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marzo 2015

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Balance de las movilizaciones contra la Ley de Empleo Juvenil

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Las movilizaciones contra la Ley de Empleo Juvenil (llamada "Ley Pulpin") constituyen una reacción saludable de indignación y rechazo contra la explotación. Los afectados directamente: los jóvenes hijos de la clase trabajadora, salieron a las calles a primera instancia: muchos de ellos salieron de forma espontanea, otros motivados por las fuerzas políticas de la oposición y otros sectores ciudadanistas de la pequeña burguesía.

Era claro para muchos (y se notó en muchas consignas y pintas) que el propósito de esta Ley era que la burguesía los iba a usar para mejorar sus ganancias precarizando cada vez más las condiciones de trabajo. Y esto se explica porque la burguesía peruana ya ha empezado a sentir los azotes de la crisis económica mundial y, ante ello, reacciona atacando las condiciones de vida de los trabajadores.

Las 5 marchas en Lima y provincias han sido un ejemplo de energía, valentía y vehemencia muy propia de los jóvenes, quienes se enfrentaron a la violencia brutal y la represión salvaje del Estado a sus perros de turno (Humala, Urresti…) y todo un ejército de infiltrados, soplones y provocadores dejando un notable saldo de apaleados y detenidos. Con todo, ha sido importante tomar la calle.

 La solidaridad de la gente con los que protestaban era emocionante, muchos jóvenes heridos y bajo los efectos de los gases lacrimógenos y pestíferos salían de la movilización en busca de
aire y agua, muchas personas con botellas de agua se acercaban a mojarles los rostros y la cabeza para buscar su alivio inmediato. En el calor de las movilizaciones jóvenes preparados con mascarillas, pañuelos y vinagre apoyaban a otros jóvenes que habían acudido a la movilización poco equipados.

Algunos gremios de obreros en conflicto (Replay, Topy Top, Aventura Mall…) que coincidieron en aquellas fechas se sumaron a la movilización como si comprendieran que no se trata de la explotación juvenil solamente, sino de la explotación de una clase en su conjunto. No fue
como muchos lo intentan mostrar (prensa, radio y TV) una movilización generacional, que implicaba solo jóvenes, pues en plena movilización se podía ver mucha gente adulta, hombres y mujeres gritando y marchando contra lo que ellos pueden entender por explotación asalariada. Es evidente que los niveles de conciencia fueron muy incipientes y que a la gente le es muy difícil reconocerse como clase.

No sólo eso, costaba trabajo identificar cual es el problema real: las relaciones sociales de explotación, el capitalismo. Pero, algunos chispazos hubieron. Por ejemplo en algunos carteles que decían “abajo la esclavitud asalariada” o en consignas como “abajo la burguesía, viva el proletariado” (Bloque de jóvenes Hip Hop del Callao).

 Las sombras del movimiento

Ha pesado en el movimiento el viejo y nefasto lastre del Frentismo con la convocatoria a todas "las organizaciones populares y progresistas" por parte de los dirigentes juveniles quienes por
falta de experiencia y claridad fueron engañados, lo que derivó en el típico oportunismo de la izquierda del capital (congresistas, partidos como el frente amplio, Patria Roja, MAS Tierra y Libertad o sindicatos como el SUTEP y la CGTP) que logró subirse a la ola del movimiento para sacar réditos y de paso desviar y bloquear cualquier reflexión o debate que clarificase la conciencia de clase de los jóvenes. También han pesado en el movimiento, varios aspectos de la ideología burguesa tales como el Autonomismo (“no a las ideologías”), el izquierdismo y el sindicalismo; otro tanto sucedió con el ciudadanismo (“Trabajo digno”, “igualdad de derechos") y el nacionalismo (Se vieron banderas rojiblancas y en la primera marcha se cantó el himno nacional peruano), todo un entramado reforzado por los colectivos ciudadanistas que contaminan al movimiento con su ideología del "Capitalismo con rostro humano”. No ha habido un mayor cuestionamiento al Capitalismo como sistema y causante de la actual crisis y las medidas anti obreras en el Perú y el mundo.

Visión crítica de la organización juvenil: las Zonas…

Las Zonas, son agrupaciones distritales que dirigieron el movimiento. Aparte de ello, son espacios de aglutinamiento y discusión donde se puede encontrar desde gente vinculada a las organizaciones izquierdistas hasta jóvenes políticamente sanos y en búsqueda. En un primer momento dieron la sorpresa encabezando las marchas y rechazando a los partidos políticos del Capital en sus asambleas lo que sonaba interesante porque era tajante ("fuera los oportunistas"). Esas agrupaciones de trabajadores jóvenes por su cantidad y presencia salieron
espontáneamente ante la iniciativa de muchos jóvenes universitarios posicionados dentro del izquierdismo (trotskismo, anarquistas, maoístas, alternativas culturales) que discutían temas de solución inmediata y el que hacer ante la amenaza del Estado y la burguesía de precarizar sus futuras condiciones de trabajo. No es casual pues que el peso del izquierdismo sea un golpe feroz a la conciencia proletaria, lo que lleva a la mistificación democrática que
desvía y confunde (¡aún más!) a los elementos en búsqueda haciéndoles perder el camino de un cuestionamiento del capitalismo en la perspectiva de una revolución mundial.

 En las reuniones de las zonas que se daban en diferentes distritos de Lima, las charlas o los mal llamados "debates”, en la práctica fueron un verdadero ejemplo de inmediatismo, de cálculo y aprovechamiento político de elementos negativos para el medio proletario (los trotskistas o el Movadef[1]) quienes no sólo suelen imponer su izquierdismo sino además una práctica de "participación" ajena a una asamblea proletaria. Por ejemplo ,cuando incitan a que
la intervención por participante sea de apenas un minuto como máximo o 30 segundos si es "demasiado tarde”, teniendo a los obreros tensos, mecanizados,  llenos de confusiones debido a lo absurdo de un debate vacío, y, más aun, confundiendo la perspectiva autentica del proletariado[2]. Las zonas funcionan absolutamente como un frente, algo que ellos mismos se pregonan en sus reuniones donde se decidían acuerdos con sindicatos, ONG y demás…

El legalismo es otra de las taras del movimiento ya que en sus reuniones habituales y en los medios de comunicación los dirigentes hablan de movilizarse para "cambiar la constitución", "derogatoria de leyes anti obreras", "trabajo digno y con derechos" todo ello enmarcado en el legalismo burgués y en una perspectiva totalmente localista, alejada de cualquier enlace o solidaridad internacionalista con luchas en otras partes del mundo. En sus reuniones nunca se escucha algo referente a trabajadores que combaten contra la precarización en Europa, Asia o la propia América Latina. Las preocupaciones por lo nacional, lo local, creemos que es, por un lado, fruto del nulo conocimiento de la experiencia histórica del proletariado mundial, y por otro de la ideología nacionalista, "antiimperialista" propia del izquierdismo.

Conclusiones

La derogatoria de la Ley Pulpin, representó una verdadera victoria del movimiento en la medida que hizo recular a la burguesía y su Estado de una de sus medidas anti-obreras. La toma de la calle y las luchas son un paso adelante que hay que reconocer. Pero hasta ahí no más. Como ya dijimos la lucha no desembocó en una reflexión sobre la naturaleza del trabajo asalariado ni del capitalismo, quedando constreñido a la coyuntura y el activismo. Prueba de ello es que los dirigentes hablan ahora de luchar por la “Nueva Ley del trabajo”, “contra la TV basura” e incluso de incursionar en el futuro en política al estilo PODEMOS[3].

Por otro lado, nunca se dio en las calles ni plazas (a pesar de lo multitudinaria composición de las marchas) la formación de Asambleas abiertas a la gente donde la reflexión fuese el eje de las luchas y sus necesidades. Todas las directivas y "lecciones" se han sacado a puerta cerrada de cada una de las organizaciones que impulsaron y dirigieron la lucha (el 18D y Las Zonas). A pesar de lo constreñida y limitada de esas reuniones en las mismas ya se han manifestado jóvenes proletarios que plantean ver e ir más allá de la coyuntura y del legalismo. Son elementos potenciales en búsqueda de una perspectiva anticapitalista que sólo le podrá ofrecer la izquierda comunista mundial para ir más allá del pantano localista y reformista.

 Internacionalismo Perú, Febrero 2015


[1] MOVADEF: Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales, aparece como una organización electoral de Sendero Luminoso.

[2] Situación vista y vivida por un camarada de la CCI que participó en la asamblea de una de las zonas

[3] Ver https://es. internationalism. org/ccionline/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [1]

 

Geografía: 

  • Perú [2]

Noticias y actualidad: 

  • Ley Pulpin [3]

Rubric: 

Perú

El nacionalismo feroz de Syriza

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Si hacemos caso a los medios de comunicación, el triunfo de Syriza en Grecia habría puesto nerviosos a los grandes poderes capitalistas. Estos “nervios” son cara a la galería y responden a maniobras en vistas a las negociaciones sobre la deuda, porque Syriza es uno de los suyos pues comparte con ellos la defensa de la nación que es la bandera a través de la cual cada capital nacional defiende sus intereses contra el proletariado y contra sus rivales imperialistas.

En su último mitin antes de ganar las elecciones, Tsipras, el líder de Syriza, lo resume muy bien: "A partir del lunes acabamos con la humillación nacional y con las órdenes del extranjero". Este programa es antagónico al del proletariado cuya meta es la formación de la comunidad humana mundial y su fuerza propulsora es el internacionalismo.

El triunfo de Syriza no es el del “pueblo” sino el de las necesidades del capital griego. Su política llevará a nuevos ataques al conjunto de los trabajadores.

La situación catastrófica de la economía griega
expresión de la crisis mundial del capitalismo

Los datos que presenta la economía griega son escalofriantes. Nos limitaremos a subrayar que la renta nominal ha caído un 25% en 7 años y las exportaciones pese a la enorme reducción salarial son hoy un 12% menos que en 2007. El estado ruinoso en el que se hallan las instalaciones olímpicas construidas tras un enorme despilfarro para los juegos de 2004 constituye un símbolo elocuente.

La crisis que sufre Grecia no es, sin embargo, una crisis local producto de la mala gestión de los gobiernos que se han sucedido, sino la expresión del atolladero histórico del modo de producción capitalista sumido en una crisis que se prolonga desde 1967 –¡hace casi medio siglo!– y que ha tenido un nuevo jalón en la crisis de las subprime en 2007, el gran pánico financiero de 2008 y la recesión de 2009, lo que dio en llamarse “la Gran Recesión”.

Las medidas adoptadas por los grandes países capitalistas han logrado conjurar los efectos más peligrosos de este episodio pero no han hecho frente al problema de fondo de la sobreproducción generalizada en la que se hunde desde hace casi un siglo. La “solución” encontrada –una sobredosis aún mayor de endeudamiento tomada directamente a cargo por los Estados- está agravando la situación aunque haya supuesto un parche momentáneo.

Una de las consecuencias es que “Estados enteros se verán enfrentados de forma creciente al terrible peso de la deuda –la “deuda soberana”–, lo que debilitará su capacidad para intervenir en sus respectivas economías nacionales a través del déficit presupuestario”([1]). Esta situación se ha hecho insostenible para «aquellos países de la Eurozona cuyas economías son más frágiles o más dependientes de paliativos ficticios puestos en marcha durante el periodo previo: los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España)” ([2]).

En Grecia la deuda pública ha alcanzado el 180% del PIB, el déficit público se situaba en el 12,7% en 2013, se trata de un fardo que hunde la economía en un círculo vicioso: para pagar al menos los intereses de la deuda hay que contraer nuevas deudas e imponer a cambio medidas de austeridad draconianas que hunden aún más la economía lo que exige mayor dosis de deuda y peores medidas de austeridad.

El círculo vicioso en el que se halla atrapada la economía griega muestra el círculo vicioso en el que todo el capitalismo mundial está empotrado. Pero “esto no significa que volvamos a una situación similar a la de 1929 y los años 30. Hace 70 años la burguesía internacional se encontró completamente desprotegida frente al colapso de su economía y las políticas que aplicó, con cada país encerrándose en sí mismo, sólo consiguieron exacerbar las consecuencias de la crisis. La evolución de la situación económica las últimas cuatro décadas ha mostrado que, incluso si es claramente incapaz de evitar que el capitalismo se hunda cada vez más en su crisis, la clase dominante tiene la habilidad de ralentizar ese descenso y evitar una situación de pánico generalizado como el “Martes negro” del 24 de octubre de 1929. Existe otra razón por la que no se va a reeditar una situación similar a la de los años 30. En esa ocasión la onda expansiva de la crisis empezó desde la principal potencia, los EEUU, y de ahí se extendió a la segunda potencia, Alemania” ([3]).

Hoy, a diferencia de entonces, la burguesía –mediante un reforzamiento sistemático del capitalismo de Estado- ha logrado “organizar” de tal forma la economía mundial que los efectos de la crisis recaen con mucha más fuerza en los países más débiles y se suavizan lo más posible en los más fuertes. Alemania y Estados Unidos que fueron en 1929 el epicentro de la crisis son hoy los países mejor librados y que han logrado mejorar su posición frente a sus rivales.

La gestión de la crisis como medio de división de la clase obrera

Esta política permite al capitalismo en su conjunto resistir el hundimiento en la crisis pues logra concentrarse en la defensa de sus centros neurálgicos. También constituye un medio de dividir al proletariado, ya que “uno de los elementos clave en la evolución de la crisis escapa al estricto determinismo económico para trasladarse al ámbito social, al balance de fuerzas entre las dos clases principales de la sociedad: la burguesía y el proletariado” ([4]). La economía no es una máquina ciega que funciona por sí misma, las necesidades de la lucha de clases influyen en ella. Al desplazar los peores efectos de la crisis sobre países más débiles, la burguesía se da medios para dividir al proletariado.

La gestión política de la crisis a la que acabamos de aludir, hace que esta situación dramática sea vivida por los obreros griegos no tanto como producto del callejón sin salida en el que se halla el capitalismo mundial sino como la consecuencia del “bienestar” de sus hermanos en Alemania. Viceversa, la aparente prosperidad alemana dificulta a los trabajadores de ese país percibir la gravedad de la situación y los rinde vulnerables a las “explicaciones” de que las amenazas a su “privilegiada” condición vendrían de la “vagancia e irresponsabilidad” de sus hermanos griegos y, en general, de las oleadas de emigración que golpean sus puertas.

Esta “gestión política de la crisis” favorece que los proletarios de cada país vean como problemas propios de “su país” y con “solución en su país” lo que es un problema mundial que solo puede tener una solución mundial. En Grecia el desempleo ha alcanzado la intolerable cota del 27%, los trabajadores públicos –que en general gozan de un empleo para toda la vida– se han reducido de 900 mil a 656 mil; un tercio de la población se halla por debajo del umbral de la pobreza, unas 40 mil personas han abandonado las ciudades para emigrar al campo buscando a la desesperada una agricultura de subsistencia en condiciones precarias. El salario mínimo en Grecia se ha reducido en 200 € en los últimos 5 años, las pensiones pierden un 5% anual… Esto, que es una expresión extrema de una situación que en muy variados grados se desarrolla en todos los países, aparece como un fenómeno estrictamente reducido al ámbito griego causado por problemas griegos. Ello proporciona a la burguesía una espesa cortina de humo con la que cegar la comprensión de las tendencias generales que dominan el capitalismo mundial.

El nacionalismo extremo de Syriza

Syriza es un producto de la evolución del aparato político del Estado griego y, a su vez, de tendencias generales que se manifiestan en los países centrales del capitalismo. Como ha explicado miles de veces el marxismo, el Estado es un órgano exclusivo y excluyente del Capital, en sus formas más democráticas no deja de ser la dictadura de la clase dominante sobre toda la sociedad y especialmente sobre el proletariado. En la decadencia del capitalismo, el Estado se vuelve totalitario y ello se expresa en una tendencia al partido único. Sin embargo, en los países más democráticos dotados de un sofisticado juego electoral, esa tendencia se expresa en lo que se llama el “bipartidismo”. Dos partidos, uno más inclinado a la derecha y el otro más escorado a la izquierda, se turnan en el ejercicio del poder. Este esquema ha venido funcionando a la perfección en Europa, Norteamérica, etc., desde la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, con la constante agudización de la crisis y el peso de la descomposición, ha sufrido un desgaste considerable. Por un lado, la gestión de la crisis, a la que se han visto obligados los partidos “socios rivales”, les ha desprestigiado irremediablemente pues cada vez que asumían el gobierno tomaban medidas de austeridad que desmentían las promesas que hacían cuando estaban en la oposición, en la oposición dicen lo nunca hacen y en el gobierno hacen lo que nunca habían dicho.

Pero, por otra parte, la descomposición ha provocado en las filas de los dos “grandes partidos” una creciente dislocación y una irresponsabilidad cada vez más manifiesta lo que ha tenido la expresión más espectacular en una corrupción que bate todos los records y que en cada uno de sus casos siempre se supera a sí misma en codicia, cinismo y desvergüenza.

Los dos grandes partidos griegos tradicionales –Nueva Democracia en la orilla derecha y PASOK en el costado izquierdo– constituyen una ilustración especialmente caricaturesca. Para empezar –señal del arcaísmo del capital griego– son gobernados por dinastías que se suceden en el puesto de mando desde hace más de 70 años, la familia Karamanlis en la derecha y el clan Papandreu en la izquierda. Los fondos que vienen de Europa han dado lugar a una “corrupción transversal”: con asombroso descaro, los políticos de ambos partidos se han repartido a manos llenas las comisiones.

¿De dónde viene Syriza? Es una coalición, finalmente transformada en partido en 2012 ([5]), que ha ido recogiendo facciones procedentes del estalinismo y de la socialdemocracia a la que se han añadido para darle un sabor más picante grupos trotskistas, maoístas y ecologistas. El núcleo fundador viene de una importante escisión del partido estalinista KKE que ante el hundimiento de la URSS en 1989 cambió las fórmulas del “socialismo real” por otras de envoltura “democrática” adaptadas a los trajes liberales del capitalismo de Estado. El propio Tsipras ha hecho su carrera en este sindicato de ratas que abandonaron el barco del estalinismo.

Así pues, SYRIZA se parece como dos gotas de agua a otras tentativas de renovación del esquema político bipartidista que se han producido en otros países como por ejemplo Italia donde el viejo modelo –basado en la Democracia Cristiana que con apoyos socialdemócratas ejerció prácticamente de partido único durante 40 años– fue reemplazado por otro que tenía en la derecha al denostado Berlusconi y en el flanco izquierdo a la caótica coalición que tiene como columna vertebral al antiguo partido comunista reconvertido en “Partido Democrático”. No deja de ser significativo que SYRIZA haya buscado como socio de gobierno a ANEL un partido de extrema derecha.

El socio de SYRIZA, ANEL defiende frente a los emigrantes una política muy similar a la de la denostada Amanecer Dorado. Esta política de xenofobia y persecución de emigrantes presentados como intrusos que roban a los griegos sus trabajos y sus prestaciones sociales tiene dos funciones.

Por una parte, hacer caer a los trabajadores y a otras capas de la población en la ideología degradante de la búsqueda de un chivo expiatorio personificado en los negros, los árabes, los eslavos, todos los que tienen la desgracia de no ser helénicos. Pero por otro lado, obedece a un cálculo político y económico: cobrar al precio más alto el papel de gendarme que la Unión Europea ha asignado a los países (Grecia, Italia y España) que son la puerta de entrada de esa masa desesperada que huye de la miseria extrema y de la guerra. En la partida de gánsteres que se libra dentro de esa cueva de ladrones que es la Unión Europea, el nuevo gobierno griego sabe muy bien que la dureza contra los emigrantes es una provechosa baza negociadora.

La defensa de la nación es el patrimonio común de todos los partidos del capital cualquiera que sea la coloración política que adopten. Uno de los argumentos más siniestros de defensa nacional es el que comparten SYRIZA y ANEL con Amanecer Dorado: una “Grecia para los griegos”, la pretensión fanática de encerrarse en una supuesta “comunidad nacional” donde se podría vivir decentemente. Esto es una utopía reaccionaria pero es sobre todo un ataque frontal a la conciencia y la solidaridad de los obreros cuya mayor fuerza es precisamente la de formar una comunidad donde se funden y unifican seres de todas las razas, religiones o nacionalidades.

El nacionalismo y la defensa del interés del capital griego es el auténtico programa de Syriza. El programa “cara al público” es un puro banderín de enganche que se ha ido aguando a medida que se aproximaba al gobierno. Encontramos las viejas y gastadas letanías propias de la izquierda del capital. Una banca pública, reconsideración de algunas privatizaciones, un plan de empleo garantizado, algunas medidas de emergencia para paliar situaciones de pobreza extrema… y muy poco más.

Estas medidas han sido mil veces empleadas en el capitalismo y nunca han contribuido a la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores. El capitalismo, incluso en sus fracciones más a la derecha, “socializa la banca” cada vez que está en peligro. De Gaulle, Hitler, Franco, y otros paladines de la derecha más extrema, crearon potentes bancos públicos. Bush cuando la crisis de 2007-2008 tomó medidas de intervención estatal de la banca hasta el extremo de que el difunto Chávez lo saludó como camarada y llegó en su delirio a compararlo con Lenin.

Respecto a la promesa de un “plan de empleo garantizado” cuya cuantía se ha ido encogiendo a medida que Syriza se acercaba al poder (de 300 mil nuevos empleos se ha pasado a prometer únicamente 15 mil) podemos ver su seriedad en la política del nuevo gobierno acerca de los funcionarios: el programa de evaluación que estableció el anterior gobierno y que suponía la pérdida de salario, el traslado a un puesto peor o incluso el pase a una “reserva laboral” que es una forma encubierta de despido, no ha sido derogado sino que “se aplicará de forma más justa”, según el nuevo ministro del ramo, quien, por su parte, ha anunciado que los salarios en el sector público seguirán congelados.

Respecto al asunto del pago de la enorme deuda griega, como auténtico jugador de póker, Syriza ha realizado un movimiento de acordeón. Para captar electores empezó con propuestas ultra-radicales. Pero en la campaña electoral fue moderando su discurso. A medida que parecía plausible su triunfo siguieron con nuevas rebajas. Ahora ya instalados en el gobierno echan aún más agua a su vino hasta dejarlo completamente descolorido. Por ejemplo, han pasado de negarse a pagar la deuda, a una quita, después a una quita parcial y finalmente proponen un canje de la deuda por bonos perpetuos y otros instrumentos de “ingeniería financiera” que se parecen bastante al plan Brady que en los años 80 instauró el gobierno norteamericano frente a la deuda en Argentina y que es bien conocido por los graves ataques que conllevó a las condiciones de vida de los trabajadores de dicho país.

Las dificultades del proletariado

 El proletariado sufre en la situación actual una pérdida de identidad como clase, una fuerte ausencia de confianza en sí mismo. A esta situación de debilidad profunda que no podrá ser superada simplemente con la experiencia de una oleada de luchas, responde en el aparato político del capital la emergencia de una serie de “populismos de izquierda” que completan la labor de los “populismos de derecha”. Syriza en Grecia, Podemos en España, Die Linke en Alemania, el frente de izquierdas en Francia etc., se aprovechan de estas dificultades de nuestra clase para hablar sistemáticamente de “pueblo” y “ciudadanía”, para defender sin complejos la nación como “comunidad de todos los nacidos en la misma tierra”…

Con esta propaganda no solo se aprovechan como buitres carroñeros de las dificultades del proletariado sino que echan mucha más sal en sus heridas, crean barreras que hacen más difícil recuperar la identidad de clase, la confianza en sí mismos de los obreros. Denunciar las mentiras de estos nuevos aparatos anti-proletarios profundizando en las auténticas posiciones de nuestra clase es la tarea que nos proponemos.

G, 15-2-15


[1] Resolución sobre la situación internacional de nuestro 20º congreso internacional, Revista Internacional nº 152, /content/3965/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2013 [4]

[2] Ídem.

[3] Ídem.

[4] Ídem.

[5] SYRIZA en Grecia o PODEMOS en España se presentan como adalides de una “nueva política” que sería honesta, volcada “en los ciudadanos” y alejada de las maniobras y el politiqueo rastrero a que nos tienen habituados la casta bipartidista. Una prueba de que estas “buenas intenciones” son un engaño la tenemos que SYRIZA se registró como partido en 2012 para poder aspirar al premio de 50 diputados extra que se da en la legislación griega al partido ganador de los comicios, beneficio que no se concede si es una coalición la que obtiene la mayoría. Esto es un índice elocuente de la catadura moral de los señores de Syriza.

 

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  • Syriza [6]

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Grecia

Respuesta a unas amenazas

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En Facebook ha aparecido una nota de un tal John Henry[1] que termina con la siguiente amenaza: “La próxima vez quizá la CCI tenga más razones para hacerse la víctima, pues el tal "Stan" que firma el artículo tiene que explicar en qué consistieron todas esas "amenazas" e "insinuaciones" de las que nos acusa. Le invito a que dé la cara. Y no le insinúo, sino que le advierto que en el movimiento proletario las mentiras y difamaciones pueden tener serias consecuencias relacionadas con la salud y el bienestar general”.

Decir que la CCI “quizá tenga más razones para hacerse la víctima” solamente puede interpretarse de una manera: este individuo se propone algún tipo de ataque o agresión contra nosotros. Sin embargo, la amenaza es aún más virulenta frente al compañero Stan, firmante del artículo, a quien el tal John Henry le advierte de serias consecuencias relacionadas con la salud y el bienestar general. Este eufemismo hipócrita tiene una clara traducción: quiere dañar al compañero.

Frente a estos métodos indignos queremos expresar nuestra solidaridad total con el compañero Stan, desde luego no vamos a poner la otra mejilla, vamos a defendernos y el primer paso es preguntarnos qué hay detrás de estas amenazas.

No confundir el debate proletario con la telebasura

En septiembre 2014 celebramos en Madrid una reunión pública sobre el centenario de la Primera Guerra Mundial. Aparte de otros asistentes, vinieron cinco individuos a los que el Señor John Henry se refiere como “4 de las cuales se reivindicaban de la Izquierda Italiana» que “simplemente acudimos, nos sentamos y defendimos nuestras ideas”.

La forma en que “defendieron sus ideas” no era la correspondiente a un debate proletario sino más propia de los programas de telebasura donde los contertulios se interrumpen, forcejean para ver quien más grita, repiten como papagayos las mismas monsergas.

El proletariado es la primera clase social de la historia cuyas únicas armas son su conciencia, su unidad, su solidaridad y su organización, los cuales son a su vez los principios de la sociedad comunista que aspira a instaurar. En la adquisición de la conciencia el debate es fundamental. Un debate que es una búsqueda en común de la claridad, lo que exige un método, una organización de la discusión, un turno de palabra, una disciplina para respetar lo que dicen los demás y exponer argumentos y contra-argumentos, ceñirse al tema que se trata y no soltar anárquicamente la primera ocurrencia. Podríamos ver la experiencia histórica del proletariado y concretamente la de la Revolución Rusa donde hubo en los Soviets y en múltiples organismos a su alrededor gigantescos debates de masas[2]

Pero nada de esto hicieron los “amigos de John Henry”, en lugar de sumarse a un debate que se proponía ver las causas de la Primera Guerra Mundial, comprender igualmente cómo el proletariado acabó con la guerra, los métodos de lucha que empleó y los cambios que significaron respecto al periodo anterior etc., estos individuos se lanzaron a repetir machaconamente ideas que no venían a cuento sobre “la necesidad de los sindicatos de clase”, “la organización de la lucha inmediata”[3], sus únicas referencias a la cuestión de la guerra se limitaron a un par de absurdos: una que la guerra es montada por la burguesía para resolver el problema de la sobreproducción y otra que la burguesía puede llevar al proletariado al matadero guerrero cuando le dé la gana.

Se les invitó reiteradamente a aportar sobre el tema en debate a lo que respondieron que eso era “filosofía” y “labor de eruditos”, que lo que debe hacerse es “ir a la actualidad”, a “defender las luchas inmediatas”. Esta actitud tan rematadamente “práctica” revela una impaciencia inmediatista y una ceguera pragmática que está en los antípodas del método de la Izquierda Italiana de la que “4 de los cuales” dicen reclamarse.

Esto con ser un obstáculo a la clarificación no es sin embargo lo más grave. Los “4 de los cuales” se dedicaron a interrumpir a los camaradas que hablaban, con especial encarnizamiento con uno de nuestros militantes. Contamos nada menos que catorce interrupciones. El tono era agresivo y amenazante, por ejemplo, uno de ellos dirigiéndose directamente a uno de nuestros camaradas proclamó a voz en grito que “frente al terror blanco de la burguesía hay que responder con el terror rojo de la dictadura proletaria”[4].

¿Por qué tuvieron este comportamiento? Podemos apuntar dos explicaciones. La primera es que estos individuos que se reclaman de una “Izquierda Italiana” de ultratumba no cuentan en su repertorio más que cuatro fórmulas mal aprendidas que repiten como los suras del Corán. Se hable de lo que se hable, bien sea de la guerra, de la autogestión o del cultivo del aguacate, su discurso siempre es el mismo: “la necesidad de sindicatos de clase”, “la aristocracia obrera como aliado del imperialismo” y alguna otra frase por estilo. Su máximo nivel teórico consiste en repetir sin descanso que los sindicatos realmente existentes “no son sindicatos” y que hace falta construir un “verdadero sindicato”[5].

Incapaces de inscribirse en una discusión donde se argumenta, se reflexiona, condiciones necesarias para desarrollar la claridad y, por tanto, la conciencia de clase, estos individuos están convencidos de que “la letra a gritos entra” y reducen el “debate” a vociferar frases chillonas tratando de conseguir los máximos decibelios. ¡En eso consisten los “argumentos” y el “marxismo vivo” de los que habla John Henry en su libelo!

En su búsqueda de ese “marxismo vivo”, han debido leer en alguna parte que el marxismo es intransigente y combativo y esto lo han interpretado como que hay que ser arrogantes e imponer al auditorio el “terror rojo” de sus gritos altisonantes y sus interrupciones chulescas.

Frente a estas caricaturas es necesario recordar que la intransigencia y la combatividad del marxismo no tienen nada que ver con la imposición y la arrogancia. Marx en 1843 recalca que “no vamos al mundo diciéndole: he aquí la verdad ¡arrodíllate!”. “Nuestra fracción se reclama de un largo pasado político, de una tradición profunda en el movimiento italiano e internacional, de un conjunto de posiciones políticas fundamentales. Pero no pretende investirse con esos precedentes para pedir adhesiones a las soluciones que preconiza frente a la situación actual. Bien al contrario, invita a los revolucionarios a someter a la verificación de los acontecimientos las posiciones que defiende actualmente, y asimismo, las posiciones políticas contenidas en sus documentos de base”[6]. Este pasaje viene de la más clara expresión de esa Izquierda Italiana que tanto manosean los “amigos de John Henry”. En la búsqueda de los principios, el marxismo, argumenta, examina críticamente sus posiciones anteriores, busca la coherencia y la claridad…, todo lo cual está en la barricada opuesta de las fórmulas simplistas defendidas con métodos barriobajeros.

La defensa del debate proletario

La segunda explicación que no está en contradicción con la primera y que puede sumarse a ella, es que estos individuos –más allá de la conciencia que cada uno tuviera– venían en plan comando a atacar un lugar de debate proletario donde se está haciendo un esfuerzo de discusión honesta, paciente, metódica, basada en la escucha y el respeto mutuo, condiciones necesarias para una verdadera clarificación.

Para defender un lugar de debate proletario y darse los medios teóricos –que se prolongan necesariamente en medios prácticos de defensa– tras el espectáculo bochornoso que dieron los amigos de John Henry, en una reunión posterior con simpatizantes próximos a la CCI se decidió escribir el artículo –que escribió el simpatizante Stan– antes mencionado y que aporta argumentos sobre la necesidad de la cultura del debate y la cultura de la teoría como armas imprescindibles en la lucha contra el capitalismo.

Todo esto no parece gustar a John Henry que tras la acción de sabotaje de septiembre aprovecha el artículo publicado para lanzar sus amenazas y llenar su escrito con toda clase de insultos y falsificaciones. Habla de “debate endogámico”, de que nos dedicamos a “discutir con estudiantes”, en su delirio afirma que « frente a las posturas defendidas por nosotros durante el debate, coincidían la CCI, los anarquistas y los maoístas». John Henry o bien debía estar en otro lugar o miente deliberadamente pues ninguno de los presentes se reclamó del anarquismo o del maoísmo (por otra parte nosotros estamos dispuestos a escuchar y debatir con compañeros que viniendo del campo maoísta o anarquista respeten el marco de la reunión: el tema propuesto, una forma seria y responsable de expresarse, etc.).

Es necesario elegir: o el debate proletario que requiere un esfuerzo para seguir un método organizativo, abordar pacientemente los temas hasta llegar a conclusiones, las cuales pueden incluir acuerdos pero igualmente desacuerdos o puntos que necesitan una mayor discusión. O bien, los métodos de “los amigos de John Henry” que son la moneda corriente en los grupos burgueses de todos los colores, basados en la competencia, el pugilato y las amenazas de violencia física etc.

CCI, 9-3-15


[1] Nos preguntamos por qué este individuo ha utilizado cobardemente este medio en lugar de dirigirse a la CCI para explicar abiertamente sus recriminaciones

[2] Dos libros, la Historia de la Revolución Rusa de Trotski y Diez días que estremecieron al mundo, de John Reed, nos pueden servir de referencia.

[3] Nosotros organizamos reuniones públicas sobre un tema anunciado. Si los presentes tienen otras preocupaciones se puede organizar una nueva reunión sobre lo que les interesa, de hecho, se les propuso convocar una reunión para tratar el tema sindical y el de la lucha reivindicativa.

[4]En la introducción al artículo Cultura de la teoría y cultura del debate: necesidades para la lucha contra el capitalismo (/content/4061/cultura-de-la-teoria-y-cultura-de-debate-necesidades-para-la-lucha-contra-el [7]) decimos que estos elementos actuaron «de forma agresiva interrumpiendo, amenazando, insinuando». Para ser precisos esta fue la única amenaza indirecta que hubo, las amenazas directas han venido después con el texto de John Henry.

[5] La cuestión sindical, la negación de la lucha reivindicativa por los sindicatos, la naturaleza del proletariado, la existencia o no existencia de una “aristocracia obrera”, son temas que estamos dispuestos a discutir con aquellos que estén interesados. Se puede ver nuestro folleto Los sindicatos contra la clase obrera, nuestra serie sobre el sindicalismo revolucionario (ver https://es.internationalism.org/series/218 [8] ), nuestro artículo recapitulativo Apuntes sobre la cuestión sindical (https://es.internationalism.org/node/3103 [9] ). Referente al tema de la aristocracia obrera ver La aristocracia obrera: una teoría sociológica para dividir a la clase obrera (https://es.internationalism.org/node/3199 [10] ).

[6] Bilan nº 1, noviembre 1933. 

 

Rubric: 

En defensa del debate proletario

URL de origen:https://es.internationalism.org/cci-online/2015/4083/march

Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [2] https://es.internationalism.org/tag/4/400/peru [3] https://es.internationalism.org/tag/6/671/ley-pulpin [4] https://es.internationalism.org/content/3965/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2013 [5] https://es.internationalism.org/tag/geografia/grecia [6] https://es.internationalism.org/tag/20/670/syriza [7] https://es.internationalism.org/content/4061/cultura-de-la-teoria-y-cultura-de-debate-necesidades-para-la-lucha-contra-el [8] https://es.internationalism.org/series/218 [9] https://es.internationalism.org/node/3103 [10] https://es.internationalism.org/node/3199