Enviado por Accion Proletaria el
En el anterior artículo de esta serie(1) concluíamos: «Por tanto, el significado histórico fundamental del Mayo del 68 no se ha de buscar ni en las "especificidades francesas", ni en la revuelta estudiantil, ni en la "revolución de las costumbres" que nos repiten hoy con todos los tonos y melodías (los ideólogos de la burguesía) sino en la salida del proletariado mundial de la contrarrevolución y su entrada en un nuevo periodo histórico de enfrentamientos contra el orden capitalista. Un periodo que está caracterizado igualmente por un nuevo desarrollo de las corrientes políticas proletarias, la nuestra entre ellas, que la contrarrevolución había o eliminado prácticamente o reducido al silencio. »
De este desarrollo de las corrientes revolucionarias a partir de 1968 es de lo que vamos a tratar aquí.
Los estragos de la contrarrevolución en las filas comunistas
A lo largo del siglo XX, durante y después de la Iª Guerra mundial, el proletariado libró combates titánicos que estuvieron a punto de acabar con el capitalismo. En 1917 derrocó el poder burgués en Rusia. Entre 1918 y 1923 llevó a cabo en Alemania, principal país europeo, múltiples asaltos para alcanzar el mismo objetivo. Esta oleada revolucionaria tuvo repercusiones en todo el mundo, en todas partes donde existía una clase obrera desarrollada, desde Italia a Canadá, desde Hungría a China.
La burguesía mundial logró no obstante contener este gigantesco movimiento de la clase obrera y, no bastándole con eso, desencadenó la más terrible contrarrevolución de toda la historia del movimiento obrero. Esta contrarrevolución tomó las formas más inimaginables de la barbarie, y el estalinismo y el nazismo fueron sus representantes más significativos, justamente en los países donde la revolución llegó más lejos: en Rusia y en Alemania.
En este contexto, los partidos comunistas que estuvieron a la vanguardia de la oleada revolucionaria acabaron convertidos en partidos de la contrarrevolución.
Pero al igual que la traición de los partidos socialistas en 1914 ante la guerra imperialista provocó la aparición en su seno de corrientes decididas a continuar defendiendo los principios proletarios -corrientes que estuvieron en el origen y la formación de los partidos comunistas-, la traición de estos últimos dio ocasión también a que surgieran fracciones de izquierda en defensa de las verdaderas posiciones comunistas. Sin embargo, mientras que aquellos que habían luchado en el seno de los partidos socialistas contra su deriva oportunista y su traición, habían ganado fuerzas y una influencia creciente en la clase obrera hasta ser capaces, después de la Revolución rusa, de fundar una nueva Internacional; no ocurrió lo mismo, por el peso creciente de la contrarrevolución, con las corrientes de izquierda surgidas en el seno de los partidos comunistas. Éstas últimas, aunque en sus comienzos agruparon a muchos militantes de los partidos alemán e italiano, fueron perdiendo progresivamente su influencia en la clase obrera y la mayor parte de sus fuerzas militantes y se dispersaron en numerosos pequeños grupos, como ocurrió en Alemania donde el régimen hitleriano eliminó o forzó al exilio a los últimos militantes.
Así, en el curso de los años treinta, los grupos que - junto a la corriente animada por Trotsky pero cada vez más gangrenada por el oportunismo - seguían defendiendo firmemente las posiciones revolucionarias eran los Comunistas Internacionalistas en Holanda (GIC) -que se declaran del "Comunismo de los Consejos" y rechazan la necesidad de un partido proletario -, y la Fracción de Izquierda del Partido Comunista de Italia -que publicó la revista Bilan-. Estos grupos no contaban más que con algunas decenas de militantes ni tenían influencia alguna en el curso de las luchas obreras.
La IIª Guerra Mundial no permitió, contrariamente a la primera, un cambio en la relación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía. Al contrario, la burguesía instruida por la experiencia histórica y gracias a la preciosa ayuda de los partidos estalinistas procuró abortar cualquier nuevo intento de resurgir del proletariado. Durante la euforia democrática de la "Liberación" los grupos de la Izquierda Comunista quedaron más aislados aún que en los años treinta; en Holanda, el CommunistenBond Spartacus tomó el relevo del GIC en la defensa de las posiciones consejistas, que serán también defendidas a partir de 1965 por Daad en Gedaschte, una escisión del Bond. Estos dos grupos hicieron un importante trabajo de publicaciones, aunque mermados por la posición izquierdista que rechaza la necesidad de una organización de vanguardia del proletariado. No obstante, la mayor dificultad viene dada por el peso ideológico de la contrarrevolución. Fue así en el caso de Italia, donde la constitución del Partido Comunista Internacionalista -que publica, Battaglia Comunista y Prometeo-, en torno a Damen y Bordiga, en 1945, no cumplió las expectativas de sus militantes. Esta organización, que, en su constitución contaba con tres mil miembros, se fue debilitando progresivamente víctima de la desmoralización y de las escisiones; concretamente la de 1952, animada por A. Bordiga y que pasó a constituir el Partido Comunista Internacional - que publica, Programma Comunista -. Una de las causas de las escisiones reside en la confusión -basada en el abandono de toda una serie de adquisiciones elaboradas por Bilan en los años treinta- que presidió el agrupamiento de 1945.
En Francia el grupo que se constituyó en 1945, la Izquierda Comunista de Francia (GCF), en continuidad con las posiciones de Bilan (pero añadiendo un cierto número de posiciones programáticas de la Izquierda Germano-holandesa) publicó 42 números de la revista Internationalisme, desaparecida en 1952. En este mismo país, además de los elementos afines al Partido Comunista Internacional y que publicaban Le Prolétaire, otro grupo defendió hasta los inicios de los años sesenta posiciones de clase en la revista Socialisme ou Barbarie (SouB). Este grupo, salido de una escisión del trotskismo tras la IIª Guerra Mundial, abandonó progresiva y explícitamente el marxismo, lo que le condujo a su desaparición en 1996.
Podríamos citar también otros grupos existentes en diferentes países pero, lo que marca la situación de las corrientes que han seguido defendiendo posiciones comunistas a lo largo de los años cincuenta y principios de los sesenta es su extrema debilidad numérica, el carácter confidencial de sus publicaciones, su aislamiento internacional y sus retrocesos que han conducido bien a su desaparición pura y simple, bien a un encierro sectario como fue claramente el caso del Partido Comunista Internacional que se considera a sí mismo como la única organización comunista en el mundo.
El renacer de las posiciones revolucionarias
La huelga general de 1968 en Francia, junto a los diferentes movimientos de masas de la clase obrera -de los que informamos en el artículo precedente-, ponen en el orden del día en numerosos países la idea de la revolución comunista. La mentira del estalinismo - autoproclamado "comunista" y "revolucionario" - se desmorona por todas partes. Esto benefició evidentemente a las corrientes que se distanciaban de la URSS como "Patria del socialismo". Tal era el caso de las organizaciones maoístas y trotskistas. En concreto el movimiento trotskista - debido especialmente a su historia de lucha contra el estalinismo - conoció una nueva juventud a partir de 1968 y sale de la sombra que hasta entonces le hacían los partidos estalinistas. Sus filas se amplían especialmente en países como Francia, Bélgica o Gran Bretaña, de manera espectacular. Pero esta corriente había dejado de pertenecer definitivamente al campo proletario durante la IIª Guerra Mundial, con su posición de "defensa de las adquisiciones obreras en la URSS"; es decir, la defensa del campo imperialista encabezado por este país. La puesta en evidencia, por las huelgas obreras que se desarrollaron a partir de finales de los sesenta, del papel antiobrero de los partidos estalinistas y de los sindicatos, de la función de la farsa electoral y democrática como instrumento de la dominación burguesa,..., condujo a numerosos elementos de todo el mundo a volverse hacia las corrientes políticas que en el pasado habían denunciado claramente el papel de los sindicatos y el parlamentarismo y encarnaban mejor la lucha contra el estalinismo, las corrientes de la Izquierda comunista.
Como consecuencia del Mayo 68 se difunden masivamente los escritos de Trotsky; también se reeditan los de Pannekoek, Görter(2) o Rosa Luxemburgo - que fue una de las primeras en poner en guardia, antes de su asesinato en enero de 1919, a sus camaradas bolcheviques de los peligros que amenazaban la revolución en Rusia -. Aparecen nuevos grupos que se sienten atraídos por la experiencia de la Izquierda Comunista, aunque es mucho más hacia el consejismo que hacia la Izquierda italiana hacia donde se inclinan los elementos que comprendieron que el trotskismo se había convertido en una especie de ala izquierda del estalinismo. Había muchas razones para que esto fuera así. Por una parte el rechazo de los partidos estalinistas iba acompañado con frecuencia del rechazo de la noción misma de "partido comunista" por lo que el hecho de que la corriente bordiguista (la única que saliendo de la Izquierda italiana tuvo una extensión internacional) defendiera la idea de la toma del poder por el partido comunista y reivindicase el monolitismo en sus filas contribuyó a reforzar la desconfianza hacia la corriente histórica de la Izquierda italiana. Por otro lado están las consecuencias que tuvo el hecho de que, por lo general, las corrientes que continuaron reclamándose de ésta fracción, se desentendieran de Mayo de 1968, demostrando así que no comprendían su significación histórica pues no veían más allá de la dimensión estudiantil.
Pero al mismo tiempo que aparecían nuevos grupos inspirados por el consejismo, los que ya existían conocen un espectacular crecimiento sin precedentes, convirtiéndose en polo de referencia para nuevos militantes. Este fue el caso concretamente del grupo Informations et Correspondances Ouvriéres (ICO) - salido de una escisión, en 1958, de Socialisme ou Barbarie -, que en 1969 organiza un encuentro internacional en Bruselas en el que participaron Cohn Bendit, Paul Mattick (antiguo militante de la Izquierda alemana que había emigrado a EEUU, donde publicó diversas revistas consejistas) y Cajo Brendel, animador del grupo Daad en Gedaschte. Sin embargo las conquistas del consejismo (organizado) fueron de corta duración: ICO anunció su autodisolución en 1974; los grupos holandeses dejaron de existir casi al mismo tiempo que sus principales animadores; en Gran Bretaña, el grupo Solidarity inspirado en las posiciones de Socialisme ou Barbarie, después de un éxito semejante al de ICO, vivió una escisión tras otra hasta desaparecer en 1981 (aunque el grupo de Londres continuó publicando la revista hasta 1992); en Escandinavia, los grupos consejistas que se desarrollaron después de 1968 fueron capaces de organizar en 1977 en Oslo una conferencia, aunque no tuvo continuidad.
Finalmente, la corriente que más se desarrolló en el transcurso de los años setenta fue la más próxima a las posiciones de A. Bordiga (fallecido en julio de 1970), que se benefició de la afluencia de elementos salidos de las crisis que zarandearon a varios grupos izquierdistas (maoístas, concretamente) en este periodo. En 1980, el Partido Comunista Internacional era la organización de la Izquierda Comunista más importante e influyente a escala internacional. Pero esta apertura de la corriente bordiguista a elementos fuertemente marcados por el izquierdismo, condujo a su explosión en 1982, quedando después reducida a una multitud de pequeñas sectas confidenciales.
Los comienzos de la Corriente Comunista Internacional
La manifestación más significativa, a la larga, de este renacer de las posiciones de la Izquierda Comunista ha sido nuestra propia organización(3). La CCI se constituyó hace ya cuarenta años, en 1968 en Toulouse, con la adopción de una primera declaración de principios por un pequeño grupo de jóvenes que conformaban desde un año antes un círculo de discusión en torno a un camarada (RV) que, a su vez, había comenzado su actividad política organizada en el grupo Internacionalismo, en Venezuela. Este grupo fue fundado en 1964 por el camarada MC, principal animador de la Izquierda Comunista en Francia (1945-52) después de haber sido miembro de la Fracción italiana de la Izquierda comunista a partir de 1938 y que había entrado en la vida militante en 1919 (a la edad de doce años) primero en el Partido Comunista de Palestina y después en el PCF.
Durante la huelga general de Mayo 1968 los componentes del círculo de discusión de Toulouse publicaron muchos artículos que firmaban como Movimiento por la instauración de los consejos obreros (MICO) y desarrollaron discusiones con otros elementos, con quienes formaron finalmente el grupo que publicará Revolution Internationale a partir de diciembre de 1968. Este grupo entró en contacto y posterior discusión con otros dos grupos pertenecientes al movimiento consejista: la Organización Consejista de Clermont-Ferrand, y los Cuadernos del Comunismo de los Consejos de Marsella.
En 1972, los tres grupos se fusionaron para constituir la que acabaría siendo la sección en Francia de la Corriente Comunista Internacional (CCI) comenzando la publicación de Revolution Internationale (Nueva Serie).
Este grupo, continuando con la política llevada por Internacionalismo, la GCF y Bilan, desarrolló discusiones con diferentes grupos que surgieron igualmente después de 1968 en EEUU (Internationalism). En 1972 Internationalism envía una carta a una veintena de grupos en la que se declara de la Izquierda comunista y llama a la constitución de una red de correspondencia y debate internacional. Revolution Internationale respondió calurosamente a esta iniciativa, proponiendo la perspectiva de celebrar una conferencia internacional. Los grupos que dieron una respuesta positiva pertenecían todos a la corriente consejista. Los grupos que se consideraban de la Izquierda italiana hicieron por su parte oídos sordos, juzgando esta iniciativa prematura.
Sobre la base de esta iniciativa se hicieron muchas reuniones en Inglaterra y en Francia (en 1973 y 1974) donde participaron por Gran Bretaña World Revolution, Revolutionary Perspectives y Workers Voice. Los dos primeros habían salido de escisiones de Solidarity y el último de una escisión del trotskismo.
Este ciclo de reuniones logró, en enero de 1975, la reunión de una Conferencia en la que los grupos que pertenecían a la misma orientación política - Internacionalismo, Revolution Internationale, Internationalism, Word Revolution, Rivoluzione Internazionale (Italia) y Acción Proletaria (España) decidieron unificarse en el seno de la Corriente Comunista Internacional.
La continuación de esta política de contactos y discusiones con los otros grupos de la Izquierda comunista les llevó a participar en la Conferencia de Oslo en 1977 (junto a Revolutionary Perspectives) y a responder favorablemente a la iniciativa lanzada en 1976 por Battaglia Comunista para la celebración de una conferencia internacional de grupos de la Izquierda comunista.
Las tres Conferencias (celebradas sucesivamente en Milán (1977), París (1978) y París (1980), suscitaron el interés creciente de los elementos que se proclamaban de la Izquierda comunista, pero la decisión de Battaglia Comunista y de Communist Worker's Voice Organisation -surgida del agrupamiento de Revolutionary Perspectives y de Worker's Voice, en Gran Bretaña - de excluir a partir de ese momento a la CCI, enterró las esperanzas que se pusieron en este esfuerzo.
De alguna manera, el repliegue sectario (al menos hacia la CCI) de BC y de CWO (que se agruparon en1984 en el Bureau International pour le Parti Révolutionnaire -BIPR), era una señal de que se había agotado el impulso inicial que el surgimiento histórico del proletariado mundial en mayo de 1968 había dado a la corriente de la Izquierda comunista.
Sin embargo, a pesar de las dificultades que ha encontrado la clase obrera a lo largo de los últimos decenios - particularmente el peso de las campañas ideológicas sobre la "muerte del Comunismo" después del hundimiento de los regímenes estalinistas -, la burguesía mundial no ha conseguido infringirle una derrota decisiva. Esto se verifica en el hecho de que la corriente de Izquierda comunista, representada principalmente por el BIPR y sobre todo por la CCI, ha mantenido sus posiciones y despierta hoy un interés creciente entre los elementos que, con la lenta reanudación de los combates de clase después de 2003, se encaminan hacia la perspectiva revolucionaria.
Fabienne (6 julio 2008)
(1) La serie completa puede consultarse en nuestra website en francés: https://fr.internationalism.org/
(2) Los dos principales teóricos de la Izquierda holandesa.
(3) Para una historia más completa de la CCI, léase: "Construcción de la organización revolucionaria: Los veinte años de la Corriente Comunista Internacional" en Revista Internacional, nº 80. "Treinta años de la CCI: apropiarse del pasado para construir el futuro" en Revista Internacional, nº 123.