Enviado por CCI Online el
Las circunstancias dadas de la próxima cumbre del G20 son históricamente sin precedentes. La crisis económica arruina el mundo, la burguesía parece estar al borde del colapso. Las masivas inyecciones de crédito en los mercados monetarios, el déficit de los presupuestos, y ahora la ultima ronda del "alargamiento cuantitativo" han permitido que la burguesía prevenga una implosión total del sistema financiero en la mayor parte de los países centrales, pero esto no ha resuelto la verdadera crisis.
Internacionalmente la burguesía ha sido obligada a admitir que el mundo esta viviendo su derrumbamiento más brutal desde la Gran Depresión de los 1930s. Países como Japón y Alemania están sufriendo del desplome en las exportaciones y en la producción industrial. Casi todo el este de Europa está prácticamente en bancarrota e Islandia, Grecia, Irlanda, Italia, y España no se quedan atrás. Los "mercados emergentes" también están comenzando a mostrar problemas graves -La tasa de desempleo en China está por los 10 millones - mientras que estas economías se encuentran atrapadas en los mismos tsunamis al igual que del resto de las economías en el mundo. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional o FMI ahora predicen que la economía mundial como un todo se contraerá este año - algo que no se ha visto desde la Segunda Guerra Mundial.
40 años desde del final de la Reconstrucción de posguerra todas las políticas que la burguesía han usado para mantener a la crisis están a punto de fracasar. Décadas del intervencionismo (capitalismo de Estado) han dejado a la burguesía en el precipicio. El mecanismo principal para mantener la demanda frente a la sobreproducción crónica -dosis gigantescas de crédito- ha dejado últimamente a la economía como un paciente que ha abusado de sus antibióticos: la efectividad de la contra-medida se ha reducido virtualmente a cero. Aun peor, el crédito se ha convertido en una parte del problema: El conjunto del sistema está ahora, literalmente, en bancarrota.
El resultado de esto para la clase trabajadora ya está bien claro: un brutal asalto a los empleos, salarios y condiciones de vida que harán que los últimos 40 años se vean como un oasis de prosperidad.
¿Poniendo a las personas primero?
El impulso de salir a las calles, para reunirse y discutir con otras personas que se sienten de la misma manera sobre el estado de la sociedad, para mostrar nuestra indignación con la forma que se está manejando el mundo, todo esto es algo saludable. El problema con la protesta de hoy día es que la alternativa ofrecida por sus organizadores, "Poner a las personas primero" para nada cuestiona lo básico del sistema y a su maquina-estado.
Ellos argumentan que presionando al sistema actual de gobiernos y estados puede traer cambios en la sociedad.
- Demandan "un proceso transparente y responsable para reformar el sistema financiero internacional" porque "esto requerirá la consulta de todos los gobiernos, parlamentos, sindicatos, y sociedad civil, con las Naciones Unidas tomando una gran parte".
Insisten que "estas recomendaciones proporcionan un paquete unificado que ayude a los lideres del mundo trazar un camino que salga de la recesión", y que pueda abrir el paso a "un nuevo sistema que busque crear una economía que funcione para el pueblo y el planeta", con "un gobierno democrático de la economía", "trabajos decentes y servicio publico para todos" una "economía verde" etc.
Esparciendo ilusiones en el estado
Lo que estas campañas no reconocen es que ni el capitalismo ni el estado, el cual siempre ha expresado los intereses de quienes nos dominan, podrá ser reformados. 80 años después de la Gran Depresión los economistas burgueses de la Derecha e Izquierda han estado devanándose los sesos vanamente para encontrar la forma para que el Estado intervenga en la economía y la saque a flota. Esta es la lección mas obvia de la crisis actual: 40 años de intervención de estado han fracasado en solucionar los problemas inherentes a este sistema. Guerras, desempleo, pobreza y la destrucción del medio ambiente no son el resultado de "malos gobiernos". Son los productos directos de un sistema senil, un orden social que ha continuado a pesar de revelarse como una amenaza para toda la humanidad.
En vez de caer en esas ilusiones de que el capitalismo puede ser un poco mas democrático, un poco mas verde, gracias a la intervención del estado, necesitamos reconocer que relaciones sociales capitalistas son llana y sencillamente inhumanas. Son inseparables del ansia de obtener ganancia y esta ansia hace que las personas sean lo menos importante. Por eso es que las relaciones de producción existentes - basadas en el salario y la producción para el mercado - necesitan ser totalmente desarraigados y reemplazados por una nueva sociedad - comunismo, una comunidad mundial, sin estado y sin dinero donde toda la producción sirva para la necesidad del ser humano.
El aparato político global de los estados capitalistas, incluyendo a la ONU, esta ahí para preservar y defender las relaciones sociales capitalistas. Si queremos cambiar radicalmente esta sociedad hemos de destruir todos y cada uno de los Estados del mundo.
Hay una verdadera alternativa - la lucha de clases
La revolución no es una utopía. Está contenida como una posibilidad y una necesidad en la lucha de clases. Se están dando verdaderas luchas de clases en todo nuestro alrededor. Internacionalmente desde 2003 la clase trabajadora ha empezado a regresar al estrado social. Desde Nueva York hasta Nanjing los trabajadores han estado redescubriendo las relaciones de solidaridad que permiten superar las divisiones entre edad, religión y nación, mientras que flexionan su musculo colectivo para defender sus intereses. Las protestas y asambleas de los estudiantes en Francia e Italia, la revuelta que sacudió Grecia en diciembre 2008, las huelgas masivas en Egipto y Bangladesh, la lucha contra el desempleo por los trabajadores de refinería de petróleo en Inglaterra en enero 2009: aunque aún sean minoritarias y pocos las conozcan, todas ellas forman parte de un movimiento internacional que demuestra el interés común de los trabajadores en todos los países en esta crisis capitalista.
Estas son las luchas que deberíamos poner "primero", ya que son las únicas que tienen en ellas la perspectiva para verdaderamente cambiar la sociedad. Para hacer esto, los trabajadores tendrán que ir más allá de esos objetivos inmediatos y formar un movimiento que pueda plantearse el asalto contra el capitalismo. Campañas como "Pon a las personas primero" son obstáculos para el desarrollo de la conciencia y los trabajadores tendrán que sobrepasar esas ilusiones para poder formar esa alternativa real que no sea la barbarie del capitalismo.
World Revolution sección en Gran Bretaña de la CCI 20-3-09