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El proletariado y las capas no explotadoras de El Ecuador nuevamente han sido convocadas obligatoriamente a otro recambio de administradores del Estado capitalista (Presidente, Vice-Presidente y los asambleistas) a través de la más efectiva de las armas de mistificación que le ha dado excelentes resultados a la burguesía entre los explotados: "las elecciones"; mecanismo por el cual el Estado somete ideológica y políticamente al conjunto social bajo el peso de la democracia que en los hechos constituye la forma que asume la dominación de la burguesía.
Con ello decimos que la democracia es la dictadura de una clase: la burguesía y sus acólitos, y que las elecciones es un mecanismo por el cual se reafirma en la cabeza de los explotados la idea falsa de que se ejerce el "poder" a través del "voto", que en la práctica es dar el visto bueno para que la burguesía y sus lacayos nos sigan dando con el mazo de las políticas que permiten perpetuar el "orden burgués", las condiciones sociales y políticas por el cual la extracción de plusvalía (explotación del trabajo) se desarrolle sin sobre saltos ni protesta alguna, la que constituye la esencia de vida para el capitalismo. En El Ecuador el correismo ha sido muy eficiente en este aspecto.
La función del Estado en el marco de la decadencia del sistema capitalista es el de mantener las condiciones fundamentales para la explotación efectiva del trabajo y así permitir la acumulación de capital y mantener con vida este sistema moribundo, en condiciones en que la creciente saturación de los mercados hace que el capitalismo viva continuos sobresaltos que lo hunden más y más en la barbarie: dos guerras mundiales, 1914-1918 / 1939-1945; y un sinnúmeros de conflictos regionales que han implicado a las grandes potencias y que le han costado la vida a mucho más personas que las dos carnicerías mundiales juntas. Por tal efecto, la tendencia al capitalismo de Estado es la generalidad en los estados nacionales, con ello las burguesías nacionales se arropan bajo el manto estatal y logran enfrentar el ruedo salvaje de un mercado globalizado y saturado. Desde la crisis abierta del capitalismo (mediados de los 60) y su tránsito a la descomposición [1]), el hundimiento a la barbarie es insondable (basta ver Siria y Mali, y la respuesta de los Estados a nivel mundial) las condiciones de vida del proletariado al igual que de las capas no explotadoras se han deteriorado aceleradamente, mas en la orilla opuesta una minúscula y parasitaria burguesía sigue acumulando y derrochando ostentosamente riquezas incalculables, estas condiciones sedimenta con fuerza la presencia del capitalismo de Estado en la vida social de cada nación del planeta, esto se traduce en un Estado policiaco, altamente represivo, donde el terror del Estado se siente hasta en el seno familiar, donde el proletariado se debate entre las políticas de austeridad o de relanzamiento de las economías para salir de una crisis que lleva más de cuarenta años, esto es mayor presión sobre las espaldas del proletariado y de las capas no explotadoras; sumándose a las formas ideológicas de lo más mistificadoras como el nacionalismo, la religión y la democracia sumiendo al conjunto social en la perdición del mayor individualismo y atomización, tendiendo a perderse todo rasgo de humanidad.
En el marco de la decadencia del sistema capitalista ([2]) se acabaron las reformas o las mejoras en las condiciones de trabajo del proletariado. Cuando el capitalismo representaba todavía un progreso, cuando este era el motor del desarrollo de las fuerzas productivas, la participación electoral, el parlamentarismo eran necesario ya que a través de estos mecanismos se organizaba y aglutinaba al proletariado, se arrancaba con duras peleas, tanto en las calles como en el parlamento, mejoras a una burguesía que lucía madura, con vitalidad. Hoy por hoy eso ya no es posible, el capitalismo es un sistema moribundo, no representa progreso alguno a las fuerzas productivas, más bien es un peligro para la vida de la humanidad, la burguesía solo denota esclerosis mental, ella se ha vuelto regresiva. Este es el fundamento por el cual las elecciones y la democracia no conducen a ningún lugar sino a perpetuar y avalar el capitalismo.
Mas la burguesía ecuatoriana en medio de la descomposición del capitalismo se mimetiza y ocupa el espacio de izquierda y aglutina a todos los izquierdistas y sindicalistas, para que con la ayuda de ellos ejecutar las políticas necesarias y poder perpetuarse en el tiempo, este es uno de los fundamentos por el cual el correísmo y el aparato izquierdista se encuentra conduciendo el Estado ecuatoriano; estos sátrapas han logrado lo que ninguno de los gobiernos anteriores han hecho, un efectivo control social al punto de introducir golpes furibundos en la nuca del proletariado como las renuncias obligatorias, la criminalización de la protesta social, etc.
¿Pero habrá cambios si llegan otros partidos al control del Estado?
Indudablemente no. Lo único que habrá es un reacomodo en las fracciones de la burguesía, seleccionando al grupo económico que se beneficie sustancialmente de las rentas estatales, pero lo de fondo, el capitalismo de Estado, su penetración en la vida social, su fortalecimiento, su mayor operatividad para enfrentar día a día los brotes de protestas por el deterioro de la vida, su más efectiva articulación para poder controlar uno a uno a los habitantes de esta sociedad, y otras tantas políticas que mantengan unidas a los distintos intereses burgueses bajo la tutela del Estado para enfrentar la descomposición del capitalismo en todos los órdenes, estos aspectos no cambiarán para nada.
La clase trabajadora ecuatoriana al igual que la del resto del mundo no tiene nada que ganar en estas elecciones ni con la democracia, más bien pierden, continuará el proceso de atomización, individualización y deterioro de su existencia en este mundo; solo un proceso de debate y clarificación en el proletariado y con las capas no explotadoras hablando sobre cuál es el camino alternativo a lo que nos impone la burguesía y sus lacayos nos permitirá encontrar una luz en medio de la tiniebla lanzada ante nuestros ojos que no nos permite ver el futuro y darnos cuenta que nos une el hecho de pertenecer a una clase social única: el proletariado y que de nosotros depende el futuro de la humanidad; como proletarios nos reafirmamos, y con ello a toda la sociedad, como humanos; como proletarios surge la necesidad de unirnos con nuestros compañeros a nivel mundial y con ello nace la solidaridad y el amor pleno a toda la especie humana y su naturaleza; y encontraremos las fuerzas necesarias para extirpar el capitalismo de la faz del planeta y conducirnos hacia la sociedad humana: el comunismo.
[1] Para explicar este concepto ver Tesis sobre la Descomposición, Revista Internacional nº 62 /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[2] Sobre qué entendemos por decadencia del capitalismo ver entre otros muchos documentos "Decadencia del capitalismo (VIII) - La edad de las catástrofes", Revista Internacional nº 143.