Enviado por CCI Online el
Desde INTERNACIONALISMO, nuestra sección en Venezuela, hemos realizado el siguiente análisis de la confrontación a la que estamos asistiendo en Honduras:
La crisis política que se ha desatado en Honduras con el golpe de estado al presidente Manuel Zelaya el pasado domingo 28 de junio, no representa "un golpe mas" en esta pobre y pequeña "República Bananera" de 7, 5 millones de habitantes. Este acontecimiento tiene repercusiones geopolíticas importantes y también a nivel de la lucha de clases.
Los hechos
Zelaya, empresario y miembro de la oligarquía hondureña, inició su mandato a comienzos de 2006 como abanderado del Partido Liberal de Honduras. Desde el año pasado fue acercándose a la "franquicia" chavista del "Socialismo del Siglo 21"; en agosto de 2008, con el apoyo de su partido logró que el Congreso aprobara la incorporación de Honduras al ALBA (Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe), mecanismo creado por el gobierno de Chávez para contrarrestar la influencia del ALCA promovido por EEUU. Este acuerdo, que recibió críticas de sectores políticos y empresariales, le facilitaba al estado hondureño el pago de una factura petrolera que tiene un peso importante sobre su economía
Al ingresar al ALBA, Honduras contaría con un crédito de $400 millones para compra de hidrocarburos a Venezuela a ser pagado en condiciones ventajosas; "ayuda" importante para un país con un PIB de $10.800 millones según datos de la CEPAL para el 2006, cuyos pagos por importaciones de hidrocarburos se estima que sobrepasaron el 30% del PIB, según la misma fuente.. Pero el "Socialismo del Siglo 21" no es una simple franquicia comercial, requiere que los gobernantes que la adquieren, apliquen una serie de medidas populistas de corte izquierdista; que el Ejecutivo controle abiertamente a las instituciones del Estado y los poderes públicos, así como el ataque frontal a las viejas "oligarquías" nacionales. Es por este motivo que Zelaya da una voltereta política de 180º al pasar en pocos meses, de ser un liberal de derecha a ser un izquierdista defensor de los pobres y "el socialismo".
Ante la proximidad de las elecciones de noviembre de este año, a partir de febrero de este año Zelaya acelera la presión sobre las instituciones del Estado para promover su reelección, lo que genera conflictos entre el Ejecutivo y los otros poderes públicos e incluso con su propio partido. En mayo pasado, apoyándose en organizaciones populares y sindicales, presiona a las Fuerzas Armadas para apoyar la realización de un plebiscito para enmendar la constitución con miras a la reelección; acción que es rechazada por el Alto Mando militar. El 24 de junio Zelaya destituye al jefe del Estado Mayor Conjunto, quien es restituido de inmediato por la Corte Suprema de Justicia, lo que sirve de detonante para el golpe de estado el 28 de junio, fecha prevista por el Ejecutivo para la realización de la consulta popular. Ese día Zelaya es forzado por las fuerzas militares a salir "en pijamas y sin calcetines" de Tegucigalpa (capital de Honduras) a San José (capital de Costa Rica). Con el apoyo del Ejército y la Corte Suprema, el Congreso nombra a Roberto Micheletti (presidente del Congreso) como nuevo presidente.
Nuestro análisis
Es evidente que en la raíz de la crisis política de Honduras están las intenciones imperialistas de Venezuela en la región. En la medida que el chavismo se ha consolidado, la burguesía venezolana ha avanzado en su nada nuevo interés geopolítico de hacer de Venezuela una potencia regional; con este fin utiliza el proyecto del "Socialismo del Siglo 21", que se sustenta socialmente en las capas mas depauperadas y utiliza el petróleo y los ingresos petroleros como arma de convencimiento y coerción. El crecimiento de la pauperización, la descomposición de las viejas clases dirigentes y el debilitamiento geopolítico de USA en el mundo, le han permitido a la burguesía venezolana avanzar de manera progresiva con su proyecto en varios países de la región: Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras y algunos países del Caribe.
Por sus características populistas y su antiamericanismo "radical", el proyecto chavista requiere del control totalitario de las instituciones del Estado y el montaje de una polarización política entre "ricos contra pobres", "oligarcas contra el pueblo", etc., lo que lo transforma en una fuente permanente de ingobernabilidad para el propio capital nacional. Para su ejecución requiere además de cambiar las Constituciones a través de la creación de asambleas constituyentes, que le den una base legal a los cambios necesarios para afianzar a las nuevas élites "socialistas" en el poder, promoviendo la reelección presidencial, entre otras medidas. Este libreto que aplica el chavismo es harto conocido por las burguesías de la región.
Honduras es un preciado objetivo geoestratégico del chavismo: le permitiría tener una cabeza de playa en el Atlántico centroamericano a través del puerto Cortés, que también sirve al comercio exterior de El Salvador y Nicaragua; de esta manera Venezuela dispondría de un "canal" terrestre que uniría al Atlántico con el Pacífico, a través de Nicaragua. Por otra parte, el tener bajo su control a Nicaragua y Honduras, le facilitaría su control sobre El Salvador; situación que dificultaría el desarrollo del Plan Puebla Panamá propuesto por México y EEUU.
Por otra parte, Honduras cuenta con las condiciones "naturales" para el desarrollo del proyecto populista izquierdista de Chávez, pues es el tercer país mas pobre de América después de Haití y Bolivia. La masa de depauperados que la crisis inevitablemente incrementa de forma acelerada, son los principales consumidores de las falsas esperanzas de salir de su situación de miseria, que forman parte del recetario del "Socialismo del Siglo 21". Es hacia estas masas que se dirige el mensaje chavista, las cuales necesita en permanente movilización, con el apoyo de sindicatos y partidos de izquierda e izquierdistas, y de las organizaciones sociales campesinas, indigenistas, etc.
El chavismo, resultado de la descomposición de la burguesía venezolana y mundial, utiliza y aguza las expresiones de descomposición en el seno de las burguesías de la región. Por la necesidad de polarizar la confrontación entre las facciones burguesas, se transforma en un factor de aceleración de la ingobernabilidad que de por sí tiene su propia dinámica por la descomposición. La reciente crisis en Honduras, que apenas se inicia, representa una agravación de la situación en las "Repúblicas Bananeras" de Centroamérica, que no conocían crisis como la actual desde los años 80, cuando los conflictos en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, dejaron un saldo de casi medio millón de muertos y millones de desplazados.
Derroche de hipocresía
Poco antes del golpe de estado ya Chávez había puesto en funcionamiento su maquinaria geopolítica, alertando a los presidentes "amigos", denunciando a los militares "gorilas", etc. Consumado el golpe, convocó a una reunión de emergencia en Nicaragua de los países pertenecientes al ALBA donde anuncia la suspensión de envío de petróleo a Honduras y amenaza con enviar tropas en caso de ser atacada la sede de la embajada venezolana en Honduras. Así mismo pone a disposición de Zelaya los recursos del Estado venezolano: el Ministro de Relaciones Exteriores se ha transformado en el asistente personal del presidente depuesto ya que le acompaña en sus periplos por varios países; los medios de comunicación del Estado, principalmente el canal internacional de TV Telesur, de forma abrumadora transmiten informaciones sobre Zelaya, victimizándolo y colocándolo como un gran humanista y defensor de los pobres; el discurso de Zelaya en la ONU fue transmitido en Venezuela en cadena nacional de radio y TV!!.
Chávez hace insistentes llamados a los "pueblos de América" a defender la democracia amenazada por los "gorilas militares golpistas", quizás para hacernos olvidar el hecho de que él mismo fue uno de ellos al encabezar un golpe de estado en Venezuela contra el presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez en 1992. Son precisamente esos "gorilas militares", la policía del Estado chavista y sus bandas de choque quienes reprimen, no sólo a las manifestaciones de los opositores al régimen, sino a las propias luchas de los trabajadores en Venezuela, tal como Internacionalismo lo ha denunciado en varios artículos en nuestro Sitio (Ver El Estado "socialista" de Chavez nuevamente reprime y asesina proletarios, https://es.internationalism.org/node/2589) .
Pero el derroche de hipocresía abarca a toda la "comunidad internacional". La OEA, la ONU, la CE y muchos otros países, han condenado el golpe y pedido la restitución de Zelaya; muchos de ellos han retirado a sus embajadores en Honduras. Pero estos no son más que formalismos y consumo mediático para la galería para intentar dejar bien parada la maltrecha democracia burguesa y a esas organizaciones que cada vez pierden mas credibilidad.
¿Cómo explicar el comportamiento de EEUU ante esta crisis?
Para sorpresa de la llamada "izquierda" y de sus apéndices "izquierdistas", también EEUU ha condenado el golpe y ha pedido la restitución de Zelaya. Según la propia Secretaria de Estado Hillary Clinton, la embajada de EEUU en Honduras y Tom Shannon, subsecretario de Estado para el hemisferio occidental, tuvieron una participación activa en los meses previos al golpe, según ellos para evitar que estallara la crisis. Debemos preguntarnos, ¿Será que el problema se le escapó de las manos a EEUU?, ¿Ha quedado tan débil la diplomacia norteamericana en la región después del gobierno Bush?
No hay que descartar la posibilidad de que en efecto los EEUU no hayan podido controlar a las facciones de la burguesía hondureña en pugna, lo que sería expresión del grado de descomposición en las filas de la burguesía y de las debilidades geopolíticas de EEUU en su propio "patio trasero", que le hacen difícil contrarrestar los efectos del neopupulismo izquierdista de gobiernos donde sus presidentes son elegidos por vías democráticas (muchas veces por amplia mayoría), pero una vez en el poder toman al Estado por asalto y se transforman en verdaderas dictaduras que se dan un barniz democrático.
Sin embargo, pensamos que no es así. Al condenar el golpe y exigir la restitución de Zelaya, EEUU utiliza la crisis hondureña para intentar "limpiar su cara" en la región, que dejó bastante sucia la administración Bush. De haber actuado Obama como Bush (cuando por ejemplo éste apoyó el golpe de estado contra Chávez en abril de 2002), hubiera dado argumentos para encender el antiamericanismo en la región y debilitar la estrategia de apertura diplomática de la nueva administración.
No hay que descartar que EEUU haya dejado que la crisis hondureña "siguiera su camino" para utilizarla para debilitar al chavismo en la región. Al actuar como lo hizo, EEUU fuerza a Chávez a tener que dar la cara para defender a su "pupilo" Zelaya y mostrar su inocultable papel de pirómano en la crisis hondureña. Por otra parte, le permite que la OEA y otros dirigentes de la región intenten solucionar una crisis, en la cual EEUU sería "uno más". De esta manera, sería la "comunidad americana" la responsable del desenlace de la crisis, mientras poco a poco van surgiendo las evidencias que comprometan a Chávez y Zelaya como responsables de la crisis. El rechazo del nuevo gobierno hondureño a la decisión de la OEA de reponer a Zelaya, el "fracaso" de la gestión de Insulza en su viaje del 3 de julio a Tegucigalpa y las acciones del gobierno de Micheletti para impedir el aterrizaje del avión venezolano que traía a Zelaya desde Washington el domingo 5 de julio, han agravado la crisis y han decompuesto a Chávez, quien ha denunciado que detrás de estos hechos está el "imperialismo yanqui" y ha exigido a Obama, "víctima de ese imperialismo", que intervenga de manera mas contundente en Honduras!!.
Es indudable que la situación para EEUU es bastante complicada, pues por una parte necesita dar una lección a Chávez y sus seguidores; por la otra, la situación puede generar una situación explosiva en momentos que tiene otras prioridades geopolíticas, como la intervención en Afganistán, la crisis con Corea del Norte, etc. Por otra parte, la descomposición de la propia burguesía hondureña y de la burguesía de la región, incluida la venezolana, pueden generar una situación incontrolable.
A última hora se conoció que Zelaya había aceptado la mediación en la crisis del presidente Oscar Arias de Costa Rica, a solicitud de la Secretaria de Estado Hillary Clinton; lo que indica el papel central que juega EEUU en esta crisis.
Una reflexión sobre la geopolítica regional
La crisis en Honduras es de mayor envergadura que la reciente crisis entre Colombia, Ecuador y Venezuela por el asunto de la FARC, en la cual también tuvo una participación de primer plano el gobierno de Chávez. Nicaragua, aliada de Chávez, tiene en agenda un conflicto con Colombia por el archipiélago de San Andrés en el Caribe. En estos conflictos se habla de movilización de tropas, incluso Venezuela movilizó sus tropas a la frontera con Colombia cuando el conflicto con Ecuador. Aunque estas movilizaciones cumplen un objetivo mediático para distraer al proletariado y la población, la realidad es que la burguesía, en su caída en la crisis y la descomposición, utiliza cada vez más el lenguaje y los medios bélicos.
Así mismo, la influencia de Chávez y sus seguidores está presente en las últimas crisis y confrontaciones en Bolivia, en el fraude electoral que la oposición denuncia en las pasadas elecciones municipales (alcaldes y concejales) en Nicaragua y el gobierno peruano denuncia la intromisión de Bolivia y Venezuela en las confrontaciones en Bagua. El gobierno de Chávez, producto y factor de la descomposición, no tiene otro camino que proseguir su huída hacia adelante. Se ha asociado con Estados y organizaciones que practican el antiamericanismo de manera radical: Irán, Corea del Norte, Hamas, etc. Por otra parte, en Venezuela hay una situación interna bastante grave debido al bajón que ha habido en los ingresos petroleros (fundamentales para la geopolítica del Estado venezolano) debido a la crisis y a la emergencia de luchas obreras, que presionan al gobierno a mantener un clima de tensión interno y externo.
EEUU está en desventaja para poner el orden en su patio trasero. Burguesías regionales como México, que podrían contrarrestar la acción del chavismo y las crisis políticas en su área de influencia natural como lo es Centroamérica, observamos que están sumidas en sus crisis internas y en las confrontaciones contra el narcotráfico; un senador norteamericano llegó a decir hace pocos meses que el Estado mexicano no existía. Colombia, bastión de EEUU en la región, ha estado limitado para contrarrestar la ofensiva de Chávez, con quien ha conseguido una relación de equilibrio bastante frágil. Brasil, que tiene intereses económicos en Centroamérica (inversión en plantaciones para producir biocombustibles) y ha llevado acciones geopolíticas que lo han fortalecido como potencia regional, parece que (al igual que los otros países mencionados) no tiene mayor interés en solventar una crisis promovida por Chávez, su competidor en la región y posiblemente va a dejarlo que se "cueza en su propia salsa"; aunque hace esfuerzos por llevar cierta estabilidad en la región, lo hace como potencia que quiere hacerse su propio espacio y en este sentido también compite con los EEUU.
Las perspectivas para la región son hacia una mayor conflictividad, lo que indudablemente va a requerir fuertes campañas para enrolar al proletariado. La polarización política se inscribe en esta perspectiva. Pensamos que en la CCI y en el medio internacionalista deberíamos debatir con mayor profundidad sobre estos aspectos, que se inscriben en nuestra visión de las tensiones interimperialistas.
¿Cuáles son las consecuencias para el proletariado?
Es indudable que esta crisis fortalece a la burguesía contra el proletariado. Vuelva o no Zelaya, la polarización política ya está instalada en Honduras y se va a fortalecer. En este sentido es una fuente de división y confrontación en el seno de la propia clase, tal como lo vemos en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y en Ecuador.
Por otra parte, la burguesía utiliza y va a utilizar la situación en Honduras para fortalecer la mistificación democrática; de que ésta es capaz de autocriticarse para sanear las instituciones del Estado. En ese sentido, la mitificación electoral va a cobrar fuerza a nivel regional con las próximas elecciones en Honduras.
La crisis va a acentuar la pobreza en uno de los países más pobres de Centroamérica: las remesas que envían los hondureños a sus familias (que aportan alrededor del 25% del PIB) están comenzando a mermar. Por otra parte, la descomposición social que condena a cientos de miles de jóvenes a "vivir" del pandillaje, la criminalidad y las drogas, inevitablemente se va a acelerar con la crisis y la descomposición política en los rangos de la burguesía. Esta masa de pobres es un caldo de cultivo para la emergencia de otros Chávez locales y regionales que siembren esperanzas en las masas depauperadas, pero que sabemos no representan ninguna salida real.
Es por ello que el proletariado hondureño, regional y mundial; y el medio internacionalista debe rechazar de manera clara cualquier apoyo a las fuerzas burguesas nacionales o regionales en pugna; debe rechazar la polarización política inducida por los conflictos interburgueses, que ya han cobrado muchas vidas en la región, dentro de ellas vidas proletarias. La confrontación en Honduras es la expresión de que el capitalismo se hunde cada vez mas en la descomposición, que lleva a confrontaciones de las facciones burguesas a nivel interno, y de las grandes, medianas y pequeñas potencias a nivel regional; confrontaciones que la crisis va a exacerbar.
A pesar de su debilidad numérica, sólo la lucha del proletariado hondureño en su terreno de clase, apalancado por la lucha del proletariado regional y mundial podrá dar al traste con toda esta barbarie.
Internacionalismo
12/07/09
La crisis política que se ha desatado en Honduras con el golpe de estado al presidente Manuel Zelaya el pasado domingo 28 de junio, no representa "un golpe mas" en esta pobre y pequeña "República Bananera" de 7, 5 millones de habitantes. Este acontecimiento tiene repercusiones geopolíticas importantes y también a nivel de la lucha de clases.
Los hechos
Zelaya, empresario y miembro de la oligarquía hondureña, inició su mandato a comienzos de 2006 como abanderado del Partido Liberal de Honduras. Desde el año pasado fue acercándose a la "franquicia" chavista del "Socialismo del Siglo 21"; en agosto de 2008, con el apoyo de su partido logró que el Congreso aprobara la incorporación de Honduras al ALBA (Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe), mecanismo creado por el gobierno de Chávez para contrarrestar la influencia del ALCA promovido por EEUU. Este acuerdo, que recibió críticas de sectores políticos y empresariales, le facilitaba al estado hondureño el pago de una factura petrolera que tiene un peso importante sobre su economía
Al ingresar al ALBA, Honduras contaría con un crédito de $400 millones para compra de hidrocarburos a Venezuela a ser pagado en condiciones ventajosas; "ayuda" importante para un país con un PIB de $10.800 millones según datos de la CEPAL para el 2006, cuyos pagos por importaciones de hidrocarburos se estima que sobrepasaron el 30% del PIB, según la misma fuente.. Pero el "Socialismo del Siglo 21" no es una simple franquicia comercial, requiere que los gobernantes que la adquieren, apliquen una serie de medidas populistas de corte izquierdista; que el Ejecutivo controle abiertamente a las instituciones del Estado y los poderes públicos, así como el ataque frontal a las viejas "oligarquías" nacionales. Es por este motivo que Zelaya da una voltereta política de 180º al pasar en pocos meses, de ser un liberal de derecha a ser un izquierdista defensor de los pobres y "el socialismo".
Ante la proximidad de las elecciones de noviembre de este año, a partir de febrero de este año Zelaya acelera la presión sobre las instituciones del Estado para promover su reelección, lo que genera conflictos entre el Ejecutivo y los otros poderes públicos e incluso con su propio partido. En mayo pasado, apoyándose en organizaciones populares y sindicales, presiona a las Fuerzas Armadas para apoyar la realización de un plebiscito para enmendar la constitución con miras a la reelección; acción que es rechazada por el Alto Mando militar. El 24 de junio Zelaya destituye al jefe del Estado Mayor Conjunto, quien es restituido de inmediato por la Corte Suprema de Justicia, lo que sirve de detonante para el golpe de estado el 28 de junio, fecha prevista por el Ejecutivo para la realización de la consulta popular. Ese día Zelaya es forzado por las fuerzas militares a salir "en pijamas y sin calcetines" de Tegucigalpa (capital de Honduras) a San José (capital de Costa Rica). Con el apoyo del Ejército y la Corte Suprema, el Congreso nombra a Roberto Micheletti (presidente del Congreso) como nuevo presidente.
Nuestro análisis
Es evidente que en la raíz de la crisis política de Honduras están las intenciones imperialistas de Venezuela en la región. En la medida que el chavismo se ha consolidado, la burguesía venezolana ha avanzado en su nada nuevo interés geopolítico de hacer de Venezuela una potencia regional; con este fin utiliza el proyecto del "Socialismo del Siglo 21", que se sustenta socialmente en las capas mas depauperadas y utiliza el petróleo y los ingresos petroleros como arma de convencimiento y coerción. El crecimiento de la pauperización, la descomposición de las viejas clases dirigentes y el debilitamiento geopolítico de USA en el mundo, le han permitido a la burguesía venezolana avanzar de manera progresiva con su proyecto en varios países de la región: Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras y algunos países del Caribe.
Por sus características populistas y su antiamericanismo "radical", el proyecto chavista requiere del control totalitario de las instituciones del Estado y el montaje de una polarización política entre "ricos contra pobres", "oligarcas contra el pueblo", etc., lo que lo transforma en una fuente permanente de ingobernabilidad para el propio capital nacional. Para su ejecución requiere además de cambiar las Constituciones a través de la creación de asambleas constituyentes, que le den una base legal a los cambios necesarios para afianzar a las nuevas élites "socialistas" en el poder, promoviendo la reelección presidencial, entre otras medidas. Este libreto que aplica el chavismo es harto conocido por las burguesías de la región.
Honduras es un preciado objetivo geoestratégico del chavismo: le permitiría tener una cabeza de playa en el Atlántico centroamericano a través del puerto Cortés, que también sirve al comercio exterior de El Salvador y Nicaragua; de esta manera Venezuela dispondría de un "canal" terrestre que uniría al Atlántico con el Pacífico, a través de Nicaragua. Por otra parte, el tener bajo su control a Nicaragua y Honduras, le facilitaría su control sobre El Salvador; situación que dificultaría el desarrollo del Plan Puebla Panamá propuesto por México y EEUU.
Por otra parte, Honduras cuenta con las condiciones "naturales" para el desarrollo del proyecto populista izquierdista de Chávez, pues es el tercer país mas pobre de América después de Haití y Bolivia. La masa de depauperados que la crisis inevitablemente incrementa de forma acelerada, son los principales consumidores de las falsas esperanzas de salir de su situación de miseria, que forman parte del recetario del "Socialismo del Siglo 21". Es hacia estas masas que se dirige el mensaje chavista, las cuales necesita en permanente movilización, con el apoyo de sindicatos y partidos de izquierda e izquierdistas, y de las organizaciones sociales campesinas, indigenistas, etc.
El chavismo, resultado de la descomposición de la burguesía venezolana y mundial, utiliza y aguza las expresiones de descomposición en el seno de las burguesías de la región. Por la necesidad de polarizar la confrontación entre las facciones burguesas, se transforma en un factor de aceleración de la ingobernabilidad que de por sí tiene su propia dinámica por la descomposición. La reciente crisis en Honduras, que apenas se inicia, representa una agravación de la situación en las "Repúblicas Bananeras" de Centroamérica, que no conocían crisis como la actual desde los años 80, cuando los conflictos en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, dejaron un saldo de casi medio millón de muertos y millones de desplazados.
Derroche de hipocresía
Poco antes del golpe de estado ya Chávez había puesto en funcionamiento su maquinaria geopolítica, alertando a los presidentes "amigos", denunciando a los militares "gorilas", etc. Consumado el golpe, convocó a una reunión de emergencia en Nicaragua de los países pertenecientes al ALBA donde anuncia la suspensión de envío de petróleo a Honduras y amenaza con enviar tropas en caso de ser atacada la sede de la embajada venezolana en Honduras. Así mismo pone a disposición de Zelaya los recursos del Estado venezolano: el Ministro de Relaciones Exteriores se ha transformado en el asistente personal del presidente depuesto ya que le acompaña en sus periplos por varios países; los medios de comunicación del Estado, principalmente el canal internacional de TV Telesur, de forma abrumadora transmiten informaciones sobre Zelaya, victimizándolo y colocándolo como un gran humanista y defensor de los pobres; el discurso de Zelaya en la ONU fue transmitido en Venezuela en cadena nacional de radio y TV!!.
Chávez hace insistentes llamados a los "pueblos de América" a defender la democracia amenazada por los "gorilas militares golpistas", quizás para hacernos olvidar el hecho de que él mismo fue uno de ellos al encabezar un golpe de estado en Venezuela contra el presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez en 1992. Son precisamente esos "gorilas militares", la policía del Estado chavista y sus bandas de choque quienes reprimen, no sólo a las manifestaciones de los opositores al régimen, sino a las propias luchas de los trabajadores en Venezuela, tal como Internacionalismo lo ha denunciado en varios artículos en nuestro Sitio (Ver El Estado "socialista" de Chavez nuevamente reprime y asesina proletarios, https://es.internationalism.org/node/2589) .
Pero el derroche de hipocresía abarca a toda la "comunidad internacional". La OEA, la ONU, la CE y muchos otros países, han condenado el golpe y pedido la restitución de Zelaya; muchos de ellos han retirado a sus embajadores en Honduras. Pero estos no son más que formalismos y consumo mediático para la galería para intentar dejar bien parada la maltrecha democracia burguesa y a esas organizaciones que cada vez pierden mas credibilidad.
¿Cómo explicar el comportamiento de EEUU ante esta crisis?
Para sorpresa de la llamada "izquierda" y de sus apéndices "izquierdistas", también EEUU ha condenado el golpe y ha pedido la restitución de Zelaya. Según la propia Secretaria de Estado Hillary Clinton, la embajada de EEUU en Honduras y Tom Shannon, subsecretario de Estado para el hemisferio occidental, tuvieron una participación activa en los meses previos al golpe, según ellos para evitar que estallara la crisis. Debemos preguntarnos, ¿Será que el problema se le escapó de las manos a EEUU?, ¿Ha quedado tan débil la diplomacia norteamericana en la región después del gobierno Bush?
No hay que descartar la posibilidad de que en efecto los EEUU no hayan podido controlar a las facciones de la burguesía hondureña en pugna, lo que sería expresión del grado de descomposición en las filas de la burguesía y de las debilidades geopolíticas de EEUU en su propio "patio trasero", que le hacen difícil contrarrestar los efectos del neopupulismo izquierdista de gobiernos donde sus presidentes son elegidos por vías democráticas (muchas veces por amplia mayoría), pero una vez en el poder toman al Estado por asalto y se transforman en verdaderas dictaduras que se dan un barniz democrático.
Sin embargo, pensamos que no es así. Al condenar el golpe y exigir la restitución de Zelaya, EEUU utiliza la crisis hondureña para intentar "limpiar su cara" en la región, que dejó bastante sucia la administración Bush. De haber actuado Obama como Bush (cuando por ejemplo éste apoyó el golpe de estado contra Chávez en abril de 2002), hubiera dado argumentos para encender el antiamericanismo en la región y debilitar la estrategia de apertura diplomática de la nueva administración.
No hay que descartar que EEUU haya dejado que la crisis hondureña "siguiera su camino" para utilizarla para debilitar al chavismo en la región. Al actuar como lo hizo, EEUU fuerza a Chávez a tener que dar la cara para defender a su "pupilo" Zelaya y mostrar su inocultable papel de pirómano en la crisis hondureña. Por otra parte, le permite que la OEA y otros dirigentes de la región intenten solucionar una crisis, en la cual EEUU sería "uno más". De esta manera, sería la "comunidad americana" la responsable del desenlace de la crisis, mientras poco a poco van surgiendo las evidencias que comprometan a Chávez y Zelaya como responsables de la crisis. El rechazo del nuevo gobierno hondureño a la decisión de la OEA de reponer a Zelaya, el "fracaso" de la gestión de Insulza en su viaje del 3 de julio a Tegucigalpa y las acciones del gobierno de Micheletti para impedir el aterrizaje del avión venezolano que traía a Zelaya desde Washington el domingo 5 de julio, han agravado la crisis y han decompuesto a Chávez, quien ha denunciado que detrás de estos hechos está el "imperialismo yanqui" y ha exigido a Obama, "víctima de ese imperialismo", que intervenga de manera mas contundente en Honduras!!.
Es indudable que la situación para EEUU es bastante complicada, pues por una parte necesita dar una lección a Chávez y sus seguidores; por la otra, la situación puede generar una situación explosiva en momentos que tiene otras prioridades geopolíticas, como la intervención en Afganistán, la crisis con Corea del Norte, etc. Por otra parte, la descomposición de la propia burguesía hondureña y de la burguesía de la región, incluida la venezolana, pueden generar una situación incontrolable.
A última hora se conoció que Zelaya había aceptado la mediación en la crisis del presidente Oscar Arias de Costa Rica, a solicitud de la Secretaria de Estado Hillary Clinton; lo que indica el papel central que juega EEUU en esta crisis.
Una reflexión sobre la geopolítica regional
La crisis en Honduras es de mayor envergadura que la reciente crisis entre Colombia, Ecuador y Venezuela por el asunto de la FARC, en la cual también tuvo una participación de primer plano el gobierno de Chávez. Nicaragua, aliada de Chávez, tiene en agenda un conflicto con Colombia por el archipiélago de San Andrés en el Caribe. En estos conflictos se habla de movilización de tropas, incluso Venezuela movilizó sus tropas a la frontera con Colombia cuando el conflicto con Ecuador. Aunque estas movilizaciones cumplen un objetivo mediático para distraer al proletariado y la población, la realidad es que la burguesía, en su caída en la crisis y la descomposición, utiliza cada vez más el lenguaje y los medios bélicos.
Así mismo, la influencia de Chávez y sus seguidores está presente en las últimas crisis y confrontaciones en Bolivia, en el fraude electoral que la oposición denuncia en las pasadas elecciones municipales (alcaldes y concejales) en Nicaragua y el gobierno peruano denuncia la intromisión de Bolivia y Venezuela en las confrontaciones en Bagua. El gobierno de Chávez, producto y factor de la descomposición, no tiene otro camino que proseguir su huída hacia adelante. Se ha asociado con Estados y organizaciones que practican el antiamericanismo de manera radical: Irán, Corea del Norte, Hamas, etc. Por otra parte, en Venezuela hay una situación interna bastante grave debido al bajón que ha habido en los ingresos petroleros (fundamentales para la geopolítica del Estado venezolano) debido a la crisis y a la emergencia de luchas obreras, que presionan al gobierno a mantener un clima de tensión interno y externo.
EEUU está en desventaja para poner el orden en su patio trasero. Burguesías regionales como México, que podrían contrarrestar la acción del chavismo y las crisis políticas en su área de influencia natural como lo es Centroamérica, observamos que están sumidas en sus crisis internas y en las confrontaciones contra el narcotráfico; un senador norteamericano llegó a decir hace pocos meses que el Estado mexicano no existía. Colombia, bastión de EEUU en la región, ha estado limitado para contrarrestar la ofensiva de Chávez, con quien ha conseguido una relación de equilibrio bastante frágil. Brasil, que tiene intereses económicos en Centroamérica (inversión en plantaciones para producir biocombustibles) y ha llevado acciones geopolíticas que lo han fortalecido como potencia regional, parece que (al igual que los otros países mencionados) no tiene mayor interés en solventar una crisis promovida por Chávez, su competidor en la región y posiblemente va a dejarlo que se "cueza en su propia salsa"; aunque hace esfuerzos por llevar cierta estabilidad en la región, lo hace como potencia que quiere hacerse su propio espacio y en este sentido también compite con los EEUU.
Las perspectivas para la región son hacia una mayor conflictividad, lo que indudablemente va a requerir fuertes campañas para enrolar al proletariado. La polarización política se inscribe en esta perspectiva. Pensamos que en la CCI y en el medio internacionalista deberíamos debatir con mayor profundidad sobre estos aspectos, que se inscriben en nuestra visión de las tensiones interimperialistas.
¿Cuáles son las consecuencias para el proletariado?
Es indudable que esta crisis fortalece a la burguesía contra el proletariado. Vuelva o no Zelaya, la polarización política ya está instalada en Honduras y se va a fortalecer. En este sentido es una fuente de división y confrontación en el seno de la propia clase, tal como lo vemos en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y en Ecuador.
Por otra parte, la burguesía utiliza y va a utilizar la situación en Honduras para fortalecer la mistificación democrática; de que ésta es capaz de autocriticarse para sanear las instituciones del Estado. En ese sentido, la mitificación electoral va a cobrar fuerza a nivel regional con las próximas elecciones en Honduras.
La crisis va a acentuar la pobreza en uno de los países más pobres de Centroamérica: las remesas que envían los hondureños a sus familias (que aportan alrededor del 25% del PIB) están comenzando a mermar. Por otra parte, la descomposición social que condena a cientos de miles de jóvenes a "vivir" del pandillaje, la criminalidad y las drogas, inevitablemente se va a acelerar con la crisis y la descomposición política en los rangos de la burguesía. Esta masa de pobres es un caldo de cultivo para la emergencia de otros Chávez locales y regionales que siembren esperanzas en las masas depauperadas, pero que sabemos no representan ninguna salida real.
Es por ello que el proletariado hondureño, regional y mundial; y el medio internacionalista debe rechazar de manera clara cualquier apoyo a las fuerzas burguesas nacionales o regionales en pugna; debe rechazar la polarización política inducida por los conflictos interburgueses, que ya han cobrado muchas vidas en la región, dentro de ellas vidas proletarias. La confrontación en Honduras es la expresión de que el capitalismo se hunde cada vez mas en la descomposición, que lleva a confrontaciones de las facciones burguesas a nivel interno, y de las grandes, medianas y pequeñas potencias a nivel regional; confrontaciones que la crisis va a exacerbar.
A pesar de su debilidad numérica, sólo la lucha del proletariado hondureño en su terreno de clase, apalancado por la lucha del proletariado regional y mundial podrá dar al traste con toda esta barbarie.
Internacionalismo
12/07/09