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Contrariamente a los izquierdistas y a los elementos excitados de la pequeña burguesía que ven el espectro de la revolución social detrás de “todo lo que se mueve”, los revolucionarios, para llevar a cabo una intervención lúcida, deben tener una brújula, un método que les enseña el marxismo, basado en las experiencias de la historia del movimiento obrero desde hace casi dos siglos. Es precisamente este método el único que puede permitirles comprender e intervenir en las luchas de la clase obrera con una visión histórica y a largo plazo, para no caer en la trampa de la impaciencia, de esperar resultados inmediatos y encontrarse así a remolque de los funcionarios de extrema izquierda de la capital o del sindicalismo de base.
Durante el verano de 2022, la CCI analizó el estallido de las luchas en el Reino Unido no como un simple acontecimiento local, sino como un fenómeno de alcance internacional e histórico. La reanudación de las luchas obreras, a una escala que no se veía en el Reino Unido desde los años 80, marcaba una verdadera ruptura en la dinámica de la lucha de clases. Ante tal acontecimiento, la CCI decidió elaborar una octavilla internacional en el que afirmábamos que las huelgas masivas en el Reino Unido eran “una llamada a la batalla para los proletarios de todos los países”.
Esto se confirmó plenamente en los meses siguientes, cuando, además de continuar las luchas en muchos sectores en el Reino Unido, estallaron huelgas y movilizaciones en varios países europeos y en otros continentes. En su mayor parte, éstas también fueron de una escala no vista en años, confirmando el retorno de la combatividad obrera tras varias décadas de estancamiento a escala mundial.
Durante el otoño de 2022, la CCI se movilizó en manifestaciones y piquetes. La sección de la CCI en Gran Bretaña participó en ocho piquetes, principalmente en Londres y Exeter, distribuyendo varios centenares de octavillas. También participó en la Feria del Libro Anarquista de Londres. La CCI también estuvo presente en la jornada de acción interprofesional celebrada en Francia el 29 de septiembre de 2022. Durante las discusiones en las manifestaciones o en los piquetes, defendimos la dimensión internacional de los ataques y, por tanto, la necesidad de luchar todos juntos, reaccionando de manera unificada y evitando empantanarse en luchas locales, dentro de la propia empresa o de su sector.
Al mismo tiempo, la CCI publicó regularmente artículos en su prensa (página web, periódicos, Revista Internacional) destacando el terreno proletario de estas diferentes luchas, pero sobre todo su importancia histórica mostrando que constituían un verdadero trampolín para la recuperación de la identidad de clase.
El estallido de la lucha contra la reforma de las pensiones en Francia a partir de enero dio un nuevo impulso a esta dinámica de luchas internacionales. Casi todas las semanas, durante casi cinco meses, millones de trabajadores salieron a la calle para oponerse a un ataque despreciable del Estado burgués. Durante los catorce días de movilización, tanto en París como en provincias, la CCI movilizó todas sus fuerzas, reagrupando a sus simpatizantes a su alrededor para difundir su prensa lo más ampliamente posible, distribuyendo cerca de 130,000 octavillas y asegurando la venta militante de sus periódicos.
La calidad de la intervención dependía de la capacidad de la CCI para adaptarse a la evolución de la reacción de clase a escala internacional, pero también a la evolución más específica de la lucha en Francia. Esta es la razón por la que la CCI ha elaborado tanto octavillas de alcance internacional como octavillas más “territoriales” cuando ha sido necesario. Esto se hizo para responder lo mejor posible a las necesidades del movimiento, no sólo en Francia, sino sobre todo a escala internacional, ya que en el mismo periodo estallaron luchas en muchos países, en las que la CCI también pudo intervenir. Este fue el caso, en mayor o menor medida, de Bélgica, España, Países Bajos, Alemania, Reino Unido y México.
¿Cuáles fueron entonces los principales temas defendidos en las manifestaciones, tanto a través de panfletos y periódicos locales como durante los debates en las manifestaciones?
- Desde enero de 2023, una nueva octavilla internacional titulada “¿Cómo desarrollar un movimiento masivo y solidario?” subrayaba la necesidad de contrarrestar la labor de división emprendida por los sindicatos desarrollando la solidaridad más allá de la propia corporación, empresa, sector de actividad, ciudad, región o país.
- Posteriormente, sin dejar de defender la misma necesidad, la CCI situó en el centro de su intervención la defensa de la autoorganización y de los métodos de lucha que permiten crear un equilibrio de fuerzas con el Estado Burgués. La octavilla del 2 de febrero: “Ser numerosos no basta, también debemos tomar nuestras luchas en nuestras manos”, y la tercera octavilla internacional: “En todas partes la misma pregunta: ¿cómo desarrollar la lucha? La tercera octavilla internacional, “En todas partes la misma pregunta: ¿cómo desarrollar la lucha? ¿cómo hacer retroceder a los gobiernos?”, respondía a esta preocupación, que se fue expresando cada vez más a lo largo de las semanas, sobre todo en los debates que mantuvimos en las marchas. En particular, defendimos la necesidad de crear lugares de discusión como las asambleas generales soberanas y abiertas a todos.
- A pesar de sus muchos puntos débiles, todas estas luchas expresaban efectivamente el intento de crear una fuerza colectiva, unida, solidaria, de encontrarse, no como individuos aislados, sino como una clase explotada que se enfrenta a su explotador. Los ecos de la lucha en Francia entre los obreros británicos y alemanes lo ilustraban plenamente.
Una de las responsabilidades de los revolucionarios es precisamente contribuir al desarrollo de este esfuerzo de recuperación de la identidad de clase. Por eso siempre hemos basado nuestra intervención en la necesidad de reapropiarnos de la experiencia y la historia de la clase obrera. Sobre todo, desde que esta preocupación se expresó espontáneamente en la lucha en Francia a través de la consigna “Nos pusiste en el 64, nosotros los pondremos en Mayo del 68”, blandida en cada marcha. O en el resurgimiento de los recuerdos de la lucha contra el CPE en 2006.
Por ejemplo, la hoja volante: “¿Cómo ganamos en 2006?” defendía la experiencia de las Asambleas Generales soberanas, que habían contribuido a la dinámica de extensión del movimiento y acabado por hacer retroceder al gobierno. Unas semanas más tarde, la cuarta octavilla internacional: “Reino Unido, Francia, Alemania, España, México, China... ¡Ir más lejos que en 1968!”, amplió este esfuerzo, pero sobre todo permitió defender más explícitamente el reto histórico de la reanudación de las luchas obreras y el desafío que planteaba: el derrocamiento del capitalismo y la victoria de la revolución proletaria para la supervivencia de la humanidad.
En general, nuestras distintas octavillas tuvieron una buena acogida, los titulares dieron a menudo en el clavo y provocaron reacciones de los manifestantes: “¡Sí, estamos todos en el mismo barco!”, “¡Sí, hay que luchar todos juntos!”, “¡Vengo de Alemania y allí también hay luchas!”, “¡Somos de Italia y hemos venido a manifestarnos con los obreros franceses!”, “¡Yo estuve en mayo del 68, hay que volver a hacer lo mismo!”, “¡Oh sí, hay que hacer la revolución!”. Estas fueron las reacciones más significativas de los numerosos debates que pudimos mantener. Por supuesto, siguen siendo minoritarias, y a veces confusas, pero expresan el esfuerzo de reflexión que se está llevando a cabo en el fondo de la clase obrera para reconocerse como clase, tomar las luchas en sus manos y desarrollar el combate que permitirá a la clase obrera tomar el camino de la revolución.
Fue esta dinámica histórica en marcha la que pusimos de relieve en la hoja volante de balance de la lucha contra la reforma de las pensiones el último día de movilización, el 6 de junio, cuando las ganas de luchar y de combatir no cesaron. En varias ocasiones, los manifestantes estuvieron de acuerdo con el título de la hoja volante, e incluso nos dijeron: “¡Hemos perdido una batalla, pero no hemos perdido la guerra!” Así que sí, “¡la lucha está por adelante!”
Nuestra intervención también fue acompañada de la distribución de cientos de ejemplares del tercer Manifiesto de la CCI1 que, frente a la espiral cada vez más mortífera y destructiva de la sociedad capitalista, defiende con uñas y dientes que el futuro de la humanidad está en manos de la clase obrera. Creemos que es responsabilidad de las organizaciones revolucionarias explicar a la clase obrera, con la mayor claridad posible, las condiciones históricas en las que se desarrolla su lucha y lo que está en juego.
Con el mismo enfoque, la CCI ha organizado también dos series de reuniones públicas sobre la lucha de clases en el mundo. La primera sobre el tema: “No estamos solos en la movilización... ¡Hay luchas obreras en muchos países! La segunda: “Gran Bretaña, Francia, Alemania, España, México, China... Ir más lejos de 1968”2.
Estas reuniones han sido animadas por una voluntad de clarificación a través de la confrontación de las diferentes posiciones en juego. Fueron auténticos foros de debate proletario, donde se expresaron apoyos, matices, dudas e interrogantes, e incluso desacuerdos con las posiciones de la CCI. Esta participación activa en los debates es una ilustración de la lenta maduración de la conciencia que se está produciendo en profundidad en el seno de la clase obrera mundial, y que es particularmente evidente en las pequeñas minorías, a menudo pertenecientes a una nueva generación, que retoma progresivamente la experiencia del movimiento obrero y de la Izquierda Comunista.
Al intervenir activamente en las manifestaciones, así como en nuestra prensa web y en papel, la CCI ha cumplido plenamente con sus responsabilidades políticas en el seno de la clase obrera. Los frutos de esta intervención se han visto en el hecho de que nuevos elementos que buscan posiciones de clase se han puesto en contacto con la CCI y algunos incluso han venido a participar en nuestras reuniones públicas.
Mientras que el impulso que comenzó en el Reino Unido en el verano de 2022 parece haberse “pausado” desde el pasado mes de junio, el estallido de huelgas en la industria automovilística estadounidense muestra claramente que el ímpetu de las luchas continúa. Para la CCI, estas luchas económicas son un terreno privilegiado para que la clase desarrolle su reflexión y su conciencia. Es responsabilidad de las organizaciones revolucionarias participar en estas luchas para hacer avanzar este esfuerzo vital para el desarrollo de la lucha revolucionaria.
Vincent, 1-octubre-2023
1 “El capitalismo conduce a la destrucción de la humanidad... Sólo la revolución mundial del proletariado puede acabar con él [2]”, Revista Internacional n°169 (2022).
2 Para una exposición más detallada de estas reuniones públicas, véase: "¿Por qué la CCI habla de ‘ruptura’ en la dinámica de la lucha de clases? [3]", Revolución Mundial n° 147 (2023).
En la primera parte de este artículo(1) rastreamos la evolución política de Jacques Camatte desde el ala bordiguista de la izquierda comunista abandonando el marxismo y la teoría de la lucha de clases – hasta lo que llamamos “modernismo”. En esta parte, analizaremos más de cerca esta “nueva” perspectiva, centrándonos en particular en una de sus obras más conocidas, The Wandering of Humanity (El deambular de la humanidad), que apareció por primera vez en la revista Invariance (Serie 2, número 3) en 1973.
The Wandering of Humanity comienza con la afirmación que “Cuando el capital logra una dominación real sobre la sociedad, se convierte en una comunidad material, superando el valor y la ley del valor… El capital, que originalmente dependía de la relación salarial, se convierte en un déspota”.
En efecto, según Camatte, el capitalismo, al “autonomizarse”, al “huir”, ha dejado de existir; casi se ha convertido en un nuevo modo de producción. Ha “provocado la desaparición de las clases” y la humanidad en su conjunto es explotada por este extraño fantasma del capital. Camatte explica con más detalle: “Durante su desarrollo, el capital siempre tendió a negar las clases. Esto finalmente se ha logrado mediante la universalización del trabajo asalariado y la formación –como etapa de transición– de lo que se llama la clase universal, una mera colección de hombres y mujeres proletarizados, una colección de esclavos del capital. El capital logró la dominación completa mistificando las demandas del proletariado clásico, dominando al proletario como trabajador productivo. Pero al lograr la dominación a través de la mediación del trabajo, el capital provocó la desaparición de las clases(2), ya que el capitalista como persona fue simultáneamente eliminado. El Estado se convierte en sociedad cuando la relación salarial se transforma en una relación de coacción, en una relación estatista. Al mismo tiempo, el Estado se convierte en una empresa o un fraude que media entre las diferentes bandas del capital.
La sociedad burguesa ha sido destruida y tenemos el despotismo del capital. Los conflictos de clases son reemplazados por luchas entre las organizaciones -pandillas que son los diversos modos de ser del capital. Como resultado del dominio de la representación, todas las organizaciones que quieren oponerse al capital quedan sumergidas en él; son consumidos por los fagocitos”.
Y esta incapacidad de oponerse al capital se aplica no sólo a las organizaciones políticas, condenadas como vimos en la primera parte de este artículo a terminar como meros fraudes, sino a la clase obrera, al propio proletariado: “El proletariado se ha convertido en un mito, no en términos de su existencia, sino en términos de su papel revolucionario como clase que debía liberar a toda la humanidad y resolver así todas las contradicciones sociales y socioeconómicas”.
Camatte es consciente de que Marx y sus seguidores insistieron en que la clase trabajadora tenía que ir más allá de la lucha por reformas dentro de la sociedad capitalista y cifraron sus esperanzas en las crisis económicas que tarde o temprano resultarían en el declive del sistema. Pero Camatte sostiene que, al superar el valor, el capitalismo también ha superado la tendencia a la crisis: “El momento en que las fuerzas productivas alcanzaran el nivel requerido para la transformación del modo de producción sería el momento en que comenzaría la crisis del capitalismo. Esta crisis iba a exponer la estrechez de este modo de producción y su incapacidad para contener nuevas fuerzas productivas, y así hacer visible el antagonismo entre las fuerzas productivas y las formas capitalistas de producción. Pero el capital se ha escapado; ha absorbido la crisis y ha proporcionado con éxito una reserva social para los proletarios”. Camatte incluso sugiere que Bernstein fue uno de los primeros en captar esta posibilidad, aunque esto desafortunadamente llevó a Bernstein a convertirse en un apologista de “la vieja sociedad burguesa que el capital estaba a punto de destruir”.
¿Y qué perspectivas ofrece entonces el capital déspota a la humanidad? Camatte no descarta la posibilidad de que todo acabe en destrucción. Como señalamos en la primera parte de este artículo, Camatte, siguiendo en particular a Bordiga, era muy consciente de la creciente tendencia del capital a destruir el medio ambiente natural. “Algunos procesos de producción llevados a cabo durante períodos de tiempo conducen a choques con barreras naturales: aumento del número de seres humanos, destrucción del ambiente natural, contaminación”. Sin embargo, Camatte parece considerar que estos problemas pueden de alguna manera superarse, al igual que la propia crisis económica: “Pero estas barreras no pueden considerarse teóricamente como barreras que el capital no pueda superar”.
Podemos entender que en 1973 era menos evidente que la devastación de la naturaleza por parte del capital resultaría ser un problema cada vez más insuperable para el capitalismo –entre otras cosas porque, lejos de someter al mundo a un despotismo global que podría tomar medidas efectivas para contrarrestar la destrucción de la naturaleza, la creciente decadencia del capitalismo sólo ha intensificado la competencia mortal entre unidades nacionales, obligándolas a cada una de ellas a continuar saqueando todos los recursos naturales a su disposición.
La ceguera de Camatte ante la incapacidad del capitalismo para ir más allá de la competencia brutal entre sus diversas unidades también se nota en el hecho de que Wandering no tiene nada que decir sobre la competencia interimperialista que, en forma de rivalidad entre los bloques occidental y oriental, mantuvo una perspectiva muy concreta de destrucción de la humanidad mediante una guerra nuclear. Así que, para Camatte, la destrucción catastrófica de la humanidad parece menos probable que una especie de pesadilla distópica de ciencia ficción. Camatte sostiene que ya estamos presenciando “la transformación de la mente en una computadora que puede ser programada por las leyes del capital”, allanando el camino hacia un futuro fundado en la “producción de un ser perfectamente programable que ha perdido todas las características de la especie homo sapiens”.
Estas predicciones anticipan en cierto sentido los avances tecnológicos de los últimos 50 años: el creciente papel de las computadoras personales, los teléfonos móviles e Internet como vehículos de intoxicación ideológica; los inicios de experimentos con microchips insertados en el cuerpo humano; la creciente sofisticación de la Inteligencia Artificial [IA] que ha alarmado a pensadores serios como Steven Hawking (así como a personas como Elon Musk... cuyas fantasías multimillonarias son ciertamente parte del problema que tanto le preocupa(3)) y los ha llevado a emitir advertencias sobre la IA que podría apoderarse de la humanidad o incluso destruirla.
Ciertamente, en una sociedad donde el trabajo muerto domina al trabajo vivo, vemos constantemente que los instrumentos creados por la actividad humana se vuelven cada vez más destructivos y peligrosos: el aprovechamiento de la energía atómica es la prueba más clara de ello. Pero la actual aceleración de la descomposición del sistema, el “torbellino” de efectos (guerra, crisis ecológica, pandemias, etc.) que hemos descrito en otro lugar(4), plantean una amenaza mucho más inmediata para la supervivencia de la humanidad que la robotización completa de la especie. En particular, los temores expresados por los “líderes tecnológicos” sobre la posible utilización de la IA como arma son ciertamente reales, pero esto es esencialmente un aspecto de la demencial carrera armamentista impulsada por la competencia imperialista y el creciente caos militar.
Y la actual aceleración de la descomposición capitalista apunta a un significado muy diferente a la idea de que el capital “huye” -en resumen, que su loca huida hacia adelante lo está llevando al borde del precipicio, a una caída de la cual no habrá retorno. En la visión de Camatte existe la noción del capital como una entidad todopoderosa que puede deshacerse no sólo de las contradicciones inherentes a las relaciones mercantiles, sino incluso de los seres humanos vivos. En este sentido, tiene cierta semejanza con las visiones de los teóricos de la conspiración, para quienes cada etapa del camino del capital hacia el caos y la autodestrucción se explica como una parte más de un plan maestro global, incluso si los conspiradores se consuelan personalizando este omnipotente poder en forma de lagartos extraterrestres, Illuminatis o judíos, una historia que a su vez reitera una mitología gnóstica más antigua que sostiene que este mundo caído y groseramente material está en las garras inquebrantables de una deidad creadora malévola, de modo que la salvación sólo puede alcanzarse fuera de los confines de la existencia terrenal.
Lo mismo podría decirse de la capacidad del capitalismo para absorber las crisis económicas: en 1973, frente a las elucubraciones de gente como Marcuse, Castoriadis o los situacionistas, nuestra corriente tuvo que argumentar con mucha fuerza para demostrar que el boom de la posguerra había terminado y el capitalismo estaba entrando en una crisis abierta de sobreproducción. Camatte no se equivocó al señalar la creciente tendencia del Estado a absorber a la sociedad civil y a tratar de contener las rivalidades entre diferentes empresas capitalistas (al menos dentro de los confines de la nación). Pero esto es precisamente a lo que se refiere la izquierda comunista cuando sostiene que el capitalismo de Estado se ha convertido en una tendencia universal en el período de decadencia capitalista y probablemente sea significativo que Bordiga, de quien Camatte tomó varias ideas, nunca aceptó el concepto del capitalismo de Estado.
Para la mayoría de la izquierda comunista, sin embargo, es imposible entender la respuesta de la burguesía a su crisis histórica sin utilizar el concepto de capitalismo de Estado. El aparato estatal se ha convertido en el instrumento irreemplazable para abordar las contradicciones económicas del sistema, pero las últimas décadas han demostrado que cuanto más recurre la clase dominante a medidas estatales para contener el impacto de estas contradicciones, más simplemente las aplaza hasta una fecha posterior, cuando estallan de una manera aún más peligrosa, como ocurrió con la llamada “crisis financiera” de 2008, producto de dos décadas o más de crecimiento impulsado por la deuda. También debemos recordar que fueron precisamente los intentos del modelo estalinista de capitalismo de Estado de “asignar el valor” que condujo a su colapso final.
Y esto nos lleva a un defecto más fundamental en la tesis de Camatte: la idea de que el capital ha superado al valor.
En realidad, el capital sin valor no es nada, y lejos de ser algo meramente “asignado por el capital”, es la imperiosa necesidad de expandir el valor lo que ha obligado al capitalismo a ocupar y mercantilizar cada aspecto de la actividad humana y cada parte de la geografía terrestre. El mantenimiento de este impulso ha continuado a lo largo de lo que Camatte llama el período de dominación real, pero que nosotros vemos como la época de decadencia capitalista. La necesidad de expandir el valor sigue siendo la raíz de este proceso, incluso si ha requerido una intervención estatal masiva, niveles astronómicos de deuda y capital ficticio y, por tanto, una interferencia sistemática con el funcionamiento de la propia ley del valor. Camatte ve este impulso universalizador como lo vio Marx, pero mientras que para Camatte el proceso conduce al inexpugnable despotismo del capital a través de la superación del valor, para Marx este mismo impulso contiene las semillas de la desaparición del sistema: “Esta tendencia –que el capital posee, pero que al mismo tiempo, siendo el capital una forma limitada de producción, lo contradice y, por lo tanto, lo conduce a su disolución, distingue al capital de todos los modos de producción anteriores y al mismo tiempo contiene este elemento: el capital se plantea como un mero punto de transición”(5) Rosa Luxemburgo, en particular, desarrolló más tarde este enfoque para insistir en que el impulso del capitalismo para lograr la dominación total y universal nunca podría lograrse, ya que el solo intento de hacerlo desataría todas las contradicciones subyacentes del sistema: económicas, sociales y políticas, y esto lo hundiría inexorablemente en una era de catástrofe. Frente a esta visión –que en nuestra opinión ha sido confirmada en gran medida por la trayectoria bárbara del capitalismo en los siglos XX y XXI-, The Wandering of Humanity es en parte una polémica contra la noción de decadencia capitalista, en particular la defendida por Révolution Internationale, uno de los grupos que formarían la CCI en 1975.
“El modo de producción capitalista no es decadente y no puede ser decadente” (Wandering of Humanity).
En el artículo “Decadencia del modo de producción capitalista o decadencia de la humanidad” (publicado originalmente en el mismo número de Invariance e incluido en el panfleto folleto Rojo y Negro), Camatte cita un pasaje de los Grundrisse al que hemos tenido ocasión de referirnos. en varias ocasiones(6), principalmente para mostrar que la decadencia del capitalismo no debe equipararse con un cese de la acumulación capitalista o un cese total del desarrollo de las fuerzas productivas:
“El desarrollo más elevado de esta base misma (la flor en la que se transforma; pero es siempre esta base, esta planta como flor; por lo tanto, se marchita después de la floración y como consecuencia de la floración) es el punto en el que ella misma es trabajada, desarrollada, en la forma en que sea compatible con el más alto desarrollo de las fuerzas productivas y, por tanto, también con el más rico desarrollo de los individuos. Tan pronto como se alcanza este punto, el desarrollo ulterior aparece como decadencia, y el nuevo desarrollo comienza a partir de una nueva base”.
Pero ya en 1972, en un artículo de la antigua serie de RI, nº 7, “Voluntarismo y confusión”, se utiliza el mismo pasaje para apoyar la teoría de la decadencia contra varios grupos, en su mayoría de carácter consejista, que negaban la conexión entre revolución y las condiciones históricas objetivas; en resumen, la necesidad de un período de decadencia. Pero según Camatte, que cita el artículo de RI en una nota a pie de página, “hay decadencia porque el desarrollo de los individuos está bloqueado. No es posible utilizar esta frase para apoyar la teoría de la decadencia del modo de producción capitalista”. Según Camatte, “el resto de la digresión de Marx confirma que la decadencia se refiere a los seres humanos”.
El ataque a la teoría de la decadencia también ocupa una parte importante de Wandering, sobre todo en este párrafo: “No tiene sentido proclamar que las fuerzas productivas de la humanidad han dejado de crecer, que el modo de producción capitalista ha comenzado a decaer. Tales puntos de vista revelan la incapacidad de muchos teóricos para reconocer la fuga del capital y, por tanto, para comprender el comunismo y la revolución comunista. Paradójicamente, Marx analizó la descomposición de la sociedad burguesa y las condiciones para el desarrollo del modo de producción capitalista: una sociedad donde las fuerzas productivas pudieran desarrollarse libremente. Lo que él presentó como proyecto del comunismo fue realizado por el capital”.
El rechazo de Camatte a la teoría de la decadencia está bastante explícitamente vinculado a un rechazo del “mito” del proletariado y, en última instancia, a un rechazo de Marx, quien, si bien Camatte admite generosamente que puede proporcionar algún material para comprender la fuga del capital, nunca lo entendió realmente. (o su “dominación real”). “Así, la obra de Marx parece ser en gran medida la auténtica conciencia del modo de producción capitalista” –en gran parte porque desarrolló una dialéctica de las fuerzas productivas, sosteniendo que “la emancipación humana dependía de su máxima expansión. La revolución comunista –por lo tanto el fin del modo de producción capitalista– iba a tener lugar cuando este modo de producción ya no fuera ‘lo suficientemente grande’ para contener las fuerzas productivas”. Pero como el capital se ha “autonomizado” y puede desarrollarse sin límites, ya ha realizado lo que Marx presentó como el proyecto del comunismo.
No es fácil orientarse en el laberinto de los vagabundeos teóricos de Camatte, pero parece estar diciendo no sólo que Marx se equivocó al argumentar que el conflicto entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas proporciona la base objetiva para la revolución comunista: refutando así no sólo la teoría de la decadencia capitalista, en la que tal conflicto asume un carácter permanente, sino también el enfoque general de Marx sobre la evolución histórica, en el que se basa la teoría del ascenso y la decadencia del capitalismo(7). Para Camatte, mantener los argumentos de Marx en realidad expresa una perspectiva capitalista que ve el objetivo del comunismo como una sociedad de crecimiento cuantitativo perpetuo; de hecho, de acumulación.
Por supuesto, esto es cierto para la caricatura estalinista del comunismo, pero ignora por completo que para Marx, el desarrollo de las fuerzas productivas bajo el comunismo tenía un significado completamente diferente, ya que significa sobre todo el florecimiento de las posibilidades creativas de la humanidad, no la producción de cosas en una espiral sin fin. Camatte parece reconocer esto de alguna manera, ya que dice que, para Marx en el tercer volumen de El Capital y en la Crítica del Programa de Gotha, “la discontinuidad (entre capitalismo y comunismo) radica en el hecho de que el objetivo de la producción está invertido… El objetivo ya no es la riqueza, sino los seres humanos”. Y, sin embargo, al mismo tiempo, Camatte insiste en que Marx realmente no vio una discontinuidad porque aboga por una fase de transición, la fase de dictadura proletaria, que es “un período de reformas, siendo la más importante la reducción de la jornada laboral y el uso del bono laboral”. Aquí, según Camatte, vemos “el reformismo revolucionario de Marx en su mayor amplitud”.
Alternativamente, podemos ver el trabajo de Camatte como la auténtica conciencia del punto de vista primitivista que sostiene que el desarrollo de la tecnología (identificado estrechamente con el concepto de desarrollo de las fuerzas productivas) es la causa real de los males de la humanidad y que sería mejor regresar al comunismo de los cazadores recolectores. Camatte niega que su comunismo sea un simple regreso al pasado, al “nomadismo del tipo practicado por nuestros ancestros lejanos que eran recolectores”, pero no es casualidad que primitivistas de pleno derecho como el grupo en torno al Quinto Poder en Estados Unidos fuera tan impresionado por las teorías de Camatte.
Pero Camatte sigue hablando de la necesidad de una revolución comunista. Dado que “ya no se puede sostener que existe una clase que represente a la humanidad futura”, dado que el proyecto proletario no es más que un programa para la reforma del capital, ¿quién hará la revolución? A veces parece ser obra de la humanidad en su conjunto, ya que la humanidad como tal es explotada en el período de dominación real: “amenazados en su existencia puramente biológica, los seres humanos comienzan a levantarse contra el capital”. Pero si la humanidad misma está en declive, ¿de dónde vendrá el movimiento hacia el comunismo?
Hay muchas cosas en la descripción que Camatte hace del comunismo en Wandering que podemos aceptar, principalmente porque ya hemos visto en ella la obra de Marx y otros marxistas: su vínculo dialéctico con las Gemeinwesen (comunidades) del pasado, la comunidad humana arcaica que Marx estudió atentamente en sus últimos años(8); su definición social general: “el comunismo pone fin a las castas, las clases y la división del trabajo”; la relación que restablece entre la humanidad y el resto de la naturaleza: “no es dominación de la naturaleza sino reconciliación y, por tanto, regeneración de la naturaleza”. Y –una visión que parece estar en contradicción con su afirmación de que el comunismo no es un nuevo modo de producción- “los seres humanos en el comunismo no pueden definirse como simples usuarios... los seres humanos son creadores, productores, usuarios. Todo el proceso se reconstituye a un nivel superior y para cada individuo”. En otras palabras, el comunismo significa que los seres humanos produzcan lo que necesitan y desean de una manera cualitativamente nueva, y por eso mismo no deja de representar un “modo de producción”. Camatte también tiene razón al insistir en que “la lucha contra la reducción de la amplitud de la revolución es ya una lucha revolucionaria”, ya que la revolución proletaria, como insistió Marx desde el principio, es la base no sólo para la abolición de la explotación capitalista, sino también para superar todas las demás opresiones, represiones y divisiones que mantienen a la humanidad a raya, para que el comunismo sea el punto de partida para el pleno florecimiento del potencial humano, un potencial que hasta ahora sólo hemos visto atisbos.
Pero a menos que se pueda ver un “movimiento real” en esta sociedad contra la dominación del capital –que los marxistas consideran el movimiento de la clase trabajadora contra la explotación– las descripciones del futuro comunismo vuelven a caer en el utopismo, como observó Bordiga una vez. Y cuando miramos un poco más de cerca lo que Camatte percibe como signos de un movimiento real dentro del orden existente, vemos emerger un verdadero “reformismo”.
Es cierto que sostiene, en Wanderings, que “el objetivo no puede alcanzarse mediante el establecimiento de comunidades que, siempre aisladas, nunca sean un obstáculo para el capital, que puedan ser fácilmente rodeadas por el capital... Tampoco puede alcanzarse el objetivo mediante el cultivo del propio ser individual, en el que finalmente se encontraría el verdadero ser humano”. Y sin embargo, en otros lugares, particularmente en el provocador título “Debemos abandonar este mundo”(9), que ya sugiere la posibilidad de algún tipo de huida mágica fuera de la civilización actual, expresa un gran interés en las posibilidades que tienen las comunas vegetarianas, los regionalistas y... los antivacunas podrían formar una especie de vanguardia de resistencia contra el capital.
Y más recientemente, en la entrevista del Círculo Marx a la que nos referimos en la primera parte de este artículo(10), expresa un interés real por los chalecos amarillos:
“JC: A decir verdad, sé muy poco sobre el movimiento de los chalecos amarillos. No lo he estudiado. Pero lo que sentí al principio como importante fue el hecho de rechazar totalmente el mundo tal como es. Y es la necesidad de reconocimiento, y es bastante extraordinario, el hecho de que nos pongamos un chaleco amarillo para ser visibles, y que vayan en las rotondas muestra el problema de ser vistos. Pero no puede abrirse a otra cosa; se mantiene en oposición a los demás”.
¡Todo menos la lucha de clases! El resultado del intento de Camatte de ir más allá de la vieja y pobre lucha de la clase obrera y descubrir la verdadera rebelión de la humanidad se revela como una verdadera regresión a formas de rebelión que, en el mejor de los casos, disuelven a la clase trabajadora en el “pueblo” y, en el peor –como la lucha antivacunas de hoy- han sido recuperados por la extrema derecha del capital (de ahí quizás su disposición a colaborar con los dudosos defensores de la alianza Rojo-Marrón del Círculo Marx).
Pero lo que más claramente traiciona esta perspectiva no revolucionaria, incluso explícitamente antirrevolucionaria, es cuando, al final de “Debemos dejar este mundo”, advierte contra la idea de derrocar al capital mediante un ataque frontal: “Hay que prever una nueva dinámica, ya que el MCP( 11) no desaparecerá tras una lucha frontal del pueblo contra su actual dominación, sino mediante una enorme renuncia que implica el rechazo de un camino utilizado durante milenios” – un argumento más avanzado en la entrevista cuando advierte :
“CM: ¿Crees de alguna manera que el capital se ha convertido en una totalidad que ya no tiene un exterior, que ya no tiene un exterior, y que en relación con esta totalidad la lucha de clases es ahora sólo un fenómeno interno al capital, que una verdadera oposición para usted, se convierte en la que existe entre la humanidad y el capital. ¿La verdadera oposición decisiva ya no es entre clases?
JC: Sí, y ahora voy aún más lejos, en el sentido de que no podemos plantear una oposición entre humanos y capital porque cuando estamos en esta dinámica, todavía estamos en la dinámica de la enemistad, y oponerse a algo es reforzarlo. ... Pero vi que ahora ya no podemos luchar contra el capital. No porque el capital sea demasiado fuerte sino porque lo mantiene vivo.
CM: La lucha contra el capital acaba inevitablemente reforzándolo.
JC: Absolutamente
CM: Entonces dices que debemos abandonar este mundo irrevocablemente. Si el mundo es el lugar de todos los lugares, si el mundo es ahora evidentemente el del capital convertido en totalidad, ¿cómo podemos abandonar este mundo? ¿Crees que has dejado este mundo?
JC: Sí. No podemos dejar este mundo materialmente, pero lo dejamos en la medida en que ya no aceptamos lo que nos da. Pero estamos obligados a vivir. Pero por ejemplo yo vivo aquí, no voto, hace 27 años que no voy a votar, pero estoy en buenos términos con el alcalde. Que sea él u otro, da lo mismo. Ese es es mundo. Y vivo afuera, en la medida que puedo, porque es obvio que estoy atrapado por los impuestos, por esto, por aquello. Entonces, con todo mi proceso de pensamiento, con todo mi comportamiento, no siento que reproduzca esta sociedad. Pero aún más que antes, con el proceso de inversión paso a otra cosa”.
De hecho, esta idea de una “salida” individual ya está teorizada en Wandering, precisamente en el pasaje que precede a su aparente rechazo a llegar al comunismo mediante la creación de comunidades anticapitalistas o el cultivo del propio ser individual: “Todos somos esclavos de capital. La liberación comienza con el rechazo a percibirse a uno mismo en términos de las categorías del capital, es decir, como proletario, como miembro de la nueva clase media, como capitalista, etc. Así también dejamos de percibir al otro -en su movimiento hacia la liberación- en términos de esas mismas categorías. En este punto puede comenzar el movimiento de reconocimiento del ser humano”.
En resumen: antes de que puedas cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo. Esta visión individualista e idealista es perfectamente compatible con la noción de desaparición de la clase obrera que ha alcanzado su paroxismo en la fase de descomposición capitalista. Y, según Camatte, el comienzo de la liberación no es que los trabajadores se reconozcan como parte de una clase antagónica al capital, recuperen su identidad de clase, sino exactamente lo contrario: sumarse a la gran disolución en la que las clases no tienen sustancia. y la lucha de clases simplemente refleja nuestra esclavitud a las categorías del capital.
CDW
Posdata:
Como mostramos en un artículo anterior de esta serie(12), la influencia del modernismo en el renaciente movimiento revolucionario de principios de los años 70 también se sintió en la “pre-CCI” a través de la “tendencia Bérard”. Recordamos que esta influencia se expresó tanto en el rechazo de la lucha obrera por reivindicaciones inmediatas como, a nivel organizativo, en la oposición a los primeros intentos de centralizar el grupo Revolución Internacional a escala nacional. En una reunión del grupo en 1973, centrada en la necesidad de elegir una comisión centralizadora, Bérard advirtió que esta iniciativa conduciría a un Comité Central de tipo trotskista o estalinista, a una fuerza para la burocracia. El camarada Marc Chirik respondió con una advertencia a Bérard: que él y su tendencia se dirigían en la dirección de Barrot y Camatte y, por tanto, hacia el abandono no sólo de la organización revolucionaria sino también de la clase revolucionaria. Bérard rechazó indignado esta advertencia.
Poco tiempo después, “Une Tendance Comunista” se salió del marco de la organización publicando su folleto La Revolución Sera Comunista o no será, única expresión pública de este efímero grupo. En él, hay una sección titulada “Por qué Invariance ya no es revolucionario”, que, si bien reconoce que Invariance había hecho algunas contribuciones fructíferas (como en la cuestión de la dominación formal/real), posteriormente entró en el ámbito de la ideología con su visión de una revolución hecha por la “humanidad”, consecuencia de su idea de que el capital se había convertido en una “comunidad material”:
“de ahí su incapacidad para captar las contradicciones reales del período de crisis histórica (la tendencia exacerbada hacia la dominación real del capital que choca con los límites del intercambio, la tendencia hacia la proletarización de toda la humanidad contrarrestada por la incapacidad de la relación salarial para integrar a aquellos que no tienen nada en qué apoyarse (los sin reservas). El capital deviene abstractamente unificado, completamente abstracto y va más allá de sí mismo en la comunidad material... El absurdo de un combate de la ‘humanidad’ contra ‘El capital’ se basa obviamente en la idea de que la humanidad ya existe –y aquí tenemos la visión reformista y aclasista en toda su plenitud”.
Y el texto también critica la idea que acompaña a Camatte de que cualquier intento de las minorías comunistas de organizarse sólo puede conducir a un nuevo escándalo.
Da la casualidad de que Bérard en este punto estaba más influenciado por Barrot/Dauvé (13) que por Camatte, y por lo tanto pudo conservar referencias al proletariado como sujeto de la revolución. De hecho, era una especie de punto intermedio entre la posición de la izquierda comunista que estaba dejando atrás –en resumen, la insistencia de Marx en la necesidad de que la clase trabajadora afirme su autonomía en la lucha contra la explotación capitalista y ejerza su dictadura durante el período de transición hacia el comunismo- y el abierto abandono del proletariado por parte de Camatte. Como mostramos en el artículo sobre la tendencia Bérard, esta postura centrista se basaba en la teoría pseudodialéctica de una afirmación/negación simultánea del proletariado.
Muchos de los comunistizadores actuales todavía residen en este punto intermedio, pero la tendencia hacia la negación pura de la lucha de clases de Camatte es muy fuerte en el medio modernista. En el caso de Bérard, su posterior –y muy rápido– abandono de la política de la izquierda comunista, de cualquier actividad organizada, y su evolución hacia una especie de primitivismo, confirmaron plenamente la predicción de Marc.
1 Crítica: Parte 3:1
2 The Wandering of Humanity - Jacques Camatte [6] Esta es la versión en línea de la traducción de 1975 de Black and Red, el grupo en torno a Freddy Perlman en Detroit. Sobre el término “despotismo”, Camatte añade una importante nota a pie de página, mostrando que su elección de la palabra “despotismo” no es accidental: “Aquí vemos una convergencia con el modo de producción asiático, donde las clases nunca podrían volverse autónomas; en el modo de producción capitalista son absorbidas”
3 Musk fue cosignatario de una declaración de 1000 “Líderes en tecnología” que pedían una pausa en el desarrollo de la IA hasta que se pueda saber más sobre sus consecuencias, citando “profundos riesgos para la sociedad y la humanidad”. "Elon Musk and Others Call for Pause on A.I., Citing ‘Profound Risks to Society’ [7]". Poco después, uno de los firmantes, Geoffrey Hinton, dimitió de su puesto como líder de Google para centrarse en los riesgos que plantea la IA(IInteligencia Artificial).
4 The acceleration of capitalist decomposition poses the clear possibility of the destruction of humanity [8].
5 Cuaderno V, Capítulo sobre el Capital. Grundrisse 10 (marxists.org) [9], p540 en la edición Penguin. -version inglesa
6 Por ejemplo, Growth as decay [el crecimiento como decadencia].
7 En particular, en su “Prefacio a la Introducción a la Crítica de la Economía Política”, reproducido como anexo a "Decadence of capitalism (ii): What scientific method do we need to understand the present social order...? [10]" que sostiene que el Prefacio proporciona el fundamento metodológico de la idea del ascenso y declive de los sucesivos modos de producción desde la disolución del comunismo primitivo.
8 Véase el artículo de nuestra serie sobre el comunismo, El Marx de la madurez - Comunismo del pasado, comunismo del futuro [11].
9 Invariancia 5... una traducción al inglés de Dave Brown se puede encontrar aquí: This world we must leave - Jacques Camatte [12]
10 Entrevista a Jacques Camatte (2019) Interview with Jacques Camatte (2019) [13]
11 MPC; “Esta abreviatura significa Modo de Producción Capitalista, que Invariance nunca explica en detalle. Recuerda a los antiguos hebreos, que mostraban una renuencia similar a la hora de nombrar a su creador” (“Modernismo: del izquierdismo al vacío”, World Revolution número 3)
12 Del izquierdismo al modernismo: las desventuras de la “tendencia Bérard” From leftism to modernism: the misadventures of the ‘Bérard tendency’ [14]
13 Volveremos a las ideas principales de Barrot/Dauvé en otro artículo.
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“Una de las formas de engañar a la clase obrera es el pacifismo y la propaganda abstracta en favor de la paz. En el capitalismo, especialmente en su etapa imperialista, las guerras son inevitables”. (Trotsky, Escritos de León Trotsky, 1929-1940)1.
La cadena asfixiante de guerras imperialistas acecha nuevamente a la humanidad, y esta ves lamentablemente el proletariado de medio oriente es victima, una ves mas, de la barbarie originada por el capital. Luego de los ataques terroristas de hamas, que tuvo como victimas a cientos de trabajadores y soldados israelíes inocentes, el estado de Israel decidió realizar una incursión militar sin precedentes sobre la franja de gaza, dejando a una infinidad de niños, mujeres y ancianos muertos y heridos. Los partidos izquierdistas y los medios de prensa burgueses afiliados a su ideología cantan al unisonó la idea de que todos nos pongamos del lado del “pueblo palestino oprimido”, demonizando a los soldados israelíes como “monstruos sin corazón”. Es una vieja táctica de una burguesía “más débil” militarmente demonizar a los soldados enemigos con el fin de adquirir apoyo de los trabajadores del mundo, es la misma técnica que el gobierno de Ucrania utiliza para adquirir armamento de Europa occidental, insistir en la idea de que los soldados rusos son “terroristas” y “criaturas sin corazón”. La verdad es otra, una gran cantidad de soldados israelíes (y en realidad de todo el mundo) se encuentran profundamente asqueados y cansados de todos los asesinatos y crímenes que deben realizar con el fin de defender a su estado imperialista, quedando al mismo tiempo profundamente dañados y traumados por la guerra. En el otro bando, los obreros de palestina se ven altamente cegados y adoctrinados por la propaganda religiosa, nacionalista y tercermundista de HAMAS y sus acólitos, lo que les impide tener una consciencia de clase critica de la situación. Con HAMAS se ve una vez más que la religión y el nacionalismo están al servicio de la guerra y el capital, y no son más que un obstáculo para la clase.
La solución no se encuentra en medio oriente, pues en esos países, igual que en ucrania el proletariado se encuentra profundamente diezmado y destruido por la guerra, la guerra y sus nefastas consecuencias prácticamente han destruido la fuerza de trabajo local. La única luz en esta oscuridad se ven en las huelgas que se están llevando a cabo principalmente en Norteamérica y Europa occidental, lugares donde el movimiento obrero está mucho más concentrado y es mas fuerte políticamente. Hay que poner todas las esperanzas de la humanidad en los obreros de Norteamérica y Europa.
De la misma forma hay que mencionar que una ves más se aprecia el análisis del “efecto torbellino” defendido por la CCI2. Pues la guerra de medio oriente también ha traído otros resultados nefastos, como la subida del precio del petróleo y las graves crisis migratorias que se producirán de ahora en adelante, saturando aun mas a los estados europeos que constantemente reciben inmigrantes de medio oriente.
Según diversos medios de comunicación alrededor del mundo debido a la guerra entre Israel y hamas ya hay miles de muertos y heridos, ciudades completas destrozadas, hospitales aniquilados, cientos de miles de refugiados a quienes el estado israelí engañó con la supuesta seguridad del Sur de Gaza, un daño psicológico y emocional irreparable para miles de trabajadores y soldados, etc. La paz imperialista (representada por su ideología oficial el pacifismo) no es mas que un engaño a las masas proletarias, solo sirve para preparar las condiciones para la siguiente carnicería entre obreros. No, solo la revolución comunista mundial podrá acabar de una ves por todas con la barbarie capitalista, cualquier otro camino es un engaño para la humanidad.
Rodrix
1 Lenin y la guerra imperialista. (s. f.). https://ceip.org.ar/Lenin-y-la-guerra-imperialista#_ftn1 [18]
2 Los años 20 del Siglo XXI: La aceleración de la descomposición capitalista plantea abiertamente la cuestión de la destrucción de la humanidad | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [19]
"Horror", "masacres", "terrorismo", "terror", "crímenes de guerra", "catástrofe humanitaria", "genocidio"... las palabras que salpican las portadas de la prensa internacional dicen mucho de la magnitud de la barbarie en Gaza.
El 7 de octubre, Hamás mató a 1.400 israelíes, cazando a ancianos, mujeres y niños en sus casas. Desde entonces, el Estado de Israel se venga y mata en masa. El diluvio de bombas que llueve día y noche sobre Gaza ha causado ya la muerte de más de 10.000 palestinos, entre ellos 4.800 niños. En medio de edificios en ruinas, los supervivientes carecen de todo: agua, electricidad, alimentos y medicinas. En este mismo momento, dos millones y medio de gazatíes están amenazados por el hambre y las epidemias. 400.000 de ellos son prisioneros en la ciudad de Gaza, y cada día caen cientos, destrozados por los misiles, aplastados por los tanques y ejecutados por las balas.
La muerte está por todas partes en Gaza, igual que en Ucrania. No olvidemos la destrucción de Marioupol por el ejército ruso, el éxodo de personas, la guerra de trincheras que está enterrando a la gente. Hasta la fecha, se cree que han muerto casi 500.000 personas. La mitad en cada bando. Toda una generación de rusos y ucranianos está siendo sacrificada en el altar del interés nacional, en nombre de la defensa de la patria. Y aún hay más: a finales de septiembre, en Nagorno-Karabaj, 100.000 personas se vieron obligadas a huir ante el ejército azerbaiyano y la amenaza de genocidio. En Yemen, el conflicto del que nadie habla se ha cobrado más de 200.000 víctimas y ha reducido a 2,3 millones de niños a la desnutrición. El mismo horror de la guerra se libra en Etiopía, Myanmar, Haití, Siria, Afganistán, Malí, Níger, Burkina Faso, Somalia, Congo, Mozambique... Y se está gestando el enfrentamiento entre Serbia y Kosovo.
¿Quién es el responsable de toda esta barbarie? ¿Hasta dónde puede extenderse la guerra? Y, sobre todo, ¿qué fuerza puede oponerse a ella?
En el momento de escribir estas líneas, todas las naciones piden a Israel que "modere" o "suspenda" su ofensiva. Rusia exige un alto el fuego, tras haber atacado Ucrania con la misma ferocidad hace año y medio, y haber masacrado a 300.000 civiles en Chechenia en 1999 en nombre de esta "lucha contra el terrorismo”. China dice querer la paz, pero está exterminando a la población uigur y amenazando a los habitantes de Taiwán con un diluvio de fuego aún mayor. Arabia Saudí y sus aliados árabes quieren el fin de la ofensiva israelí mientras diezman a la población de Yemen. Turquía se opone al ataque contra Gaza mientras sueña con exterminar a los kurdos. En cuanto a las grandes democracias, tras apoyar "el derecho de Israel a defenderse", piden ahora "una tregua humanitaria" y "el respeto del derecho internacional", habiendo demostrado su pericia en las matanzas masivas con notable regularidad desde 1914.
Este es el principal argumento de Israel: "la aniquilación de Gaza es legítima", como lo fueron las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki y los bombardeos de alfombra sobre Dresde y Hamburgo. ¡Estados Unidos libró las guerras de Afganistán e Irak con los mismos argumentos y métodos que Israel hoy!¡Todos los Estados son criminales de guerra! Grandes o pequeños, dominados o poderosos, aparentemente belicistas o moderados, todos participan en realidad en la guerra imperialista en la arena mundial, y todos consideran a la clase obrera carne de cañón.
Son estas voces hipócritas y embusteras las que ahora nos quieren hacer creer en su impulso a la paz y en su solución: el reconocimiento de Israel y Palestina como dos Estados independientes y autónomos. La Autoridad Palestina, Hamás y Al Fatah están prefigurando cómo sería este Estado: como todos los demás, explotaría a los trabajadores; como todos los demás, reprimiría a las masas; como todos los demás, iría a la guerra.
Ya hay 195 estados "independientes y autónomos" en el planeta: ¡juntos, gastan más de 2.000 billones de dólares al año en "defensa"! Y de aquí a 2024, estos presupuestos se dispararán.
Entonces, ¿por qué acaba de decir la ONU: "Necesitamos un alto el fuego humanitario inmediato. Han pasado treinta días. Ya es suficiente. Tiene que parar ahora” ? Obviamente, los aliados de Palestina quieren el fin de la ofensiva israelí. En cuanto a los aliados de Israel, esas "grandes democracias" que dicen respetar el "derecho internacional", no pueden dejar que el ejército israelí haga lo que quiera sin decir nada. Las masacres de Tsahal son demasiado visibles. Sobre todo, desde que prestan apoyo militar a Ucrania contra la "agresión rusa" y sus "crímenes de guerra". No hay que permitir que la barbarie de las dos "agresiones" se parezca demasiado.
Pero hay una razón aún más profunda: todos están tratando de limitar la propagación del caos, porque todos pueden verse afectados, todos tienen algo que perder si este conflicto se extiende demasiado lejos. El ataque de Hamás y la respuesta de Israel tienen algo en común: la política de tierra quemada. La masacre terrorista de ayer y el bombardeo de alfombra de hoy no pueden conducir a ninguna victoria real y duradera. Esta guerra está sumiendo a Oriente Próximo en una era de desestabilización y confrontación.
Si Israel sigue arrasando Gaza y enterrando a sus habitantes bajo los escombros, existe el riesgo de que Cisjordania también se incendie, de que Hezbolá arrastre Líbano a la guerra y de que Irán acabe implicándose. La extensión del caos por toda la región no sólo sería un golpe para la influencia estadounidense, sino también para las ambiciones globales de China, cuya preciada Ruta de la Seda pasa por la región.
La amenaza de una tercera guerra mundial está en boca de todos. Los periodistas lo debaten abiertamente en televisión. En realidad, la situación actual es mucho más perniciosa. No hay dos bloques, ordenados y disciplinados, enfrentados entre sí, como los hubo en 1914-18 y 1939-45, o a lo largo de la Guerra Fría. Mientras que la competencia económica y bélica entre China y Estados Unidos es cada vez más brutal y opresiva, las demás naciones no se pliegan a las órdenes de uno u otro de estos dos colosos; desempeñan su propio papel, en el desorden, la imprevisibilidad y la cacofonía. Rusia atacó Ucrania en contra del consejo chino. Israel está aplastando Gaza en contra del consejo estadounidense. Estos dos conflictos personifican el peligro que amenaza a toda la humanidad: la proliferación de guerras cuyo único objetivo es desestabilizar o destruir al adversario; una cadena interminable de exacciones irracionales y nihilistas; el sálvese quien pueda, sinónimo de caos incontrolable.
Para una tercera guerra mundial, los proletarios de Europa Occidental, Norteamérica y Asia Oriental tendrían que estar dispuestos a sacrificar sus vidas en nombre de la Patria, a tomar las armas y a matarse unos a otros por la bandera y los intereses nacionales, lo que hoy no es en absoluto el caso. Pero lo que está en proceso de desarrollo no necesita este apoyo, este alistamiento de las masas. Desde principios de los años 2000, franjas cada vez más amplias del planeta están sumidas en la violencia y el caos: Afganistán, Irak, Siria, Libia, Líbano, Ucrania, Israel y Palestina... Esta gangrena se extiende poco a poco, país a país, región a región. Este es el único futuro posible para el capitalismo, este decadente y putrefacto sistema de explotación.
Entonces, ¿qué debemos hacer? Los trabajadores de todos los países no deben hacerse ilusiones sobre una supuesta paz posible, sobre ninguna solución de la "comunidad internacional", de la ONU o de cualquier otro antro de bandidos. El capitalismo es la guerra. Desde 1914, prácticamente nunca ha cesado, afectando a una parte del mundo y luego a otra. El periodo histórico que nos espera verá cómo esta dinámica mortífera se extiende y amplifica, con una barbarie cada vez más insondable.
Por consiguiente, los trabajadores de todos los países deben negarse a tomar partido por uno u otro bando burgués, en Oriente, en Oriente Medio y en todas partes. Deben negarse a dejarse engañar por la retórica que les pide "solidaridad" con "el pueblo ucraniano atacado", con "Rusia amenazada", con "las masas palestinas martirizadas", con "los israelíes aterrorizados"... En todas las guerras, a ambos lados de las fronteras, los Estados siempre hacen creer a la gente que hay una lucha entre el bien y el mal, entre la barbarie y la civilización. En realidad, todas estas guerras son siempre un enfrentamiento entre naciones rivales, entre burguesías rivales. Son siempre conflictos en los que los explotados mueren en beneficio de sus explotadores.
La solidaridad de los trabajadores no va a los "palestinos" como no va a los "israelíes", a los "ucranianos" o a los "rusos", porque entre todas estas nacionalidades hay explotadores y explotados. Va a los trabajadores y parados de Israel y Palestina, de Rusia y Ucrania, como va a los trabajadores de todos los demás países del mundo. No es manifestándose "por la paz", no es optando por apoyar a un bando contra el otro como se puede mostrar verdadera solidaridad con las víctimas de la guerra, las poblaciones civiles y los soldados de ambos bandos, proletarios de uniforme transformados en carne de cañón, niños adoctrinados y fanatizados. La única solidaridad consiste en denunciar a TODOS los Estados capitalistas, a TODOS los partidos que nos llaman a unirnos detrás de tal o cual bandera nacional, de tal o cual causa bélica, a TODOS los que nos engañan con la ilusión de la paz y de las "buenas relaciones" entre los pueblos.
Esta solidaridad significa sobre todo desarrollar nuestra lucha contra el sistema capitalista responsable de todas las guerras, una lucha contra las burguesías nacionales y su Estado.
En estas luchas, nos mantenemos unidos, desarrollamos nuestra solidaridad, debatimos y tomamos conciencia de nuestra fuerza cuando estamos unidos y organizados. En sus luchas de clase, el proletariado lleva en sí un mundo que es exactamente lo contrario del capitalismo: por un lado, la división en naciones empeñadas en una competencia económica y bélica hasta la destrucción mutua; por otro, una unidad potencial de todos los explotados del mundo. El proletariado ha comenzado a recorrer este largo camino, a dar algunos pasos: durante el "verano de la cólera" en el Reino Unido en 2022, durante el movimiento social contra la reforma de las pensiones en Francia a principios de 2023, durante las huelgas históricas en los sectores de la salud y del automóvil en Estados Unidos en las últimas semanas. Esta dinámica internacional marca el retorno histórico de la combatividad de los trabajadores, el rechazo creciente a aceptar el deterioro permanente de las condiciones de vida y de trabajo, y la tendencia a la solidaridad entre sectores y entre generaciones como trabajadores en lucha. En el futuro, los movimientos tendrán que establecer el vínculo entre la crisis económica y la guerra, entre los sacrificios exigidos y el desarrollo de presupuestos y políticas armamentísticas, entre todas las lacras que arrastra consigo el capitalismo global obsoleto, entre las crisis económica, bélica y climática que se alimentan mutuamente.
Contra el nacionalismo, contra las guerras a las que nos quieren arrastrar nuestros explotadores, las viejas consignas del movimiento obrero que aparecieron en el Manifiesto Comunista de 1848 son hoy más actuales que nunca:
¡Los proletarios no tienen patria!
Proletarios de todos los países, ¡uníos!
Por el desarrollo de la lucha de clases del proletariado internacional
Corriente Comunista Internacional, 7 de Noviembre de 2023
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De nuevo la burguesía de todos los signos políticos, parada sobre los cadáveres, el desamparo, la desesperación y el sufrimiento de centenares de miles de personas en su inmensa mayoría trabajadores, vuelve a mostrarse con toda su bajeza y ruindad con ocasión del huracán Otis que golpeó durante dos horas particularmente a Acapulco y su zona conurbada (con alrededor de un millón de habitantes), con una fuerza de 250 km/h, todo lo que estaba en su paso.
El estado de Guerrero y especialmente el municipio de Acapulco, es una región que concentra zonas de turismo en las que se instalan hoteles y condominios lujosos, pero al mismo tiempo, se extienden desordenadamente colonias, en donde habitan los trabajadores y una gran masa depauperada que, ante la carencia crónica, se vuelve presa fácil de los ofrecimientos de las mafias que operan con la droga en colusión con el gobierno y “respetables” empresarios. Los datos oficiales, aun cuando presentan categorías de clasificación social mistificados, son posibles de usar para mostrar la situación que vive la población que con su trabajo crean las ganancias de los empresarios. Datos de 2022 presentan que 52% de los habitantes de Acapulco son pobres y el 16.7% están en el umbral de la pobreza extrema1. Es justamente esa población la que ha sido en mayor medida afectada, por eso, Otis ha puesto en evidencia el carácter destructivo de la burguesía, que se muestra en la degradación a la que ha llevado al medio ambiente, en su incapacidad para prevenir y luego paliar un poco los efectos, pero también en la hipocresía con la que actúan, utilizando políticamente la desgracia de los proletarios y demás explotados.
El huracán Otis tuvo una magnitud de grado 5, por lo que es considerado un fenómeno anómalo, que rompió con el comportamiento promedio y las estimaciones calculadas. Las instituciones dedicadas al seguimiento de estos fenómenos estimaban que la “tormenta Otis”, pasaría a huracán categoría 1, pero en poco tiempo alcanzó la categoría 5. Aunque los estudios para entender y explicar cómo se formó este fenómeno no están culminados, científicos como Suzana Camargo, de la Universidad de Columbia, Matthew Cappucci y Jason Samenow del National Hurricane Center, o Jim Kossin, de la First Street Foundation, entre otros que han expuesto de forma muy rápida sus análisis, coinciden en que existen evidencias de que en el origen de este huracán se encuentra el cambio climático. Pero, además coinciden en presagiar que fenómenos como Otis se han de repetir con más frecuencia, lo que implica que el calentamiento global, (negado por cierto por personajes y sectores de la burguesía, como Trump) imprime a las tormentas tropicales un comportamiento impredecible con resultados altamente destructivos (regularmente el océano debería estar a 26° centígrados y… estaba a 31°), lo que coloca a la población en una indefensión mayor. Hay sin embargo una limitación en los argumentos de estos científicos cuando refieren al fenómeno del calentamiento, como un “producto del hombre”2, es limitada esta afirmación porque deja de lado que la destrucción del ambiente es resultado del modo en que se produce en el capitalismo.
Ya hemos expuesto en otras ocasiones que, “El capitalismo ha contaminado siempre el ambiente, desde el siglo XIX cuando aún era un factor de progreso. […] La acumulación del capital es el fin supremo de la producción capitalista y no importa en absoluto la suerte reservada a la humanidad o al medio ambiente… ¡si es rentable, es bueno! […]
Pero cuando este sistema entra en su fase de declive histórico desde principios del siglo XX, la destrucción del medio ambiente toma otra dimensión, se hace implacable, a imagen del combate sin piedad que libran entre sí las ratas capitalistas para mantenerse en el mercado mundial. Reducir los costes de producción a su mínima expresión para ser lo más competitivo posible se ha convertido ahora en una regla de supervivencia inevitable. En ese contexto, las medidas para limitar la contaminación industrial son evidentemente un gasto insoportable.”3
Es ya evidente que el calentamiento global y en general la crisis medioambiental, es una amenaza contra la humanidad. El propio secretario de la ONU, Antonio Guterres (en su mensaje de septiembre de 2022), reconoce que “la crisis climática nos está matando”, lo que nunca dirá, es que es el capitalismo quien ha generado esa crisis.
Aprovechando el hecho de que hay un cambio de comportamiento repentino en lo que inicialmente fue una tormenta, el gobierno justifica su falta de prevención, y luego, la magnitud de la destrucción que generó incomunicación, al afectar las carreteras, los aeropuertos y las señales telefónicas, así como la energía eléctrica, es usada para justificar el retraso de su accionar en el rescate de la población que perdió no sólo muebles y ropa sino además la vida de familiares.
Testimonios que han recogido algunos medios de divulgación, muestran el abandono en que se ha encontrado la población de los barrios y colonias en las que habitan los trabajadores, aun cuando eran varios días los que habían pasado. El gobierno que presume atender “primero a los pobres”, envió a militares, marinos y guardia nacional para atender con prioridad las zonas que son relevantes para el capital. “Mientras las autoridades trabajaban arduamente para restablecer el orden en el centro turístico de Acapulco —abrían paso entre árboles caídos frente a hoteles de gran altura y restauraban el suministro eléctrico—, los más pobres de la ciudad, […] dijeron que se sentían abandonados…” (www.latimes.com/espanol [28]).
Ha sido en esas casas, en las que siempre los servicios son precarios, donde se han acumulado más muertos y desaparecidos y donde el desabasto ha llevado al hambre y la especulación extrema sobre todo con los alimentos, por ejemplo, un kilo de tortilla, que es el alimento base de la población, a una semana del accionar de Otis, se está vendiendo hasta por 150 pesos (8.5 dólares), cuando antes costaba alrededor de 20 pesos.
Como si fuera un regalo, la derecha opositora del gobierno ha recibido la noticia de la destrucción y muertes generadas por el paso de este huracán. Aunque hipócritamente lloriquean y fingen dolor, celebran que justamente sea en campaña electoral cuando se ha presentado Otis, porque les permite utilizar la negligencia del gobierno para mostrarse “críticos y responsables” y granjearse simpatías, pretendiendo que se olvide que el PRI y el PAN cuando han estado en el gobierno, ante situaciones semejantes se han comportado con igual desprecio a la vida, después de todo, aunque López Obrador afirme, pretendiendo distinguirse de sus opositores, “no somos iguales”, sí lo son, porque tanto derecha opositora, como izquierda gobernante, accionan en defensa y protección del capital sin importarles las vidas humanas. Tan solo como ejemplo, vale recordar que, en el terremoto de 1985, en los barrios fabriles, los militares impedían los intentos espontáneos de rescate de los obreros atrapados en los escombros, porque la prioridad era el cuidado de la maquinaria y las cajas fuertes...
Es hipocresía y ambición lo que destilan en cada discurso y en cada acto que realizan gobierno y opositores, por eso los trabajadores no pueden rendir su voluntad y alimentar su esperanza en alguno de los bandos burgueses que se encuentran en pugna, pues al igual que cualquiera de las facciones de la burguesía en el mundo, su verdadero objetivo es la búsqueda de perpetuar este sistema de explotación.
El escenario de hambre y muerte que la burguesía impone por el mundo con guerras y desastres ecológicos, avanza como un torbellino destructivo que no deja duda del peligro que representa el capitalismo para la humanidad.
Aquello que decíamos en 2005, ante la situación que expuso el huracán Katrina, hoy es más claro y más urgente de reflexionar por el conjunto de los explotados: “La guerra, el hambre y los desastres ecológicos son el futuro que nos reserva el capitalismo. Si hay alguna esperanza para el futuro de la humanidad, es que la clase obrera desarrolle la conciencia y la comprensión de la verdadera naturaleza de la sociedad de clases, y asuma su responsabilidad histórica de acabar con este anacronismo, de destruir el sistema capitalista y reemplazarlo por una sociedad revolucionaria, controlada por la clase obrera, en la que la auténtica solidaridad humana, y la satisfacción de las necesidades humanas sean el principio rector.”4
RM, 2-noviembre-2023
1 Definen los estratos de la pobreza sobre principios técnicos, de forma que son “pobres” las personas que cubren precariamente sus necesidades básicas de alimento y servicios, mientras que la “pobreza extrema” la representa la población que sus ingresos no le permiten cubrir sus necesidades mínimas de alimentación y aún menos de otros servicios básicos.
2 Este aspecto fue particularmente resaltado por Cappucci y Samenow.
3 Ver en nuestro sitio web: Cambio climático: el responsable del calentamiento del planeta es el capitalismo [29]
4 Huracán Katrina: El capitalismo es el responsable de la catástrofe social [30]. Revista Internacional #123, 4o trimestre 2005.
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A finales de julio, refugiados esqueléticos, mujeres, niños y hombres muertos de sed, tambaleándose, fueron recogidos en la frontera de Libia por los guardacostas. Un poco más lejos, en el desierto del Sahara, se encontraron varios cadáveres. Entre ellos, una madre y su pequeña hija. ¡Imágenes insoportables! El padre, que ya las esperaba allí, desolado por la noticia de su desaparición, expresó con dolor que quería “un futuro para su hija”. Un acontecimiento terrible entre miles de otros, en un mundo capitalista sin perspectiva.
Explosión en el número de inmigrantes condenados a lo peor
Unas semanas antes, el 14 de julio, un enésimo barco improvisado que partía de Libia con 750 personas a bordo se hundió tras una respuesta fallida de la guardia costera griega por hacerlos regresar (“pushback”). Ante estos horrores, sólo ha habido un débil eco en los medios de comunicación. Por el contrario, apenas ocho días después, la desaparición de cinco turistas VIP durante una excursión submarina a los restos del Titanic provocó una intensa cobertura mediática. Este contraste dice mucho de la política de los Estados, que aprovechan una noticia dramática para hacer olvidar los cadáveres de los inmigrantes ahogados en el Mediterráneo.
La degradación de la situación global está empujando a migraciones cada vez más largas, complejas y peligrosas. Hoy en día hay una cifra récord de 110 millones de refugiados en el mundo, así como un aumento en el número de víctimas, particularmente en el Mediterráneo, donde la situación es una de las peores del mundo con ya más de 2,000 víctimas desde el principio del año 2023. Cuanto más aumenta el número de inmigrantes, menor es el acceso posible a los países occidentales. Una política inhumana que se está endureciendo mucho, prohibiendo de hecho cualquier derecho al exilio.
Ante la creciente barbarie, la inestabilidad y el caos en el mundo, los Estados ya no se limitan a presentarse como fortalezas inexpugnables, con kilómetros de alambrada de púas y muros levantados, se han equipado también con tecnologías de vigilancia y herramientas policiales destinadas a bloquear implacablemente el acceso a las fronteras. Las peores víctimas probablemente sean los inmigrantes de la región subsahariana y del Cuerno de África. Poblaciones, ya víctimas de la lógica capitalista con guerras, bandas criminales armadas, inseguridad, cambio climático con sequías y hambrunas, que se ven finalmente empujadas al éxodo.
Si el capitalismo en quiebra tiende a arrastrar a la humanidad a los escombros y a la pobreza absoluta, los efectos destructivos de la crisis que han marcado con más fuerza a los países de la periferia desde hace décadas afectan ahora con más fuerza a los países occidentales que rechazan drásticamente menos “bocas inútiles”. debido a la propaganda de guerra, solo los refugiados de Ucrania, y los inmigrantes más ricos y educados, que probablemente rescatarán a algunos sectores “en tensión” debido a las difíciles condiciones de trabajo y a los salarios de miseria, pueden esperar, después del acoso de grotescos procedimientos administrativos, un hipotético asilo a cambio de una explotación frenética. Pero para la mayoría de los “hambrientos”, la Unión Europea se ha convertido en un destino inaccesible e incluso mortal.
Al mismo tiempo, los países democráticos han reforzado, con una brutalidad increíble, todo su arsenal jurídico con fines disuasorios1, criminalizando aún más a los inmigrantes e incluso a las ONG que acuden en ayuda de los náufragos2.
Para liberarse del trabajo sucio y no ensuciarse demasiado las manos, los Estados de la Unión Europea han completado sobre todo su arsenal exteriorizando sus propias fronteras, dando un mandato a un tercer país, al borde del Mediterráneo, para garantizar la detención de inmigrantes, delegando el mantenimiento del orden en campos remotos, fuera del territorio europeo. Esto, a cambio de una compensación, de una gestión “offshore” [fuera de las fronteras] donde los malos tratos, la trata de personas y la tortura son legión, donde las condiciones de vida se acercan a menudo a las más sórdidas del mundo carcelario. Una política asumida íntegramente por la Unión Europea, en particular gracias a la financiación de la Agencia Frontex (Agencia Europea para la guardia de fronteras y costas), para permitir que los guardacostas de un tercer país lleven a cabo devoluciones, que son muy prácticas y, sin embargo, “ilegales” según las propias leyes occidentales.
Fieles a las instrucciones no reconocidas de la Unión Europea, las autoridades tunecinas, por ejemplo, como lo demuestran las tragedias del Sahara, no dudaron en abandonar deliberadamente a los refugiados en el desierto, sin agua ni alimentos, ¡con el objetivo de dejarlos morir! Una política monstruosa que, además del chantaje practicado por el tercer país del momento, utiliza a los inmigrantes como simples moneda de cambio. La complicidad de facto de la Unión Europea con estos Estados y sus métodos de hierro, debe impedir cualquier solicitud de asilo: o mantener fuera del circuito a los candidatos al exilio bloqueando las fronteras o condenarlos a la muerte en el Mediterráneo (o en el desierto) si se resignan a marcharse finalmente. ¡Y eso es exactamente lo que está pasando!
¡Los Estados burgueses, bajo su máscara democrática, son verdaderos asesinos! El hipócrita “derecho” de asilo es violado incluso por casos de niños martirizados en situaciones desesperadas, tanto como en casos de personas maltratadas o mutiladas. ¡Es suficiente para sentir náuseas! Especialmente cuando, como ocurre con el patrocinio de la Unión Europea, los inmigrantes son confinado contra su voluntad por los brutales guardias de los Estados turco, libio, egipcio, etc.
La forma indirecta de dejar morir a los inmigrantes, la multiplicación de naufragios y cadáveres atestigua no sólo la hipocresía y el cinismo de la Unión Europea, sino también y sobre todo sus prácticas criminales, su deseo de liquidar a sangre fría a los “indeseables”.
Para acompañar sus viles y repugnantes prácticas, la burguesía no se contenta con desplazar o eliminar a quienes no acepta en su suelo. Cultiva miedos, explota los peores reflejos xenófobos de la población, enfrenta a los trabajadores entre sí, a las poblaciones locales con los inmigrantes presentados como competidores peligrosos quienes vienen a “ocupar su lugar” y a “degradar sus condiciones de vida”.
Esto ya comienza en la ruta del éxodo y del paso a un tercer país: “Al calificar la migración subsahariana como un plan criminal para cambiar la composición del panorama demográfico en Túnez, el jefe de Estado tunecino ha convertido a cada migrante africano subsahariano en un presunto cómplice de este supuesto complot”.3 Estas políticas fomentan ataques, persecuciones y otras formas de violencia contra los inmigrantes, como ha ocurrido en numerosas ocasiones en la ciudad portuaria tunecina de Sfax, que rápidamente se convirtió en un auténtico calvario para los exiliados.
Para los inmigrantes que llegan milagrosamente a los países occidentales, el sufrimiento continúa en forma de exclusión, prejuicios racistas transmitidos por teorías de extrema derecha, explotadas de manera despreciable por el Estado, por un lado, pero también y sobre todo por una propaganda izquierdista “antirracista” para la “defensa de los derechos”, que enfrenta astutamente a trabajadores e inmigrantes entre sí, tratando de pudrir las conciencias en detrimento de un verdadero combate común de los trabajadores. La clase obrera debe rechazar absolutamente todos los prejuicios democráticos, así como debe rechazar firmemente “las trampas tendidas por la burguesía en torno a luchas parcelarias (para salvar el medio ambiente, contra la opresión racial, el feminismo, etc.) que la desvían de su propio terreno de clase.”4
El único apoyo real que los trabajadores pueden brindar a los inmigrantes perseguidos no es otro que la lucha contra la degradación de sus condiciones de vida y la creciente barbarie, para afirmar en última instancia el único proyecto histórico viable: la destrucción del capitalismo y la construcción de una sociedad sin explotación y sin fronteras.
WH, 1-septiembre-2023
1 En el Reino Unido, por ejemplo, que ya no es miembro de Frontex, la Ley de Inmigración Ilegal prohíbe a los inmigrantes ilegales solicitar asilo o cualquier otro tipo de protección en virtud de sus derechos fundamentales, independientemente de la gravedad de la situación en la que se encuentren. Es más, antes de ser rechazada por los tribunales, esta ley preveía su expulsión a otro país (como Ruanda), sin ningún atisbo de garantía de que pudieran obtener allí una protección mínima.
2 Italia, Grecia y Malta han iniciado investigaciones administrativas y penales contra ONG. Italia ya ha detenido e impuesto sanciones económicas a los buques de rescate que no han cumplido la nueva ley italiana.
3 Cfr. “Tunisie : dans la ville portuaire de Sfax, l’espoir blessé des migrants subsahariens” [Túnez: en la ciudad portuaria de Sfax, las esperanzas heridas de los emigrantes subsaharianos], Le Monde (29-junio-2023).
4 “Resolución sobre la situación internacional del 25º Congreso de la CCI”, Revista Internacional # 170 (2023).
El pasado mes de julio, se divulgó información según la cual a finales de mayo de 2023, el grupo Perspective Internationaliste (Perspectiva Internacionalista) y el Forum pour la Gauche Communiste Internationaliste ‘Controverses’ (Foro por la Izquierda Comunista Internacionalista ‘Controversias’)1 habían organizado una “conferencia” en Bruselas, reuniendo a una veintena de participantes, individuos o representantes de grupos políticos que, según los organizadores, pertenecían a la “Izquierda Internacionalista” o incluso al “comunismo de izquierda”. Esta reunión se celebró de forma casi clandestina/secreta, sobre la base de invitaciones confidenciales y una selección de los participantes realizada por los organizadores “estrictamente por razones financieras” (el argumento es muy obvio). Eso se parece mucho a una reunión de conspiradores, pero ¿una conspiración contra quién y con qué fin?
Desde su fundación y en línea con la política de la Izquierda Comunista, la CCI siempre ha abogado ferozmente por el debate entre los grupos revolucionarios con vistas a confrontar y clarificar sus posiciones o para adoptar posiciones comunes frente al desarrollo de la lucha de clases: “Con sus medios aún modestos, la CCI ha abordado la larga y difícil tarea de reagrupamiento de los revolucionarios a escala mundial en torno a un programa claro y coherente. Dando la espalda al monolitismo de las sectas, llama a los comunistas de todos los países a tomar conciencia de las inmensas responsabilidades que les incumben, a abandonar las falsas querellas que los oponen y a superar las falsas divisiones que les impone el viejo mundo [...]. Como la fracción más consciente de la clase, los comunistas tienen el deber de mostrar el camino haciendo suya la consigna: REVOLUCIONARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS”2.
La formación misma de la CCI, en particular a raíz de una propuesta del grupo Internationalism (Internacionalismo) de Estados Unidos en 1972, de crear una correspondencia internacional, fue el producto de un largo proceso de confrontación política abierta entre diversos grupos sobre cuestiones centrales para el desarrollo de la lucha proletaria. Posteriormente, el papel impulsor desempeñado por la CCI en la organización y la celebración de conferencias de grupos de la Izquierda Comunista, convocadas por el grupo Battaglia Comunista (Batalla Comunista) en los años 1978-1980, o recientemente en la publicación de una “Declaración conjunta de los grupos de la Izquierda Comunista Internacional sobre la guerra en Ucrania” en 2022, dan testimonio de la importancia que la CCI concede al debate entre revolucionarios.
Sin embargo, para la CCI, siempre ha sido fundamental que estas discusiones se desarrollen de manera pública, a partir de una base política común clara de posiciones de clase entre las organizaciones invitadas y de objetivos anunciados bien establecidos, con el fin de contribuir al desarrollo de la conciencia de clase: “La vida de los grupos revolucionarios, sus discusiones y sus desacuerdos forman parte del proceso de toma de conciencia que se desarrolla en el seno de la clase obrera; por eso estamos radicalmente en contra de toda política de ‘discusiones ocultas’ o de ‘acuerdos secretos’”.3
Esta reunión de Bruselas no sólo se organizó “en secreto”, sino que además carecía de la menor ambición militante. Si hubo una “convergencia de objetivos” (como dijeron los organizadores) entre los participantes, no fue ciertamente la de tomar posición como militantes revolucionarios sobre los retos cruciales a los que se enfrenta la clase obrera: no hubo ninguna declaración conjunta por parte de estos pretendidos “internacionalistas” para tomar posición sobre un acontecimiento histórico importante como la guerra en Ucrania, la destrucción y la crisis climática o la desestabilización económica. En la cumbre de Davos a principios de 2023, ¡la burguesía fue más clara y explícita que ellos! Ninguna toma deposición tampoco sobre la reciente oleada de luchas y sus perspectivas ¿Cómo es posible que elementos que se proclaman “comunistas” guarden silencio sobre los retos del momento? Para la CCI, la preocupación militante es un componente ineludible de una conferencia de comunistas, en la medida en que en ella se busca siempre una mayor comprensión de la situación mundial, de la crisis en la que está hundido el capitalismo mundial y de sus perspectivas desde el punto de vista de clase del proletariado, así como de las tareas que ello implica para los grupos revolucionarios.
¿Y la dinámica de los debates? Se nos dice que los participantes se reunieron “para hablar y escucharse” y que “fueron expuestos a diferentes ideas”. Sin embargo, no se publicó ningún texto conjunto antes de la conferencia para anunciar y preparar sus objetivos ni después para presentar el fruto de sus trabajos. Para los revolucionarios, la profundización de las posiciones es un proceso vivo que implica una discusión franca de las posiciones y la confrontación política de los desacuerdos, en la medida en que esta dinámica forma parte del proceso de toma de conciencia que se desarrolla en el seno de la clase obrera. La mera yuxtaposición de análisis rimbombantes en la reunión de Bruselas, así como el evitar conscientemente cualquier confrontación de posiciones, revelan que no fue más que una feria de posiciones, un mercado de palabrería donde cada cual cultiva su discurso, uno de esos coloquios académicos de monos eruditos, haciendo gárgaras de “teoría”. En resumen, era lo contrario de la tradición de confrontación política reivindicada por la Izquierda Comunista con el objetivo de clarificar las posiciones políticas y los retos de la lucha de clases.
En realidad, una confrontación política fructífera sólo es posible si las bases políticas del encuentro son coherentes y claras. Para la CCI, si bien existe “la necesidad fundamental de un trabajo de reagrupamiento”, también advierte contra toda precipitación. Debemos excluir cualquier reagrupamiento sobre bases sentimentales e insistir en la coherencia indispensable de las posiciones programáticas como primera condición para el reagrupamiento”.4 Ahora bien, la base común de la reunión, vagamente definida como “una resistencia, un cuestionamiento crítico permanente fundamental del Modo de Producción Capitalista”, sólo puede conducir a la mayor confusión y al desacuerdo más profundo sobre el marco de comprensión para determinar la situación en la que se encuentra el capitalismo (¿en decadencia o no? ¿y desde cuándo?), una cuestión central para defender las orientaciones para el combate proletario, así como sobre la situación y las potencialidades de la clase obrera y sobre todo sobre su modo de organización. En cuanto a esta última cuestión, la importancia de los revolucionarios, de su papel y de su organización fueron totalmente escamoteados durante esta reunión.
Sin embargo, si se examina más de cerca, hay una base común entre la mayoría de los participantes, que sin duda prefieren mantener en la sombra: se trata de su convicción de que el marxismo y las lecciones de los combates de la Izquierda Comunista de los últimos cien años son obsoletos y deben ser “complementados”, o incluso “superados” recurriendo a diversas teorías anarco-consejistas, modernistas o ecologistas radicales. Por eso se autodenominan “pro-revolucionarios”, considerándose una especie de “fraternidad para la propagación de la revolución” y no ya como militantes y organizaciones fruto de la lucha histórica de la clase obrera. En consecuencia, su objetivo no declarado pero real es tirar por la borda las lecciones de los últimos 55 años de luchas obreras y los resultados de cien años de lucha de la Izquierda Comunista Internacionalista, y poner en tela de juicio los logros organizativos de ésta: la concepción militante de la organización política comunista como producto del combate histórico del proletariado y como vanguardia política en la lucha, favoreciendo, por el contrario, una visión de un círculo de intelectuales reflexionando sobre el futuro de la humanidad y soñando con tener un impacto revolucionario en éste.
En resumen, esta reunión constituyó una “conspiración” destinada a desacreditar y devaluar las posiciones y los combate de la Izquierda Comunista Internacionalista, para remplazar sus “obsoletas” adquisiciones políticas y organizativas a través del engaño teórico y la defensa organizacional del cada uno por su propio interés en un supuesto polo “pro-revolucionario”. En la perspectiva de tal “revisionismo” destructor, no fue en absoluto por un olvido o por “una falta de espacio” o incluso por falta de “financiación”, como sugieren, que los promotores no invitaron a la CCI a esta conferencia. Al contrario, lo hicieron deliberada y conscientemente: se trataba de evitar la confrontación política que inevitablemente habría buscado la CCI a través de la denuncia del engaño, en la medida en que el objetivo prioritario de esta conferencia “Potemkin”, en el que esencialmente coinciden plenamente la mayoría de los participantes, no era el clarificar y profundizar las posiciones, sino al contrario, presentar un falso comunismo de izquierdas, desplegar un agudo anzuelo que sirva sobre todo para atrapar a los que buscan una perspectiva revolucionaria y de esta menara participar en el establecimiento de un “cordón sanitario” para impedir que se unan a las posiciones de la Izquierda Comunista y en particular de la CCI. Este engaño es lo contrario de un instrumento para el combate proletario; es una barrera destinada a impedir el desarrollo y el fortalecimiento de las vanguardias revolucionarias.
CCI, 15 de septiembre de 2023.
1En Español Archives - Internationalist Perspective [36] y Controversias (leftcommunism.org) [37].
2Manifiesto del Primer Congreso de la CCI | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org) [38]
3Rencontre internationale convoquée par le PCI-Battaglia Comunista [39] , Revue internationale n° 10, 1977.
4Ibid.
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El 7 de octubre, bajo una lluvia de cohetes, una horda de islamistas sembró el terror en las localidades israelíes que rodean la Franja de Gaza. En nombre de una "venganza justa" por los "crímenes de la ocupación", en nombre de "los musulmanes de todo el mundo" contra el "régimen sionista", Hamas y sus aliados lanzaron a miles de "combatientes" fanatizados a cometer las peores atrocidades contra civiles indefensos, mujeres, ancianos e incluso niños. La brutalidad de Hamas no tuvo límites: asesinatos, violaciones, torturas, secuestros, escuelas como objetivos, inocentes perseguidos hasta sus hogares, miles de heridos...
Apenas repelidas las despreciables acciones de Hamas, las Fuerzas de Defensa de Israel (Tsahal) desataron su poder destructivo sobre la Franja de Gaza en nombre de la lucha entre "la luz" y "las tinieblas". En el momento de redactar estas líneas, la aviación israelí bombardea sin cesar la superpoblada franja bajo el control de Hamas, llevándose por delante a civiles y terroristas sin distinción, mientras Tsahal dividía la Franja de Gaza en dos y rodeado su capital. Al "hacer llover el fuego del infierno sobre Hamas", el gobierno de Netanyahu arrasa indiscriminadamente viviendas y se lleva consigo a la tumba a miles de víctimas inocentes, incluyendo varios miles de niños.
El ataque de Hamas dejó atónito al mundo entero. Israel, un Estado cuya burguesía cultiva día tras día, año tras año, un sentimiento de ciudadela asediada en la población, un Estado con servicios de inteligencia como el Mossad y el Shin Bet, entre los más reputados del mundo, un Estado aliado de larga data de los Estados Unidos y su arsenal de vigilancia... Israel, al parecer, no vio venir nada: ni los ejercicios sospechosos de Hamas, ni la concentración de miles de cohetes y hombres. El Estado hebreo tampoco tuvo en cuenta las múltiples advertencias, especialmente las de su vecino Egipto.
Varias hipótesis pueden explicar esta sorpresa:
- Netanyahu y su grupo están tan divididos y son bastante estúpidos, marcados por el peso del populismo y las peores aberraciones religiosas, centrados en la defensa de sus pequeños intereses inmediatos y obsesionados por el control de Cisjordania y la "recuperación de la tierra prometida", y que quizás subestimaron la inminencia del ataque por lo que no se procedió a concentrar las fuerzas de Tsahal en esta región.
- Cuestionados por una parte de la burguesía israelí, el ejército y los servicios secretos, también es posible que Netanyahu haya ignorado deliberadamente las alertas para intentar recuperar el control de la situación política en Israel mediante la realización de la "unión nacional". Otra hipótesis, completamente posible, es que una parte del aparato estatal no haya informado al gobierno sobre la inminencia del ataque para debilitarlo aún más.
Lo que es seguro, en cualquier caso, es que antes del 7 de octubre, Netanyahu hizo todo lo posible por fortalecer el poder y los medios de Hamas, ya que esta organización estaba totalmente en contra de los Acuerdos de Oslo de 19931 , que preveían la autonomía de Palestina. Es "Bibi" mismo quien ha afirmado esta política: "Cualquiera que quiera frustrar la creación de un Estado palestino debe apoyar el fortalecimiento de Hamas y transferir dinero a Hamas. Esto es parte de nuestra estrategia". Estas palabras fueron pronunciadas por Netanyahu el 11 de marzo de 2019 ante los diputados del Likud (información dada por el importante diario israelí Haaretz el 9 de octubre pasado).
Por el momento, es difícil determinar las causas de este fiasco de las fuerzas de seguridad israelíes. Pero cada una de las dos hipótesis, al igual que la dinámica en la que se sumerge Oriente Medio, revela el creciente caos que reina en el aparato político de la burguesía israelí: inestabilidad de las coaliciones gubernamentales, corrupción masiva, juicios por fraude, trampas legislativas, reforma judicial muy impugnada que apenas disimula ajustes de cuentas dentro del aparato estatal, delirios supremacistas de los ultraortodoxos... Todo esto en un contexto de aumento de la inflación y una extensión considerable de la pobreza.
En cuanto a los supuestos “combatientes” de Hamas, la mera presencia de esta organización, competidora de una OLP corrupta hasta la médula, al frente de la Franja de Gaza es una expresión caricaturesca del caos y la irracionalidad en los que ha caído la burguesía palestina. Cuando Hamas no reprime con sangre las manifestaciones contra la miseria, como en marzo de 2019 (lo que deja entrever suficientemente el destino del "pueblo palestino" una vez "liberado" del "colonialismo sionista"), cuando sus líderes mafiosos no se llenan los bolsillos con ayuda internacional (Hamas es una de las organizaciones terroristas más ricas del planeta), cuando no fomenta ataques terroristas, este grupo sanguinario predica una ideología de las más oscurantistas, racistas y delirantes.
El Estado de Israel y Hamas, en diferentes momentos y con medios diferentes, han practicado la política del peor escenario, lo que ha llevado a las masacres actuales. Una política que, en última instancia, no beneficiará a ninguno de los dos beligerantes, pero que ampliará aún más las destrucciones y la barbarie.
El conflicto palestino-israelí no es un conflicto estrictamente local. Menos de dos años después del inicio de la guerra en Ucrania, mientras una serie de conflictos se reavivan en los Balcanes, en el Cáucaso o en el Sahel, esta conflagración sangrienta no es simplemente otro episodio de un conflicto que lleva décadas. Es, por el contrario, una nueva etapa significativa en la aceleración del caos mundial.
En un futuro cercano, no se puede descartar la posibilidad de que Israel se vea obligado a librar una guerra en tres frentes contra Hamas, Hezbollah e Irán. Una expansión del conflicto tendría repercusiones mundiales significativas, con un gran flujo de refugiados provenientes de Gaza o Cisjordania y la desestabilización de los países vecinos de Israel. También tendría consecuencias inmediatas particularmente devastadoras para la economía mundial en su conjunto, dada la importancia de Oriente Medio en la producción de hidrocarburos.
La importación del conflicto a Europa, mediante una serie de ataques terroristas, tampoco puede descartarse. Ya se ha perpetrado un atentado reivindicado por el Estado Islámico en Bélgica. Un profesor también fue brutalmente asesinado en Francia el 13 de octubre por un joven islamista, menos de una semana del inicio de la ofensiva de Hamas.
Pero no es necesario esperar a la expansión del conflicto para constatar su dimensión internacional2. La magnitud del ataque de Hamas y el nivel de preparación que requirió dejan pocas dudas sobre la implicación de Irán, que aparentemente está dispuesto a incendiar toda la región para defender sus intereses estratégicos inmediatos y tratar de salir del aislamiento. Es una verdadera trampa que la República Islámica ha tendido a Netanyahu. También es la razón por la cual Teherán y sus aliados han multiplicado las provocaciones con los lanzamientos de misiles de Hezbollah y los Houthíes (Yemen) contra posiciones israelíes. Rusia, sin duda, también ha desempeñado un papel en la ofensiva de Hamas: es un medio, al menos así lo espera, para debilitar el apoyo de Estados Unidos y Europa a Ucrania.
Aunque la violencia no se extienda a todo Oriente Medio de inmediato, la dinámica de la desestabilización es inevitable e impredecible. En este sentido, la situación solo puede preocupar a China: debilitaría no solo su suministro de hidrocarburos, sino que también representaría un obstáculo considerable para la construcción de sus "rutas de la seda" con sus enormes infraestructuras portuarias, ferroviarias o de hidrocarburos. Sin embargo, China, que se encuentra en una posición ambivalente, también podría contribuir al caos si finalmente apoya abiertamente a Irán, esperando así aliviar la presión estadounidense en el Pacífico.
Este conflicto muestra hasta qué punto cada Estado aplica cada vez más, para defender sus intereses, una política de "tierra quemada", buscando no ganar influencia o conquistar intereses, sino sembrar el caos y la destrucción entre sus rivales.
Esta tendencia a la irracionalidad estratégica, a las visiones a corto plazo, a la inestabilidad de las alianzas y al "cada uno por sí mismo y para si mismo" no es una política arbitraria de uno u otro Estado en particular, ni el producto de la mera estupidez de alguna fracción burguesa en el poder. Es la consecuencia de las condiciones históricas, aquellas de la descomposición del capitalismo, en las que todos los Estados se enfrentan3. Con el inicio de la guerra en Ucrania, esta tendencia histórica hacia el caos y el peso del militarismo en la sociedad se han agravado profundamente. El conflicto palestino-israelí confirma hasta qué punto la guerra imperialista es ahora el principal factor de desestabilización de la sociedad capitalista. Producto de las contradicciones del capitalismo, el aliento de la guerra alimenta a su vez el fuego de esas mismas contradicciones, aumentando, a través del peso del militarismo, la crisis económica, el desastre ambiental, el desmembramiento de la sociedad... Esta dinámica tiende a corromper todos los sectores de la sociedad, a debilitar a todas las naciones, comenzando por la primera de ellas: los Estados Unidos.
Los líderes occidentales se apresuraron a respaldar a Israel, mostrando inicialmente cierta ansiedad y dudas sobre la mejor manera de manejar la situación. Incluso el presidente francés, en contra de su habitual forma de actuar, se ridiculizó, él solito, al realizar un complicado ejercicio diplomático, instando a movilizar contra Hamas la coalición creada en 2014 contra el Estado Islámico, para esa misma noche retractarse de manera vergonzosa.
Al dirigirse a Tel Aviv y a los países vecinos de Israel, las potencias europeas buscan aprovechar la situación para recuperar terreno en la región. Sin embargo, fue Biden quien marcó la pauta al tratar de presionar a Israel para evitar una masacre en Gaza. También envió dos portaaviones a la zona para enviar un mensaje de firmeza a Hezbollah e Irán.
Cuando los Estados Unidos llevaron a cabo, durante el mandato de Obama, el traslado de su "pivote estratégico" hacia Asia (una política continuada por Trump y Biden), no por ello abandonaron su influencia en el Medio Oriente. Washington trabajó, con los Acuerdos de Abraham en particular, para establecer un sistema de alianzas entre Israel y varios países árabes, especialmente Arabia Saudí, para contener las aspiraciones imperialistas de Irán, delegando en el Estado hebreo la responsabilidad de mantener el orden.
Pero no se tuvo en cuenta la dinámica de creciente inestabilidad en las alianzas y la tendencia profunda al "cada uno para sí". La burguesía israelí ha priorizado constantemente sus propios intereses imperialistas sobre los de Estados Unidos. Mientras que Washington favorece una "solución" de dos estados, Netanyahu ha multiplicado las anexiones en Cisjordania, arriesgando encender la región, al mismo tiempo que cuenta con el respaldo militar y diplomático estadounidense en caso de un empeoramiento del conflicto. Estados Unidos se encuentra ahora atrapado por Israel, obligado a respaldar la política irresponsable de Netanyahu.
La respuesta decidida de Biden muestra la falta de confianza que la administración estadounidense tiene en la camarilla de Netanyahu y la preocupación ante la perspectiva de un estallido catastrófico en el Medio Oriente. El conflicto palestino-israelí es un nuevo punto de presión sobre la política imperialista de Estados Unidos, que podría resultar calamitosa en caso de una escalada. Washington se vería entonces obligado a asumir una presencia militar considerable y un respaldo a Israel que no solo afectaría la economía estadounidense, sino también su apoyo a Ucrania y, más aún, su estrategia para contener la expansión de China.
El discurso pro-palestino de Turquía, un miembro "incorregible" de la OTAN, también contribuirá a debilitar a Estados Unidos en la región, al igual que las tensiones entre Israel y varios países de América Latina, que probablemente aumentarán las tensiones con su patrocinador norteamericano. Washington está tratando de evitar que la situación escape a todo control, una ambición perfectamente ilusoria a largo plazo, dada la dinámica funesta en la que se sumerge el Medio Oriente.
Las imágenes de las atrocidades cometidas por Hamas y por la Tsahal han dado la vuelta al mundo, y en todas partes la burguesía nos ha instado a elegir un bando. En todos los canales de televisión y en todos los periódicos, tanto de izquierda como de derecha, se ha desarrollado una repugnante propaganda belicista, a menudo burda y a veces más sutil, ordenando a cada uno a elegir entre la "resistencia palestina" y la "democracia israelí", como si no hubiera más opciones que apoyar a una u otra de estas sanguinarias camarillas burguesas.
Parte de la burguesía, especialmente en Europa y América del Norte, lleva una feroz campaña para legitimar la guerra y las atrocidades del ejército israelí: "Defendemos el derecho de Israel a existir, a defenderse y a garantizar la seguridad de su pueblo. Y entendemos perfectamente que es necesario combatir el terrorismo" (Meloni). Por supuesto, las burguesías se adornan con todas las virtudes humanitarias al lamentar hipócritamente las víctimas civiles en la Franja de Gaza. Pero, tranquilícense, buenos señores, Scholz está seguro: "Israel es un Estado democrático guiado por principios muy humanitarios, y podemos estar seguros de que el ejército israelí respetará las reglas derivadas del derecho internacional en todo lo que hace".
La burguesía también puede contar con sus partidos de izquierda para alimentar su sucia propaganda nacionalista. Casi todos abogan por la defensa de Palestina. Sus discursos van desde la supuesta defensa de la población palestina víctima de los bombardeos hasta el apoyo desvergonzado a los bárbaros de Hamas. Instrumentalizando el legítimo disgusto que suscitan los bombardeos en Gaza, se organizaron grandes manifestaciones pro-palestinas en Londres y en Berlín.
Es cierto que la clase obrera no está hoy en condiciones de oponerse directamente a la guerra y sus horrores. Pero elegir un campo imperialista contra otro es una trampa mortal. Porque es aceptar la lógica de la guerra, que es "el odio, las fracturas y las divisiones entre los seres humanos, la muerte por la muerte, la institucionalización de la tortura, la sumisión, las relaciones de fuerza como única lógica de la evolución social"4. Porque es creer ciegamente las mentiras descaradas que la burguesía repite en cada conflicto: "Después de esta guerra, volverá la paz". Sobre todo, porque es ponerse del lado de los intereses de la burguesía (defender a toda costa el capital nacional, incluso si eso lleva a la humanidad a la tumba) y renunciar a la lucha por la única perspectiva realmente capaz de poner fin a la dinámica asesina del capitalismo: la lucha por la defensa de los intereses históricos del proletariado, la lucha por el comunismo.
Los trabajadores en Israel y Palestina muy probablemente se dejarán llevar, en su gran mayoría, por el terreno del nacionalismo y la guerra. Sin embargo, a través de una serie de nuevas luchas en muchos países, en particular en Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, la clase obrera ha demostrado que es capaz de luchar, si no contra la guerra y el militarismo en sí, al menos contra las consecuencias económicas de la guerra, contra los sacrificios exigidos por la burguesía para alimentar su economía de guerra. Esto es una etapa fundamental en el desarrollo de la combatividad y, a largo plazo, de la conciencia de clase5. La guerra en el Medio Oriente, con el agravamiento de la crisis y las necesidades adicionales de armamentos que generará en todo el mundo, solo aumentará las condiciones objetivas de esta ruptura.
Pero esta guerra trae consigo peligros aún imprevisibles para la clase obrera. Si las masacres empeoran o se extienden, el sentimiento de impotencia y las divisiones dentro de la clase obrera podrían ser un obstáculo significativo para el desarrollo de su esfuerzo de combatividad y reflexión. Como demuestran las manifestaciones pro-palestinas, el conflicto en el Medio Oriente podría tener un impacto muy negativo en la clase obrera, especialmente en Francia, el Reino Unido o Alemania, países en los que la presencia de muchos judíos y musulmanes, combinada con el discurso incendiario de los gobiernos, hace la situación más que explosiva.
La guerra palestino-israelí sin duda provoca un sentimiento de impotencia y divisiones dramáticas dentro de la clase obrera. Pero la inmensidad de los peligros y la tarea por realizar no deben llevarnos al fatalismo. Si hoy la clase dominante llena la cabeza de los trabajadores con su propaganda nacionalista y belicista, la crisis en la que se hunde el capitalismo también crea las condiciones para que estallen, a largo plazo, luchas masivas y surja una reflexión, primero en las minorías revolucionarias y luego dentro de toda la clase.
EG, 6 novembre 2023
1 Firmado por Arafat, ex Presidente de la OLP, y Yitzhak Rabin, Primer Ministro de Israel.
2 Las descaradas mentiras de izquierdistas y estalinistas de todo pelaje, que tergiversan la posición bolchevique sobre las luchas de liberación nacional (que ya era errónea en su momento) para justificar su cínico apoyo a la "causa palestina" en nombre de la lucha de un "pueblo oprimido" contra el "colonialismo sionista", es pura hipocresía. Es más que evidente que Hamás es un peón en el gran tablero imperialista internacional, apoyado y armado en gran medida por Irán y, en menor medida, Rusia.
3 A este respecto, invitamos a nuestros lectores a consultar dos de nuestros textos sobre el tema:
- la actualización de "Militarismo y descomposición", Revista Internacional nº 168 (2022);
- el tercer manifiesto de la CCI: "El capitalismo conduce a la destrucción de la humanidad... Sólo la revolución mundial del proletariado puede acabar con él", Revista Internacional nº 169 (2022)
4 Tercer manifiesto de la CCI: "El capitalismo conduce a la destrucción de la humanidad... Sólo la revolución mundial del proletariado puede ponerle fin [2]", Revista Internacional nº 169 (2022).
5 Para desarrollar nuestra reflexión sobre la realidad de la ruptura que se está produciendo actualmente en el seno de la clase obrera, ver, en francés: "La lucha está por delante de nosotros [41]", Révolution internationale nº 499 (2023).
Links
[1] https://es.internationalism.org/files/es/balance_de_la_intervencion_de_la_cci_en_las_luchas_obreras_en_el_mundo.pdf
[2] https://es.internationalism.org/content/4893/el-capitalismo-lleva-la-destruccion-de-la-humanidad-solo-la-revolucion-mundial-del
[3] https://es.internationalism.org/content/4997/balance-de-nuestras-reuniones-publicas-por-que-la-cci-habla-de-ruptura-en-la-dinamica
[4] https://es.internationalism.org/en/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[5] https://es.internationalism.org/files/es/criticas_a_los_llamados_comunistizadores_iii_jacques_camatte_-_del_bordiguismo_a_la_negacion_del_proletariado.pdf
[6] https://libcom.org/article/wandering-humanity-jacques-camatte
[7] https://www.nytimes.com/2023/03/29/technology/ai-artificial-intelligence-musk-risks.html
[8] https://en.internationalism.org/content/17287/acceleration-capitalist-decomposition-poses-clear-possibility-destruction-humanity
[9] https://www.marxists.org/archive/marx/works/1857/grundrisse/ch10.htm#p521
[10] https://en.internationalism.org/ir/134/what-method-to-understand-decadence
[11] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199507/1824/xi-el-marx-de-la-madurez-comunismo-del-pasado-comunismo-del-futuro
[12] https://libcom.org/article/world-we-must-leave-jacques-camatte
[13] https://libcom.org/article/interview-jacques-camatte-2019
[14] https://en.internationalism.org/content/17290/leftism-modernism-misadventures-berard-tendency
[15] https://es.internationalism.org/en/tag/series/los-comunistizadores
[16] https://es.internationalism.org/en/tag/cuestiones-teoricas/modernismo
[17] https://es.internationalism.org/files/es/guerra_en_medio_oriente_otra_demostracion_mas_de_que_el_capitalismo_es_un_peligro_para_el_planeta.pdf
[18] https://ceip.org.ar/Lenin-y-la-guerra-imperialista#_ftn1
[19] https://es.internationalism.org/content/4897/los-anos-20-del-siglo-xxi-la-aceleracion-de-la-descomposicion-capitalista-plantea
[20] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/oriente-medio
[21] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/israel
[22] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/palestina
[23] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/cartas-de-los-lectores
[24] https://es.internationalism.org/en/tag/3/47/guerra
[25] https://es.internationalism.org/files/es/guerras_y_masacres_en_israel_gaza_ucrania_azerbaiyan._el_capitalismo_siembra_la_muerte_en_todo_el_mundo_como_impedirlo.pdf
[26] https://es.internationalism.org/en/tag/2/25/la-decadencia-del-capitalismo
[27] https://es.internationalism.org/files/es/mexico_huracan_otis_una_muestra_del_caracter_destructivo_del_capitalismo.pdf
[28] https://www.latimes.com/espanol
[29] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200702/1239/cambio-climatico-el-responsable-del-calentamiento-del-planeta-es-el-ca
[30] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200512/359/huracan-katrina-el-capitalismo-es-el-responsable-de-la-catastrofe-s
[31] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/mexico
[32] https://es.internationalism.org/en/tag/3/50/medio-ambiente
[33] https://es.internationalism.org/files/es/refugiados_europa_delega_el_trabajo_sucio_en_frontex_y_en_terceros_paises.pdf
[34] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/europa
[35] https://es.internationalism.org/files/es/una_conferencia_del_comunismo_de_izquierdas_en_bruselas_una_trampa_para_los_que_quieren_comprometerse_en_la_lucha_revolucionaria.pdf
[36] https://internationalistperspective.org/category/es/
[37] https://www.leftcommunism.org/?lang=es
[38] https://es.internationalism.org/cci/197510/176/manifiesto-del-primer-congreso-de-la-cci
[39] https://fr.internationalism.org/french/Rinte10/rencontre_inter_BC
[40] https://es.internationalism.org/files/es/guerra_en_el_medio_oriente_un_paso_mas_en_la_barbarie_y_el_caos_mundial.pdf
[41] https://fr.internationalism.org/content/11088/lutte-devant-nous
[42] https://es.internationalism.org/en/tag/3/45/descomposicion