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Nuestra camarada Clara murió en el hospital Tenon, de Paris, el sábado 15 de Abril de 2.006, a los 88 años de edad.
Clara nació el 8 de Octubre de 1.917 en Paris. Su madre Rebecca era originaria de Rusia. Se vio obligada a ir a Francia puesto que en su ciudad de origen, Simféropol, en Crimen, no podía desarrollar sus estudios de medicina por ser de origen judío. Viviendo en Paris, pudo convertirse finalmente en enfermera. Desde muy joven, Rebecca fue militante del movimiento obrero y a temprana edad participó en la fundación de la sección del Partido Social-demócrata de Simféropol. El padre de Clara, Paul Geoffroy, era un obrero cualificado especializado en la confección de cofres para joyas. Antes de la Primera Guerra Mundial, fue miembro de la CGT (Confederación General del Trabajo) en el entorno anarco-sindicalista, y posteriormente se acercó al Partido Comunista tras la revolución de 1.917.
Por tanto, desde su más tierna infancia Clara se educó en la tradición del movimiento obrero. A los quince años se afilio a las Juventudes Comunistas (JJCC). En 1.934, realizo un viaje a Moscú para visitar a la hermana de su madre, esta había muerto cuando Clara tenía solo doce años. Lo que vio en Rusia, entre otras cosas el hecho de que los mejores alojamientos estuvieran reservados a una minoría de privilegiados y no a los trabajadores, le creo muchos interrogantes sobre la “patria del socialismo” y, a su regreso a Francia, rompió con las Juventudes Comunistas. En esta época, ya mantenía numerosas discusiones con nuestro camaradas Marc Chirik ( al que había conocido con sólo 9 años puesto que era el compañero sentimental de la mejor amiga de su madre ) a pesar de la oposición de su padre que, fiel a las orientaciones del Partido “Comunista”, no era nada partidario de que su hija frecuentara los ambientes “trotskystas”.
En 1.938, nada más cumplir la mayoría de edad, decidió convertirse oficialmente en la compañera sentimental de Marc.
En aquella época Marc era miembro de la Fracción de la Izquierda Comunista Italiana (FI) y Clara era simpatizante de dicho grupo. Durante la guerra Marc fue mivilizado por el ejército francés (aunque no era de nacionalidad francesa y contaba únicamente con una orden de no expulsión renovable cada dos semana como único documento de identidad “nacional”). Se encontraba, en esas circunstancias, en la ciudad de Angoulême, en el momento de la debacle del ejército francés. Junto a un camarada de la Fracción Italiana en Bélgica (que huía de la persecución de las tropas alemanas puesto que era judío), Clara salió de Paris en bicicleta para intentar encontrar a Marc en Angoulême. Cuando llegó, Marc (junto a otros soldados) había sido hecho prisionero por el ejército alemán que, afortunadamente, no sabía aún que era de origen judío. Clara consiguió, llevándole ropas de civil, que Marc junto a otro compañero judío pudieran evadirse del cuartel en el que se encontraban prisioneros. Marc y Clara consiguieron llegar a zona liberada y llegaron a Marsella en bicicleta en Septiembre de 1.940. En esta ciudad Marc impulso la reorganización de la Fracción Italiana que se había dislocado al comienzo de la guerra.
Sin ser formalmente miembro de la organización, Clara participó en el trabajo y las discusiones que permitieron el desarrollo de la Fracción Italiana reconstituida: a pesar de los peligros enormes que implicaba la ocupación del ejército alemán, consiguió transportar, de una ciudad a otra, documentos políticos a dirigidos a los diferentes camaradas de la Fracción Italiana. Durante este período, Clara participo igualmente en las actividades de la OSE (Organización de Ayuda a los Niños) que se encargaba básicamente de ocultar a niños judíos de la busca y captura de la GESTAPO.
Justamente fue en el momento de la “liberación” cuando Marc y Clara estuvieron más expuestos que nunca a la muerte porque, los “resistentes” estalinistas del Partido Comunista Fránces (PCF) los detuvieron en Marsella: los acusaron de ser traidores, unos cómplices de los “boches” (alemanes), porque encontraron tras un registro en su casa documentos escritos en alemán. En realidad, estos cuadernos eran los intrumentos de trabajo de Marc y Clara para el curso de alemán que recibieron de Voline (un anarquista ruso que había participado en la revolución de Octubre de 1.917). Voline a pesar de las condiciones terribles de miseria en las que estuvo condenado a vivir no quería recibir, sin más, ningún tipo de ayuda material. Marc y Clara le pidieron que les diera un curso de alemán para que, a partir de entonces, aceptar compartir con ellos las comidas. En este mismo registro, los estalinistas encontraron propaganda internacionalista redactada en francés y alemán dirigida a los soldados de los bandos en combate.
Gracias a un oficial gaullista que era el responsable de la prisión en la que los encarcelaron ( cuya mujer trabajo con Clara en la OSE), Clara y Marc pudieron escapar de las represalias que les había preparado el PCF. Este oficial consiguió, de entrada, que asesinaran a Marc y Clara (los estalinistas le habían dicho textualmente a Marc: “…Stalin no te ha conseguido tener, pero nosotros nos haremos con tu piel…”). El oficial, sorprendido por el hecho de que fueran acusados de “colaboradores”, quería “comprender” la posición política de Marc y Clara ya que no entendía porque hacían propaganda a favor de la fraternización de los soldados de ambos bandos. Rápidamente se dio cuenta de que sus posiciones nada tenían que ver con ningún tipo de “traición” a favor del régimen nazi. Por ello, personalmente les ayudo (con su vehículo particular) a abandonar la prisión y les recomendó que abandonaran Marsella antes de que los estalinistas les volvieran a encontrar.
Marc y Clara tomaron rumbo a Paris, ciudad en la que encontraros a otros camradas (y simpatizantes) de la Fracción Italiana y de la Fracción Francesa de la Izquierda Comunista. Clara siguió apoyando el trabajo de la Fracción de la Izquierda Comunista de Francia hasta 1.952, convertida entonces en la Izquierda Comunista de Francia (GCF).
En 1.952, ante la amenaza de una nueva Guerra Mundial, la Izquierda Comunista de Francia tomó la decisión de que algunos de sus militantes abandonaran Europa con el fin de preservar la continuidad de la organización en el caso de que el continente se viera de nuevo envuelto en una guerra. Marc partió hacia Venezuela en 1.952. Clara lo reencontró en Enero de 1.953, una vez hubo encontrado un trabajo estable en aquel país.
En Venezuela, Clara retomó su trabajo de profesora. En 1.955, con una colega, fundó en Caracas una escuela francesa, el colegio Jean-Jaques Rousseau, que comenzó con 12 alumnos, especialmente niñas que no podían asistir a las clases de otros colegios franceses dirigidos por curas. El Colegio, del cual Clara era la directora (y Marc, el intendente, jardinero y chofer escolar) acabó teniendo a más de un centenar de alumnos. Algunos de ellos, vista la eficacia de las grandes capacidades pedagógicas y humanas de Clara, han estado en contacto con ella prácticamente hasta el fin de sus días. Una de sus antiguas alumnas, residente en Estados Unidos, se desplazo en 2.004 a Francia para visitarla.
Tras la partida de Marc y otros camaradas la Izquierda Comunista Francesa se dislocó. Sólo a partir de 1.964, Marc pudo constituir un pequeño núcleo de elementos muy jóvenes con los que comenzó a editar la revista “Internacionalismo” en Venezuela. A lo largo de este período, Clara no estuvo implicada directamente en las actividades políticas de Internacionalismo pero su colegio facilitaba los medios materiales para que las reuniones y las actividades del grupo pudieran desarrollarse.
En 1.968, Marc volvió a Francia para participar en los movimientos sociales e intentar recuperar contactos con antiguos compañeros de la Izquierda Comunista. Durante su estancia en Francia, la policía de Venezuela organizó un registró en el colegio de Clara y descubrió material político clandestino. El colegio fue cerrado y derruido. Clara fue obligada a abandonar Venezuela precipitadamente y encontrar a Marc en Francia. Desde entonces se instalaron de nuevo en Paris.
A partir de 1.968, Marc participó activamente en el trabajo del grupo Revolution Internationale (RI) que se había constituido en Toulouse. A partir de 1.971, Clara se integro activamente a las actividades de RI que más tarde se convirtió en la sección de la CCI en Francia. Desde entonces ha sido una fiel militante de nuestra organización, participando en el conjunto de las actividades de la organización. Tras la muerte de Marc, en Diciembre de 1.990, ella continuo con su actividad militante en la CCI estando siempre muy ligada a su trabajo y actividades. Incluso, si es cierto que estuvo muy afectada personalmente por la marcha de antiguos camaradas que participaron tanto en la fundación de RI como de Internacionalismo, en ningún momento, puso en causa su pertenencia y militancia en la CCI.
Hasta sus últimos momentos, a pesar de sus problemas de salud y de su avanzada edad, siempre ha querido seguir siendo parte activa de la CCI. En particular, ella nunca ha dejado de aportar todos los meses su cotización militante y ha intentado seguir el desarrollo de las discusiones, incluso si bien es cierto que no podía asistir a todas las reuniones. Incluso cuando tenía graves problemas de visión, jamás dejó de leer en la medida de lo posible la prensa y los documentos internos de la CCI (nuestra organización editaba documentos escritos con gruesos caracteres para que pudiera leerlos). De igual modo, cuando un camarada la visitaba, le pedía que la pusiera al corriente del trabajo que se estaba desarrollando en tal o cual parte de la organización.
Clara era uno de los camaradas de la CCI en los que más desarrollados y fuertes eran los sentimientos de fraternidad y solidaridad. Todos los camaradas que la conocimos fuimos siempre acogidos de forma extraordinariamente calurosa. En el mismo sentido, siempre mantuvo unas relaciones muy afectuosas y cordiales con sus antiguos camaradas de la Izquierda Comunista, aportándoles su solidaridad ante pruebas como la enfermedad (como lo fue en el caso de Serge Bricianer, antiguo miembro de la GCF, o Jean Malaquais, simpatizante de la misma organización, al que fue a visitar a Ginebra en 1998 poco antes de su muerte). Tras la muerte de Marc, ella siguió transmitiendo a las nuevas generaciones de militantes, esta tradición de fraternidad y de solidaridad que caracterizan al movimiento obrero del pasado. Con mucha alegría vivió la solidaridad de la clase portadora del comunismo que de forma magistral ha hecho resurgir el movimiento de los estudiantes en Francia en la primavera de 2.006. Un movimiento que Clara saludo con entusiasmo antes de dejarnos.
A pesar de su debilitamiento físico y de las enormes dificultades que ha tenido que afrontar a causa de la enfermedad, con un valor remarcable, Clara nos ha dejado al mismo tiempo en el que una nueva generación comienza a luchar para abrir las puertas del futuro.
Clara ha sido un ejemplo de mujer que, durante toda su vida, ha combatido en el seno de la clase obrera haciendo prueba de un valor fuera de lo común ( especialmente al haber arriesgado su vida en los años de la contra-revolución en numerosas ocasiones ). Una mujer que ha sido profundamente fiel a los objetivos y las ideas de su combate revolucionario.
Desde el momento en el que los militantes y secciones de la CCI ha conocido su fallecimiento, se han enviado al órgano central de la CCI gran número de testimonios de respeto y cariño saludando su calor humano, su dedicación a la lucha revolucionaria y subrayando el enorme coraje y entrega de los que ha hecho gala a lo largo de toda su vida.
Clara ha sido inhumada el sábado 22 de Abril en el cementerio parisino de Ivry (en el mismo lugar fue enterrado el marido de Clara Zetkin, Ossip, el 31 de Enero de 1.889). Tras las exequias, la CCI organizó una reunión de homenaje a su memoria en la que participaron numerosas delegaciones internacionales de la CCI, numerosos simpatizantes que conocieron a Clara personalmente, y como no, miembros de su familia.
A su hijo Marc, a sus nietos Miriam y Yann-Daniel, enviamos nuestra solidaridad y afecto.
Publicamos a continuación, un largo extracto de la carta que la CCI ha dirigido a el hijo y la familia de nuestra camarada Clara.
CCI ( 25 de Abril de 2006)
La CCI
Al camarada Marc
Estimado camarada Marc,
Con estas líneas que siguen, queremos ante todo manifestarte nuestra solidaridad y nuestro apoyo tras la desaparición de tu madre, nuestra camarada. Igualmente queremos hacerte llegar la profunda emoción que siente el conjunto de camaradas de nuestra organización.
La mayor parte de nosotros hemos conocido personalmente a Clara, en principio como compañera de Marc, tu padre, que jugó un papel especialmente importante en el combate de la clase obrera, en particular en los peores momentos que ella atravesó, y también como principal artífice de la construcción de la CCI. En si mismo, esto ya es un motivo de profundo afecto y respeto hacia Clara: “la compañera de Marc , no puede ser más que una persona de bien”. El coraje y la dignidad que mostró en el momento de la desaparición de tu padre, a pesar del amor inmenso que le profesaba, ya nos confirno su gran fuerza de carácter, una cualidad que ya conocíamos y que no hemos dejado de ver y sentir hasta el fin de sus días. Es, entre otras cosas por esto, por lo que para los militantes de la CCI, Clara no era únicamente la compañera de Marc, lejos de ello, era un valor en si misma para todos nosotros. Ha sido una camarada fiel hasta el fin a sus convicciones, que ha continuado desarrollando participando en todos nuestros combates, y que ha tenido, a pesar de la edad y la enfermedad, una voluntad de seguir trabajando en la medida de sus posibilidades en el seno de la organización. Todos los camaradas nos hemos sentido impresionados por su voluntad de vivir y por la total lucidez que ha conservado hasta sus últimos instantes. Es por ello que nuestra admiración y respeto se han ido reforzando a lo largo de todos los años que hemos compartido con ella.
Poco antes de su muerte, tu padre nos hizo participes de la satisfacción que le aportaba la desaparición del estalinismo, ese enemigo atroz de la revolución y de la clase obrera . Al mismo tiempo, no nos ha ocultado la inquietud que le provocaba las consecuencias que este acontecimiento podría tener sobre la conciencia de la clase obrera y también sobre sus luchas. Clara, por haber conservado intactas sus convicciones revolucionarias, ha visto con alegría, en los últimos días de su vida, el desarrollo de los primeros combates de una nueva generación obrera. Esto es para nosotros, a pesar de nuestra pena, un motivo de enorme satisfacción.
Con Clara, desaparece una de las últimas personas que ha sido actor y testigo de unos años terribles en los que los revolucionarios se encontraron siendo una pequeña minoría para continuar defendiendo los principios internacionalistas del proletariado, un combate desarrollado por los militantes de la Izquierda Italiana, de la Izquierda Holandesa y de la Izquierda Comunista de Francia, combates sin los cuales la CCI no podría existir hoy día. Clara nos ha hablado en ocasiones de esos camaradas y hemos sentido en sus palabras toda la estima y el afecto que ella les tenía. En ese sentido, tras la desaparición de tu padre, Clara ha continuado siendo para nosotros un lazo vivo y firme con esta generación de comunistas que nosotros reivindicamos con gran orgullo. Es este vinculo histórico, que más allá de la persona de nuestra camarada Clara, perdemos hoy en día (…) Una vez más, querido camarada Marc, queremos manifestarte nuestra solidaridad y te pedimos que transmitas esta solidaridad a tus hijos y a los otros miembros de la familia.
CCI (17 de Abril de 2.006)