Submitted by Revista Interna... on
Bangladesh, China, España, Inglaterra...
La clase obrera rechaza la fatalidad de la crisis
Desde 1929, nunca una crisis económica había afectado con tal violencia al proletariado mundial. El desempleo y la miseria estallan por todas partes. Esta situación dramática causa un fuerte sentimiento de cólera entre los obreros. Pero transformar esa rabia en combatividad es hoy muy difícil ¿Qué hacer cuándo cierra la fábrica? ¿Cómo luchar? ¿Qué tipos de huelgas y acciones llevar a cabo? Y para todos los que siguen teniendo trabajo, ¿cómo resistir a las bajas de salarios, a las horas extras gratuitas y al aumento de los ritmos, cuando el patrón ejerce ese chantaje odioso "es eso o a la calle, hay millares fuera esperando tu puesto"? La brutalidad de esta recesión es una fuente de angustia terrible, e incluso paralizante, para las familias obreras.
Y sin embargo, estos últimos meses, han estallado huelgas importantes:
- En Bangladesh, a Narayanganj, en mayo pasado, 20 000 trabajadores que no habían cobrado su sueldo desde hacía meses dejaron estallar su rabia saqueando decenas de fábricas de la industria textil y, jugándose la vida, fueron a enfrentarse al ejército.
- En China, en las ciudades de Daqing y Liaoyang, en el centro mismo de la cuenca industrial de Manchuria, decenas de miles de obreros recientemente despedidos salieron todos los días a la calle desde el primero de marzo para reclamar el pago de sus subsidios de desempleo y el mantenimiento de su seguridad social. Esta oleada de lucha es representativa del incremento general de combatividad del proletariado de esta región del mundo. Según las agencias de observación de la estabilidad política asentadas en Hong Kong, China tuvo 58 000 "incidentes de masas" (huelgas, manifestaciones...) durante los tres primeros meses de este año. "Si esta tendencia sigue así todo el año, en 2009 se superarán todas las marcas anteriores con más de 230 000 de esos "incidentes de masas", comparados con los 120 000 de 2008 y los 90 000 de 2006" ([1]).
- En España, a finales de abril, los metalúrgicos de Vigo han entrado una vez mas en lucha. Después de haber conducido una huelga ejemplar en 2006, organizando asambleas generales en la calle con el fin de implicar a toda la población obrera de la ciudad, estos mismos obreros han debido hacer frente esta vez a unos sindicatos preparados y con armas afiladas: parodias de asambleas generales, sin debate alguno, acciones "de fuerza" estériles, como por ejemplo el bloqueo de cruceros de lujo ... Si los huelguistas no supieron esta vez desbaratar esas trampas, la toma de conciencia de la necesidad de la lucha ha alcanzado otro nivel, como lo expresaba intensamente un obrero en lucha: "Las cosas están muy mal. Es luchar o morir" ([2]).
- Pero es en Inglaterra donde ha habido luchas que expresan claramente una evolución de la conciencia en la clase obrera. A principios de año, los obreros de la refinería de Lindsey fueron los protagonistas de una oleada de huelgas salvajes. Esta lucha, al principio, fue frenada por el peso del nacionalismo, simbolizado por el lema "trabajos ingleses para los obreros ingleses". La clase dominante utilizó entonces al máximo esas ideas nacionalistas, presentando esa huelga como antagonista de los obreros italianos y polacos del sitio. Sin embargo, la burguesía puso repentinamente fin a esa huelga cuando comenzaron a aparecer banderolas que convocaban a los obreros portugueses e italianos a incorporarse a la lucha, afirmando "Obreros del mundo entero, ¡uníos!" y que los obreros polacos de la construcción se unieron efectivamente a las huelgas salvajes en Plymouth. ¡En vez de una derrota trabajadora, con tensiones crecientes entre obreros de distintos países, los obreros de Lindsey obtuvieron la creación de 101 puestos suplementarios (los obreros portugueses e italianos conservaron los suyos), la promesa de que ningún obrero sería despedido y, sobre todo, ¡volvieron unidos al trabajo!
Cuando, en junio, Total anunció el despido de 51, y luego de 640 empleados, los obreros pudieron basarse en esa experiencia reciente. La nueva ola de luchas estalló en efecto inmediatamente sobre una base mucho más clara: solidaridad con todos los obreros despedidos. Y, rápidamente, estallaron huelgas salvajes por todo el país. "Obreros de las centrales eléctricas, de las refinerías, de las fábricas en Cheshire, Yorkshire, Nottinghamshire, Oxfordshire, en el País de Gales del Sur y Teesside cesaron el trabajo para mostrar su solidaridad" (The Independent del 20 de junio). "También hubo señales de que la huelga se extendía a la industria nuclear, puesto que FED Energy dijo que los obreros eventuales del reactor de Hickley Point, en Somerset, habían cesado el trabajo" (Times). La fracción más antigua de proletariado mundial puso de manifiesto en esta ocasión que la fuerza de la clase obrera reside sobre todo en su capacidad para unirse y ser solidaria.
Todas esas luchas pueden parecer poca cosa en comparación de la gravedad de la situación. Y, efectivamente, el futuro de la humanidad pasa necesariamente por combates proletarios de otra amplitud y masividad. Pero si la crisis económica actual ha actuado hasta ahora como un golpe que ha dejado al proletariado bastante aturdido, sigue siendo sin embargo el terreno más fértil para el desarrollo futuro de la combatividad y de la conciencia obreras. En este sentido, estos ejemplos de luchas, que llevan en sí el germen de la unidad, la solidaridad y la dignidad humana, son otras tantas promesas para el futuro.
Mehdi (8 de julio de 2009)
[1]) Fuente: https://dndf.org/?p=4049 (en "Noticias del frente").
[2]) Para más información sobre esta lucha, véase nuestro artículo "Vigo: Los métodos sindicales conducen à la derrota", (https://es.internationalism.org/node/2585).