Estamos ante un nuevo episodio del eterno conflicto imperialista palestino que tiene secuestrados a miles de palestinos en campos de refugiados, que ha militarizado brutalmente tanto la sociedad israelí como los territorios de Gaza y Cisjordania, que lleva a periódicos enfrentamientos bélicos con un saldo de miles de muertos y heridos, que somete al proletariado de la zona no solamente a la miseria y la represión, sino a las matanzas, los pogromos y las divisiones étnicas y religiosas. Y es lo que vemos en esta nueva expresión de la barbarie imperialista: junto a los bombardeos y las exacciones salvajes del ejército israelí replicados por los no menos salvajes lanzamientos de cohetes de Hamas – Yihad islámica, asistimos a linchamientos, ataques, enfrentamientos de judíos contra árabes y viceversa, mostrando claramente el rostro de la barbarie capitalista.
En esta escalada de barbarie imperialista y descomposición social el proletariado no tiene que elegir campo entre los bandidos que se afrontan utilizando a las poblaciones respectivas como carne de cañón y escudos humanos. Tiene que defender su autonomía de clase y luchar contra todos pues todos son enemigos, bárbaros representantes del capitalismo.