Publicado en Corriente Comunista Internacional (https://es.internationalism.org)

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febrero 2015

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A propósito del film Joyeux Noël: las fraternizaciones contra la guerra no fueron algo de película

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El artículo que sigue fue publicado en francés en 2006, en el contexto del éxito de la película francesa “Joyeux Noël” (Feliz Navidad). La razón de traducirlo ahora es el hecho de que la Tregua de Navidad de 1914 se ha convertido últimamente en una especie de “celebrity” conmemorativo de los 100 años del evento y del estallido de la Primera Guerra Mundial: la Tregua tiene su propia website, los supermercados Sainsbury's en Reino Unido la utilizan como reclamo publicitario, o la asociación europea de fútbol (UEFA) ha levantado un monumento para “rendir homenaje a los soldados que, hace un siglo, expresaron su humanidad en un partido de fútbol escribiendo un capítulo en la construcción de la unidad europea y que son un ejemplo a seguir por las jóvenes generaciones de hoy”.
 Por supuesto, la clase dominante presenta los hechos a su manera, como una victoria de la “humanidad”, pero sin ninguna perspectiva: la guerra “inevitablemente” siguió su curso, y la idea de que simples soldados pudieran tomar su vida en sus propias manos y poner fin a la guerra derrocando al conjunto del sistema capitalista que la engendró es borrada de la historia. Se nos invita a recordar la Tregua de Navidad para mejor hacernos olvidar el potencial revolucionario de la fraternización.

 “La guerra del 14-18 como nunca vista en el cine”. De este modo comienza la crítica, cuanto menos exagerada, de la revista Historia en relación a la película Joyeux Noël de Christian Carion, estrenada el pasado 9 de noviembre, y seleccionada para representar a Francia en los Oscar de 2006.

¿Qué puede tener tan estupendo este film para merecer tanto entusiasmo?

El cineasta aborda una “noche especial” dentro de una vasta carnicería, la del 24 de diciembre de 1914, la primera Nochebuena desde el comienzo de la guerra en agosto. Esa noche, como dice Carion en la novela inspirada en su película, “lo impensable se produjo”. Pese a la obligación que tenían de matarse unos a otros, pese al odio al “boche” o al “französe”[1] aprendido 10 años antes en las aulas de las escuelas primarias ya con la guerra en el horizonte, los soldados de un bando y otro dejan a un lado sus fusiles, cantan juntos algunos villancicos navideños, para después, también espontáneamente, abandonar sus trincheras para estrecharse las manos y compartir vino, schnapps, pan y cigarrillos. Al día siguiente se organizan incluso partidos de fútbol, según los archivos militares. Son estos momentos de fraternización de diciembre de 1914 los que relata el film.

Evidentemente, la burguesía no permite la publicación de cualquier película -y menos su candidatura a un Oscar-, sobre todo cuando se trata de un tema tan delicado como las fraternización de la “Gran Guerra”. Si está incluso dispuesta a premiarla es que la versión de Carion le conviene.

 Si bien es cierto que las escenas del film donde los soldados fraternizan no pueden más que provocarnos vivas emociones, el significado, o más bien la ausencia de este, dado a estos eventos es un auténtico jarro de agua fría sobre el espectador y una falsificación histórica.

Finalmente, la Tregua de Navidad es presentada como un bonito y emotivo paréntesis sin continuación, que deberá rápidamente terminar para volver al “business as usual” de la guerra. Los diálogos entre los oficiales franceses, británicos y alemanes son instructivos al respecto:

  • “El resultado de la guerra probablemente no se decidirá esta noche... ¡Nadie nos reprochará haber dejado los fusiles una Nochebuena!
  • ¡No se preocupe! La cosa no irá más allá de esta noche, Horstmayer [oficial alemán] quiere “tranquilizar” al oficial francés...”

Y en el epílogo de la novela su puede leer a modo de conclusión: “Por supuesto la guerra continuó (…) En las navidades de 1915 los estados mayores habían aprendido la lección y no se dejaron coger desprevenidos: ordenaron bombardear los sectores del frente considerados demasiado tranquilos. No hubo más fraternizaciones como las de 1914”. Y se acabó, fin de la historia. Retomando las palabras d'Audebert (oficial francés): “el paréntesis se cierra”.

 La prensa, especialmente la inglesa, estuvo al corriente de las fraternizaciones de navidad sin ocultarlo; al contrario, lo mostrarán en sus columnas con un tratamiento similar al que se puede encontrar hoy día en la película Joyeux Noël. Así, se podía leer en el Manchester Guardian del 7 de enero de 1915: “Pero finalmente volvieron a sus trincheras, podría añadir un perspicaz e inhumano observador caído de otro planeta, y continuaron matando y muriendo brutalmente. Es evidente que esos bienintencionados sentimientos no llevan a ninguna parte. A lo que nosotros podríamos replicar que aún queda mucho por hacer: es necesario aún liberar a Bélgica del horrible yugo que pesa sobre ella, así como enseñarle a Alemania que la cultura no puede ser impuesta a golpe de espada”.

«Queda mucho por hacer, así que dejémonos de bromas y volvamos a nuestras respectivas trincheras», es exactamente lo que Carion dice a los soldados de su película, a imagen de uno de los personajes principales, el soldado alemán Nikolaus, que rechaza la deserción que le propone su amada porque, a fin de cuentas, “¡Yo también soy un soldado! ¡Tengo un deber, unas obligaciones como el resto!”.

Es ahí, en ese moralismo barato, donde el film degenera en pura ficción, en una fantasía de la clase dominante que reescribe la historia a su conveniencia y secuestra de esta forma la memoria de la clase obrera.

Las fraternizaciones de navidad de 1914 nunca fueron esa especie de “milagro sin perspectiva”, o “un paréntesis antes del siguiente acto de un terrible drama”, retomando la expresión del historiador Malcolm Brown, coautor con Marco Ferro de “Frères de tranchées”, disponible en las librerías poco antes de la salida del film de Carion.

Bien al contrario, antes de diciembre del 14 y mucho después, a lo largo de toda la guerra, los actos de fraternización se repiten en todos los frentes: en el oeste entre soldados alemanes y británicos o franceses; en el este entre soldados rusos y alemanes o austro-húngaros; en el frente austro-italiano entre soldados austriacos e italianos. Por todas partes, las mismas escenas de soldados compartiendo bebida, comida y cigarrillos van de trinchera en trinchera, los mismos intentos de intercambiar algunas palabras (algunos se lamentan de no hablar la lengua del de enfrente). Los soldados a menudo evitan el masacrarse unos a otros (lo que los historiadores mismos han llamado el “vivir y deja vivir”). Los casos de fraternización son a veces tan claros que los oficiales se ven obligados a pedir a la artillería enemiga atacar a sus propios soldados para forzarles volver a sus propias trincheras.

La idea según la cual las fraternizaciones “no tenían perspectivas” implica otra mentira añadida: la de decir que el fenómeno fue “raro y limitado”. La “no perspectiva” quiere decir también “sin esperanza” de poner fin a la carnicería. El film, apoyado por una retahíla de historiadores burgueses, busca en efecto vaciar de todo contenido político los hechos. Como lo hace Marc Ferro diciendo: “Fue un grito de desesperación dirigido contra las ofensivas inútiles por unos soldados que no podían más... Pero no se trató de un paso hacia el cuestionamiento de la guerra», y sobre todo, “no tenían ningún contenido revolucionario”.

Si existiera un premio Nobel a la hipocresía, el señor Ferro sería un serio candidato. Está más que claro que cuando soldados con órdenes de masacrarse plantan sus fusiles y se estrechan la mano, cuestionan de facto la guerra.

“Estas fraternizaciones no tienen significado político”. Nada más lejos de la realidad. Fueron la expresión de la naturaleza internacional de la clase obrera, del hecho que no tiene ningún interés por hacerse masacrar por los intereses de sus explotadores y la patria de estos. Las fraternizaciones ya desde 1914, y posteriormente los motines de 1917 (ver Révolution Internationale nº 285, diciembre 1998), son la expresión de la revuelta creciente de la clase trabajadora, tanto en el frente como en la retaguardia, por los sufrimientos impuestos por la guerra, cuyo cénit será la revolución rusa de 1917. No faltan los ejemplos de lo que anunciaban las fraternizaciones. Así, el cabo Barthas informa que en diciembre de 1915, en el sector de Neuville-Saint-Vaast, las trincheras se encontraban inundadas, y soldados franceses y alemanes las abandonan y comienza a fraternizar. Algo más tarde, tras un discurso, un soldado alemán rompe su fusil en un gesto de rabia, con el resultado, escribe Barthas, “de un estallido de aplausos de ambos lados y el canto de La Internacional”. Igualmente, un soldado francés informa en enero de 1917: “Los boches nos hacen señas con sus fusiles diciendo que no quieren dispararnos más; si se les obliga levantarán las culatas de los fusiles al aire” (un gesto que significa amotinarse). En el mismo testimonio de Barthas, esta vez en los Vosgos en septiembre de 1917: “hay uno [un soldado alemán] que ha cogido su fusil y ha levantado la culata al aire, y a continuación ha apuntado con su fusil, pero dándonos la espalda y apuntando hacia atrás. Fue algo muy explícito, queriéndonos decir que lo que haría falta sería disparar, pero contra los que les mandaban”.

 El movimiento obrero rápidamente supo valorar el significado de las fraternizaciones. El mismo Lenin en un artículo en Pravda del 28 de abril del 17 lo expresa magistralmente: “Los capitalistas tratan de ridiculizar las fraternizaciones... sin embargo los trabajadores, los semi-proletarios y los campesinos pobres que, guiados por el instinto de las clases oprimidas, marchan por el camino trazado por los obreros conscientes, ven las fraternizaciones con la mayor de las simpatías; es evidente que las fraternizaciones son una vía hacia la paz.

Es evidente que este camino no va en el sentido de los gobiernos capitalistas, sino bien al contrario, ya que refuerza, consolida el sentimiento de confianza fraternal que une a los trabajadores de diferentes países. Comienza a minar la maldita disciplina de los cuarteles-prisión... Es evidente que las fraternizaciones constituyen la iniciativa revolucionaria de las masas, un despertar de la conciencia y el coraje de las masas oprimidas; dicho de otro modo, son uno de los eslabones de la cadena que conduce a la revolución socialista proletaria.

¡Vivan las fraternizaciones: viva la revolución socialista proletaria mundial!”

Es esta la realidad que oculta el film Joyeux Noël. Muestra las fraternizaciones de 1914 escamoteando su contenido y lo que prefiguran: el estallido de la revolución proletaria de 1917 en Rusia. Este tipo de películas, bajo la apariencia de bienintencionados sentimientos humanistas y pacifistas “trata de ridiculizar las fraternizaciones” para secuestrar y alterar la memoria de la clase obrera y su perspectiva revolucionaria.

Azel, 2 de enero del 2006


[1] Respectivamente, nombres despectivos que daban en Francia a los alemanes y en Alemania a los franceses.

 

Acontecimientos históricos: 

  • 1914 [1]
  • Gran guerra [2]

Rubric: 

1914 - La Gran Guerra

La Guerra de España en los 30’s: un internacionalista

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“Los acontecimientos en España han puesto a prueba a toda organización”. En 1936-7 el movimiento revolucionario internacional en su totalidad afrontó la necesidad de afirmar la absoluta incompatibilidad entre la lucha proletaria y la guerra imperialista, ya que ésta última sólo puede ir en detrimento de la otra. La lucha de clases o previene o termina con la guerra; las masas proletarias sólo pueden ser movilizadas para la guerra imperialista al renunciar a la lucha de clases. Como argumentábamos en el artículo sobre el anarquismo y la guerra imperialista al respecto, partes significativas del movimiento anarquista fallaron en la prueba de 1914, y de modo más espectacular aún durante la Guerra en España; el mismo patrón de capitulación ante la guerra capitalista ha sido repetido hoy en día en relación a Ucrania y el Medio Oriente. Pero la guerra de España también precipitó una crisis en las corrientes marxistas que inicialmente trataban de resistir a la contra-revolución estalinista, y fue sólo una pequeña minoría la que fue capaz de mantenerse leal al internacionalismo durante aquel obscuro periodo.

El texto que publicamos abajo ([1]), escrito por Eiffel, fue una resolución sobre la guerra en España adoptada por la minoría de la Liga Revolucionaria de los Trabajadores en Estados Unidos (LRT). Fue publicada en el número de noviembre de 1937 del periódico La Cuarta Internacional, órgano de prensa del la LRT. Como lo exponemos en nuestro libro La Izquierda Comunista Italiana, la LRT fue uno de los grupos de la izquierda del Trotskismo oficial con la que la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista entró en discusión luego de haber sido excluida ella misma de la Oposición de Izquierda Internacional trotskista. Su militante más conocido fue Hugo Oehler. Habían rechazado el “giro” de 1934 hacia el entrismo en los partidos Socialistas y con respecto a los acontecimientos en España igualmente se mantuvo en la izquierda del Trotskismo. Pero también mantuvo elementos centrales de la plataforma trotskista, como el de la defensa de la URSS además de que nunca fue capaz de romper claramente con los métodos y hábitos oportunistas del trotskismo. La resolución de Eiffel está dirigida a las ambigüedades fatales de la LRT sobre la cuestión de España, siendo que al final del análisis su posición ofrece una variedad de apoyo crítico al esfuerzo bélico de los Republicanos en contra de Franco.

Eiffel era el pseudónimo del antropólogo alemán Paul Kirchoff, quien había sido miembro de la izquierda comunista en el KAPD hasta 1931. Después de llegar a los Estados Unidos en ese mismo año, se involucró primero en el medio del la Oposición de Izquierda en Nueva York y después se convirtió en miembro de la LRT, inicialmente debido a su oposición hacia la política entrista. Expulsado de los Estados Unidos en 1937, fue a México y, luego de su ruptura con la LRT, formó el Grupo de Trabajadores Marxistas (GTM) cuyos documentos sobre las guerras en España y China, y sobre la naturaleza reaccionaria de las nacionalizaciones realizadas por el gobierno izquierdista en México, fueron calurosamente saludadas por la Fracción Italiana. Hemos publicado algunos documentos centrales del GTM en la Revista Internacional ([2]).

Resolución sobre España

Los acontecimientos en España han puesto a prueba a toda organización. Tenemos que admitir que no hemos superado la prueba. Al ver esto, nuestro primer y principal deber es estudiar las raíces de nuestro fracaso; nuestro segundo deber es admitir nuestro fracaso con toda franqueza ante el proletariado nacional e internacional. Sólo así podemos esperar nuestra propia rehabilitación como una organización de vanguardia marxista.

La siguiente resolución está muy lejos de ser una indagación analítica suficiente sobre la significación real de los acontecimientos en España y sobre nuestra actitud hacia éstos. Su objetivo no es otro que el de admitir primeramente nuestro fracaso ante estos acontecimientos y el de ser una introducción a la discusión que a estas alturas toda la organización debe comenzar inmediatamente.

La evolución de la posición de nuestra organización respecto a los acontecimientos en España ha seguido en general una línea que parece indicar que a pesar de todos nuestros errores hay una sana y sólida base marxista; esa línea de evolución se ha alejado de manera constante, aunque vacilante, de una falsa posición inicial para llegar a una correcta. Pero este proceso ha sido extremadamente lento y en gran medida tímido o incluso inconsciente. Ni una sola vez durante los pasados siete meses, los meses más cruciales no sólo en la historia reciente del proletariado, sino también de nuestra organización, ha sido, por ninguno de nuestros compañeros más destacados, planteada cabalmente la pregunta por la justeza o falsedad de nuestra posición fundamental respecto a España como la cuestión de vida o muerte para nuestra organización. Aquellos quienes, como el compañero Eiffel, han tenido desde el principio diferencias fundamentales con la mayoría del PC respecto a esta cuestión, pero que no hicieron de esta diferencia el centro de un combate de principios en pos de un análisis diferente, han fallado en la defensa de uno de los deberes más elementales de un militante.

Mientras la evolución gradual de nuestra posición sobre España parece indicar que hay en el fondo una base realmente marxista en nuestra organización, nuestro fallo inicial y la falsa manera como en parte lo hemos corregido subsecuentemente, son enormes síntomas de la inexperiencia e inmadurez de nuestra organización. Si la organización se recupera de esta crisis, es decir, si analiza el fondo de este fallo de frente a esta prueba de la historia y lo corrige completamente, será esencialmente una nueva organización, habiendo superado las debilidades de sus días de infancia. Será entonces una de las pocas organizaciones a escala internacional que han sobrevivido a la tormenta española. De hecho estará fortalecida, como lo están aquellas organizaciones capaces de corregirse así mismas aún cuando ese enderezamiento toca lo esencial de sus posiciones.

La importancia esencial de los acontecimientos en España es esta: la reacción de los trabajadores al intento de la burguesía de pasar de la corrupción a la opresión brutal, indujo a éstos a embarcarse en una nueva ruta que los condujo fuera de las fronteras de clase, un método jamás antes usado de modo tan completo y sistemático: ¡la guerra! La lucha en España inició como una guerra civil pero fue rápidamente convertida en una guerra capitalista, es decir, en una guerra imperialista. Toda la estrategia de la burguesía española e internacional consistió en realizar esta transformación sin cambiar las apariencias externas y sin que los trabajadores de España y del mundo se dieran cuenta. Para conseguir su objetivo, la burguesía se sirvió de todos los medios a su alcance para mantener viva la creencia de los trabajadores de que éstos estaban luchando por sus propios intereses, es decir, de que se trataba de una guerra civil.

Aquellos que no reconocieron a su tiempo que esta transformación había tomado lugar (quienes la vieron sólo después de varios meses) o quienes no cambiaron radicalmente su posición a partir del momento en que la reconocieron (nuevamente pertenecemos a esta categoría), objetivamente han colaborado con el juego de la burguesía. Las organizaciones obreras radicales que combatieron las formas abiertas de traición de clase pero que al mismo tiempo prolongaron las ilusiones de los trabajadores sobre que esta guerra tenía algo que ver con sus intereses de clases, que era “en el fondo” una guerra civil, fueron de hecho indispensables para el plan de la burguesía. La fórmula más patente de este apoyo objetivo a la burguesía española y mundial está contenida en una panfleto publicado por el PC durante la segunda mitad de febrero, es decir, durante el séptimo mes de la guerra en España: “La clase obrera española debe marchar junto al Frente Popular contra Franco, pero debe prepararse para mañana voltear sus armas contra Caballero”.

Decir esto en un momento en que ya habíamos comprendido y declarado abiertamente que la guerra civil se había convertido en una guerra imperialista, es todo lo contrario de lo que los marxistas tienen que decir a los obreros durante una guerra imperialista: ¡Sabotaje! ¡Cofraternización con el “enemigo”! ¡Deserción! ¡Derrotismo revolucionario! ¡Convirtamos la guerra imperialista en guerra civil! – Sólo es necesario comparar estas consignas de los marxistas durante la Guerra Mundial con nuestras propias consignas para ver en toda su profundidad nuestro fracaso para analizar correctamente la situación y sacar las conclusiones adecuadas. Hablar de la guerra imperialista (iniciando el artículo en el número de enero de La Cuarta Internacional) y después terminar el mismo artículo con la afirmación: “Es necesario luchar en el Frente” – es prueba de que en realidad no entendimos lo que “guerra imperialista” significa en el lenguaje marxista. Las siguientes palabras (en el artículo mencionado) suenan revolucionarias pero en realidad apoyan los esquemas de la burguesía, porque tratan de conciliar lo inconciliable: la guerra de clase y la guerra imperialista. (“…si el poder no se consolida en la retaguardia… la lucha en el frente se transforma en una lucha de defensa de la propiedad privada, etc., etc.”)

Es obvio que el poder puede ser tomado (pues se trata de una cuestión de toma del poder, no de “consolidación” de éste) sólo por métodos estrictamente de clase, empleados tanto en la retaguardia como en el frente: huelgas, sabotaje, cofraternización, deserción, derrotismo revolucionario. ¡Pero ninguna de estas consignas (las de los marxistas durante la Guerra Mundial) fue defendida por nosotros! Sin ellas nuestras consignas sobre la creación de soviets y por el establecimiento de la dictadura del proletariado (haciendo abstracción de la cuestión de la existencia o no existencia de un partido de clase proletario) objetivamente tuvieron el mismo efecto que la consigna “Convertir la guerra imperialista en guerra civil” sin la consigna por el derrotismo revolucionario, - un punto que habíamos bien entendido teóricamente e incluso postulado como un punto central en nuestra propaganda, pero que fracasamos en aplicar en la práctica cuando llegó la primera prueba histórica. De hecho ni siquiera planteamos la consigna “Convertir la guerra imperialista en guerra civil”, lo que probablemente hubiera conducido a las conclusiones lógicas: si ésta es la tarea, entonces debemos luchar por la derrota tanto de los ejércitos del Frente Popular como los de Franco.

Resumiendo tenemos que admitir que nosotros, lo mismo que aquellos a quienes hemos criticado, hemos sido víctimas del intento de la burguesía mundial de usar la guerra en España para llevar al proletariado fuera de sus claras fronteras de clase y que en realidad simplemente hemos actuado como los más izquierdistas de la izquierda del campo de aquellos engañados por la burguesía, olvidándonos durante un periodo de meses, de mencionar siquiera una vez el arma fundamental de clase del proletariado: ¡la huelga! Nosotros, quienes hemos construido toda nuestra propaganda sobre la cuestión de la independencia del proletariado respecto a la burguesía, no supimos cómo concretar esta idea en la práctica.


[1] Nuestro agradecimiento al compañero que firma como fnbrill en libcom, quien nos envió este y otros textos escritos por la minoría de la LRT. Como puede verse en esta liga de libcom (https://www.libcom.org/forums/history/us-bordigists-19092014 [3]), el compañero investiga constantemente sobre el grupo americano “bordiguista” en las décadas de los 30’s y 40’s.

[2] https://en.internationalism.org/internationalreview/197707/2552/texts-me... [4] https://en.internationalism.org/node/2739 [5]

 

Geografía: 

  • España [6]

Personalidades: 

  • Hugo Oehler [7]
  • Paul Kirchoff [8]
  • Eiffel [9]

Acontecimientos históricos: 

  • Guerra de España del 1936 [10]

Rubric: 

Historia del movimiento obrero

La “Revolución de los paraguas” mojada por la ideología democrática

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La reciente oleada de protestas juveniles en Hong Kong comenzó por acciones organizadas por la Federación de Estudiantes de Hong Kong el 14 de de septiembre del año pasado, cuando cientos de ellos ocuparon numerosas vías principales de la ciudad, particularmente en el distrito financiero. Las protestas surgieron a raíz del cambio realizado en las normativas impuestas por el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, principalmente a la hora de restringir las ''candidaturas ciudadanas'' para el proceso electoral de 2017.

De hecho, el cargo de Presidente Ejecutivo, una de las cuestiones en disputa, ha sido nombrado por Pekín desde que Gran Bretaña devolviera el territorio en 1997 bajo la así llamada idea de ''un país, dos sistemas''. El cambio en las normas dictadas por Pekín pretende fortalecer la posición de la comunidad financiera en el proceso electoral, así como refleja y responde a la necesidad de la burguesía china de consolidar su ya férreo dominio sobre la política de Hong Kong.

Después de que, inicialmente, algunos cientos de manifestantes fueran violentamente apartados de las calles, el ''Occupy Central'' (''Occupy Central with Love and Peace''), una organización creada por un profesor de Derecho de la Universidad de Hong Kong, pidió al gobierno de la República Popular China que les escuchara, y empezó una campaña de desobediencia civil con el propósito de obtener un sistema electoral que asegurara un proceso que ''satisficiera los estándares internacionales en relación al sufragio universal''.

Las ideas democráticas y pacifistas han dominado al izquierdismo en Hong Kong desde la masacre de Tiananmen en 1989. Las demandas de ''Occupy Central'' son doblemente absurdas debido a que el Estado, en todos los países democráticos actuales del mundo, examina cuidadosamente a sus propios candidatos electorales de una forma u otra, y debido a que los orígenes de esta demanda se encuentran en una determinada facción jurídica de la burguesía isleña. El Partido Comunista Chino, aquí, simplemente sigue la estrategia ya empleada por el imperialismo británico cuando dominaba la colonia, tanto a nivel de fraudulencia legal como a nivel de represión violenta en aras de reforzar su dominio.

Tras la represión de los estudiantes por la policía y matones organizados, se sucedieron los ultimátums del gobierno hablando de ''intervención extranjera'' y amenazando con sangrientas represalias. Pero la represión sólo servía para atraer a más manifestantes a las calles, resultando en una mayor ocupación de los puntos centrales de la ciudad. Una de las características del ahora menguante movimiento ha sido su pacifismo, su ''educación'', levantamiento de brazos en señal de rendición, etc. Esto era especialmente notable en el distrito financiero de Admiralty y en el distrito comercial de lujo de Causeway Bay que era objetivo de los manifestantes. Por el contrario, en el distrito urbano de clase obrera de Mong-Kok, los combates contra la policía se han sucedido y sólo han cesado hace pocos días. En el momento de escribir este artículo el gobierno ha tenido reuniones con los líderes de los manifestantes, y dada la demanda de ''sufragio universal'', parece tener las cosas más o menos bajo control por el momento, así como haber logrado evitar una represión más sangrienta para la que los manifestantes no estaban preparados. Los sindicatos de Hong Kong, de nuevo implantados por los británicos, se han unido también a la llamada por la ''defensa de la democracia'' junto a la denuncia hecha por los manifestantes del proceso electoral de Hong Kong como una ''seudo-democracia''. Pero, de nuevo, todos los procesos electorales democráticos desde los europeos hasta los americanos, desde África hasta Afganistán, son ''seudo-democráticos'', fraudulentos y engañosos, que mantienen a la burguesía intacta y a la clase obrera oprimida y dividida. Otra herencia de la dominación británica es la división impuesta por la inmigración y el confinamiento en guetos de los trabajadores pobres de habla mandarín, con aproximadamente 50.000 de ellos viviendo en poco más que jaulas. No hay interés alguno para estos trabajadores en las demandas de Occupy Central por un ''sufragio universal''.

Los anarquistas de Mong-Kok

En la web de libcom hay publicados tres textos procedentes de Hong Kong: el primero se llama ''Nunca retirarse, un estado mental Mong-Kok'' (''Never Retreat, a Mong-Kok State of Mind''), firmado por Kristine Kwok, y otro más sobre Mong-Kok llamado ''Estofado, Dioses e Idiotas izquierdistas: tensiones políticas en la ocupación de Mong-Kok'' (''Hotpot, Gods and Leftist Pricks: Political Tensions in the Mong-Kok occupation'') firmado por Holok Chen. El tercero es ''Negro vs Amarillo: antagonismos de clase y el movimiento de los Paraguas de Hong Kong” (''Black vs Yellow: Class Antagonisms and Hong Kong's Umbrella Movement) firmado por ''un ultra americano y algunos amigos''. Podremos examinar este último con mayor detalle, pero primero con respecto a los dos procedentes de Mong-Kok: ambos textos parecen provenir de un grupo sin identificar. Se consideran ''anarquistas'' – a pesar de que términos como ''anarquista'', izquierdista'' o ''comunista de izquierda'' son imposibles de entender allí.

Estos elementos anarquistas estuvieron involucrados en peleas con la policía, los matones organizados y algunos habitantes locales con los que tenían desacuerdos. Insisten en mantener la atmósfera tipo carnaval de las ocupaciones, incluyendo reparto de comidas, ping-pong y otros juegos, en aras de construir su ''eco-sistema'' en la zona. No están afiliados a ''Occupy Central'' y se muestran como opositores a él. Aparentemente parecen contemplar la necesidad de la discusión y las asambleas pero no tienen ningún problema con que el principal objetivo sea el ''sufragio universal'' (que casualmente no incluye a los inmigrantes siquiera) ni con que cualquier tipo de grupo desarrolle su actividad en su misma zona. Parecen estar extremadamente limitados y no hacen mención alguna a la clase obrera.

Una contribución a la perspectiva de clase

El texto de ''Black vs Yellow...'' es otra cosa aun no siendo claro sin estar relacionado de ninguna forma con los grupos anteriores. De nuevo más terminología sobre el rol de ''la izquierda'' que es difícil de entender, pero hay un mayor peso y reflexión tras este largo texto que intentaremos precisar. El mismo se opone claramente a las demandas de la Federación de Estudiantes por la democracia y el sufragio universal, y el autor llega a preguntar: ¿qué pasaría si se cumplieran esas demandas? La respuesta es que eso significaría poder participar en tu propia explotación mientras se dan alas a nuevas fuerzas burguesas. El texto critica al grupo ''Left21'', que expresa su compromiso con la lucha por el ''sufragio universal'' y el establecimiento de una ''democracia participativa'' decidida por el ''pueblo''. La participación en el proceso democrático es vista por ''Left21'' como una etapa, un trampolín hacia el futuro en el que la reforma democrática puede ser superado. Ya estamos acostumbrados a estos argumentos sobre la justificación del proceso democrático como un medio para alcanzar un futuro más prometedor y son tan vacuos y peligrosos en Hong Kong como en Gran Bretaña como en el resto del mundo. Y el sufragio universal y la democracia visto como el Alfa y el Omega es algo que también se usó contra el movimiento de protesta de los Indignados en España[1], en particular vía ''Democracia Real Ya'', la principal fuerza organizadora de la contra-ofensiva democrática de la burguesía. En efecto, el texto señala la realidad de las democracias de Grecia y EEUU como respuesta a aquéllos que la demandan aquí.

Otro aspecto sobre el que el autor es claro es el de los precedentes económicos de la protesta. La economía de Hong Kong, con el puerto más activo del mundo, se convirtió en un centro de servicios y re-exportaciones clave, desarrollando su economía durante los 80. Esto fue beneficioso tanto para China como Gran Bretaña hasta que la colonia fue devuelta a China en 1997. Muchas de las fábricas chinas en el continente se establecieron con capital procedente de Hong Kong, Singapur y Taiwán. Pero impulsando el malestar de los estudiantes subyacen cuestiones tales como la inflación, precios de alquiler altísimas (un promedio del 40% de los salarios), los precios de los alimentos, la desigualdad y el transporte público. Y en la cima de esta relativamente ''pudiente'' juventud de Hong Kong se sufre una desesperada competición por títulos universitarios para trabajos que dejarán de existir, y jornadas de trabajo cada vez más largas para los jóvenes trabajadores o los graduados – aquéllos lo suficientemente afortunados para estar en circulación.

 El movimiento de protesta original de 2014, que también tiene el antecedente de la ''debacle inexorable'' de China, ha sido re-bautizado en Occidente como un movimiento pacifista limitado a reformas constitucionales. Pero fue iniciado por el movimiento Occupy en 2011, que, aunque pequeñas y desordenadas, hizo algunas críticas de las demandas democráticas, y muchos de los elementos procedentes de este medio estaban detrás del inicio de las actuales protestas.

El movimiento Occupy original se disolvió para finales de 2012, y en marzo de 2013, estalló una de las huelgas más amplias y largas en décadas, en la Terminal de contenedores de Kwai Tsing. El autor del artículo afirma, y no hay razón para dudar de ello, que las protestas de los estudiantes y los trabajadores, si bien no eran afines, ''fueron generadas por el mismo estancamiento económico y el creciente antagonismo de clase''.

Antes de esto el texto describe las revueltas de mediados de los 50, y los disturbios de 1967 que duraron 18 meses y fueron ''los disturbios locales más largos de la historia de la ciudad-estado''.

Hubo huelgas masivas y combates callejeros contra la policía: se bombardearon y atacaron edificios del gobierno y medios de comunicación y mientras podríamos decir que parte de esto fue inspirado por la burguesía continental que apoyaba las revueltas contra los ''fascistas'', hubo además elementos de lucha de clases. Al mismo tiempo, el ejército portugués había intervenido contra las reivindicaciones de los manifestantes apoyados por China en su colonia de Macau para luego acceder a la mayoría de sus demandas mientras la colonia caía de facto bajo el control del gobierno continental. El aspecto proletario de los alzamientos del 67-68 puede verse en la respuesta de la burguesía: tras el 68, y tras miles de detenciones y deportaciones, las autoridades británicas respondieron con sus programas de ''reforma'' de viviendas del estilo de post-guerra de la Primera y Segunda guerras mundiales, así como subiendo los salarios y expandiendo el sistema de asistencia social. Hoy sin embargo hay poco margen de maniobra a este respecto, y el autor del texto enfatiza en la nula perspectiva de futuro que el capitalismo ofrece a la juventud, la trampa de la democracia y el nacionalismo y la necesidad que tiene la lucha de extenderse.

Hay no obstante ambigüedades en el texto, y el autor, especialmente, olvida mencionar la necesidad de las asambleas, pero queda relativamente claro que la única lucha efectiva debe tanto incluir como situarse hacia la clase obrera. Queda claro en el texto que la única propensión por un desarrollo auténtico de la lucha radica en la clase obrera, y antes que nada, en su extensión a los trabajadores del continente. Y es un hecho que la mayoría de las huelgas han tenido lugar en la provincia sureña de Guangdong, adyacente a Hong Kong (aunque también es un hecho que las huelgas obreras en el continente se han extendido a todos los trabajadores e industrias del interior). El texto a su vez hace referencia la historia de las huelgas salvajes en Hong Kong, las huelgas y levantamientos de mediados de los 80, el inicio salvaje de las huelgas portuarias de 1997 y su desestabilización por el sindicato local (la Federación de Sindicatos de Hong Kong – HKFTU). En septiembre, el sindicato llamó a apoyar a los estudiantes llamando a huelga un día de fiesta nacional, y los pocos trabajadores que se unieron a las protestas estudiantiles lo hicieron a título individual.

Problemas inexorables para la burguesía china

Desde el 20 al 23 de octubre, bajo los auspicios del presidente chino Xi Jinping, los 205 miembros del Comité Central del Partido Comunista Chino celebraron un pleno dedicado a establecer ''un sistema bajo el estricto imperio de la ley'' (Reuters, 30-9-14). Bajo el reinado de 18 meses de Xi, han sido ejecutados, encarcelados, despedidos y degradados miles de cargos ''corruptos'' del partido, en una purga a gran escala y ajustes de cuentas internos. Podría significar un endurecimiento de su posición, alejándose de la política de mantener la estabilidad que hasta ahora existía. En los tiempos más recientes ha habido mucha represión de periodistas y disidentes; la censura de internet se ha intensificado y las reivindicaciones que llegan a la capital desde el medio rural, mayormente de campesinos agraviados, también se han reducido, reprimiendo a sus protagonistas, encarcelándolos o deportándolos de vuelta a sus regiones de origen. También pudimos ver los incidentes en torno a la represión directa de los trabajadores en y en torno a las huelgas de Yue Yuen a principios de año, y todo indica que la situación se volverá más volátil. Esta necesidad de confrontar la ''cuestión social'' es lo más importante para la clase dominante china ahora que la economía se ralentiza y la deuda y la burbuja inmobiliaria están alcanzando proporciones insostenibles.

La coincidencia de las protestas de Hong Kong y lo que seguramente se mostrará como un repunte del conflicto de clases en el continente, presenta a la burguesía china aún más problemas que resolver, con la represión y el ''estricto imperio de la ley'' como la única respuesta posible de su parte. Con base en Hong Kong y sus círculos legales está la así llamada ''Organización no-gubernamental'', y el ''China Labour Bulletin'' que están por el cumplimiento de la democracia y sindicatos libres para los trabajadores chinos ''a través de acciones pacíficas y legales''. El CLB ha apoyado y probablemente estaba involucrado en el fomento de las reivindicaciones de ''sufragio universal'' entre los estudiantes, y su acercamiento, en general, podría ser tan útil para la clase dominante como una invitación a la represión. Sea lo que sea que ocurra, el CLB y sus partidarios siguen perjudicando a la clase obrera con sus reivindicaciones de ''sindicatos libres y democráticos''.

La democracia y el nacionalismo ahogan el ''Occupy Movement''

El texto de ''Black vs Yellow...'' es muy claro respecto a las debilidades presentes en la protesta estudiantil y respecto a la naturaleza capitalista de las demandas por la democracia que se le impusieron. Conjetura que la protesta estudiantil tiene ''pocos caminos hacia delante y muchas rutas hacia la derrota'', y su crítica del camino democrático a la derrota, su análisis de ese ''no future'' (''sin futuro'') y de la necesidad de una extensión real a la clase obrera como el único paso adelante posible son lecciones que pueden aplicarse a todos los movimientos ''Occupy'' de todo el mundo.

Podemos decir que todo apunta a que tras el culmen del movimiento de los Indignados en España, en 2011-12, que tuvo claros vínculos con y posibilidades para la lucha de clases, y tras la profundidad alcanzada en los movimientos Occupy de Turquía y Brasil en 2012-13, el movimiento ha sido asimilado totalmente en el marco de la burguesía y sus ideologías. Tras sus comienzos en Oriente Medio y el norte de África (Túnez), la relativamente positiva naturaleza de este movimiento se expresó en Grecia, Egipto, Turquía, Brasil, Reino Unido, los Estados Unidos, Canadá y España, y ahora la dinámica internacional de este movimiento está, como poco, declinando. El movimiento Occupy de Hong Kong, como ejemplo, parece reflejar todo esto en el hecho de que las minorías del movimiento original que eran abiertamente críticas con la democracia han sido prácticamente estranguladas en las últimas protestas. La democracia, y sus hermanos gemelos el nacionalismo y el imperialismo, han llenado el vacío dejado por un movimiento cuya única posibilidad era la extensión a la clase obrera y por la clase obrera, en el sentido de darle un hálito de vida. Otra muestra del final de esta oleada es cómo la palabra ''revolución'' se ha relacionado a elementos de la ''Primavera Árabe'' y el movimiento Occupy. Una revolución es un poderoso evento que implica incalculables cantidades de obreros clasistamente conscientes actuando auto-organizadamente por su propio interés. Tan positivas como fueron algunas expresiones del Occupy, nunca llegaron a nada siquiera parecido a esto y, como mucho, sólo podían ser un elemento en pos de ello. Contrariamente a eso vemos estas ''revoluciones'', en muchos casos apoyadas por diversos anarquistas, como algo completamente burgués, nacionalista e imperialista. La ''revolución'' ucraniana en Kiev es un ejemplo a tal efecto de cómo la clase obrera fue estrangulada y movilizada hacia la guerra. Algunos anarquistas todavía insisten en la ''revolución'' siria con la que se refieren a las bandas del Ejército Libre Sirio apoyado por Estados Unidos. Y todavía hoy en el bárbaro conflicto sirio, algunos, a través de sus lupas color rosa, ven ''el mejor ejemplo de la “Primavera Árabe”, de lejos, en el movimiento de la sociedad democrática del Kurdistán sirio''. Estos entusiastas de la guerra imperialista definen la ''autonomía democrática'' de ideología nacionalista en el Kurdistán sirio como una ''revolución''.

Tales expresiones del anarquismo van en pos de oscurecer el camino a seguir para el proletariado, fundiendo la guerra imperialista, el nacionalismo y la democracia con la ''revolución''. Pero las lecciones siguen siendo las mismas para la clase obrera en cada movimiento de protesta o huelga, incluso si es sólo una pequeña minoría la que las saca a relucir: asambleas y encuentros abiertos a todos; discusiones libres (contrastando esto con las personalidades y los líderes del movimiento democrático de Hong Kong leyendo a multitudes pasivas); extensión al resto de trabajadores y autoorganización.


[1] Para un análisis de este movimiento ver nuestra hoja internacional de balance: https://es.internationalism.org/node/3349 [11]

 

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Hong Kong

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