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Publicamos a continuación un artículo aparecido en nuestra Revista Internacional nº 31 (4º trimestre de 1982). Con ello proseguimos el esfuerzo para verter en español todos los artículos de la Revista a lo largo de sus 159 números. La publicación ha sido posible gracias al esfuerzo de un compañero muy próximo a la organización a quien agradecemos calurosamente su colaboración. Aparecido hace 35 años, el artículo sigue siendo plenamente válido. No obstante, existe una cierta subestimación de la capacidad de la burguesía para atenuar la crisis de su sistema
1. El proletariado es la primera clase revolucionaria de la historia sin ningún poder económico en la vieja sociedad. Al contrario que las anteriores clases revolucionarias, el proletariado no es una clase explotadora. Su consciencia, su autoconocimiento es por tanto crucial para el éxito de su revolución, mientras que para clases revolucionarias previas la consciencia de clase era secundaria o incluso poco importante en comparación con su acumulación de poder económico antes de tomar y ejercer el poder político.
Para la burguesía, la última clase explotadora de la historia, la tendencia hacia el desarrollo de una consciencia de clase llegó mucho más lejos que para sus predecesores ya que requería de una victoria teórica e ideológica para cementar su triunfo sobre los antiguos órdenes sociales.
La consciencia de la burguesía ha sido significativamente moldeada por dos factores clave:
· al revolucionar sin descanso las fuerzas productivas el sistema capitalista se extendía a sí mismo constantemente y, al crear el mercado mundial, llevó al mundo a un estado de interconexión sin precedentes.
· A partir de un determinado momento en la evolución del sistema capitalista (1848) la burguesía ha tenido que reñir con la amenaza planteada por la clase destinada a ser su enterradora—el proletariado.
El primer factor empujó a la burguesía y sus teóricos a desarrollar una cosmovisión general del mundo mientras su sistema socioeconómico estaba en su fase ascendente, es decir, mientras estaba todavía basado en un modo de producción progresista. El segundo factor proporcionaba a la burguesía un recordatorio, una advertencia constante de que, cualquiera que fuera el conflicto de intereses entre sus miembros, como clase debía unirse en la defensa de su orden social contra la lucha del proletariado.
Cualquiera que fuera el avance en consciencia desarrollado por la burguesía sobre aquel de clases dominantes previas, su visión del mundo está irreparablemente tullida por el hecho de que su posición explotadora en la sociedad le enmascara la transitividad histórica de su sistema.
2. La unidad básica de organización social dentro del capitalismo es el estado-nación.
Dentro de los confines del estado-nación la burguesía organizó su vida política de forma coherente con su vida económica. En su época clásica, la vida política era organizada mediante partidos que se enfrentaban entre sí en el foro parlamentario.
Estos partidos políticos, en primera instancia, reflejaban el conflicto de intereses entre diferentes ramas de capital dentro del estado-nación. A partir de la confrontación de los partidos dentro de este foro se creaba un medio de gobierno para controlar y dirigir el aparato estatal que como consecuencia orientaba la sociedad hacia los objetivos decididos por la burguesía. En este modo de funcionar se puede ver la capacidad de la burguesía de delegar el poder político a una minoría especializada nacida de su propio seno: los políticos profesionales.
Debe notarse, sin embargo, que esta organización 'clásica' de la vida política de la burguesía en un marco parlamentario no era un modelo universal, sino una tendencia en el marco de la época ascendente del capitalismo. Las formas concretas variaban de país a país dependiendo de factores como: la velocidad del desarrollo del capital; el desarrollo de los conflictos con el antiguo orden social; la capacidad de adaptación de la nueva burguesía; la organización de cada aparato estatal en concreto; las presiones impuestas por la lucha del proletariado, etc.
3. La transición del sistema capitalista hacia su época de decadencia fue rápida y repentina, ya que el desarrollo acelerado de la producción capitalista se las vio duramente contra la habilidad del mercado mundial de absorberla. En otras palabras, las relaciones de producción impusieron sus cadenas de forma abrupta a las fuerzas productivas. Las consecuencias se mostraron muy rápido en los eventos mundiales en la segunda década del siglo XX: en 1914 cuando la burguesía demostró lo que su época imperialista significaba; en 1917 cuando el proletariado mostró que podía plantear su solución histórica para la humanidad con la revolución de octubre en Rusia[1].
La lección de 1917 no ha sido olvidada por la burguesía. A escala mundial la clase gobernante ha llegado a apreciar que su primera prioridad en esta época es defender su sistema social del embate del proletariado. Tiende por tanto a unirse de cara a esta amenaza.
4. La decadencia es la época de crisis histórica del sistema capitalista. De forma permanente, la burguesía tiene que hacer frente a las principales características de la época; al ciclo de crisis, guerra y reconstrucción, y a la amenaza contra su orden social planteada por el proletariado. En respuesta a esto, tres cosas se han desarrollado dentro de la organización del sistema capitalista:
· el capitalismo de estado
· el totalitarismo
· la construcción de bloques imperialistas
5. El desarrollo del capitalismo de estado es el mecanismo mediante el cual la burguesía ha organizado su economía dentro de cada marco nacional para atender en su decadencia una crisis cada vez más profunda.
Ya mediante la fusión con capitales individuales o por una más directa expropiación, el estado ha desarrollado una abrumadora autoridad en comparación con cualquier unidad de capital. Esto proporciona una coherencia en la organización económica mediante la subordinación de los intereses de cada elemento a aquellos de la unidad nacional. Y en las condiciones impuestas en la época del imperialismo la base de la economía se ha vuelto la economía de guerra permanente, una base sólida sobre la que el capitalismo de estado se desarrolla.
Pero, aunque el capitalismo de estado fue una respuesta en primera instancia a la crisis a nivel de la producción, el proceso de estatalización no paró ahí. Cada vez más, instituciones han sido absorbidas por una maquinaria estatal voraz para convertirse en instrumentos suyos, y allá donde ciertos instrumentos hacían falta y no existían, estos fueron creados. En consecuencia, el aparato estatal se ha extendido a todos los aspectos de la vida social. En este contexto, la integración de los sindicatos en el estado ha sido de la mayor necesidad e importancia. No solo existen en este período para mantener los engranajes de la producción en funcionamiento sino también, como policía contra el proletariado, se convierten en importantes agentes para la militarización de la sociedad.
Desacuerdos y antagonismos entre la burguesía en cualquier capital nacional no desaparecen en la decadencia, pero experimentan una mutación considerable debido al poder del estado. En general, los antagonismos entre la burguesía a nivel nacional son atenuados mientras como consecuencia aparecen en una competición más intensificada entre estados-nación a nivel internacional.
6. Una de las consecuencias del capitalismo de estado es que el poder en la sociedad burguesa tiende a pasar de las manos de los órganos legislativos al aparato ejecutivo del estado. Esto tiene un profundo efecto en la vida política de la burguesía, ya que esta ocurre en el marco del estado. Como consecuencia, en la decadencia la tendencia dominante en la vida política burguesa es hacia el totalitarismo, así como en la vida económica es hacia la estatalización.
Los partidos políticos de la burguesía ya no prevalecen como emanaciones de diferentes grupos de interés como lo fueron en el siglo XIX. Se convierten en expresiones del capital estatal hacia secciones específicas de la sociedad.
En cierto sentido, podríamos decir que los partidos políticos de la burguesía en cualquier país son meramente facciones de un partido estatal totalitario. En algunos países la existencia del estado unipartidista es siempre fácil de ver—como en Rusia. Sin embargo, la existencia real del estado de partido único en las 'democracias' se muestra claramente solo en ciertos momentos. Por ejemplo:
· el poder de Roosevelt y el Partido Democrático en los EEUU a finales de los años 1930 y durante la Segunda Guerra Mundial;
· la 'suspensión de la democracia' en Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial y la creación del Gabinete de Guerra.
7. En el contexto del capitalismo de estado, las diferencias entre los partidos burgueses no son nada en comparación con lo que tienen en común. Todos parten de la premisa de que los intereses del capital nacional en su conjunto son primordiales. Esta premisa permite a diferentes facciones trabajar juntas de forma muy cercana—especialmente detrás de las puertas cerradas de los comités parlamentarios y en los escalones más altos del aparato estatal. En efecto, solo una pequeña fracción del debate de la burguesía se lleva a cabo en el ring parlamentario. Los miembros de los parlamentos burgueses se han convertido de hecho en funcionarios del estado.
8. No obstante, la burguesía en cualquier estado-nación siempre tiene desacuerdos. Sin embargo, es importante distinguir entre ellos:
- Diferencias reales de orientación. Diferentes facciones pueden ver el interés nacional en un momento concreto en direcciones bastante diferentes, como ocurrió por ejemplo en la disputa entre el Partido Laborista y el Conservador en los años 1940 y 1950 sobre qué hacer con el Imperio Británico. (También es posible que se dé, como puede verse una y otra vez en el tercer mundo por desacuerdos entre facciones, especialmente sobre el problema de a qué bloque unirse, para dirigirse a la guerra. En tales casos, se pueden desarrollar cismas pronunciados en el estado e incluso grandes fallas en su funcionamiento).
- Diferencias que surgen debido a las presiones que son impuestas en varias facciones de la burguesía por sus funciones en el estado burgués. En consecuencia, puede haber acuerdo sobre orientaciones generales, pero desacuerdos sobre la manera en que se deben implementar – como se vio, por ejemplo, en Gran Bretaña sobre los esfuerzos para reforzar el control de los sindicatos sobre la clase obrera a finales de los 1960 y principios de los 1970.
- Diferencias que son falsas y farsas distractoras para la mistificación de la población. Por ejemplo, todo el 'debate' sobre la ratificación del acuerdo SALT 2 en el Congreso de los EEUU en el verano de 1979 fue una operación ideológica para cubrir el hecho de que la burguesía había tomado varias decisiones importantes referentes a las preparaciones para una Tercera Guerra Mundial y la estrategia mediante la cual querían que se desarrollase tal guerra.
A menudo, sin embargo, hay hebras de varias de estas diferencias presentes en los desacuerdos de la burguesía, especialmente durante las elecciones.
9. A medida que los antagonismos entre naciones-estado se han intensificado a lo largo de la época, el capital ha intentado llevar el desarrollo del capitalismo de estado al nivel internacional mediante la formación de bloques imperialistas. Si la organización de los bloques ha permitido una cierta atenuación de los antagonismos entre los estados miembros de cada bloque esto solo ha llevado a una intensificación de la rivalidad entre los bloques--la fractura última del sistema capitalista mundial donde todas sus contradicciones económicas se concentran[2]
En la formación de los bloques, las alianzas previas entre grupos de estados capitalistas (más o menos) iguales han sido sustituidas por dos agrupamientos en cada uno de los cuales los capitales más débiles están subordinados a un capital dominante. E igual que en el desarrollo del capital estatal el aparato del estado se extiende sobre todos los aspectos de la vida económica y social, también la organización del bloque se extiende dentro de cada estado-nación miembro. Dos ejemplos de esto son:
- la creación de métodos para regular toda la economía mundial desde la Segunda Guerra Mundial (los acuerdos de Bretton Woods, el Banco Mundial, el FMI, etc.) y una teoría para acompañarlos (el keynesianismo);
- La creación de una estructura de comando militar unificada en cada bloque (OTAN, Pacto de Varsovia).
10. Marx decía que era realmente solo en tiempos de crisis cuando la burguesía se volvía inteligente. Esto es verdad, pero, como muchas de las percepciones de Marx, tiene que ser considerada a la luz del cambio de período histórico. La visión general de la burguesía se ha estrechado considerablemente con su transformación de clase revolucionaria a reaccionaria en la sociedad. A día de hoy la burguesía ya no tiene la visión del mundo que tenía el siglo pasado y en este sentido es mucho menos inteligente. Pero, al nivel de organizarse para sobrevivir, para defenderse—en este campo, la burguesía ha mostrado una capacidad inmensa para desarrollar técnicas para el control económico y social mucho más allá de los sueños de los gobernantes del siglo diecinueve. En este sentido, la burguesía se ha vuelto 'inteligente' enfrentada a la crisis histórica de su sistema socioeconómico.
A pesar de los puntos recién explicados sobre los tres desarrollos novedosos en la decadencia, es posible reafirmar los límites que restringen la consciencia de la burguesía—su incapacidad para tener una consciencia unitaria o para comprender completamente la naturaleza de su sistema.
Sin embargo, el desarrollo del capitalismo de estado y de amplias organizaciones de bloques le ha proporcionado mecanismos altamente desarrollados para actuar en conjunto. La habilidad de la burguesía para organizar el funcionamiento de la economía mundial desde la Segunda Guerra Mundial de forma que extendió el período de reconstrucción durante décadas y reescalonó la reaparición de crisis abiertas para que las quiebras tipo-1929 no se repitieran es testimonio de esto. Y estas acciones todas ellas estaban basadas en el desarrollo de una teoría sobre los mecanismos y 'deficiencias' (como la burguesía podría llamarlos) del modo de producción. En otras palabras, estas acciones fueron ejecutadas conscientemente.
La capacidad de la burguesía de actuar coordinadamente a nivel diplomático/militar también se ha mostrado una y otra vez—como en las acciones de ambos bloques en Oriente Medio durante las últimas tres décadas.
Sin embargo, la burguesía tiene manos relativamente libres en su actividad en los niveles puramente económicos y militares—es decir, solo está lidiando consigo misma. El funcionamiento del estado es más complejo donde tiene que lidiar con cuestiones sociales—porque estas implican los movimientos de otras clases, particularmente el proletariado.
11. En su enfrentamiento al proletariado, el estado puede emplear muchas ramas de su aparato en una división del trabajo coherente; una huelga aislada de los trabajadores podría tener que enfrentarse a un conjunto de sindicatos, campañas propagandísticas de prensa y televisión de diferentes matices, campañas de varios partidos políticos, la policía, los servicios de 'bienestar' y, a veces, al ejército. Pero ver la ejecución de un uso coordinado de todas estas partes del estado no implica que cada parte vea el marco general en el que cada una está llevando a cabo su función.
En primer lugar, es innecesario para todo el conjunto de la burguesía entender qué está sucediendo. La burguesía es capaz de delegar esta responsabilidad a una minoría suya. Por lo tanto, el Estado no se ve obstaculizado de forma significativa por el hecho de que toda la clase dominante no vea el cuadro completo. Es por tanto posible hablar, por ejemplo, sobre los "planes de la burguesía", mientras que de hecho es solo una pequeña proporción de la clase la que realmente los está haciendo.
Esto solo funciona debido a la forma en que los diferentes brazos del Estado están entrelazados. Brazos diferentes tienen diferentes funciones y además de ocuparse de la sección de la sociedad que les corresponde por dicha función, también comunican a los escalones más altos del Estado las presiones a las que están sometidos, y por consiguiente ayudan a determinar qué es posible y qué no.
En las alturas de la máquina estatal es posible para aquellos que están al mando hacerse una especie de cuadro general de la situación y de qué opciones tienen abiertas de forma realista para enfrentarse a ella. Al decir esto, sin embargo, es importante indicar:
- que este cuadro no es una visión clara y desmitificada (del tipo que el proletariado puede tener) sino pragmática;
- que no es un cuadro unificado, sino dividido, es decir que puede ser 'compartido' entre varias facciones de la burguesía;
- que las contradicciones inevitables que enfrenta la burguesía crean considerables desarmonías.
- Para comprender cómo funciona todo el conjunto de este aparato es importante identificar que:
· debe hacerse distinción entre una consciencia que permite una comprensión del sistema social capitalista (la del proletariado) y una consciencia que es requerida solo para permitir una defensa de ese sistema (la de la burguesía). En consecuencia, el ejército de analistas sociales empleados por el estado puede ayudar a este a defender su sistema, pero nunca a entenderlo;
- la actividad de la burguesía se inicia no por los caprichos subjetivos de individuos y facciones que la integran, sino en respuesta a las fuerzas dominantes activas en su sistema en ese momento.
12. Consecuentemente, las maniobras de la burguesía están estructuradas, sean conscientes de ello o no, y están determinadas por y confinadas dentro de un marco establecido por:
- el período histórico (la decadencia);
- la crisis coyuntural (se haya abierto o no);
- el curso histórico (hacia la guerra o la revolución)
- el peso momentáneo de la lucha de clases (en resurgimiento o reflujo).
De acuerdo con la evolución del período actual, el peso de facciones clave de la burguesía se refuerza dentro del aparato estatal, a medida que la importancia de su rol y orientación se vuelve más clara para la burguesía. En la mayoría de los países del mundo este proceso automáticamente conduce al equipo de gobierno elegido—como resultado del mecanismo del estado de partido único.
Sin embargo, en las 'democracias'--que están generalmente entre los países más poderosos—los procesos de reforzamiento de ciertas facciones en el aparato estatal y los de elección del equipo de gobierno están separados. Por ejemplo, hemos visto en Gran Bretaña durante varios años un reforzamiento de la izquierda en los sindicatos, en el aparato local del estado, etc., mientras el Partido Laborista caía del poder político. La dictadura totalitaria de la burguesía permanece y mediante una hábil prestidigitación, la población elige, "libremente", lo que el conjurador ya ha elegido por ellos. El truco funciona bastante bien—las 'democracias' mantienen estos mecanismos electorales porque han aprendido cómo manipularlos de forma efectiva.
La 'libre elección' del equipo de gobierno por el electorado está afectada por:
- los programas en los que los partidos eligen colocarse;
- la propaganda de la TV y la prensa:
- el apoyo (o al contrario, su denigración) de un partido u otro por instituciones importantes como sindicatos y organizaciones de empleadores;
- la existencia de terceros partidos para actuar como partidos sin posibilidades y expoliadores de otros o como material de coalición;
- el mayor o menor énfasis en ciertas partes de los programas electorales de acuerdo con sus efectos sobre el electorado, indicados por la realización de encuestas;
- después de los resultados de las elecciones, las maniobras de diferentes facciones de la burguesía para conseguir lo que la situación requiere en general.
Sin entrar en detalles, los siguientes ejemplos ilustran el uso reciente de algunos de estos mecanismos:
- A punto de celebrarse las elecciones presidenciales de 1976 en los EEUU se volvió claro que la victoria de Carter estaba en tela de juicio. Solo entonces el aparato sindical AFL-CIO decidió apoyar a Carter y movilizar a los trabajadores para registrarse y votar. El éxito de Carter fue asegurado por una movilización extraordinaria en la última quincena de la campaña.
- En las elecciones presidenciales de 1980 en los EEUU la victoria de Reagan fue asegurada por 2 dispositivos: Kennedy se aseguró de que la nominación de Carter por el Partido Demócrata no tuviera un claro respaldo; se empleó a Anderson como un 'serio' tercer candidato para 'expoliar' el voto de Carter, y para permitirle hacer esto, hubo un importante esfuerzo de financiación estatal de su campaña.
- El ajuste preciso de plataformas electorales en respuesta a los resultados de encuestas de opinión es reconocido abiertamente en los EEUU por los medios de comunicación.
- Mediante el pacto Lib-Lab en Gran Bretaña fue posible para el gobierno Laborista en minoría permanecer en el poder a pesar de varias crisis parlamentarias.
- Mediante la agrupación de los partidos minoritarios con los Conservadores en el voto de no-confianza en el gobierno Laborista fue posible poner a los Laboristas en la oposición de cara al resurgimiento de la lucha de clases en 1979.
- En febrero de 1974, Heath llamó a unas elecciones para intentar conseguir apoyo para romper la huelga de los mineros. El resultado le permitió formar gobierno—el cual intentó conseguir con los Liberales. Sin embargo, reconociendo la necesidad de que el Laborismo pasara al poder para lograr mantener bajo control la lucha de los trabajadores los Liberales rehusaron y abrieron el camino a Wilson y el período del 'contrato social'.
Estos ejemplos demuestran los mecanismos que la burguesía tiene a su disposición y que sabe cómo usarlos. Sin embargo, las burguesías de diferentes países tienen variados grados de flexibilidad en sus aparatos. A este respecto, Gran Bretaña y los EEUU probablemente tienen la maquinaria más efectiva entre las 'democracias'. Un ejemplo de una maquinaria relativamente inflexible, y de la falibilidad de la burguesía, se puede observar en los resultados de las elecciones presidenciales francesas de 1981[3].
13. La cuestión del marco impuesto por el período histórico en las maniobras de la burguesía ya se ha mencionado. En períodos en los que la lucha de clases es relativamente tranquila la burguesía elige a su equipo de gobierno de acuerdo a criterios principalmente relacionados con las políticas económicas y la política exterior. En estos casos, los objetivos de la burguesía pueden verse relativamente claros en las acciones del gobierno. Así, a lo largo de los años 1950 el gobierno de Gran Bretaña—la facción-Eden del Partido Conservador—correspondió a una decisión de la burguesía de aferrarse al Imperio contra la embestida de los Estados Unidos. Este esfuerzo se arruinó en el arrecife de la aventura de Suez en 1956. Sin embargo, la economía británica pudo funcionar bajo el gobierno de los Conservadores (que, bajo el gobierno de la facción-Macmillan, asumió más de las orientaciones del Partido Laborista en este asunto) hasta 1964. En otras palabras, en este tipo de períodos no hay necesariamente un criterio perfecto con el que juzgar si un determinado gobierno es el mejor para la burguesía o no.
Este no es para nada el caso en un período de resurgimiento de la clase obrera, como en el período desde 1968. A medida que la crisis abierta se muestra y que la lucha se intensifica, el marco impuesto a la burguesía se vuelve más definido y más ceñido, y las consecuencias de su salida fuera de este marco más peligrosas.
A lo largo de los años 1970 la burguesía trató de resolver sus crisis económicas, paliar la lucha de clases y además prepararse para la guerra—todo al mismo tiempo. En los años 1980 no hace ningún intento de resolver su crisis económica ya que generalmente se aprecia que no puede hacerlo. El marco para la burguesía está determinado ahora por la lucha de clases y las preparaciones de guerra, estando este segundo punto determinado por su habilidad para tratar con el primero. En tal situación, la forma en que la burguesía presenta sus políticas a la clase obrera es crucial ya que, en ausencia de soluciones, sus mistificaciones adquieren una enorme importancia.
La burguesía tiene que enfrentarse a la clase obrera hoy en día:
- Cuando sus paliativos económicos se han agotado;
- cuando la clase obrera ha pasado por un período completo de 'contratos sociales' y no puede ser movilizada ya en ese terreno;
- cuando la burguesía tiene que imponer aún niveles más altos de austeridad a una clase obrera no derrotada.
Además, la burguesía se enfrenta a la necesidad inmediata de aplastar a la clase obrera.
Esto es lo que hace que el marco de la izquierda en la oposición sea un factor crucial en la situación actual para la burguesía. Se convierte en un criterio para evaluar la preparación de la burguesía para enfrentarse a la clase obrera.
14. Ya se ha argumentado que, frente a la amenaza proletaria, la burguesía tiende a unirse y su consciencia tiende a hacerse "más inteligente". Las expresiones de este proceso han estado claras a lo largo de la última década y más:
- En los sucesos de 1968 y sus repercusiones inmediatas, cada capital nacional tendía a tratar con su "propio" proletariado. En esto se podía ver por primera vez a la burguesía organizada como capital estatal enfrentándose a una clase obrera en ascenso.
- A medida que la oleada de lucha se desarrolló aún más, la burguesía se vio forzada a enfrentarse al proletariado, organizada como bloque. Esto se vio primero en Portugal, y luego en España e Italia, donde solo mediante el apoyo de otras naciones del bloque se encontraron los recursos y mistificaciones necesarias para paliar la lucha de los trabajadores.
- Sobre Polonia en 1980-81, por primera vez, la burguesía ha tenido que organizarse entre los bloques para tratar con el proletariado. En esto podemos identificar los comienzos del proceso en el cual la burguesía tendrá que apartar a un lado sus rivalidades imperialistas para poder enfrentarse al proletariado, un fenómeno no visto desde 1918.
En consecuencia, estamos en un período en el cual la burguesía comienza a organizarse a escala mundial para enfrentarse al proletariado, usando mecanismos creados en su mayor parte en respuesta a otras necesidades.
15. A medida que el proletariado entra en un período de confrontación de clases decisiva, se vuelve imperativo medir la fuerza y los recursos de la clase enemiga. Subestimar aquellos significaría desarmar al proletariado, que requiere claridad de consciencia y no ilusiones para enfrentarse a su reto histórico.
Como este texto ha intentado mostrar, el aparato estatal de la burguesía se está reforzando a lo largo de todo el mundo para enfrentarse al proletariado. Podemos esperar la continuación de este proceso—que el estado se vuelva más sofisticado, y que la consciencia de la burguesía se vuelva más alerta y un factor aún más activo en la situación. Sin embargo, esto no significa que el enemigo del proletariado se esté volviendo cada vez más y más fuerte. Al contrario, el reforzamiento del estado está teniendo lugar sobre cimientos que se están desmoronando. Las contradicciones del orden burgués están provocando que se rompan las costuras de la sociedad. Independientemente de cuánto se fortalezca el estado no será capaz de reparar la decadencia del sistema provocada por factores históricos. El estado tal vez sea fuerte, pero es una fuerza quebradiza.
Debido a que el sistema social está desmoronándose el proletariado podrá confrontar al estado a nivel social, atacando sus cimientos ampliando la brecha causada por las contradicciones sociales. El éxito del empuje del proletariado para abrir aún más la brecha dependerá de su confrontación con la primera línea de defensa del estado burgués: los sindicatos.
Marlowe
[1] Ver nuestro Manifiesto Internacional sobre 1917, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion
[2] Nota de la edición actual (2017): el artículo que estamos publicando apareció en 1982. El contexto mundial de entonces era la división entre dos grandes bloques imperialistas (USA y URSS). En 1989 se hundió el bloque ruso y con ello desapareció gradualmente el bloque americano. Para sacar lecciones de este cambio trascendental en las relaciones imperialistas mundiales, la CCI produjo el Texto de Orientación Militarismo y Descomposición (Revista Internacional nº 64, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion ). En él se afirma que “No es la formación de bloques imperialistas lo que está en la base del militarismo y del imperialismo. Es lo contrario: la formación de bloques no es sino la consecuencia extrema (que en cierta fase pueda agravar las causas mismas) del hundimiento del capitalismo decadente en el militarismo y la guerra”.
[3] Desde un punto de vista objetivo y, por así decirlo, “racional”, la burguesía francesa necesitaba para quebrar la lucha de clases que la Izquierda (PS y PC) estuvieran en la oposición. Sin embargo, las divisiones dentro de la Derecha, su falta de visión y el fuerte desprestigio que había sufrido, condujeron a la inesperada victoria de la izquierda en dichas elecciones.