Publicado en Corriente Comunista Internacional (https://es.internationalism.org)

Inicio > Revolución Mundial - 2000s > Revolución Mundial 2009 > Revolución Mundial nº 110, Mayo-Junio 2009

Revolución Mundial nº 110, Mayo-Junio 2009

  • 3287 lecturas

1919: Fundación de la Internacional Comunista

  • 3993 lecturas

Hay un aniversario en este 2009 que los historiadores y comunicadores silencian, o cuando lo mencionad -muy rápidamente- distorsionan conscientemente su significado. En marzo de 1919, fue fundada la Internacional Comunista (IC).

El aniversario de la creación de la IC nos recuerda hoy día la realidad y la pertinencia de la lucha de clases contra el capitalismo en crisis y el anuncio de su propio fin, así como la existencia del proletariado como una clase de explotada y revolucionaria.

La oleada revolucionaria internacional 1919-1923

La fundación de la IC recuerda para el conjunto de la clase capitalista y sus servidores, la angustia que sintió a salir de la primera guerra mundial, ante la creciente oleada revolucionaria que parecía inevitable, 1917: la revolución proletaria victoriosa en Rusia en octubre, motines en las trincheras; 1918: abdicación de Guillermo II y apresurada firma del armisticio ante la sublevación y la rebelión de las masas de trabajadoras en Alemania; los movimientos obreros a partir de 1919: insurrección obrera en Alemania, instauración de las repúblicas de Consejos de los obreros en Baviera y en Hungría bajo el modelo de de la revolución rusa, inicio de las huelgas de masas obreras en Italia y Gran Bretaña; motines en la flota y las tropas francesas, británicas, así como unidades militares, rechazando a intervenir contra la Rusia soviética.

Es Lloyd George, Primer Ministro del gobierno británico de aquella época quien mejor expresa el temor de la burguesía internacional ante el poder de los soviets obreros en Rusia, cuando dijo en enero 1919 que, al tratar de enviar un millar de soldados para la ocupación británica a Rusia, las tropas se amotinaron y que "si se llevaba a cabo una operación militar contra los bolcheviques, Gran Bretaña se convertiría bolchevique y que crearía una soviet en Londres .(...) El conjunto de Europa ha sido ganada por el espíritu revolucionario. Hay trabajadores no sólo con un profundo sentimiento de descontento, sino de la ira y la revuelta contra las condiciones de ante-guerra. El orden en sus aspectos políticos, sociales, económicos, es cuestionado por las masas de la población de un extremo a otro en Europa. (Citado por E. H. Carr, La Revolution bolchevique Editorial Alianza)

El nacimiento de la IC marcó el punto culminante de la oleada revolucionaria de 1917 a 1923 que atravesando Europa de un extremo a otro, llego alcanzar China, Canadá (Winnipeg) y EUA (Seattle) y hasta América Latina. Esta oleada revolucionaria fue la respuesta del proletariado internacional a cuatro años de guerra imperialista de 1914 y 1918 entre los Estados capitalistas por repartirse el mundo, y llego a su cenit con la fundación de la IC.

"La IIIª Internacional Comunista se formó al final de la carnicería imperialista de 1914-1918, durante la cual la burguesía de diversos países ha causado la muerte de 20 millones de vidas.

¡Recordad la guerra imperialista! Estas son las primeras palabras que la Internacional Comunista dirige a cada trabajador, independientemente de su origen e idioma. ¡Recordad que debido a la existencia del sistema capitalista, un puñado de imperialistas tuvo más de cuatro años, la posibilidad de obligar a los trabajadores de todo el mundo a matarse el uno al otro! ¡Recordad que la guerra ha sumido a la burguesía de Europa y el mundo en el hambre y la pobreza! Recordad que sin el derrocamiento del capitalismo, la repetición de tales crímenes de guerra no sólo es posible, sino inevitable"(Estatutos de la Internacional Comunista, 2º Congreso, julio de 1920.)

La continuidad de la IC con la IIª Internacional

La IIª Internacional y la cuestión de la guerra imperialista

En el Manifiesto Comunista (1848), K. Marx establece uno de los principios fundamentales de la lucha proletaria contra el capitalismo: "Los trabajadores no tienen patria". Esto no significa que los trabajadores deberían ser indiferentes a la cuestión nacional, sino que deben definir su posición y actitud sobre esta cuestión y de las guerras, con el desarrollo de su propia lucha histórica. La cuestión de la guerra y la actitud del proletariado, siempre ha sido central para los debates de la Internacional (1864-1873) como de la IIª Internacional (1889-1914). En la mayor parte del siglo XIX, el proletariado no podía permanecer indiferente a las guerras de emancipación nacional contra la reacción feudal y monárquica, en especial contra del zarismo.

Es en la IIª internacional, donde los marxistas especialmente detrás de Rosa Luxemburgo y Lenin, reconocieron el cambio de período en el capitalismo en los albores del siglo XX, el capitalismo llegaba a su apogeo y reinaba en todo el planeta, en su período del "imperialismo, etapa suprema del capitalismo", como dijo Lenin. En este período, la guerra sería una guerra imperialista mundial entre las naciones capitalistas por el reparto de las colonias y del mundo. Este reconocimiento por la izquierda de la IIª Internacional, condujo el combate para armar la Internacional y al proletariado, en esta nueva situación, contra el ala oportunista que abandonaba poco a poco los principios de la lucha proletaria. Así fue en el Congreso Internacional en Stuttgart en 1907, cuando Rosa Luxemburgo, extrajo las lecciones de la experiencia de la huelga de masas en Rusia de 1905, y vinculó la cuestión de la guerra imperialista a la cuestión de huelga de masas y la revolución proletaria planteó allí que la revolución rusa no sólo ha surgido como consecuencia de la guerra, ella también ha servido para poner fin a la guerra. Sin ella, zarismo seguramente habría seguido la guerra..." (Citado por BD Wolfe, Lenin, Trotsky, Stalin, Calmann-Lévy, 1951.) Y junto con Lenin hace adoptar una enmienda de máxima importancia en la resolución sobre la guerra en este congreso. En el sentido de que si estallaba la guerra esta debía ser transformada por la clase obrera en una revolución que terminara con la dominación capitalista.

En 1912, la Conferencia de Basilea de la IIª Internacional reitera esta posición frente a las amenazas cada vez más fuertes de guerra imperialista en Europa recordando que la burguesía no olvida que la guerra franco-prusiana dio a luz a la insurrección la Comuna de París y que, la ruso-japonesa dio lugar a la revolución rusa de 1905. A los ojos del proletariado, es criminal matarse los unos a otros en beneficio de la ganancia capitalista, de las rivalidades dinásticas.

La traición y muerte de la IIª Internacional

Cuando se desencadeno la guerra mundial en 1914, gangrenada por el oportunismo y el chauvinismmo guerrero, la IIª Internacional estalló y murió en la vergüenza, cuando en especial los Partidos Socialdemócratas alemán, inglés y francés en manos de las direcciones oportunistas, votaron los créditos guerra, llamando a la "defensa de la patria" y a la "unión sagrada" con sus burguesías en contra de "extranjeros", y fueron recompensados en Francia por ejemplo, con puestos de Ministro por renunciar a la lucha clase. Recibiendo además el apoyo "teórico" del "centro" cuando Kautsky, el llamado " Papa del marxismo", separaba la guerra y la lucha de clases, declarando que esta última sólo era posible en " tiempos de paz" e imposible en "tiempos de guerra".

Sólo resistieron a la tormenta, principalmente los partidos italiano, serbio, búlgaro y ruso y en otros lugares, militantes aislados, de la izquierda, como Rosa Luxemburgo y la izquierda alemana, los "Tribunistas " holandeses alrededor de Pannekoek y Gorter, manteniéndose fiel a internacionalismo proletario y la lucha de clases, y trataron de reagruparse.

La muerte de la IIª Internacional significó una gran derrota para el proletariado, que pagó con su sangre en las trincheras... Para los "socialdemócratas revolucionarios " fue la muerte de su organización internacional, que tiene que ser reconstruida:

"la IIª Internacional murió vencida por el oportunismo. ¡Abajo con oportunismo, y viva la IIIª Internacional, libre no sólo desertores (...) sino también del oportunismo!" (Lenin, "Situación y tareas de la Internacional Socialista", el 1 de octubre de 1914)

Las conferencias de Zimmerwald y Kienthal: un paso hacia la construcción de la Internacional Comunista

 

En septiembre de 1915 se celebró "la conferencia Socialista internacional de Zimmerwald, que fue seguida de una segunda en abril de 1916 en Kienthal, ambas en Suiza. A pesar de las condiciones de la guerra y la represión, asistieron delegados de 11 países entre ellos, Alemania, Italia, Rusia, Francia, etc.

El Manifiesto de Zimmerwald reconoció la guerra como una guerra imperialista, sin embargo la mayoría de participantes se negó a condenar a la derecha oportunista de los partidos socialdemócratas pasados al campo de la "unión sagrada" y a considerar la separación de ellos. Esta mayoría fue pacifista centrista, y defendió el lema de la "paz".

Tras los representantes de los bolchevique, (Lenin y Zinoviev), la "izquierda de Zimmerwald" defendió la necesidad de la ruptura y la construcción de la IIIª Internacional y contra el pacifismo, afirmó que "la lucha por la paz sin la acción revolucionaria es palabras huecas y mentirosa" (Lenin) y opuso al centrismo la consigna "transformar la guerra imperialista en guerra civil", justo como lo planteaban las resoluciones de Stuttgart y Basilea. Si bien esta izquierda se reforzó con estas conferencias, no llegó a convencer a los delegados y siguió siendo una minoría. Sin embargo, ella extrajo balance positivo:

"La segunda conferencia de Zimmerwald (Kienthal) es, sin duda, un paso adelante. (...) ¿Qué hacer mañana? Mañana seguiremos luchando por nuestra solución, para la socialdemocracia revolucionaria, ¡por la IIIª Internacional! Zimmerwald y Kienthal han demostrado que nuestro camino es el correcto." (Zinoviev, 10 de junio de 1916,)

El desempeño por el proletariado de las resoluciones del Congreso de Stuttgart y Basilea

La revolución en Rusia en 1917, abrió un período revolucionario en Europa. La amenaza proletaria obligó a la burguesía internacional poner fin a la carnicería imperialista. La consigna de Lenin se llevaba a cabo en Rusia y después en otros países se transformó la guerra imperialista en guerra civil. El proletariado rindió así honor a la izquierda de la IIª Internacional mediante la aplicación práctica de la famosa resolución de Stuttgart.

La guerra lanzó definitivamente la derecha oportunista de los partidos socialdemócratas al campo de la burguesía y la oleada revolucionaria puso contra la pared los pacifistas del centro, y conducirá a su vez a una gran parte de ellos-especialmente a los dirigentes, como Kautsky - a unirse al enemigo de clase. La IIª International había muerto. Los nuevos partidos que rompieron con la socialdemocracia están empezando a adoptar el nombre de "Partido Comunista" precisamente en el momento en que la ola revolucionaria requería y alentaba la fundación de un Partido mundial del proletariado, la IIIª Internacional.

La principal continuidad política con el IIª Internacional

 

La IIIª Internacional, sobre la base de una ruptura orgánica con los partidos de la difunta IIª Internacional, sin embargo, no rechazó los principios y los aportes de ella:

"rechazo de todas las medidas a medias, las mentiras y la pereza de los anticuados partidos socialistas oficiales, nosotros nos consideramos comunistas reunidos en la IIIª Internacional, como la continuación directa de los esfuerzos heroicos... de una larga serie de generaciones revolucionarias desde Babeuf a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo..., aunque la IIª ha reunido y organizado a millones de proletarios, la IIIª Internacional, es la Internacional de la acción abierta, de la realización revolucionaria, la Internacional de Acción". (Manifiesto de la IC)

Las corrientes, fracciones, las tradiciones y las posiciones que defendieron la izquierda, van a ser la base de la IC, surgen y se desarrollan en la IIª Internacional:

"La experiencia para nosotros ha demostrado que sólo un grupo selecto en el medio histórico donde el proletariado se ha desarrollado antes de la guerra: la IIª Internacional, que la lucha proletaria contra la guerra imperialista se ha llevado hasta sus últimas consecuencias, porque es la única que podría tener un programa avanzado de la revolución proletaria y, por tanto, el único que podría sentar las bases para el nuevo movimiento proletario". ("Bilan", n º 34, Boletín teórico de la Izquierda Comunista Italiana, de agosto de 1936.)

Más allá de Lenin, Luxemburgo, Pannekoek, incluso más allá de los grupos y fracciones de los partidos socialdemócratas, como los bolcheviques, la izquierda alemán, holandesa, italiana, etc. Hay una continuidad política y orgánica entre la izquierda en la IIª Internacional, la izquierda de Zimmerwald y la IIIª Internacional. Es por iniciativa del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia ex-Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) de Rusia adherente a la IIª Internacional y el Partido Comunista de Alemania-como el ex-Liga Espartaco que se convocó al primer congreso de la nueva Internacional. Se constaba así, un verdadero vínculo orgánico y político entre la IIª y la IIIª Internacional, con ello la "fracción de izquierda de la IIª, extrajo este balance de su pasado y combate e indicó la necesidad de la hora y se constituyó finalmente en la IIIª Internacional.

La IC por lo tanto no surgió de la nada al nivel orgánico y lo mismo ocurre con su programa y sus principios políticos. No reconocer el hilo histórico que la conecta con la IIª es caer en la anarquía incapaz de comprender el desarrollo de la historia, o rendirse al espontaneismo más mecánico que ve la IC como único producto del movimiento revolucionario de las masas trabajadoras.

Sin reconocer esta continuidad, es imposible entender cómo la IC rompe con la IIª Internacional. Porque, si hay continuidad de principio, que se expresaba entre otras por la resolución de Stuttgart, también hay una ruptura materializada en el programa político de la IC en sus posiciones políticas y en su práctica organizacional y militante. Ruptura a través de los propios hechos, en el uso de las armas y la sangrienta represión por parte del gobierno de Kerensky, en el que participaron los Mencheviques y socialistas-revolucionarios, miembros de la IIª Internacional, contra el proletariado y los bolcheviques en Rusia, por el gobierno socialdemócrata Scheidemann-Noske contra el proletariado y el KPD en Alemania.

Sin reconocer esta "ruptura de la continuidad", también es imposible comprender la degeneración de la IC en los años 20 y el combate que se dirigido en su seno, y luego en los años30 en fuera de ella, porque excluye a las fracciones de la Izquierda Comunista "italiana", "Alemana" y "holandesa", por nombrar sólo las más importantes. Es a partir de esas partes de la izquierda, en su defensa de los principios comunistas y el trabajo de evaluación crítica de la IC y la oleada revolucionaria de 1917-23, que da lugar a los grupos comunistas de hoy y las posiciones que ellos defienden.

Sin reconocer el legado de la IIª, el legado político del proletariado, se cae en la incapacidad para comprender tanto las posiciones básicas de la IC, como la validez de algunos de ellas entre los más importantes, ni las contribuciones de las fracciones 30 años. Es decir, se es incapaz de hacer un planteamiento coherente, seguro y determinado de las posiciones revolucionarias de hoy.

(Continuará).

RL.

desarrollo de la conciencia y la organización proletaria: 

  • Tercera Internacional [1]

Defensa de la patria y la soberanía, patrañas de la burguesía para asegurar el control de los trabajadores

  • 2892 lecturas

La burguesía desde principios de la década de los 90 del siglo pasado muestra grandes dificultades para lograr cohesionarse, y esto se expresa en los combates que presenta en todas la áreas, por ejemplo todos sus partidos (PRI, PAN, PRD...) se encuentran fracturados, y al interno del mismo gobierno se dejan ver de manera continua diferencias severas, pero sin duda las dificultades más graves las encuentra en la dispersión de fuerzas que le imposibilita disciplinar estructuras como la policía y el ejército. Desde la formación de la "familia revolucionaria" compactada mediante los acuerdos que llevan a establecer los gobiernos constitucionales (a partir de la segunda década del siglo XX), no se notaba la presencia directa de las fuerzas armadas en la vida política de la burguesía. Era común verla cumplir servilmente su papel represor, sin asumir un rol notorio, sin hablar nunca en contra de los "civiles", a cambio recibía impunidad y el camino libre para sacar provecho en su alianza con las mafias del narcotráfico. No obstante la dispersión de fuerzas que se presentan también entre las mafias, por la disputa de las rutas, el mercado y la complacencia y los favores de los gobiernos de todos los niveles, hace que los militares vean afectados sus intereses más aún cuando son involucrados a tomar parte del conflicto de manera forzada. Estas circunstancias hacen que se vuelvan aún más complicadas las relaciones de la clase dominante. Tan grave es la división y dispersión, que basta ver un diario para notar como se desarrollan por todos lados del país los enfrentamientos y asesinatos sangrientos, lo cual ha conducido a que el propio gobierno de los EUA intervenga, con el fin de evitar que el peso de la descomposición pueda llevar al gobierno de México a sufrir un debilitamiento tal que alargue la espiral de dificultades que afectaría al conjunto de la región, incluyendo por supuesto a los EUA. Es bajo el contexto de la descomposición general que sufre el capital, que Washington interviene, presionando al gobierno mexicano, primero con la declaración de que en México hay un "Estado fallido". A través del procurador Erick Holder y del jefe de la DEA, Michele Leonhart, el gobierno de Obama ha establecido que el gobierno de México es incapaz de imponer control en el territorio dado el poder de los cárteles de la droga. Luego para hacer notar ese descontrol, la revista Forbes presenta en su lista de los hombres más ricos del mundo, al conocido narcotraficante "Chapo Guzmán", lo cual es significativo en tanto este capo en el gobierno de Vicente Fox, escapó de una "cárcel de máxima seguridad" bajo circunstancias sospechosas y según lo informan mediante comunicados los grupos competidores, el "Chapo" y su cártel está protegida por el gobierno federal. En esa medida es notoria la preocupación de la burguesía norteamericana, la cual en algunos estados, como el de Texas, ha incorporado a mil elementos más de las tropas federales para reforzar la vigilancia, dado que se trata de un estado que hace frontera con México.

Trazado un escenario de este tipo, la visita de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, se aprovecha para acordar el reforzamiento y ampliación del "plan México", al cual presentan como el establecimiento de una "cooperación y corresponsabilidad".

Pero si estos enfrentamientos exponen las dificultades que enfrenta la burguesía, al mismo tiempo busca trasladar esos efectos hacia la clase trabajadora.

 

Nacionalismo, un veneno contra la clase obrera

Aún cuando la burguesía presenta fracturas importantes, no significa que ha perdido todo el control, tiene la fuerza para imponer mediante el Estado una unidad forzosa para enfrentar a la crisis, y sobre todo para poder contener a la clase trabajadora. Es por ello que tratan de utilizar estas dificultades para reforzar el control de los explotados. El mismo acuerdo EUA-México es asumido con disgusto por sectores de la burguesía que sienten afectados sus intereses económicos y políticos, pero eso no evita para que se utilice como argumento (por toda la burguesía en su conjunto) para intentar atrapar la conciencia de los asalariados en las consignas nacionalistas. Por una parte el gobierno resalta en su argumento que México ha dejado de ser tratado por los EUA como un subordinado, ya que ahora se ha de respetar su soberanía al incluirlo como un "igual", mediante la creación de la oficina de cooperación bilateral en el combate de los cárteles de la droga; pero por otro lado, los sectores que se oponen a esta "cooperación" (entre ellos grupos de militares que se niegan a subordinarse al comando norte) aducen que se trata de la pérdida de una soberanía nacional en tanto se permite la intromisión de los EUA en los asuntos internos. Ambos argumentos aunque están opuestos en los intereses que defienden, tienen como común denominador el tratar de ganar el respaldo los trabajadores por medio del engañoso llamado a la defensa a la patria y el rescate de la soberanía nacional, por ello ambos discursos forman parte de un ataque ideológico en contra de los trabajadores, los cuales no tienen ningún interés común con alguna de las fracciones de la burguesía, y menos aún con la defensa de la nación y la patria.

 

La burguesía traslada su descomposición hacia los trabajadores

El crecimiento de las pugnas de las mafias ha alcanzado niveles tan graves que se manifiestan en hechos como el atentado del 15 de septiembre de 2007, en el que se lanzan granadas de fragmentación en contra de una masa inerme, matando e hiriendo a decenas de personas sin ningún motivo aparente. Esta situación abrió la peligrosa práctica de utilizar como rehén a la población civil para presionar. Hay evidentemente un traslado de la pudrición burguesa hacia las masas de explotadas, lo que revela sin duda un avance de la barbarie capitalista, no obstante eso no significa que la clase trabajadora para combatir y evitar estos efectos deba aliarse con alguno de los sectores de la burguesía; ni la política estatal que pide ayuda a los EUA, ni los sectores que se oponen a esta colaboración pueden dar una solución. La guerra de mafias es un producto del sistema capitalista, por lo que mientras este sistema de explotación se mantenga en pie el peligro de la violencia ciega y sanguinaria que trae esta guerra (y cualquier otra) amenazará la vida de los trabajadores. La población civil se ha vuelto víctima, lo mismo de las pandillas del narcotráfico que de las hordas militares que actúan con la misma ferocidad que los mafiosos... No tiene aliado en ninguna de las fracciones en pugna, y la colaboración de las fuerzas norteamericanas en el combate a la mafia en nada cambia el asunto, por eso ante las campañas que prometen orden y paz y las que invocan a la defensa de la soberanía, los trabajadores no tienen más camino que recordar que todo gobierno y toda fracción burguesa tienen como único interés la perpetuación del actual sistema de explotación y para ello no escatiman en verborrea y falsas promesas.

Tatlin/abril-2009

 

Situación nacional: 

  • Mexico [2]
  • Posición imperialista [3]

Encuentro internacionalista en la ciudad de México: la necesidad de la unificación de las fuerzas proletarias

  • 2901 lecturas

 

A mediados de abril de 2009 en la ciudad de México, la CCI convocó a un Encuentro de discusión, al que asistieron, de varias ciudades del país, algunos elementos de forma individual, pero también círculos y grupos obreros: Fénix, Línea Roja, Política Obrera, todos ellos pertenecientes al medio proletario. El objetivo que tenía planteado, como el resto de los encuentros que se han celebrado en otros continentes desde hace meses (ver https://es.internationalism.org/node/2495 [4]), era el de empezar a desplegar esfuerzos conjuntos para superar el aislamiento y la dispersión de las fuerzas proletarias que buscan contribuir a la lucha histórica por el comunismo, sabiendo que no podemos afrontar los enormes problemas puestos por la situación actual del capitalismo y de la lucha de clases de manera aislada pues en esa situación son en verdad angustiantes y paralizantes, y que el marco colectivo de la discusión y de la acción es el motor más potente para superar la atomización y para la unificación de las fuerzas revolucionarias de la clase obrera.

 

De principio a fin la asamblea se desarrolló en un ambiente fraterno y solidario haciendo valer en todo momento una verdadera cultura del debate proletariado donde todas las intervenciones fueron escuchadas y respetadas por igual, poniendo siempre por delante la búsqueda de la mayor clarificación de las cuestiones en debate, partiendo de la idea desde el inicio de que tales encuentros no son "propiedad" de ningún grupo, de que no se trataba de una competencia entre "especialistas", de que los participantes eran una parte de la clase trabajadora buscando contribuir a su combate. En ese sentido, la agenda abordada se desarrolló sabiendo reconocer tanto los acuerdos como los puntos de divergencia destacados, en el marco de un espíritu de crítica y autocrítica, de reflexión, donde se escucha, se argumenta, se retroalimenta de los demás y continúa construyendo una claridad política, propio de la discusión proletaria  y bajo la convicción internacionalista de hacer avanzar el proyecto comunista. En los próximos días publicaremos un pronunciamiento conjunto que recoge los acuerdos, las divergencias, la voluntad de un trabajo conjunto, la perspectiva de este esfuerzo; aquí sólo evocamos muy brevemente apenas la agenda de la discusión:

-          la crisis del capitalismo, y como reflexión más global el concepto de decadencia del capitalismo,

-          la situación actual de la lucha de clases,

-          mecanismos de organización y lucha de la clase obrera.

 

Hubo un acuerdo en general sobre la realidad de la crisis histórica del capitalismo que está afectando a todos los países del mundo y en particular a las potencias centrales. Es falso que se trate de una crisis del "neo-liberalismo" y la intervención del Estado no resolverá los problemas sino que los agravará como ya lo ha hecho en las últimas décadas; su actuación, por lo demás no es de ninguna manera neutral sino que está al servicio de los intereses del capitalismo en su conjunto.

Esta crisis está hundiendo a los trabajadores como nunca antes en la más espantosa miseria: desempleo masivo, pérdidas de viviendas, merma en los fondos del sistema de pensiones, recortes salariales, hambrunas, etc. Esta situación está llamando al proletariado a luchar. Sin embargo, esta respuesta no es mecánica ya que es necesario también un proceso de reflexión que ayude a clarificar los propios métodos de lucha, recuperando su experiencia, para poder ser capaz de enfrentar las múltiples trampas que le tienden los órganos de encuadramiento social del Estado capitalista.

Las luchas que se han estado desarrollando en los últimos cinco años no sólo están respondiendo a la degradación de sus condiciones de vida y de trabajo sino que expresan un inicio de cuestionamiento a las campañas ideológicas de finales de los 80 que intentaron convencer a los trabajadores de que su proyecto como clase había fracasado, que había que luchar sí pero para reformar al capitalismo y hacerlo "menos malo", etc. Actualmente, la burguesía en todos los países trata de hacer aceptar de nuevo redoblados sacrificios en beneficio de la economía nacional burguesa con la promesa de que mañana todo irá mejor.

El proceso de luchas que el proletariado ha protagonizado en todos los continentes, aunque con muchas dificultades todavía puesto que la burguesía también hace su trabajo para entorpecerlas a cada paso, han expresado varias potencialidades políticas como la búsqueda de la solidaridad, intentos incipientes por extender las huelgas, ensayos aún embrionarios también de tomar la lucha en sus manos mediante asambleas generales y formación de comités de huelga; una situación que se está viendo favorecida por la simultaneidad de las luchas que se está presentando por todo el globo producto en buena medida de los ataques masivos que el capital está asestando a los asalariados.

En la medida en que las luchas se hagan cada vez más masivas, se presentará la oportunidad para que la clase obrera recobre poco a poco la confianza en sí misma, que redescubra que efectivamente representa una fuerza social, económica y sobre todo política cuando basa su accionar en su unidad y su conciencia, en suma, que recobre su identidad como clase. A esto le teme la burguesía, es por eso que se está empleando a fondo para evitar a toda costa que este proceso tenga frutos en el futuro, a través de todo su arsenal ideológico y político vía los sindicatos, los partidos políticos, las organizaciones sociales, etc., que están integradas al aparato estatal con la función de contener al proletariado.

 

La reunión supo también identificar las divergencias surgidas de algunos camaradas y que se relacionan sobre todo a:

-          El concepto de la decadencia defendido por la CCI para explicar tanto el desarrollo histórico del capitalismo como las condiciones de la lucha proletaria, desde la primera guerra mundial de 1914. Sobre esto, el acuerdo fue retomar la discusión en el periodo que viene para profundizar aún más en el análisis. Sin embargo, la discusión jamás se apartó de una idea central que todas las intervenciones compartieron: las condiciones objetivas están maduras actualmente para la revolución proletaria en todo el mundo y, más aún, mientras más se tarde el capitalismo en ser derribado más se multiplica la degradación y el caos comprometiendo seriamente el futuro de la construcción comunista.

-          La cuestión sindical. Mientras que todas las participaciones jamás dudaron en denunciar en general la labor antiobrera de los sindicatos como el principal factor de dominación de los trabajadores por el Estado aportando ejemplos de la historia del país y del mundo que ilustran esa función burguesa de estos órganos que antaño fueron organizaciones de la clase obrera, los desacuerdos se centraron fundamentalmente al ubicar a los sindicatos "de base" como instrumentos diferentes de los sindicatos oficiales.

-          En menor medida, fue motivo de una interesante polémica el significado de las luchas políticas y económicas en la actual fase del capitalismo...

 

Las perspectivas

Los trabajos terminaron con un reforzado ánimo militante. Las conclusiones del encuentro supieron recoger de manera magistral las preocupaciones centrales de los intensos debates para poner por delante la necesidad de comprometerse a darle continuidad a este esfuerzo. Aparte del pronunciamiento conjunto, todas las intervenciones finales defendieron la idea de enfatizar primero los puntos que nos acercan, de proyectar en el periodo que viene también un trabajo común de intervención en la clase, de comprometernos a celebrar en breve otra reunión para retomar los puntos divergentes y dar continuidad al debate y extenderlo mediante la presentación de un "blog" en Internet.

En una sintonía admirable todas las participaciones demandaron contrarrestar las tendencias sociales del "cada quien por su lado", desde ahora, con un accionar solidario ante los embates de la burguesía. Los capitalistas se reúnen sin cesar por todo el mundo tratando de coordinarse para atacar a la clase obrera, ésta debe responder no sólo para defenderse sino para pasar a la ofensiva oponiendo las únicas armas con las que cuenta como clase explotada y a la vez revolucionaria: su unidad y su conciencia.

 

En suma, el remate de las conclusiones subrayaron un llamado al conjunto del proletariado para que emule este tipo de esfuerzos que van indudablemente en la dirección de la clarificación política tan necesaria para la lucha de nuestra clase y particularmente en la perspectiva de la búsqueda de los medios para la formación del partido político revolucionario del proletariado, una visión compartida por todos los asistentes que han tomado conciencia de que estos son pasos importantes en esa dirección retomados de la experiencia de nuestra propia clase, recordemos que los acontecimientos revolucionarios de 1905, 1917, 1968, 1980... fueron precedidos por un proceso de maduración subterránea de la conciencia y del surgimiento de minorías que prepararon los grandes combates.

RR/abril-2009

 

 

 

 

 

Situación nacional: 

  • Mexico [2]

Vida de la CCI: 

  • Correspondencia con otros grupos [5]

Huelgas salvajes: los trabajadores de Gran Bretaña nos muestran el camino

  • 3744 lecturas

 

La oleada de huelgas salvajes 1 iniciada por la lucha de los trabajadores de la construcción y el mantenimiento de la refinería de Lindsdey constituye una de las luchas más importantes que ha habido en Gran Bretaña en los últimos 20 años.

Miles de trabajadores de la construcción en otras refinerías y centrales eléctricas han parado en solidaridad. Se han celebrado reuniones masivas cotidianas. Trabajadores desempleados de la construcción, el metal, los puertos y otros sectores, se han unido a los piquetes y a las manifestaciones organizadas por los trabajadores de las refinerías. Los trabajadores no se han sentido intimidados por el carácter ilegal de sus acciones porque para ellos era más importante expresar la solidaridad con los compañeros amenazados de despido, lanzar a los cuatro vientos su rabia ante la escalada del desempleo y la inacción completa del gobierno. Cuando 200 trabajadores polacos se han unido expresamente a la lucha, ésta ha alcanzado su momento más alto pues ello ha significado un desafío al nacionalismo que al principio ha envuelto el movimiento.

El despido de 300 trabajadores de las subcontrataciones de la refinería petrolera de Lindsdey, la propuesta de reemplazarlos por otra subcontrata que alquilaría a 300 compañeros italianos y portugueses (pero con condiciones laborales inferiores y salarios más bajos) así como el anuncio expreso de que no se contratarían trabajadores ingleses encendieron la pólvora del descontento entre los trabajadores de la construcción. En los últimos años era habitual traer contratas de trabajadores extranjeros con condiciones inferiores lo que daba como resultado una carrera a la baja en las condiciones de todos los trabajadores, ingleses o extranjeros. Esto, unido a la oleada de despidos tanto en la construcción como en los demás sectores, estimuló la combatividad obrera que se ha expresado en estas luchas.

Desde el principio, el movimiento tuvo que abordar una cuestión fundamental que afecta no solamente a los huelguistas actuales sino a toda la clase obrera en el futuro: ¿es posible luchar contra el desempleo y otros ataques identificándose como "trabajadores británicos" y volviéndose contra los "trabajadores extranjeros"? O, por el contrario, ¿tenemos que vernos como trabajadores con los mismos intereses sin importar de donde vengamos? Tal es la profunda cuestión política que el movimiento ha tenido que encarar.

En los comienzos, la lucha parecía dominada por el nacionalismo. La fotografía que ha dado la vuelta al mundo ha sido la de los trabajadores que exhibían carteles hechos a mano que proclamaban «Empleos británicos para los trabajadores británicos» y las federaciones sindicales llevaban sus pancartas más profesionalmente hechas con la misma consigna. Los dirigentes sindicales la defendían de manera más o menos explícita y los medios de comunicación hablaban profusamente de una lucha contra los trabajadores extranjeros y se esforzaban por encontrar trabajadores que expresaran esa opinión. El movimiento de huelga salvaje podía potencialmente ser fagocitado por el nacionalismo y evolucionar hacia una derrota, con trabajadores atacando a otros trabajadores, con los trabajadores gritando masivamente consignas nacionalistas y llamando a que los empleos fueran concedidos a los "británicos" y reclamando que italianos o portugueses perdieran sus empleos. Con ello la capacidad general de la clase obrera para luchar se hubiera visto seriamente dañada y la clase dominante habría reforzado su capacidad de ataque gracias a la creciente división de los obreros.

La cobertura de los media (y lo que algunos trabajadores decían) hacía fácil pensar que las demandas de los trabajadores de Lindsey se reducían a "empleos británicos para trabajadores británicos". Pero las cosas no eran tan simples. Lo que se discutió y se votó en las asambleas no tenían nada que ver con esa consigna y no se vio en ellas hostilidad alguna hacia los trabajadores extranjeros. Es cierto que se expresaron ilusiones sobre la habilidad de los sindicatos para atar los pies a los empresarios haciendo gestiones para que no contrataran a los trabajadores extranjeros, pero en ningún momento hubo un nacionalismo patente. Pese a ello, los carteles y las opiniones de algunos trabajadores y las declaraciones sindicales permitieron a los media dar la impresión de que los huelguistas se dirigían contra los trabajadores extranjeros.

El peso persistente del nacionalismo

 

El nacionalismo forma parte integral de la ideología capitalista. Cada burguesía nacional solamente puede sobrevivir compitiendo con sus rivales a nivel económico y militar. Su cultura, sus medios de comunicación, su educación, sus actividades de ocio y deportivas, propagan el veneno nacionalista a todas horas para atar los pies y manos de la clase obrera a la nación. La clase obrera no puede evitar el verse afectada por esa ideología. Pero lo que resulta crucial en el movimiento que estamos hablando es que el peso del nacionalismo, tras una desorientación inicial, ha empezado a ser desafiado por los trabajadores que han abordado la cuestión en el curso de la lucha misma.

La consigna nacionalista "empleos británicos para trabajadores británicos", tomado por Gordon Brown del BNP, generó mucho desasosiego entre los trabajadores tanto huelguistas como la clase en general. Muchos huelguistas dejaron bien claro que ellos no eran racistas y que no apoyaban al BNP. Además, los intentos de éste de intervenir en la lucha fueron ampliamente rechazados por los trabajadores.

Es cierto que a pesar del rechazo del BNP muchos trabajadores entrevistados en la TV expresaban una reflexión no exenta de confusiones. Dejaban claro que no estaban contra los trabajadores extranjeros, precisaban que ellos mismos no eran de origen británico o aún siéndolo habían trabajado en el extranjero, pero al mismo tiempo decían que estaban desempleados y que querían que sus hijos tuvieran un empleo y que deberían tener preferencia respecto a los de fuera, que "el trabajo debía ser primero para los británicos". Semejantes puntos de vista partían de una visión que dividía a los trabajadores entre británicos y "el resto", que llevaba a creer que no tenían los mismos intereses y, por tanto, a caer en la trampa nacionalista.

Sin embargo, el proceso de reflexión se desarrollaba. Otros trabajadores subrayaban que los intereses eran comunes entre todos los trabajadores y que querían que todos tuvieran la oportunidad de encontrar un trabajo. «Fui despedido como estibador hace dos semanas. He trabajado en Cardiff y en Barry Docks durante 11 años y vengo aquí para ver como podemos sacudir el gobierno. Creo que todo el país se debería poner en huelga porque estamos perdiendo toda la industria británica. Pero no tenemos absolutamente nada contra los trabajadores extranjeros. No podemos culparles de ir a buscar el trabajo allí donde puede encontrarse» (Guardian On Line 20-1-2009). Hubo también trabajadores que argumentaron que el nacionalismo era un gran peligro. Un trabajador que había trabajado en el extranjero advirtió en un foro de trabajadores de la construcción de lo que suponía la utilización por los empresarios de las divisiones nacionales entre trabajadores: «Los medios corporativos han agitado a los elementos nacionalistas presentando a los manifestantes con la peor imagen posible. Lo último que quieren los empresarios y el gobierno es que los trabajadores británicos se unan con los del otro lado del Atlántico. Creen que nos pueden enfrentar a unos contra otros por los empleos. Un escalofrío les recorre el cuerpo cuando ven que nosotros no actuamos así». Otra intervención en el mismo foro señalaba que la lucha se relacionaba con las que había habido recientemente en Grecia y Francia y subrayaba la necesidad de lazos internacionales: «Las protestas masivas en Francia y en Grecia son el anuncio de lo que va a venir. Creo que construir contactos con esos trabajadores para impulsar amplias protestas en Europa es mejor que los partidos culpables que tenemos, los empresarios, los líderes sindicales vendidos y el Nuevo Laborismo que continúan aprovechándose de la clase trabajadora» (Thebearfacts.org). Trabajadores de otros sectores intervinieron igualmente para oponerse a los eslóganes nacionalistas.

Estas discusiones sobre el nacionalismo, tanto entre los huelguistas como entre trabajadores en general, alcanzaron una nueva fase cuando 200 trabajadores polacos se unieron a 400 trabajadores británicos, lanzándose todos a una huelga salvaje en solidaridad con los compañeros de Lindsey, en las obras de construcción de la central eléctrica de Langage en Plymouth. Los media hicieron todo lo posible para ocultar este acto de solidaridad internacional: la emisora local de la BBC no dijo nada y apenas se pudo ver alguna pequeña nota en algún periódico a nivel nacional.

La solidaridad de estos compañeros polacos era muy importante porque el año anterior se habían involucrado en una lucha similar. 18 trabajadores habían sido despedidos y los demás trabajadores se lanzaron a la huelga incluidos los de origen polaco. Los sindicatos intentaron transformar la lucha en una protesta contra la presencia de trabajadores extranjeros, sin embargo, la participación activa de los obreros polacos hizo fracasar la maniobra.

Los trabajadores de Langage tenían conciencia de que en Lindsey los sindicatos habían impuesto sus consignas nacionalistas. Por eso al día siguiente de su huelga de solidaridad, durante una asamblea de Lindsey aparecía una pancarta hecha a mano que decía «Central Eléctrica de Langage - Los trabajadores polacos se unen a la huelga: ¡Solidaridad!». Esto quería decir una de estas dos cosas: o bien, trabajadores de Langage habían hecho las 7 horas de viaje para estar presentes en la asamblea de Lindsey, o bien que algún trabajador del propio Lindsey quería subrayar su acción.

Al mismo tiempo, en el piquete de Lindsey apareció una pancarta que llamaba a los trabajadores italianos a unirse a la lucha. La pancarta estaba escrita en inglés y en italiano. También en el Guardian del 5-2-09 se informa que aparecieron algunos carteles que decían «¡Trabajadores del mundo uníos!». Vemos pues que se expresan los primeros pasos de un esfuerzo consciente de algunos trabajadores para poner por delante un genuino internacionalismo proletario, un paso que solamente puede llevar a más reflexión y discusión dentro de la clase.

Todo esto planteaba la necesidad de que la lucha avanzara hacia un nivel superior tratando de desafiar directamente el veneno nacionalista. El ejemplo de la solidaridad de los obreros polacos planteaba la perspectiva de que miles de trabajadores de los grandes centros de construcción de Gran Bretaña y en particular de las Olimpiadas en East London, pudieran unirse a la lucha. Se corría el peligro de que los medios de comunicación se vieran expuestos y no pudieran ocultar un aumento de las consignas internacionalistas. Como las barreras nacionalistas habían empezado a ser atacadas no fue una sorpresa que de repente a la burguesía le entrara una gran prisa para resolver la disputa. En 24 horas, sindicatos, empresarios y gobierno prometieron 102 empleos extra para trabajadores británicos, además de los 300 para italianos y portugueses. Muchos huelguistas se mostraron contentos porque no se habían perdido los 300 empleos de italianos y portugueses. De todas formas un huelguista se preguntaba ¿cómo es que tenemos que hacer una huelga para simplemente conseguir trabajo?

En el curso de una semana hemos visto la extensión de huelgas salvajes más grande en décadas con asambleas masivas y acciones ilegales de solidaridad. Una lucha que había empezado emponzoñada por el nacionalismo ha acabado poniéndolo en cuestión. Eso no significa que esté superado pues el nacionalismo es un peligro permanente, pero este movimiento proporciona a futuras luchas lecciones importantes. Desde luego, la aparición de un cartel diciendo "Trabajadores del mundo uníos" en un piquete que se suponía ser la vanguardia del "nacionalismo xenófobo" no dejará de preocupar a la clase dominante sobre lo que está por venir.

Phil 7-2-09



1 El término "huelga salvaje" viene de la época de 1968 y designa huelgas hechas por los trabajadores fuera de la convocatoria sindical.

Geografía: 

  • Gran Bretaña [6]

La lucha contra el desempleo es la lucha contra el capitalismo

  • 4198 lecturas

 

La avalancha de desempleo a través del mundo no tiene precedentes desde la depresión de los años 1930. En los EU, el desempleo ha crecido oficialmente a 8.1%, el nivel más alto desde 1983. En Gran Bretaña ha subido a 6.3%. En Francia y España recientemente ha habido uno de los incrementos mensuales más altos desde que los records empezaron: España ahora tiene el índice de desempleo más alto en la Unión Europea- 13.9% o 3.2 millones. En las potencias económicas el cuadro no es diferente. En Alemania el nivel de desempleo es de 7.8%; en Japón (que ha estado ya en la recesión por algunos años) el índice de desempleo saltó a 4.4% el pasado mes de noviembre, el aumento más grande por casi 42 años. En la renombrada China, la tarifa oficial es muy similar, 4.2%.

Estos datos suaves no nos dicen mucho en sí mismos:

- en términos del número verdadero de parados. En Gran Bretaña, el número oficial de parados es alrededor de 1.9 millones, pero es bien sabido que éstas son cifras "maquilladas" que deliberadamente nos mienten sobre todos los trabajadores que han simplemente dejado de buscar trabajo; de los que están tomando beneficios de enfermedad más bien que de paro; los que son forzados a tomar trabajos precarios y bajos salarios, algunas veces más de uno a la vez...

- o en términos de sufrimientos verdaderos, cotidianos de los parados y de sus familias, y aumentos brutales en la explotación que todo esto implica para aquellos "privilegiados" que tienen que mantener sus trabajos.

Estamos frente a un desempleo global pandémico, y el pronóstico, como lo admiten cada vez más los expertos económicos de la burguesía, no es más de un "descenso corto" seguido por un mercado de trabajo creciente, sino de una larga, dolorosa caída en una depresión económica comparable en escala a la de los años 30.

 

¿Es inútil la resistencia?

Frente a la fábrica, la tienda o la oficina que cierra simplemente sus puertas, luchando detrás parece, a primera vista, ser algo desesperado. Y cuando uno es lanzado al paro, puede uno ser desmoralizado por un sentido de aislamiento y la preocupación diaria de encontrar lo suficiente para continuar viviendo.

¿Hay una solución, o estamos enfrentando la perspectiva de ser una masa desesperada como el "proletariado antiguo" de Roma, que fue mantenida viva por las reservas de pan y se le mantuvo ocupado por los circos patrocinados por el Estado?

 

¿La lucha de clase va a ser minada por la crisis económica misma?

Algunos arguyen que sea insustancial esperar una reacción de una clase obrera que está perdiendo de todos modos su sentido de la identidad y sus tradiciones de la lucha. Dicen que lo mejor que podemos esperar es una política más eficaz de la clase dominante: un  "New Deal" keynesiano basado en la intervención estatal, o, si se escucha a los grupos de extrema izquierda como los trotskistas, un programa más radical de nacionalizaciones condimentado con un mayor control "obrero".

 

La crisis trae claridad

Pero la crisis y la oleada del desempleo no sólo trae la desesperación y la desesperanza. También traen claridad: minan la propaganda de de la burguesía sobre el buen funcionamiento del capitalismo y cómo, si trabajamos duro y bastante o ahorramos cuidadosamente, podemos tener todo lo que nosotros necesitemos. Nosotros hemos trabajado, hemos ahorrado, hemos hecho sacrificios, algunas veces hasta aceptamos cortes de salario para sostener a la empresa. Con todo, las plantas cierran, y las compañías van a la quiebra.

La crisis también hace una mofa de todas las declaraciones que dicen que este o aquel país está haciendo bien su trabajo e incluso ofrece una salida de la crisis. Por años nos han dicho que la economía del país está más fuerte que nunca, y ahora resulta que las economías de los países del mundo son muy vulnerables frente a las tormentas financieras actuales. También nos dijeron que las economías chinas e indias, con sus índices feroces de la explotación, podrían funcionar como las locomotoras que sacarían a la economía mundial adelante. Y ahora comprendemos que también ellas se están hundiendo, y que difícilmente sorprende el que sus economías están sostenidas a las exportaciones baratas al oeste, el cual es el epicentro de la recesión mundial.

Y sobre todo, la crisis demuestra que el sistema capitalista, el cual ha clamado de manera arrogante por tanto tiempo ser el único que podría funcionar, no funciona más, que produce para el mercado lo que conlleva la saturación del mercado, que el producir para el beneficio trae aparejado la caída en el índice del beneficio, que su anarquía no puede servir más a las necesidades de la humanidad. Porque no hay razón para que la gente sea lanzada a la calle, paraqué las fábricas cierren, para que los servicios de salud sean cortados, salvo que estas medidas son dictadas por la producción para el beneficio más que la producción para las necesidades. La crisis por lo tanto puede proporcionar la evidencia más potente de que una nueva sociedad es posible y vitalmente necesaria si los seres humanos deben alimentarse, vestirse y procurarse una vivienda y vivir una vida realmente humana.

 

De la autodefensa a la revolución

Pero esta nueva sociedad no caerá simplemente de las nubes. No estamos hablando sobre una nueva religión del cambio desde arriba, más si ese cambio viene de Dios o de Barack Obama. Estamos hablando de un cambio para el cual es necesario luchar, estar organizado, un cambio que requiere un desafío abierto al actual sistema mundial -y a los que lo dirigen- en fin, una revolución social.

Una revolución social se puede hacer solamente por los de "abajo"; aquéllos que tienen menos que ganar de la preservación del orden existente. Pero esos de abajo nunca avanzarán hacia la realización de una revolución a menos que se forjen en una fuerza que sea capaz de defenderse hoy, de luchar contra cada usurpación hecha por el sistema capitalista -cada cierre de fábrica, cada corte de beneficios, cada reducción de salario, cada tentativa de los jefes y el Estado de reprimir esta resistencia y de victimizar a los que participen en ella.

 

¿Cómo podemos luchar?

Solamente a partir del principio proletario fundamental de que un ataque contra uno es un ataque contra todos. Para luchar contra todos estos ataques, es necesario construir una relación de fuerzas en nuestro favor; y esto solamente puede ser hecho si intentamos extender nuestras luchas tan extensamente como sea posible. Si un lugar de trabajo se cierra, o despiden a los centenares de trabajadores de trabajo, aquéllos que se enfrentan a la pérdida de sus empleos necesitan apelar a los que todavía tienen un  trabajo o trabajando adentro o cerca a los lugares de trabajo y llamarlos a la lucha, arguyendo que "si nos toca a nosotros hoy, a ustedes les tocará mañana". Si los trabajadores siguen aislados fuera de las puertas del lugar de trabajo, o aún si lo ocupan y se quedan en eso solamente, su aislamiento los llevará eventualmente a la derrota. Pero si extendieron la respuesta a otros trabajadores, si ellos organizan reuniones y manifestaciones masivas, pueden forzar a los patrones y al Estado a tomar nota, y en alguna medida a dejar de lado sus planes o moderar sus ataques. Un claro ejemplo de la capacidad de la clase obrera de hacer esto se dio en las huelgas recientes de la refinería de petróleo en Gran Bretaña. Ignorando los mandatos del sindicato/del libro de la regla legal, centenares de trabajadores caminaron hacia fuera en solidaridad con otros huelguistas, sostuvieron piquetes masivos y discutieron en asambleas generales donde las decisiones sobre las medidas  de las huelgas fueron tomadas.

No están los parados condenados a permanecer encerrados en su casa. En los años 30 y de nuevo en los años 80, los trabajadores parados formaron sus propios comités para oponer su resistencia, para exigir beneficios crecientes, y para unirse con las luchas de los trabajadores empleados todavía. En las huelgas de la refinería de petróleo, muchos trabajadores parados de la construcción se unieron a los piquetes y las reuniones masivas. En Grecia a finales del año pasado los trabajadores empleados y parados lucharon codo con codo en las manifestaciones de la calle, y ocuparon los edificios públicos (incluyendo las jefaturas de la federación sindical oficial) para llamar a las Asambleas Generales abiertas a todos los proletarios.

Por supuesto no hay garantía de que tales luchas triunfarán en sus demandas; y en todo caso, tarde o temprano la presión de la crisis forzará a la clase dominante a renovar y aumentar sus ataques. Pero es a través de tales luchas que la clase obrera puede reafirmar su dignidad, redescubrir su identidad, llegar a ser cada vez más consciente de su poder - un poder que pueda paralizar la maquinaria del capitalismo y crear los fundamentos para una nueva sociedad donde cada quien pueda trabajar para la satisfacción de las necesidades de la humanidad.

WR /Marzo del 2009

 

Cuestiones teóricas: 

  • Desempleo [7]

Las elecciones, arma predilecta en contra de los explotados

  • 4194 lecturas

 

La burguesía se ve obligada cada vez más a ejercer la represión directa, con macanas, chorros de agua a presión, gases lacrimógenos, balas de goma y de hierro, en contra de las protestas de los trabajadores que tienden a multiplicarse por todas partes del mundo bajo el peso de una crisis económica que ya no se puede esconder y que se agravará aún más. Sin embargo, el método más usado por la burguesía para combatir al proletariado y a todas las capas explotadas de la sociedad sigue siendo el ataque ideológico; es decir, esparcir todas las mistificaciones que tienen por objetivo mantener a la mayor parte de la sociedad con la vista y la conciencia nublada para hacerla aceptar un sistema moribundo y putrefacto que ya no tiene nada que ofrecer, sino miseria y destrucción.

 

El arsenal ideológico de la burguesía cubre todos los aspectos de la sociedad: desde las recientes falsificaciones sobre los orígenes y el final de la crisis -la cual achacan a malas políticas económicas implementadas por malos empresarios y de la cual mienten anunciando su final próximo- hasta el mito supremo y añejo sobre la posibilidad de construir el capitalismo como un mundo armónico y eterno. Junto a esas grandes mentiras se encuentra una lista de otros venenos entre los que están el nacionalismo[1], el racismo, el altermundismo, y desde luego, el parlamentarismo.

 

El parlamentarismo, o lo que es lo mismo, los procesos electorales se han convertido, desde que el capitalismo entró en la decadencia a principios del siglo XX, en la forma más conveniente para la burguesía de validar periódicamente su sistema de explotación y muerte ante el conjunto de la sociedad. A partir de entonces, las elecciones perdieron su función original y la contienda entre las diferentes fracciones de la burguesía se desplazó a los espacios ocultos donde las decisiones se dirimen entre los altos representantes del capitalismo de estado y donde, desde luego, los verdaderos partidos obreros no ya no tienen nada qué hacer al ser imposible arrancar reformas.

 

Pero las elecciones públicas quedaron como un mito muy útil a la burguesía; como una forma de hacer creer a los explotados que pueden participar en la elección de ‘sus representantes', para hacerles creer que los contendientes defenderán sus intereses y para hacerles creer que con su voto podría mejorar la situación. Así, desde el momento en que el capitalismo decadente ya no permite el desarrollo de la sociedad y agoniza arrastrando con él al mundo entero hacia una espiral de destrucción que se acelera, le es imprescindible a la burguesía validar su existencia ocultando su quiebra histórica y esparciendo, al mismo tiempo, ilusiones sobre un mejor porvenir en el capitalismo para evitar que el proletariado desarrolle sus verdaderas armas y luche por un mundo mejor.

 

Por ello, periódicamente, en todos los países la burguesía desarrolla campañas espectaculares para atraer a la población a las votaciones y mantenerla sumergida en el engaño democrático; para atomizarla y mantenerla impotente, atada a este sistema moribundo. Y esta campaña cobra más importancia puesto que se alimenta de las dificultades acrecentadas que impone la agudización de la crisis económica. Ante la desesperación por la terrible situación que viven todos los explotados entre el desempleo, los bajos salarios y los aumentos de los precios de los productos de primera necesidad, el mito democrático es levantado como una oportunidad brindada por el Estado para mejorar el panorama. La mentira de las elecciones presenta cínicamente esperanzas vanas de salir de este atolladero ocultando la única verdadera salida a esta crisis y todas sus terribles consecuencias: la lucha revolucionaria de la clase trabajadora.      

 

El circo electoral en México

 

Es así como en México la borrachera democrática de elecciones de todo tipo de funcionarios se mantiene casi permanentemente y cobra cada vez más la forma de bombardeo ideológico incesante a través de todos los medios de información masiva. Millones de minutos de tiempo en la radio y en la televisión; millones de metros cuadrados de papel, plástico y espacio virtual en internet para hacernos absorber por todos nuestros sentidos esa droga alucinante y paralizante. Millones de pesos (más de 468 millones de pesos gastados sólo por el PRD en el 2008[2]) para asegurar que la población entre el la trampa de las urnas atraída por la carnada de las quimeras y se mantenga manipulada, aceptando la explotación, el desempleo, la miseria, la enfermedad, la violencia y en suma, la destrucción de la sociedad.

 

La descomposición que toca a los sistemas legislativo, ejecutivo y judicial y que se pone al descubierto con los escándalos de corrupción en los que los funcionarios del IFE[3] y de los partidos políticos han estado implicados no evitan el buen funcionamiento de la campaña, sino que son utilizados por la burguesía para darle un aire de veracidad a la ‘dura contienda democrática' que esconde los puntapiés bajo la mesa, la realidad de una rebatinga por las curules propia de verdaderos buitres alrededor de la carroña, y cobras de cuenta por la vía de las armas: sueldos o sobornos exorbitantes a los funcionarios del IFE; desvío de fondos, hasta 6 millones de pesos, de la Lotería Nacional (‘para la asistencia publica') para apoyar la campaña de Mario Ávila Lizárraga del PAN por la gubernatura en Campeche; el presidente de la república implicado en las campañas electorales de su partido; acusaciones del Partido verde de que algunos consejeros del IFE actúan con imparcialidad favoreciendo al PAN al sancionar las violaciones a las reglas de las campañas por varios partidos; denuncias del PAN por fraude en las elecciones de diputados en Chihuahua; cambios de partido según el billete; asesinato de una representante del PRD en un municipio de Oaxaca, etc., etc.., etc.

 

Los retos del proletariado

 

Tenemos que tener claro que todos los partidos, de cualquier color y con cualquier tipo de lenguaje, son fieles representantes y defensores del régimen capitalista y que si pelean encarnizadamente entre ellos -pública u ocultamente- es sólo para decidir qué fracción se verá más favorecida con la explotación de los trabajadores. Tenemos que tener claro que la democracia y las elecciones son mistificaciones que se oponen totalmente a la toma de conciencia del estado real de la sociedad y de los medios para cambiarla. La participación en las elecciones significa no sólo hacernos cómplices de la corrupción y suciedad que existe en la clase dirigente sino que significa hacernos cómplices de esta barbarie que se desarrolla y se agiganta por todo el planeta.

 

 La clase trabajadora tiene la misión histórica de abrir a la sociedad la posibilidad de seguirse desarrollando, de evitar la destrucción de este planeta, al crear un sistema en el que pueda darse rienda suelta al desarrollo de las fuerzas productivas sin la atadura de la propiedad privada y por tanto establecer un mundo en donde reine la abundancia y las necesidades de todos sean satisfechas, permitiendo la paz y el desarrollo de las potencialidades humanas en todos los campos de la ciencia, la tecnología y las artes.

 

Sí es posible un mundo diferente, pero la vía no son las elecciones; definitivamente la vía no es la que nos propone nuestro enemigo. Rechacemos esa trampa oponiendo los métodos y los objetivos de la clase revolucionaria. Sigamos el ejemplo de los trabajadores que en diferentes partes del mundo empiezan a luchar en su terreno de clase en contra de los despidos y de los recortes salariales. Desarrollemos nuestra unidad y nuestra conciencia, verdaderas armas transformadoras, y empecemos a crear las condiciones para llevar a cabo la revolución comunista mundial.

 

Héctor/ abril de 2009.



[1] Ver artículo sobre este tema en éste número.

[2] Excélsior on line, 8 de abril de 2009.

[3] Instituto Federal Electoral.

Situación nacional: 

  • Mexico [2]
  • Elecciones [8]

URL de origen:https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200904/2544/revolucion-mundial-n-110-mayo-junio-2009

Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/tercera-internacional [2] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/mexico [3] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/posicion-imperialista [4] https://es.internationalism.org/node/2495 [5] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/correspondencia-con-otros-grupos [6] https://es.internationalism.org/tag/geografia/gran-bretana [7] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/desempleo [8] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/elecciones