Todos sabemos lo que representa la conmemoración del Primero de mayo a nivel mundial, sabemos que es una fecha para recordar, para reflexionar, sobre nuestra condición de explotados. El proletariado empieza a despertar junto a otras capas también explotadas a nivel mundial, pero aun este despertar sigue siendo débil por la enorme presión y poder que la ideología dominante ejerce sobre todos nosotros. La clase obrera todavía tiene que pelear contra este gran peso que carga sobre sus hombros y que no le permite reconocerse completamente en el terreno de la lucha de clases, que no le permite dotarse de su confianza en sí misma, de su fuerza y unidad de clase, de defender su autonomía en sus luchas, de defender su programa histórico.
Es necesario comprender que la crisis mundial del capitalismo agudizará y empeorará nuestras condiciones de vida, que los ataques que el capitalismo y sus burguesías, serán cada vez más brutales y constantes (veamos ahora Grecia, Italia, Portugal, España, Irlanda..) cada ajuste de cinturón, cada medida de austeridad, cada recorte de salarios , representa mayor explotación y valga la redundancia peores condiciones de vida para el proletariado y el resto de capas explotadas.
Este 1ero de Mayo es motivo de reflexión, critica y autocritica: Los primeros de Mayo se siguen viendo desde una perspectiva de reivindicar al obrero, una fiesta del trabajo y los trabajadores, de tribuna de partidos de izquierda, de izquierdistas de todas las layas, sindicatos y sindicalistas, de toda una flora y fauna que solo mistifica esta fecha como solo un día en el calendario, una fecha donde solo se puede salir en procesión, encuadrados por la presencia de los partidos, sindicatos y fuerzas policías. Donde no se reivindica la lucha de clases ni mucho menos sus intereses de clase, donde no se ven consignas que se encuentren en el campo obrero; solo consignas de la izquierda del capital de sus partidos, sindicatos y de uno u otro grupillo de activistas venidos a menos. Estos elementos mencionados nada tienen que ver con la lucha del proletariado.
En Lima en esta fecha se ha visto una serie de elementos positivos y negativos que se tienen que mencionar aquí:
1. En la movilización del 1ero de Mayo se ha visto una mayor presencia de jóvenes obreros, cosa que no se veía antes. Podemos explicar que la presencia de jóvenes obreros se explica debido que son los jóvenes como población mas afectada, los que sufren el desempleo más brutal por causa de las crisis del capitalismo. Y lo podemos contrastar con la tan amplia información brindada de fuentes oficiales como la OIT, por ejemplo. Los jóvenes aquí buscan sinceramente alternativas al mundo existente, mas solo encuentran en la calle a la izquierda del capital.
2. Otro aspecto positivo a mencionar es la mayor presencia de minorías revolucionarias del proletariado, cosa que hace unos años atrás no se veían. Estas minorías que ha venido segregando la misma clase, empiezan a madurar, a tomar conciencia y a desarrollarse, contribuyendo a la lucha del proletariado a escala mundial, reconociendo que aun son esfuerzos muy ínfimos.
3. Un primer aspecto negativo tienen relación con el encuadramiento de los obreros en las fauces de sindicatos y partidos de la burguesía. Cosa que aun falta combatir y deslindar como clase explotada. Hemos visto luchas en Tekel, Turquía, que han marcado el camino de las luchas futuras de la clase, negando el papel de los sindicatos como mediadores en las luchas obreras, evitando así el ahogamiento y encuadramiento de las mismas. Aun así la marcha estuvo compuesta por sindicatos, frentes, partidos, Ongs... que nada tienen que ver con la organización de la clase.
4. El peso de la ideología dominante del capitalismo juega siempre un papel imprescindible en toda la clase obrera y esto a nivel mundial, no solo aquí. Y esto se nota por las consignas lanzadas en la movilización del pasado 1ero de Mayo, ya que la movilización fue tras banderas Burguesas como "defensa de la escuela gratuita", "contra el neoliberalismo", "por la amnistía política" "contra la corrupción". Todo esto acompañado de grupos izquierdistas (maoístas, anarquistas, nacionalistas, frentistas...) que nada tienen que ver con la lucha del proletariado.
5. Criticamos el Entrismo en todas sus formas, postura que plantea que los revolucionarios deben ingresar en organizaciones tales como sindicatos, comedores populares, frentes, organizaciones barriales, partidos de izquierda, con el pretexto que allí están los proletarios, los explotados. Esa táctica-indigna y oportunista-históricamente solo llevó a nuestra clase y su vanguardia a los callejones sin salida del reformismo y la contrarrevolución.
6. Por supuesto todo esto es muestra que el proletariado le falta recuperar su confianza en sí mismo, de reconocerse como clase y reapropiarse de su programa histórico. El proletariado tiene que organizar de manera autónoma sus luchas como clase a nivel mundial, para superar su encuadramiento y debilitamiento provocado por partidos y sindicatos. Solo la solidaridad, la unidad y su internacionalismo proletario en sus luchas masivas generalizadas a escala mundial, marcaran el camino del proletariado para su victoria final.
ORGAP/GLP (06-05-2010)
En las últimas dos semanas hemos recibido 3 tomas de posición por parte de compañeros internacionalistas de Sevilla y Barcelona (España) y del colectivo Sociedad y Ciencia del Perú.
Estas tomas de posición muestran el desarrollo de una reflexión en profundidad sobre la lucha del proletariado y más concretamente sobre sus medios de lucha. Esta reflexión -como puede verse por el origen de los textos- tiene una dimensión internacional.
Si hemos agrupado los 3 textos es con la idea de estimular un debate internacional.
En este debate creemos que hay dos cuestiones que se plantean:
- ¿son los sindicatos un medio de lucha favorable al proletariado o son, por el contrario, un instrumento de la burguesía para desmovilizarlo, para hacer que cuelen los planes de austeridad que exige la crisis capitalista?
- ¿qué medios de lucha emplear? ¿son un instrumento válido las jornadas de acción, las acciones demostrativas unos por aquí, otros por allá, como muy justamente denuncia el compañero de Sevilla? O, por el contrario, ¿esos métodos de acción ligados al sindicalismo se han revelado un medio para fragmentar, dividir y desorganizar a los trabajadores?
Un debate sobre estas cuestiones creemos ayudará a que el proletariado se arme ante las tremendas pruebas que le esperan. Hace un par de días el gobierno Zapatero anunciaba durísimas medidas con los trabajadores como principales paganos. Pero en otros muchos países la perspectiva es la misma: Gran Bretaña, Francia, Italia, Irlanda... ¡No digamos Grecia! Así que en las luchas que inevitablemente se producirán las cuestiones antes enunciadas serán problemas candentes, que cientos de trabajadores necesitarán imperiosamente abordar.
Desde ese punto de vista y con ánimo de irle hincando el diente al debate quisiéramos hacer algunas precisiones a los textos de los compañeros.
Partiendo de la base que las 3 contribuciones se colocan en un terreno proletario de lucha contra el capitalismo y por la perspectiva comunista internacionalista, hay algunos pasajes que necesitan una reflexión.
El compañero de Sevilla denuncia muy bien el veneno que nos quieren inocular de la sumisión a una organización omnipotente, a un aparato que nos mantiene pasivos y atomizados y que solamente nos "otorga generosamente" la posibilidad de "luchar" cuando ellos convocan. Es decir, cuando mejor le viene al capital y a sus planes.
El "fetichismo de la organización" es efectivamente una de las armas con que cuentan los sindicatos y los partidos de izquierda del capital para tener controlados a los obreros, evitar que su movilización sea fuerte y eficaz, de esa manera los desmoralizan, les hacen encajar derrota tras derrota, facilitan pues los planes del capital.
Ahora bien, ¿habría que colocar los orígenes históricos de ese "fetichismo de la organización" en Lenin? No podemos abordar este tema aquí[1] pero nos parece que el fetichismo de la organización fue un vicio que se desarrolló en los sindicatos incluso cuando -como en el siglo XIX y principios del XX- todavía eran órganos proletarios[2]. A lo largo del siglo XX y XXI, ese fetichismo de la organización se ha transformado: de una debilidad que afectaba a órganos genuinamente proletarios se ha convertido en arma de los sindicatos para dividir, desmovilizar y rendir pasivos y despolitizados a los obreros.
El compañero de Barcelona habla de «sindicatos proletarios que están surgiendo y que irán surgiendo determinados por el desarrollo de la decadencia del Modo de Producción». ¿Dónde? ¿Qué experiencias avalan esta previsión? En la decadencia del capitalismo durante el largo siglo transcurrido, todas las tentativas de constituir nuevos sindicatos (sindicatos rojos, sindicatos de base, sindicatos radicales) han fracasado y en general han acabado convirtiéndose en competidores de los grandes sindicatos encargados de desmovilizar y de llevar a callejones sin salida a los obreros que intentaban romper con la cárcel sindical y desarrollar un combate autónomo como clase[3]. En el mismo sentido, los compañeros del Perú denuncian a "los líderes burócratas del sindicato". ¿Cabría la posibilidad de un sindicalismo sin burocracia o, más bien, la integración de los sindicatos en el Estado Capitalista como engranajes imprescindibles de su defensa hacen necesaria e inevitable esa burocracia?[4]
Por otro lado, estos compañeros afirman que el primero de Mayo « es una fecha de reivindicación de la lucha proletaria contra el capital y los Estados burgueses. Es una fecha en la cual, mostramos al mundo que existimos como clase revolucionaria». En sus orígenes eso fue cierto. Fue una acción internacional de solidaridad con los obreros masacrados en Chicago, se convirtió en plataforma reivindicativa para luchar por la jornada de 8 horas, en ese sentido, la jornada del Primero de Mayo era un momento de combate, de mostrar efectivamente al mundo que el proletariado es una clase revolucionaria.
Sin embargo, con la decadencia del capitalismo, con la integración de los sindicatos en el Estado que la acompañó, con la voluntad del capitalismo de Estado de someter a un estrecho control a los obreros, el Primero de Mayo se transformó en lo contrario: en una jornada de alistamiento del proletariado para las políticas nacionalistas, de capitalismo de Estado, de austeridad, o simplemente de desmovilización. En la antigua URSS el Primero de Mayo veía desfilar las armas de destrucción masiva que exhibía el régimen en su violenta confrontación con el bloque imperialista rival de USA.
Esta recuperación por parte del capitalismo de una antigua arma proletaria está relacionada con lo que planteábamos al principio: los métodos de jornadas demostrativas, de huelgas generales un día D, toda la panoplia de medios sindicalistas que tenían validez en el siglo XIX, hoy se han revelado no solo obsoletos sino negativos y desmovilizadores para el proletariado. Este, desde 1905, vuelve una y otra vez sobre métodos de lucha totalmente diferentes. Los métodos de lucha no son una herramienta neutra. Los propios del siglo XIX ligados al sindicalismo se han convertido hoy en un arma para desmovilizar, desmoralizar y dividir a los trabajadores. Los métodos del siglo XX cuya primera y gigantesca expresión fue la Revolución Rusa de 1905 son los únicos que pueden permitir al proletariado afirmar su fuerza, desarrollar su unidad y su solidaridad, defenderse contra el capitalismo y de forma concomitante avanzar hacia la única solución hoy realista a sus problemas y a los de toda la humanidad: la Revolución Comunista Mundial. El libro antes citado de Rosa Luxemburgo plantea este cambio histórico.
CCI 14-5-10
¡AHORA O NUNCA!
Como parte del proletariado nos pronunciamos en esta fecha histórica para nuestra clase. El 1ro de Mayo de 1886, nuestros hermanos de clase en USA, salieron a protestar y luchar masivamente; se organizaron grandes masas obreras, con palos, piedras y sus herramientas diarias de trabajo. ¿Qué exigían? ¿Qué reclamaban? ¿Por qué luchaban? Por lo mismo que nos hace salir a las calles este día. Por una sociedad sin explotación, por una sociedad donde los trabajadores no seamos mercancías que se compran y se venden en el mercado, por una sociedad sin clases sociales; en donde no existan más desposeídos, en donde nuestro trabajo sirva para los demás, para la sociedad en su conjunto y no para acrecentar el capital de un empresario. Por luchar y exigir esto, centenares de proletarios fueron asesinados cobardemente por los perros guardianes del capital, la policía; que no es otra cosa que el aparato represivo de todos los estados burgueses del mundo.
Hoy 1ro de Mayo, debemos entender que esta fecha no puede ser de celebración, un feriado más, un día para la diversión; es una fecha de reivindicación de la lucha proletaria contra el capital y los Estados burgueses. Es una fecha en la cual, mostramos al mundo que existimos como clase revolucionaria y que solo nosotros podremos conseguir con nuestra unión, organizándonos, la abolición de la explotación, de la esclavitud asalariada y una nueva sociedad, en donde el trabajo sirva para hacernos ricos a todos y no a un puñado de parásitos.
En estos últimos años el sistema burgués ha entrado en una crisis sin precedentes, nuestras condiciones de vida a nivel mundial son cada vez más paupérrimas, las empresas privadas o estatales nos pagan miserables salarios que no alcanzan para cubrir las necesidad más básicas, los despidos son comunes, el desempleo es una peste mortal que abunda en todos los países; el robo, la delincuencia, la prostitución, la drogadicción, etc. se han hecho algo normal en nuestras vidas, el sistema nos ha acostumbrado a vivir entre la basura, el desperdicio y la inmundicia mercantil.
Hermanos de clase ¡no más explotación!, ¡no más miseria para nosotros! Con nuestro trabajo, somos los que creamos todo, pero no tenemos nada. El Estado no es un ente neutro, imparcial, ellos legalizan la explotación, ellos lavan el cerebro al conjunto de la sociedad, nos tildan de revoltosos, terroristas, violentistas, nos hacen creer que la felicidad y la vida en paz son posibles comprando sus mercancías y siendo siervos y esclavos del capital. Vamos a seguir esperanzados en los políticos de izquierda, de derecha, en los líderes burócratas del sindicato, de los supuestos partidos que plantean un cambio por una vía burguesa (elecciones, parlamento, etc.) ¡No más engaño! ¡Basta de dejar que otros manejen nuestras vidas! ¡No permitamos más que otros manipulen nuestra lucha de clase!
A nivel mundial nuestra clase comienza a despertar y por fin podemos vernos a los ojos y comprender que todo nos empuja, nos conlleva, a la revolución proletaria. Hoy más que nunca, en todo el mundo, "la burguesía tiembla ante un revolución comunista", ya que no tenemos nada que perder en ella, excepto nuestras cadenas.
¡Viva la lucha del primero de Mayo!
¡Abolición del capital, extranjero o nacional!
¡Solo nuestra clase cambiará la historia de explotación en el mundo!
¡Proletarios del mundo unidos!
El Círculo de Estudio Científico de Análisis Social "Sociedad y Ciencia" consciente de que el proceso revolucionario para la transformación de la sociedad, solo será realizado por las grandes masas oprimidas de la sociedad; convoca y llama a debatir desde la concepción científica, a todos los que sufren día a día los estragos miserables a los que nos somete el sistema capitalista. La transformación social es posible, compañeros, pero solo nosotros la podremos realizar. Ahora es momento de debatir, de sacar balances de las luchas históricas, para participar de manera correcta en los proceso de lucha actuales. No seguir más dioses ni dogmas, todo nos empuja a trabajar de una forma justa y correcta por una nueva sociedad.
¡Sin teoría revolucionaria, no hay movimiento revolucionario!
Escríbannos para coordinar y entablar la lucha teórica y práctica.
sociedadyciencia@hotmail.com [1]
Primero de Mayo y las enfermedades infantiles
Las disputas organizativas imposibilitan desarrollar la lucha obrera
Lenin erró. No era el izquierdismo la enfermedad infantil que las teorías de los revolucionarios comunistas padecían. Quizás no vio (o no supo ver) que por encima de las posturas de todos aquellos osados que se disponían a refutar y rebatir sus posiciones existía un problema mucho más grave: el fetichismo por la organización.
La organización como ente supremo al que todo revolucionario debe supeditarse y debe respetar no era una idea nueva, que el Partido Bolchevique creó de la nada. La ruptura con las posturas revisionistas y oportunistas (de la llegada de la guerra se convirtieron en socialchovinistas) de la II Internacional no fue una ruptura plena en todos los campos del ejercicio teórico. Lo que antes era el partido o el sindicato en sí y para sí, como entes cuasi divinos que había que defender contra viento y marea y cuya función era la de articular al proletariado en su búsqueda de una sociedad mejor siguió siendo lo mismo en esencia; sólo que rehusó formular la inevitabilidad histórica del socialismo para alegría de los pocos marxistas revolucionarios ortodoxos que malvivían en organizaciones aisladas en aquellos entonces. Pero ulteriormente, el elemento leninista-bolchevique siguió conservando ese extraño fetichismo de la máquina que, históricamente, ha sido el muro de piedra al que han venido a chocarse los movimientos obreros de la Historia. Valga decir simplemente Kronsdat, donde no estaba en juego la revolución ni los Sóviets; estaba en juego el poder del Partido Bolchevique.
Si el leninismo como arma teórica de clase fue un paso adelante, dos pasos atrás fue convertirlo en el modelo. Así es que hoy en día aún pervive ese ideal de la máquina organizativa como la necesidad suprema de todo movimiento social, en especial obrero. No sólo es cuestión de los marxistas, en lo que esta amplia denominación pueda abarcar, sino también en muchos casos del propio anarquismo. La enfermedad infantil que padece toda teoría revolucionaria se puso de manifiesto el Primero de Mayo; posiblemente allí donde éste fuese ‘celebrado', proyectado como un ritual que, año tras año, lanza a la calle un número menor de obreros que se han cansado de los desfiles militares a los que las organizaciones nos llaman cada 365 días. El Día Internacional de los Trabajadores en Sevilla se movió entre lo esperpéntico y lo desesperante, con tres manifestaciones convocadas y miles de obreros diseminados en torno a diferentes pancartas y consignas en diferentes puntos de la ciudad. Marx decía que éramos una misma clase, que teníamos unos mismos objetivos. Creo que esa parte de la teoría marxista no entraba en el examen de "revolucionario" y decidieron no estudiarla.
La CNT partió con sus escasos efectivos desde la Alameda de Hércules. En torno a 30 personas marcharon desde un extremo de la misma hacia el otro, para luego continuar entre callejuelas poco transitadas. Los obreros congregados en la Alameda no acompañaron en solidaridad proletaria a los anarquistas porque estaban esperando la llegada de la manifestación de CGT-SAT, apoyada por IA, Nación Andaluza y Corriente Roja, entre otras. A la enorme base militante de estas organizaciones debemos de sumar el hecho de que fueron a comenzar la marcha más allá de la Macarena, alejados de cualquier lugar mínimamente poblado. Así, no era de extrañar que algunos de los trabajadores con los que me puse en contacto estuvieran que se subían de por las paredes ante semejante espectáculo. Cada uno marchaba por su lado, y este año, otra vez, los chirigoteros de CCOO-UGT volvían a llevarse el gato al agua. En pleno centro de la ciudad de Sevilla, y en colaboración con el PCE, se montó una pequeña caseta, regentada por gente en traje y corbata y bien custodiada por el burguesito medio que necesitaba saciar el gaznate con cerveza ‘comunista'. En la tarima que los chirigoteros habían dispuesto para que sus líderes se lanzaran a hacer proselitismo y demagogia de su actitud fascista trinaba música de los altavoces. Pero no era la Internacional, y dudo que en ningún lugar de Sevilla sonase la Internacional. Quizás en ningún lugar del Estado español. No interesaba en este día llamar a la unidad; porque la unidad obrera, entendida ésta como necesidad y a la vez resultado de su toma de conciencia de clase, pasa a día de hoy por superar el corsé impuesto por las organizaciones que hablan en su nombre (y en el de Marx, y en el de Engels, y en el de Durruti, Balius, etc.). Destruir las organizaciones obreras es destruir su aparato, puesto que el obrero siempre tiene espacio en su conciencia para permitir escuchar y debatir su programa. Si queremos la revolución, debemos de empezar por ahí; debemos de empezar por ser consientes que el trabajador debe de tomar las riendas de la misión que históricamente le corresponde. Los errores que pueda cometer siempre estarán sujetos a la crítica, y al menos, comprenderá que son ‘suyos' y no de los que se dicen hermanados en su misma lucha.
Lo que pasó en Sevilla no es un hecho aislado. Allí donde exista organización con ánimo de atribuirse la misión de elevar el proletariado a la cima de su labor histórica existirá el despotismo de la organización, esa pérfida máquina anacrónica y andrógina, sin vida y sin humanidad; que extiende sus largos brazos y acapara, llena de aprensión, impotencia y odio. La emancipación de la clase obrera será obra de ella misma o no será. No es que Marx fuera un ‘izquierdista'; es que supo sacar la conclusión que lo que nos une como clase es más de lo que nos separa como miembros de un aparato ajeno y extraño a nosotros. Los pueblos, al igual que las montañas, se unen por la base. Al menos existe un proletariado que lo ha comprendido. Larga vida al pueblo griego y su lucha contra el capital. Seguro que, en el Día Internacional de los Trabajadores, la calle y las luchas contra los policías fueron el mejor remedio contra la propagación de la enfermedad y la Internacional sonó en algún rincón de Atenas.
"La fiesta del trabajo" y sus festejantes
Para el proletariado es necesario seguir conmemorando el 1º de mayo, aunque no precisamente celebrando. Los organizadores sindicales del Estado sí celebran la fecha, aprovechando de paso para restregar por la cara a "la sociedad" su felicidad y optimismo de continuar cosechando "conquistas" ("sociales", para ciertas capas del proletariado, sectoriales, para los sindicados, para los profesionales del sindicato) que llegan a cambio de continuar sumergiendo y apresando a la lucha de clases en la matriz jurídica de la democracia. Hitler instituyó el 1º de Mayo a modo de "la fiesta del trabajo", táctica rápidamente copiada por las socialdemocracias de todo el mundo, variantes de matiz terminológica al margen ("día de los trabajadores", "día del trabajo", "día de lucha de los trabajadores", etc.). Ese concepto, que expresa una percepción ideológica, hermana a las clases en una condición "compartida" de actividad laboral: trabajadores son el Jefe de la Comisaría, el campesino que contrata a sus jornaleros, el Director de la Caja de Ahorros, el Capitán de guarnición, el organizador de Recursos Humanos en la empresa. Todos sujetos a las fatigas y miserias del trabajo. Integrantes en las filas de las abejas obreras, que tanto aportan a la colmena para regocijo de los "verdugos parásitos" de la jet set, los comentaristas que revolotean alrededor de ellos y comen de su plato, los políticos y la familia Real. Pero las clases y la condición potencial de fuerzas de transformación radical de la sociedad que éstas albergan, se definen con arreglo a la posición particular detentada dentro de la estructura de medios empleados para producir y para destinar lo producido. Por el contrario, la pseudo-clase trabajadora se erige sobre el pilar de participación mera en esa estructura, independientemente de a quién sirve esa estructura precisa por su misma composición y por el modo en que queda fijada la propiedad sobre sus componentes.
A pesar de esta mutación de sentido, los proletarios tenemos que seguir recordando y re-afirmando que el sentido del día no puede más que responder, desde una perspectiva de clase, a nuestra lucha contra la condición a que nos amarra el sistema de explotación, a pesar de la asociación mecánica actual entre tal día y contenidos "reivindicativos" y "por la organización de clase" (para seguir siendo clase: pequeño matiz).
Precisamente el "valor ciudadano" del 1º de Mayo, tan reclamado, aclamado y suspirado en su "restauración", es un contenido nuevo, que remite el significado de la fecha (y la de tantas otras "conmemoraciones") a una noción de "utilidad social" en abstracto, falaz y que encubre que, en una sociedad de clases, el valor es siempre objetivamente relativo a cada clase, y respectivamente antagónico. Incluso para el pequeño tendero que nada en la precariedad -y que no sabe cómo presionar a la burguesía que lo oprime-, el valor de una huelga o de una lucha choca necesariamente con el valor que la misma posibilidad de práctica tenga para los proletarios a quienes éste tiene en empleo, y que con su presencia en las calles pueden hacerle tener un día ruinoso de espantados ciudadanos que no entran a su negocio.
El sentido de la fecha ha cambiado diametralmente: lo que el proletariado decidió conmemorar fue una capacidad -un poder- que la clase, en su acción, despliega para imponer, siempre relativamente en el capitalismo, aunque sea un ápice sus necesidades de seres humanos contra un sistema que les reconoce las necesidades justas para tenerlo a punto a la jornada siguiente y para tenerlo en condiciones. Posteriormente, se ha pasado a conmemorar supuestas "conquistas" de derechos y de libertades recogidas (o a recoger) por la legalidad y amparadas (o amparables) por el Estado, conglomerado de leyes asistenciales y de supervisión estatal -vía inspección sindical y otras- a las empresas, que sencillamente traduce el dinamismo con que, en cada momento de su historia, el Modo de Producción tiene que ir re-acondicionando a la Fuerza de Trabajo, para lograrla en encaje hacia sí mismo y hacia sus propios cambios.
Libertad de sindicación
Los proletarios, en gran cantidad de ocasiones, se ven forzados a sindicarse porque, dado que los sindicatos del Estado ejecutan el totalitarismo de éste al nivel de la empresa y de las relaciones laborales, ni siquiera puede el proletario entrar a trabajar, en ciertos sectores, si rehúsa sindicarse. Una vez en el puesto, sólo hacen "carrera interna" los sindicados. Ante cualquier medida de reducción de plantilla, ante cualquier medida punitiva o represiva por parte de la empresa, la víctima es siempre el trabajador no sindicado. No es posible, por otro lado, plantear demandas si no es por medio del Delegado sindical, pues el totalitarismo de la democracia significa, entre otras muchas cuestiones, que el sindicato tiene el monopolio de "legitimidad" de "interlocución". Los sindicatos elaboran sus listas negras de obreros "salvajes" y se las pasan a los gestores de empresa (es decir, a sus colegas). Ante este panorama, el hecho de que aumente la sindicación no tiene ni más ni menos valor que el hecho de que, durante el franquismo, los obreros tuvieran que pasar por el embudo del nacional-sindicalismo.
Sin embargo, allí donde la clase puede zafarse de este cepo, los proletarios desertan de los sindicatos del Estado, o bien, cuando no pueden hacerlo porque eso significa su estigmatización e incluso estar "firmando" el parte sindical de su despido, los proletarios continúan formalmente encuadrados en el interior de esas estructuras, al tiempo que desarrollan modos de oposición y de insumisión a las mismas, e incluso intentan llevar adelante luchas autónomas aprovechándose del amparo legal y de los recursos materiales que necesitan y que sólo son empleables a través del sindicato.
Alerta máxima
Este año, desfilaba en la marcha sindical el propio Miquel Iceta, gerifalte del PSC: la burguesía se cierra en torno a todas dimensiones de sí misma cuando comprueba la creciente disensión entre aquellos a quienes tiene por meta aglutinar.
Hace por lo menos siete años que el Estado está incrementando sus partidas de financiación a CGT, porque ve en este sindicato un puntal de renovación de la oferta creíble. Estas artimañas, junto con el desgaste de otros sindicatos por su propio peso de evidencias, han provocado un aumento de proletarios sindicados allí.
Los sindicatos sí luchan
Los sindicatos "mayoritarios" (hemos visto en sus últimas marchas a qué "mayoría" arrastran tras de sí entre las decenas de millones de proletarios en España) desempeñan correctamente su trabajo: desmovilizar "movilizando"; crear nihilismo en el proletariado al publicitar mediáticamente su "modelo de lucha" escena tras escena televisada y fotografiada de Convenio Colectivo y de Acuerdo Marco o de Sector que traen deterioro tras deterioro adicional; invertir en Bolsa, siendo accionistas suculentos de algunas Sociedades de Capital, y promoviendo otras de las que gozan su propiedad real; luchar contra los óptimos de interés de la Patronal, para así beneficiar a los sectores ultra-minoritarios del proletariado a quienes realmente los sindicatos defienden, al tiempo que benefician a un espectro de "asalariados" formales pero que realmente forman parte de la burguesía al contener, sus salarios, parte de las plusvalías empresariales bajo la forma de presupuestos estatales transferidos a su nómina; velar por las necesidades del Capital en su conjunto al tiempo que, en democracia, luchan con legitimidad por sus intereses particulares propios de la fracción del Capital a la que pertenecen dentro de ese campo, lo que implica, por qué no, manifestaciones, movilizaciones, recogida de firmas, amenazas de movilizar a su rebaño y a parte del proletariado-carne de cañón, huelgas, etc.
No es que estén domesticados por el poder político: es que, junto con determinada fracción del poder político en España, los sindicatos componen una alianza de gestión respecto de la lucha que una fracción del Capital español libra contra otra fracción de éste, así como contra la burguesía no monopolista y contra la pequeña burguesía (que encuentran expresión política en algunos partidos nacionalistas, así como en un PP bipolar que intenta conciliar a las dos últimas con la burguesía monopolista, sobre todo con la empresarial "privada"). La alianza sindical con el partido del Capital monopolista de Estado, no obstante, lejos de significar mera gestión y servidumbre a esa fracción del Capital nacional, significa plena participación en el mismo, pues los empresarios hoy son políticos mañana, y al revés, el Estado es una empresa que cotiza en Bolsa con sus Bonos del Estado, el Estado es también un Banco de Bancos y la suprema -a nivel nacional- entidad de concesión de crédito, el Estado es también el repara-dificultades por las que atraviesa el Capital, especialmente en este estadio del Modo de Producción, etc. De este Estado, forman parte los sindicatos, en unidad con el PSOE en su combate de fracción dentro del campo de luchas de la burguesía consigo misma.
Imprudencias, estrategias de sujeción y disidencia proletaria sindical
El talón de Aquiles de los sindicatos "mayoritarios" es que han podido más sus intereses de fracción de la burguesía, de lo que les han podido sus obligaciones y su compromiso por controlar al proletariado y someterlo ideológicamente a las necesidades del Capital nacional español en su conjunto. Ese egoísmo dentro de su propio campo de clase, ha hecho que se les note demasiado su función, pues ni siquiera han querido escenificar luchas mínimas durante el gobierno de Zapatero, por miedo a que cualquier mínimo gesto abriera la Caja de Pandora y la chispa trajera el incendio. Eso no ha sido hábil, pues difícilmente podrán recuperar la imagen que se han encargado de ir desplomando con su aparente "negligencia", y eso para la burguesía es un problema del que no encuentra solución: han sembrado vientos y, claro, recogerán tempestad.
Precisamente una estrategia burguesa de solución ante este panorama de disidencia de clase respecto de las centrales sindicales mayoritarias, pasa por armar a la CGT. Pero, junto a este proceso, es cierto que los proletarios, determinados por sus necesidades inmediatas capitalistas a constituir sindicatos u otras entidades de lucha por condiciones, inauguran nuevas organizaciones, de momento con presencia tan sólo empresarial o en unas pocas empresas, pero erigidas desde una perspectiva no de empresa, sino de ser marco de lucha válidos para la clase y también de integrarla en sí. Esto es inevitable que lo hagan los proletarios, dada la situación en la que estamos, pero no trae en sí -y ni muchísimo menos por sí- elementos transmutables en una consciencia respecto de la necesidad de superar la propia economía de empresa, núcleo del atolladero económico en que la clase obrera, y el conjunto de la sociedad capitalista, se halla inmersa debido a su propia naturaleza competencial, y que el sindicalismo no rompe -el de clase tampoco-, sino que lleva al paroxismo. Porque su horizonte es la lucha entre capitalistas y proletarios, dentro de la matriz de Relaciones de Producción capitalistas, por la re-distribución del producto procedente de esa producción capitalista, y, como mucho, por el control de esa producción, lo que recrea una Economía en que, como mucho, el Capital también pierde, pero en la que es seguro que, gane él o pierda, el proletariado pierde con él.
Jamás he estado vinculado al sindicalismo, a no ser que la vinculación se refiera a la crítica que he transmitido durante años a compañeros sindicalistas (CNT y la creación sindical del Partido Comunista Internacional) con quienes he compartido marco de lucha o de discusión. Respecto de la lucha obrera en un sentido que excede siempre al sindical, desde mi condición de comunista procuro luchar por revolucionar esa misma lucha obrera, alentando a su superación. Porque, como tal lucha coagulada y petrificada en sí misma contra la clase enemiga pero sin auto-trascender su mirada hacia la superación de las clases, no trae ni puede traer más que -¡y eso como "consecuencia perceptible"!- un desgaste social hasta la total descomposición de la vida. Así como un reducir cada vez más la dimensión política de la vida a un pelearse por los frutos podridos engendrados por una maquinaria productiva que no ofrece nada, ni al nivel de la subsistencia para una porción creciente de la humanidad, ni al nivel de la cultura, ni al nivel de la ética, ni en el plano de aquello que podamos hacer con unas capacidades reducidas por el capitalismo a ser mero instrumento de subsistencia en lucha entre individuos, con uno mismo por reprimir la visión de uno y sus ideas, entre sectores, entre territorios, entre "naciones". Y poco importa que también entre clases si ello no pasa de librarse en el terreno -reflejo mecánico del propio capitalismo- de la auto-conservación a costa de conjugar para sí un mundo-objeto (tenido políticamente por objeto y verdaderamente devenido objeto).
Responsabilidades, beneficios y el clavo ardiente sindical
Una cosa es hablar del militante sindical con responsabilidades, contra-prestaciones, beneficio de transferencias presupuestarias estatales y empresariales que premian a las funciones de orden desempeñadas, y, más allá de esto, propiedad real sobre el Capital -inversión y beneficios- de empresas y de entidades de "acción social", etc. Es una persona que, además, se beneficia de la financiación estatal respecto de las labores sindicales de caridad, plano respecto del que ha habido una traslación desde sociedades religiosas, cada vez más restringidas en su papel y sometidas a un cerco de control de actividades, un boicot de publicidad por parte del Estado -que sólo la permite a ciertas cuotas relativamente contenidas-, y que así han pasado a la imagen de salvadora de "la sociedad" que aspiran a proyectar las centrales sindicales, en competencia con las fundaciones sociales del Capital financiero: Obra Social de La Caixa, Banco de Santander, BBVA, etc.
Cosa bien distinta es hablar del afiliado "de base", lo que significa, como he intentado explicar, afiliado por "conveniencia" o, mejor dicho, por chantaje laboral. Por supuesto que existen miles de obreros sindicados "por voluntad propia", lo que significa, llevados por la dominación ideológica a afiliarse y/o en respuesta de que, sobre la base de la propia tiranía empresarial, la democracia extrae su fuerza sindical de atracción, pues quien está entre la espada y la pared tiene que defenderse con lo que hay, y lo que hay -no olvidemos que en régimen de monopolio respecto de los acuerdos por condiciones que la Patronal y el Estado reconocen como vinculantes- ahora son los sindicatos. La "situación" de estos proletarios sindicados responde a su condición de proletarios bajo un orden económico que carece de fuerzas por sí mismo para hacer compatible su auto-reproducción con la integración del proletariado como tal. Esa miseria en desarrollo no se debe, en su generación, a los sindicatos (aunque corre, en parte, a cuenta de ellos en su condición de contratantes y de explotadores de Fuerza de Trabajo), pero sí se encargan, los sindicatos, del mantenimiento y reproducción de la misma. Sobre esta misma miseria se alzan, cobrando relativa fuerza, esos mismos sindicatos que la mantienen, puesto que ésta es un reclamo de sindicación (aunque, como habréis visto durante la manifestación en Barcelona, cada vez menos, pues los sindicatos están ya casi tan "socialmente" y referencialmente alejados del proletariado, como lo están objetivamente por su función).
Las circunstancias de los afiliados son las típicas de cualquier régimen totalitario, como la democracia es: miedo a caer en el precipicio de la estigmatización y de los informes sindicales a las ETTs y a las empresas en general, en caso de salir del rebaño. Y, contradictoriamente, miedo a ser señalados cada vez más por un proletariado que sufre en su carne las funciones sindicales, y que no siempre distingue -ni tiene por qué- entre la estructura, la dirección y la base sobre cuya espalda, cuotas y confianza mínima se arman esas dos primeras dimensiones.
Sindicatos ambiciosos y exitosos en Estados proveedores: la Europa del Norte
El colonialismo primero, y el imperialismo más tarde -con su continuidad y exacerbación militar, de explotación industrial, financiera, de inversiones, de cobro de créditos, etc.- produjeron una cantidad de presupuesto -Capital centralizado por el Estado- que, junto a la plusvalía relativa que se había hecho posible a partir de la revolución de las técnicas y tecnologías productivas, dieron lugar a una porción relativamente cuantiosa de proletariado que participaba de las migajas de la sobre-explotación de otros proletarios -imperialismo- y de ellos mismos -plusvalía relativa en ascenso que parecía "imparable". Sobre esa base material, los sindicatos pasaron de ser incorporados pacífica y cordialmente a la entente trilateral -Estado, Patronal, Sindicatos- de negociaciones y de repartición más o menos conflictiva, más o menos dialogante y armónica, de la plusvalía procedente de la explotación del proletariado. Así construyeron entre todos ellos un "Brave new world" -lleno de suicidios, de depresiones, de episodios de violencia anti-sociable y de alcoholismo, por cierto- donde la lucha de clases parecía, "al fin", definitivamente metida dentro del cajón del Corporativismo social -organicismo basado en la idea, y, hasta cierto punto, en la consecución de beneficios para todos gracias a la buena marcha de la economía nacional. Igual que territorios y partidos que representan a las fracciones territoriales de la clase dominante, compiten en los Parlamentos por leyes y por alianzas, acuerdos, adjudicación de comisiones, etc., que les beneficien particularmente, en ese mismo fair play parecían destinados a poder competir -y colaborar, según el caso- los obreros de esos "países nórdicos" y los burgueses de estos mismos Estados. Esa abundancia de beneficios -vía imperialismo y plusvalía relativa- posibilitó armar un Estado que participaba en todo y se metía en todo, todo lo regulaba..., y por su inflación misma de tamaño y de funciones, daba de comer a tantos trabajadores, que estos empezaron a formar sindicatos para presionar al propio Estado que los contrataba, por llevarse cuanto más mejor. Ese terreno, que parece el obvio y "natural" para ese contexto de crecimiento, consistente en que las clases antagónicas están comúnmente integradas por la relación social básica que las define (Capital-trabajo asalariado), explica las altas cuotas de afiliación. Los sindicatos eran -y, aunque en mucho menor grado, continúan siendo- en esos Estados el ente político de los intereses de fracción de clase -de los intereses obreros del proletariado nacional que trabajaba paralelamente a otros proletarios, inmigrantes y precarios, y que son cada vez más, aunque esa condición no es allí ahora patrimonio del origen territorial del proletario, y parte de ese proletariado nacional ha perdido ya su viejo rango objetivo. En ese receptáculo de huevos de la gallina de los huevos de oro en que se habían convertido esos países, los proletarios-policías vigilaban para que ningún proletario "moreno" fuera a "abusar" de "sus" estructuras de asistencia y de sus recursos. Y el sindicato era la comisaría de policía, la oficina de expulsión y el gabinete donde, a partir de su condición de afiliados, los proletarios meritorios y eficientes eran condecorados y elevados con el ascensor de la estructura estatal de gestión, control y transferencia de las posibilidades materiales de vida.
Por el contrario, el afiliado es aquí "encima de cornudo, apaleado" en su inmensa mayoría, así que extráiganse conclusiones sobre los datos comparativos de afiliación.
Las claves de la confianza
Con vistas a que el proletariado adquiriera confianza en los sindicatos del Estado, debería ocurrir un milagro (para esos sindicatos), pues, en su relativa inconsciencia, cada día se están quitando la careta a través de la prensa y diciéndole al proletariado, sin tapujos, cuándo debe aceptar despidos, cierres o, "por el contrario", pre-jubilaciones, todo ello en función de que, en cada caso, una u otra "medida" sea mejor para salvar a la empresa.
En lo que se refiere a sindicatos proletarios que están surgiendo y que irán surgiendo determinados por el desarrollo de la decadencia del Modo de Producción (se les llame sindicatos o de otro modo), la clave para ganar la confianza del proletariado, y su afiliación, participación activa y combate contra la tiranía empresarial, pasa por la tarea comunista de mostrar un horizonte de lucha revolucionario, porque el proletariado no va a moverse y a persistir en su lucha, si los referentes y objetivos se centran en comer pollo los fines de semana en lugar de lentejas y en conseguir vía empresarial una hipoteca a setenta años que el banco, a cuenta propia del proletario, ya ni siquiera le da porque sus analistas conocen la tendencia a la generalización de la falta de capacidad de pago. Con referentes de lucha económicos, los mismos afiliados se van a desmarcar tarde o temprano, pues para qué van a tirarse los proletarios piedras sobre su tejado sin tienen mayores probabilidades (por escasas que sean) de conseguir sobrevivir en el capitalismo mediante estrategias de adaptación, "auto-habilitación" y mérito acumulado a ojos de sus examinadores. En este mundo -el capitalista- sólo se va avanzar en la extensificación de la lucha si los comunistas sabemos mostrar camino y objetivos relativos al mundo nuevo necesario donde el esfuerzo de lucha encuentra premio. No hay premio, por el contrario, en el capitalismo, porque "de donde no hay, no se puede sacar", y nadie, en última instancia, va a permanecer exponiéndose a la exclusión, la represión y el pozo sin fondo capitalista para arrancar así la garantización... ¡de su propia miseria profundizada cada día!. El sindicalismo de clase será revolucionario o no será, lo que comporta su propia superación como sindicato (si leéis algo en relación al sindicalismo revolucionario francés, sobre todo si leéis a Lagardelle y a Berth, os daréis cuenta de que el nuevo horizonte dirigía la actividad de lucha económica, y no al revés, de modo que ese proyecto "sindicalista" no fue un proyecto de sindicatos. Incorporó al sindicato en una síntesis superior que absorbía la lucha económica en una concepción de vida en relación a la que las condiciones materiales -y la propia noción de las mismas- cobraran valor por entrar a servir en una actividad productiva que ganar, dotada ella misma de un valor radicalmente distinto al de "instrumento subsistencial").
La superación de la práctica actual a partir de promover entre el proletariado una concepción elevada de la especie; la superación de la concepción baja actual a través de una práctica de lucha consonante a objetivos a la altura de tal concepción comunista revolucionaria
Recordad que, a pesar de un millón de maravillas que os cuenten respecto de "conquistas" sindicales o, más ampliamente, traídas por la lucha por condiciones de clase, la imantación relativa que pueda sufrir el proletariado hacia ese marco de sentido de las luchas responderá siempre a sus necesidades básicas de subsistir como clase explotada y, así, a su miedo agudizándose en un marco capitalista en deterioro. Nunca, por su propia definición, será ella una lucha que halle un sentido fundacional y de desarrollo que sea un sentido revolucionario, creativo, afirmativo de todo lo que no es posible bajo el capitalismo; su sentido está condenado a ser bajamente reactivo, fruto del desencadenamiento, en la conciencia, de todo lo que hay de básico en cualquier especie viva, y también en el ser humano -conservación, auto-defensa, tranquilidad, certidumbre, adaptación, utilidad, gregarismo... Y, por eso, ese mismo marco de lucha -económica en el sentido restricto de lucha por condiciones capitalistas de existencia- jamás traerá por fruto la conciliación con las capacidades adquiridas -y adquiribles- por nuestra especie a través de su práctica de la historia, ni tampoco tal lucha traerá, en su desarrollo, en su fortalecimiento, en su profundización y en sus éxitos, la consideración proletaria hacia esas capacidades, que hará al proletariado tomarlas como su objetivo.
T (Barcelona)
[1] Ver en Revista Internacional nº 116 1903-04 El nacimiento del bolchevismo /revista-internacional/200401/1875/el-nacimiento-del-bolchevismo-i-1903-1904 [2] y en los números 96 y 97 el artículo Sobre organización ¿nos habremos vuelto leninistas? /revista-internacional/199901/1180/sobre-organizacion-i-nos-habremos-vuelto-leninistas [3] ,
[2] Ver el excelente libro de Rosa Luxemburgo Huelga de masas, partido y sindicatos, https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [4]
[3] Desde la Revista Internacional hemos ido publicando como contribuciones a un debate sobre la tentativa de renovar el sindicalismo que representó el sindicalismo revolucionario (CGT en Francia, CNT en España, IWW en USA, el sindicalismo libre en Alemania). Nos remitimos a estos aportes que abarcan desde la Revista Internacional nº 118 en adelante. También como artículos de intervención ante debates surgidos en medios obreros ver: ¿Es posible otro sindicalismo? /accion-proletaria/200601/390/es-posible-un-nuevo-sindicalismo [5]
[4] Invitamos a considerar la argumentación que aportamos en el folleto Los Sindicatos contra la clase obrera.
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El miércoles 12 de mayo el Gobierno Zapatero anunció el ajuste más duro de la historia de la democracia. No ha sido sin embargo ninguna sorpresa. En febrero cuando el mismo Zapatero lanzó sus primeros grandes golpes (pensiones, reforma laboral etc.) dijimos: «las medidas que ahora se han anunciado que ya de por si constituyen una carga de profundidad contra nuestras condiciones de vida, no son más que el primer capítulo de una larga cadena de ataques que van a inundar nuestras vidas con las lacras terribles de la miseria, el desempleo, el estrés, el agotamiento, la ansiedad por el futuro...»[1]. Del mismo modo, hasta un periódico tan pro-gubernamental como El País reconoce francamente que se esperan nuevas medidas de ajuste.
El ataque mundial a las condiciones de vida de todos los trabajadores
Zapatero y compañía decían que "empieza la recuperación" y anunciaban a todo trapo "la salida del túnel". La realidad es que hemos entrado en una nueva etapa superior y más grave de la crisis mundial del capitalismo caracterizada por la insolvencia de los Estados. Resulta difícil saber hacia dónde van las cosas, ¡ni los propios capitalistas ni sus serviciales gobernantes lo saben!, pero lo que todo el mundo reconoce es que estas medidas precipitarán nuevas recesiones, nuevas contracciones de la producción, acompañadas por la explosión bien sea de la inflación, bien sea de la deflación.
Estas medidas vienen impuestas por la necesidad de evitar el hundimiento del euro que acarrearía peligros enormes de desestabilización para toda la economía mundial y al mismo tiempo son la única manera que tienen los Estados para seguir endeudándose, seguir pidiendo prestado "a los mercados" sumas incalculables que habrá que pagar más adelante.
El capitalismo -atacado por una crisis incurable- huye sin descanso de sus propias contradicciones a través de una loca carrera de endeudamiento que lo sumerge en una espiral sin salida.
Los Gobiernos dan palos de ciego sin saber hacia adonde van. Pero sus palos caen siempre sobre las mismas costillas: ¡las de los trabajadores y la gran mayoría de población laboriosa! Eso es lo único que saben y pueden hacer.
Los Planes de Austeridad proliferan en todos los países. Islandia, Grecia, Portugal, España, Irlanda... El nuevo Gobierno inglés tiene como prioridad absoluta imponer recortes de 70.000 millones de libras. En Francia, Italia y Alemania, se anuncian igualmente duros ajustes.
El veneno de la división la mejor arma que tienen para colarnos los ataques
Todos los trabajadores somos atacados, todos debemos unirnos por encima de las divisiones de sector, empresa, nacionalidad, región y nación.
Los Gobiernos, la Oposición, la Patronal y los Sindicatos, se esfuerzan por sembrar en nuestras filas el veneno de la DIVISION. No saben cómo hacer frente a la crisis pero tienen una canallesca experiencia en todo tipo de maniobras de división.
En Grecia, la propaganda de todos los partidos y sindicatos apunta con el dedo acusador a los trabajadores alemanes por "no querer ayudarles". Recíprocamente, en Alemania, la campaña se centra en que ¡los trabajadores alemanes no tienen que pagar los "excesos" de los trabajadores griegos!
Aquí en España nos dicen que Zapatero se ha arrodillado ante la Unión Europea, que no ha tenido agallas para defender una "postura nacional". Rajoy pide que "le voten porque tiene la solución". Una solución nacional y española, una, grande y libre...
Estas "salidas nacionales a la crisis" no son únicamente una vulgar engañifa, son sobre todo un medio de dividir a los trabajadores, de impedirles que vean que la única salida posible es la unidad y la solidaridad internacional de todos los trabajadores, el desarrollo de luchas que se orienten hacia su unificación internacional.
Pero las maniobras de división no se acaban ahí. Así, Zapatero anunció que "se limitaría" a funcionarios públicos, pensiones y beneficiarios del cheque bebé, dando a entender que los trabajadores del sector privado o los parados no se verán afectados. Para reforzar la maniobra, los sindicatos limitan sus movilizaciones a los funcionarios y Rajoy rechaza la congelación de pensiones pero aprueba el tijeretazo a los funcionarios. Por su parte, dos periódicos tan rivales como El Mundo y El País coinciden en sacar sendas "encuestas" donde en grandes titulares proclaman «más del 50% de los ciudadanos están a favor de que se aplique la reducción salarial a los funcionarios».
Es decir, quieren dejar solos y aislados a los trabajadores funcionarios. Los presentan como chivos expiatorios para pegarles un palo y luego continuar con los trabajadores del sector privado, los parados, los estudiantes etc. Quieren que nos refugiemos en la idea suicida de "esto a mi no me afecta".
¡Es mentira! ¿Acaso no han establecido ya los sindicatos y la Patronal unos Pactos para el sector privado donde se ajustan los salarios y se permite a los empresarios la patente de corso del "descuelgue"? ¿Acaso no nos espera a todo el mundo la subida del IVA? ¿Acaso no hay numerosos grupos de trabajadores afectados por atrasos salariales? ¿Acaso no hay en curso una NUEVA Reforma Laboral? ¿Acaso no han programado recortes enormes para los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas? ¿Acaso no han aprobado un recorte de las prejubilaciones? ¿Acaso no reconoce El País en su edición del domingo 16 que «los ajustes salariales se extenderán al sector privado»?
¡No podemos caer en esa trampa! ¡El ataque es global y frontal! ¡Salarios, pensiones, prestaciones de desempleo, precariedad, sanidad, educación, condiciones laborales etc., TODO ESTA AMENAZADO POR EL ATILA DE LOS PLANES DE AUSTERIDAD.
¿Hay una salida social a la crisis?
Mientras a los trabajadores se nos aprieta el cinturón, mientras la miseria y la pobreza se extienden como plaga hasta el extremo de que muchos barrios de Nueva York, Londres, París, Madrid o Atenas se parecen cada vez más a África, vemos que el salario anual de los directivos de las empresas del IBEX es de UN MILLON de euros (300 veces el salario mínimo), que los banqueros se jubilan con rentas de hasta 85,7 millones de €.
Esto hace que el Señor Cayo Lara de IU nos proponga « ¿por qué no se pueden plantear medidas para que los beneficios de la banca se dediquen a dar una salida social a la crisis?» (Entrevista en El País, 16-5-10).
Es intolerable que los grandes gerifaltes económicos y políticos del capitalismo se enriquezcan de manera insolente mientras por todos los lados prolifera la pobreza y el sufrimiento. Pero esa es una ley propia del capitalismo. Bajo el capitalismo no hay ni habrá "salidas sociales donde se repartan equitativamente las cargas". A medida que avanza la crisis se agudiza una tendencia ya denunciada por Marx hace siglo y medio: en un polo se acumulan las riquezas faraónicas de una minoría cada vez más pequeña y en el otro polo se extiende la pobreza de una mayoría cada vez más grande. Bajo el capitalismo la miseria de la gran mayoría es la condición de la riqueza de una exigua minoría.
Bajo el capitalismo son imposibles "salidas sociales" como es imposible la "preservación de los más desfavorecidos" o el "bienestar para la mayoría". ¿En qué ha quedado la promesa demagógica del Señor Zapatero de que "no se tocarían los derechos sociales? El capitalismo tiende siempre a empobrecer a la gran mayoría. Eso no tiene solución bajo el capitalismo. La única solución es destruirlo.
Los planes de lucha de los sindicatos
La "respuesta proporcionada" que han anunciado CCOO y UGT consiste en manifestaciones el 20 de mayo y una huelga para el 2 de junio limitada exclusivamente a los funcionarios. Esto ha provocado una justificada indignación en muchos trabajadores que ven esas "acciones" como una vulgar estafa divisionista.
¡No en balde el Señor Zapatero que recibió enseguida a los líderes sindicales antes incluso que sus amigos de la Patronal se apresuró a "respetar las protestas de los sindicatos"! ¡Los líderes "socialistas" insisten una y otra vez en "saludar" el comportamiento responsable de los sindicatos!
Este sospechoso entusiasmo, estas entrevistas privadas, hacen a muchos trabajadores pensar que el capitalismo no solamente planifica sus ataques brutales sino que planifica igualmente un sucedáneo de respuesta, una especie de ocupación preventiva del terreno social, por parte de los sindicatos, para aguar nuestra lucha, debilitarnos, dividirnos, llevarnos a un callejón sin salida.
Recordemos el paripé del 23 de febrero donde los sindicatos montaron manifestaciones "contra los recortes en las pensiones" ¡y ahora Zapatero anuncia una congelación brutal de las pensiones saltándose a la torera el Pacto de Toledo y los sindicatos limitan las cosas "a los funcionarios"!
Ante esta ocupación del terreno, ante toda esta planificación preventiva por parte del Estado capitalista, ¿qué podemos hacer los trabajadores?
Está claro que necesitamos una lucha fuera de esos cauces trampa en los que se nos obliga a jugar un partido donde el árbitro pita en nuestra contra y unos que visten "nuestra camiseta" solo piensan en como meternos goles en nuestra propia puerta.
Las luchas obreras tienen que surgir desde los propios centros de trabajo, por decisión y control de la Asamblea General de todos y abierta a los demás trabajadores sin distinción de sector, empresa, raza etc. Las luchas para tener fuerza deben extenderse, pedir solidaridad, ocupar la calle con manifestaciones y concentraciones.
Los funcionarios no deben aceptar la cárcel de aislamiento que les han preparado los sindicatos. Allí donde tengan un mínimo de fuerza deben realizar asambleas abiertas a trabajadores de los demás sectores, a estudiantes, a opositores que se han visto afectados por el brutal recorte de la Oferta Pública de Empleo[2]. Los trabajadores de los demás sectores deben dejar de lado el tópico del "funcionario vago y privilegiado" y ver en el ataque que ahora lanzan un ataque a todos.
Todos los que vemos la estafa sindical, que vemos la necesidad imperiosa de luchar, hemos de agruparnos para impulsar propuestas de acción. No podemos lamentarnos ni quedarnos pasivos. No dejemos las manifestaciones sindicales en manos de sus convocantes, acudamos a establecer contactos con otros trabajadores, a impulsar reuniones para ver cómo luchar. No dejemos que nos impongan una FARSA, peleemos por una LUCHA DE VERDAD.
La sociedad capitalista mundial camina hacia convulsiones cada vez más graves, hacia la miseria, el desempleo y la barbarie. La situación es grave y los trabajadores estamos todavía lejos de tener una fuerza social internacional para oponer una salida revolucionaria que corte de raíz tanto sufrimiento. Pero desde ya hemos de pelear con las fuerzas limitadas que tenemos. Conciencia, solidaridad, unidad, son las palancas donde apoyarnos.
Corriente Comunista Internacional 16-5-10
[1] Ver Golpe a las pensiones, reforma laboral, recortes presupuestarios: el Capital y su Estado nos atacan en todos los frentes. https://es.internationalism.org/node/2780 [8]
[2] Ver Una miserable Oferta Pública de Empleo que profundiza el desempleo, https://es.internationalism.org/node/2833 [9]
Toma de posición de la LECO ante la represión ejercida por el gobierno de Costa Rica en las últimas semanas.
En las últimas semanas hemos visto como el gobierno de Costa Rica ha utilizado la represión para intimidar las distintas manifestaciones que han acontecido. Esto lo hace dentro de la dinámica general del capitalismo que empujado por la crisis endémica que presenta, busca descargar la carga de la crisis en el bolsillo de los trabajadores y para hacerlo necesita que la clase obrera no tome confianza y se mantenga dividida.
La represión al lado de las amenazas es la herramienta con la que se ejerce la democracia que es la perla con la que la burguesía busca decorar su masacre. El gobierno ha salido anunciando que no tolerará incidentes como los bloqueos de vías ni (como siempre dicen) que se altere la paz. Evidentemente el gobierno con este discurso se prepara para reprimir cualquier tipo de lucha que busque enfrentar sus planes de "ajuste" ante la crisis. Y esta es la verdadera dinámica tanto del gobierno anterior de Arias como el actual de Chinchilla y como de cualquier sector que hubiera ocupado esos puestos. Es la dinámica capitalista que actualmente domina todos los países del planeta.
Hemos visto la provocación que hizo la policía al entrar en las instalaciones universitarias anteriormente, donde terminaron enfrentándose policías contra estudiantes, donde muchos estudiantes fueron golpeados. Hemos visto detenciones por decenas en las manifestaciones en Limón. Así también los estudiantes y manifestantes golpeados brutalmente en la manifestación del pasado traspaso de poderes.
Estos acontecimientos son la cara dura de la democracia. El capitalismo se ha valido del discurso democrático para en tiempos de tranquilidad hacer desfiles y fiestas y en momentos de conflictos, reprimir brutalmente.
La brutalidad de la policía en este país es bien conocida, el discurso de país de paz sólo sirve para alimentar el nacionalismo y para los discursos de la burguesía y sus serviles. La represión es algo cotidiano en Costa Rica, sobre los vendedores ambulantes, sobre los precaristas, en fin, contra los sectores explotados y marginados.
El discurso oficial es el de fortalecer la policía contra el narcotráfico, contra el terrorismo, que no es otra cosa que un pretexto para militarizar tal como hace el conjunto de la burguesía a nivel mundial.
El proletariado debe repudiar esta militarización, la represión que busca un fin principal que es dividir y utilizar todo medio para que la clase obrera no tome conciencia y actúe. Pero al lado de esta militarización a nivel mundial la respuesta del proletariado se ha hecho presente, lo que ha llevado la lucha de clases a tomar fuerza nuevamente. La clase obrera empieza a perder la confianza en la democracia y va despertando viendo la verdadera cara de ésta, que es la guerra, la miseria, la represión. La situación del capitalismo no puede más que empeorar y los mecanismos bélicos para tratar de prolongar la caída de este son la agenda principal de la burguesía a nivel mundial y solamente la acción de la clase obrera logrando romper con su división, con la división que ejercen los sindicatos, el nacionalismo, el engaño de medios parlamentarios; es decir avanzando en su conciencia podrá detener la miseria la destrucción y la exterminación a que lleva el capitalismo.
Liga por la Emancipación de la Clase Obrera
Mayo 2010
emancipación.obrera@gmail.com [11]
https://internacionalismo-leco.blogspot.com/ [12]
Posiciones básicas de la LECO
La Liga por la Emancipación de la clase obrera somos una agrupación marxista, nos reclamamos del internacionalismo proletario.
Consideramos a la clase obrera como la única capaz de hacer la revolución y guiar al conjunto de los explotados. La clase obrera se conforma esencialmente del sector que vive del salario y del sector desempleado quien vive las calamidades de la explotación obrera.
Consideramos que el capitalismo como los sistemas de producción que le preceden tiene un período de ascendencias y un período de decadencia. La decadencia plantea una nueva táctica en el proletariado, ante la nueva realidad histórica en la que los métodos de lucha del pasado se ven superados.
Rescatamos el aporte de la izquierda comunista que se mantuvo fiel al internacionalismo proletario a través de un período de exterminio y sobre todo de malversación de la lucha comunista.
Consideramos que el proletariado no puede defender ninguna bandera nacional, no creemos que haya nada de progresivo en ninguna lucha nacional en este período histórico.
Consideramos que los sindicatos no son herramientas de lucha proletaria desde que el capitalismo entró en su decadencia.
Así como los sindicatos la lucha parlamentaria desde la entrada en decadencia es un campo controlado completamente por la burguesía donde no se puede defender ningún interés proletario, ni haciendo participación crítica.
No creemos en los "estados obreros" como consideran los trotskistas, consideramos que países como cuba, china, etc. son y han sido siempre tan capitalistas como cualquiera que el patrón sea el estado no cambia la relación de explotación.
Consideramos que los consejos obreros son los órganos de lucha y organización de la clase, pero en tanto no se pongan en cuestión por la misma clase, esta puede organizarse en asambleas abiertas de trabajadores que involucran trabajadores de distintos gremios, estudiantes, desempleados. Tal como ya lo viene haciendo en algunos casos la clase obrera en los últimos años de reanudación de la lucha de clase.
Le LECO viene de haber defendido posiciones trotskistas, inicialmente entramos en diferencia con la posición parlamentaria y sindical de Trotski y el Trotskismo, su activismo y en general con el programa que defendía la llamada "cuarta internacional" lo que vimos como un programa socialdemócrata. Logramos contactar con camaradas de otros países como la CCI con posiciones similares a las nuestras, y así clarificar nuestras posiciones. Actualmente la LECO es organización hermana de distintas agrupaciones del medio proletario internacionalista a nivel mundial, con quienes mantenemos debates y hemos logrado defender tomas de posición conjuntas. Esto pues pensamos que es de vital importancia actualmente que se amplié el medio de debate internacionalista, pues la clase obrera ha empezado a recobrar fuerzas y surgen elementos y grupos en distintas partes planteándose rescatar la teoría y el combate revolucionario. Creemos que a pesar de las diferentes posiciones con otras agrupaciones que se reivindiquen proletarias internacionalistas se pueden mantener debates que se dirijan a buscar el desarrollo de la conciencia en la clase.
Para tomar posición en el tema de la muerte en huelga de hambre del preso (político o no) cubano Orlando Zapata nos gustaría realizar unas cuantas aportaciones, que se articulan en torno a un eje argumental común: LA ABSOLUTA NECESIDAD DE LA INDEPENDENCIA POLÍTICA DEL PROLETARIADO, frente a cualquier estado burgués (o institución del mismo) por mucho que se autoproclame "antiimperialista" o incluso "socialista" [1]
La hipocresía de los mass media "demócratas occidentales" es repugnante y solo se instala en una dialéctica de intereses imperialistas y de campaña propagandística sobre la "muerte del comunismo". Resultan cínicas sus lágrimas de cocodrilo cuando no dudan en aceptar como "daños colaterales" los civiles muertos en Irak o Afganistán; agitar guerras "locales" (en África o Yugoslavia), fomentar golpes de estado (reconocida está la participación de "Mefistófeles" Kissinger en Chile), crear redes ilegales de manipulación política como Gladio o silenciar la represión en regímenes "moderados" (China, Marruecos, Argelia, Turquía). Por no hablar de sus propias cárceles, o sus barrios y ciudades "gueto" (recordemos "Nueva Orleans"), o los maltratos reconocidos en prisión, o, ¿Por qué no? de los inmigrantes muertos. No me voy a extender más sobre un tema que en los medios en que se difundirá este comunicado resultará claro como un mediodía. ¿Qué os voy a contar?
Dicho esto, tendremos que hacer pivotar nuestra toma de posición sobre una base de principios elemental: ¿Qué tipo de estado es el de Cuba? Muchos aceptaremos que el régimen cubano es ESTALINISTA y no representa en absoluto el horizonte político e histórico de la clase obrera (y toda la humanidad oprimida), ni tiene nada que ver con el SOCIALISMO o el COMUNISMO. Lo importante no son los "ropajes" y las "banderas" (si bien algunos de los primeros destacan por su dudoso gusto, como aquellos de sargento "chusquero" con estrella roja) sino las relaciones objetivas de clase y de poder que tienen lugar en un determinado régimen.
Ahora bien, es curioso constatar las posiciones de algunas de las corrientes políticas que se reivindican de la transformación revolucionaria de la sociedad. En lo que se refiere al medio "anarquista" junto con posiciones radicalmente críticas y coherentes, subsisten las que justifican el régimen o lo considere como algo progresivo adaptándose, curiosamente, al discurso del "antiimperialismo" en versión "clásica bolchevique" o neo-tercermundista. Sería una suerte de "anarco-izquierdismo" que tendría en Chomsky una especie de gurú. Insisto, afortunadamente hay también genuinos anarquistas que no entran en esta dialéctica como el Movimiento Libertario Cubano; incluso, intentan fundamentar su crítica en análisis de clase, y no exclusivamente en bases morales (por ejemplo, el colectivo de Lib-Com y gran parte del anarquismo de las Islas Británicas).
En relación a los "trotskistas" constatamos, en una parte significativa, en base a la coartada teórica del "ESTADO OBRERO DEGENERADO" o al "antiimperialismo" haya una justificación CADA VEZ MENOS CRÍTICA. Ni siquiera son capaces de mantener la actitud antagónica del mismo Trotski frente a la política del PCUS, la URSS y la Internacional Comunista, posición que por cierto le costó la vida. La mayoría de los trotskistas de hoy en día (al menos las corrientes que más se expresan en los medios alternativos), tienen una actitud condescendiente hacia Castro y el Estado Cubano, que ni siquiera es coherente con sus propios fundamentos políticos. A diferencia de su "maestro" parecen esperar convencer a Chávez o a Castro de las bondades de la REVOLUCIÓN PERMANENTE y convertirlos en "auténticos marxistas". Básicamente veo que no se sostiene en ninguna argumentación política. Parece que la imposibilidad del "SOCIALISMO en UN SOLO PAÍS" para algunos "trotskos" tiene bula en Cuba o Venezuela
Para aquellos que estamos influenciados por la continuidad de las ideas "marxistas" en la línea de Rosa Luxemburgo y de la corrientes de la llamada "Izquierda Comunista" (Bordiga, Gorter, Pannehoek) o incluso reconocemos las aportaciones del anarquismo auténticamente internacionalista (como Volin, Emma Goldman), sin hacer un dogma de ello, el asunto se resuelve de una manera categórica: el sistema estalinista es una variedad específica de CAPITALISMO de ESTADO donde la plusvalía extraída al trabajador es apropiada por una Burocracia de Estado que tiene la misma posición que la burguesía en el Capitalismo (también de Estado hoy en día) "clásico" o occidental. Ahora bien acepto que muchos militantes que reivindican la transformación de la sociedad, sin necesidad de aceptar estos análisis, podrían adoptar una posición mucho más crítica ante un estado (aunque lo consideren "obrero deformado" o "antiimperialista). Es tristemente deflacionaria la capacidad de adoptar un punto de vista de ABSOLUTA INDEPENDENCIA DE CLASE con cualquier estado y manifestar una desconfianza instintiva contra cualquier acto de represión de este.
Incluso, abundando en otra cuestión diferente aunque no exenta de relación, el mismo proletariado tendrá que mantener una posición crítica con su propio estado y sus propias organizaciones políticas en el caso de una revolución proletaria auténtica, para evitar cualquier tipo de degeneración. No obstante, un tipo de crítica muy diferente que con respecto a los estados de la clase enemiga, pero absolutamente consustancial, como actitud vital y metodológica, a cualquier revolucionario proletario que busca la transformación de la realidad. Así los expresaron corrientes como la "Oposición Obrera" o el "Grupo Obrero" de Miasnikov en la propia Rusia Soviética; incluso la "Insurrección de Kronstadt" fue una llamada de atención al mismo Partido Bolchevique, que no supo extraer las debidas lecciones.
Por tanto, en ningún caso podemos tomar partido por el, ni creernos sus justificaciones. Es cierto, que entre los "opositores" al régimen cubano hay terroristas (como "Alpha 66"), ligados a la mafia de Miami (y por cierto plácidamente situados) o sea un imperialismo rival. Pero no podemos situar a todos en este mismo terreno. Es cierto que a falta de una auténtica alternativa proletaria muchos individuos descontentos pueden amparar falsas ilusiones en la "democracia" e incluso caer bajo la influencia de organizaciones que objetivamente caen en la órbita de los intereses "yanquees" u occidentales, aunque no podemos descartar que embrionariamente se desarrollen corrientes de opinión de otro sentido (de las cuales el Movimiento Libertario Cubano o algunos blogs "luxemburguistas" pueden ser una expresión, aún con todas sus limitaciones teóricas).
Es posible, por otra parte, que muchos cubanos legítimamente escojan la vía del exilio, o la emigración, sin merecer por ello el despótico calificativo de "gusanos". Incluso ese descontento legítimo, puede llevar a individuos a adoptar la falsa salida individualista de la delincuencia.
En cualquier caso las declaraciones del régimen sobre su historial, tales como "Desorden Público, Desacato y Resistencia" o "Su historial delictivo es el de un delincuente común", recuerdan mucho a las catalogaciones de los regímenes estalinistas acerca de muchos "disidentes" a los que, recordemos, incluso se les internaba en psiquiátricos. Es por tanto que la auto justificación del régimen acerca del tema, aunque pudiera tener un elemento de verdad, NO PUEDE TENER LA MÁS MÍNIMA CREDIBILIDAD (ES MÁS SON DIGNAS DE DESPRECIO y REPUGNANCIA) y no nos quepa duda de que SI LA CLASE OBRERA SE EMPEZASE A ORGANIZAR DE MANERA INDEPENDIENTE LOS "DISIDENTES PROLETARIOS" SERÍAN TRATADOS CON MUCHA MAYOR BRUTALIDAD y, por supuesto, NO TENDRÍAN EL APOYO DE LOS "DEMÓCRATAS" del "mundo libre". Recordemos la purgas de Stalin, los deportados de la OPOSICIÓN de IZQUIERDAS y la IZQUIERDA COMUNISTA en el GULAG (que no cesaron de luchar en el aislamiento más radical, incluyendo el recurso a la "huelga de hambre", la lucha de los obreros húngaros en el 56, etc.
Y en cualquier caso, si es un "delincuente común", supongo que deberíamos exigir el mismo trato humano que exigiríamos a cualquier "preso común". Es curioso que algunos que hablan de "presos sociales" o critiquen el sistema FIES (con razón) hablen con desprecio de Zapata como un "delincuente común" y siquiera se planteen las razones que le han movido a adoptar una decisión tan extrema como una huelga de hambre (quizá maltratos, torturas, etc.) Además si la sociedad cubana fuera "socialista" y hubiese superado "la explotación del hombre por el hombre" y creado un "hombre nuevo" ¿Cómo se puede explicar la persistencia de "delincuentes comunes" capaces de poner en crisis al régimen?
En definitiva, haría un llamamiento a aquellos que se reivindican como revolucionarios que subrayan la "doble moral" del sistema para con ciertos regímenes; no apliquen la misma pero "vuelta del revés" y también exijan para las personas que viven en los países del "antiimperialismo" lo mismo que para las que viven en un país occidental. Y un poco de capacidad de crítica y autocrítica y sensibilidad "de clase". Solo así se pueden poner los cimientos para pasar de llamarse "revolucionario" a ser revolucionario, al menos del proletariado. ¡Por la lucha autónoma y solidaria del proletariado cubano, de América Latina y de todo el mundo! ¡Por la Revolución Mundial!
Saludos Internacionalistas.
Gracchus..
PD: Para la coartada del "antiimperialismo" me remito a la visión de Rosa Luxemburgo sobre el tema: "El imperialismo es un sistema integral de relaciones entre estados, no una mera relación entre naciones opresoras y oprimidas". En todo caso, cualquier proletario (aunque crea en un posible "antiimperialismo") no deberían confiar en ningún estado capitalista y adoptar, al contrario, un punto de vista de independencia de clase.
[1] Este texto ha aparecido en el Foro de Esparevol: Espacio Revolucionario de Encuentro y Debate. Ver https://esparevol.foroactivo.com/ [13]
Pero en esa misma semana, el desempleo en España franqueaba un Rubicón especialmente dramático: la tasa del 20%. Explosión del desempleo que no tiene nada de "made in Spain" sino que se vive con dureza en otros muchos países: Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia etc.
Dos noticias que nada tiene de "asunto de especialistas" sino que afectan de lleno a la vida cotidiana de muchos millones de personas. Por una parte, la evolución de la economía plantea angustiosos interrogantes sobre el porvenir, sobre el futuro personal pero también de las generaciones más jóvenes o que vendrán después. ¿Qué mundo están teniendo y, sobre todo, van a tener?, tal es la pregunta que vuelve una y otra vez por mucho que se la quiera expulsar por incómoda, dejándose llevar por las múltiples "distracciones mediáticas" que el sistema nos ofrece, desde el fútbol hasta la "guerra de jueces" que arrasa la llamada "Justicia".
Por otro lado, el desempleo es una plaga que muchos millones de trabajadores en todo el mundo están sufriendo en toda su crudeza. Según una noticia recogida en Kaosenlared la cifra mundial de parados habría alcanzado 210 millones en 2009 y se calcula que entre 2009 y 2010 habría 51 millones de nuevos parados. De las cifras recién aparecidas en España no solo hay que ver el titular, el 20%, sino el contenido: 1,3 millones de familias tienen todos sus miembros en el paro y 1,8 millones de trabajadores llevan más de un año sin encontrar un empleo.
El desempleo no afecta únicamente a quienes no tienen trabajo, constituye una amenaza para quien todavía tiene "el privilegio" de seguir pudiendo ganarse la vida, además de que significa una presión a la baja sobre los salarios y provoca una sobrecarga general de trabajo entre los que siguen trabajando[1]. Por otra parte, crea un medio ambiente especialmente duro para los jóvenes que acaban los estudios o que buscan un primer empleo. Es igualmente el túnel que espera a los estudiantes de enseñanza secundaria o universitaria.
¿Salimos de la crisis?
Desde hace unos meses nos han pintado el "porvenir radiante" de que "la recuperación ya está en marcha", "se ven señales positivas", los "brotes verdes" de la ministra Salgado, los "hemos tocado techo" de tantos gobernantes etc.
Y sin embargo ¡los hechos son tozudos!: no solo no salimos de la crisis sino que estamos entrando en una nueva fase de la misma, fase superior y más grave, fase que podría denominarse crisis del híper endeudamiento.
No podemos hacer un análisis detallado[2], pero de forma muy sucinta podemos decir que el capitalismo es un sistema cuya producción está destinada a obtener un beneficio y no a satisfacer necesidades humanas. Por ello precisa de compradores solventes, es decir, agentes económicos que pueden pagar por los bienes y servicios producidos. Estos forman el mercado.
¿Cómo es este mercado? ¿Sería como una especie de goma que se puede estirar todo lo que se quiera sin límite alguno? ¿Sería el mercado algo infinitamente elástico? Esta es la ilusión que se hacen los capitalistas y sus defensores para convencerse -y convencernos- que el capitalismo es eterno, que sería el "sistema de convivencia más adaptado al ser humano".
Pero la historia y la experiencia nos demuestran que eso no es así, que la producción capitalista no crea su propio mercado[3]. El mercado capitalista no es infinito ni infinitamente elástico. Tiene unos límites históricos. El límite general lo marcó la formación del mercado mundial ya a principios del siglo XX. El choque del capitalismo con sus propios límites históricos abrió una era de catástrofes sin precedentes en la historia: dos Guerras Mundiales de una barbarie infinita, por innumerables guerras localizadas, crisis económicas recurrentes devastadoras (destacan la Gran Depresión de 1929 y lo que se ha llamado la Gran Recesión inaugurada en 2007), el totalitarismo estatal que ha dado lugar a toda clase de atrocidades (perpetradas por todo tipo de regímenes: fascistas, democráticos o estalinistas), el declive moral y cultural, la destrucción del medio ambiente. A su lado, los progresos científicos y tecnológicos, los momentos efímeros de prosperidad económica o el maquillaje de una degradación profunda realizado por el llamado "Estado del Bienestar", no son más que fuegos de artificio que esconden la decadencia y podredumbre del sistema.
Es cierto, que tras unos años de tremendas convulsiones (1914-45, lo que los comentaristas e historiadores llaman los "30 desastrosos"), hubo una etapa de relativa prosperidad que los adalides del capitalismo llamaron los "30 gloriosos" y utilizaron para proclamar que el capitalismo había superado definitivamente sus crisis, que los desastres de las dos guerras pasaban a la historia etc. Comprender esos "30 gloriosos" es necesario[4] pero podemos adelantar una idea general: el capitalismo intentó durante ese periodo extenderse hasta los últimos rincones del planeta y reforzó más la integración en los circuitos mercantiles y salariales de áreas donde predominaba todavía la agricultura tradicional y la artesanía. Todo ello le dio un relativo respiro.
Ahora bien, a partir de 1967, y muy particularmente desde 1973-75, esas últimas bocanadas de oxígeno se fueron extinguiendo, y el capitalismo se hunde en la crisis de sobreproducción.
¿Cómo ha intentado escapar a ella? Recurriendo en dosis cada vez más astronómicas a un endeudamiento generalizado, es decir, echando mano del mecanismo del crédito. El crédito aparenta resolver el problema pues parecen estirar el mercado como si fuera de goma. Pero en realidad lo que crean son burbujas que acaban estallando. Los últimos 40 años han estado salpicados por numerosos episodios donde el carácter contradictorio y artificial de esa constante huida hacia delante se ha puesto de manifiesto: en 1971 estalló la crisis del dólar que obligó a desvincularlo del patrón oro; en 1974-75 hubo una fuerte recesión; a finales de la década de 1970 toda la economía mundial se vio afectada por la estampida inflacionaria; si en los años 80, gracias a una brutal purga, pareció retomar el crecimiento económico, pronto se vio que aquello era un espejismo con desbarajustes como el crack de 1987 o la entrada de Japón a partir de 1989 en un largo estancamiento. 1991-93 vio una nueva recesión y una crisis monetaria en numerosos países europeos que obligó a la arriesgada operación de iniciar el camino hacia el euro. En 1997-98 el pánico se extendió por el planeta con la caída de los "tigres asiáticos". En 2001 estalló la crisis de la burbuja Internet y en 2007 la crisis de la burbuja inmobiliaria.
Ante todos esos episodios de convulsión, la "salida" ha sido siempre la misma: dosis enormes de endeudamiento. Sin embargo, cada vez se han necesitado dosis mayores de endeudamiento para obtener niveles de crecimiento cada vez menores.
En la crisis de 2007 se han necesitado movilizar unos 7 BILLONES de dólares para tapar el agujero cuyo principal exponente era todo el sistema bancario mundial. Esta cifra hace de las sumas empleadas para salir de anteriores convulsiones pura calderilla: en 1997-98 se lanzaron 80.000 millones de dólares, es decir, una cifra ¡casi 100 veces inferior!, y además mucho menor que la cifra que hoy se maneja para Grecia únicamente y que según el FMI equivaldría a unos 150.000 millones de dólares.
¿Y para que sirvieron los 7 billones de dólares? Apenas para salvar provisionalmente el sistema bancario y para evitar un desplome brutal. Pero hoy vemos como los problemas vuelven como un boomerang con mucha más fuerza poniendo en jaque la solvencia misma de los Estados.
¿Por qué tantas vacilaciones alemanas para "ayudar a Grecia"?
Prensa, políticos, economistas etc., con esa lamentable superficialidad que les caracteriza, atribuyen a "cálculos electorales", a "nacionalismos egoístas", la causa del espectáculo de inacción que se está viviendo ante la crisis griega. La UE no toma medidas y los acuerdos que se adoptan se vuelven papel mojado a las pocas horas.
Hay como mínimo dos razones de peso que explican las dificultades de toda la UE y en particular de Alemania. La primera razón es que en realidad la crisis griega no es sino la punta del iceberg tras la que se ocultan crisis mucho más peligrosas y que van desde Portugal e Irlanda hasta España y también Italia[5]. Alemania, primera potencia económica de la eurozona, ella misma con enormes dificultades, es consciente de que las cifras que se tendrían que movilizar para tapar los nuevos agujeros negros y en especial el español no están al alcance de sus debilitados bolsillos. Si Alemania se compromete en la complicada y arriesgada operación de "salvamento" de las economías griega, portuguesa, española etc., no solo puede acabar ella misma en la bancarrota sino que además las probabilidades de superar el problema son cada vez más limitadas.
Una segunda razón de fondo, es que si durante los últimos 40 años, las grandes potencias capitalistas han sido capaces de mantener una relativa cooperación en el terreno económico para mejor controlar la crisis y evitar verse salpicadas por sus peores efectos, la situación que se abre desde 2007 hace mucho más difícil esa cooperación y agudiza una tendencia innata y consustancial al capitalismo que es el SALVESE QUIEN PUEDA, el CADA UNO A LA SUYA. Este ADN del cuerpo capitalista se manifiesta claramente en el terreno guerrero e imperialista y en otros muchos planos de la vida social pero era menos visible en el campo económico.
Asistimos a una agudización del "nacionalismo económico". Las dificultades para "salvar a Grecia" no solo muestran los problemas de sus "salvadores" sino que manifiestan igualmente su patente indisciplina, el ventajismo y las trampas que cada cual hace para "arrimar el agua a su molino", la multiplicación de contradicciones entre ellos.
En Alemania hay una insistente campaña contra "los griegos" que supuestamente estarían "viviendo a costa de los alemanes". A su vez, en Grecia apuntan los dardos contra los alemanes que estarían "volviendo a las andadas" imitando a sus "antepasados nazis". Se trata de campañas canallescas destinadas a dividir a la clase obrera y a lanzar a unos obreros contra otros. Pero estas campañas se apoyan en las tendencias crecientes hacia el "nacionalismo económico" que erosionan la relativa e interesada "cooperación entre bandidos" que se mantuvo anteriormente.
Así pues no es descabellado vislumbrar en el horizonte una crisis del euro cuyas consecuencias desastrosas harían palidecer los problemas que hemos sufrido en 2007-2009. Pero sería un error limitarlo a un fenómeno europeo. Su marco más global es lo que podríamos llamar una crisis de las monedas que se está incubando y en la que el dólar puede ser igualmente el protagonista.
Las economías tienden a la parálisis. Los enormes "estímulos" en forma de grandes sumas de dinero público no pueden ser retirados pues ello supondría que la débil llama de la "recuperación" se apagaría bruscamente y dejaría paso a una brutal caída. Pero la continuación de las "ayudas" crea una enorme presión sobre las finanzas de los Estados de la cual es muy difícil liberarse. Todo esto genera una perspectiva bastante caótica consistente en que la gran mayoría de economías tienden a meterse en una estrecha senda donde en un lado está el abismo de la deflación y en otro lado el no menos abismal peligro de la inflación.
Los planes de austeridad no son la "salida"
Los políticos y los economistas hablan de "planes de austeridad" que permitirían un "cambio de política". Este es el gran mantra que repiten no solo en Grecia sino igualmente en Gran Bretaña o España y en países que supuestamente "estarían mejor" como Alemania y Francia.
En condiciones donde los mercados podían crecer y la producción podía extenderse, aunque fuera provisionalmente, los planes de austeridad proporcionaron un saneamiento de la economía. Tras la Segunda Guerra Mundial, en países como Gran Bretaña o Francia se produjeron duros ajustes que luego acarrearon una prosperidad que llegó hasta los 60. En España el famoso Plan de Estabilización de 1959 abrió la puerta al magro "desarrollismo" de los 60. Evidentemente, estas purgas supusieron tremendos sufrimientos para los trabajadores. Sin embargo, proporcionaron un cierto alivio.
Pero hoy las condiciones no son las mismas que en los años 50-60. Las posibilidades de modesta expansión que entonces todavía tenía la economía mundial han desaparecido. Hoy el mercado mundial se ha hecho crecientemente rígido e inelástico y la gigantesca montaña de deudas con la que ha logrado mantenerse cierra gradualmente las puertas de salida.
En ese contexto, los planes de austeridad, aún siendo imprescindibles pues de otra manera la bancarrota de los Estados podía materializarse, no pueden ofrecer ninguna salida, peor aún, tienden a encoger todavía más el mercado, agudizan una tendencia que desde hace tiempo se viene perfilando en la economía capitalista mundial: su gradual empobrecimiento, el fenómeno de que las bases de su reproducción se hacen cada vez más estrechas y más frágiles.
Cuando sectores obreros intuyen e incluso llegan a formular en voz alta el eslogan LOS SACRIFICIOS SOLO TRAEN NUEVOS SACRIFICIOS no están simplemente expresando un grito de dolor, están poniendo en evidencia la realidad científica de la marcha de la economía capitalista, algo que es un arcano para muchos economistas y que por desgracia también lo es para gentes que se dicen "marxistas" y se llenan la boca con sesudos y complicados esquemas.
Podrá haber altos y bajos, habrá quizá aparentes sobresaltos de recuperación, pero algo se precisa cada vez más: el capitalismo mundial como un todo tiende a un empobrecimiento, a que la acumulación -lo que asegura su reproducción año tras año- tenga unos cimientos cada vez más estrechos y convulsos. Como decían nuestros antepasados de la Izquierda Comunista de Francia "El capitalismo se asemeja a un rascacielos que obligado a crecer sin cesar para paliar los efectos de su crisis histórica, construye nuevos pisos con los materiales excavados de sus cimientos. Cuanto más imponente es el edificio más frágiles y débiles son las bases que lo sustentan" (1952).
Del capitalismo y de sus planes de austeridad solo podemos esperar MAS DESEMPLEO, MAS MISERIA, MAS SUFRIMIENTO, MAS BARBARIE.
Lo único realista aunque el camino para llegar a ello sea enormemente duro y difícil es la lucha masiva de la clase obrera en la perspectiva de la revolución mundial. Como dijo la Internacional Comunista en 1919 PARA QUE LA HUMANIDAD PUEDA VIVIR EL CAPITALISMO DEBE MORIR.
Smolny 1-5-10
[1] Un ejemplo entre otros muchos que ha sido denunciado por trabajadores en las manifestaciones de correos: en muchos lugares de España el cartero tiene que emplear ¡una semana! para repartir todas las cartas tal es la extensión del área que tiene encomendada.
[2] Nos remitimos a los numerosos artículos que hemos publicado en nuestra Revista Internacional. Entre otros: La crisis económica más grave de la historia del capitalismo (nº 136: /content/2484/la-crisis-economica-mas-grave-de-la-historia-del-capitalismo [15] ), El mito de la Green Economy (nº 138: https://es.internationalism.org/node/2633 [16] ).
[3] Un axioma del economista burgués Say duramente criticado por Marx.
[4] Ver el debate que llevamos en nuestra Revista Internacional: nº 133 (/revista-internacional/200806/2280/debate-interno-en-la-cci-las-causas-del-periodo-de-prosperidad-con [17] ); nº 136 (/revista-internacional/200904/2535/debate-interno-en-la-cci-iii-las-causas-de-la-prosperidad-consecut [18] );nº 138 (https://es.internationalism.org/node/2628 [19] )
[5] Hay que señalar que Gran Bretaña que está en la UE pero no en la eurozona arrastra un déficit igual o más grave que el español o el griego: 11,8%.
Los compañeros del Núcleo de Discusión Internacionalista de Ecuador han elaborado el siguiente documento que responde a un debate habido en una reciente Reunión Pública[1] y que pretende seguir alimentando el debate sobre esta cuestión que preocupa a muchos compañeros en América y en otras áreas del mundo.
Saludamos la iniciativa de los compañeros, apreciamos el rigor teórico y de análisis de su texto, que está unido a un espíritu militante y combativo. Animamos a la discusión y a las contribuciones sobre el tema.
CCI 13-5-10
INDIGENISMO Y LUCHAS CAMPESINAS EN AMERICA LATINA
¿Cuáles son los límites de las luchas indígenas hacia una perspectiva revolucionaria? En América Latina el campesinado indígena es una población numerosa sobre todo en países como Guatemala, México, Honduras, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay. En las tres últimas décadas este movimiento aparece irrumpiendo la escena política oficial de tal manera que muchos teóricos, activistas de izquierda, medios de comunicación oficiales y medios de difusión "alternativos" (y el propio movimiento indígena como tal) dedicaron buena parte del análisis a tratar de dilucidar el papel histórico del movimiento indio en la escena política contemporánea resaltando generalmente lo siguiente:
1) Que era un movimiento innovador de luchas populares encabezando la resistencia contra el neoliberalismo que la derecha ha gobernado de tal manera "excluyendo" de de los beneficios del capital a enormes capas sociales del que los indígenas resultaban ser la última rueda del coche (discurso que hasta el día de hoy tiene vigencia)
2) Como tal, entonces, resultaba un movimiento "revolucionario" en pro de una "nueva democracia" y la prefiguración de un verdadero estado que involucre a los diferentes actores de la sociedad.
Discurso que poco a poco se fue tornando en oficial por lo que no faltaron los famosos estudios de lo "diverso", excluyendo de esta manera la critica desde el método de lucha de clases; por otro lado los estudios antropológicos de las formas culturales ancestrales, resaltaban las costumbres comunitario de varias entidades indígenas próximas a una especie de socialismo mágico, socialismo andino, justificación que se lo hacía desde las práctica comunitaria de la "minga" o los acontecimientos festivos que en verdad son encuentros culturales que cualquier población del mundo las tiene; éstas actividades comunales las realizan para resolver mediáticamente líos de vías de comunicación o la labranza de tierras comunes con el fin de procurarse un "estilo de vida" más "digno" (por decir de alguna manera); para poder concretizar estas necesidades, la participación del estado en principio "indirectamente" a través de ONGs nacionales y extranjeras y paulatinamente más directamente con las institución del estado ligadas al "desarrollo" fueron inminentes, el papel de las instituciones era la formación y adiestramiento jurídico/político para que los indios "reclamen" los derechos. Las necesidades políticas-económicas que objetivamente son reales del campesinado indígena ligadas a las formas culturales, emergió de esta manera la propuesta de lo PLURICULTURAL O PLURINACIONAL (que es lo mismo, en diferentes países de América Latina); la esencia de esta propuesta en nada es revolucionaria como muchos creen, la idea es clara: ser adaptados, "tomados encuenta" dentro del estado burgués, en vista de haber sido relegados racial y económicamente a un plano secundario y no la de "ser ciudadanos" de la nación.
Esta propuesta se ligó a los intereses de los sindicatos sobre todo de empleado públicos de la energía eléctrica, petroleras, agua, teléfonos, que se vieron obligados a reactivar sus aparatos organizativos para enfrentar los masivos despidos que se venía con la privatización de estos servicios. En esta necesidad de ser enrolados a la dinámica del estado, el movimiento indígena procuraba y lo sigue haciendo hasta la actualidad ser beneficiados de una mayor cantidad de presupuesto estatal para el "desarrollo" de sus propias comunidades de las que relativamente no eran beneficiadas en términos de vías de comunicación, centros educativos, prestamos para el desarrollo agropecuario, centros de salud; a todas estas necesidades reivindicativas se sumaba una necesidad política por controlar y autogobernarse con sus propios principios ancestrales de justicia (derecho consuetudinario) con lo que se conoce "derecho indígena", pero en el fondo de todo esto esta la cuestión de la propiedad comunal, tema que se debe analizar a profundidad en vista que es un tema que no tiene precisiones exactas de lo que implica. La defensa de estos territorios ancestrales que son grandes extensiones de selva y vertientes de agua dulce, procurando la administración jurídica y política trajo varios levantamientos contra las privatizaciones o concesiones a petroleras, mineras, madereras trasnacionales; la defensa de la "pacha mama" (defensa de la tierra) vino aparejado con el discurso "antiimperialista" adquiriendo una relevancia a condición de sobreponer un cierto nacionalismo indigenista embadurnado de esta especie de "socialismo mágico", toda esta idea de fraseologías las encontramos brillantemente expuestas en la rimbombante y no menos decadente idea de "socialismo del siglo XXI"; si bien se logra identificar parcialmente al imperialismo, no se logra identificar como un problema real y objetivo al sistema capitalista cuyas reglas son las mismas que tienen los países atrasados como los países adelantados. Estas ideas "innovadoras" calan en amplios sectores, especialmente estudiantiles de educación superior. Muchas universidades tanto públicas como privadas abrieron las puertas al debate sociológico, antropológico del tema "indígena", en esta dinámica, se funda la "nueva izquierda" de pequeños burgueses, intelectuales independientes, y se adhieren a esta "nueva forma" dizque revolucionaria de entender al "sujeto revolucionario", es decir, ya no será el proletariado el que haga la revolución sino todo un conjunto de excluidos del capital (todos, menos el proletariado), es así que LOS MOVIMIENTOS SOCIALES, en muchas partes de América Latina estarán encabezados por el movimiento indígena organizados en federaciones, comunas, juntas parroquiales, etc.
Las luchas que empezaron contra un estado burgués marginador por quinientos años de sometimiento, no se transformaron en luchas de emancipación de clase, sino en luchas por procurar "ser incluidos" en el terreno jurídico-político del estado burgués, si hoy vemos las reformas a las constituciones de los estados nacionales de Ecuador, Bolivia, son el resultado de estos levantamientos sociales en parte, pero también es verdad, que la burguesía necesita, obligada por la propia dinámica del capital, reformar ciertas partes jurídicas desde la lógica DEL CAPITALISMO DE ESTADO para afrontar la inexorable decadencia de éste sistema. Sin embargo, las luchas de los indígenas han dejado entrever que no es una población económicamente homogénea. Los brotes de luchas sociales encabezado por el movimiento indígena en el Ecuador y Bolivia (en este momento) denotan con mucha claridad una bronca por administrar grandes extensiones de territorio que resultan un buen negocio para atraer al turismo ecológico del que están interesados medianos y más o menos grandes propietarios indígenas por un lado y, por otro, el tema del AGUA.
Para los campesinos de a píe, como se dice, es decir, no para los campesinos/indígenas acomodados, resulta un serio problema el tema del agua:
1) Con la nacionalización, todos los recursos naturales pasan a ser administrados por el estado, cuya necesidad no solo es administrar sino controlar como propietario el recurso vital, es decir, aquellas fuentes que fueron administradas por tradición por las comunidades indígenas con las nuevas leyes quedan fuera de ese "derecho" ancestral.
2) Para acceder al agua tanto para consumo humano como para el riego indispensable para la producción agrícola, de aquí en adelante el campesino tendrá que pagar una tarifa, cosa que jamás en la historia de las comunidades indígenas se había visto tremenda cosa.
3) Y finalmente el estado tiene la potestad de designar a quien crea conveniente sea público o privado la administración del AGUA. Como se puede ver, este es un tema que las burguesías están previendo como afrontar de manera cínica el tema del "calentamiento global": controlando los recursos naturales con el ropaje de que "todo eso es de los ciudadanos".
Por el momento esta luchas en el caso de Ecuador, Bolivia y probablemente en Perú no van a desembocar más que en lo que ya ha venido sucediendo, sobre todo porque el proletario urbano no aparece todavía, esto resulta un límite para el campesinado/indígena que no ve perpectiva más que la lucha coyuntural sobre poniendo con mucho énfasis la cuestión jurídica-legislativa del problema; en parte, la presencia aun no organizada del proletariado limita objetivamente que el campesinado/ indígena tenga perpectiva revolucionaria, por lo que las luchas que se vienen prácticamente terminarán funcionalizadas a la dinámica del estado.
Todo esto tiene raigambres históricas. El indígena/campesino en América Latina interesa en tanto en cuanto representa una buena parte de la población laboriosa sobre todo en el campo y no menos importante la población campesina/indígena que migra a las grandes urbes; atraído por el deseo de prosperidad y mejorar las condiciones de vida que para hacerlo automáticamente se involucra en el trabajo asalariado como trabajador de la construcción u otros oficios (en el mejor de los casos), sin embargo, por lo general las grandes urbes de América Latina están atestadas de desempleo, en estos casos, mucha población indígena se involucra inmediatamente al trabajo "informal" (vendedores ambulantes) que sin saber como ni porque, en poco tiempo prácticamente están inmersos en la dinámica más salvaje de la competencia, automáticamente pasan a engrosar las filas del lumpen proletariado. Ahora bien, el resultado final de toda esta discusión, solo será posible con el concurso de compañeros y compañeras interesados en el debate, por lo que dejaremos esbozando algunas líneas que permita de una u otra manera motivar un proceso de esclarecimiento mayor del que ya se tiene; indudablemente por los debates que se han venido dando en nuestros países con los compañeros de la CCI, este es un tema que necesita mayor precisión en la teoría y en la práctica.
En estas circunstancias se debe anotar que hay una diferencia sustancial entre el "movimiento" indígena/campesino organizado y funcionalizado a partir de la estructura de los dirigentes, cosa que la cuestionamos como parte de las izquierdas del capital y la población indígena/campesina que en un buen porcentaje son asalariados en el campo, o son propietarios de pequeñas extensiones de tierra que no abastecen ni siquiera el consumo propio, por lo que se ven obligados a trabajan una parte del tiempo en su propia parcela y, otro tiempo trabajan como asalariados en las ciudades o en las plantaciones del terrateniente; por lo visto son dos situaciones diferentes y en particular interesa esclarecernos sobre la situación económica-social y política del campesinado/indígena y su papel en el proceso revolucionario del proletariado mundial como una capa social importante; sin la presencia del proletariado organizado será siempre difícil que el campesinado por si solo pueda prefigurarse un proceso trascendental hacia una revolución comunista de la que solo el proletariado podrá contribuir que este enorme sector de la sociedad latinoamericana se emancipe.
Si bien es cierto, el capitalismo se ha desarrollado con todo el esplendor de su propia dinámica en nuestra región, también es verdad que ciertas interpretaciones del campesinado tienden a mistificar su presencia política en la lucha de clases de tal manera que se deja entrever que el campesinado y el proletariado son clases sociales, por decir de alguna manera, iguales, esta forma peculiar, como se advertía tiene raigambres históricos.
PROCESO DE DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN AMERICA LATINA
A grosso modo, y sin intenciones academicistas, podemos decir que América Latina tiene dos procesos claramente marcados en el proceso de desarrollo del capitalismo: el colonialismo y la instauración de las repúblicas burguesas.
Colonialismo:
La colonización de América Latina se ve inscrita dentro del movimiento histórico de la acumulación originaria del capitalismo a nivel mundial. La estructura de la época colonial estuvo controlado por la dinámica expansionista del mercado de esa época, especialmente respecto a la PRODUCCIÓN AGRICOLA Y LA MINERÍA, actividades más sobresalientes que aportaron a la acumulación histórica del capitalismo; todo este proceso de producción agrícola y minera pasó por todo el proceso de expropiación de tierras de los nativos por un lado, y por otro, la concentración de la tierra en pocos propietarios (latifundios, terratenientes, agua-tenientes, etc.) Las relaciones sociales del colonialismo estuvieron sustentadas por la servidumbre y la esclavitud de la mano de obra.
En esta época no se desarrolla ningún tipo de industrialización a lo sumo se desarrolla una limitada producción artesanal exclusivo para el consumo del "patrón". La manufactura es importada desde Europa, se puede decir que en América Latina no se da lo que se conoce en el marxismo como el proceso de acumulación originaria, la estructura colonial más bien permitió la acumulación fuera de esta región.
Los proceso de independencia que se inician desde la primera mitad del siglo XIX, son proceso que se desarrollan contra el estado colonial por un lado y la necesidad de instaurar el nuevo estado burgués; los propulsores de dichos ideales no será una clase media de pequeños propietarios o pequeña burguesía interesada en cambiar las reglas de juego, sino realmente los hijos de los grandes propietarios denominados "los criollos", es decir, el progreso capitalista de Europa y de EEUU resultaba el ideal de nueva sociedad a partir de nuevas relaciones de producción, por lo que la servidumbre y el esclavismo más bien resultaban un obstáculo para ese progreso; es así que los ideales de la revolución francesa de 1793 se erigirán como la lumbrera de los nuevos estados nacionales. En este proceso los indios y los negros fueron los que pusieron los muertos, sin que eso signifique que automáticamente los campesinos y los esclavos se transformen en un proletariado prominente, exceptuando varias regiones de Chile, Argentina se verá a finales del siglo XIX las primeras organizaciones proletarias producto de las nuevas relaciones de producción; en el caso de Ecuador la única ciudad que adquiere un desarrollo capitalista en veinte años será Guayaquil, y también será donde se de el primer levantamiento proletario: el 15 de noviembre de 1922. Este levantamiento tiene la particularidad de sus protagonistas de que en su mayoría eran emigrantes campesinos provenientes de las provincias centrales de la sierra, es decir, indígenas, que en el poco tiempo se transformaron en proletarios, sintiendo de esta manera, las contradicciones objetivas del sistema capitalista y por ello dando una perspectiva de lucha que de hecho terminó en la primer masacre proletaria en este país, este episodio se conoce con el nombre de "El bautizo de sangre de la clase obrera"
Nuevas repúblicas burguesas
Las nuevas repúblicas burguesas en América Latina resultan un verdadero drama de nunca acabar, a pesar de los proceso de independencia que supuestamente aniquilaban las relaciones de producción colonial, las formas precapitalistas subsistieron nada más ni nada menos que hasta la mitad del siglo XX, en el caso del Ecuador la primera reforma agraria, después de 1830 recién los campesinos/indígenas la obtendrán en 1973. Las revueltas que se dan en América Latina, muchas de ellas reconocidas como la revolución mexicana de 1910, las revueltas en Centro América, en el Perú, en Colombia, etc. Tendrán una misma matriz: TODAS TIENE UNA PROFUNDA NECESIDAD DE REFORMA AGRARIA, es decir, no hay propuesta que no se identifique con el slogan "la tierra para quien la trabaja". Se debe entender que en el afán de acumular las burguesías locales, luego de la independencia jamás tuvieron escrúpulos en seguir explotando la mano de obra con formas precapitalistas; y la producción agrícola y minera para el mercado mundial fue la tónica, por lo que una reforma agraria resultaba un mal negocio para la nueva burguesía.
Ahora bien, porque mencionar estos probablemente:
1) La Revolución Rusa de 1917 deja como experiencia la importancia del campesinado en el proceso revolucionario del proletariado mundial; composición socio-económica de éste país casi similar a América Latina.
2) Desde 1920 (aproximadamente) las izquierdas organizados en partidos comunistas, partidos socialistas y el aparecimiento de los proceso de liberación nacional, destacan en sus falsos análisis de que América Latina sufre un retraso económico producto del salvaje intervencionismo del "imperialismo yanqui". De esta manera no se cuestiona al SISTEMA CAPITALISTA como organizador de la vida que se expresa en estos estados con la misma dinámica y los mismos objetivos que cualquier "país desarrollado".
3) Tampoco es verdad que los estado burgueses latinoamericanos se hayan constituido a medias como algunos pretenden decir, la propia dinámica del capitalismo mundial los relegó a ese plano sin que eso signifiquen que dejen de tener importancia en el proceso de acumulación capitalista. Por eso es que el discurso de la "nueva democracia" es un idilio estúpido de las izquierdas del capital y del socialismo del siglo XXI, es en este discurso que fácilmente el campesinado/indígena ve que sus reivindicaciones se pueden concretizar.
4) Siendo la población indígena/campesina numerosa en América Latina para el proceso de transición tendrá que cumplir un papel, sino el primero, si como aliado del proletariado hacia el comunismo, eso significa que desde ahora se debe tener precisiones de ese papel objetivo.
Mayo del 2010.
Núcleo de Discusión Internacionalista-Ecuador
[1] Ver Reseña de una Reunión Pública en la ciudad de Quito en /cci-online/201003/2814/resena-de-una-reunion-publica-en-la-ciudad-de-quito [22]
Compañeros de Comunistas Integrales:
Agradecemos vuestro extenso comentario para precisar malentendidos que, como esperamos que comprendáis, de ninguna manera son por nuestra parte un ejercicio consciente de tergiversación. No entendemos el debate como una gesta cuyo objetivo sería vencer al oponente para reafirmar así una doctrina capaz de resistir todos los asaltos a sus muros que la pusieran en cuestión; menos aún tenemos interés en inventar enemigos o discursos que en ese sentido hicieran de sparring fácil. La discusión y el cuestionamiento permanente son parte del método del proletariado desde sus orígenes: «...las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodus, hic salta!»[1].
Bienvenidas sean pues, vuestras aclaraciones, que muestran una reflexión en profundidad sobre problemas que hoy discuten las minorías revolucionarias en todo el mundo.
Algunas de las cuestiones que planteáis muestran una convergencia de posiciones; pero puesto que sobre ellas se han producido malentendidos, conviene que tratemos de precisar bien lo que queremos decir, que intentemos llevar las afirmaciones a sus últimas consecuencias, a lo más concreto posible, puesto que «El lado afirmativo tarda siempre más en revelarse, lo mismo en la vida que en la ciencia; por eso el refutar es siempre más fácil que el justificar»[2]
Para empezar, decís que «el proletariado no es una clase económica ni sociológica, que no es ciertamente la única clase revolucionaria solo "por el lugar que ocupa en la producción" y porque es la principal o fundamental fuerza productiva, etc.; sino que ante todo es un sujeto histórico autónomo y antagónico con respecto al capital, llamado a abolir la sociedad burguesa de clases -y fetiches- y a sí mismo, para realizar sus necesidades y deseos humanos»
Y efectivamente, son la burguesía y sus voceros (economistas, sociólogos, sindicalistas, tertulianos de radio...) quienes ven la clase obrera como una categoría económica o sociológica, cuando no directamente como unos fracasados en la vida que no sirven para otra cosa. Son sus agentes "de izquierdas" reformistas los que ven de manera inmediatista la fuerza de los obreros en su capacidad para detener la producción y para intervenir en el reparto de la riqueza, puesto que son los trabajadores los productores de todo. Para el Movimiento obrero sin embargo, como lo planteó más claramente Marx, la clase obrera es un "sujeto histórico, autónomo y antagónico al capital".
Vale, ¿Pero qué quiere decir eso? Que la clase obrera es un producto de la evolución previa de la lucha de clases y del desarrollo de las fuerzas productivas. La clase obrera es la primera clase de la historia explotada y revolucionaria al mismo tiempo, y esto es un producto del desarrollo histórico; en los anteriores modos de producción, no fue la clase explotada la que planteó una perspectiva revolucionaria; a pesar de que los esclavos (ver Espartaco) lucharon contra su explotación, y su lucha dejó para la historia un ejemplo de defensa de la condición humana, de lucha por la libertad; igual que los siervos en las luchas campesinas (algunas de cuyas aspiraciones más nobles quedaron selladas en las ideas de Thomas Müntzer en Alemania siglo XVI o ciertos movimientos heréticos medievales); esas no fueron las clases que impulsaron e implantaron un nuevo modo de producción, sino respectivamente los señores feudales y la burguesía. Es el desarrollo histórico de la lucha de clases el que ha dado lugar a una clase explotada que en su lucha contra su explotación, plantea la necesidad y la posibilidad de la superación del capitalismo.
«Cuando los escritores socialistas asignan al proletariado esta misión histórico-universal ello no ocurre, en modo alguno y pese a lo que diga creer la crítica crítica, porque consideren dioses a los proletarios. Más bien a la inversa. Como en el proletariado desarrollado está prácticamente consumada la abstracción de toda humanidad, incluso de la apariencia de humanidad; como en las condiciones de vida del proletariado se compendian todas las condiciones de vida de la sociedad actual en su extremo más inhumano; como en él el hombre se ha perdido a sí mismo, pero a la vez, no sólo ha adquirido la conciencia teórica de esa pérdida, sino que además se ve forzado por una indigencia que ya no es posible negar ni encubrir, por una indigencia absolutamente imperiosa -expresión práctica de la necesidad-, a rebelarse contra esa inhumanidad, por eso el proletariado puede y tiene que liberarse a sí mismo. Pero no puede liberarse a sí mismo sin suprimir sus propias condiciones de vida. No puede suprimir sus propias condiciones de vida sin suprimir todas las condiciones de vida inhumanas vigentes en la sociedad actual y que se compendian en su situación. No pasa en vano por la dura escuela del trabajo. No se trata aquí de lo que este o aquel proletario incluso el proletariado entero imagine momentáneamente que es su meta. Se trata de lo que el proletariado es y de lo que con arreglo a su ser se verá forzado históricamente a hacer. Su meta y su acción histórica están trazadas palmaria e irrevocablemente en su propia situación vital así como en toda la organización de la actual sociedad burguesa» (K. Marx, La Sagrada Familia).
Esto quiere decir que hay una unidad entre la lucha por las condiciones de vida del proletariado y su lucha revolucionaria, entre la lucha reivindicativa y la lucha revolucionaria. Precisamente la distinción entre clase en sí y para sí, que Marx hace por primera vez en la respuesta a Proudhom (Miseria de la filosofía), es para insistir en esta cuestión. Proudhom planteaba que la lucha reivindicativa debía conducir a una alternativa de reparto justo de la riqueza, a una justicia social, que no cuestionaba el capitalismo; Marx insistía en que la lucha de los obreros por sus reivindicaciones contiene y plantea la lucha por la abolición del capitalismo. Y esa polémica se planteaba en 1840, antes de que, en las luchas de 1848, el proletariado hiciera su aparición efectiva en la escena histórica como sujeto social independiente y mucho antes de que se atreviera a asaltar el Estado en 1871 y después en 1917, planteando en la práctica inmediata una revolución.
¿Cómo comprender pues la lucha revolucionaria del proletariado?
Para nosotros es un proceso histórico y surge de la condición misma de explotada y revolucionaria de la clase obrera; pero sólo puede plantearse como una lucha abierta y directamente revolucionaria cuando se reúnen las condiciones objetivas y subjetivas.
Decís: «Y lo que lo hace revolucionario (al proletariado, ndr), precisamente, es luchar por abolir el capital en todo sentido y, por implicación, luchar por autosuprimirse como clase». Pero ¿Qué quiere decir luchar por abolir el capital en todo sentido y por implicación luchar por autosuprimirse como clase?
La lucha por la abolición del capital es una lucha histórica; en ese sentido, fuera de los momentos directamente revolucionarios, como 1871, 1917, 1919, etc., esa lucha se expresa en un "océano de fenómenos, que incluyen discusiones, maduración subterránea, trabajo teórico de vanguardias, y luchas reivindicativas más o menos radicales (y aquí distinguimos de lo que son provocaciones sindicales, o maniobras que significan una movilización de los trabajadores en un terreno que no es el suyo). Tomadas en sí mismo, cada uno de esos fenómenos no son "una lucha por la abolición del capital", sin embargo son un momento en el proceso que conduce a la lucha revolucionaria del proletariado ¿Pueden surgir luchas fuera de esas condiciones objetivas y subjetivas, es decir, en cualquier momento, que planteen un asalto revolucionario?
Abolir el capital no es cualquier cosa. Estamos hablando de eliminar una relación social dominante a escala mundial, de apropiarse colectivamente de los medios de producción, y lo mismo podría decirse de la autosupresión como clase. Mientras que visto desde el punto de vista inmediato no tiene el mismo significado. Para nosotros, la abolición del capital es el resultado de un largo proceso histórico de luchas, de combates teóricos y políticos. Lo mismo se puede decir de la autosupresión del proletariado que solo comienza realmente con el comienzo del comunismo. No hay “abolición del capital” en un acto aislado o en el accionar particular de una minoría o de un individuo. Lo que tiene sentido para nosotros es inscribir el combate de minorías en el proceso histórico que conduce a la abolición del capitalismo.
Pasando a otro punto, decís que «la clase trabajadora hoy ya no es exactamente -o formalmente- la misma que en Europa de mediados del siglo XX ni mucho menos la de la época y la latitud de Marx, y que por esa razón había que "replantearla" o "redefinirla"... El llamado "mundo del trabajo", y por tanto de la lucha de clases, se ha ampliado y ha cambiado muy considerablemente: p. ej. hoy en día tenemos el fenómeno de la economía de servicios y por ende a lxs asalariadxs de los servicios, a la flexibilidad y precariedad laborales generalizadas, la proletarización de campesinxs y de "clase media" en bancarrota, la "informalidad" (en AL sobre todo), y un inmenso y abigarrado ejército laboral de reserva mundial -incluyendo al "lumpen"-. Eso por un lado. Por otro lado, hay que criticar tal ideología (el obrerismo -y el eurocentrismo implícito en tal ideología-) porque en algunos sectores se sigue creyendo -ahistóricamente e idealistamente- que solo la tradicional o típica clase obrera es revolucionaria "por naturaleza" o "por historia", etc., lo cual es histórica y mundialmente relativo, más aún en la actual fase o momento del capitalismo histórico-mundial. »
Y es totalmente de recibo el planteamiento de que la clase obrera de nuestra época no es igual que la de la época de Marx. No vamos a extendernos sobre este punto que ya hemos tratado antes. Es cierto que hay un desarrollo del sector de servicios y del desempleo masivo, etc. Pero precisamente porque la clase obrera, como se afirmaba antes, no es una categoría económica ni sociológica, esos cambios no significan una puesta en cuestión de los principios políticos del proletariado ni de su naturaleza revolucionaria. Justamente porque esa naturaleza no está en función inmediata del lugar que se ocupa en la producción, no tiene sentido decir que los desempleados son menos revolucionarios que los obreros de las grandes concentraciones. Muchas de las luchas más importantes desde los años 60 no han sido de obreros de las grandes concentraciones industriales y podríamos citar ahora mismo las luchas de la sanidad, o de los correos en Francia o GB en los años 80.
Pero "lo cortés no quita lo valiente", y a pesar de lo anterior, el capitalismo no puede sobrevivir sin una industria básica (acero, energía, etc.) donde persisten importantes concentraciones obreras (como en el Rhur en Alemania, o el Silicon Valley en California). Por su tradición histórica de luchas, por su experiencia, su fuerza numérica, esos batallones del proletariado son una fuerza de choque de vanguardia de la clase obrera.
En el punto 3 de vuestros comentarios hay una reflexión profunda y de gran calado, que tiene una dimensión histórica. Escribís que «El problema es que la ideología dominante no solo está en la clase dominante sino también en nuestra clase, incluso en sus minorías radicales, como resultado objetivo de la realidad objetiva social e individual, pero también como rezago de ciertas tradiciones políticas (en especial desde la II Internacional, no se diga de la III: ya que ambas constituyeron la ideologización socialdemócrata -kautskista y luego leninista- de la teoría revolucionaria de Marx y, más que nada, el encuadramiento burgués-radical histórico de nuestra clase en lucha). Con esto queremos decir que una cosa es la teoría revolucionaria y otra muy distinta -y distante- la ideología revolucionaria. La segunda es la degradación, autoalienación, falsificación o "traición" de la primera».
Y con esto dais un cuadro para comprender la continuidad histórica de las posiciones revolucionarias del proletariado que después no desarrolláis. Como muy bien decís, la teoría revolucionaria no se desarrolla libremente en el capitalismo, sino en un combate permanente contra la presión de la ideología burguesa. Un combate en el que no hay posiciones conquistadas que garanticen la inmunidad contra la influencia burguesa, sino que hay que desarrollar permanentemente. En los momentos más delicados de ese combate, la presión de la ideología burguesa puede llegar a desestabilizar, e incluso a ganar completamente a las organizaciones del proletariado. En la historia del Movimiento obrero, el centrismo y el oportunismo son expresiones de esa influencia de la ideología burguesa en las organizaciones obreras.
¿Qué hacer entonces cuando la organización comienza a mostrar signos de degeneración, a dejarse llevar por los cantos de sirena del Estado burgués? Continuar el combate para defender la teoría comunista, los principios, el programa histórico del proletariado y hasta donde sea posible la organización. Si la organización es ganada por el Estado burgués[3], denunciar la traición, sacar lecciones, preparar y formar una nueva organización. Esa fue la actitud de Pannekoek, Rosa Luxemburg, Lenin y en general, la izquierda de la IIª Internacional, que convergió en Zimmerwald y Kiehntal para denunciar la traición de la Socialdemocracia y luego formó la Internacional Comunista. Como fue asimismo la actitud de la Izquierda Comunista frente a la degeneración de la IIIª Internacional; sin embargo su trabajo de defender y desarrollar la teoría revolucionaria quedó limitado a pequeñas minorías debido a la derrota del proletariado y a la contrarrevolución.
Por eso no se puede decir que la IIª y la IIIª Internacional constituyeron la ideologización socialdemócrata - Kautskista y luego leninista- de la teoría revolucionaria, porque en el seno de las dos internacionales se desarrollaron debates y experiencias (en los que tuvieron un papel activo los dos militantes que citáis) que han profundizado esa teoría; podemos citar el debate sobre la huelga de masas en la SD, o sobre reforma o revolución, o el debate sobre los consejos obreros o la denuncia de la democracia en la IC, etc.
En el punto 4 se plantea lo que se entiende por "comunismo integral". Para empezar hay una exposición sobre la necesidad de que haya una unidad entre los fines revolucionarios y los medios para llegar a ellos, que nos parece una preocupación plenamente justa y acertada. Decís: «Y esto vale tanto para los fines como para los medios revolucionarios, es decir tanto para la sociedad futura como para el movimiento de lucha del presente, o sea para la organización revolucionaria que se dote nuestra clase para actuar como tal o como fuerza histórica (el "partido histórico"), por lo cual hay que concebir a ésta no como contra-estado o estado dentro de otro estado (jerárquicamente y politicistamente), sino como comunidad real proletaria, revolucionaria, humana, de lucha y de vida integral, basada en la libre asociación y la libre cooperación en pos de la autoliberación».
Y uno de los caldos de cultivo del oportunismo es la separación entre fines y medios. Recordemos las "dos caras de la moneda" que se mostraron en el SPD a finales del siglo XIX: por un lado Bernstein y su "el movimiento lo es todo el fin no es nada". En la acera opuesta las Juventudes de Berlín 1890 que solo admitían "la lucha directa por el comunismo".
En el proletariado ha de haber unidad entre los medios y el fin. No todos los medios son válidos para el fin comunista que persigue. Esto se verifica a nivel de las luchas obreras, de la moral y el comportamiento, de las actitudes, de la organización y su modo de funcionamiento etc.
Como dice nuestra plataforma, "los revolucionarios no somos la respuesta", no pueden haber islotes de comunismo en el capitalismo, no estamos libres de la carga que nos ha transmitido la sociedad de explotación, "pero somos el principio de la respuesta", porque ser revolucionario significa librar un combate por la solidaridad, por la honestidad, contra esa carga de competencia, individualismo, etc. que es el legado de la sociedad de clases y particularmente del capitalismo. Esto lo expresáis muy bien cuando escribís: «entendemos la praxis comunista como una perspectiva, una tendencia, un germen, o mejor dicho como una "tensión" (Bonanno) entre el modo de ser burgués del mundo y del hombre y el modo de ser comunista o auténticamente humano del mundo y del hombre, entre el viejo y el nuevo ser social».
La cuestión es hasta qué punto ese combate puede adelantar resultados concretos, anticipos de comunismo. Es cierto que ese combate nos hace comunistas, en cuanto que defendemos y tratamos de concretar los principios del comunismo en las relaciones sociales, en la organización, en la lucha; pero hay que comprender al mismo tiempo, que para que pueda haber una sociedad realmente liberada de la herencia de la sociedad de clases tendrán que pasar generaciones enteras. Los traumatismos, opresiones, prejuicios, etc. que han dejado las sociedades de explotación, y mucho más bestialmente el capitalismo (basta con pensar en las guerras mundiales o las más recientes) continuarán teniendo un peso importante incluso en condiciones revolucionarias y de transición al comunismo (y probablemente habrá que librar un combate consciente y organizado contra ellos). Por eso, hablar de "autoliberación humana en la cotidianeidad", como hacéis en algún párrafo, nos parece ir demasiado lejos:
«Por lo tanto, la autoliberación material o de clase incluye, abarca o comprende toda otra autoliberación humana. Es en este sentido que se puede hablar de praxis revolucionaria integral, de clasismo revolucionario integral, de autoliberación integral o de comunismo integral.
Y todo esto, quepa decirlo, no solo como proyecto histórico sino como praxis desde aquí y ahora, en nuestra cotidianeidad pero también en nuestra proyectualidad histórica -social e individual-, no solo actuando hacia el comunismo sino desde el comunismo, no solo luchando por hacer la revolución sino por ser la revolución»
Sobre todo cuando, como desarrolla Marx en los Manuscritos de 1844, para que se desarrolle una verdadera esencia humana, para que se expresen realmente necesidades humanas, para que los sentidos mismos puedan gozar de forma humana, es necesaria la abolición de la propiedad privada[4]:
«El sentido que es presa de la grosera necesidad práctica tiene solo un sentido limitado. Para el hombre que muere de hambre no existe la forma humana de la comida, sino únicamente su existencia abstracta de comida; ésta bien podría presentarse en su forma más grosera y sería imposible decir entonces en qué se distingue esta actividad para alimentarse de la actividad animal para alimentarse. El hombre necesitado, cargado de preocupaciones, no tiene sentido para el más bello espectáculo. El traficante en minerales no ve más que su valor comercial, no su belleza o la naturaleza peculiar del mineral, no tiene sentido mineralógico. La objetivación de la esencia humana, tanto en sentido teórico como práctico es pues, necesaria, tanto para hacer humano el sentido del hombre como para crear el sentido humano correspondiente a la riqueza plena de la esencia humana y natural»
O como dice en otra parte del texto: «De esto (se refiere a la alienación -ndr-) resulta que el hombre (el trabajador) sólo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación y el atavío, y en cambio en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal.
Comer, beber y engendrar, etc., son realmente también auténticas funciones humanas. Pero en la abstracción que las separa del ámbito restante de la actividad humana y las convierte en fin único y último, son animales».
Respecto al último punto que planteáis sobre el Periodo de transición, realmente no pudo haber un debate en la Reunión Pública (ni se plantea en la reseña), aunque sí hubo una mención por vuestra parte. Sabemos, por la discusión que pudimos tener con algunos de vosotros, que es un sujeto sobre el que estáis reflexionando.
Aunque no vamos a retomar aquí muchas de las cuestiones que planteáis (ya habrá tiempo y lugar para ello), no podemos dejar de señalar la diferencia sorprendente que hay entre algunas reflexiones, que muestran una percepción política profunda de los problemas que se plantean en el curso revolucionario y que parten del balance de la experiencia rusa, y otras afirmaciones que sólo pueden basarse en prejuicios que no consideran los acontecimientos.
Así por ejemplo, mientras se defiende la necesidad de una dictadura del proletariado, y se apunta que no puede ejercerse desde ningún Estado ni semiEstado, lo cual expresa un balance de la experiencia rusa, o cuanto menos una intuición brillante, por cuanto desde nuestro punto de vista señala un problema central de la tentativa revolucionaria en 1917 que ocupó durante mucho tiempo a algunas partes de la Izquierda Comunista, como BILAN o la Izquierda comunista de Francia, se plantea al mismo tiempo que...
«En resumen: criticamos y rechazamos la concepción socialdemócrata de la transición según la cual hay que "desarrollar" y "agudizar" los lados "progresistas" del capitalismo, que hay que "tomar el poder" estatal y/o que hay que "socializar" o "democratizar" la economía (el trabajo) y la política (el estado), y que que hay que "obrerizar" la administración de éstos, todo lo cual conducirá "necesariamente" al "socialismo" y luego al "comunismo"; porque todo esto se basa en una concepción, a su vez, economicista, mecanicista, etapista, ahistórica... burguesa de la historia y la sociedad, y sobre todo porque no critica lo fundamental: "qué se produce" y "cómo se produce" la vida humana social -ya no lo económico-, es decir no critica la producción mercantil capitalista o la dictadura social del valor y la ganancia; en consecuencia, no critica la estructura social de clases y la dominación estatal.»
...como si esas hubieran sido las premisas del programa revolucionario de los bolcheviques y de la IC, cuando basta leer El Estado y la revolución de Lenin, para cerciorarse de que no fue así; por no mencionar los textos del primer Congreso de la IC. Que la revolución proletaria no puede hacerse por la conquista del Estado burgués, sino por su destrucción, es algo que la experiencia de la Comuna de París ya había aclarado desde 1871, como reconocieron Marx y Engels.
Pero además esa forma de plantear un balance de la experiencia revolucionaria confunde el producto de la derrota (el capitalismo de Estado), con las premisas de la lucha. Es cierto que la IC estaba aún en muchas cuestiones, presa de la herencia de la socialdemocracia, que no llegó a captar hasta sus últimas consecuencias las implicaciones de la situación y la lucha revolucionaria en el periodo que le tocó vivir; así por ejemplo la posición de que el partido debe tomar el poder en nombre de la clase, que defendían los bolcheviques, pero también los espartakistas con Rosa Luxemburg y Pannekoek, o los bordiguistas... Sin duda esas posiciones, que en los momentos álgidos de la revolución quedaron en un segundo plano, como en Abril, cuando Lenin lanza la consigna de "Todo el poder a los soviets", pesan sin embargo como una losa ante el declive de la revolución.
Pero el capitalismo de Estado no es la visión de la revolución y del comunismo de Lenin y los bolcheviques, sino el producto de la contra-revolución estalinista. Stalin no es la continuidad de Lenin, sino su verdugo. Con vuestra exposición se pasa del planteamiento de la lucha revolucionaria al desenlace como si nada hubiera ocurrido en medio, o sea, escamoteando la confrontación de clases, la experiencia, las lecciones.
Hay varios puntos más sobre los que puede desarrollarse la discusión, como la naturaleza del trabajo, ¿El trabajo es capitalista? ¿Hay que abolir el trabajo así en general?, o la tesis que defendisteis en la Reunión Pública y que repetís en los comentarios, de que el desarrollo actual de las fuerzas productivas contribuiría a hacer innecesario un periodo de transición, etc. Pero por este texto ya es más que suficiente, porque hay un montón de puertas abiertas.
Así que lo dejamos aquí, esperando haber podido contribuir a plantear y desarrollar el debate.
Saludos comunistas.
[1] K. Marx, el 18 Brumario de Luis Bonaparte
[2] Hegel: Introducción a las lecciones sobre la Historia de la filosofía
[3] Una internacional no puede ser recuperada como tal por el Estado burgués, debido a la organización nacional de la burguesía; aunque eso no impide que se organice una parodia de internacional al servicio de un Estado burgués, como ocurrió con la IIIª Internacional bajo Stalin. No es así con los partidos nacionales, como los diferentes partidos Socialdemócratas que fueron integrados por sus respectivos estados nacionales no sin que se librara una lucha frente a la degeneración con diferentes cursos según las circunstancias y que no podemos desarrollar aquí.
[4] No en un sentido estrecho, como en la propiedad estatal que existía en los países del Este, donde persistía la propiedad privada como categoría; sino en un sentido histórico, por la apropiación colectiva social de los medios de producción
El 4 de abril, en el marco de las movilizaciones promovidas por la Federación Nacional de Mineros Artesanales de Perú, los mineros artesanales de las proximidades de Chala, Arequipa cortan la carretera Panamericana y se enfrentan a la policía que, armada hasta los dientes, se dispone a desalojarlos. El resultado de los enfrentamientos fue de 6 mineros muertos, que fuentes sindicales elevan a 14, y más de 20 heridos. La represión fue brutal e indiscriminada afectando por ejemplo al conductor de un mototaxi que no participaba en la protesta.
Lo primero y más importante ante estos acontecimientos es expresar la SOLIDARIDAD con estos trabajadores. En diversos lugares han surgido acciones de solidaridad que han desbordado el corsé de los sindicatos. Con ello se expresa una voluntad de defender las propias vidas y una justificada indignación contra el salvajismo de la represión y la hipocresía democrática con la que es ejercida.
Al mismo tiempo, esa hipocresía democrática con la que desencadenan la represión nos debe llevar a analizar y sacar lecciones de las trampas ideológicas que este conflicto ha puesto de relieve.
La región de Madre de Dios y también otras como la costa de Arequipa o la zona de Ica, han visto en los últimos años la afluencia de familias enteras que malviven en míseras chozas y que todos sus miembros, hombres, mujeres y niños, se ven obligados a un trabajo agotador para encontrar los minerales. Pero si son ellos los que sufren las enfermedades, las muertes por accidente, la represión de las múltiples mafias que les "protegen", su "recompensa" es apenas malvivir mientras que los beneficios del negocio minero son amasados por capitalistas locales, brasileños y rusos que son los dueños de las gigantescas dragas instaladas en los ríos las cuales producen una fuerte contaminación y que son los grandes magnates que explotan lo que se llama la "minería informal o artesanal".
Pero estos trabajadores no son víctimas solamente de las balas de la policía, sino también de la manipulación y los engaños de la acción combinada de Sindicatos, Patronal, Gobierno, medios de comunicación y demás instituciones burguesas, que les han arrastrado a luchar por la defensa de unos intereses que no son los suyos: la derogación del Decreto DU 012-2010 aprobado por el Gobierno para regular la minería informal.
Los mineros han caído prisioneros de la pugna de intereses entre dos sectores burgueses: los de la llamada minería formal y los de la llamada minería informal y artesanal. La agudización de la crisis económica mundial deja sentir sus efectos en todas partes del mundo, incluido Perú, y en todos los sectores económicos, incluida la minería (principal actividad económica de Perú) haciendo que esa pugna de intereses sea cada vez más encarnizada. Una serie explotaciones, exploraciones y otros proyectos mineros pararon sin más remedio frente a los efectos negativos de la crisis capitalista. Ahora cuando se viene recuperando de esa caída, han alistando a sus mejores Lobbistas en el congreso para dar batalla desde allí en pos de sus intereses: "regular la actividad minera informal" que representa un competidor frente a ellos (la gran minería) argumentando "que no pagan impuestos", "que generan demasiada contaminación", "explotan a niños" entre otros argumentos. Dicho de otro modo es el mercado la razón de este sangriento conflicto, donde solo se derrama sangre obrera
El interés del Estado peruano por regular la minería informal no tiene nada que ver con la lucha contra la contaminación medioambiental, ni con la eliminación de la explotación infantil -como cínicamente pretenden en sus discursos- sino con algo mucho más prosaico: recaudar impuestos de una actividad que hasta ahora estaba al margen de su pago. El interés de los empresarios de la minería formal, que también enarbola cínicamente los mismos argumentos ecológicos y de "defensa de la infancia" (como si ellos no contaminasen ni explotasen a sus trabajadores importándoles un rábano que sus hijos vivan en la miseria o mueran de hambre), es igualmente inconfesable: eliminar o al menos reducir en gran medida a un competidor para tratar de acrecentar su cuota de mercado. Por su parte el interés de llamada "minería informal" es mantener "las cosas como están"
Que se imponga el Decreto DU 012-2010 o que se derogue, que explote a los mineros un patrón "formal" o uno "informal", no va a suponer ninguna mejora para los trabajadores. ¡Recordemos el caso de la minera Yanacocha en Cajamarca donde las enfermedades y muertes han proliferado en medio de condiciones terribles de explotación!
El asunto del Decreto, de su aprobación o rechazo, envuelve una pelea entre capitalistas. En ella los trabajadores no tienen NADA QUE GANAR Y TODO QUE PERDER.
¿Qué lecciones podemos sacar de esta experiencia?
Los trabajadores, mineros o de cualquier otro sector, en Perú o en cualquier otra parte del mundo, no podemos dejarnos la piel en defender unos intereses que no son los nuestros sino los de nuestros explotadores. No podemos aceptar el terreno de división que desde el principio del conflicto han planteado los sindicatos, que han hecho luchar solos y aislados a los mineros "informales" mientras fomentaban la pasividad y el no involucrarse a los mineros de la minería "formal", sin olvidar el linchamiento mediático que el "sector informal" sufrió y que le separó más del resto de la clase y de la población en general. Sobre esto último denunciamos la vil amalgama que han hecho prensa, políticos, etc., que han presentado a las familias mineras como "bárbaros destructores del medio ambiente" y como "desalmados que explotan a sus propios hijos", ocultando que son los capitalistas y las mafias del "sector informal" quienes contaminan y quienes ponen unas tarifas tan irrisorias que obligan a que las familias empleen a los niños más pequeños para poder ganar un mínimo.
Ese terreno de división y aislamiento ha impedido que las reacciones solidarias e indignadas de muchos trabajadores ante la carnicería perpetrada en el asfalto de la Panamericana no pudieran ir más allá.
Aunque ya ningún periódico, ni televisión, hablan de estos muertos nuestros, el mejor homenaje que podemos hacerles es sacar las lecciones, comprender las trampas que se montaron y que se seguirán montando mientras como proletarios no sepamos defender las verdaderas armas de nuestro combate: la unidad, la solidaridad y la lucha común contra toda explotación, más allá de las divisiones de sectores, ramas y naciones, sean los patrones privados o estatales, nacionales o extranjeros, "formales" o "informales".
¡Por la organización y lucha autónomas de la clase obrera mundial!
¡Proletarios del mundo, uníos!
Abril 2010.
Grupo de Lucha Proletaria - Organización Anarco Punk - Corriente Comunista Internacional
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