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Revolución Mundial nº 96, Enero-Febrero 2007

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Aumento de precios: un ataque generalizado en contra de la clase trabajadora (Suplemento)

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Suplemento a
Revolución  Mundial  96
Aumento de precios: un ataque generalizado en contra de la clase trabajadora

 

El aumento de precios que se ha destapado en los primeros días del mes de enero ha hecho ver que las declaraciones sobre la fortaleza de la economía mexicana y la eliminación de la crisis económica, son sólo discursos huecos. La crisis económica capitalista, que desde finales de los años sesenta se destapó y se extiende hasta el presente, se agudiza cada día, degradando la vida de los trabajadores de todas partes del planeta. Los problemas económicos del capitalismo conduce a que la clase dominante arrecie los ataques en contra de los asalariados, afectando a las condiciones de jubilación y pensión, haciendo crecer a la masa de desempleados, incrementando los ritmos de trabajo y conteniendo de forma directa al salario. Pero el incremento de precios también es un mecanismo que la clase dominante utiliza para echar sobre las espaldas de los trabajadores la carga de la crisis.

Los trabajadores deben de tener presente que esta degradación que sufren sus condiciones de vida no es sólo producto de la aplicación de una mala política, de una incapacidad o poca sensibilidad de los gobernantes, es la manifestación clara de lo que significa el capitalismo, porque la riqueza y ostentación de la clase dominante se sostiene sobre la miseria de los proletarios, por ello mientras siga existiendo este sistema los trabajadores están condenados a sufrir la explotación y la miseria. La agudización de la crisis y de sus secuelas, como lo es en este caso el incremento de precios, no hace sino poner de relieve la necesidad que existe para la clase trabajadora de destruir el capitalismo.

La miseria de los trabajadores, sustento de la riqueza de la burguesía

El incremento de precios de las mercancías de consumo básico, y entre ellos el de las tortillas de maíz, es un golpe directo a las condiciones de vida de los trabajadores.

El salario mínimo diario durante 2006 era de 48.91 pesos (4.45 dólares), el cual era ya expresión de la precaria condición a que se somete a los trabajadores. Para este año que empieza se ha establecido un salario de 50.57 pesos (4.60 dólares), lo que implica un incremento del 3.4%, no obstante la tortilla de maíz se ha elevado en más del 40% (pasando de 6 pesos a 8.50). De manera que en 2006 un trabajador con un salario mínimo diario podía adquirir 8.15 kilogramos de tortilla de maíz, pero ahora apenas puede comprar 5.9 kilogramos, a todo ello hay que agregar el incremento de precios del resto de mercancías que requiere para sobrevivir él y su familia.

Cuando la crisis económica del sistema se agudiza la burguesía también ve afectada su ganancia, no obstante esta busca recuperarla aplastando los salarios, incrementando los ritmos de explotación y al mismo tiempo aumenta los precios, por eso la elevación generalizada de precios es un golpeo contra todos los trabajadores. Esta realidad trata de esconderse afirmando que no hay “topes” al salario, en tanto muy pocos ganan el “salario mínimo”, sin embargo las mismas cifras oficiales llevan a indicar que cerca del 30% de la población activa recibe este salario (sin referir al 1.7 millones de jubilados que también perciben ese monto). Aún suponiendo que hay una parte de trabajadores que no reciben el mínimo, el salario promedio de percepciones es de 1.5 salarios mínimos, lo cual de ninguna forma exenta de la afectación de los incrementos de precios a esa parte de la población trabajadora.

La burguesía descaradamente asegura que los incrementos al salario mínimo lo dicta el nivel inflacionario esperado, sin embargo existe un rezago acumulado entre la inflación y la capacidad de compra del salario mínimo. El grafico que presentamos nos ilustra claramente que mientras los precios (inflación) crece de forma continua, los niveles de vida del conjunto de los asalariados (salarios) se han ido degradando de forma aguda, lo que ilustra el proceso de sometimiento y explotación a la que se viene sometiendo a los trabajadores.

 

Defensa de la economía nacional, una trampa de la burguesía

La burguesía ha asegurado durante varios años (desde el gobierno de Salinas, hasta el actual) que la “disciplina interna”, que consiste en la reducción de la masa monetaria, la restricción de los “gastos sociales” (que forman parte del salario “indirecto) y la contención de los salarios, aseguraba el control de la inflación, sin embargo hoy, que la secuela del crecimiento de precios se agudiza, busca “nuevas” explicaciones, que van desde las de corte más oficial, que lo refieren como un problema temporal, producto de las modificaciones del mercado, hasta las radicaloides presentadas por el aparato de izquierda del capital (PRD en particular) que afirman es por la aplicación de una mala política agropecuaria y de un proceso especulativo sostenido por las grandes empresas trasnacionales. Sin embargo, aunque algunos de sus argumentos describen algo de los sucesos, nunca dirán que este problema es expresión de la crisis que aplasta al sistema capitalista, lo que ellos refieren como causantes no son sino efectos de la misma crisis. Las presiones del mercado y las actuaciones especulativas expresan de forma aparente la aparición de este problema, pero la competencia en el mercado es más feroz cuando arrecia la crisis, y es eso lo que obliga a usar, por los capitalistas la especulación de forma más recurrente, asegurando así sus ganancias.

Es indudable que aún cuando las políticas diseñadas tienen por objetivo proteger las ganancia, el peso de la crisis las inutiliza y no puede impedir se exprese en toda su magnitud las contradicciones económicas, por ello ante este hecho, la burguesía procura cargar el peso de la crisis en las espaldas de los trabajadores. Pero para que sus medidas puedan pasar libremente el capital se asegura de hacer creer a los asalariados que deben de sacrificarse por el bien de la nación, o bien inyecta la idea falsa que basta con esperar un nuevo proceso electoral y así “ajustar cuentas” con los gobernantes...

Pero los trabajadores deben tener presente en su reflexión, que no tienen ni patria ni nación que defender, porque su esencia se encuentra en su condición de explotado, que al mismo tiempo lo lleva a hermanarse con los trabajadores de todo el mundo y lo hace ser por ello una clase internacional. Así mismo no debe olvidar que todos los gobiernos tanto de derecha como de izquierda, tienen como responsabilidad proteger los intereses de la patronal. Por ello es falso que este fenómeno inflacionario no hubiera ocurrido, de haber llegado Obrador al gobierno. La burguesía no puede eliminar las contradicciones del sistema, lo único que puede hacer es esconder o retardar ciertas secuelas, pero tarde o temprano toman dominio. Es por eso que las pretendidas criticas y soluciones que el aparato de izquierda del capital y los sindicatos plantean no son sino trampas con las que se busca desviar el descontento hacia ideas que se amoldan a las necesidades de la clase dominante.

La defensa del cumplimiento del mandato constitucional del “salario digno”, el subsidio a la tortilla, el apoyo al campo, la renuncia de tal o cual funcionario, la renegociación de la comercialización del maíz en el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), la creación de leyes para asegurar la “soberanía alimentaria”, así como el cambio de política o “modelo económico”, son argumentos que se vienen repitiendo por el PRD, sindicatos (UNT, CROM...), grupos de empresarios y agrupaciones agrícolas afectadas (CNC, CAP...), pero todos ellos representan caminos falsos para los trabajadores, en tanto buscan evitar que tomen la defensa de sus condiciones de vida como argumento de lucha, y en vez de ello terminen plegándose a la burguesía, defendiendo a la economía nacional y a sus instituciones. Son argumentos que se pretenden radicales, pero son en realidad trampas para impedir que la clase trabajadora reconozca a su verdadero enemigo: el capitalismo.

En ese plano es que ante esta campaña, el conjunto de los asalariados deben de tener presente que la defensa de la nación, de la economía mexicana, o la búsqueda de “mejores” políticas, son consignas que la burguesía busca imponer para que la defensa de las condiciones de vida queden olvidadas, y pueda extender la esperanza de que el capitalismo es un sistema que puede ofrecer mejoras.

 

Ante la degradación de las condiciones de vida, el único camino es la lucha proletaria

Patrones, gobierno, partidos, izquierda y sindicatos vienen coordinando su actuación para hacer pasar los golpes contra los trabajadores e impedir que expresen de forma real su coraje. Los discursos que el gobierno, el clero y la patronal lanzan llamando a la resignación, son complementados con los llamados que sindicatos y el aparato de izquierda (PRD, PT, FAP...) hacen para defender a la nación, pero ante el feroz ataque lanzado en contra de los trabajadores, estos no tienen otro camino que la lucha, pero para que la lucha tenga un verdadero sentido de clase, debe ser tomada en sus manos, e impedir que la defensa de las condiciones de vida sea desviada.

El real descontento que se presenta entre los asalariados por los incrementos de precios a las mercancías de consumo básico y la afectación a su salario, debe ser un elemento que los una como clase, la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores expone en su esencia la crítica a las leyes económicas capitalistas, en tanto ofrece elementos materiales que conducen a entender que el capitalismo no le puede ofrecer sino explotación, opresión y miseria, y al mismo tiempo señala que es la única clase, que, mediante su lucha masiva y conciente puede ponerle fin a este sistema...

Por ello ante los golpes que viene asestando la clase dominante, no hay más camino que la organización y la lucha, pero para que ésta sea efectiva debe pasar por encima y en contra del sindicato y aparato de izquierda del capital.

31-01-07

 

 

 

                                                                                   ¡Proletarios de todos los países,uníos!

 

Revolución Mundial, Sección en México de la

Corriente Comunista Internacional

 

 

 

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Situación nacional: 

  • Mexico [3]
  • Lucha de clases [4]

Oaxaca: Lecciones a sacar de una trampa

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Noviembre y diciembre trajeron diversos acontecimientos en Oaxaca, de los que debemos analizar y sacar las lecciones: Los maestros han regresado a sus clases, se desarrollaron provocaciones abiertas (incendios de edificios públicos y privados del centro de Oaxaca) con el fin de dar una «justificación» a la acción de la policía, la detención de los «líderes» de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y luego terminar la escenografía democrática al dejar en libertad de los detenidos…

 

APPO: un instrumento para someter a los trabajadores

La naturaleza y la dinámica de una lucha proletaria se concentran en sus formas de lucha y en los objetivos que se plantean.  En ambos casos la APPO significa un sometimiento del genuino descontento de los trabajadores[1 [5]]. Por su forma de organización no favoreció la independencia política del proletariado, todo lo contrario; agrupando a sindicatos, organizaciones «sociales» y populares se creó un enorme frente interclasista donde cualquier expresión que intentaba buscar la solidaridad en y por la lucha era ahogada en un mar de «líderes sindicales y sociales» donde pululan personajes que pertenecen al aparato de izquierda del capital.

Recordemos de paso que la APPO no surge con el movimiento de los maestros (principios de de mayo de este año) sino hasta el 23 de junio, después de la represión del Estado sobre los maestros el 14 de junio. La APPO surgió como el órgano cuya tarea fue la de conducir a un terreno inofensivo toda la solidaridad genuina que despertó entre los trabajadores y demás sectores explotados el hecho de ver cómo el Estado reprimía impunemente a los maestros. Es el remate que cierra las hojas de la tijera para terminar la agresión contra la protesta magisterial. A partir de su instalación los trabajadores quedaron completamente atados a una estructura que decidía y negociaba lejos de las demandas reales de los trabajadores,  simulando que las decisiones se tomaban desde la «base». Pero en realidad era una forma de apresar, contener y controlar el enorme descontento que el capitalismo cultiva en esta particular región donde la pobreza campea y la marginación es el pan de cada día de miles de seres humanos.

La contención y control se realizó a través de la desviación de la lucha contra la miseria y la explotación a una «lucha» por la destitución del gobernador priísta Ulises Ruiz.

Si bien individuos como Ulises Ruiz como representantes del capital son dignos de desprecio ya que simbolizan la opresión y la dictadura de la burguesía, la remoción de su cargo no mejora la situación de los explotados, en todo caso, mejora el posicionamiento de alguna fracción de la misma burguesía que se oponía  éste o aquél personaje. Recordemos que en Argentina en el 2001 cambiaron varios presidentes en un mes, en medio de enormes convulsiones sociales, lo mismo pasó en Ecuador; América Latina es rica en esas experiencias donde la caída de un mandatario sólo ha significado su sustitución por otro, mientras que la causa de la miseria, es decir, la subsistencia del capitalismo decadente, no se toca ni un ápice. El cambio de personajes en los gobiernos sólo engendra ilusiones en un sistema que hay que destruir; ata a los trabajadores a una de las peores cadenas de la ideología burguesa: pensar que la causa de la explotación del trabajo asalariado por el capital se debería a la mala gestión de algún pillo ambicioso. Es por ello que la consigna de la destitución de Ulises Ruiz  es un objetivo que desvía las energías hacia un blanco errado y que representa, en el fondo, las ambiciones de alguna de las fracciones burguesas en pugna por el poder y que han sabido encauzar el descontento general hacia un objetivo ajeno a la causa del proletariado.

 

Las pugnas entre fracciones de la burguesía mexicana: dinámica que dominó y aprovechó el descontento de los trabajadores.

En nuestra prensa hemos venido denunciando cómo las pugnas entre fracciones de la burguesía en el marco de la descomposición del capitalismo se han agudizado y muestran una marcada tendencia a la pérdida de control. Los cacicazgos locales tienden a imponer sus intereses  de miras cortas en detrimento de las orientaciones globales de la burguesía nacional que intenta hacerse un espacio en medio de la feroz competencia mundial. Las visiones retrógradas representadas por los restos de la estructura priísta no ceden el poder de manera «aterciopelada». Por su parte las fracciones «progresistas» que están presentes en todos los partidos, muestran una falta de homogeneidad tal que sólo atinan a poner obstáculos a los oponentes, pero no consiguen presentar una visión unida y en una misma dirección. El PRD acusa a Ulises Ruiz de haber ganado las elecciones con fraude, podemos adivinar que ello se realizó en detrimento de su candidato! El PAN y PRD también  responsabilizan a Ulises Ruiz del desvío de fondos millonarios para la campaña de Roberto Madrazo (de filiación priísta y representante de una fracción  importante de la burguesía mexicana).

Recientemente, justo antes de la toma de posesión del nuevo presidente el 1º de diciembre, la APPO ha difundido la consigna de «Si URO (Ulises Ruiz) no se va, Calderón no pasará!»…¡todo conducido hacia el terreno electorero y de los pleitos por ver qué fracción burguesa se hace cargo del Estado! Un elemento que no debemos perder de vista es que la imposición final del equipo de Calderón fue lo que realmente marcó el destino de los sucesos en Oaxaca. El frágil gobierno encabezado por Calderón se ve obligado a establecer alianzas con los cacicazgos locales, entre ellos el de Ulises Ruiz y el de Puebla (Calderón en su campaña prometió juzgar al «gober precioso», promesa que evidentemente cedió su lugar a las componendas), ello para poder afianzar, por este momento, su posicionamiento y afirmación como fracción dominante. El sindicato de maestros (SNTE), junto con su disidencia (CNTE[2 [6]]),  organizaron la vuelta al trabajo. El gobernador Ulises Ruiz ha reacomodado su gabinete, se han destituido a ciertos jefes policíacos tomados como chivos expiatorios, la Policía Federal Preventiva (PFP) empieza su retirada de Oaxaca con el pretexto de ir a «luchar contra el narcotráfico» en Michoacán y algunos personajes de la APPO han sido metidos a la cárcel… Todo esto no es producto del empuje de los trabajadores, sino de su lamentable sometimiento a intereses que no son los suyos. La clase obrera no tiene ningún interés en «reformar el Estado» o en «mejorar la democracia», sus intereses están ligados a la destrucción de la dictadura del capital y de su taparrabos: la democracia.

 

Cómo ejerce el proletariado su violencia revolucionaria

La detención de «líderes» de la APPO (como Flavio Sosa de conocida trayectoria en el PRD) ha suscitado enormes discusiones sobre los «presos políticos» y el «qué hacer» frente a la represión.

Es verdad que la represión del Estado despierta la solidaridad de los oprimidos con todos aquéllos que son víctimas del aplastamiento por parte de los engranes represivos del Estado. Es verdad también que causa indignación el hecho de ver a la democracia y sus policías, hacer valer su superioridad «táctica y estratégica», aplastando a manifestantes y seres humanos que muy confusamente intentan luchar contra la injusticia, la explotación y la miseria. El problema no es si debemos reaccionar y «hacer algo». Estamos de acuerdo en hacer algo, lo que debemos discutir es qué hacer y cómo hacerlo.

La primera cuestión que salta a la luz de la historia es que el proletariado no tiene muchas posibilidades en la confrontación de la violencia contra la violencia. Las piedras y garrotes tienen poca eficacia frente  a las tanquetas, armas de fuego y gases tóxicos de los cuerpos represivos. No es  a ese nivel que la clase obrera pueda «competir». El factor esencial de la próxima revolución es la conciencia. La revolución proletaria mundial no es un problema de «a ver quien pega más duro», es su accionar masivo y conciente lo que le da una fuerza superior, para ello el proletariado deberá convencer a las capas no explotadoras y a los marginados de la necesidad de derribar al capitalismo, el proletariado. A la represión violenta del capitalismo el proletariado deberá oponer el arma de su movilización masiva y conciente.

Pedir «respeto» a las leyes burguesas a los mismos burgueses es una ilusión. Abogar en el terreno del respeto a la «libertad de expresión» es suponer ingenuamente que el capitalismo va a permitir libremente el fomento de las ideas que conducirán a su propia destrucción. La consiga de libertad a los «presos políticos» tuvo un gran auge en los 70 y 80, en las épocas de la guerrilla y de las dictaduras militares en América Latina, sin embargo, tal concepto esconde (por muy radical que se presente) la esperanza en las leyes e instituciones burguesas.

Los revolucionarios jamás juzgarán la voluntad, la honestidad y el valor de todos aquellos que, aún cuando actúan de forma voluntarista, se enfrentan al sistema pretendiendo con ello defender a los oprimidos. En realidad todos esos individuos se vieron apresados entre dos fuegos; por un lado, el izquierdismo que los azuzaba a «ir a la barricada», al «enfrentamiento» a la «violencia contra la violencia» y, por otro lado, el poder represivo del Estado que puso en marcha su maquinaria para demostrar que «contra el gobierno no se puede» y que las masas son impotentes ante la represión salvaje del totalitarismo estatal.

La suerte de millones de marginados depende históricamente de la capacidad del proletariado para abrir la vía de destrucción del capitalismo. Ya sea que estas víctimas  estén bajo la amenaza de una muerte por hambre, en medio de una de tantas guerras que hoy corroen el planeta o simplemente padezcan la exclusión social. No existe una solución inmediata y sería inútil tratar de buscar hoy un paliativo a la miseria material de millones de seres humanos. Existen muchos ejemplos de cómo los que han intentado ayudar en lo inmediato no han rebasado el marco de la «caridad cristiana» y, peor aún, los problemas que intentaban resolver se van haciendo cada día más graves; tapan un agujero al tiempo que se destapan cinco. Es en este marco que debe abordarse el problema de la represión, víctimas hay por millares y mientras el capitalismo siga en pie ese flagelo lo acompañará. En el marco de la actual democracia que irónicamente está armada hasta los dientes, no podemos esperar un trato «civilizado». La democracia aplastará a todo aquel que plantee acabar con el capitalismo. Es por ello que no hay una lucha «particular» (por los presos, por las minorías, por las mujeres, etc.) sino una lucha central contra el capitalismo. Al plantearse la subversión de la dominación del capital, todas sus consecuencias serán eliminadas.

Sabemos que sacar de la cárcel a un camarada preso no es tanto un «asunto de leyes» o ruegos sino de una relación de fuerzas entre las clase. Si el proletariado es capaz de imponer una relación de fuerzas a su favor desarrollando luchas masivas, podrá entonces rescatar a sus hermanos de clase presos, de lo contrario las leyes se encargarán de «hacer justicia» salvaguardando siempre los intereses del capital. Claro que nos indigna la tortura y la represión, como nos indigna la alienación y la dictadura del capital, de ahí que nuestras esperanzas estén puestas en el desarrollo de luchas masivas por parte de la única clase revolucionaria de esta época: el proletariado.

Oaxaca nos ha mostrado que no basta con «tener ganas de luchar», falta unir estas ganas a una conciencia de quiénes son los enemigos a enfrentar; desde los sindicatos hasta la APPO. Identificar a los enemigos en un gran paso en la toma de conciencia. Y que ayudará a preparar los combates futuros.

Marsan/15-diciembre-06

Notas



[1] [7] Ver nuestro suplemento de Revolución Mundial no. 95 fechado el 18 de noviembre de 2006.

 

[2] [8] Su sector más «radical», el Coordinara Central de Lucha (CCL), aún cuando no se integran al paro e incluso realizan una critica a los métodos de la APPO y a la sección 22, se integran al escenario mediante una alianza con Esther Gordillo, estableciendo una nueva sección sindical.

Situación nacional: 

  • Mexico [3]
  • Lucha de clases [4]

CUBA: Del Granma al “socialismo cubano”, confirmación de la gran mentira latinoamericana

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CUBA: Del Granma[1 [9]] al “socialismo cubano”, confirmación de la gran mentira latinoamericana

Es corriente escuchar entre el aparato de izquierda del capital, la definición de que Cuba es una sociedad socialista solo que con características especiales, el aspaviento es tan ensordecedor que gana a muchos jóvenes proletarios están convencidos de que esto es verdad y manifiestan su simpatía hacia Castro. Además ante la eventualidad de la muerte de Castro se ha le glorificado, y se hablado acerca del futuro de la pretendida Cuba “socialista” llamando por enésima vez a defender el supuesto “ultimo bastión del socialismo”.

 

Cuba una guerra de liberación nacional burguesa, en plena guerra fría

La ola revolucionaria que dio origen a la victoria de la revolución rusa, sufrió una severa derrota en la década de los 20 lo que provocó el auge de una enorme contrarrevolución, de tal suerte que los regímenes que posteriormente se autoproclamaron socialistas en realidad no tienen ninguna continuidad con el movimiento del proletariado, no tienen un carácter socialista. Estos movimientos son guerras de liberación nacional burguesa, lo cual no implica que siquiera sean progresistas. Hemos insistido en es central que los trabajadores comprendan que no hay ninguna continuidad o relación entre la revolución rusa y la 1lamada “revolución cubana”: “mientras en 1917 la clase obrera en Rusia tomaba el poder derrocando a la burguesía, como parte de una oleada revolucionaria internacional que sacudió el mundo en esos años; en cambio en Cuba 1959 es una fracción de la burguesía la que simplemente sustituye a otra, en su afán de sacar adelante al capital nacional.

Mientras que en la ex-URSS el mito del ‘socialismo en un sólo país’ surgió a partir del retroceso de la revolución comunista mundial, del aislamiento y posterior degeneración de la revolución en la propia URSS; el ‘socialismo a la cubana’ en cambio fue establecido ‘por decreto’ del régimen de Castro, al hallarse acorralado, en plena época de guerra fría, entre las pugnas de las entonces dos potencias imperialistas cabezas de bloque (la URSS y Estados Unidos” (RM, nº 9).

La instauración del llamado socialismo cubano, no surgió como una conclusión de una revolución conciente de los trabajadores, sino como un putch de los “barbudos”, y sólo ante el fracaso de un acercamiento de Castro con el imperialismo yanqui, de la noche a la mañana transforma su gobierno en “socialista” y Castro se convertía en “marxista-leninista”.

 

La revolución socialista es una revolución conciente

La revolución socialista es una revolución que por primera vez en la historia tiene que ser conciente. Esto quiere decir que desde un principio, el programa los objetivos la táctica y estrategia que guían al movimiento socialista, es discernido en discusiones abiertas y claro esta que es preciso no debe ser ambiguo, para no “asustar” a los compañeros de ruta.

Por tal motivo, es un argumento falaz querer demostrar que la revolución cubana tenia un carácter socialista debido a que sus principales promotores estaba claros de ello, para lo cual no dudan en presentar el programa que enarbolaban los participantes del asalto al Moncada en el 53, como un programa sumamente inteligente que a propósito estuvo escrito con ambigüedad para no asustar a las capas de la pequeña burguesía y otros, y con ello lograr que no se aislara este movimiento.

De la misma menara también es inviable Un segundo argumento según el cual Castro ya conocía desde su época estudiantil el marxismo y por si fuera poco que el Che ya era un marxista convencido. La fuerza argumentativa de tal idea es tan débil que no merecía ser tomada en cuenta, sino fuera por su reciclamiento una y otra vez. Por ejemplo: se dice que Castro en el aspecto organizativo tenia un espíritu leninista pues escribió: “la ideología, disciplina y dirección. Las tres son esenciales pero la dirección es fundamental, [...] no se puede organizar un movimiento en el que todos se crean con derecho a emitir declaraciones publicas sin consultar a nadie; y no se puede esperar nada bueno de un movimiento  formado por hombres anárquicos que a la primera discrepancia tomen el camino que les parece conveniente, desmembrando, y destruyendo el vehículo. El aparato de propaganda y de organización debe ser una fuente que pueda destruir implacablemente a quienes traten de crear tendencias, camarillas, cismas o de sublevarse contra el movimiento”[2 [10]]. 

Evidentemente no hay nada que se parezca a lo expuesto por Lenin en “Un paso adelante dos pasos atrás”, esta argumentación Castrista recuperada por el italiano Tutino es fácilmente reciclable en cualquier pugna interburguesa, pues no expresa más que una lógica simplista de cómo se pelea la dirección del movimiento sin que por ello se demuestre un carácter necesariamente revolucionario.

La revolución comunista, es una revolución de carácter masivo donde participan masivamente los trabajadores. Los métodos de lucha para nada tienen que ver con la conspiración de un pequeño grupo de intelectuales que pretendan sustituir al movimiento obrero y generar por si mismo un periodo revolucionario.

De esta manera el método de lucha guerrillera, no hace más que atacar este principio fundamental queriendo separar un grupo de vanguardia que se constituye en un ejercito de salvación por encima de la clase misma como lo fue el ejercito rebelde de Castro. El proletariado a diferencia de la burguesía no requiere ni dispone de una fuerza militar por encima de ella, por ello su revolución no es producto de un “ejercito popular” sino de la propia clase obrera levantada en armas, consciente, unida y organizada.

 

Con Fidel Castro o sin él, el capital afirma su poder en Cuba

Al revelarse la enfermedad de Fidel y el relevo aún provisional de Raúl Castro, el gran mito del socialismo en Cuba se ha puesto nuevamente en primer plano de la campaña ideológica de la burguesía.

En este contexto se prepara para la transición, post fidelista, para apuntalar el capitalismo de Estado en Cuba y en el PCC se empieza a «debatir» sobre su futuro, así tanto si se impone una vía tradicional en el sentido de dejar las cosas como estan como si lo hace una vía de apertura y se abre más el mercado asemejándose a la vía del capitalismo en China, el proletariado no tiene ningún interés en común con el gobierno cubano en sostener ese régimen capitalista, y su papel será hacer todo por enfrentar a la burguesía cubana y arrasarla a través de una verdadera revolución socialista que instaure un verdadero poder de los Consejos obreros, participando en una revolución mundial.

Vania, diciembre 2006

Notas



[1] [11] Granma es nombre de la embarcación que llevo a Castro desde México a Cuba, la cual arribó el 2 de diciembre de 1956, iniciándose así el movimiento armado que en dos años logro la victoria sobre Fulgencio Batista.

 

[2] [12] Saverio Tutino, Breve historia de la revolución cubana, Serie popular Era Pág. 105.

 

Corrientes políticas y referencias: 

  • Castrismo [13]

Cambio de gobierno federal: continuan las pugnas interburguesas y las trampas contra el proletariado

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En RM 95 destacábamos que los resultados de las elecciones presidenciales del 2 de julio del 2006 habían sido cuestionados por algunos sectores de la burguesía lo que revelaba que continuaban las pugnas internas en su interior en ausencia de acuerdos mínimos para la designación del equipo de gobierno; una situación que vuelve a recordarnos la dificultad que la burguesía tiene para el control de sus procesos electorales. También advertíamos a la clase obrera sobre las nuevas trampas que el Estado capitalista estaba preparando de acuerdo a la nueva situación política ya que por encima de los conflictos internos de la clase dominante siempre cumplirá su función, como representante de sus intereses colectivos, de asegurar que se estructure la estrategia política adecuada para perpetuar la explotación de la clase trabajadora y su dominación como clase. Retomamos algunos aspectos de estos dos ejes de la situación nacional para hacer un seguimiento estrecho tanto de la vida política interna de la burguesía como del nuevo escenario político que esta está preparando contra el proletariado.

 

La descomposición,  origen de las dificultades internas de la clase capitalista

“Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar  la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación política. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante  cada día controla menos su aparato económico…” (Tesis 9 sobre la descomposición, Revista Internacional 62). Efectivamente, la dinámica de la vida de la burguesía ha estado dominada particularmente desde finales de los años ochenta por fisuras pronunciadas producto de la agudización de la crisis que multiplica la ferocidad de la competencia entre sus diferentes grupos complicando sus propias relaciones y su capacidad de acuerdos para conseguir una mínima unidad y una disciplina duraderas; y que evidencia un proceso de la descomposición generalizada del capitalismo, marcando la tendencia dominante del “cada quien por su lado” y al “sálvese quien pueda”; impulsos irrefrenables cuyos ejemplos pueden verse por decenas y centenares en las relaciones de los diversos grupos de poder económico y político dentro del Estado capitalista donde se aprecia “una gran fractura política de la burguesía en su conjunto y aunque en su forma se presenta como una bipolarización (PAN-PRI vs PRD), es una fragmentación mayor en la que cada uno de los sectores busca su propio provecho y donde las relaciones  entre dada una de las partes se presenta con dificultad, creando alianzas endebles, no duraderas, en las que los intereses se mezclan y los personajes y grupos se mueven de un bando a otro. Por eso, al imponerse a Calderón en la Presidencia, la agudización de la pugna, no sólo presagia su continuación sino su agudización, dada la extensión de la pelea en todos los dominios: partidos, ejército, clero, grupos del tráfico de drogas…” (Punto 5 de la Resolución sobre la situación nacional en México de la III Conferencia Panamericana). El resultado inmediato de esta situación es que cada grupo de la clase dominante al no poder hacerse con un control total del juego político, se dedica a entorpecer el avance de sus adversarios lo cual explica las crecientes dificultades que está teniendo la burguesía en los últimos años para continuar de manera ordenada con sus proyectos económicos y políticos como los tenía planeados.

 

Las dificultades actuales de la burguesía

Después de la asunción oficial de Felipe Calderón continúa la misma situación pues a pesar de que la fracción de AMLO ha venido resintiendo una pérdida importante de apoyos en algunos sectores de la burguesía, la persistencia de su “gobierno legítimo” no expresa más que las dificultades de la burguesía mexicana que hasta ahora no ha podido cohesionarse; para la fracción de López Obrador no se trata de una apuesta menor pues a medida que pasa el tiempo y se definen los reacomodos políticos dentro de las estructuras del poder estatal busca fortalecerse como un referente que pueda aglutinar a aquellos sectores de la misma burguesía relegados de la distribución de los cotos de poder económicos y políticos.

La llamada “transferencia del poder” estuvo marcada por la división de la clase dominante; el mismo hecho de que la fracción de Calderón haya tenido necesidad de blandir de manera amenazante el poder del ejército para apuntalar su gobierno, echando por tierra el “prestigio histórico” de imparcialidad política de ese sector, no hace sino ilustrar las dificultades que hemos venido comentando. En cuanto al show mediático de los diputados del “Frente Amplio Progresista” (PRD-PT-Convergencia -FAP), del cual todos los medios de la burguesía nos hartaron hasta el cansancio, a todas horas, no fue más que un intento por prestigiar de nuevo a las llamadas fuerzas progresistas de izquierda que supuestamente se estarían oponiendo a la “afrenta al pueblo de México”. Por encima de todo este espectáculo hay que notar el mensaje central de la clase explotadora representada por todos los diputados y senadores de todos los partidos de derecha e izquierda: al lado de cualquier diferencia el interés de la nación burguesa está primero.

En fin, las acciones espectaculares del nuevo gobierno federal en cuanto al “combate al crimen organizado” y en particular al narcotráfico no hacen sino confirmar nuestro análisis sobre este asunto: no se trata de un problema entre policías y ladrones  sino del mismo conflicto interburgués que enfrenta a las diversas fracciones en pugna por los mayores beneficios de los negocios capitalistas (y vaya que el trasiego de enervantes favorece la acumulación de capital), cuyas ramificaciones cruzan como telarañas todo el edificio de la sociedad capitalista tocando lo mismo a potentados y respetables empresarios, a políticos renombrados, a las procuradurías de justicia, a generalísimos del ejército, a obispos y arzobispos…, por lo tanto, las medidas de hoy corresponden a los ajustes de cuentas de una franja de la burguesía que trata de poner orden también en este terreno disciplinando a los diversos cárteles de la droga a su poder central y por lo tanto a la hegemonía de uno de los cárteles (en la misma prensa burguesa se habla de aquél que está enfrentado a muerte con el Cártel del Golfo), tratando de emular lo que habían venido haciendo sucesivamente los gobiernos centrales del PRI en las décadas pasadas. Sin embargo, hay más simulación que otra cosa, pues son todas las estructuras de poder de la burguesía las que están resintiendo una fractura tan sensible que difícilmente pueden responder al llamado de disciplina de un poder central cada vez más cuestionado por sus propios congéneres. Tan evidente como que los primeros golpes que reinauguran el “combate al narcotráfico”, ahora sí “decidido y firme” se da casualmente en perjuicio de unos cárteles y, por consiguiente, en beneficio de otros (aquéllos al parecer ya hicieron sentir su “desacuerdo” ejecutando a un familiar muy cercando al nuevo presidente).

 

Las nuevas trampas políticas y sindicales contra el proletariado

En primer lugar, las diversas fracciones en pugna siempre tratarán de involucrar a la clase trabajadora para que tomen partido por una u otra. Luego, hay que poner atención en las actividades que lleva a cabo el Estado como garante de los intereses colectivos de la burguesía, en particular sus esfuerzos por revertir los efectos negativos de sus enfrentamientos internos contra la clase obrera. Así, es posible apreciar en la nueva coyuntura el siguiente tinglado político contra el proletariado y con el cual todos los grupos de la clase dominante (PAN, PRD, PRI…) están de acuerdo:

- Primero, aprovechan la disidencia de AMLO y el liderazgo que le han configurado los medios para que funcione como un verdadero polo de atracción del enorme descontento social producto de los ataques a las condiciones de vida y de trabajo contra el proletariado y así tratar de impedir que éste busque una respuesta autónoma como clase. El espantajo sigue siendo la lucha por democratizar al país como premisa para lograr mejores condiciones de vida.

- Luego, estructuran todo un bloque político-sindical autodenominado como de “izquierda progresista” integrado principalmente por el FAP, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), el Comité Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros (CONORP) y la Coalición Ciudadana Nacional, organismos que, aglutinando a más de un centenar de grupos (entre ellos los telefonistas, la Central Campesina Cardenista, sindicato del IMSS), desde el pasado 13 de diciembre suscribieron una alianza para, dicen, defender el “patrimonio nacional”, es decir, los intereses de la burguesía nacional. Sus objetivos concretos son: impedir la privatización del sector energético, impulsar la reforma del Estado y en particular modificaciones del sistema político electoral; además, impulsar reformas económicas que favorezcan el desarrollo, la sustentabilidad, la equidad y la competitividad de la economía; todo ello recubierto de un discurso que pretende luchar por preservar las conquistas laborales y defender los intereses de los trabajadores.

En RM Nº 95 denunciamos los primeros pasos dados en esta dirección por la clase dominante, al parecer a estas alturas el tinglado político sindical está prácticamente definido, listo y aceitado para funcionar como descarrilador del descontento obrero y, sobre todo, de los previsibles estallidos de luchas que necesariamente sobrevendrán como respuesta a los ataques inmisericordes de la burguesía contra las condiciones de vida y de trabajo que han arreciado como lluvia sobre terreno mojado a finales del sexenio anterior y principios del actual. El engaño consiste en calificar al gobierno federal con el mote de derecha e identificar con éste la dureza y la política antiobrera y, por consiguiente, en llamar a fortalecer la opción de izquierda que siempre ha manejado un lenguaje defiende obreros; sin embargo, no se trata más que de un esquema de “derecha-izquierda” elaborado para hacer creer a los trabajadores que la derecha estaría identificada con los “ricos”  y la izquierda con los trabajadores, de ahí que habría que fortalecer esta última opción; esta falsa opción esconde el hecho de que todo el abanico político sindical de la burguesía se reparte las tareas con el único fin de dominar y desviar el coraje de la masa de trabajadores en la falsa oposición derecha-izquierda, obstaculizando el desarrollo de su combatividad y, sobre todo, el avance de su conciencia de clase.

La propuesta de este engendro burgués tiene como fin embaucar al proletariado en una búsqueda por perfeccionar el sistema democrático del capitalismo para mejorar las la eficacia del aparato económico y político que garantiza la explotación cotidiana de la clase obrera. Por ello insistimos que los trabajadores no pueden permitir que sus preocupaciones de clase sean desplazadas por demandas pretendidamente superiores como las llamadas demandas ciudadanas (reforma del Estado, defensa de las empresas estatales, democratización de las instituciones…) o la defensa del sindicato, su verdadero combate está materialmente fundamentado en las reivindicaciones de la defensa de sus condiciones de vida.

Así, en medio de las pugnas interburguesas, la clase trabajadora deberá abrirse paso entre todas las trampas que le tiende la burguesía para avanzar en su lucha que nada tiene que ver con las propuestas que en los meses recientes le están haciendo toda suerte de partidos, sindicatos y grupos de izquierdistas cuyas propuestas tienen un denominador común: la defensa del orden burgués a través de su perfeccionamiento democrático.

O/ diciembre del 2006

 

Situación nacional: 

  • Mexico [3]
  • Conflictos interburgueses [14]

III Reunión Panamericana: La nueva generación, una promesa para el futuro de la lucha obrera

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A finales del 2006, militantes de varios continentes, animados por las mismas convicciones, se reencontraron para discutir juntos las perspectivas del movimiento histórico del proletariado, con ocasión de la celebración de la III Reunión Panamericana. Ahora hubo una diferencia interesante con las anteriores reuniones pues al lado de los militantes varios contactos invitados de manera activa participaron en algunas de las plenarias. Esto fue un signo de los nuevos tiempos y un oxígeno renovador que alimenta las fuerzas de la CCI. Hay que destacar, además, el ambiente militante de amplia camaradería que se respiró de principio a fin y que permitió que las discusiones se desarrollaran en un ambiente fraterno y de disponibilidad para escuchar e integrar todos los argumentos.

Durante muchos años la clase obrera sufrió un retroceso de la lucha de clases y una marcada confusión que se notaba en la ausencia de nuevas fuerzas militantes, este problema estuvo más presente luego de la caída de los regímenes estalinistas, que la burguesía identificó como el fracaso del comunismo y del marxismo. Desde entonces, una de nuestras consignas centrales ha sido «resistir», una tremenda prueba que ha requerido un esfuerzo titánico para sobreponerse y continuar con el combate que el proletariado está obligado a desplegar en la perspectiva de su papel histórico y mundial.

El reforzamiento político y numérico de nuestra Corriente, con las nuevas integraciones de elementos jóvenes que con su dinamismo constituye un verdadero energético que relanza nuestras fuerzas militantes para continuar con el combate por la revolución comunista, con una sólida convicción,  una tenacidad y paciencia que sólo aportan la confianza profunda en las potencialidades de la clase obrera y en su organización política revolucionaria.

Además, actualmente, como sucede en el resto de las secciones de nuestra organización, el número de participantes a las reuniones públicas ha aumentado sensiblemente, y nos llegan cada vez más correos para solicitar directamente su deseo de convertirse en militantes, para proponer y desarrollar discusiones o simplemente para pedir las publicaciones, pero siempre con una perspectiva militante. Saludamos a estos camaradas que vienen hacia las posiciones comunistas y hacia nuestra organización.

Es este el contexto histórico en el que se ha celebrado nuestra III Reunión Panamericana cuyos informes, discusiones y resoluciones reflejaron la voluntad militante por clarificar a profundidad las condiciones en las que nuestra clase desarrollará su lucha en el periodo que viene, por lo que esta reunión internacional de la CCI se ha situado desde el principio en la perspectiva histórica de la construcción de la organización y en la preocupación militante por la intervención en la lucha de clases que está conociendo en estos años una importante dinámica hacia la huelga de masas (ver la resolución sobre la situación nacional en  México en este RM).

Esta última reunión internacional de la CCI reafirmó la tendencia observada en todos los continentes: es la nueva generación de la clase obrera la que está empujando fuerte para avanzar hacia el futuro, un signo en verdad prometedor.

Revolución Mundial,

Diciembre - 2006

Vida de la CCI: 

  • resoluciones de Congresos [15]

Resolución sobre la situación nacional 2006

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Las Resoluciones que presentamos son producto de la discusión desarrollada en la III Reunión Panamericana. Éstas expresan el esfuerzo de los revolucionarios para comprender la realidad a la que se ve enfrentada la clase obrera en el presente y de esa manera poder sacar las lecciones que permitan preparar los combates. Este trabajo de profundización no es un recreo intelectual de un grupo de “iluminados”, es un producto que pertenece al proletariado. La organización revolucionaria no es una estructura ajena al conjunto de clase trabajadora, ni está al margen, ni está a su servicio, es parte de ella misma, por ello su labor de profundización le pertenece a ella.

 

1. Son ya cerca de cuarenta años que la crisis económica se abrió y el capital no ha encontrado una salida duradera, lo único que ha podido ofrecer durante este tiempo son programas que tienen como objetivo esconder o limitar a corto plazo sus efectos más visibles. Todo ello ha sido mediante la agudización de la explotación, lo que se ha reflejado en una pendiente suavizada de la afectación de la ganancia capitalista, pero en una gravísima degradación de las condiciones de vida de los trabajadores. Ni aún los países industrializados han podido esconder esos efectos. Los mitos creados a lo largo de este tiempo se han esfumando uno a uno:

- durante los años 70 fueron los “NIC’s” y el “milagro japonés” los ejemplos para proclamar la eternidad del capitalismo, y la crisis mostró que el uso excesivo del crédito y las altas tasas de explotación no son medicinas infalibles, de manera que a fines de los 90 la burguesía ve con asombro derrumbarse las economías asiáticas.

- En los años 80 las economías latinoamericanas eran consideradas como los “mercados emergentes” que darían cabida a los capitales en busca de valorizarse. Sin embargo, la burguesía más tardó en inventar el mito en que estas economías mostraran su fragilidad, dispersando los efectos de la crisis que buscaba ocultar. Luego de reaparecer las secuelas, se busca un nuevo esquema ideológico para ocultarlo, esta vez lo hace presentando estos problemas como peculiaridades de la región, siendo por ello explicados como “recesiones regionales” (o efectos: “tango, tequila o samba”) que “contagian” al resto de la economía.

- En los 90 fue la economía de EUA, con su supuesto crecimiento (impulsado por la “nueva economía” y el crédito), con el que se buscaba mostrar la fortaleza del capitalismo. Sin embargo la apertura de la recesión a fines del siglo XX ponía al desnudo la fuerza de la crisis capitalista, arrasando lo mismo a las regiones frágiles que a las altamente industrializadas. Los mitos sobre la creación de zonas de desarrollo y la tendencia a la “convergencia al desarrollo” sostenida por los economistas, se vuelve un simple argumento ideológico, como también lo es la esperanza en el “crecimiento” de China e India. Estas manifestaciones entusiasta de la burguesía, no tienen sustento real en tanto no existe condición alguna que posibilite usar a Asia como palanca de expansión del mundo, la deslocalización de capital usada en el “caso chino e indio” son formas de escape limitadas del sistema. Las alabanzas que se lanzan hoy a estas regiones, son las mismas que hace unos años se hacían para el llamado “modelo sueco” y sus ventajas económicas, no obstante la realidad de la crisis ha hecho que estas hayan quedado en el olvido. La considerada “floreciente” economía sueca ha tomado de manera evidente la misma tendencia degradante presente en el resto del mundo, al grado que su tasa de desempleo oscila entre el 15 y 17%.

Estas dinámicas nos permiten llegar al entendimiento de que la implementación de medidas de capitalismo de Estado, el recurso del crédito, y la aceleración de los niveles de explotación pueden esconder los efectos recesivos en una región a corto plazo, no obstante la crisis en su avance rompe toda “protección” y afirma su tendencia sin dejar ninguna zona fuera de su dominio.

2. El centro de la estrategia capitalista para la recuperación de la acumulación, ha tenido en los últimos años el uso de las políticas denominadas “neoliberales”. Estas medidas (llevadas lo mismo por gobiernos de izquierda y derecha) aunque requieren adelgazar al Estado, no limitan su poder, por el contrario, la forma que toma el capitalismo en su fase de decadencia, el capitalismo de Estado, se ve reforzado.

El Estado, con las políticas “neoliberales”, toma una responsabilidad mayor para conducir la gestión de la crisis y la protección de la ganancia capitalista, lo mismo mediante la eliminación de la propiedad estatal (creando, mediante la privatización, nichos ficticios de acumulación), que mediante la intervención directa para el rescate de partes de la economía (tanto del aparato productivo como del financiero). En el mismo sentido las “políticas neoliberales” aplicadas por el capital a lo largo del planeta tienen como objetivo reforzar las medidas de explotación empujando al incremento de la productividad del trabajo (mediante la llamada “flexibilización”) y limitando los salarios (en su forma directa e indirecta). Pero el hecho de que estas políticas expresen con mayor fuerza la brutalidad del capital, no significa que la expresión del consenso keynesiano de posguerra represente una opción para los trabajadores –tales medidas, hermanadas con los mecanismos de control conocidos como “fordistas” tuvieron también como base la acelerada explotación de los asalariados– simplemente se pone de manifiesto que, ante la agudización de la crisis el capitalismo requiere de políticas cada vez más duras y brutales, lo cual no significa que tales medidas ofrezcan una solución a la crisis.

3. La burguesía de la región busca, infructuosamente esconder la presencia evidente de la crisis. Las declaraciones oficiales proclaman la ruptura del “ciclo recesivo sexenal”, y la afirmación de la “estabilidad macroeconómica”, con ello pretenden demostrar que la economía mexicana se encuentra reforzada y blindada ante la crisis. Las medidas “estabilizadoras” aplicadas, han permitido que las ganancias de ciertos sectores capitalistas hayan tenido cierto respiro, pero en el interior del propio aparato capitalista los efectos de la crisis hacen que los niveles de competencia se agudicen y extremen sus contradicciones, lo que hace que se al interior de esta se genere en el plano político una feroz lucha.

4. Las condiciones de vida de los trabajadores en la región se han degradado a niveles que no se conocían, expresándose fundamentalmente por la expansión del desempleo. Este problema se ha convertido desde los 80 en un mal crónico. Durante los últimos 5 años las instancias de gobierno aseguran haber creado (en promedio) 300 mil empleos por año. Sin embargo el monto de la población que cada año cumple con la edad para ser asalariado es de 1.3 millones, lo que significa que tan solo considerando esa nueva masa de trabajadores que demandan trabajo entre el 2001 y 2006, hay un rezago de 5 millones.

Es característica del sistema capitalista no hacer depender la acumulación de la masa poblacional de asalariados potenciales y activos, tan es así que es condición del sistema la existencia de una “población excedente de trabajadores”; sin embargo en el período de la DECADENCIA hay una marcada tendencia a desplazar fuerza de trabajo, de forma que aún cuando se expande el capital, deja a un número mayor de la población fuera de la posibilidad de convertirse en trabajadores activos. El capitalismo no sólo no logra incorporar a núcleos de estamentos provenientes de formas antiguas de producción (como lo es en América Latina, la abundante población de campesinos y artesanos depauperados), sino incluso la tendencia es a mantener un crecimiento en términos absolutos de cesantes.

Pero además del peso del desempleo, hay que agregar la precariedad de los trabajos: de los 300 mil empleos creados por año durante 2000-05, el 50% son eventuales, incluso si tomamos los datos de la OIT notamos que la precariedad del trabajo se extiende aún más, dado que calcula que “7 de cada 10 empleos son ‘informales’”.

Sin duda la agudización de la crisis acarrea mayor miseria y penurias, pero es esa misma carga la que empuja al combate. De manera que la crisis y la miseria que ésta engendra sigue siendo el detonante principal para la toma de conciencia de los trabajadores.

5. La categoría desarrollada por la CCI sobre la descomposición ha permitido analizar de forma adecuada la dinámica que rige la vida de la burguesía. La tesis 9 sobre “La descomposición”, señala claramente: “Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación política. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico…” (Revista Internacional 62).

Tomando este marco como referencia es posible entender que la agudización de la crisis económica y con ello de la competencia, ha dejado ver, de forma mucho más clara, aquellas fisuras que desde fines de los años ochenta empezaban a aparecer en la estructura política de la región. En todos los planos de la vida de la burguesía las pugnas se aceleran y el período electoral pasado condujo a una aceleración mayor de éstas, por ello la pelea presente entre Obrador (PRD) y Calderón (PAN, con alianza de última hora con el PRI), aunque se expone como una farsa por la forma en que se presenta, no es simulación, es un enfrentamiento real, que muestra en realidad una ruptura de la disciplina. Es preciso decir que no es una lucha por diferencias ideológicas, por la forma de gobernar, o por el “modelo económico” a seguir; no se trata tampoco de la transformación política de la disputa presente entre los capitalistas especulativos y productivos; mucho menos tiene que ver con esa explicación que los voceros del capital usan para encubrir la existencia de un sistema basado en la separación de clases sociales, y entonces refieren que se trata de un conflicto de la “clase política”... Lo que en realidad encontramos es una gran fractura política de la burguesía en su conjunto, y aunque en su forma se presenta como una bipolarización (PAN-PRI vs PRD), es una fragmentación mayor en la que cada uno de los sectores busca su propio provecho y donde las relaciones entre cada una de las partes se presenta con dificultad, creando alianzas endebles, no duraderas, en las que los intereses se mezclan, y los personajes y grupos se mueven de un bando a otro. Por eso, al imponer a Calderón en la presidencia, la agudización de la pugna, no sólo presagia su propia continuación sino su agudización, dada la extensión de la pelea en todos los dominios: partidos, ejército, clero, grupos del tráfico de drogas...

El hecho de que la burguesía hasta el final del proceso electoral definiera cuál era el candidato elegido para formar el equipo de gobierno no hace sino demostrar que fue un grupo el que logró imponer su fuerza, pero no logró cohesionar a la clase dominante en su conjunto; apenas ha logrado aglutinar en torno suyo a un núcleo que está unido con lazos endebles.

Cada vez más se hace evidente que la característica particular de este período es que cada grupo de la clase dominante, si no puede establecer un dominio total del escenario, se conforma con no dejar avanzar a su enemigo, imponiendo, mediante la fuerza, continuos obstáculos. De esta forma es que encontramos que la tarea de estos grupos, más que la construcción de proyectos es la destrucción de lo que pueda hacer su enemigo, de lo que se trata es bloquear. Es la agudización de esa tendencia la que se perfila luego de pasadas las elecciones y de que se impone como presidente a Calderón.

6. La presencia de un “gobierno paralelo”, encabezado por Obrador y el Frente Amplio Progresista, expone algo más que la actitud megalómana de un personaje, como lo hacen ver los analistas de la burguesía, es la manifestación de la dificultad de la burguesía por cohesionarse. Esta falta de fortaleza en el tejido social motiva que broten continuas impugnaciones, en las que incluso se abren posibilidades de que tomen relevancia expresiones sin mucha consistencia política (como en su momento ocurrió con Hugo Chávez en Venezuela). La fracción representada por Obrador, aunque ha perdido presencia entre la clase dominante en los últimos meses, no deja de ser un referente al cual pueden recurrir sectores de la misma burguesía, que se ven descontentos con la forma en que se vienen distribuyendo las jerarquías y canonjías en el gobierno.

Es indudable que estas situaciones son una dificultad para que la burguesía asegure el control de su estructura política, no obstante se vuelven una carga adicional para la clase trabajadora en tanto las dificultades le son revertidas mediante la acción continua de las fracciones burguesas que buscan involucrarla en sus luchas, induciéndola a tomar partido por alguna de ellas.

La confusión y dominio que logró la campaña electoral sobre amplias capas de asalariados, y en particular la comandada por Obrador, así como su campaña de defensa de la democracia, son un ejemplo evidente de cómo la burguesía, pese a vivir en un enfrentamiento interno, logra revertir sus efectos a los trabajadores.

7. La crisis, presentada de forma concreta ante los trabajadores a través del acrecentamiento de los niveles de explotación (acelerando los ritmos de trabajo), el golpeo a los salarios (de forma directa e indirecta, a través de la afectación a las jubilaciones) y el despido masivo, ha conducido a respuestas importantes por parte de los trabajadores, a nivel internacional, lo que nos habla de un cambio cualitativo en la dinámica de la lucha de clases.

A partir del desarrollo de las movilizaciones de los trabajadores de Europa central en 2003, se presenta un giro en la lucha de clases que queda evidenciado de forma contundente por el combate de la primavera de 2006, llevado a cabo por trabajadores y estudiantes en Francia contra el Contrato de Primer Empleo (CPE). En este movimiento la manifestación masiva, ha sido marcada no solo por la espontaneidad y combatividad, sino fundamentalmente por el nivel de conciencia alcanzado y que queda expuesto:

- por la claridad en la defensa de las reivindicaciones,

- por la capacidad de organización, que recobra la tradición proletaria de la reflexión colectiva mediante Asambleas Generales (lo cual impidió que la estructura sindical y el aparato de izquierda del capital arrebata el control),

- y por la manifestación abierta de la solidaridad.

Esta experiencia no se presenta como un hecho aislado, sino es una tendencia que va tomando forma de manera lenta y con no pocas complicaciones (como lo corrobora, pocos meses después la huelga de los trabajadores metalúrgicos en España). En el caso de esta región dicha tendencia también se presente, aun cuando es notorio que la clase dominante, sumida en una pugna interna, ha podido involucrar a los trabajadores en su dinámica, logrando así sabotear y controlar el descontento.

8. El peso de la crisis ha expuesto verdaderos descontentos en la clase obrera de la región, la muerte de 65 trabajadores en la mina de Pasta de Conchos abrió un descontento importante entre los trabajadores, que dirigían su coraje lo mismo en contra de la empresa, que contra el sindicato y el gobierno, no obstante la burguesía, aprovechando el descontento en contra del sindicato al que abiertamente acusaban de ser uno de los responsables de la muerte de sus compañeros, busca ajustar cuentas en contra del viejo cacique sindical Napoleón Gómez creando un ambiente de gran confusión en tanto desvía y anula toda la combatividad bajo la engañosa consigna de la defensa de la “autonomía sindical”. En el mismo sentido el peso de la campaña electoral, y más particularmente la orquestada por la izquierda del capital (PRD), logró desviar el descontento presente entre los trabajadores al someterlo a las exigencias de una fracción de la burguesía, que utilizó su presencia como carne de cañón. En este período, como nunca ha quedado evidenciada la naturaleza burguesa del aparato sindical y de la izquierda.

9. Aunque la capacidad de convocatoria del EZLN declinó por el desgaste de su discurso, aunado a su alejamiento del PRD, el peligro que presenta contra los trabajadores no deja de ser menor. La 6ª declaración, lo mismo que “la otra campaña”, convocada por el EZLN, se presentó como un medio más de extensión de la confusión entre los trabajadores, en tanto que, con el uso de un lenguaje radical, el neo-zapatismo somete a amplios sectores de trabajadores a la defensa de la ideología burguesa, adelantándose a anular su descontento real en contra del capitalismo al empujarlos a asumir la defensa de la nación y la reconstrucción de las estructuras e instituciones que forman parte del dominio capitalista (por ejemplo la constitución y las estructuras de gobierno). La mutación continua de la ideología del EZLN acondicionada según las necesidades del momento, así como de su discurso sentimentaloíde y maleable, que pasa rápidamente de la fanfarronada de “avanzar militarmente hasta tomar la ciudad” a la palabrería pacifista que convoca a la conformación de un frente de todas las fuerzas izquierdistas, hacen de esta estructura izquierdista uno de los instrumentos potencialmente más peligrosos para los trabajadores y de gran utilidad para el capital, en tanto es su “nueva izquierda radical”, encargada de establecer el relevo en el trabajo de sabotaje, fundamentalmente conteniendo y desviando el coraje y combatividad de sectores de trabajadores que logran romper con el dominio del PRD-PT.

10. Las pugnas interburguesas que han tomado lugar en la región han logrado involucrar a los trabajadores como instrumentos de presión. El caso mencionado de Napoleón Gómez, en contra de la fracción representada en el gobierno federal, no es sino una de las diversas peleas entre fracciones de la burguesía en las que se usa a los trabajadores como grupos de presión. Pero el aspecto más espectacular de estos hechos está presente en Oaxaca, donde los intereses de diversas fuerzas de la burguesía (lo mismo Esther Gordillo, Murat, Madrazo, Ulises Ruiz y los grupos pegados a Fox) utilizan el descontento presente en los maestros y masas marginadas de la región, para empujar a la creación de conflictos. Fundamentalmente las diversas fracciones de la burguesía en pugna intervienen a través del sindicato de maestros (SNTE-CNTE, sección 22) para controlar las movilizaciones. Éstas aunque buscan dar expresión al descontento verdadero presente entre los trabajadores de la educación, levantando la reivindicación salarial, son rápidamente copadas por la burguesía haciendo que la defensa de las condiciones de vida quede en un segundo orden, para ceder su lugar a consignas que representan callejones sin salida, como “destitución de Ulises Ruiz” y la democratización de Oaxaca.

La combatividad genuina de la masa de trabajadores y demás sectores explotados es desviada y sometida a métodos de lucha sin perspectivas, en tanto la aísla del conjunto de la clase trabajadora. Su conciencia de clase, por otro lado, es golpeada en tanto que se le coloca tras banderas ajenas a sus intereses. A todo ello hay que agregar que los “mecanismos de protesta”, como plantones, largas marchas desgastantes…, al asegurar el aislamiento, ayudan eficazmente a la apertura de la represión.

11. La solidaridad real que expresaron trabajadores y otros sectores explotados ante la represión lanzada en contra de los trabajadores (14-06-06) no fortaleció la movilización, dado que el aparato de sabotaje del capital se encargó de encausar esa fuerza hacia intereses ajenos a los asalariados. En vez de ayudar al impulso de la reflexión colectiva y la extensión del combate, se dispersaron las fuerzas.

Al conformarse la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), se crea una estructura interclasista en la que los trabajadores y el resto de las fuerzas sociales no explotadoras quedan sometidas al dominio de los sindicatos y agrupaciones izquierdistas. El izquierdismo (desde el estalinismo hasta el trotskismo) afirma se trata de la apertura una “insurrección”, y compara esta agrupación con un “soviet”, o con una comuna, no obstante lo que se presenta en esta región son manifestaciones alejadas del control de la clase trabajadora y donde ni los objetivos, ni los métodos son expresión de su fuerza. La violencia y la defensa de las barricadas en contra del asalto realizado por las tropas formales y las fuerzas paramilitares, aunque exponen un coraje verdadero en contra del sistema, al no tener objetivos de clase, se transforma en un simple accionar desesperado, suicida y sin perspectiva histórica.

12. El uso de medidas de control represivo y de explotación se presenta como una tendencia a agudizarse, tal situación nada tiene que ver con el pretendido peligro de la “derecha en el poder”, sino con la profundización de la crisis y la aceleración de la descomposición. Los gobiernos de izquierda presentes en AL han tendido que asumir la misma actitud, lo que pone en evidencia que los gobiernos de derecha o de izquierda son enemigos de los trabajadores.

En el futuro inmediato está la amenaza de modificar el sistema de pensiones y seguridad social (tanto para afiliados al IMSS como al ISSSTE), ampliando la edad de retiro y limitando los servicios médicos (aspecto que en Brasil fue implementado a los pocos meses de formarse el gobierno de izquierda representado por Lula). Esta amenaza, desde ahora, ya deja ver algunas muestras de descontento entre los trabajadores pero también es notoria la preparación del aparato sindical para adelantarse y sabotear toda combatividad; fundamentalmente buscan desviar la preocupación hacia caminos falsos como la “defensa de la ley del trabajo”, con ello aseguran el control de las movilizaciones y anulan la reflexión crítica. La dinámica combativa y reflexiva que la clase obrera viene mostrando a lo largo del planeta, está presente también en la región, no obstante las dificultades que tiene que enfrentar no son pocas.

Noviembre - 2006

Geografía: 

  • Venezuela [16]

Vida de la CCI: 

  • resoluciones de Congresos [15]

Nicaragua: Regresan los sandinistas al gobierno para dar continuidad a la explotación y opresión

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La guerrilla nicaragüense, “Frente Sandinista de Liberación Nacional” (FSLN), en 1979 mediante un putch militar derroca al gobierno del tirano Anastasio Somoza e instaura un gobierno de izquierda, que a diferencia de lo que pasa en Cuba o en otras guerras de liberación nacional (presentes de forma amplia en el período de la “guerra fría”), ni se declara “socialistas”, ni logra integrarse de manera completa en el aro de dominio de la URSS –que luego de la 2ª Guerra se establece como cabeza de bloque opositor a los EUA. La posición de la burguesía nicaragüense se encontraba dividida entre los dos bandos imperialistas en rivalidad: la relación económica y política dominante llevada por los EUA en toda América latina, acercaba a un importante núcleo de la clase dominante de esa región con los intereses del tío Sam, pero había una parte importante que se apoyaba en el bando de la URSS, esa bipolaridad presente en el planeta es la que daba el marco a la “guerra de baja intensidad” vivida en Nicaragua. De manera que la clase obrera y demás sectores explotados, se encuentran sumidos (e incluso arrastrados a participar) en una guerra en la que se disputan intereses totalmente ajenos a ellos. Por un lado los EUA, mediante una conocida triada: dinero de EUA, asesores militares argentinos y soldados nicaragüenses del viejo ejército somocista, mantiene una guerra de hostigamiento continuo, y por otro lado la URSS (a través de Cuba principalmente, aunque de forma “moderada”) apoya al gobierno sandinista, buscando con ello establecer una cabeza de playa que limitara o cuestionara el poderío de su rival imperialista.
La guerra desarrollada en Nicaragua (1980-90) llega a su fin cuando la negociación, encubierta bajo la ilusión de un proceso electoral, llevada entre las diferentes fracciones de la burguesía (entre ellas por supuesto los sectores agrupados en el FSLN) coinciden en el cambio de gobierno, dejando al sandinismo en la oposición.
La remoción del FSLN mostraba la orfandad en que éste había quedado luego del derrumbe del bloque dominado por la URSS, y la afirmación de la disciplina de la burguesía de este país al dominio de los EUA. El FSLN al quedar fuera de la estructura de gobierno y sin referencia ideológica, pero fundamentalmente sin apoyo por parte de una fuerza imperialista, termina dividido y reducido. La mayoría de la dirigencia, enriquecida en su paso por el gobierno, se transforman en “respetables” empresarios, lo que no impide que mantengan con vida al sandinismo, ahora en su papel de oposición; de forma que siguen cumpliendo su misión, es decir darle continuidad, en particular, a las instituciones capitalistas, y en general al sistema de explotación.

 

FSLN ayer y hoy enemigo del proletariado

El mito de los países “socialistas” sustentados sobre el marco ideológico del estalinismo tiene una variación con el FSLN, en tanto su referente es la figura de Augusto Sandino y su discurso es el nacionalismo, no obstante el ataque que llevan en contra a los trabajadores es el mismo.
Nuevamente, con el ascenso al gobierno del FSLN, se trae a la memoria las “hazañas” de los guerrilleros durante 1970-90, y el aparato de izquierda del capital no deja de alentar la idea de que los trabajadores de América Latina se fortalecen al contar con otro gobierno de izquierda que puede integrarse en una alianza con el gobierno de Cuba, de Chávez (Venezuela) y Evo morales (Bolivia)… pero ni antes, cuando se presentaban como los “jóvenes rebeldes”, ni ahora como los empresarios modernos, representan alguna esperanza para los trabajadores. Desde los años 60, cuando inician su enfrentamiento con la dictadura somocista, eran ya una estructura ajena a los asalariados, lo cual queda rebelado por sus métodos y objetivos. La toma del poder y la instauración de su gobierno no hace sino confirmar que el objetivo central del FSLN era (y es) la perpetuación de las relaciones de producción capitalistas. La aplicación de racionamiento por la economía de guerra y el incremento de las cadencias productivas en las fábricas y en el campo mostraba que el enemigo del proletariado no era únicamente Somoza, los “contras” (guerrilla impulsada y sostenida por el gobierno de EUA), sino también lo eran los sandinistas que cumplían fielmente la defensa del capital.

 

Gobiernos de izquierda o derecha, enemigos del proletariado

El triunfo de los sandinistas en las pasadas elecciones en Nicaragua (5-11-06), no representa ningún avance para el proletariado… si durante el primero periodo de gobierno, 1979-90, los trabajadores no recibieron sino miseria, guerra y una “legislación laboral” con la que hace aceptar como un gran “triunfo de la revolución” la permanencia de la condición básica para el capitalismo, es decir la perpetuación de la explotación del trabajo asalariado; ahora, cuando la crisis que azota al capitalismo se agudiza el nuevo gobierno sandinista no puede ofrecer ninguna mejora, por el contrario hará pasar mayores ataques. La política aplicada por los gobiernos de derecha no difiere mucho a la que sostienen los de izquierda, basta recordar que es el gobierno de Lula (en Brasil) al que le corresponde imponer la “reforma a la seguridad social”. Los discursos del sandinismo actualmente se muestra más moderado, ni siquiera da tanta cuerda a su posible acercamiento a Chávez para alentar el “grupo antinorteamericano”, aún cuando los gobiernos locales controlados por el FSLN tiene relación comercial con el gobierno de Chávez, y ahora con la presidencia esta relación puede ser mayor, no se percibe como un “peligro”, por el hecho de que la burguesía de este país se encuentra sin cohesión y el margen de maniobra de cada pandilla es reducido por el “marcaje” y la presión que cada grupo ejerce sobre los demás. Justamente es esta dificultad la que lleva a que tomen un acuerdo muy apretado para colocar a Daniel Ortega y al FSLN en el gobierno.

Miembros del partido republicano de los EUA, y el embajador Paul Trivelli, empujaban a la burguesía nicaragüense a cerrar filas en torno a Montealegre, incluso se llevó a cabo una campaña para mostrar lo más sucio de la vida personal de Daniel Ortega, al revivir en los medios de difusión las acusaciones presentadas en 2001 sobre la violación a su hijastra, sin embargo la división entre los círculos de la clase dominante, producto de la descomposición del sistema capitalista, hace que la oferta del FSLN, de llevar una relación armónica con los EUA, sea la que cuenta con mayores posibilidades para conducir a una “mejor” administración de la crisis e intentar una cohesión de la burguesía en torno al Estado, lo que implica, evidentemente, para la clase trabajadora enfrentar mayores ataques. Por eso los trabajadores no pueden esperar mejoras de ningún gobierno, por más que digan ser representantes de sus intereses, su verdadero objetivo es la defensa de la economía nacional y por tanto del capital, los trabajadores deben tener claro que sembrar esperanzas en un gobierno es rendir sus fuerzas a la burguesía.

 

Tatlin/24-diciembre-2006

Geografía: 

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Pinochet, representante fiel del capitalismo

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En las primeras semanas de diciembre (2006) se ha anunciado la muerte de Augusto Pinochet, el militar que en 1973 asumiera el control del gobierno de Chile. La férrea dictadura impuesta por Pinochet, sustentada en la bota militar, la cárcel y la picana, no es, sin embargo, un accidente histórico o la responsabilidad exclusiva de un individuo sanguinario, es la expresión del capitalismo en su forma más brutal.

Es evidente que el gobierno de Pinochet extendió el terror, profundizó la opresión y amplió los niveles de explotación de la clase obrera, pero todo ello fue llevado a cabo con la vigilancia especial de la gran democracia norteamericana, y aquellos gobiernos democráticos, como el de México (encabezados en ese momento por Luis Echeverría, 1970-76 y López Portillo, 1976-82), aunque se negaban a reconocer al gobierno militar y daban asilo a los perseguidos por el gobierno chileno, aplicaban la misma política represiva que Pinochet, lo que nos dice que dictadura y democracia son formas del mismo dominio del capital.

El gobierno de Pinochet, lo mismo que el de Allende fueron producto de la pugna imperialista y aún cuando pueden diferenciarse en algunas formas, ambos gobiernos manifiestan el carácter bestial del capitalismo.

La democracia sostenida por el gobierno de izquierda de Salvador Allende (1970-73), a pesar de estar sostenida por un discurso radical, no deja de exponer una gran fiereza contra los proletarios. Las nacionalizaciones de empresas en las que funda el perfil de izquierda de su gobierno, son acciones con las que busca impulsar la acumulación de capital nacional, por ello, con la misma saña con que lo hiciera Pinochet, no duda en usar la represión contra los trabajadores de las mina El Teniente y Chuquicamata, cuando en mayo y junio de 1973 realizan huelgas y movilizaciones por incrementos salariales. De manera que el gobierno de izquierda de la Unidad Popular no ponía en peligro al sistema de explotación capitalista, no obstante, representaba dentro de la estrategia político-militar (determinada por el período de la “guerra fría”) un paso adelante de parte de la fuerza imperialista opositora de los EUA, es decir la URSS. Por ello, con el golpe militar, los EUA lograron detener el avance de su oponente imperialista, a la vez que aprovecharon el espacio ganado para incorporarlo en su proyecto económico. Justamente el período en que se presenta el golpe de Estado en Chile (1973) es la fase de agudización de la crisis capitalista mundial (1974), por lo que usan esta región como “laboratorio” para probar sus “teorías” y políticas “anti recesivas”, sustentadas en la aplicación de salvajes formas de explotación, posibles de llevar a cabo fácilmente por la militarización generalizada existente, sin embargo, aún cuando el terror de Estado expone en toda su dimensión la violencia que “es, por sí misma, –como decía Marx– una potencia económica” (El Capital, T-I), no puede evitar el peso de la crisis, y las medidas que la dictadura militar llevó a cabo para enfrentarla, se vuelve luego una carga, por lo que el mismo capital considera como una necesidad el retorno a la democracia.

La “renovada” democracia en Chile no dejo de usar continuamente como mecanismo de dominio ideológico la posibilidad del juicio de Pinochet, sin embargo la burguesía mantenía el acuerdo de proteger al hombre que tantos servicios le ofreciera. La justicia que la prensa y la izquierda del capital imploraban se aplicara a Pinochet, eran (y son) lloriqueos hipócritas que buscaban sembrar esperanzas entre los trabajadores de que el capitalismo, su democracia y sus instituciones pueden “limpiar la historia” y ofrecer un “mundo mejor”, sin embargo mientras exista el capitalismo seguirán existiendo sátrapas y torturadores del calibre de Pinochet, que lo mismo actúan desde gobiernos dictatoriales o desde democracias, por ello los trabajadores deben de tener en claro que todos los gobiernos (tanto de izquierda como de derecha) llevan como fin la perpetuación del sistema de opresión y explotación, por eso no basta con cambiar gobiernos o individuos, para lograr la verdadera transformación de este reino de la necesidad se requiere la destrucción del capitalismo.

Tatlin/diciembre-2006

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [17]

Discusiones en foros de Internet sobre Oaxaca: ¡Defendamos los métodos de lucha de la clase obrera!

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El cambio de periodo en la lucha de clases, confirmado plenamente con la movilización de trabajadores y estudiantes en Francia en la primavera de 2006, se caracteriza por la vuelta de la combatividad de la clase trabajadora y por una reflexión más profunda, sobre todo en las generaciones jóvenes que no tuvieron que soportar las campañas sobre la muerte del “comunismo” tras el hundimiento del bloque del Este hace 16 años. Esta dinámica de reflexión a nivel internacional, se expresa en el surgimiento de minorías que se plantean la necesidad de clarificación de diversos aspectos de la lucha de clases y que por esta razón se comprometen en una dinámica de discusión entre ellas mismas y con las organizaciones políticas. Estas nuevas generaciones se han dado, como una forma nueva de discusión, los foros en Internet por lo que las organizaciones revolucionarias deben reconocerlos y participar en ellos.

Los acontecimientos de los últimos meses en México han dado lugar a discusiones sobre la validez de los métodos de lucha empleados en Oaxaca. Con el ánimo de dar a conocer esas discusiones y aportar elementos de reflexión para profundizarlas reconociendo su potencial como catalizadores en la toma de conciencia de la nueva generación de proletarios, presentamos los argumentos que se han vertido en uno de esos foros[1] [18] en los que han discutido el problema del método de lucha de la clase obrera.

 

Las acciones promovidas por los sindicatos y la APPO no son métodos de lucha de la clase trabajadora

Las ideas que se esparcieron sobre la existencia de un periodo insurreccional en México, sobre la formación de comunas o soviets o sobre el empleo de formas de lucha proletaria por la APPO, sindicatos y similares son formas para extender la confusión. Muchos compañeros que participan en los foros suelen repetir esto aunque, sin embargo, su participación en la discusión colectiva expresa su compromiso de clase y su apertura a la reapropiación de las lecciones históricas del proletariado. Ejemplo de esto es el análisis que presenta el grupo “Coordinadora Insurreccional Anarquista”, que tiene un análisis claro de los acontecimientos en Oaxaca, identificándolo como resultado de las pugnas interburguesas, hay sin embargo argumentos que no compartimos ya que nos parece esas posturas exponen una reapropiación incompleta de la experiencia histórica de la clase obrera. Por ejemplo a pesar del rigor de sus argumentos expresa una actitud inmediatista en su llamado: “La extensión de la lucha y su potencia, vuelve a mostrar que la insurrección libertaria no es cosa del pasado y que se puede abandonar la resignación, la alienación y la espera por ‘el paraíso prometido’ y convertirse en la peor pesadilla del poder, en la alegre dinamita que haga reventar aquí y ahora, al Estado Capital”[2] [19].

La extensión de las ideas sobre el ‘carácter revolucionario’ de lo que sucedió en Oaxaca, son principalmente la forma de la que se sirven las organizaciones izquierdistas para manipular a la clase trabajadora enganchándola en movimientos ajenos. Velando por sus intereses particulares, como parte de una fracción de la burguesía, los izquierdistas hacen uso de un lenguaje radicaloide y pseudo-revolucionario, deformando los objetivos y los métodos de lucha proletarios, con el propósito de desviar al proletariado de su verdadero combate.

Sería ridículo creer que la validez de los métodos de lucha se da por el hecho de ser bautizados con nombres robados del movimiento obrero. El que a ciertas movilizaciones se le den nombre de ‘autoorganización’, de ‘comuna’, de ‘soviet’, de ‘insurrección’, etc. no quiere decir que en verdad lo sean. Por el contrario, hay que analizar su carácter de clase, sus verdaderos objetivos y su contenido.

Algunas de las formas de ‘lucha’ presentes en Oaxaca han sido: los plantones, los bloqueos de carreteras, las marchas de cacerolas, las ‘megamarchas’, las huelgas de hambre, los enfrentamientos con los cuerpos armados del estado y otras formas semejantes de ‘movilización’ que tienen por objetivo quemar la combatividad de los trabajadores mediante el desgaste físico y la desmoralización. Son formas de desgaste estéril puesto que no ejercen ninguna presión real ya que lo que realmente consiguen es el aislamiento o encierro del propio movimiento, cuestión muy conveniente para que las organizaciones sindicales o izquierdistas mantengan el control sobre éste, en beneficio y salvaguarda de la burguesía.

Contrariamente a éstas ‘formas de lucha’, las huelgas y manifestaciones controladas por el proletariado tienen por objetivo buscar la solidaridad activa de otros compañeros cuando los trabajadores en combate se dirigen a los centros industriales, propiciando la discusión y con ello la extensión del movimiento; permitiendo el desarrollo paso a paso de la unidad, la comprensión de ésta fuerza, el propio reconocimiento de los trabajadores como clase y, en suma, propiciando el desarrollo de la conciencia. La huelga de masas es el primer objetivo de toda una serie de duras luchas que se van radicalizando. Rosa Luxemburgo caracteriza la huelga de masas como “un término que designa la totalidad de un periodo de la lucha de clases que se extiende durante varios años, a veces décadas” (Huelga de masas, partido y sindicatos). Si esta revolucionaria subraya la espontaneidad de la huelga de masas, también reconoce “que esa espontaneidad es en realidad, el fruto de la experiencia de la clase obrera”.

Respecto a la huelga de masas un compañero (conocido como ‘P’) que participa en el foro escribe: “Ya que la teoría es muy rica y debatible así como morfeica,  también hay que entrarle a la realidad como clase trabajadora y ser parte de esa «respuesta obrera (…) y masiva (…) de la que tanto se jactan...”. Los compañeros de ‘Comunismo o Barbarie’, también presentes en el foro, afianzados en la experiencia del movimiento obrero dan una respuesta clara: “Cuando hablamos de ‘respuesta masiva y consciente’, no nos jactamos absolutamente de nada. Se trata de una necesidad y no de algo que resulte de nuestra voluntad. Nuestra intervención consiste justamente en señalar esa necesidad y sus dificultades, y en aportar lo que esté en nuestras manos para que las respuestas que se den a futuro tengan ese carácter”.

El contenido ‘revolucionario’ del movimiento en Oaxaca fue supuestamente avalado por “la dinámica asamblearia presente en la región”. Sobre las asambleas convocadas y dirigidas por las organizaciones extrañas al proletariado, concentradas en la APPO o sus satélites, hay que decir que tienen como objetivo dar espacio a los ‘estira y afloja’ de los diversos intereses que esas organizaciones representan y que éstas buscan imponer con mañas, trampas o la fuerza en beneficio propio. Son los espacios en los que ‘se da línea’, es decir, se ‘mide’ el poder de manipulación que cada grupo tiene sobre ‘las bases’ o la relación de fuerzas que existe entre las diferentes fracciones burguesas a que están adheridos. Estas asambleas se caracterizan por el destape de líderes eternos, generalmente ligados a alguna fracción burguesa como Flavio Sosa, Rogelio Pensamiento o Rueda Pacheco.

Las asambleas generales soberanas, por el contrario, son el medio que el proletariado se da para controlar y extender el movimiento y para asegurar su autonomía. Se caracterizan por estar dirigidas por los propios trabajadores y no por organizaciones sindicales o izquierdistas. Tienen por objetivo discutir y votar los pasos a seguir en la lucha, y concretar las acciones a través de delegados elegidos y revocables por la propia asamblea ante la cual rinden cuentas. Estas asambleas están abiertas a escuchar a personas no pertenecientes a la empresa o sector directamente implicado, lo que permite la participación de las organizaciones revolucionarias. De esta manera también son los espacios privilegiados de reflexión en donde se desarrolla la conciencia sobre los objetivos y los medios de la lucha en cada momento.

 

Recobremos las verdaderas formas de la lucha proletaria

A lo que aconteció en Oaxaca también se le ha bautizado con los nombres de comuna, soviets, e insurrección. Las tres son formas elevadas de lucha de la clase revolucionaria que se desarrollan después largos periodos de combates en los que el proletariado aprende a organizarse masivamente y logra tener conciencia clara de su objetivo histórico. Estos tres métodos de lucha del proletariado son las formas para derrocar al estado por medio de las armas e instaurar la dictadura proletaria.

Las revueltas de barricadas ocurridas en Oaxaca son sólo un insulto a esas verdaderas formas de lucha de la clase trabajadora. Resultado del inmediatismo, cuando no de la mala fe de los organizadores, dan cuenta de manera transparente de su carácter inconciente, interclasista, y sin perspectivas. Son el fondo del pozo al que fueron dirigidos todos aquellos que cambiaron las consignas nacidas de sus propias necesidades por las consignas ofrecidas por sus enemigos; son el fondo del desfiladero al que fueron llevados aquellos hipnotizados con los cantos de sirena de la posibilidad de mejorar las condiciones de vida dentro del capitalismo, es decir, manteniendo un sistema que sólo ofrece miseria y muerte. Los muertos, heridos y presos son la muestra del carácter represivo y sanguinario del Estado pero también muestra a dónde llevan las movilizaciones organizadas por sindicaleros, izquierdistas y funcionarios del gobierno.

Los participantes en el foro expresan sus ideas sobre las movilizaciones a que ha dado lugar la represión. ‘P’ señala: “Me gustaría verlos participar activamente en algunas de las manifestaciones y acciones directas que se están dando como parte de la lucha por la liberación de los compañeros presos políticos.” A lo que ‘Comunismo o Barbarie’ responde: “Es sintomático que presentes un plantón como un ‘método de lucha’ donde se está ‘entrando a la realidad’. Cuando nosotros hablamos de la necesidad de una respuesta masiva y consciente, nos referimos a algo totalmente distinto a las estrategias de desgate típicas del izquierdismo y a sus acostumbrados ruegos de ‘justicia’ a las instituciones del Estado burgués... Mantenerse noche y día a las afueras de unas oficinas no expresa la extensión y generalización de la conciencia, sino la dificultad para reconocer al Estado como enemigo…‘¿entonces, que se queden encerrados los compañeros?’ Por supuesto que no. Pero hay que entender que el Estado, que está en pie todavía, decide la forma y el momento en que son liberados los presos, y que mientras se mantenga en pie el Estado, las cosas no pueden ser distintas. De esta forma, según los intereses del estado, los presos serán liberados cuando a éste le parezca necesario a sus intereses, pero, ¡ojo!, la burguesía nos hará creer que es resultado de la’ movilización’ (sangrías, ‘huelgas de hambre’, cartas a La Jornada , cierres de calles, acciones ‘contundentes’, etc.).”

Los mismos compañeros resumen con gran claridad la importancia de conocer los objetivos y métodos de lucha de clase revolucionaria para poder avanzar en su combate: “Señalar los errores, las limitaciones y las dificultades es indispensable para las luchas presentes y las que están por venir. La cuestión no radica en si se debe luchar o no, sino en la forma que debe tomar la lucha del proletariado. La cuestión está en cómo no desviarla de sus verdaderos objetivos, que no son los de ‘exigir justicia’ al Estado, sino destruirlo. La cuestión es no llevar cada impulso de lucha hacia la mistificación democrática que hay presente en este tipo de ‘movilizaciones’. Porque  a menudo se sacrifica lo indispensable en aras de lo ‘urgente’ y  en ese afán de lo ‘inmediato’ se sacrifica todo principio, como la autonomía de clase… comprendemos que no es al Estado a quien debe acudir el proletariado, sino a los trabajadores mismos, quienes para avanzar verdaderamente no deben basar su lucha en la confianza en las instituciones estatales, (como en la práctica lo hacen los izquierdistas), sino en su propia unidad como clase, en su propia organización y en sus propias fuerzas. No es llevando a los compañeros a nuevas derrotas a través de métodos de falsa radicalidad, sino sacando las lecciones de cada derrota y extendiendo esa experiencia hacia el resto del proletariado como se avanza  en cada nuevo combate… Nosotros no nos creemos ese cuento del ‘pueblo’ que usan las facciones de la burguesía para su beneficio, ni el que reza que ‘todas las luchas son válidas’. Si así lo fuera, daría lo mismo aliarse con la burguesía que no hacerlo, sería lo mismo ‘tratar de convencer’ al capital y al Estado que combatirlo.

Compartimos plenamente las ideas de los compañeros que expresan la necesidad de conocer y defender los verdaderos métodos de la lucha proletaria. Reapropiarnos de las enseñanzas de las luchas pasadas y sacar las lecciones de cada combate es una tarea indispensable para avanzar paso a paso, pero firmemente a la conquista de la tarea histórica de la clase trabajadora: la revolución comunista.

Héctor/diciembre-2006



[1] [20] https://www.alasbarricadas.org/forums/ [21]

[2] [22]  “Solidaridad directa con l@s oprid@s y explotad@s del mundo”, México, Planeta Tierra, 16 de noviembre 2006, insurrección_acrata@ yahoo.com.

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