho cómplices de la masacre de prisioneros proletarios. De ahí hacía la siguiente deducción “lógica”: «para la CCI, como para el Estado y la policía peruana, situarse del lado de los oprimidos es sostener a Sendero Luminoso”. El siguiente silogismo decía: «en el campo obrero, se ha considerado como policía o soplón aquel que contribuye a ese tipo de amalgama policial”. A continuación aportaba un nuevo sofisma: «son los mismos argumentos socialdemócratas que utilizaron los Domingo Arango y Abad de Santillán frente a las acciones violentas de los militantes revolucionarios». ¿Y cual es la conclusión del entramado? «Y por este tipo de calumnia, cuya utilidad para el Estado es bien real, Domingo Arango recibió una bala en la cabeza y no podemos más que deplorar que Abad de Santillán no haya sufrido la misma suerte» (Communisme, nº 43 órgano del G”CI”) [8].
Somos conscientes del proceso en el que estas amenazas se insertan. No nos vamos a dejar intimidar y ante ellas respondemos lo mismo que hicimos en 1996: “Nada de esto nos va ha hacer retroceder. Vamos a profundizar nuestra lucha y toda la CCI se moviliza en defensa de nuestra sección en México empleando un arma que solo posee el proletariado: el internacionalismo. La unidad internacional de la CCI le confiere particularidades intolerables desde el punto de vista de la burguesía, en la medida que toda tentativa de destrucción de una de sus partes tropieza inmediatamente con la movilización y la solidaridad activa del conjunto” [9].
Hemos de rechazar con firmeza y combatir sin cuartel la infiltración de estos comportamientos en las filas revolucionarias pues sólo así podemos cortar la cadena que une, a través de una serie de eslabones, los turbios llamamientos actuales a la “muerte a los imbéciles” con el asesinato de militantes comunistas del mañana.
Cada clase social tiene sus métodos. Ya sabemos cuales son los de la burguesía: por un lado, las armas “políticas” de la calumnia, la amenaza, la intimidación y el chantaje, y, por otra parte, las armas “más expeditivas” del crimen, el terror y el sadismo más oprobioso [10].
Naturalmente, esas armas no forman parte del arsenal de combate del proletariado y sus grupos genuinamente revolucionarios. Nosotros tenemos otras armas, mucho más eficaces para el combate contra el capitalismo. Una de ellas, la más importante, es la solidaridad.
La fuerza del proletariado es la solidaridad. Solidaridad como expresión de su unidad. Solidaridad como capacidad para defender a todos sus componentes. Solidaridad para hacer ver a sus enemigos que cualquier ataque a una de sus partes encuentra inmediatamente la respuesta del conjunto.
Por ello la CCI, de forma unánime, manifiesta su solidaridad con los camaradas y secciones amenazadas y adopta todas las disposiciones necesarias para su defensa. De igual modo, solicitamos a nuestros simpatizantes que expresen activamente su solidaridad. Lo pedimos igualmente a todos los que comparten la lucha revolucionaria contra el capitalismo y que aún manteniendo desacuerdos con las posiciones de la CCI consideran necesario hacer frente a ese tipo de ataques inmundos.
La solidaridad con los camaradas amenazados no sólo es su mejor defensa, es también la mejor defensa de todos los militantes y compañeros que luchan contra el capitalismo. Es igualmente la mejor contribución que podemos hacer para asegurar la defensa de los militantes comunistas del mañana.
Las prácticas de la calumnia, la mentira, la amenaza y la intimidación, son radicalmente incompatibles con el objetivo de la comunidad humana mundial que el proletariado aspira a instaurar tras la destrucción del Estado capitalista. Hay que erradicar la infiltración de esas costumbres que no hacen sino expresar y reproducir la sociedad capitalista putrefacta que queremos abolir.
La clarificación de las posiciones revolucionarias, el combate común contra el capitalismo y su barbarie, no pueden ser perturbados por las turbias maniobras de esas pandillas de farsantes que, embozados tras “posiciones revolucionarias” de opereta aprovechan para lanzar toda clase de dardos, a traición y por la espalda, contra los que de verdad luchan por la causa del proletariado.
¡Solidaridad con nuestros militantes y secciones amenazados!
Corriente Comunista Internacional 15-2-05
Notas:
(1) U.H.P : son las siglas correspondientes a Unios Hermanos Proletarios. ARDE es una publicación que parece ser el portavoz de los distintos grupos que se llaman UHP.
(2) Ver la respuesta de nuestra sección en España en Acción Proletaria nº 180 « Respuesta a UHP-ARDE : más vale zoquete honesto que pillo tramposo »
(3) Cabe destacar la forma cobarde y retorcida con la que estos individuos llaman al asesinato de nuestros militantes. Con asquerosa hipocresía, no dicen las cosas abiertamente, las dejan caer: primero dicen que la CCI se compone de “imbéciles” para acabar con el “muerte a los imbéciles”.
(4) Grupúsculo de hampones que se hace llamar « Fracción Interna de la CCI » y cuya una única actividad consiste en verter toneladas de calumnias contra la CCI y llamamientos furiosos contra nosotros.
(5) Ver artículo de denuncia de este episodio en Révolution Internationale nº 354, publicación de la CCI en Francia.
(6) Ver los testimonios sobre el extraño internamiento del hijo de Trotsky en una clínica rusa de París : Deutscher, Biografía de Trotsky y Vereeken : La GPU en el movimiento trotskista.
(7) En aquellos tiempos fueron grupos extraños como el Communist Bulletin Group, inglés, o Hilo Rojo, español, junto con otros «círculos» los que protagonizaron estas campañas. De ellos nunca más se supo.
(8) Vemos pues que los redactores de UHP-ARDE no han inventado nada en cuanto al llamamiento cobarde y retorcido a nuestro asesinato. Han debido inspirarse en los métodos de los señores del GCI.
(9) Artículo de denuncia del GCI y en solidaridad con nuestra sección en México publicado en toda nuestra prensa territorial. Ver Acción Proletaria nº 131.
(10) Hay que señalar que el lumpen tiene mucha atracción por estos métodos de la burguesía y por ello en momentos de revolución suele nutrir los cuerpos francos y otras milicias de choque de la burguesía como ocurrió por ejemplo en Alemania en 1919.
Hace 100 años, el proletariado desarrolla en Rusia el primer movimiento revolucionario del siglo XX, conocido con el nombre de Revolución Rusa de 1905. Por no haber salido victorioso como sí ocurriría 12 años más tarde con la revolución de Octubre, aquel movimiento ha caído prácticamente en el olvido. Por eso no ha sido objeto de las campañas de denigración y de calumnias como sí lo fue la Revolución Rusa de 1917, especialmente tras el hundimiento del muro de Berlín, en el otoño de 1989. Sin embargo, la Revolución de 1905 aportó toda una serie de lecciones, clarificó y dio respuesta a las cuestiones que se planteaban al movimiento obrero en aquel entonces y sin las cuales la Revolución de 1917 no hubiera podido, sin duda, salir triunfante. Y aunque esos acontecimientos hayan ocurrido hace un siglo, 1905 está mucho más cerca de nosotros políticamente que lo que podría pensarse. Es necesario, para las generaciones de revolucionarios de hoy y de mañana volver a hacer suyas las enseñanzas fundamentales de aquella primera revolución en Rusia (….) Muchos elementos de lo que iban a ser las posiciones decisivas del movimiento obrero en la fase de decadencia del capitalismo estaban ya presentes en 1905.
La Revolución de 1905 fue objeto de numerosos escritos en el movimiento obrero de entonces. Las cuestiones planteadas fueron debatidas a fondo. Nos vamos a concentrar, en una corta serie de tres artículos, en algunas lecciones que nos parecen hoy centrales para el movimiento obrero y que siguen siendo actuales: la naturaleza revolucionaria de la clase obrera y su capacidad histórica intrínseca para enfrentarse al capitalismo y dar una nueva perspectiva a la sociedad; la naturaleza de los soviets, “la forma por fin encontrada de la dictadura del proletariado” como los definió Lenin y, la capacidad de la clase obrera para aprender de sus experiencias, para sacar lecciones de sus derrotas, la continuidad de su combate histórico y la maduración de las condiciones de la Revolución (…).
la revolucion rusa de 1905 fue una ilustración de lo más esclarecedora de lo que el marxismo entiende por carácter fundamentalmente revolucionario de la clase obrera. La capacidad del proletariado ruso para pasar de una situación en la que está ideológicamente dominado por los valores de la sociedad a una posición en la que, por medio de un movimiento masivo de luchas, va tomando confianza en sí mismo, desarrolla su solidaridad, va descubriendo su fuerza histórica hasta crear los órganos que le permitan apropiarse de su porvenir, es un ejemplo vivo de la fuerza material que es la conciencia de clase del proletariado cuando se pone en movimiento (...) No obstante, los acontecimientos de 1905 no surgen de la nada, sino que son el producto de una acumulación de experiencias sucesivas que agitaron a Rusia desde finales del siglo xix. Como dice Rosa Luxemburg : “… esta huelga de Enero en San Petersburgo fue la consecuencia inmediata de la gigantesca huelga general que había estallado antes, en Diciembre de 1904, en el Cáucaso, en Bakú y que mantuvo a toda Rusia pendiente de ella. Y lo ocurrido en Diciembre en Bakú no fue sino el último y poderoso eco de las grandes huelgas que, entre 1903 y 1904, como terremotos periódicos, habían sacudido todo el sur de Rusia, y cuyo prólogo había sido la huelga de Batúm en el Cáucaso en Marzo de 1902. En realidad, esta primera serie de huelgas, inscrita en la cadena continua de erupciones revolucionarias actuales, solo dista cinco o seis años de la huelga general de los obreros textiles de San Petersburgo en 1896 y 1897”1.
El 9 (22) de Enero de 1905 conocido como el “domingo sangriento”, marcó el inicio de una serie de acontecimientos en la vieja Rusia zarista que se desarrollaron durante todo el año 1905 y que terminaron con la represión sangrienta de la insurrección de Moscú en Diciembre. La actividad de la clase fue constante durante todo un año, aunque las formas de lucha no fueran siempre las mismas y no tuvieran todas la misma intensidad (….) Estos acontecimientos tuvieron un protagonista fundamental, el proletariado ruso, y toda la dinámica de la revolución sigue estrictamente la lógica de la clase proletaria. Aún cuando el movimiento obrero internacional esperaba una revolución burguesa en Rusia, estimando que la tarea central de la clase obrera –como así había ocurrido en las revoluciones de 1789 y 1848– era participar en el derrocamiento del Estado feudal y estimular a la instauración de las libertades burguesas, no solo es la huelga de masas de la clase obrera la que vivifica todo el año 1905, sino que además es su dinámica la que lleva a la creación de los órganos del poder obrero. Lenin mismo lo deja claro cuando recuerda que aparte de su carácter “democrático burgués” debido a su “contenido social”: “...La revolución rusa fue a la vez una revolución proletaria, no solo por ser el proletariado su fuerza dirigente, la vanguardia del movimiento, sino también porque el medio específicamente proletario de lucha, la huelga, fue el medio principal para poner en movimiento a las masas y el fenómeno más característico del desarrollo, en oleadas sucesivas, de los acontecimientos decisivos” 2.
Pero cuando Lenin habla de huelga, no debemos imaginarnos acciones de 4, 8 o 24 horas como las que hoy proponen los sindicatos en todos los países del mundo. En realidad, en 1905, se desarrolla lo que luego habrá de llamarse huelga de masas, ese “océano de fenómenos” – como la definió Rosa Luxemburg – o sea la extensión y la autoorganización espontáneas de la lucha del proletariado que van a ser características de los grandes momentos de lucha del siglo XX (....) : “La huelga de masas aparece no como un producto específicamente ruso del absolutismo, sino como una forma universal de la lucha de la clase proletaria, determinada por la fase actual del desarrollo capitalista y las relaciones de clase (...) la revolución rusa actual ha estallado en un momento de la evolución histórica que ya está en la otra vertiente de la montaña, más allá del apogeo de la sociedad capitalista” 3 (...) La huelga de masas no es un simple movimiento de las masas, una especie de revuelta popular que engloba a “todos los oprimidos” y que sería, por esencia, algo positivo como las ideologías izquierdistas y anarquistas de hoy quieren hacer creer. En 1905, Pannekoek escribía: “...Si se considera la masa en su sentido general, el conjunto del pueblo, lo que aparece es que, al neutralizarse mutuamente las ideas y las voluntades divergentes de unos y de otros, no emerge aparentemente otra cosa sino una masa sin voluntad, antojadiza, entregada al desorden, versátil, pasiva, oscilando de acá para allá según los impulsos, entre movimientos incontrolados e indeferencia apática –resumiendo, como ya sabemos, el retrato del pueblo que tanto gusta pintar a los escritores liberales (...) Ellos no conocen las clases. En el extremo opuesto, ha sido la fuerza de la doctrina socialista la que ha dado un principio de orden y un sistema de interpretación de la infinita variedad de individualidades humanas, al haber introducido el principio de la división de la sociedad en clases (...) En cuanto se identifican las diferentes clases en los movimientos de masas históricos, inmediatamente surge de la espesa niebla la imagen clara del combate entre las clases, con sus fases sucesivas de ataque, de retirada, de defensa, de victoria y de derrota” 4, (....) Como concluyó Rosa Luxemburgo: ”...En una palabra: la huelga de masas cuyo modelo nos ofrece la revolución rusa no es un medio ingenioso, inventado para reforzar el efecto de la lucha proletaria sino que es el movimiento mismo de las masas proletarias, la expresión de la lucha proletaria en la revolución”, (.....) “los obreros bruscamente electrizados por la acción política reaccionan inmediatamente en el dominio que les es más próximo: se rebelan contra su condición de esclavitud económica. El gesto de revuelta que la lucha política es les hace sentir con una intensidad insospechada el peso de sus cadenas económicas”5.
(.....) Un aspecto muy importante en el proceso revolucionario en la Rusia de 1905, fue su carácter marcadamente espontáneo. Las luchas surgen, se desarrollan y se refuerzan, haciendo surgir nuevos instrumentos de lucha como la huelga de masas y los soviets, sin que los partidos revolucionarios de entonces consigan enterarse de qué va la cosa, ni siquiera comprender enteramente, en aquel momento, las implicaciones de lo que está sucediendo. La fuerza del proletariado en el movimiento, en el terreno de sus propios intereses de clase, es asombrosa y posee en sí misma una creatividad inimaginable. Lenin mismo lo reconocería un año después al hacer balance de la Revolución de 1905: “.....De la huelga y de las manifestaciones se pasa a la construcción de barricadas aisladas. De las barricadas aisladas a la construcción de barricadas en masa y a las batallas callejeras contra las tropas. Pasando por encima de la cabeza de las organizaciones, la lucha proletaria de masas fue de la huelga a la insurrección. Esa es la gran adquisición de la Revolución rusa, adquisición debida a los acontecimientos de diciembre 1905 y realizada, como las anteriores, a costa de sacrificios enormes. De la huelga política general, el movimiento se alzó a un nivel superior. Forzó a la reacción a ir hasta el final de su resistencia: y ha sido así como el movimiento ha acercado extraordinariamente el momento en que la revolución, ella también, irá hasta el final en el empleo de sus medios ofensivos. La reacción no puede ir más allá del bombardeo de las barricadas, de las casas, de la muchedumbre. La Revolución, en cambio, puede ir más allá de los grupos de combate de Moscú, tiene campo abierto y ¡qué campo en extensión y profundidad! (…) El cambio de las condiciones objetivas de la lucha que imponía la necesidad de pasar de la huelga a la insurrección, fue percibido por el proletariado mucho antes que por sus dirigentes. La práctica, como siempre, se adelantó a la teoría” 6 .
Este pasaje de Lenin es especialmente importante hoy, pues muchas dudas en los elementos politizados y, hasta cierto punto, también en las organizaciones proletarias, se arraigan en la idea de que al proletariado no logrará jamás salir de la apatía en la que a veces parece haber caído. Lo ocurrido en 1905 es el desmentido más patente de todo eso. La fuerte impresión que produce comprobar ese carácter espontáneo de la lucha de la clase se debe, a veces, a la subestimación de los procesos que se desarrollan en lo profundo de nuestra clase, de esa maduración subterránea de la conciencia de la que ya hablaba Marx, cuando la comparaba al “viejo topo”. La confianza en la clase obrera, en su capacidad para dar una respuesta política a los problemas que afectan a la sociedad, es algo de la primera importancia hoy en día. Después del desmoronamiento del muro de Berlín y la campaña de la burguesía que vino después sobre la quiebra del comunismo y su falaz identificación con el infame régimen estalinista, la clase obrera ha encontrado muchas dificultades para reconocerse como tal clase y, por consiguiente, reconocerse en un proyecto, en una perspectiva, en un ideal por el que combatir. La falta de perspectiva produce automáticamente una caída de la combatividad, un debilitamiento de la convicción de que es necesario batirse, porque no se lucha por algo sino cuando hay un objetivo que alcanzar. Por eso es por lo que hoy, la ausencia de claridad sobre la perspectiva y la falta de confianza en sí misma por parte de la clase obrera están fuertemente relacionadas (.....), Pero sobre todo, es en la práctica donde puede superarse una situación así, a través de la experiencia directa que la clase obrera realizará de sus posibilidades y de la necesidad de luchar por una perspectiva. Esto es lo que se produjo precisamente en Rusia en 1905 cuando : “en unos cuantos meses cambiaron las cosas de arriba abajo. Las pocas centenas de socialdemócratas revolucionarios fueron “de repente” miles y esos miles se volvieron dirigentes de dos o tres millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran efervescencia e incluso, en parte, un movimiento revolucionario, en lo más profundo de la masa de los cincuenta a cien millones de campesinos; el movimiento campesino tuvo repercusiones en los ejércitos, lo cual llevó a revueltas militares y oposiciones armadas entre las tropas” 7 .
(.....) Esta confianza en la clase obrera que hoy expresamos no es un acto de fe, ni procede de una especia de ceguera mística, sino que se basa precisamente en la historia de nuestra clase y en su capacidad de reanudación, a veces sorprendente, en medio de un aparente letargo. La dinámica con la que se produce la maduración de la conciencia proletaria es a veces oscura y difícil de comprender. Pero también es cierto que la clase obrera estará históricamente obligada, por el lugar que ocupa en la sociedad de clase explotada y a la vez revolucionaria, a levantarse contra la clase que la oprime, la burguesía, y en la experiencia de ese combate volverá a encontrar esa confianza en sí misma que hoy le falta: “...Antes, teníamos una masa impotente, dócil, inerte como un cadáver, frente a la fuerza dominante, la cual sí está bien organizada sí sabe lo que quiere, y manipula a la masa a su conveniencia; y resulta que esa masa se transforma en humanidad organizada, capaz de decidir su propio sino ejerciendo su voluntad consciente, capaz de hacer frente con empecinamiento al viejo poder dominante. Era pasiva y se vuelve masa activa, organismo dotado de vida propia, cimentado y estructurado par sí mismo, dotado de su propia conciencia, de sus propios órganos...” 8 .
Paralelamente a la confianza de la clase obrera en sí misma, aparece necesariamente otro factor crucial de la lucha del proletariado: la solidaridad en sus filas.(.....)La solidaridad proletaria es un arma fundamental de la lucha del proletariado; fue una de las bases del impresionante cambio que se produjo en 1905 en Rusia: “...la chispa que provocó el incendio fue un conflicto corriente entre capital y trabajo: la huelga en una fábrica. Pero cabe señalar que la huelga de los 12 000 obreros de Putilov, desencadenada el lunes 3 enero, fue ante todo una huelga proclamada en nombre de la solidaridad proletaria. La causa de ella fue el despido de 4 obreros. ‘Cuando fue rechazada la petición de readmisión –escribe un camarada de Petersburgo el 7 enero– la factoría se paró de inmediato, por unanimidad total....’” 9 .
(....) Si la clase obrera en su conjunto no es hoy todavía consciente de la fuerza de la solidaridad, la burguesía, en cambio, no ha olvidado las lecciones que el proletariado le ha infligido en la historia, 1905 fue un magnífico acontecimiento del movimiento obrero, surgido de las entrañas revolucionarias del proletariado, que demostró la potencia creadora de la clase revolucionaria. Hoy, a pesar de todos los golpes que la burguesía agonizante le ha asestado, el proletariado sigue conservando, intactas, sus capacidades. Les incumbe a los revolucionarios hacer que su clase pueda volver a apropiarse de las grandes experiencias de su historia pasada y preparar sin descanso el terreno teórico y político del desarrollo de la lucha y de la conciencia de clase hoy y mañana (....).
Ezechiele (5/12/04)
Notas :
(1) R.osa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y Sindicatos, 1906.
(2) Lenin: Informe sobre la Revolución de 1.905.
(3) Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y Sindicatos.
(4)“Marxismo y teleología”, publicado en Neue Zeit en 1905, citado en “Acción de masas y revolución” (1912).
(5) Rosa Luxemburg, Huelga de masas, Partido y sindicatos.
(6) Lenin.:Las enseñanzas de la insurrección de Moscú, 1906.
(7) Lenin, Informe sobre la Revolución de 1905.
(8) Rosa Luxemburg, Huelga de masad, partido y sindicatos.
(9) Lenin : Huelga económica y huelga política.
Los despidos se han convertido en una cruel realidad cotidiana. En Cataluña, en España, en Alemania (donde en enero 2005 se ha alcanzado la cifra record de 5 millones de parados), en todo el mundo, incluido el país que ahora nos venden como nuevo “milagro capitalista”: China, donde en 2004 se destruyeron más de 10 millones de puestos de trabajo en las empresas estatales.
En el colmo del cinismo, los capitalistas nos chantajean con la deslocalización: “si queréis evitar los despidos lo que tenéis que hacer es aceptar bajaros los salarios y trabajar más horas”. En empresas alemanas como Siemens o Wolkswagen la aceptación por los obreros de reducciones salariales del 15% y pasar de 38 a 45 horas semanales les ha sido presentada como la única forma de “evitar los despidos”.
¡Eso es un vil engaño! Esos sacrificios no evitan los despidos sino que los preparan. El capitalismo, a escala mundial, está sumido en una profunda crisis de la que solo ha logrado sobrevivir hasta ahora a través de una montaña de deudas. Pero la escalada de la crisis y el peso aplastante de las deudas, le conducen a comportarse como un dios insaciable que exige sin cesar nuevos sacrificios los cuales lejos de aplacarlo le llevan a exigir otros nuevos. En Miniwatt hace 30 años había 1500 obreros en plantilla ¡hoy solo quedan 362!. No es un ejemplo aislado. En astilleros, donde la primera reconversión realizada por el gobierno “socialista” en 1984 invocando la “defensa del empleo”, se ha pasado de 60.000 empleos en 1981 a los menos de 10.000 actuales. En la minería asturiana de 30.000 en 1975 hemos pasado a poco más de 7.000.
Es un terrible vía crucis el que hemos sufrido las diferentes generaciones obreras desde finales de los años 70: empezaron por la contención salarial establecida por los famosos Pactos de la Moncloa de 1978, siguieron con la Ley Básica de Empleo de 1980, continuaron con los despidos de los años 80 –más de un millón-, dieron una vuelta de tuerca con las primeras medidas de implantación del trabajo temporal, desarrolladas desde 1984 por los sucesivos gobiernos “socialistas” y luego amplificadas por sus compinches del PP; desde 1985 con la primera reforma de la Seguridad social organizaron una interminable cadena de hachazos a todo género de prestaciones laborales. Y desde los años 90 todos los ataques se han juntado: despidos, precariedad, reducción salarial, recorte de prestaciones sociales... Hoy, el capital acuciado por su crisis insalvable ya no respeta nada: se lanza a nuestra yugular bajando abiertamente los salarios y aumentando la jornada de trabajo .
Para defendernos no podemos confiar ni en el tripartito catalán ni en el gobierno central de ZP. Todo gobierno no es otra cosa que el consejo de administración del conjunto de los capitalistas. Los gobiernos son los primeros en organizar e impulsar las medidas de ataque a nuestras condiciones de vida. ¿Quién fue el responsable de los más de 4000 despidos de astilleros sino el flamante gobierno del “talante”?
No podemos contar tampoco con los sindicatos que son cómplices activos de gobierno y capitalistas. Ante los despidos de Miniwatt proponen es una proposición no de ley que inste al gobierno catalán a rechazar un eventual Expediente de Regulación de Empleo. Es decir, tienen la desfachatez de pedirnos que confiemos nuestra suerte a quien ya ha dictado la sentencia de muerte contra nosotros. Un delegado de UGT pide que “el trauma sea mínimo para los trabajadores”, es decir, que acepta abiertamente los despidos y nos llama al conformismo de hacerlos un poco más suaves (¿Con más talante quizá?).
Solo podemos contar con nosotros mismos. Sin embargo, los trabajadores se ven abrumados por los chantajes, la intimidación, la incertidumbre, ante una situación que no cesa de empeorar. Luchar en las condiciones actuales es mucho más difícil que en el pasado pues requiere un coraje, una claridad, una confianza, que no es fácil adquirirlas de la noche a la mañana, máxime cuando tanto nuestros enemigos declarados –la Patronal, la Derecha- como nuestros falsos amigos-la Izquierda, los sindicatos- maniobran por todos los medios para debilitarlas.
Por eso es muy importante, pelear una y otra vez para que la lucha sea tomada a cargo por todos los trabajadores. Para que de verdad sea la Asamblea General quien decida y controle los pasos a dar y la forma de darlos. Si dejamos la lucha en manos de los sindicatos veremos como somos divididos, desmovilizados y desmoralizados hasta hacernos tirar la toalla.
Para adquirir la confianza, la unidad, el coraje colectivos que dan vida a nuestra lucha es necesario comprender que nuestra fuerza está en conquistar la solidaridad de todos los trabajadores. Los obreros estamos unidos por una misma condición y un mismo interés: somos los productores colectivos de las principales riquezas sociales. Eso nos da la fuerza de la unidad y la solidaridad de clase.
Los despidos de Miniwatt nos conciernen a todos. Detrás de los despidos en un sector de la clase obrera se encierra por una parte el drama para los obreros afectados y sus familias, pero, por otro lado, se plantea algo más grave: los puestos de trabajo se pierden para siempre con lo que las nuevas generaciones se encuentran con menos trabajo disponible o en condiciones de precariedad.
Por eso, la única respuesta posible a los despidos en una empresa o sector es la movilización lo más amplia y masiva posible de los obreros no sólo de esa empresa sino de las demás empresas o sectores. Hay que ver el ataque a un sector de la clase obrera como un ataque a toda la clase obrera.
¿Son útiles medidas de boicot al consumo de productos de los dueños de Miniwatt, el conglomerado Phillips-LG? Sinceramente no. Aparte de que tales medidas no se pueden ejecutar mediante la acción masiva y unida de los trabajadores sino a través de una acción dispersa de “ciudadano-consumidor”, eso no ejerce ninguna presión sobre el Capital y su Estado. En el marco de una competencia feroz entre empresas capitalistas el boicot a una firma es inevitablemente recuperado por una ampliación de las ventas de sus rivales. Es el mercado en su conjunto quien es culpable de nuestra situación y no tal o cual competidor del mismo. Son todos los capitalistas y su Estado quienes nos atacan conjuntamente y no tal o cual empresa particular. Incluso si una empresa individual actúa por libre tiene siempre detrás de ella respaldándola el Estado y toda la Patronal.
Solo podemos establecer una relación de fuerzas a nuestro favor realizando afirmando nuestra unidad y solidaridad de clase. Uno de los medios para forjar la SOLIDARIDAD DE CLASE es realizar manifestaciones masivas donde podemos unirnos, discutir, medir nuestra fuerza, tanto los obreros afectados y sus familiares, como obreros de otros sectores, fijos, emigrantes, precarios... todos juntos formando la FUERZA UNITARIA de la clase obrera.
Nuestra lucha solo puede tener como objetivo combatir la explotación para acabar con ella
Tenemos que defendernos contra los despidos y contra el aumento intolerable de la explotación pero tenemos que comprender que la raíz de los problemas que nos agobian está en el propio sistema capitalista. Un régimen de producción cuya lógica infernal provoca por un lado, desempleo y miseria y, de otra parte, guerras cada vez más destructivas y destrucciones ambientales cada vez más devastadoras.
Acabar con este sistema de explotación y barbarie exige de nosotros una lucha muy larga y difícil, forjada a través de muchos combates. Cada uno de estos tomado por separado puede parecer pequeño y sin sentido, pero es la unidad y la coherencia entre todos ellos lo que nos permitirá acabar tejiendo nuestra fuerza como clase.
Corriente Comunista Internacional 19-2-05
Estas explicaciones dan cuenta de una parte de la verdad pero no explican el problema de fondo: la raíz del problema está en la situación actual del capitalismo. El capitalismo está en una crisis cada vez más aguda que lleva a todos los Estados en todos los países a hacer recortes cada vez mayores en lo que llaman el “Estado del bienestar”: la parte del dinero que extraen a los trabajadores bajo la forma de impuestos y cotizaciones y que supuestamente debería dedicarse a educación, sanidad, servicios sociales etc., la reducen cada vez más y como consecuencia de ello los centros de enseñanza están abandonados deteriorándose a la carrera sus infraestructuras incluidas las más elementales como la calefacción o el mantenimiento de edificios etc.. Pero pasa lo mismo en la sanidad con colas interminables, con enfermos en los pasillos, con listas de espera de más de un año... Tres cuartos de lo mismo en los barrios, en los servicios sociales, en las prestaciones a los jubilados, a los desempleados, a los jóvenes...
No es un problema particular de la enseñanza. No es un problema específico de la Comunidad Valenciana, se ve igualmente en otras comunidades como Cataluña con el escándalo del Carmelo que tiene gobierno “de progreso” a diferencia del gobierno PP de aquí. En realidad tampoco es un problema limitado a España. El deterioro de la enseñanza se generaliza en todos los países “desarrollados”. En Francia han habido movilizaciones masivas de estudiantes de los Liceos (equivalente a los institutos de aquí) contra leyes que suponen un deterioro igualmente grave. En Inglaterra, en Alemania, en USA, la calidad de la enseñanza y el estado de las instalaciones públicas está por los suelos...
No hacemos frente a un problema local, sectorial o particular que requeriría una lucha limitada, parcial, de simple presión; estamos sufriendo un problema general, histórico, mundial, que es el hundimiento progresivo de todo el capitalismo mundial en una crisis sin remedio que genera guerras, miseria, desempleo y que conlleva igualmente un deterioro de enormes proporciones de todos los servicios sociales cuya financiación no es ningún regalo sino que sale de los bolsillos de los trabajadores.
La degradación intolerable de las condiciones de estudio, de la situación de los centros, debe ligarse a una degradación no menos intolerable de las condiciones de trabajo marcadas por la precariedad, el desempleo, los accidentes laborales, la baja de los salarios, el aumento siempre más agudo de la explotación. Hoy se estudia sin luz y calefacción pero eso es el anuncio de cómo será el trabajo mañana: precario, con la espada de Damocles del desempleo permanente, amenazados por los accidentes laborales...
Apoyamos la lucha emprendida y nos solidarizamos con ella. NO HAY MAS RESPUESTA QUE LA LUCHA.
Los estudiantes forman un estrato social provisional y heterogéneo, sin embargo, la mayoría (sobre todo en Institutos y universidades públicas) serán trabajadores: afectados por el desempleo, la precariedad, los accidentes, el deterioro general de las condiciones de vida... Hemos de asumir conscientemente que vamos a ser clase obrera, que hay que concebir la lucha como una contribución al desarrollo de la lucha obrera. Hay que conocer las experiencias de las luchas obreras.
Luchar aislados, limitados a tal o cual sector, es verse abocados a la derrota y la desmoralización. El problema es general y afecta a todos: estudiantes de instituto, trabajadores de la enseñanza, trabajadores de todos los sectores, empleados o desempleados (que tienen hijos estudiando en muchos casos). HAY QUE LUCHAR DE TAL FORMA QUE SE CREE LA UNIDAD CON TODOS LOS TRABAJADORES.
¡La lucha tendrá valor, se inscribirá en una dinámica de desarrollo de la lucha obrera, irá en el sentido del combate contra el capitalismo si es una lucha abierta a la que puedan unirse trabajadores de todos los sectores, trabajadores de la enseñanza, otros estudiantes!
En la lucha nadie puede decidir en nuestro nombre. Han de ser las Asambleas Generales las que deben decidir y controlar todo lo que se hace y acuerda. Las Asambleas deben elegir Comités revocables en cualquier momento que coordinen a los centros en lucha. Ningún comité autoproclamado puede decidir en nombre de todos.
¿Se puede luchar por objetivos de reforma del capitalismo como por ejemplo nuevas leyes que favorecieran a la pública? ¿En los programas de los partidos hay de verdad respuestas a nuestros problemas? Rotundamente no. La única lucha eficaz es aquella que se inscribe, aunque tenga por el momento objetivos reivindicativos limitados, en una dinámica de lucha por la abolición del capitalismo en todos los países.
Está claro que los señoritos del PP son nuestros enemigos pero ¿ el PSOE y otros órganos de la llamada “izquierda” son amigos nuestros? Hay una continuidad y una complicidad entre los gobiernos de “izquierda” y los gobiernos de Derecha que está por encima de sus peleas de familia. Están unidos en la DEFENSA DEL CAPITALISMO Y DE SU ESTADO. ¿Es que acaso el gobierno central de ZP no está deteriorando la educación u organizando despidos como en los Astilleros donde trabajadores de Gijón y Sevilla vuelven a la lucha tras habernos engañado con que se había “resuelto” el problema del sector naval? ¿Es que el gobierno de Maragall, aparentemente tan distinto del gobierno de Camps, no está atacando a los trabajadores en todos los sectores incluida la educación o la vivienda?
En la sociedad capitalista, los trabajadores y todos los explotados solo tenemos ENEMIGOS DECLARADOS (la Derecha o la Patronal) o FALSOS AMIGOS (la llamada “izquierda” o los sindicatos). Sólo podemos contar con la lucha, la conciencia, la solidaridad, de TODOS LOS TRABAJADORES Y EXPLOTADOS.
Sería ilusorio creer que la lucha va a ser rápida y todo se va a solucionar con unas cuantas acciones de presión. Se trata de una lucha larga y difícil, donde deben unirse las diferentes generaciones obreras. Es necesario discutir para tener claro cómo luchar, cómo organizarse, con qué objetivos. La lucha ciega, activista, un carrusel de actos de protesta... acaba no sirviendo y desmoraliza. Una lucha consciente, donde sepamos qué queremos y qué medios hay para conseguirlo es la que nos refuerza y nos ayuda a volver a la carga una y otra vez.
Por eso proponemos un FORO DE DISCUSION para discutir sobre la lucha actual así como sus perspectivas y el contexto global donde se inscribe. Todos los que estén interesados pueden enviar su mail a espana@internationalism.org [14] para organizarlo e impulsarlo. También a Apartado de Correos 258 Valencia 46080.
Corriente Comunista Internacional 8-3-2005
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[8] http://www.red-libertaria.net
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