Enviado por Accion Proletaria el
Este verano de 2016 ha estado marcado por signos de inestabilidad creciente e imprevisible a escala mundial. Esto confirma que la clase capitalista se topa con mayores dificultades para aparecer como la garante del orden y el control político. El golpe de Estado fallido en Turquía, un país estratégico vital en el escenario imperialista mundial; la oleada de represión que le siguió; el contragolpe del caos en Oriente Medio con los atentados terroristas en Alemania y Francia; las convulsiones políticas de alta intensidad provocadas por el resultado del referéndum sobre la continuidad del Reino Unido en la Unión Europea y las aterradoras perspectivas que se perfilan con la candidatura presidencial de Trump en Estados Unidos: todos esos fenómenos, repletos de peligros para la clase dominante, no son menos amenazadores para la clase obrera, siendo un reto de la mayor importancia para las minorías revolucionarias en nuestra clase para desarrollar un análisis coherente que pueda despejar la bruma ideológica que nubla esos acontecimientos.
No es posible en un número de nuestra Revista internacional tratar todos los elementos de la situación mundial. Sobre el golpe de Estado en Turquía, en particular, queremos darnos tiempo para discutir sobre lo que implica y trabajar por construir un marco de análisis claro. Por ahora, queremos concentrarnos en una serie de cuestiones que, a nuestro parecer, hay que esclarecer lo antes posible: las consecuencias del "Brexit" y de la candidatura de Trump; la situación nacional en Alemania, especialmente los problemas creados por la crisis europea de los refugiados; y el fenómeno social común de todos esos hechos: el ascenso del populismo.
Nos hemos retrasado en analizar lo que significan los movimientos populistas. Por eso el texto aquí publicado sobre el populismo es una contribución individual escrita para estimular la reflexión y la discusión en la CCI (y, esperémoslo, fuera de ella). Este texto pone de relieve cómo el populismo es el resultado del callejón sin salida en que está inmersa la sociedad; por mucho que el Estado burgués produzca fracciones y partidos que intentan montarse encima de ese tigre, el resultado del referéndum sobre la Unión Europea en el Reino Unido y el ascenso de Trump en el Partido Republicano en Estados Unidos demuestran que es algo muy complicado que puede incluso agravar las dificultades políticas de la clase dirigente[1].
El objetivo de este artículo sobre el Brexit y las elecciones presidenciales en Estados Unidos es aplicar las ideas del texto sobre el populismo a una situación concreta. Quiere también corregir una idea presente en varios artículos publicados en nuestra página web, la idea de que el referéndum sobre el Brexit habría sido algo así como un éxito para la democracia francesa [2] o que el ascenso del populismo hoy "refuerza la democracia" [3].
También publicamos aquí un artículo histórico sobre la cuestión nacional, centrándonos en el ejemplo de Irlanda. Lo hemos escogido no solo porque es el centenario de la insurrección de Dublín en 1916, sino porque dicho acontecimiento (y la historia posterior del Ejército Republicano Irlandés, IRA) fue uno de los primeros signos evidentes de que la clase obrera no debía ya aliarse con movimientos nacionalistas o integrar reivindicaciones "nacionales" en su programa; y porque hoy, ante la nueva oleada de nacionalismo en los centros del sistema capitalista, urge más que nunca la exigencia para los revolucionarios de afirmar que la clase obrera no tiene patria. Como lo plantea el Informe sobre la situación nacional alemana, ir más allá de los límites de la nación es el extraordinario reto que al proletariado plantean el capitalismo mundializado y las falsas alternativas del populismo: “Hoy, con la mundialización contemporánea, una tendencia histórica objetiva del capitalismo decadente alcanza su pleno desarrollo: cada huelga, cada acto de resistencia económica de los obreros, en cualquier parte del mundo, se encuentran inmediatamente enfrentado a la totalidad del capital mundial, siempre dispuesto a retirar la producción y la inversión e irse a producir en otro lugar. Por ahora, el proletariado internacional ha sido incapaz de encontrar una respuesta adecuada, ni siquiera vislumbrar lo que podría parecerse a tal respuesta. No sabemos si finalmente lo conseguirá. Pero parece claro que el desarrollo en esta dirección necesitará mucho más tiempo que la transición que hubo entre los sindicatos y la huelga de masas. Por un lado, la situación del proletariado en los viejos países centrales del capitalismo -como Alemania, en la “cima” de la jerarquía económica- debería ser mucho más dramática de lo que es hoy. Por otro lado, el paso a dar requerido por la realidad objetiva -lucha de clases internacional consciente, la "huelga de masas internacional" – le exige al proletariado mucho más esfuerzo que el paso entre la lucha sindical y la huelga de masas en un país. Porque obliga a la clase obrera a desafiar no sólo el corporativismo y el localismo, sino también las principales divisiones de la sociedad de clases, frecuentemente arrastradas durante muchos siglos, incluso milenios, de antigüedad, como la nacionalidad, la cultura étnica, la raza, la religión, el sexo, etc. Este es un paso mucho más profundo y político.”.
CCI, agosto de 2016
[1] Realizar el mejor análisis du populismo es un objetivo de la CCI, pues es algo que todavía no hemos logrado plenamente. Como ejemplo, nos referiremos a unas cuantas fórmulas del artículo, en francés, en nuestra página web, cuyo título es "UE, Brexit, populisme: contre le nationalisme sous toutes ses formes". Aunque el artículo denuncia correctamente el veneno ideológico irradiado por los partidos populistas y demagogos, algunos pasajes del artículo dan la impresión de que el fenómeno del populismo es idéntico a sus expresiones políticas más evidentes, y que por lo tanto sería algo totalmente controlado por el Estado capitalista en sus ataques ideológicos contra la clase obrera.