Enviado por Revolucion Mundial el
"Mucha propaganda se hizo por todo América sobre el ascenso de Bachelet, refiriendo su pasado "antipinochetista", de la presión que vivió durante la dictadura militar, de su "preocupación" por los problemas sociales y demás "cualidades", sin embargo la realidad ha mostrado que su respuesta lleva el mismo tenor que el de los gobiernos de derecha: la represión. Esta respuesta no es por la perversión particular de Bachelet, sino por la condición natural del capitalismo. Fue el gobierno de Bachelet, con menos de un semestre de vida, que dejó claro que ante las expresiones de descontento actuaría con "mano dura", y así lo hizo, hordas de carabineros fueron lanzadas en contra de las manifestaciones... y si luego de ver los resultados de su orden -es decir, centenares de heridos y presos- se deslinda de los hechos y hace renunciar a un jefezuelo de la policía, no es sino la demostración de la hipocresía de la burguesía". (Revolución Mundial No. 93, Julio-agosto 2006). Todas las ilusiones que este gobierno de izquierda despertó en las masas explotadas de esta región se han hecho añicos en poco tiempo. Las luchas de los estudiantes del mes de mayo del presente año vienen a confirmar con creces que la crisis mundial del capitalismo sigue su desenfrenada carrera.
Las protestas empezaron en el mes de mayo cuya mayor manifestación (600 mil jóvenes) se dio el día 28 del mes. Los jóvenes exigían al gobierno de Michelle Bachelet la reducción de las tarifas del transporte público y acceder a una situación de mejores oportunidades para entrar a la universidad, actualmente los sistemas privados son más beneficiados. Estos dos aspectos marcaban un claro perfil proletario a las primeras expresiones de estas luchas: una reacción legítima contra los efectos de la crisis, todos sabemos que los precios del transporte público representan un gasto corriente para todos los trabajadores y sus hijos, gastos que no hacen sino aumentar. Por otro lado, los hijos de la clase obrera (sobre todo en las escuelas públicas) son marginados de los sistemas educativos o simplemente se les ofrece "oportunidad" en carreras que tristemente sólo representan unas enormes fábricas de desempleados. Estas preocupaciones están en las protestas; sin embargo, las fuerzas de la izquierda y los sindicatos (de profesores y estudiantiles) han metido la ambigüedad y han introducido "nuevas demandas".
La manifestación del 16 de junio (5 mil manifestantes) es un síntoma ya del desgaste y del control que han conseguido tanto el Colegio de Profesores como la Asamblea de Estudiantes Universitarios y Secundarios (ACEUS). Ahora el objetivo está ya muy embrollado; se exige ahora participar en la elaboración de la nueva Ley General de Educación (LGE); resulta que ahora se trata de participar en un "debate democrático" donde no se excluya a sectores involucrados en la elaboración de la nueva ley. Muchos movimientos que han nacido en un terreno proletario, son conducidos después a una lucha dentro del marco estéril de las instituciones de la burguesía[1]. Esta realidad no nos debe conducir a ver todo en blanco o negro. La mejor forma de evitar que estas protestas se pierdan en la desnaturalización pura y simple es sacando y generalizando sus lecciones.
Lo que aparece en la escena es que la entrada de los maestros con su paro nacional a partir del 16 de junio, significa que el sindicato de maestros (Colegio de Profesores) va a funcionar como el orquestador. No es pues casual que ahora se haya reforzado la consigna de "un debate por la educación". Por otro lado, el gobierno ha realizado su faena, cada vez que hay una manifestación las fuerzas del orden (¡del orden de la burguesía!) provocan y casi promueven los enfrentamientos. Así, la violencia es usada como una forma de desvirtuar las protestas ante el resto de la clase obrera (no sólo de Chile).
Tenemos pues que subrayar que no basta con que en un combate se planteen perspectivas de lucha contra los efectos de la crisis y sus secuelas, es necesario abrir esa lucha al conjunto de la clase obrera. La mejor forma de generalizar ese combate es integrando cada protesta en el marco de la lucha de todos los explotados contra el capitalismo. Cuando una lucha toma un rumbo muy sectorial (estrictamente educativo, por ejemplo) se impide que el resto de trabajadores se reconozca en esa lucha y sus simpatías y solidaridad serán excluidas. Las luchas de los jóvenes no debe verse como una "calentura juvenil", sino como expresiones de una profunda inconformidad contra el capitalismo que se abre camino desde las entrañas más profundas de esta sociedad decadente, así lo han expresado las luchas de estas nuevas generaciones en otras partes del mundo, como en el 2006 en Francia: " la movilización contra la precariedad, y por lo tanto contra el desempleo, plantea implícitamente y para una cantidad creciente de estudiantes y jóvenes trabajadores, la cuestión del porvenir que el capitalismo reserva a la sociedad; preocupación también compartida por muchos trabajadores mayores que se preguntan: ¿Qué sociedad dejamos a nuestros hijos?" (Rint 125, 2005).
RM, Junio del 2008
[1] Recordemos el caso de Oaxaca. La lucha de los maestros partió de una demanda salarial (rezonificación) y, con el apoyo de la represión estatal, izquierda e izquierdistas montaron la enorme faramalla de la APPO cuya consigna central se convirtió en: "fuera el gobernador Ulises Ruiz". Tanto por sus objetivos como por sus métodos, esa energía quedó atrapada y esterilizada. Ahora la APPO es una nuevo "partido de izquierda" local.