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Internacionalismo nº 55 - Octubre 2005

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Balance del XVIº Congreso de la CCI, prepararse para la lucha de clases y la emergencia de nuevas fuerzas comunistas

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https://es.internationalism.org/AP/183_balance.html [1]

Bush y Chávez, dos grandes hipócritas y mentirosos

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La burguesía es una clase hipócrita. Una vez que desplazó a la nobleza feudal en el plano económico y político, y se consolidó como la nueva clase dominante, tuvo que tirar al traste de la historia todas las ilusiones que había creado de que con el advenimiento del sistema capitalista se iban a superar las calamidades que la humanidad había vivido en las sociedades del pasado. Las consignas de “libertad, igualdad y fraternidad” de la Revolución Francesa de 1789, que están escritas con letras de oro en la mayoría de las constituciones nacionales, en realidad pasaron a conformar junto con las instituciones de la democracia burguesa, todo el aparataje jurídico-ideológico para justificar y mantener la dominación del capital sobre el trabajo.

Ya el proletariado en el siglo XIX se encargó de desnudar la hipocresía de la clase burguesa, al iniciar sus luchas contra las brutales condiciones de explotación que imponía el capital en plena expansión a nivel mundial, lo que dio origen a sus primeras organizaciones unitarias (las tradeuniones) y políticas (La Liga de Los Comunistas), y principalmente al primer programa del proletariado: El Manifiesto Comunista.

Todo el siglo XX ha dejado al desnudo la hipocresía, la mentira y el cinismo de la burguesía. En nombre del “bienestar de la humanidad” y de la democracia, se desataron dos guerras mundiales y un sinfín de guerras localizadas, que han causado los mayores desastres vividos por la humanidad en toda su historia, clara expresión de la decadencia del modo de producción capitalista (nota). Pero hay una mentira mayor en el siglo XX: “La idea de que los regímenes estalinistas del antiguo bloque de los países del Este, o países como China, Cuba y Corea del Norte hoy, sean expresiones de comunismo o marxismo es en realidad la Gran Mentira del siglo XX, una mentira perpetuada deliberadamente por todas las facciones de la clase dominante, desde la extrema derecha a la extrema izquierda”i.

Finalizamos el siglo XX e iniciamos el XXI con “nuevas” mentiras de los líderes de las principales potencias, con los USA a la cabeza: la prosecución de las agresiones imperialistas, como las guerras de Afganistán e Irak, justificadas bajo el manto de las “ayudas humanitarias”.

 

La hipocresía y el cinismo no lo practican sólo las grandes potencias imperialistas

 

Pero al lado de esta gran mentira del imperialismo norteamericano, existen otras “nuevas” como la del “Socialismo del siglo XXI” promovida por Chávez y la izquierda, la cual es complementada con una de las campañas que utiliza el chavismo para vender a nivel interno y externo su proyecto “revolucionario”: la campaña contra “el imperialismo de Bush”. Mediante esta campaña ensordecedora, acusando a Bush de todos los males de la humanidad y de la propia miseria que se vive en Venezuela, intenta ocultar que su gobierno próximo a cumplir 7 años, es un continuador de los planes de hambre de los gobiernos del pasado, pero esta vez masificando la pobreza a través de la ideología del “socialismo del siglo XXI”, casi calcado del “socialismo real” que implantaron las burguesías del exbloque ruso.

Toda esta perorata contra “el imperialismo norteamericano”, lo que persigue es posicionar mejor a la burguesía venezolana en la geopolítica de la región, aprovechando las dificultades e impopularidad de la política imperialista de Estados Unidos. De la misma manera que EEUU utiliza su poderío económico y militar para someter a los países intervenidos y a las otras potencias imperialista, Chávez utiliza el arma del petróleo para imponer “acuerdos” a las burguesías mas débiles de la región, principalmente en el área de El Caribe. De la misma manera que USA justifica su intervención por razones “humanitarias”, Venezuela la justifica como ayuda “al progreso” de los pueblos y para “superar la pobreza”, obviamente siempre y cuando no se opongan a su estrategia de plantarse como una potencia de respeto en la región. Esto no tiene otro nombre, sino imperialismo.

Tanto Bush como Chávez son un par de cínicos e hipócritas, que no tienen el menor escrúpulo por la humanidad.

 

La izquierda y el altermundialismo: caja de resonancia del chavismo

 

De la misma manera que USA invierte ingentes recursos para desarrollar su política imperialista, proporcionalmente, así lo hace el chavismo: promueve y financia eventos internacionales a nivel interno y externo, como el “XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes” celebrado en Caracas en agosto pasado (una vieja celebración del estalinismo), donde un “Tribunal Internacional Antiimperialista” hizo un juicio a Bush; brinda apoyo material a líderes y movimientos sociales en AL, como Evo Morales en Bolivia, los piqueteros en Argentina y el Movimientos de Campesinos Sin Tierra en Brasil, para sólo mencionar algunos; y ha desarrollado una red de medios de comunicación a nivel interno y externoii. Todos estos recursos gestionados por grupos, partidos, organizaciones e intelectuales de izquierda y altermundialistas.

Todos ellos cumplen la función de ser caja de resonancia del chavismo, y contribuyen a ocultar y manipular la terrible miseria que padece el proletariado y la población venezolana en su conjunto. Damos sólo dos ejemplos de ello:

-para intentar ridiculizar a Bush ante sus seguidores, Chávez lo acusa de inhumano, racista e incompetente por los devastadores efectos del huracán Katrina en Nueva Orleáns (ver artículo sobre este desastre en esta revista). Pero lo que no dice el chavismo es que la mayoría de los damnificados de los deslaves de 1999 en el litoral central venezolano (afectado nuevamente por inundaciones en febrero de 2005iii todavía siguen deambulando por el país viviendo en condiciones miserables.

-Caracas es una de las ciudades más violentas e inseguras de América Latina: ocupa el lugar 24 de 34 ciudades principales de la regióniv. A nivel nacional cada 2 días es asesinado un taxista o chofer de transporte público, lo que ocasiona frecuentes manifestaciones de indignación con bloqueo de las rutas principales de la capital y otras ciudades.

La pauperización de la población es creciente, lo que intenta ocultar el gobierno, como lo dijimos, a través de sus campañas mediáticas. Con el cuento de que se trata de un gobierno “revolucionario”, han desplazado del poder a parte de la vieja burguesía para darle continuidad a un sistema inhumano, sustentado en la explotación y sometimiento del proletariado.

Ante las calamidades que sufre la población, los sectores de la burguesía que se oponen al chavismo lo catalogan de incapaz. Ante este planteamiento hipócrita de la burguesía opositora debemos decir: no se trata de que Chávez, Bush o tal o cual gobernante o gobierno sea incapaz, es la clase burguesa en su conjunto, sea de izquierda o de derecha, que es incapaz de solucionar la barbarie que vive la sociedad ya que defienden al sistema capitalista, que desde inicios del siglo pasado dejó de ser un sistema progresivo para la humanidad.

Los proletarios debemos decir: ¡Basta de mentiras! ¡Basta de hipocresía!

El proletariado venezolano y mundial no sólo debe dejar al descubierto las mentiras de los Bush o los Chávez, sino que debe hacer y defender su verdad: la revolución proletaria.

 

Internacionalismo. Octubre 2005

 

i “La izquierda comunista y la continuidad del marxismo” texto que se puede leer en el sitio de la CCI en Internet www.internacionalism.org/esp [2].

ii El gobierno de Chávez financia: 16 medios impresos en Caracas, mas 72 a nivel nacional; 13 emisoras o cadenas de radio y TV, entre ellas Telesur. Fuente: semanario Descifrado en la calle.

iii Al respecto ver el artículo “INUNDACIONES EN VENEZUELA

Detrás de las “catástrofes naturales” está la responsabilidad del Capitalismo” en Internacionalismo Nº 54.

iv Revista América Economía, mayo 2005.

Situación nacional: 

  • Venezuela [3]

Corrientes políticas y referencias: 

  • Antiglobalización [4]

Chavismo y Oposición unen sus fuerzas para atacar a los trabajadores

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La prolongación por casi siete años de la virulenta confrontación entre las facciones burguesas chavistas en el poder y las de oposición, han encubierto una realidad: existe entre ellas una división de tareas para atacar las condiciones de vida del proletariado. No se trata necesariamente que los altos dirigentes chavistas y sus opositores se sientan alrededor de una mesa a preparar tales ataquesi, sino que tanto unos como otros, pese a sus diferencias políticas, tienen como objetivo central la defensa del capital nacional que se sustenta en el sometimiento y explotación de la clase obrera venezolana. Las diferencias de formas de gestión del estado (órgano mediante el cual la clase burguesa ejerce su dominación de clase) entre unos y otros se da sólo en el plano jurídico, mas no en el plano de la producción capitalista que requiere de la constante extracción de plusvalía mediante la explotación de la fuerza de trabajo.

En otros trabajos de Internacionalismo ii hemos desarrollado nuestro análisis sobre la emergencia del chavismo como una necesidad del capital nacional ante la debacle de los partidos burgueses que gobernaron hasta finales de los 90; en este sentido, el gobierno de Chávez es consecuente con la clase burguesa en lo que respecta a las medidas que ésta requiere aplicar contra el proletariado para enfrentar la crisis económica y para su sobrevivencia en el mercado mundial.

Esta división de tareas se ha dado en dos planos, que se interrelacionan el uno con el otro: un incesante ataque ideológico para debilitar la conciencia de la clase trabajadora y su combatividad; y un también incesante ataque a sus condiciones de vida.

 

Un ataque sin cuartel a la conciencia de clase del proletariado…

 

Para preservar su sistema social en plena decadencia, la burguesía requiere oxigenar su aparataje ideológico con el fin de impedir que el proletariado, “sepulturero” del capitalismo, tal como lo planteó Marx en el Manifiesto Comunista, tome conciencia de que la única forma de acabar con la miseria y barbarie a que nos somete el capitalismo es mediante la revolución proletaria.

Nada mejor que oxigenar la ideología democrática, sustento jurídico e ideológico de la dominación de clase de la burguesía. Ya antes del triunfo de Chávez en 1998, chavistas y opositores competían por ser la mejor expresión de la democracia, unos defendiendo la “democracia participativa” y otros la “democracia representativa”, respectivamente. En este “tira y encoge” hemos pasado casi 7 años bailando al ritmo electoral de la burguesía: por un lado el chavismo tratando de darle sustento a su “revolución bolivariana”; por el otro, los opositores tratando de debilitarlo acusándolo de dictador. Mediante las incesantes campañas electoralesiii la burguesía ha podido crear una polarización en la que ha quedado atrapada la clase obrera, creando divisiones en su seno que se han plasmado en una perdida de la solidaridad de clase y una baja significativa en sus luchas reivindicativas contra los capitalistas privados o estatales.

Así mismo, la burguesía chavista para darle sustento social a su “revolución bolivariana” ha desarrollado una serie de órganos de control social: círculos bolivarianos, misiones, milicias, etc., que le permiten tratar de diluir a los trabajadores en la masa del “pueblo”; por su parte, los sectores de oposición intentan hacer lo propio a través de las “asambleas de ciudadanos”; de esta manera se debilita la necesaria autonomía que debe tener el proletariado ante las capas pequeño burguesas y las otras capas explotadas y empobrecidas de la población. En el propio seno de los trabajadores, el sector chavista ha introducido el cooperativismo de manera masivaiv, la cogestión y la autogestión, directamente promovidas y financiadas por los partidos y órganos del estado, queriéndole dar un carácter “obrero” al nuevo gobierno, cuando en realidad se han transformado en medios de control ideológico de los trabajadores, además de someterlos a condiciones de trabajo precario.

Pero el mayor ataque ideológico contra la conciencia del proletariado ha sido la identificación que hace la burguesía chavista de su “proyecto” con el “socialismo”. De esta manera, la burguesía intenta arrebatar a la clase obrera una de sus banderas fundamentales de lucha desde hace más de siglo y medio: la lucha por la superación revolucionaria del capitalismo para implantar el comunismo, sistema mundial basado en la satisfacción de las necesidades humanas y en la abundancia. Pero no es la primera vez que la burguesía disfraza sus políticas capitalistas de estado con una verborrea “marxista” y “revolucionaria”: la burguesía estalinista, después de la derrota de la Revolución Rusa impuso la mas feroz explotación al proletariado ruso por casi 60 años en nombre del “socialismo soviético” y así lo hicieron las clases dominantes que gobernaron los países del extinto “bloque socialista”; hoy, las burguesías de Cuba, China y Corea, hacen lo propio contra los proletarios en sus respectivos países. Pero esta monstruosa mentira de identificar capitalismo de estado o estalinismo con socialismo, no hubiera tenido el impacto ideológico que tiene contra la clase obrera mundial sin la participación de las burguesías del bloque contrario, es decir del llamado “bloque americano”: mientras los burócratas rusos sometían al proletariado a la mas feroz explotación y represión en nombre de la “defensa de la patria socialista”, las burguesías de occidente con EEUU a la cabeza machacaban sobre el proletariado de sus respectivos países las penurias y los males del “socialismo” y el “comunismo”, proponiendo la democracia como el mejor de los mundos.

Esta misma repartición de tareas la vemos hoy en Venezuela: mientras la burguesía chavista explota al proletariado venezolano en nombre de la “revolución bolivariana” preámbulo al “socialismo del siglo XXI”; los sectores de oposición se encargan de atacar al “castro-comunismo” de los chavistas, para vender las bondades de la democracia. Es decir, unos y otros contribuyen a la confusión y debilitamiento de la conciencia de clase, cuando concuerdan en identificar como “socialismo” o “vía al socialismo” el proyecto de explotación implantado por el régimen chavista.

Esta ideología del “socialismo del siglo XXI” es complementada con otra ideología: la del “antiimperialismo”, mediante la cual se utiliza el genuino rechazo de la población (de Estados Unidos y del mundo) a las sangrientas acciones imperialistas de la burguesía norteamericana, para tratar de colocar al proletariado tras los propios intereses imperialistas de la burguesía venezolana. El sector de la burguesía chavista (al igual que otras burguesías en el mundo), le tratan de sacar provecho a las complicaciones de la burguesía norteamericana en Irak, Afganistán y el Medio Oriente, para hacer ver al proletariado que existe un único imperialismo en el mundo, el de los EEUU; lo que les permite victimizarse y camuflar sus propios apetitos imperialistas (ver artículo ““El antiimperialismo norteamericano”: una consigna al servicio de la burguesía” en Internacionalismo 54). En esta ideología también funciona la repartición de tareas de las facciones burguesas chavistas y opositoras: las primeras expresan un antiamericanismo furibundo utilizando el suministro de petróleo como arma de chantaje, mientras que las otras son mas pro-americanas; pero al final, tanto unas como otras están de acuerdo en defender y fortalecer los intereses de la burguesía venezolana en sus área de influencia natural: El Caribe, Centroamérica y los países andinos (Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador) ; lo que requiere de que la clase trabajadora respalde los planes imperialistas de la burguesía.

 

…para someterlo a una mayor explotación

 

Todo este bombardeo ideológico que sin descanso lanza la burguesía, mantiene al proletariado venezolano en la duda y el escepticismo. Este contexto ha permitido al conjunto de la burguesía nacional durante el régimen chavista acentuar los ataques a las condiciones de vida del proletariado, sin que hasta ahora éste haya podido responder con luchas importantes.

El mayor y más significativo de estos ataques ha sido contra los trabajadores petroleros. Mediante la acción coordinada de los sectores chavistas y de la oposición, se logró dar el mayor golpe que ha recibido la clase obrera venezolana: no sólo se logró disminuir la nómina de obreros y empleados (la mitad de los 20000 despedidos después del paro petrolero de 2002-2003 contra Chávez pertenecían a estas nóminas), sino que el gobierno chavista ha logrado, entre otros, un viejo anhelo de la burguesía venezolana: la eliminación del comisariato que desde la época de las transnacionales petroleras permitía a los trabajadores y sus familiares obtener alimentos a menores precios que en el mercado, sustentado en el argumento de que “la calle estaba dura” y que los trabajadores petroleros eran unos privilegiados, que conformaban una “aristocracia obrera” (para mayores detalles ver “Los trabajadores deben romper con las divisiones en su seno” en Internacionalismo Nº 51).

Después de este ataque despiadado contra los trabajadores petroleros en el que se unieron partidos y sindicatos oficialistas y de la oposición, el gobierno chavista ha tenido las manos libres para infligir mayores ataques a las condiciones de vida de los trabajadores activos: congelamiento de la contratación colectiva, incrementos del salario mínimo que no llegan a cubrir el costo de la Canasta Básica Alimentaria, compensaciones de salarios a través de bonos sin repercusiones en el salario real, etc. Los trabajadores que intentan huelgas o paros de actividades para luchar por sus reivindicaciones son chantajeados con la amenaza de despidos masivos; tal como ha sucedido con protestas de trabajadores en el sector salud o de la educación a lo largo del gobierno chavista; como ocurrió recientemente con los trabajadores del Poder Judicial, o de la televisora del estado VTV, a quienes el propio Chávez amenazó con “arrasarlos” tal como hizo con los petroleros.

También las condiciones de vida de los trabajadores, principalmente los del sector público, son atacadas mediante las misiones, cooperativas, empresas cogestionadas o autogestionadas que ha creado el gobierno para el control político y social. Mediante estos órganos, el gobierno chavista ha logrado progresivamente “flexibilizar” la fuerza de trabajo, pues los trabajadores contratados a través de ellos son empleados de manera temporal, sin ningún tipo de beneficio social y la mayoría de los casos devengando menos del salario mínimo oficial. De esta manera la burguesía chavista se da la mano con las burguesías de los otros gobiernos de derecha y de izquierda de la región, que aplican las medidas propias del “neoliberalismo salvaje” al hacer mas precario el empleo y mas brutales las condiciones de explotación. ¡ Esa es la verdadera cara del “socialismo del siglo XXI” ¡ Pero también estos órganos son un instrumento de chantaje contra los trabajadores activos: mediante las misiones y las cooperativas, el gobierno ha ido progresivamente cubriendo los servicios públicos, con el fin expreso de debilitar y chantajear a los trabajadores activos que prestan éstos servicios; amenazándolos con despedirlos y sustituirlos con trabajadores organizados en cooperativas, si amenazan con realizar movilizaciones por sus reivindicaciones. También de esta forma el chavismo intenta confrontar a unos trabajadores contra otros, misiones y cooperativas vs. empleados públicos formales.

Detrás de todos estos ataques a los trabajadores del sector público se oculta una vieja necesidad de la burguesía venezolana: reducir drásticamente la nómina de los empleados públicos. Recordemos que durante el gobierno de Caldera, el entonces Ministro de Planificación de izquierda Teodoro Petkoff, decía que había que reducir en 500 mil la nómina de empleados públicos. Las reiteradas declaraciones de Chávez y sus consortes al denunciar la “contrarrevolución burocrática”, lo que persiguen es denigrar a los empleados públicos para justificar mayores ataques a sus condiciones de vida e incluso despidos masivos.

Pero los ataques de la burguesía contra el proletariado no se detienen allí: el chavismo, gracias al trabajo coordinado entre gobierno y oposición, ha logrado implantar una serie de medidas que en otras circunstancias hubieran generado importantes protestas de los trabajadores y la población: un incremento brutal de los impuestos, dentro de los cuales el IVA que grava con un 14% la gran mayoría de los productos y servicios, mediante el cual el estado recauda mas de la mitad del presupuesto del 2005 (alrededor de 30 billones de bolívares al año, mas de 15 mil millones de dólares); para sólo dar un ejemplo, tabacos y licores han sido pechados con impuestos superiores al 30% en el 2005. Para completar, las leyes que aprueba el parlamento con mayoría oficialista contemplan más impuestos, como el previsto para los gastos de salud que pechará con un 4% a todos los trabajadores: activos, desempleados, jubilados y de la economía informal.

Los ataques al salario y las desmejoras en los beneficios sociales de los trabajadores, unido a las medidas impositivas del estado, así como a su política económica y fiscal que ocasiona tasas de inflación que son las mas alta de los países de la región (del 23% en promedio entre 2003 y 2004) que erosionan mes a mes los salarios, está llevando a millones de trabajadores y sus familias a niveles alarmantes de pauperización: según estadísticas no oficiales, el 83% de los trabajadores (de una fuerza laboral total de 12 millones) percibe el salario mínimo de Bs. 405 mil (unos 180 dólares), mientras la canasta básica de alimentos según el propio gobierno cuesta a la fecha 380 mil bolívares, mientras otros organismo no gubernamentales la ubican alrededor de los Bs. 600 mil bolívares. Ni hablar de los niveles de desnutrición, anemia, pandemias, etc. que han crecido en la población. Aunque el gobierno pretende camuflar las cifras sobre la pobreza para hacerlas coherentes con la mentira de “lucha contra la pobreza”, ésta es inocultable v.

Por otra parte, unido a los alarmantes niveles de desempleovi, la pobreza y la miseria reinante en los barrios obreros, está ocasionando una descomposición social que intenta ocultar la propaganda oficialista, pero que está a la vista de todos en las calles y avenidas: indigencia, niños de la calle, prostitución infantil y juvenil, indígenas que mendigan en las ciudades, etc. Uno de los flagelos que se ha exacerbado durante el régimen chavista es el incremento de la criminalidad: cada semana ocurren alrededor de 100 asesinatos a nivel nacional, la gran mayoría de ellos en los barrios pobres, donde habita un alto porcentaje de la clase trabajadora. El gobierno chavista en su manejo mediático llama a su proyecto, la “revolución bonita”, pero lo que vive la clase trabajadora a diario es el horror del capitalismo en descomposición; es la única realidad que nos puede ofrecer la burguesía, sea ésta de derecha o izquierda.

Los sectores burgueses de la oposición “denuncian” de manera hipócrita que este cuadro dantesco ocurre con un gobierno que cuenta con altos ingresos petroleros. Sin embargo, ha sido una constante que la clase burguesa, cuando tiene los medios, lo que hace es repartir algunas migajas entre la población con el fin de mantener cierta calma social; pero el grueso de la riqueza que extrae de la explotación de la fuerza de trabajo lo destina a sus verdaderas prioridades: enfrentar la crisis capitalista, crear y sustentar los órganos para mantenerse en el poder y para desarrollar su política imperialista contra las otras burguesías; y obviamente, para enriquecerse de la manera mas ostentosa, tal como lo hace la “vieja” burguesía y la “nueva” burguesía chavista.

 

A pesar de los golpes, la clase amenaza con responder

 

A pesar de todos los chantajes e intimidaciones a los trabajadores, aunque los “revolucionarios” chavistas los acusen de “burócratas contrarrevolucionarios” no les queda otro camino que luchar contra el deterioro incesante en sus condiciones de vida.

Con mas frecuencia se siente la indignación en las filas de los trabajadores: las protestas de los desempleados por un puesto de trabajo, de los jubilados y pensionados por reivindicaciones acordadas y no cumplidas (como ha sido el caso de los pensionados de SIDOR y de la CVG en la Zona del Hierro), de los médicos, de los trabajadores del Metro, etc.; están latentes las amenazas de lucha de los empleados del sector público de la educación, salud, justicia, etc.

Conciente de que la lucha de los trabajadores es su verdadera amenaza y no los golpes de estado o las invasiones del imperialismo yanqui, el gobierno prepara sus fuerzas de disuasión: los reservistas y los milicianos de la Guardia Territorial, que dependen directamente de la presidencia de la república, quienes tienen como tarea intervenir en última instancia ante “convulsiones sociales”. De igual manera, a nivel de los hospitales y otros entes público, el estado insertado la llamada “contraloría social”, grupos pagados por el gobierno para que sirvan de policías contra los trabajadores.

Pero también concientes que no es muchas veces a punta de represión que se acaba con un movimiento de clase, la burguesía en su conjunto se juega una carta más efectiva a nivel de los trabajadores: la renovación sindical y la disidencia sindical dentro del propio chavismo. De allí los intentos de la CTV, con Froilán Barrios y Alfredo Ramos a la cabeza por tratar de recuperar a la CTV a través de “un nuevo modelo de sindicalismo”; pero sobre todo el ascenso de Machuca, dirigente sindical afecto al chavismo que se perfila como un “líder obrero” no sólo en la zona industrial de Matanzas sino a nivel nacional, promoviendo movilizaciones obreras contra el mismo Chávez como la ocurrida en septiembre pasado. Los trabajadores deben desenmascarar a este traidor de la clase: ante las dificultades reales del chavismo por controlar el movimiento sindical, se le da luz verde a “la disidencia” dentro del propio chavismo para que intente controlar el malestar obrero. De la misma manera que la CTV controlada por Acción Democrática mantenía cierta “oposición” y “distancia” con respecto a los gobiernos adecos de turno, de la misma manera así lo hacen hoy elementos como Machuca, que sin duda sabe hacer muy bien su trabajo de controlar el malestar laboral que generan las medidas de hambre del chavismo; no es por pura casualidad que reciba alabanzas tanto de oficialistas como de la oposición.

Los trabajadores no debemos tragarnos nuestra indignación, ni que ésta quede ahogada en la impotencia como sucede con las constantes manifestaciones de indignación de la población ante el abandono del chavismo ante la criminalidad y el deterioro de los servicios públicos. Los trabajadores no debemos ocultar nuestra indignación ante la pauperización que vivimos junto con nuestras familias, mientras los nuevos ricos del chavismo junto con los viejos ricos del pasado, muestran su nauseabunda riqueza nadando en los petrodólares que obtienen de la explotación de los trabajadores. La burguesía es una clase hipócrita, capaz de derramar lágrimas de cocodrilo por la miseria que viven los pobres tal como lo hace su gobernante de turno Chávez todos los domingos en la TV.

El proletariado, para acabar con la burguesía chavista y de la oposición, debe canalizar su indignación para fortalecer su identidad de clase, la solidaridad entre proletarios y su conciencia de que es la única clase que puede y debe liderar la lucha de los explotados para superar la barbarie a que nos somete el capital.

 

P. 15-10-05

i Esta opción no se debe descartar, ya que existe cierto maquiavelismo de la burguesía que la lleva a hacer acuerdos tras bastidores, sobre todo cuando las luchas representan una amenaza real contra el orden establecido, situación que no aplica en los actuales momentos.

ii Ver en Internacionalismo Nº 54 “El socialismo chavista: Nueva forma de redistribución de la miseria”.

iii Después de la elección de Chávez en 1998 ha habido 9 procesos electorales, y están anunciados elecciones parlamentarias y presidenciales, en diciembre de 2005 y 2006, respectivamente. Como podemos ver hay una verdadera intoxicación electoral.

iv Durante el régimen chavista el número de cooperativas ha crecido de 890 a 67000 de 1998 a junio de 2005. El Nacional, 11-06-05.

v Según el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Venezuela bajó del puesto 72 que ocupaba en el 2004 al 75 este año en el Índice de Desarrollo Humano que mide ingresos, esperanza de vida y alfabetización. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística organismo del gobierno ha cambiado el método para el cálculo de la pobreza, lo que le permitió disminuir el número de hogares pobres de 53,1% a 38,5% entre el primer semestre de 2004 y 2005: como vemos el gobierno “socialista” de Chávez está dispuesto a disminuir la pobreza así sea por decreto.

vi Según la Confederación de Trabajadores de Venezuela, de una población económicamente activa de 12 millones, sólo 4 millones tienen trabajo formal, más de 5 millones son trabajadores informales y hay más de 2 millones de trabajadores en desempleo.

Situación nacional: 

  • Venezuela [3]

Indigenismo y «socialismo del siglo XXI»: sólo la lucha del proletariado podrá liberar a la humanidad de la barbarie capital

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Uno de los componentes ideológicos que nutre el llamado “socialismo del siglo XXI” es la defensa del legado étnico precolombino. De manera general, es también un tema propio de los Foros Sociales Mundiales y del movimiento altermundialista. Heinz Dieterich, uno de los gurú de este movimiento y animador del “socialismo” chavista, ha expresado a propósito de la celebración del V Centenario del “Descubrimiento de América”, que “ya estaba claro que la invasión de 1492 al hemisferio occidental había sido la primera globalización neoliberal de la naciente superpotencia europea” y que además el neoliberalismo contemporáneo es la “continuación orgánica de los 500 años de explotación de las burguesías atlánticas”. Según esta visión ahistórica, el sistema de explotación impuesto desde Europa por los conquistadores sería la expresión de la barbarie, la destrucción y el egoísmo, mientras que el capitalismo defendido por Chávez y sus acólitos, sería “más humano”, a tal punto que conduciría nada más y nada menos que al “socialismo”. El mismo Chávez ha explotado el sentimiento de rechazo hacia el genocidio perpetrado por los colonizadores sobre la masa indígena, para imponer una visión manipulada de la historia, la cual tiene en realidad la intención de hacer creer al proletariado, que una población privada de sus necesidades más básicas, orgullosa de ser pobre, hundida en la miseria y en la precariedad, iguales todos pero en pobreza, sería lo más cercano al “paraíso perdido” de las comunidades precolombinas, el estadio ideal en el cual no habría ambiciones ni egoísmo, valores propios del “neoliberalismo salvaje”. Nada más ajeno a la visión marxista, la cual ha explicado a través de su método, el materialismo histórico, no sólo las condiciones históricas en las cuales surge el capitalismo, sino también la necesidad de su derrocamiento por el proletariado, que se apoyará en la utilización de los avances en las fuerzas productivas alcanzadas por este sistema, para hacer posible la sociedad comunista, la cual, lejos de significar la precariedad y el imperio de la necesidad, será la sociedad de la abundancia.

Uno de los componentes ideológicos que nutre el llamado “socialismo del siglo XXI” es la defensa del legado étnico precolombino. De manera general, es también un tema propio de los Foros Sociales Mundiales y del movimiento altermundialista. Heinz Dieterich, uno de los gurú de este movimiento y animador del “socialismo” chavista, ha expresado a propósito de la celebración del V Centenario del “Descubrimiento de América”, que “ya estaba claro que la invasión de 1492 al hemisferio occidental había sido la primera globalización neoliberal de la naciente superpotencia europea” y que además el neoliberalismo contemporáneo es la “continuación orgánica de los 500 años de explotación de las burguesías atlánticas”. Según esta visión ahistórica, el sistema de explotación impuesto desde Europa por los conquistadores sería la expresión de la barbarie, la destrucción y el egoísmo, mientras que el capitalismo defendido por Chávez y sus acólitos, sería “más humano”, a tal punto que conduciría nada más y nada menos que al “socialismo”. El mismo Chávez ha explotado el sentimiento de rechazo hacia el genocidio perpetrado por los colonizadores sobre la masa indígena, para imponer una visión manipulada de la historia, la cual tiene en realidad la intención de hacer creer al proletariado, que una población privada de sus necesidades más básicas, orgullosa de ser pobre, hundida en la miseria y en la precariedad, iguales todos pero en pobreza, sería lo más cercano al “paraíso perdido” de las comunidades precolombinas, el estadio ideal en el cual no habría ambiciones ni egoísmo, valores propios del “neoliberalismo salvaje”. Nada más ajeno a la visión marxista, la cual ha explicado a través de su método, el materialismo histórico, no sólo las condiciones históricas en las cuales surge el capitalismo, sino también la necesidad de su derrocamiento por el proletariado, que se apoyará en la utilización de los avances en las fuerzas productivas alcanzadas por este sistema, para hacer posible la sociedad comunista, la cual, lejos de significar la precariedad y el imperio de la necesidad, será la sociedad de la abundancia.

Génesis y evolución del capitalismo siglos XV-XVI

En el proceso de acumulación originaria de capital1, jugaron un gran papel, como señalaba Carlos Marx, la conquista, la esclavización, el robo, el asesinato y la violencia; el descubrimiento de los yacimientos de oro y plata en América, el exterminio y sometimiento de la población indígena, “el saqueo de las indias orientales y la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros”, formaron parte fundamental de los albores de la producción capitalista. El avance económico del capitalismo en estos siglos se apoyó, por un lado, en la expropiación a la población campesina europea de las tierras de cultivo (el caso de Inglaterra es particularmente ilustrativo) y en el sometimiento de esa misma población por parte de la burguesía al régimen del trabajo asalariado, revistiendo estos hechos un carácter violento e inhumano, favorecidos por una legislación aplicada con especial rigurosidad en Francia e Inglaterra, que perseguía “a sangre y fuego a los expropiados”. Destaca Marx, que esta masa de población no pudo incorporarse, o ser absorbida por la industria manufacturera con la misma rapidez con que eran obligados a abandonar su acostumbrado modo de vida, por lo que muchos de ellos terminaron convirtiéndose en mendigos, vagabundos y ladrones. La burguesía, no conforme con haberlos desarraigado, los persiguió propinándole los castigos más horrorosos, ¡para que se pusieran a trabajar!2. Es decir, la violencia impuesta por la burguesía naciente en el continente europeo, fue complementada con la violencia practicada durante la conquista y colonización de las Indias Occidentales.

Es necesario tener en cuenta, que el régimen capitalista surgió en el seno la sociedad feudal y paulatinamente fue socavando las bases que la sustentaban: convirtió al siervo de la gleba en un “vendedor libre de fuerza de trabajo” despojándolo de todos sus medios de producción, “eliminó las reglamentaciones propias de los gremios que impedían el desarrollo de la producción y la libre explotación del hombre por el hombre.”3. La burguesía resultó entonces una nueva clase explotadora (suplantando a la vieja aristocracia feudal), producto de un largo desarrollo y de una serie de transformaciones en el modo de producción; la creación del mercado mundial se correspondía con esa necesidad de la burguesía de dar salida a sus mercancías; el crecimiento de las fuerzas productivas (perfeccionamiento de las técnicas de producción, así como los progresos en los medios de comunicación), abrió un amplio campo de acción a la burguesía, lo que le permitió incorporar nuevas regiones del mundo convertidas entonces en mercados potenciales. “No son pues los grandes descubrimientos los que traen consigo el desarrollo del capitalismo, sino, al revés, es el desarrollo del capitalismo en Europa lo que permite esos descubrimientos, ya sea en el plano geográfico, ya sea en el de las técnicas. Colón, como Gutemberg, es el producto del desarrollo histórico del capital.” (1492: “Descubrimiento de América”. La burguesía celebra 500 años de capitalismo. Revista Internacional N° 70, Corriente Comunista Internacional.)

El “paraíso perdido” de las comunidades precolombinas

Cabe preguntarse entonces, en qué situación se encontraba la población indígena que habitaba el continente americano al momento del contacto con los europeos. En principio, fueron los mismos progresos que materialmente lograron algunas tribus americanas, lo que les permitió conformar verdaderos imperios, como el Azteca o el Inca. A cada paso logrado en la apropiación de los recursos naturales, utilizando métodos cada vez más avanzados (ampliando así la producción para mantener una masa poblacional en crecimiento), correspondió un cambio en las relaciones sociales y de dominio político que se establecía no sólo al interior de éstas comunidades, sino también, con respecto a otras tribus. El dominio de zonas a través de la guerra, el saqueo o el sometimiento, se convirtió en un factor fundamental para el aprovisionamiento o la obtención de nuevas tierras cultivables; de igual manera el pago de tributos y la construcción de un complejo y eficiente sistema administrativo de recaudación, fueron aspectos importantes en la aparición de una autoridad central (Estado) manejado por un linaje que concentraba poderes militares y religiosos, sobre una comunidad de súbditos.4

De esta forma, la división en clases privilegiadas y tributarias, la guerra, el saqueo, el Estado, la esclavitud a que eran obligados los prisioneros de guerra, no eran desconocidos para estas culturas. Es cierto que no pueden compararse históricamente con los métodos de explotación y el control brutal del Estado capitalista actual. De igual manera, no se trata de subestimar la crueldad, el terror y el exterminio, como métodos para someterlas; sin embargo, tampoco se puede tener una visión según la cual, los hombres no sufrían ningún tipo de sojuzgamiento, eran tratados todos por igual y todo era armonía y felicidad. Cabe resaltar, que aun cuando las altas culturas centroamericanas, andinas o mexicanas lograron progresos en el crecimiento de las fuerzas productivas, eran sumamente vulnerables a los cambios climáticos naturales, a las enfermedades, haciendo de sus vidas una faena muy dura, al borde del peligro que representaban las hambrunas, las sequías o las inundaciones.

Por más que muchas de éstas culturas practicaran la solidaridad y la cooperación, ello no impidió que algunas desaparecieran como consecuencia del bajo desarrollo de las fuerzas productivas o de las guerras. Si llegaron a practicar una producción colectiva y un consumo que se efectuaba bajo un régimen de reparto directo de los productos, fue porque el desarrollo de las fuerzas productivas que habían alcanzado, hacían prácticamente imposible que un individuo pudiera actuar y subsistir separado de la comunidad; por consiguiente, era imprescindible un trabajo mancomunado para asegurar las necesidades más vitales y la protección frente a amenazas externas.

La teoría marxista del socialismo

Cuando decimos que el capitalismo representa el mayor avance alcanzado por la humanidad en el desarrollo de las fuerzas productivas, expresado en un control cada vez mayor de las fuerzas naturales a través de los conocimientos científicos y la aplicación de éstos con creciente rigurosidad al campo de la producción, con lo que la humanidad ganó la posibilidad de librarse de la penuria, las enfermedades o el hambre (lo cual sólo será posible de manera definitiva tras la abolición del sistema capitalista y el desarrollo del comunismo), no estamos justificando el exterminio de etnias enteras durante la llamada “conquista y colonización de las indias occidentales”, o porque tengamos una visión “eurocentrista”, como podrían acusarnos los sectores de la izquierda del capital o izquierdistas que hoy hacen loas al “socialismo del siglo XXI”.

El llamado “descubrimiento” no puede verse sólo como el producto de la ambición de Colón o de los españoles, o como algo fortuito, que pudo o no haber pasado, ahorrándole a la humanidad el sufrimiento. Tal como lo explica Marx en el Prólogo de la contribución a la critica de la Economía Política, el modo de producción capitalista es la expresión de una serie de cambios en la producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de las fuerzas productivas, a las cuales corresponden determinadas relaciones de producción. El capitalismo se sirvió de este desarrollo de las fuerzas productivas para imponerse, obligando a numerosas culturas a adoptar sus relaciones de producción, basadas en la explotación del trabajo asalariado.

Sin embargo, el capitalismo al igual que otras sociedades de clase del pasado no es eterno, ya que como agrega Marx en el texto antes citado: “Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas y se abre así una época de revolución social.” Estas contradicciones se expresan, históricamente, desde el momento en que el capitalismo ya no puede encontrar nuevos mercados en los cuales reproducir sus relaciones de producción, agudizando así la crisis de sobreproducción, es decir, el hecho de que la producción de mercancías generadas es inmensamente mayor que la capacidad de los mercados existentes para absorberla. Ya a principios del siglo XX, la imposibilidad de encontrar nuevos mercados, debido a que las principales potencias desarrolladas de entonces ya se los habían repartido, marcan el final de la fase de ascendencia, abriendo un período de confrontación entre los países más desarrollados por un nuevo reparto de mercados, lo que llevó a la I Guerra Mundial, dando paso a la fase de decadencia, caracterizada por las confrontaciones bélicas y una destrucción cada vez mayor de fuerzas productivas. Llegado a ese punto, lo que le queda al capitalismo es explotar de manera más brutal los mercados existentes, llevando a las diferentes burguesías del mundo a arreciar la explotación y los ataques contra las condiciones de vida del proletariado. Tanto en su período de ascendencia como en la decadencia, el capitalismo es un sistema que ha vivido de la explotación del trabajo asalariado; es un sistema en el cual la acumulación de capital sólo se produce abaratando cada vez más la mano de obra, lo que resulta en un incrementando de la pobreza, el hambre y la miseria.

Sin embargo, no es suficiente que las condiciones históricas estén dadas para un cambio revolucionario de la sociedad, hace falta la acción de una clase que actúe como sujeto de transformación. Es el proletariado, o la clase asalariada, debido a que es la clase explotada y productora de la sociedad, capaz de desarrollar una consciencia revolucionaria, quien dará al traste con el capitalismo. La posibilidad del comunismo, se abrió desde el momento en que el capitalismo entró en decadencia, pero sólo será posible a través de una revolución proletaria mundial (no construyendo “paraísos socialistas” nacionales), que destruya de raíz las relaciones capitalistas de producción y disponga para beneficio de la humanidad, todos los avances de las fuerzas productivas alcanzadas hasta ahora, con lo cual el proletariado y demás capas explotadas de la sociedad podrán librarse del “imperio de la necesidad” y construir una sociedad donde reine la abundancia.

La “explicación” chavista de la necesidad del socialismo

Según la visión de los teóricos del “socialismo del siglo XXI”, el capitalismo estaría acabado como experiencia civilizatoria, debido a que sólo ha dejado a su paso miseria y destrucción de pueblos y culturas. Las regiones periféricas del capitalismo, estarían en el atraso; la democracia realmente participativa habría sido truncada por el imperio de las transnacionales foráneas. La “solución” a esta situación sería un “socialismo adaptado” a nuestras necesidades.5. Se trata en fin de cuentas, de “hacer realidad” las promesas de emancipación (justicia, libertad, igualdad social, democracia) que prometió el pensamiento ilustrado burgués. No pretende acabar en el fondo, ni con la propiedad privada (sólo plantea su sustitución en términos jurídicos por la propiedad colectiva en manos del Estado), ni con la explotación del trabajo asalariado, ni las relaciones mercantiles, que son los fundamentos del capitalismo, sólo pugna por hacerlas “más justas”, “más humanas”, “más adaptadas”, a las especificidades venezolanas.

En el mito chavista del “socialismo” sólo existen pobres contra ricos, naciones poderosas contra naciones pobres. Constituye una visión ahistórica, (aun cuando presume de “marxista”) que llega hasta el extremo de remontar el neoliberalismo, ¡nada más y nada menos que al siglo XV! como lo ha expresado “brillantemente” Heinz Dieterich. Para nada cuenta el análisis de la evolución de las fuerzas productivas y la forma como esta situación se expresó en determinadas fases por las que ha atravesado el capitalismo. Las contradicciones del capitalismo serían “solucionables” precisamente a través de la “profundización de la democracia”, es decir, manteniendo la dominación ideológica y la explotación de la burguesía sobre el proletariado. Ya este último no sería el sujeto histórico de transformación, sino que lo serían los desposeídos, los marginados, los excluidos, consistiendo dicha transformación en la “conquista de la democracia”. No sólo es una visión ahistórica sino retrógrada y fundamentalista, al pretender que “la vía al socialismo” sería posible imitando sociedades del pasado. En esto consiste la “novedosa teoría del socialismo del siglo XXI” un verdadero veneno para el proletariado, que nada tiene que ver con una visión de clase, marxista.

Para mantenerse como clase explotadora y tener un dominio ideológico sobre el proletariado, la burguesía ha creado la ilusión de la democracia, de la igualdad social, de la justicia. No es incorporándose a la legalidad burguesa (inclusión de los derechos de los pueblos indígenas en la constitución bolivariana) como éstos van a poder salir del abandono, de la miseria a que han sido reducidos por el capitalismo. No es soñando con “paraísos perdidos” que el proletariado va a poder librarse de la explotación capitalista; no es viendo con nostalgia el pasado, emulando estadios históricos donde reinaba la necesidad y la precariedad que podrá construir una perspectiva de transformación real y de futuro. El capitalismo una vez que destruyó las culturas precolombinas, imponiendo sus relaciones de producción, fue incapaz de incorporarlas a su sistema, cayendo éstas en una situación en la cual quedaron privadas de todo medio de subsistencia, condenadas a convertirse muchas de ellas en masas de indigentes que hoy deambulan por las calles de las principales ciudades del país. No serán las lágrimas de cocodrilo, ni la apología de su lucha contra los invasores que hoy pregonan hipócritamente Chávez y sus acólitos lo que las sacará de esta situación; sólo la lucha del proletariado, cuyo objetivo es la destrucción del capitalismo y de sus instituciones, es la única vía no sólo para liberarlas de ésta pesadilla, sino para construir el socialismo. La solidaridad del proletariado no se limita a la cooperación propia de la subsistencia, para soportar resignadamente la explotación; la destrucción de la explotación y la barbarie capitalistas son la mayor y más genuina expresión de la solidaridad de clase.

Aug., Octubre 2005

1 “Por tanto, el proceso que engendra el capitalismo sólo puede ser uno: el proceso de disociación entre el obrero y la propiedad sobre las condiciones de su trabajo, proceso que de una parte convierte en capital los medios sociales de vida y de producción, mientras de otra parte convierte a los productores directos en obreros asalariados. La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción.” C. Marx, La llamada Acumulación Originaria .El Capital. Tomo I. Cap. XXIV

2 Estas leyes fueron aplicadas en Europa entre los siglos XV y XVIII. Como un ejemplo de lo que contemplaban, un estatuto aprobado durante 1752 en Inglaterra establecía que: “Los mendigos sin licencia y mayores de catorce años serán azotados sin misericordia y marcados con un hierro candente en la oreja izquierda, caso de que nadie quiera tomarlos durante dos años a su servicio.” Marx, La acumulación Originaria.

3 En el “Prólogo de la contribución a la critica de la economía política”, Marx señala que ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas contenidas en su seno y que jamas aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua . La ampliación de las rutas comerciales, la producción manufacturera, la conversión del dinero en capital, fueron progresos que mostraban el desarrollo de las fuerzas productivas, siendo el signo de que un nuevo modo de producción estaba surgiendo y con el una nueva clase explotadora, la burguesía. Este desarrollo de las fuerzas productivas se veía obstruido, por el antiguo aislamiento y autarquía del modo de producción feudal, lo que condujo a su decadencia y definitiva desaparición.

4 “Los mexica (etnia o pueblo que formó la base de la civilización azteca), debieron asegurar el suministro de los productos de primera necesidad y la vía que escogieron fue la conquista. De esta forma fueron obteniendo tierras en que sembrar y aseguraron la reproducción del sistema. A ese motivo obedecen la prolongada guerra contra Chalco y la conquista de Huaxteca. Ambas siguieron a agudas crisis de hambre en la metrópoli. El tributo proporcionó al estado un elevado volúmen de ingresos. Cada una de las 38 provincias tenía asignada una cantidad en la que figuraban alimentos (maíz, frijol, chía), objetos de lujo, textiles, materias primas y mercancía-moneda.” Historia de Iberoamérica. Prehistoria e Historia Antigua. Sociedad para la Conmemoración del V centenario del descubrimiento (1992). Editorial Critica. Tomo I. (p.380). En el caso de los Incas, tenemos que: “Parece ser que el móvil principal de las conquistas incaicas fue el ansia de poder, el ideal imperialista, pues ningún enemigo los amenazaba seriamente. , ni se hallaban necesitados de más espacio vital para asegurar su subsistencia. Los ejércitos incaicos, lo mismo que otros ejércitos imperialistas ,estaban formados en gran parte por tropas reclutadas entre los pueblos sometidos.”. Arellano, F. (1986). Una Introducción a la Venezuela Prehispánica. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.

5 “Apoyados en la experiencia histórica, podríamos demostrar que la forma capitalista utilizada en Venezuela hasta el presente no tiene capacidad para eliminar la pobreza, la desigualdad y la injusticia social y , en consecuencia, no es viable para construir una verdadera democracia; ello ha demostrado que ésta sólo puede ser lograda por y en un socialismo originalmente nuestro, que responda a nuestras propias especificidades.”. Mario Sanoja . El Socialismo venezolano del siglo XXI. Cultura y procesos económicos. Question N° 37, Julio 2005

Situación nacional: 

  • Venezuela [3]

Series: 

  • Socialismo del siglo XXI [5]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El marxismo: la teoría revolucionaria [6]

Cuestiones teóricas: 

  • Sociedades precapitalistas [7]

URL de origen:https://es.internationalism.org/internacionalismo/200511/254/internacionalismo-n-55-octubre-2005

Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/AP/183_balance.html [2] http://www.internacionalism.org/esp [3] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/venezuela [4] https://es.internationalism.org/tag/corrientes-politicas-y-referencias/antiglobalizacion [5] https://es.internationalism.org/tag/21/553/socialismo-del-siglo-xxi [6] https://es.internationalism.org/tag/2/24/el-marxismo-la-teoria-revolucionaria [7] https://es.internationalism.org/tag/cuestiones-teoricas/sociedades-precapitalistas