Enviado por CCI Online el
Apreciado JMI:
Primero que nada pedirte excusas por no responder antes a tu carta de diciembre de 2008. Han sido razones de trabajo militante lo que nos ha obligado a retrasar la contestación y no el que lo que planteas en la misma no tenga interés, al contrario, lo tiene y mucho
También queremos saludar, con esta primera carta de respuesta, la iniciativa de la discusión, del debate -vía, en este caso, Correo electrónico (e-mail)-, porque es la savia de la que tiene que brotar, trabajosamente, la claridad política de los proletarios, ya que la clase obrera no parte, como clase revolucionaria, de formulaciones acabadas, fijas, inmutables,...
Planteas en tu carta el problema del Periodo de Transición del capitalismo al comunismo, a partir de una lectura que hiciste del libro "La Izquierda comunista de Italia". Se trata de una cuestión esencial dentro de la lucha por la sociedad comunista. A diferencia de otros problemas, que la experiencia histórica ha planteado al proletariado y que éste a nuestro juicio, ha resuelto, por lo menos teóricamente, dentro de la sociedad capitalista, como puede ser el papel de los sindicatos, del parlamentarismo, el derecho a la autodeterminación, la relación partido clase, etc.; sobre el Período de transición las experiencias que tenemos son escasas y de corta duración: La Comuna de Paris de 1871, y la Revolución de octubre de 1917 en Rusia. Por tanto es un terreno sobre el que hay que avanzar y tomar posición a través de una paciente discusión porque, como escribía Rosa Luxemburgo en 1918 en relación con la Revolución Rusa: «Lejos de ser una suma de prescripciones preestablecidas que no hubiera más que poner en aplicación, la realización práctica del socialismo como sistema económico, social y jurídico es algo que reside en las nieblas del futuro. Lo que poseemos en nuestro programa no son sino algunos postes indicadores que muestran la dirección en la cual hay que buscar las medidas que habrá que tomar, indicaciones que, además, son fundamentalmente de carácter negativo (...) [El socialismo] tiene como condición previa, una serie de medidas violentas contra la propiedad, etc. Lo que es negativo -la destrucción- se puede decretar; lo que es positivo, la construcción, no. Son tierras vírgenes con problemas a millares. Sólo la experiencia es capaz de poner correctivos y de abrir caminos nuevos».
De la misma forma, en la actualidad nuestra respuesta sobre esta cuestión sólo puede ser una aproximación y nunca algo acabado; de ahí la importancia de que este debate continúe y se profundice, no únicamente entre los revolucionarios sino en el seno mismo de nuestra clase. Eso no quiere decir que las adquisiciones del movimiento obrero en general y en particular de la Izquierda comunista, no hayan dado ya respuestas y trazado un marco básico, unas cuestiones previas (posiciones de clase proletarias, revolucionarias) sin los que, la perspectiva del periodo de transición y el comunismo mismo serían una pura ilusión. Si bien, como decía Marx "no se pueden hacer recetas para las ollas del futuro", si que las adquisiciones de la lucha del proletariado y sus organizaciones de vanguardia han ido alimentando el fuego, y lo deberán seguir haciendo, en el que se van a poner a hervir.
Varias cosas previas o simultáneas, ello dependerá, hay que tener en cuanta acerca del periodo de transición:
Un primer punto que no hay que olvidar nunca es ¿cuáles son las condiciones en las que se dará la revolución proletaria?, es decir, la que abre el camino a ese Periodo de Transición. Todas las revoluciones que ha conocido hasta ahora la humanidad, y más claramente en las revoluciones burguesas, partían del hecho de que las nuevas clases revolucionarias, antes de formalizar su toma del poder político, antes de alumbrar sus códigos que no era otra cosa que un reflejo jurídico de lo que ya estaba pasando en la realidad social; repetimos, antes de todo eso, la nueva clase explotadora y revolucionaria ya poseía el poder económico, e incluso había conseguido situarse en ciertas áreas de poder. Este fenómeno no es puro, no existe un laboratorio de la historia, ni se da al mismo tiempo y con la misma intensidad en todas las naciones; empieza en países como Inglaterra, en la que se guardan las formas monárquicas aunque desprovistas de poder real a diferencia de Francia, donde la Revolución arrancó de cuajo las formas antiguas de dominación, etc.
A lo largo del siglo XIX y principios del XX el capitalismo extendió por todos los rincones del planeta el régimen de producción mercantil y el trabajo asalariado. Por la propia naturaleza del sistema capitalista de explotación mundial, basado en la extracción de plusvalía al proletariado, ésta clase explotada no puede construir su poder económico, previo, en el seno del capitalismo porque el sistema comunista se basa, entre otras cosas, en la desaparición de la explotación del hombre por el hombre, de las clases como fundamento de la sociedad; es decir, el proletariado no asienta su poder en la explotación de otra clase sino en la destrucción de todas, incluida la suya propia. Precisamente por eso, porque no tiene ningún poder económico que defender desde el punto de vista de la división de la sociedad en clases, no entra en su perspectiva histórica, como proletariado, explotar a otra clase, es por lo que la destrucción de las relaciones capitalistas de producción empieza con un acto revolucionario que no cuenta con ningún soporte de poder económico precedente sino únicamente con la fuerza de su unidad y el arma de su conciencia histórica sobre sus objetivos finales: la Revolución mundial y la apertura del camino hacia la sociedad comunista. Precisamente por eso tiene tanta importancia para la clase obrera la cuestión del periodo de transición y, contrariamente, no tuvo prácticamente ninguna en las revoluciones anteriores. Por lo tanto, si dejamos asentado el carácter nunca antes visto de la revolución proletaria, damos un paso importante en la dirección de entender por qué tiene que haber periodo de transición del capitalismo al comunismo.
Un segundo problema que se plantea, pero íntimamente ligado al anterior, es la naturaleza de este poder proletario, que se ejercita durante el periodo de transición. Debemos tener presente que durante un tiempo más o menos prolongado, y ello dependerá esencialmente de la extensión de la revolución mundial, las relaciones de producción del Periodo de transición no son todavía comunistas sino capitalistas, relaciones que no pueden ser completamente reemplazadas de la noche a la mañana. Por eso precisamente, entre ambas sociedades y durante ese periodo de transición, el proletariado ejerce lo que Marx llama "la dictadura revolucionaria del proletariado". ¿Cuál es su función? Principalmente la de eliminar todo el poder de la burguesía; inseparable de su poder económico e ideológico, la clase dominante tiene el poder político que se personifica en el Estado, como poseedor del monopolio de la violencia. Pues bien, el primer acto del proletariado no consiste ni puede consistir, en posesionarse de este monstruoso aparato, sino en destruirlo, derribarlo, porque comunismo y Estado son contrarios en su propio ser, más aún, los órganos del poder proletario y el partido de vanguardia deben tener vida independiente respecto al Estado, mirarlo con desconfianza, vigilarlo estrechamente y poner en práctica una de la lecciones de la Revolución rusa: evitar la asimilación por el Estado de los órganos de poder revolucionario (llámense estos consejos o de otra manera), y la mejor forma de hacerlo es que su definitiva extinción, en el tiempo, se haga lo más deprisa que se pueda. En el libro que has leído sobre la Izquierda comunista, sobre este asunto, página117, al final, y 118, primer párrafo, expresa esta actitud de estar vigilantes ante la cuestión del Estado: «1. El peligro del Estado. Partiendo de la visión marxista de que el Estado surge de una sociedad dividida en clases, en la que todavía reina la penuria y pretende autoconservarse, la Izquierda italiana va a considerar, siguiendo a Engels, al Estado como una calamidad heredada por el proletariado y precisará incluso, en un escrito de Vercesi, que "mantenemos una desconfianza hacia el Estado casi instintiva» (Bilan nº 26, enero 1936).
Otro problema central que nos parece muy importante es el de la violencia que debe emplear el proletariado contra la clase dominante. Debe quedar claro que la violencia, primero, no puede tener un carácter terrorista -como es la violencia de las clases explotadoras- y no puede dar lugar a actos de venganza individual; lo segundo, que en ningún caso se utilizará la violencia del poder proletario contra el propio proletariado y nos remitimos al ejemplo, que también viene en el libro, de la represión de los trabajadores y marineros de Kronstadt: «En todo caso "No es la fuerza ni la violencia la que impone el socialismo al proletariado» (subrayado por Octubre, nº2) Ob. Cit. Pg. 119)
La tercera cuestión es ¿cómo será el periodo transitorio desde el punto de vista concreto del ejercicio del poder? ¿cuáles han de ser los órganos concretos de poder? Mencionas, p. ej., que «los municipios deberían constituirse en comunas de delegados por rotación». Sobre esto pensamos, como más arriba decía Rosa Luxemburgo, que "son tierras vírgenes", que es muy difícil anticiparnos a cómo se llamarán los órganos que ejercerán la dictadura revolucionaria, no podemos ni debemos codificar normas para el periodo de transición, pero sobre lo que no debe quedar duda es que más importante que el nombre es la sustancia y una cosa que debe estar muy claro, se llamen como se llamen los órganos de poder, es que estos tienen que ser independientes desde el punto de vista de clase, independientes sobre todo del Estado, de la burguesía y sus infinitos aliados, pero también del partido, aunque no a la inversa; también decía la Izquierda comunista que el partido no era toda la garantía, que también podía degenerar, etc.
En tu planteamiento se ponen boca arriba unas preocupaciones que son importantes profundizar en las sucesivas comunicaciones y debates que tengamos, porque demuestran las formas laberínticas del pensamiento burgués y cómo pesan sobre nuestras cabezas; así, cuando hablas de los municipios-comunas, debemos percatarnos que estos órganos son de carácter interclasista y que además forman parte del aparato del Estado, con sus funcionarios, sus normas y sus policías. El Estado no es solo el Gobierno de Madrid ni la Monarquía, es mucho más que eso; son también las Comunidades Autónomas, el ejército, la policía, los jueces y, muy importante, tiene el monopolio de la violencia y la capacidad de dictar normas; el Estado hace la tarea esencial de aparecer como un ente cohesionador, que está por encima de las clases, que habla y actúa en interés de toda la sociedad y es esa función mistificadora uno de los aspectos más importantes. Por último, y en relación también con el Estado, queríamos señalar tu alusión a los poderes judiciales y legislativos y sus funciones. Sobre esto pensamos que dichos poderes forman parte del Estado que debe ser destruido, son poderes que crean la ilusión de que hay un real contrapeso de unos poderes por otros, pero estas instituciones de poder fueron creadas por los capitalistas para mistificar mejor la dominación del capital y la explotación del proletariado. Si que hubo un momento, cuando el capitalismo significó un paso adelante para la humanidad, que el poder legislativo ejercía un control sobre el gobierno, aunque era también la época del voto censitario. Pero ese ya es otro tema.
Confiamos que estas reflexiones sirvan para la claridad política de la que tan necesitados estamos.
Aprovechamos la correspondencia para remitirte e invitarte a la lectura-debate de las dos series de artículos sobre el comunismo que aparecen en nuestra Revista Internacional:
--"El comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material": Varias Revistas Internacionales
--"El comunismo no es un bello ideal, está a la orden del día de la historia" Varias Revistas Internacionales.
--"Comunismo: entrada de la humanidad en su verdadera historia: Problemas del Periodo de transición,..." Varias revistas.
Estos textos -artículos- te los puedes descargar de nuestra WEB poco a poco; pero si lo consideras necesario y más útil o práctico podemos pasarte las Revistas o imprimírtelos según avanzamos en las discusiones mutuas que podemos mantener en encuentros físicos tanto en Barcelona como si tienes tiempo y lo deseas puedes debatir con los compañeros de otras secciones tanto en España como en otros países.
A la espera de tus noticias, saludos calurosos. CCI - 31/03/09