Desde que se anunciaron las elecciones generales para el 9 de marzo venidero, el pestilente cinismo de eso que los media llaman la "vida política", se ha exacerbado aún más. Machacona y cínicamente los periodistas al servicio de la oposición "desenmascaran" las mentiras de la propaganda gubernamental, con la misma fruición con la que ocultan las propias. Actuando con esa misma lógica - pues es la propia de una clase que gobierna gracias a la represión y sobre todo al engaño - los representantes del gobierno "socialista" describen exhaustivamente las atrocidades pasadas, presentes y futuras de la "Derechona", como para desmarcarse de ella, cuando la realidad que ha demostrado por enésima vez el gobierno ZP, es que los "socialistas" no necesitan que nadie les dé lecciones de cómo sacrificar las condiciones de vida de los trabajadores y de la mayor parte de la población a las exigencias del capital nacional.
El más dañino de todos los venenos ideológicos que esparce la maquinaria propagandística electoral no es, sin embargo, que haya unos políticos más "favorables" para los trabajadores. Lo más pernicioso es querer hacernos creer que "no hay otra solución" que elegir entre este menú de explotadores, belicistas y represores quién debe ejercer de verdugo en los próximos 4 años; que no hay "otra" política posible que el circo de los partidos "democráticos"; que no hay otra forma de intervenir en nuestro futuro que acudiendo mansamente, cuando los gobernantes nos digan, a la patraña de las urnas.
Con el traumatismo del 11-M aún reciente, candente aún la indignación por las mentiras con las que el PP trató de aprovechar políticamente los 200 cadáveres y los miles de heridos causados por aquella salvajada; las elecciones de hace cuatro años auparon al poder al candidato ZP. Los medios de comunicación de la burguesía se afanaron rápidamente por enterrar la memoria de esa barbarie, ofreciéndonos un gobierno que, decían, encarnaba las esencias del "capitalismo con rostro humano". Con la asfixiante marea de "talante" que nos ha inundado día tras día, con la leyenda de unas demagógicas promesas de "imparables avances sociales", etc., han tratado de embaucarnos con la idea de que el capitalismo podía ofrecernos un futuro diametralmente opuesto al de terror, miseria y barbarie que se barruntaba con la guerra de Irak o los "trenes de la muerte". Pero una cosa es la propaganda y otra la realidad. Y transcurridos los cuatro años de la legislatura del "talante", lo que los trabajadores comprobamos una vez más es que el rostro "bambinesco" de ZP es una de las muchas muecas cínicas de la clase explotadora; y que los "años del talante" han sido otros tantos pasos de intensificación del terror del capital y de pauperización y degradación de las condiciones de vida de los trabajadores.
Así el gobierno ZP que quiso estrenarse con el "pacifista" gesto de retirar las tropas de Irak, ha batido en cambio todos los récords de despliegue de tropas en defensa de la posición imperialista del capital español en el "concierto" - mejor dicho en el caos - internacional. No deja de ser significativo que el acto con el que cierra la legislatura sea el Foro de la llamada Alianza de Civilizaciones en las que el gobierno español concede el marchamo de "hombre de paz" al primer ministro turco conocido por su inclinación a resolver conflictos internos mediante el bombardeo de poblaciones kurdas o incluso invadiendo territorio iraquí.
El Gobierno "socialista" que salió del avispero iraquí con el "conmovedor" discurso de que «ninguna guerra vale la vida de un compatriota», no ha tenido reparos en consentir que la guerra del capital contra las condiciones de trabajo de la clase obrera se cobre TRES MUERTOS POR ACCIDENTE DE TRABAJO DIARIOS como consecuencia, básicamente de la generalización y la acentuación de la subcontratación, del trabajo a destajo, de anteponer la rentabilidad de los contratos de las constructoras a la seguridad de los trabajadores o de la propia edificación (como se vio en el Carmelo, o más recientemente en el AVE). En esa guerra no declarada pero sí descarada que enfrenta el beneficio capitalista y las necesidades obreras, el Gobierno ZP ha cumplido su papel de servidor incondicional de los primeros proporcionando, entre otras cosas, una ingente cantidad de mano de obra barata empleando la extorsión de la regularización de los emigrantes (combinado con hacer la vista gorda ante nuevas oleadas de "ilegales"), o la sistematización y generalización de los empleos precarios, bien con la temporalidad de los contratos o por la precariedad de las condiciones de vida de los "mileuristas". Y es que el 90% de todos los contratos creados en estos 4 años cobran menos de 1100 euros. El "talante ZP" que presume de defender los derechos de las "minorías", protege efectivamente los intereses de las minorías especuladoras y financieras contra las necesidades de vivienda de la inmensa mayoría de la población.
En definitiva que ZP, presentado como una nueva forma de gobernar con "otras prioridades", se ha desvelado como un eslabón más; tras los gobiernos franquistas y democráticos, tras el "felipismo" y el "aznarato", de la inhumana cadena del sometimiento de los trabajadores a las necesidades cada vez más crueles impuestas por un capitalismo agónico. Como ya adelantamos al poco de instalarse en la Moncloa: «La ideología dominante pretende convencernos de las virtudes de la "alternancia democrática" y de que deberíamos elegir entre Guatemala y Guatepeor, que siempre habría un "mal menor" y un "mal mayor" (...) Mal menor: el PSOE siempre sería mejor que el PP. (...) La experiencia histórica (y reciente), demuestra la falsedad de tales argumentos. El gobierno del PSOE entre 1982 y 1996 metió a España en la OTAN y participó en las guerras "legítimas" del Golfo y Yugoslavia, es responsable de los contratos basura, de las reconversiones que se cargaron más de 1 millón de puestos de trabajo, de los GAL, etc. El nuevo gobierno PSOE dejará pequeños los "logros" de los gobiernos González y de las dos legislaturas PP. El engaño de elegir el "mal menor" o de impedir el "mal mayor" es la cuerda que nos ata a la noria del capitalismo, condenándonos a ir de Herodes a Pilatos(...)» (AP nº 175: «¿Qué podemos esperar del gobierno PSOE». Marzo 2004).
No es que tengamos "poderes" para adivinar el futuro, pero es fácil vislumbrar la perspectiva. Primero: Todo gobierno, por muy "democrático" que trate de aparecer es, en realidad, un instrumento al servicio de los intereses de la clase dominante, del capital nacional de cada uno de los Estados. Eso es algo que se ha evidenciado hasta la saciedad no sólo en todos los gobiernos de este país, sino en los gobiernos de todas las naciones del planeta. Segundo: como ponemos de manifiesto en otro artículo de este mismo número de AP, el capitalismo mundial está hoy abocado a una etapa de crisis económica que va a exigir a cada capital nacional descargar ataques más brutales contra las espaldas de la clase obrera: despidos, pérdidas de poder adquisitivo de los salarios, liquidación de prestaciones sociales. Esa es la única perspectiva que puede ofrecernos el capitalismo.
Por ello es hoy más necesario que nunca que el proletariado comprenda el carácter irreconciliable de su oposición a los intereses de "su" Estado capitalista. La propaganda nacionalista de la burguesía insiste precisamente en meternos en la cabeza una supuesta comunidad de intereses de los explotados con los explotadores de "su" misma ¿patria? Pero tal identidad es una patraña destinada a dividir a los trabajadores y, en cambio, a uncir a los explotados a los intereses de sus explotadores.
Para los proletarios de todos los países y todas las condiciones la única esperanza para no verse sacrificados en el altar del beneficio capitalista, es la lucha en defensa de las reivindicaciones de clase, la búsqueda de la unidad y la solidaridad de todos los trabajadores; la toma de conciencia de que este "desafío" a las leyes capitalistas constituye, por muy difícil que sea, la única verdadera apuesta por un futuro para la humanidad.
AP 20 de Enero de 2008.
La huelga de los trabajadores del transporte (SNCF, ferrocarriles franceses y de la RATP, trenes de cercanías de París) que terminó el 22 de noviembre (que se desarrolló simultáneamente a la lucha de los estudiantes contra la ley "de autonomía de las universidades" dirigida a acentuar las desigualdades entre los hijos de la clase obrera y los de la burguesía) constituye la primera respuesta significativa de la clase obrera en Francia contra los ataques del gobierno Sarkozy/Fillon/Pécresse y consortes. El desmantelamiento de los regímenes especiales de jubilaciones no ha sido más que el principio ya que el gobierno ha anunciado claramente que la perspectiva será a alargar el periodo de cotizaciones para todos. En este sentido, la prensa ha sido bastante clara también sobre esto, siendo de primera importancia para la burguesía tratar de hacer pasar este primer ataque para no tratar de comprometer el desarrollo de todos los siguientes. Por esto los trabajadores de los transportes han rechazado la reforma exigiendo, no solamente el mantenimiento de sus regímenes especiales, sino también la abolición de este "privilegio" que únicamente enfrenta a unos trabajadores con otros. La consigna de los ferroviarios y trabajadores de la RATP fue entonces: "¡37,5 años PARA TODOS!"
El ataque contra los regímenes especiales ha sido objeto de consenso de todas las fuerzas del capital. El Partido Socialista no ha hecho ningún esfuerzo por ocultarlo: ha afirmado claramente que es favorable a la reforma. La única "divergencia" con el gobierno ha sido por la forma (¿cómo hacerla pasar?) y no sobre el fondo. Para hacer pasar este ataque y preparar el terreno a los que van a venir, la burguesía debe montar una gigantesca maniobra para quebrar la resistencia de la clase obrera y hacerle comprender que "luchar no sirve para nada". Y para mejor pasar ese mensaje, la clase dominante se dio igualmente como objetivo borrar en la conciencia de los proletarios las lecciones de las luchas de las jóvenes generaciones contra el Contrato de Primer Empleo durante la primavera de 2006.
La burguesía sabía que esta prueba de fuerza toparía con la resistencia de la clase obrera. Esto se confirmó en la jornada de acción del 18 de octubre (utilizada por el gobierno y los sindicatos para "tomar la temperatura") donde se manifestó una muy fuerte combatividad: porcentaje récord de participación en la huelga de transportes, y además, participación importante de trabajadores de todos los sectores en las manifestaciones. A pie, en bici o en coche, había que mostrar el rechazo a las medidas del gobierno.
Para romper esta combatividad, la burguesía actúa en dos tiempos.
Frente a la voluntad de los trabajadores de proseguir la huelga después de la jornada del 18 de octubre, la CGT la ha frenado a fondo y ha afirmado: «Una jornada y nada más», programando una segunda jornada de acción para el 13 de noviembre. El objetivo del 18 de octubre fue "soltar un poco de vapor" para evitar una explosión de última hora. De hecho, la huelga del 13 de noviembre, a pesar de su fuerte participación , fue menos seguida que la del 18 de octubre.
Para quebrantar la resistencia de la clase obrera e impedir sus luchas futuras, la burguesía ha utilizado una estrategia clásica (que había probado su eficacia en los años 1980 y 1990): ha "escogido" un sector para desarrollar sus maniobras: el de los transportes y sobre todo la SNCF (ferroviarios). Un sector numéricamente bastante minoritario en el que la huelga no puede mas que crear una molestia para los demás trabajadores (los "usuarios"). El objetivo era tratar de transformar la huelga de transportes en impopular, para enfrentar a los "usuarios" contra los huelguistas, dividir a la clase obrera, romper la solidaridad en su seno, impedir toda tentativa de extender la lucha y culpabilizar a los huelguistas. La segunda razón por la que la burguesía ha decidido atacar específicamente los sectores que disponen de un "régimen especial" es que, en estos últimos, los sindicatos (sobre todo la CGT) son particularmente fuertes, permitiendo así garantizar un mayor control de la combatividad para evitar cualquier "desbordamiento". Por último, la tercera razón que justifica la elección de estos sectores como "objetivo" reside en que están marcados tradicionalmente por un fuerte espíritu corporativo (sobre todo la SNCF) que siempre ha sido alimentado por los sindicatos.
La burguesía ha tenido que actuar con "mucha cautela" porque ha desarrollado ataques de forma simultánea contra todos los sectores de la clase obrera (tasa médicas, ley Hortefeux[1], ley sobre la "autonomía" de las universidades, regímenes especiales de jubilación, aumento de precios, supresión de puestos de trabajo en la función pública y sobretodo en la enseñanza, etc.). La clase dominante se preparó entonces para hacer frente a un peligro de simultaneidad de las luchas en muchos sectores. En particular los estudiantes estaban ya movilizados cuando los trabajadores del transporte entraron en lucha.
La maniobra de división y de troceamiento de las luchas debía entonces desarrollarse siguiendo un calendario muy preciso:
- La jornada de acción de los funcionarios del 20 de noviembre tenía como objetivo no solamente ser una "válvula de seguridad" frente a un descontento que aumentaba en sus filas, sino también servir de jornada de enterramiento de la huelga de ferroviarios y de los trabajadores de la RATP, los "funerales nacionales" por decirlo de alguna manera;
- Esto precisaba que cada sindicato desarrolle su propia partitura en este concierto. En un primer momento, hasta la jornada del 18 de octubre, es necesario dar un sentimiento de "fuerza" a los ferroviarios jugando la carta de la unidad de todos los sindicatos. Después de esta jornada, los sindicatos comenzaron a mostrar las cartas de la división. Es la FGAAC (sindicato estrictamente corporativo de conductores) la que debe dar el primer paso; firma con la dirección un acuerdo separado que beneficia solo a los conductores y llama a la vuelta al trabajo. Se trata de sembrar la cizaña entre los conductores. En ciertas cocheras, los otros conductores explotan: «¡Los autónomos nos han traicionado!» Este primer golpe bajo fue evidentemente propagado por los media;
- El segundo golpe es lanzado el día anterior a la huelga que comenzó el 13 de noviembre. Cuando los ferroviarios y los trabajadores de la RATP comenzaron a comprender la maniobra de división (y exigen «37,5 años de cotización para todos»), Bernard Thibault, secretario general de la CGT, anunció que renuncia a una negociación global de todos los sectores concernidos por los regímenes especiales y propone negociar empresa por empresa. Este malévolo ataque no hace
más que debilitar la respuesta de los ferroviarios;
- El tercer acto puede entonces desarrollarse: el frente sindical se desune, sobre todo cuando la CFDT lanza la consigna de la vuelta al trabajo, pero también con la brecha que se abre entre la CGT, mayoritaria, que acepta (sin aclararlo) el principio de tragar con los 40 años de cotización y los sindicatos "radicales", Sud y FO, que continúan exigiendo la retirada de esta medida. Al mismo tiempo, Fillon, el primer ministro, afirma que está fuera de lugar retroceder sobre las 40 anualidades poniendo como preámbulo a la apertura de negociaciones la vuelta al trabajo. Esta política de chantaje no es nada nueva: los huelguistas son llamados primero a deponer sus armas (y aceptar la "ley del más fuerte") antes de "negociar" cualquier medida. Es inaceptable para los trabajadores en lucha pero esto va a permitir a los sindicatos presentar "la apertura de negociaciones" como una primera victoria. Esto es un "gran clásico" del reparto de tareas entre patrones y sindicatos. En realidad, los dos están conchabados de antemano ya que sindicatos y patronal aprovechan las "negociaciones" oficiales para discutir permanentemente a espaldas de los trabajadores: se trata sobre todo para los sindicatos de rendir cuentas a los patronos de la "temperatura" laboral a fin de definir conjuntamente en qué sentido hay que maniobrar. ¡Durante esta última lucha, estas maniobras han aparecido claras como el agua, hasta el punto que han sido relatadas en detalle por ciertos órganos de la prensa burguesa![2].
Por esto, la apertura de "negociaciones" aplazada al 21 de noviembre, después de la jornada de huelga de la función pública, era totalmente una trampa. Si la CGT y el gobierno habían atrasado el comienzo de las discusiones oficiales, no era solamente porque esta jornada de acción podía servir de entierro de la huelga de tranviarios parisinos y de los ferroviarios, sino también para "alargar" el movimiento con el fin de "pudrirlo" enfrentando a unos obreros contra otros, todo esto con el fondo de la campaña mediática de criminalización de los huelguistas con el fin de hacer la huelga impopular.
De esta mesa de "negociaciones", la CGT sale anunciando "avances importantes" con el anuncio de un "calendario de negociaciones" hasta el... 20 de diciembre. Tratar de hacer durar éstas durante un mes, es dar la señal de la vuelta al trabajo: los ferroviarios evidentemente no están dispuestos a proseguir su movimiento 4 semanas más. La CGT, sindicato mayoritario entre los ferroviarios, anuncia que "deja" a la asambleas "decidir por sí mismas". No llama oficialmente a la vuelta al trabajo pero es como si lo hiciese[3].
Por su parte, Sud y FO llaman, en un primer momento a proseguir el movimiento en la medida que la reivindicación principal, el mantenimiento de las 37,5 anualidades, no ha sido satisfecha.
Pero la vuelta se hará progresivamente taller por taller en la SNCF y línea por línea en la RATP.
Esta oposición entre sindicatos "moderados" y sindicatos "radicales" no tiene nada de nuevo ni de improvisación. Es una vieja táctica que se ha revelado eficaz en todas las luchas obreras desde finales de los años 60. Una táctica que había sido experimentada ya en 1968 (de lo que el "viejo sabio" Chirac, así como el exmaoísta Kouchner, se acuerdan perfectamente). Así al final del movimiento de la clase obrera en 1968, la CGT, mayoritaria, experimentó ya el rol de "moderada" llamando a la vuelta al trabajo. Y fue la CFDT (¡!), minoritaria, la que tuvo que jugar el papel de "radical" oponiéndose a la vuelta. La experiencia de los obreros de la vieja generación muestra que no porque un sindicato sea más "radical" por eso deja de participar en las maniobra de división y de sabotaje. Por entrar siempre al trapo a por todas y hasta que haga falta, no se defienden mejor los intereses de la clase obrera. Porque de hecho la fuerza de los obreros, no son nunca los movimientos minoritarios prolongados en los cuales pierden inútilmente su energía y su dinero. Además reforzando la división (entre los que trabajan y los que no trabajan) y el rencor de aquellos que son vencidos con el sentimiento de que los otros los han "traicionado". La fuerza de la clase obrera, es ante todo y sobre todo su unidad. Es la masividad y la extensión del movimiento y no el aislamiento hasta el final de una minoría (que puede conducir a ciertos obreros a reacciones de desesperación, tales como el sabotaje de los medios de producción, abriendo la puerta a las campañas de criminalización de los huelguistas). En todos los sectores, tanto el público como en el privado (igual que los estudiantes), los proletarios tienen necesariamente que comprender que el "radicalismo" de los sindicatos minoritarios que preconizan las acciones aisladas en realidad no los convierte en "verdaderos defensores" de la clase obrera frente a los llamamientos a la vuelta al trabajo de las grandes centrales más influyentes.
Esta gigantesca maniobra para tratar de romper la resistencia de la clase obrera fue coronada por la planificación de la manifestación-entierro del 20 de noviembre que arrastró 750.000 trabajadores. La estrategia de las direcciones sindicales consistió en llamar a los trabajadores de la función pública a salir a la calle (sobre todo para protestar contra la reducción de efectivos y la pérdida de poder adquisitivo) siempre saboteando su movilización. ¡Además, los sindicatos lanzaron los llamamientos a participar en esta manifestación en octavillas que llegaron a los centros de trabajo... después del 20 de noviembre! En la mayor parte de hospitales, igualmente no se indicó la hora ni el lugar convenidos. Para saber si esta manifestación tendría lugar como estaba previsto, había que arreglárselas para buscar las informaciones (en Internet, en los periódicos o de boca en boca). ¿Por qué tal sabotaje? Porque el "termómetro" indicaba que la temperatura en la función pública había aumentado. La huelga de los ferroviarios y de los trabajadores de la RATP, lejos de ser impopular (a pesar de todas las campañas difundidas por la tele) ganó al contrario cada vez más la simpatía de numerosos "viajeros". Los medias y el gobierno (con sus declaraciones cada vez más prepotentes, reforzadas por las afirmaciones ridículas de los rectores de universidad acusando a los estudiantes huelguistas de ser "Jemeres rojos") se pasaron de la raya. Cuanto más blandía el garrote el gobierno contra los huelguistas, más simpatía suscitaba la huelga (igualmente el sentimiento de solidaridad conseguía avanzar y no se dejaba "enturbiar por las manipulaciones de los medias a sueldo de Sarkozy"). Por otra parte, las contorsiones de Thibault lo dejaban en evidencia como el gran "lacayo" del gobierno, el "traidor"[4]. Si los sindicatos han debido sabotear la movilización de los funcionarios, es para evitar que todos los sectores de la función pública se encuentren codo con codo unidos en la calle. Por el contrario, todos los sindicatos de la policía nacional habían movilizado sus efectivos al máximo[5]: el 20 de noviembre, ha sido la primera vez que se movilizan tantos policías para manifestarse en París[6]. Además, las direcciones sindicales (que habían organizado esta manifestación con la prefectura de policía) se habían preocupado de colocar el cortejo de los policías en medio de la manifestación. Así, muchos trabajadores y estudiantes que no querían desfilar detrás de las fuerzas de represión prefirieron no secundar esta mascarada y se quedaron en las aceras. En particular, fue un buen medio para disuadir a los estudiantes, que además fueron obligados a estar de plantón tres horas bajo la lluvia, de "unirse" con los asalariados.
En su intervención televisada del 29 de noviembre, "el omnipresidente" Sarkozy ha rendido «homenaje a todos los interlocutores sociales», saludando a TODOS los sindicatos por «su sentido de responsabilidad» y precisando que él «los necesitaba para llevar a cabo las reformas»[7] (o dicho más claramente, que tenía necesidad de ellos para realizar todos los ataques previstos para 2008). Sabe de lo que habla, y por una vez, no nos dijo ninguna mentira.
La huelga de los trabajadores del transporte, en este mes de noviembre de 2007, ha venido a confirmar una vez más lo que los revolucionarios afirman después de muchos decenios: TODOS los sindicatos son órganos de defensa de los intereses no de la clase obrera, sino de la burguesía.
Artículo traducido de Revolution Internationale nº 385, Diciembre 2007. Publicación en Francia de la CCI
[1] ley que significa un ataque contra los emigrantes, donde, entre otras cosas, se solicita además de certificación de conocimiento del idioma francés, cursos sobre "valores de la patria", e incluso prueba de ADN para mostrar el parentesco con residentes en Francia
[2] Ver sobre todo Marianne nº 553, "Por qué Sarkozy quiere salvar la CGT". Chérèque, el jefe de la CFDT, el mismo revela el secreto: «Hay una forma de coproducción entre el gobierno y la CGT para enseñarse los dientes». Bien es cierto que sus propias tropas aceptan mal que haya jugado el rol de "traidor".
[3] Una de las razones por las que el movimiento ha podido ser "suspendido" (como dijo Bernard Thibault), reside en el hecho que la CGT ha "negociado" "anticipos" sobre la penosidad del trabajo permitiendo ganar algunas migajas: aumentos de salario a cuenta de la liquidación de la jubilación (eso no pide pan: de aquí allí, ¡todo el mundo sabe que los salarios y el poder adquisitivo todavía van a bajar más!). Tan solo una gran estafa para justificar la vuelta al trabajo y tratar de salvar los muebles porque la burguesía todavía tiene necesidad de la CGT. Si el gobierno no hubiera previsto "conceder" esta limosna, el jefe de la CGT no hubiera podido pregonar: "hay avances". Y esta limosna había sido igualmente acordada con anterioridad, a través de las llamadas de teléfono destinadas a poner a punto y ajustar las medidas que permitan a la CGT continuar haciendo su trabajo de zapa. Así, con anterioridad al encuentro entre la CGT y el gobierno, Thibault había anunciado la vuelta al trabajo. ¡Esto lo que viene a demostrar es que los anuncios hechos por patronos y los gobiernos en las "negociaciones" no son más que mentiras!
[4] Entre tanto delegaciones de estudiantes se despliegan por todo París, como en provincias, para llamar a la "unión" con los asalariados para que haya una "convergencia de luchas".
[5] Los estudiantes han enviado alguna delegación a las comisarías y a otros servicios del ministerio del Interior para "unirse" con los policías y se han podido dar cuenta por ellos mismos que los funcionarios de la policía no están de su lado.
[6] El mismo sindicato de la derecha "Alliance", próximo al UMP ( y que había entonado La Marsellesa al comienzo de la manifestación) estuvo masivamente presente al lado del sindicato UNAS (próximo al Partido Socialista).
[7] Todas estas citas están disponibles en lemonde.fr
La situación política en Pakistán esta acelerándose de forma vertiginosa hacia un escenario de descontrol y caos creciente. El General Pervez Musharraf se ha visto obligado a entregar el gobierno del país a la cúpula militar tras un largo período de desgaste político, en concreto a su protegido General Ashfaq Kayani. Obligado por la enorme presión política de los EEUU, no ha tenido más remedio que maquillar la puesta en escena de un supuesto "cambio", incluyendo en el guión la vuelta al país de la antigua ministra Benazir Bhutto y la celebración de elecciones a corto plazo. Para hacer más creíble esta pantomima el ex Primer Ministro Nawaz Sharif también ha podido entrar en el país, tras su expulsión en Septiembre de 2007.
Todo parece indicar que Musharraf y el Ejército querían conseguir que el resultado electoral reflejase la realidad del país. Que nada ha cambiado y, que nada debe cambiar. La ley marcial no se ha levantado. Hay continuos arrestos, detenciones y palizas a los miembros de cualquier tipo de oposición. Existe una fuerte represión sobre todos los medios de comunicación críticos con el gobierno y, los magistrados críticos de la Corte Suprema acaban de ser sustituidos por jueces más favorables. De hecho, el Presidente del Tribunal Supremo ha sido destituido fulminantemente por encabezar parte de la oposición contra el Gobierno militar. En el plano político para dejar las cosas como estaban, las elecciones generales, previstas en principio para Enero 2008, pretendían que el antiguo primer ministro Sharif estuviera en la "pelea" para permitir que el pacto entre Bhutto y Musharraf, auspiciado por EEUU, fuera refrendado en las urnas. No obstante el atentado y muerte de Benazir Bhutto el 27 de Diciembre de 2007 han puesto en peligro toda esta operación de "estabilidad política" en Pakistán. A pesar de que el enviado especial de la Casa Blanca, el Sr. Negroponte (antiguo jefe de la diplomacia en Irak y ex jefe de los USA en la ONU) dijo que «...a pesar de todo lo ocurrido tenemos confianza en el Ejército y las instituciones de Pakistán....», para señalar acto seguido que los EE.UU. «...quieren tener un relación estable con el pueblo de Pakistán...». Y, concretamente, ya no se refirió a Musharraf como el "aliado indispensable en la guerra contra el terror", lo que indica que las dudas sobre la evolución de la situación política pueden amenazar los planes de los USA en ese país.
La realidad se impone. Y, mientras los EEUU dicen tener confianza en el Estado y sus instituciones, eso en verdad no representa gran cosa. El ejército, a pesar de ser la única fuerza capaz de mantener el Estado unido, ni siquiera tiene el control de todo el país: los militantes talibanes controlan importantes áreas a lo largo de la frontera afgana. En los últimos meses, han ampliado significativamente su control del este y norte del país. Se han permitido el lujo de ejecutar ataques mortales en la capital, Islamabad, y en la principal guarnición militar de Rawalpindi. Con estas acciones han infligido derrotas humillantes al ejército y, han capturado a cientos de soldados en este año, noticias que han sido ampliamente difundidas por ejemplo por la británica BBC News. En este contexto y, para agravar aún más la situación, se está produciendo el auge y desarrollo del peso político de los partidos islamistas que, si bien es poco probable que puedan tomar militarmente el país, no por ello dejan de tener una presencia cada vez mayor en la vida política (tal y como sucede por ejemplo en Argelia o Indonesia) y que con el argumento de la corrupción de las fracciones oficiales más prooccidentales pueden ganar un peso no deseable en los resultados electorales de los próximos comicios de Febrero.
El escenario de pesadilla, que EEUU hará todo lo posible porque no suceda, sería la instauración de un Estado islámico armado y preparado con armas nucleares en Pakistán. Los peligros para toda la zona serían imprevisibles e incalculables. Las presiones masivas sobre Pakistán en el frente imperialista regional, con China y la India como vecinos en un lado (con el tema no resuelto de Cachemira ) y, por otro lado el desarrollo de las tensiones y guerras desde hace casi 5 años con Afganistán, hacen que la presión este alcanzando cotas muy, muy elevadas.
Por ello, es más que evidente que cualquiera que sea la fracción que llegue al poder tras las elecciones se verá enfrentada a una irresistible tendencia a la disgregación del Estado, al aumento de la violencia y el gangsterismo. De hecho, esto es, en miniatura, lo que está sucediendo en toda la región en general: barbarie cotidiana en Irak, presión de la burguesía iraní para desarrollar su propio arsenal nuclear, la fractura de Líbano, el desastre de la situación en Palestina y el fiasco de las negociaciones de "paz" con Israel.
El capitalismo no puede ofrecer en última instancia, ninguna alternativa, ninguna esperanza de "paz" entre las naciones o una forma de salir de la desesperada pobreza que la gran mayoría de esta región debe soportar. Sólo en las luchas de los trabajadores en todo el Medio Oriente - en Israel, en Egipto, en Irán, entre otros - una lucha cuya base es la solidaridad entre los trabajadores, independientemente de su religión, la nacionalidad o el origen étnico, puede poner las semillas para luchar contra la pesadilla que viven los proletarios y la población explotada de la región[1].
Artículo adaptado de World Revolution, publicación de la CCI en Gran Bretaña
[1] Ver en nuestra página Web los artículos dedicados a la lucha de clases en esta región del planeta.
El debate internacionalista sobre las experiencias históricas y actuales de la clase obrera se extiende a países donde nunca se había dado como por ejemplo República Dominicana. Hace 2 meses una delegación de la CCI animó un debate sobre el tema SOCIALISMO Y DECADENCIA DEL CAPITALISMO en dicho país (ver Acción Proletaria nº 197: Debate internacionalista en República Dominicana, /content/2046/debate-internacionalista-en-la-republica-dominicana [9] ). Hace un mes se celebró una reunión pública sobre el mismo tema en Lima - Perú (ver en nuestra Web: Hacia la construcción de un medio de debate y clarificación, https://es.internationalism.org/node/2107 [10] ). Ahora, gracias al esfuerzo y al entusiasmo de los compañeros del núcleo de discusión internacionalista de República Dominicana se ha celebrado una reunión sobre la experiencia de la Revolución Rusa de 1917.
Señalamos a continuación a partir del informe de los compañeros del núcleo de discusión internacional de Republica Dominicana las principales cuestiones que se discutieron. Los compañeros utilizaron para lanzar la discusión la presentación común a escala internacional que hemos hecho en todas las reuniones públicas celebradas por las diferentes secciones de la CCI y en las que han colaborado simpatizantes en otros países.
Hubo coincidencia con la presentación en señalar que «la revolución rusa se da el en momento de la Primera guerra mundial, la revolución rusa fue una respuesta a la guerra» que «la revolución rusa era socialista y no democrático burguesa» y que «la base de la revolución fue la acción de la clase obrera agrupada en los Soviets (Consejos Obreros), es decir, la revolución socialista sólo puede ser realizada por los trabajadores mismos y nunca delegando su realización en el Estado a través de líderes "geniales" (la infame tradición de caudillos "socialistas" como Stalin, Castro o, actualmente, Chávez)».
Un asistente planteó que «la revolución rusa, demostró que en un país atrasado se podía hacer una revolución proletaria, contrariamente a lo que Marx establecía de que en los países desarrollados era donde se iba a iniciar la revolución proletaria» . Se ha repetido muchas veces que Marx se equivocó porque la revolución proletaria triunfó en un país atrasado y no en países desarrollados como Alemania o Gran Bretaña. En realidad, la revolución proletaria no se plantea a partir de la situación de tal o cual país tomado por separado y aisladamente sino a partir de la situación mundial del conjunto del capitalismo. Con la primera guerra mundial lo que se demostró es que el capitalismo había formado el mercado mundial y había sometido a sus leyes a todos los países. Dentro de ese marco general había una enorme heterogeneidad: había países plenamente capitalistas, otros bajo el yugo colonial o semicolonial, la mayoría arrastraba importantes residuos feudales. Sin embargo, esas realidades nacionales, sin negar su peso, no eran determinantes. Lo determinante era que el capitalismo había llegado a sus límites históricos y que si sobrevivía lo único que causaría serían crisis, guerras y barbarie (como hemos podido comprobar en los últimos 100 años). Por tanto, independientemente de las múltiples y heterogéneas realidades de los distintos países, la evolución mundial del capitalismo llevaba a todos los pueblos de la Tierra a las guerras, la destrucción, la miseria, las hambrunas. Por tanto, la única solución posible era la lucha revolucionaria mundial por la destrucción del capitalismo y la creación de una sociedad nueva, el comunismo. La Revolución Rusa no surgió en respuesta a las realidades particulares de Rusia (aunque los bolcheviques y los Soviet trataron de tomarlas en cuenta) sino en respuesta a la situación mundial creada por la primera Gran Guerra. Los Soviet y los Bolcheviques concibieron la Revolución Rusa como el primer paso en la lucha por la Revolución Mundial.
Los bolcheviques y los propios Consejos Obreros rusos dejaron bien claro desde el principio que la revolución iniciada en Rusia solo se salvaría si se extendía a los principales países desarrollados y especialmente a Alemania. Fue precisamente el aplastamiento de la tentativa de revolución proletaria en Alemania en 1919-23 (perpetrada por la Socialdemocracia y los Sindicatos) lo que impidió el desarrollo de la revolución mundial y significó la muerte de la revolución en Rusia. En línea con esto último, los compañeros del núcleo defendieron en la discusión que «Precisamente la tesis del socialismo en un solo país fue el inicio de la derrota de la URSS», de lo que se hizo eco un asistente apoyando que «ninguna revolución puede crecer ni sobrevivir sin una frontera solidaria».
En el mes de octubre en la ciudad de Lima, la CCI realizó la primera Reunión Pública en este país con el objetivo de abrir un espacio de discusión fraterna al servicio de la clarificación. Queremos agradecer públicamente a nuestros simpatizantes en esa región por su ayuda logística, sin su apoyo la CCI difícilmente hubiera logrado hacer algo así: emprender una reflexión de fondo sobre el mundo actual, lo que el capitalismo ofrece a las personas y qué perspectivas se desprenden para la humanidad. Once personas estuvieron reunidas abordando temas cruciales para el desarrollo de la futura revolución. El tema anunciado en los carteles colocados en puntos de la ciudad de Lima era "qué es el socialismo y cómo luchar por él", sin embargo, la avidez de los participantes y sus planteamientos honestos y profundos hizo que la reunión abordara diversos temas. En las discusiones se expresaron posiciones de compañeros que habían estado vinculados al GCI[1] o que comparten actualmente más o menos algunas de sus posiciones. Otros compañeros se sentían identificados con el anarquismo. Igualmente participaron los militantes de la CCI y simpatizantes muy próximos a nuestra organización. No obstante, lo más relevante fue el ambiente de debate sincero y abierto.
Los temas que se debatieron:
Dado que los asistentes mostraron un tácito acuerdo con la necesidad de la revolución y con la perspectiva de derribar al capitalismo, la discusión se trasladó a cuestiones más "concretas". De las primeras ideas que los asistentes abordaron fue la noción de la decadencia del capitalismo, para los asistentes bajo la influencia del GCI hay una cierta visión ahistórica del proceso que conduce a la transformación de la sociedad, incluso se llegó a introducir la idea de la existencia de un proletariado antes de la llegada de los españoles («masacrar proletarios en la conquista no tenía nada de progresista», dicho casi textual por un participante). Detrás de esta posición se dibujan las confusiones típicas que el GCI reparte a manos llenas.
Mas que entender los procesos históricos el GCI difunde el radical pero hueco método de "violencia reaccionaria contra violencia de los oprimidos" pero haciendo una omisión del contexto histórico. Ello conduce a una dificultad para poder explicar por qué la revolución mundial no era realizable en el siglo XIX y que ello daba un contenido y forma diferentes a la lucha proletaria y a sus organizaciones políticas (sindicatos, partidos de masas, lucha por el programa mínimo, etc.). Hubo otros asistentes que insistieron en desarrollar la explicación de la decadencia, es por ello que pensamos que es una interesante cuestión que deberemos abordar.
Se ha abierto un debate también sobre qué es el proletariado, su naturaleza y cómo lucha. Unos participantes vertieron la idea de que los acontecimientos en Argentina 2001 fueron movimientos plenamente proletarios y que habría que "defenderlos e imitarlos" así como los «soviet en Irak en 1991» (sic!). La CCI explicó su posición, se han dado elementos de reflexión que los participantes tomaron con seriedad. Así, han sido tres los ejes sobre los que la CCI ha insistido:
-rechazar la "violencia por la violencia". Si bien la revolución que derrocará al capitalismo será un hecho violento porque una minoría que tiene en su poder el aparato estatal se va a resistir, tal violencia no es la esencia misma de la revolución, su esencia está en la capacidad del proletariado para desarrollar su lucha masiva y consciente, lo que distingue a la clase que hará la revolución no es la violencia sino su conciencia.
-las luchas obreras se articulan a través de organismos que la misma lucha va generando, desde las asambleas masivas, las delegaciones, los comités de lucha, hasta llegar a estadios más avanzados donde las formas de organización son más amplias y donde la situación exigirá la construcción de consejos obreros. Estamos aún en los inicios de las respuestas obreras a nivel mundial después del duro golpe que significó la enorme campaña de la "muerte del comunismo" y el retroceso que el proletariado mundial sufrió en su conciencia. Rechazar las asambleas donde se expresa un esfuerzo del proletariado por tomar las luchas en sus manos es un error, lo mismo que privilegiar acciones desesperadas (quema de autos, bloqueos, enfrentamientos con la policía, etc.) en vez de sacar lecciones y discutir dónde y cómo la burguesía y su Estado entrampan las luchas obreras y la clarificación de sus minorías.
-las auténticas luchas obreras no son "puras" y la CCI no está esperando a que se den luchas sin la influencia de la ideología burguesa o luchas donde haya una ausencia total de los aparatos del estado (sindicatos de todo pelaje así como partidos abiertamente ligados al capital, así como el brazo radical de la burguesía: el izquierdismo -sea este de corte maoísta, anarquismo oficial, etc., no. Para la CCI una auténtica lucha obrera no se mide por la presencia de los factores antes señalados, sino por la existencia en toda lucha naciente de una dinámica donde los participantes puedan reconocerse como integrantes de una clase, como miembros que tienen la necesidad de ir a la lucha con los otros ya que comparten interese inmediatos comunes. Cuando se empieza a comprender que existe una identidad proletaria esa lucha ha dado pasos adelante y hay que generalizar esas lecciones. Cuando después de un evento queda la sensación de división, sectarismo, segregación, gremialismo, etc., entonces lo que hay que generalizar es dónde está la trampa o el error.
En lo referente a la lucha obrera sólo se han planteado los problemas y hay un largo camino de clarificación por delante.
Hubo también está cuestión que atravesó una parte de la discusión. No se hizo esperar la clásica visión de ver en el sindicato un organismo rescatable para la clase obrera, está posición del anarquismo ve en la CNT un órgano a "rescatar" y se planteó abiertamente la cuestión de «¿es posible un sindicato revolucionario?». Se estuvo de acuerdo que si bien la CNT traicionó durante los acontecimientos de España 1936, al menos «los amigos de Durruti se opusieron a la militarización del trabajo» [11]. Uno de los participantes aportó una respuesta clásica en el GCI: «el sindicato nunca ha sido y nunca será revolucionario». Lo cual contiene una parte de verdad, ya que, efectivamente, los sindicatos no surgieron como órganos de la lucha revolucionaria del proletariado, sino como órganos para obtener mejoras y conquistas dentro del capitalismo; pero esta posición también regresaba sobre una falta de método, sobre la incapacidad para ver al sindicato como producto histórico y comprender que su surgimiento, que costó sangre al proletariado, estaba condicionado por un periodo histórico donde la revolución no estaba al orden del día. Esta idea coincide también con la vieja letanía del GCI de que la IIª internacional no tendría nada de proletaria...recordemos rápidamente que la IIª internacional tiene el mérito de adoptar el marxismo como método para desarrollar la teoría revolucionaria, que separó las organizaciones proletarias en unitarias (sindicatos) y los partidos políticos, amén del combate de la socialdemocracia contra la francmasonería y el desarrollo de las discusiones sobre los orígenes del cristianismo e infinidad de artículos de fondo, que la segunda internacional haya traicionado al apoyar los créditos de guerra en 1914 no impide que reconozcamos su existencia como una eslabón más en la cadena de esfuerzos del proletariado por dotarse de un partido mundial.
Un asistente apoyó las posiciones de la CCI sobre la cuestión sindical mostrando cómo los sindicatos constituyen un medio de control del Estado y cómo el mismo Fujimori desarrolló una campaña de destrucción de los sindicatos para luego en alianza con la oposición a su gobierno hacer creer a los trabajadores en la «necesidad de luchar por sindicatos».
Los sindicatos fueron un arma del proletariado en un periodo de la historia donde el capitalismo podía no sólo conceder reformas duraderas sino que además la revolución proletaria no estaba aún a la orden del día y el "programa mínimo" era una cuestión inmediata por la cual luchar. Sin embargo, los acontecimientos de 1905 y sobre todo 1917 en Rusia demostraron cómo la lucha da una respuesta a un problema de organización en la decadencia del capitalismo, la revolución no giró en torno a los sindicatos sino en torno a los consejos obreros, "la forma al fin encontrada" diría Lenin "de la dictadura del proletariado". Desde entonces, el desarrollo de las luchas obreras estará confrontado a organizarse fuera y contra los sindicatos. Sabemos que no todos los días se pueden instaurar consejos obreros ya que ello depende de las condiciones de generalización de las luchas hasta plantear una situación prerrevolucionaria, pero los combates obreros no deben esperar hasta ese día para autoorganizarse, desde que estalla la huelga en una fábrica se plantea el dilema de tomar el control de las decisiones a través de asambleas donde los trabajadores decidan el rumbo de su lucha. Entonces el buscar la solidaridad con otros explotados deviene una cuestión de vida o muerte para cada huelga (no hablamos de las farsas de "solidaridad" que orquestan los sindicatos), empezar a percibir que el aislamiento es la muerte de todo combate es una profunda lección que preparará las luchas decisivas contra el capital.
Estos debates internacionalistas no se dan únicamente en América del Sur, también tienen lugar en países tan alejados como Filipinas, India, Corea, Turquía... Poco a poco se van desarrollando las bases de un auténtico debate internacional sobre la lucha del proletariado, el internacionalismo, el combate por la liberación de la humanidad del yugo del capitalismo.
El desarrollo de estas actividades aporta el viento fresco del debate proletario sobre los verdaderos problemas y las verdaderas alternativas de la situación mundial. En lugar de los temas que no conducen a ninguna parte (el nacionalismo, la revancha entre países, las reformas, la intervención del Estado) se empieza a hablar del internacionalismo, de la solidaridad, de las experiencias históricas y actuales de lucha de la clase obrera, de cómo luchar a nivel mundial por el socialismo etc. En lugar de "modelos nacionales de desarrollo" que la experiencia de los últimos 40 años nos ha mostrado que solo desarrollan la miseria, la opresión y la guerra; las discusiones empiezan a girar sobre la dimensión histórica e internacional de los problemas que aquejan a la humanidad, sobre el futuro que nos depara la sociedad capitalista mundial, sobre cómo desarrollar una solidaridad y una conciencia internacional del proletariado para salir del atolladero.
[1] GCI: Grupo Comunista Internacional, un grupo de verborrea radical pero de práctica coincidente con los grupos de "extrema izquierda" del Capital. Ver nuestra denuncia en Revista Internacional nº 124 ¿Para qué sirve el GCI?: /revista-internacional/200602/516/para-que-sirve-el-grupo-comunista-internacionalista-gci [12]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/espana
[2] https://es.internationalism.org/cci-online/200801/2160/que-le-pasa-a-la-economia-hay-una-salida-a-la-crisis
[3] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/crisis-economica
[4] https://es.internationalism.org/rm/2007/101_eu
[5] https://es.internationalism.org/tag/geografia/estados-unidos
[6] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/lucha-de-clases
[7] https://es.internationalism.org/tag/geografia/francia
[8] https://es.internationalism.org/tag/geografia/pakistan
[9] https://es.internationalism.org/content/2046/debate-internacionalista-en-la-republica-dominicana
[10] https://es.internationalism.org/content/2107/reunion-publica-de-la-cci-en-peru-hacia-la-construccion-de-un-medio-de-debate-y
[11] https://es.internationalism.org/content/2107/reunion-publica-de-la-cci-en-peru-hacia-la-construccion-de-un-medio-de-debate-y#_ftn4
[12] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200602/516/para-que-sirve-el-grupo-comunista-internacionalista-gci
[13] https://es.internationalism.org/tag/geografia/america-central-y-sudamerica
[14] https://es.internationalism.org/tag/vida-de-la-cci/reuniones-publicas
[15] https://es.internationalism.org/cci-online/200712/2110/referendum-en-venezuela-tomar-partido-a-favor-o-en-contra-de-la-reforma-de-la
[16] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/venezuela
[17] https://es.internationalism.org/tag/situacion-nacional/conflictos-interburgueses-0