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Revolución Mundial nº 88, septiembre-Octubre 2005

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Ejecución sumaria en el metro de Londres, la burguesía democrática prepara sus escuadrones de la muerte

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Viernes 22 de julio, los policías han abatido con 5 balas de revólver, disparadas a bocajarro, a Jean Charles de Menezes, un electricista brasileño de 27 años. El “crimen” de este joven obrero consiste en que estuvo en un lugar inoportuno en un momento inoportuno y, quizá –pues hay razones para dudar de la versión oficial- el haberse dado a la fuga ante un grupo de policías que lo habían tomado por un “peligroso terrorista”. Todo esto no ocurre en una favela de Río de Janeiro y los pistoleros no pertenecen a un Escuadrón de la Muerte, que, en Brasil y en otros países del Tercer Mundo, gozan de carta blanca de las autoridades para “limpiar” los “asociales” (pequeños delincuentes u opositores políticos). Esto ocurre en Londres, la capital del país “más democrático del mundo”, cuyos policías son los famosos “bobbis”, reputados por su bonhomía, funcionarios de la policía más prestigiosa del mundo, Scotland Yard.

Evidentemente, este crimen ha provocado una cierta emoción entre los portavoces de la clase burguesa: el Financial Times habla de «un viraje potencialmente peligroso tomado por las fuerzas de seguridad»; desde luego, el jefe de la policía londinense, Sir Ian Blair, ha lamentado esta “torpeza” y ha presentado sus condolencias a la familia de la víctima. En fin, una encuesta ha sido abierta para “establecer la verdad”, incluso es posible que uno o dos policías sean sancionados por no saber distinguir entre un brasileño católico y un pakistaní musulmán. Sin embargo, los verdaderos responsables del crimen no son los pistoleros que han apretado el gatillo. Si han podido asesinar al joven Jean Charles es porque habían recibido la orden de “tirar a matar”.

Las explicaciones no faltarán, marcadas por la sutil hipocresía que caracteriza a la clase dominante británica. Según Sir Ian Blair, «no hay nada gratuito, no ha habido la menor ligereza. No hay una política de “tirar a matar”, lo que hay es “una política de tirar a matar para proteger [1] [1]. Su predecesor, John Stevens, que no tiene ninguna necesidad de utilizar eufemismos, había dado la pauta hace unos meses: «no hay más que un medio seguro para detener a un kamikaze decidido a cumplir su misión: hay que quemarle la cabeza directamente y de forma total. Esto significa apuntar a la cabeza con una potencia devastadora, matarlo en el acto»[2] [2]. Pero este discurso no es privativo de los policías, tenemos al “ultra-izquierdista” alcalde de Londres, Ken Livingstone, que justifica el asesinato en estos términos: «Si tenemos delante un kamikaze potencial que puede activar una carga de explosivos, la política que se aplica es la de tirar a matar»[3] [3]

El argumento del “kamikaze decidido a cumplir su misión” es un pretexto falaz. Cuando las tropas británicas disparaban a irlandeses inocentes que habían tomado por terroristas, no era porque los verdaderos terroristas del IRA fueran kamikazes (la religión católica reprueba el suicidio). En realidad, para el Estado capitalista, en Gran Bretaña y en todos los países llamados “democráticos”, los actos terroristas, como los del 7 y 21 de julio, sirven siempre para reforzar las medidas de represión, para avanzar en la puesta en marcha de métodos que son propios de regímenes “totalitarios” y sobre todo para habituar a la población a tales métodos. Es lo que ha pasado en Estados Unidos después del 11-S del 2001. Y también en Francia en 1995 tras los atentados atribuidos a los “Grupos Islámicos Armados” procedentes de Argelia. Para la propaganda oficial de la clase dominante es preciso elegir: bien aceptar una presencia cada vez más agobiante de la policía en todos los momentos y en todos los lugares de nuestra vida, bien “hacerle el juego al terrorismo”.

Hoy, en Gran Bretaña, esta omnipotencia de la policía alcanza una de sus cotas más extremas: los agentes no solamente tienen el derecho sino la orden de matar a cualquiera que les parezca sospechoso a poco que no obedezca inmediatamente sus requerimientos. Y esto sucede en el país que ha inventado desde 1679 el “habeas corpus”, es decir, la prohibición de toda detención arbitraria.

Tradicionalmente, en Gran Bretaña, de la misma manera que en los países “democráticos”, no se podía meter en prisión a una persona sin antes haberla presentado ante un juez. Hoy, en este país, hay personas detenidas en la cárcel de Berlmash –cerca de Londres- y que han sido encarceladas sin proceso. Hoy, las personas pueden ser asesinadas directamente en la calle sin proceso alguno[4] [4]

Por el momento, el blanco oficial de estas medidas son los “terroristas kamikazes”. Pero sería un terrible error creer que la burguesía, la clase que dirige la sociedad, se va a limitar a ellos. La historia ha demostrado repetidas veces que esta clase social cuando se siente amenazada no vacila en saltarse a la torera sus grandes principios “democráticos”. En el pasado, estos principios fueron el instrumento de su combate contra la arbitrariedad de la clase aristocrática. Después, cuando dominó la sociedad completamente sin verse amenazada, supo conservarlos como ornamentos para engañar a las masas explotadas y hacerles aceptar la explotación. Así, en el siglo XIX, la burguesía inglesa pudo pagarse el lujo de dejar entrar en Gran Bretaña a los refugiados de las revoluciones vencidas en el continente, como ocurrió con los obreros franceses víctimas del aplastamiento de la Comuna de París en 1871.

Hoy, no son los terroristas islámicos los que representan una amenaza para la burguesía. Las principales víctimas de este terrorismo criminal son los obreros y los empleados que toman el metro para dirigirse a sus trabajos o los que trabajaban en las oficinas de las Torres Gemelas. Además, el terrorismo, gracias al horror legítimo que inspira en la población, ha constituido un excelente pretexto para toda una serie de Estados para justificar aventuras imperialistas en Afganistán o Irak.

La única fuerza de la sociedad que puede amenazar a la burguesía es la clase obrera. Por el momento, los combates obreros están muy lejos de amenazar el orden burgués. Pero la clase dominante sabe que la crisis sin solución de su sistema y los cada vez más violentos ataques que esta última le obligará a adoptar contra los proletarios empujará a estos a llevar combates de cada vez mayor amplitud hasta el extremo de amenazar su dominación. Entonces no serán los “terroristas” los que serán tiroteados como conejos sino los obreros más combativos y los elementos revolucionarios, los comunistas (que serán tratados de “terroristas”) [5] [5]. ¡Y todo esto se hará sin Habeas Corpus!

No estamos haciendo especulaciones o predicciones sacadas de una bola de cristal. Es la respuesta que siempre ha empleado la burguesía cada vez que ha sentido que sus intereses vitales estaban amenazados. El tratamiento que habitualmente reserva la burguesía de TODOS LOS PAISES “DEMOCRATICOS” a las poblaciones de las colonias o del llamado Tercer Mundo es aplicado también a los proletarios de esos países “privilegiados” cada vez que se levantan contra la explotación. Así, en Alemania 1919, en un país gobernado por el Partido Socialdemócrata, es decir, el partido de Gerhard Schröeder, primo hermano del de Tony Blair, fueron masacrados miles de obreros, que siguiendo la estela de la revolución de 1917 en Rusia, se habían levantado contra el orden burgués. Y los revolucionarios como Rosa Luxemburgo o Kart Liebchneck fueron asesinados por militares que los habían arrestado con el pretexto de que pretendían huir.

No podemos limitarnos a denunciar el repugnante asesinato del 22 de julio en Stockwell. Esto pueden hacerlo igualmente las numerosas plañideras que gimotean lamentando “los atentados a los derechos democráticos”. Deben servir a los proletarios de Gran Bretaña y de todos los países para comprender la verdadera naturaleza y los verdaderos métodos, de su enemigo de clase, la burguesía. Desde hoy, la burguesía prepara en todas partes auténticos escuadrones de la muerte que los proletarios deberán enfrentar mañana.

Corriente Comunista Internacional 24 de julio 2005



Notas:

[1] [6] Guardian.co.uk 24 de julio

[2] [7] News of the World, domingo 6 de marzo, página 13, artículo titulado “Olvidar los derechos humanos, acabar con los fanáticos”.

[3] [8] News24.com 22 de julio

[4] [9] Esto está autorizado por las “leyes especiales” como las que se aplicaron en Irlanda del Norte durante años.

[5] [10] En Francia, en el momento de las grandes huelgas de otoño 1995, el ministro del interior Pasqua comenzó a comparar a los obreros en huelga con los “terroristas” que habían hecho estallar una bomba en el metro unos meses antes.


Geografía: 

  • Gran Bretaña [11]

Cuestiones teóricas: 

  • Terrorismo [12]

Elecciones presidenciales del 2006: NO al voto, SI a la lucha de clases (I)

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Frente a la ensordecedora campaña ideológica de la burguesía para enganchar a los trabajadores en el circo electoral sexenal, iniciamos esta serie con el propósito de hacer un seguimiento regular de esta campaña para brindar elementos de reflexión al proletariado que es el destinatario central de toda esta ofensiva. En esta ocasión tratamos acerca de la posición marxista sobre la cuestión parlamentaria y electoral que es una de las fronteras de clase que delimitan al campo proletario del terreno burgués.


¿Por qué la burguesía gasta millones en el mantenimiento y perfeccionamiento del sistema parlamentario de partidos?

Sin duda, porque es la forma más apropiada de organización de la vida política de la burguesía y de su dictadura contra la clase trabajadora. Esta hoja de parra le permite al capital presumir una vida “civilizada” donde los diferentes partidos actúan en igualdad de condiciones para hacer valer sus proyectos de gobierno ante el “pueblo” (concepto interclasista que abarca por igual a la burguesía, a la pequeña burguesía, a lo que queda de los campesinos, y... al proletariado); es decir, un verdadero circo que esconde la realidad de que todos los partidos políticos que actúan en él pertenecen al capital y que sus pretendidas “diferencias” no son, al fin de cuentas, más que matices que complementan el amplio arco iris de las fuerzas del Estado capitalista que actúan contra el proletariado concertando una división del trabajo cuidadosamente diseñada para hacerle aceptar los designios de sus explotadores.

Con respecto al parlamentarismo el proletariado cuenta ya con una posición ampliamente fundamentada, la CCI resumiendo esa experiencia señala en sus Posiciones (ver contraportadas de nuestras publicaciones):

“En el capitalismo decadente, las elecciones son una máscara. Todo llamamiento a participar en el circo parlamentario no hace sino reforzar la mentira de presentar las elecciones como si fueran, para los explotados, una verdadera posibilidad de escoger. La “democracia”, forma particularmente hipócrita de la dominación de la burguesía, no se diferencia en el fondo de las demás formas de la dictadura capitalista como el estalinismo y el fascismo”.

De la misma forma organizaciones revolucionarias como el Partido Comunista Obrero Alemán (KAPD), en su programa de mayo de 1920 dice: “Exhortar al proletariado a participar en las elecciones parlamentarias, significa despertar y alimentar en él la ilusión de que la crisis podría ser superada mediante recursos parlamentarios; esto supone utilizar un medio que la burguesía utilizó en su propia lucha de clase; mientras que en la situación actual, sólo los medios de lucha de clase proletarios, aplicados de forma resuelta y sin contemplaciones, pueden tener una eficacia decisiva”…. Por eso añade, “Para los comunistas, el parlamento no puede ser actualmente, en ningún caso, el teatro de una lucha por reformas y por el mejoramiento de la situación de la clase obrera, como sucedió en ciertos momentos en la época anterior.”[1] [13]

Siguiendo ese principio la Internacional Comunista en su primer Congreso define: “El parlamentarismo de gobierno se ha convertido en la forma ‘democrática’ de la dominación de la burguesía, a la que le es necesaria, en un momento dado de su desarrollo, una ficción de representación popular que exprese en apariencia ‘la voluntad del pueblo’ y no la de las clases, pero en realidad, constituye en manos del capital reinante, un instrumento de coerción y opresión.”[2] [14]

Estas adquisiciones del movimiento obrero hunden sus raíces en la convicción profunda de que la participación en el parlamento así como en los sindicatos había sido una táctica correcta cuando el capitalismo podía ofrecer algunas reformas a la clase obrera pero que se trastocó en caduca con su declinación histórica. Hoy la única función que tiene el parlamento y que explica su supervivencia, es la mistificación. Hay que insistir en dos cosas para ejemplificar esto: por un lado, en el hecho de que la clase obrera cuenta ya con casi cien años de experiencia para clarificar que con la participación parlamentaria y electoral no hay posibilidad de un cambio social y, por lo tanto, que la participación en este circo no hace sino apuntalar la ilusión de que votando o apoyando a los legisladores en el “congreso” (cámaras de senadores y diputados) los trabajadores podrán lograr beneficios reales en sus condiciones de vida y de trabajo; por el otro, no hay que olvidar que la llamada ‘voluntad del pueblo’ no es sino uno de los tantos cuentos con los que la burguesía embarca a los trabajadores para legitimar socialmente sus regímenes de gobierno escondiendo, que se trata pura y simplemente de una estrategia de su clase, para perpetuar su sistema de opresión y explotación.


¿Fueron en algún momento el parlamentarismo y las elecciones formas de lucha propias de los trabajadores?

Las elecciones y el parlamento son y han sido instrumentos de la burguesía y jamás un terreno confiable para la lucha obrera. Pero, en un periodo donde la revolución no estaba aún a la orden del día y donde el proletariado podía arrancar reformas favorables dentro del sistema tal participación permitía, a la vez, hacer presión a favor de estas reformas, utilizar las campañas electorales como medio de propaganda y agitación alrededor del programa proletario y emplear el parlamento como tribuna de denuncia de la ignominia de la política burguesa. Esta fue la razón que motivó la lucha por el sufragio universal a lo largo del siglo XIX en una gran cantidad de países de Europa donde los partidos socialistas de la época utilizaban los parlamentos burgueses para impulsar el desarrollo de la conciencia y el despertar político que fomentara la identidad del proletariado como una clase enfrentada al capital.

La aparición del parlamento en la historia del capitalismo, se dio, cuando el empuje revolucionario de la burguesía en el siglo XIX destinado a barrer las formas de dominio de las antiguas clases explotadoras. Este proceso da como resultado que la nueva clase explotada, el proletariado, comparta el interés por este avance progresista del capital pues la destrucción de los resabios feudales favorece históricamente el desarrollo de la nueva clase revolucionaria, la clase obrera; es esta la fuente no sólo del uso que hace el proletariado de los instrumentos de la clase burguesa como el sufragio, la acción parlamentaria y, en general, la democracia, sino también del apoyo, por ejemplo, a las guerras nacionalistas (formación de naciones contra la dispersión y el atraso feudal), siempre en la perspectiva de acercar el momento de la lucha decisiva y revolucionaria contra la burguesía, es decir cuando hubiera alcanzado su dominación política histórica.

No obstante, los comunistas jamás dejaron de advertir contra los peligros de una tal situación: por un lado, la plena vigencia de un colosal desarrollo económico que ofrecía no sólo una prosperidad social sino también un pretendido mentís a la perspectiva revolucionaria y, por el otro, la ruptura del lazo entre el combate por reformas inmediatas (sindicalismo, parlamentarismo) y la lucha revolucionaria final por el comunismo, lo cual degeneró en la ideología del reformismo (la limitación a la defensa inmediata y la mejora de las condiciones de vida del proletariado) y del gradualismo (la noción de que el capitalismo podría abolirse por un proceso completamente pacífico de evolución social).


¿Cuál es la estrategia electoral de la burguesía actualmente?

No basta con recordar las adquisiciones políticas del movimiento obrero para entender la utilización que hace la burguesía del circo electoral, es necesario además denunciar las trampas concretas de moda en determinado momento. En el contexto actual, cuando la crisis económica que se extiende y profundiza desde hace por lo menos cuatro décadas, amenaza con volcar sus consecuencias devastadoras de manera más acuciante sobre los trabajadores, resurge la cuestión social y tiende a colocarse cada vez más en el centro de la vida de la sociedad; una cuestión que había quedado marginada después de la campaña contra el comunismo propiciada por la muerte del estalinismo que la burguesía igualó a muerte del comunismo y del marxismo y que se desató tras la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989, este retorno es producto del desgaste de esa campaña después de dieciséis años de evidencias de que el pretendido “triunfo del capitalismo” no es más que una patraña: el fracaso de los “nuevos mercados”, el bluf de la “nueva economía” y de la “revolución informática”, pero, sobre todo el dominio del desempleo masivo y la pauperización de los obreros. Una situación que contiene la potencialidad de la toma de conciencia de los trabajadores acerca de la quiebra del capitalismo y más allá acerca de la perspectiva comunista y de que ellos son la única fuerza social actualmente capaz de realizarla.

Previniendo este peligro mortal para su dominación, la burguesía está aplicando en todos los países una estrategia muy bien diseñada contra el desarrollo de la conciencia, la combatividad, la identidad y la confianza en sí de la clase obrera:

- Poniendo en práctica una campaña de fomento a la ideología democrática, cuya fórmula pretendidamente poderosa para decidir soberanamente no es más que el acto más impotente de un miembro de la clase obrera que está llamada a hacer nada más y nada menos que la revolución comunista mundial.

- Ante el descontento que se generaliza entre los explotados acompañado, se ofrecen las elecciones como la única alternativa para manifestar la indignación y la insatisfacción crecientes ante la degradación acelerada de las condiciones de vida;

- Luego, para desvirtuar la solidaridad obrera llama a los trabajadores a “vengarse haciendo pagar al culpable”, enfocándose sobre tal o cual personaje, o partido político, descargando así el descontento social del proletariado en un “voto de castigo” tan estéril para este último pero tan productivo para la burguesía pues le permite renovar la vieja mentira de que el problema de la miseria en el capitalismo se debe a la mala gestión, por ineptitud o por corrupción, de determinado personaje o partido, escondiendo que en realidad el responsable es el capitalismo.

- La burguesía esconde que su juego democrático electoral le sirve para hacer una alternancia en el gobierno para garantizar la salud de sus mecanismos de gobierno como clase, pues los partidos sólo son la expresión orgánica del control estatal de la burguesía, los cuales se reparten las tareas para encuadrar a los trabajadores usando diferentes ideologías y mecanismos de control.

- El complemento de esta campaña está en llamar a defender el voto y a vigilar que las elecciones sean limpias. Como ya lo demostramos hace seis años, esta campaña crea la ilusión de que su opinión se respeta y que por ese medio puede cambiar las cosas. Después de todo el proceso electoral es orientado según las necesidades y los acuerdos de la clase dominante. Esta siempre tendrá en sus manos la fuerza de los medios de difusión para manipular e inducir el voto.

- Pero además puede decirse que se requiere elegir al más progresista entre los personeros de la burguesía. ¿Quiénes serían estos? Hoy cualquier llamado a apoyar a unas pretendidas fracciones progresistas de la burguesía y aprovechar las supuestas “divisiones” entre los partidos del Estado capitalista no es más que una trampa criminal contra la clase obrera. Ya desde principios de siglo una parte importante de los revolucionarios desmentían que hubiera esas divisiones y demostraban que todos los partidos de la burguesía han estado unidos siempre contra el proletariado. “Las diferencias entre liberal y clerical, entre conservador y progresista, entre burgués y pequeñoburgués, puede decirse que han desaparecido. Todo lo que los socialpatriotas y los reformistas propugnaban acerca de los desacuerdos entre los partidos y de las ‘divisiones’ utilizables (…) era ya entonces una patraña.”[3] [15]


¿Qué hacer?

La burguesía gasta una fortuna para impedir el desarrollo de la conciencia obrera a través de las campañas electorales y la práctica parlamentaria, ante la intensificación de los ataques a las condiciones de vida de los explotados que destaca la necesidad de defenderse desarrollando asambleas masivas, manifestaciones en las calles y zonas fabriles, huelgas de masas, los capitalistas ofrecen la alternativa de… ¡votar para “cambiar” el gobierno, apoyar a los diputados y senadores pues estos sabrán velar por sus intereses!

¡NO! No es el terreno del parlamento ni las elecciones las opciones para los trabajadores. La emancipación de la clase obrera deberá ser obra de ella misma, es ella quien debe asumir en sus propias manos la lucha contra la causa de su miseria que no es otra que la explotación capitalista. Aunque, hay que decir, tampoco la solución se encuentra en los actos “anti-elección” como los que alienta el EZLN (vea en este mismo número el artículo dedicado a la “6ª declaración”). Así pues, el capitalismo no deja otra alternativa a la clase obrera: la revolución proletaria.

RR/27-agosto-2005



[1] [16]Publicado en la Revista Internacional 97, 2° trimestre de 1999.

[2] [17]Los 4 primeros congresos de la Internacional Comunista /1, Cuadernos de P y P.

[3] [18]H. Gorter. Jefes, partido y masas

Situación nacional: 

  • Mexico [19]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El engaño del parlamentarismo [20]

IMSS, SICARTSA, VW..., Descontento aplastado por los sindicatos

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Pese a los discursos de la burguesía sobre el “privilegiado” lugar que ocupa México en la economía mundial y más allá de los “alegres pronósticos” sobre un crecimiento de la economía por encima de los 3 puntos, detrás de esta cortina de humo está la cruda realidad del desempleo en aumento, la desesperanza laboral para millones de jóvenes, ataque a las pensiones y jubilaciones, contención salarial dando ridículos aumentos, de apenas 4 o 5%... sumado a todo esto, tenemos los incrementos en los ritmos de explotación en medio de amenazas y chantajes de la burguesía de “llevarse las empresas” a otros países o de que en “otros países los trabajadores exigen menos”.


VW: la burguesía usa el chantaje y un “sindicalismo responsable”


La revisión del contrato colectivo de trabajo en la planta VW de Puebla se hizo bajo la “amenaza” sindical de la huelga, la cual, como siempre que el sindicato controla las acciones, se conjuro justo antes de la hora del entallamiento. Los obreros obtendrán un 4.2 de aumento salarial y un 0.7 a prestaciones. Esto fue presentado por el sindicato como una “victoria”.

Para que esta “victoria” tuviera lugar, la empresa y el sindicado, en complicidad con el Estado, se encargaron de montar una campaña de chantaje, si los obreros se iba a la huelga seguramente se llevarían a otro país la producción de un modelo cuya producción creará “más empleos”. Si los obreros optaban por la huelga se anunciaba un sin fin de calamidades para VW y para Puebla (cuya vida económica gira en gran medida sobre la “salud” de VW). Las pocas voces a favor de la huelga fueron expuestas como “irresponsables” e “ingratas”, así pues, apoyados en un ambiente cargado de chantaje hacia los trabajadores descontentos con la situación, empresa, sindicato y autoridades marcharon a una negociaciones que mantuvieron en “suspenso” hasta el último minuto para rematar en la mencionada “victoria”, el sindicato es presentado ahora como el “defensor del empleo” (el mismo sindicato que hace tres años votó por correr a los eventuales), con “visión de largo plazo”, y en un arrebato de cinismo, se presenta a sí mismo como “sindicalismo de nuevo cuño”. Esta experiencia vuelve a recordar a los obreros que mientras abandonen su suerte a los sindicatos éstos seguirán llevándola a derrotas, aún cuando las disfrazan de “triunfo”.


SICARTSA: Patrones, gobierno y sindicato contra los trabajadores


La huelga estallada desde el 1 de agosto ha sido promovida, dirigida y orquestada de principio a fin por el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMRM). Al inicio se arrastró a los trabajadores detrás del pliego petitorio en la negociación del contrato colectivo de trabajo sin embargo, el sindicato se “focalizó” en la obtención del contrato de Atibsa (donde laboran 15 empleados) y en negociar lo de Apodaca, dejando relegadas las demandas de sus agremiados. Para nadie es secreto que este sindicato goza de una amplia trayectoria en el sindicalismo de viejo estilo, que su preocupación, como la de todos los sindicatos, es aumentar sus “zonas bajo su control”. Empero, ello no explica todo. Al parecer la industria del acero necesita mojar la pólvora de los trabajadores orquestando una acción preventiva para evitar que en el futuro inmediato los obreros, por su cuenta, pongan en riesgo la producción de esta rama industrial. Así, no es muy lógico que el SNTMMRM se aferre a la “lucha” por obtener el contrato de una empresa pequeña arriesgándose a evidenciarse ante sus “representados” (ha habido asambleas donde la división se hizo tan patente que los obreros estaban divididos y a punto para los golpes). Es en ese marco que entra el gobierno al quite y asume su papel en el reparto de tareas atiobreras. Es a través de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, declarando la huelga inexistente (por estallar la huelga un minuto antes de lo previsto), como tanto el sindicato como sus congéneres de la JFCA atrapan a los trabajadores en un callejón sin salida: ninguna fracción sindical, ninguna “institución estatal” ni de derechos humanos va a defender a los trabajadores, todos laboran para contener el descontento del proletariado y para hacer que el capitalismo siga funcionando.

En la huelga de SICARTSA se ve lo que acabamos de afirmas: la empresa amenaza con cerrar miles de empleos, culpabilizando a los huelguistas por atreverse a levantar la mano contra el patrón, el sindicato desatando una lucha entre sus fracciones para impedir que los obreros salgan de su regazo y, por su parte, el gobierno declara inexistente la huelga sumiendo a los trabajadores en la impotencia y la desmoralización. Tardarán en recuperar su combatividad y eso garantiza al capital un cierto periodo de “explotación tranquila”.


IMSS: Luchar sí, pero no con el sindicato


En todo el mundo la burguesía esta desmantelando el famoso “Estado benefactor” que, en pocas palabras, significa una andanada de ataques tremendos a las condiciones de vida de los trabajadores (ataques a pensiones, jubilaciones, servicios médicos, etc.). Alemania, Francia, EUA, México… ¡en todo el mundo esta situación se acelera!. Es por ello que los trabajadores del IMSS son los primeros en alzar la voz ya son ellos los primeros en sentir la dureza del ataque: congelación de plazas (39 mil para fines de 2005), reducción de las pensiones, aumento de los tiempos para la jubilación. Este ataque general provocó y seguirá provocando, un enorme descontento entre los trabajadores, sin embargo, el Sindicato del IMSS, el ala izquierda del capital y el gobierno se están encargando de desviar este descontento hacia caminos al abismo. Por un lado instalan la bandera de la lucha contra “los neoliberales” que quieren privatizar todo, “¡hasta la salud!”. Pero por otro, hacen todo lo posible para hacer pasar los golpes, desviando el descontento hacia una pugna sindical: ya sea por “democratizar el SNTSS” o para crear un “sindicato alternativo”, en ambos casos los trabajadores no tienen nada que ganar.

Los trabajadores deben tener claro que el capitalismo al ser un sistema en decadencia, no puede ofrecer un mejoramiento de la vida de la humanidad, por eso, los trabajadores deben luchar, pero no tras los sindicatos, deben de tomar las experiencias de combate de sus hermanos de clase en otras partes del mundo, deben tomar en consideración que la lucha no es local ni nacional sino tiene una connotación mundial, los obreros de todo el mundo conforman una misma clase que se enfrenta hoy a los mismos retos, Es una lucha donde los trabajadores sólo cuentan con ellos mimos, con su solidaridad y su unidad, para enfrentar todos los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo. En ese combate los sindicatos de todos los pelajes son enemigos de los trabajadores, y tiene que enfrentar la lucha bajo el lema que una vez lanzaran Marx y Engels a los obreros de todo el mundo: “La emancipación de la clase trabajadora será obra de ella misma”.

DAN/20-08-05

Situación nacional: 

  • Mexico [19]

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • La cuestión sindical [21]

Trotsky, militante fiel de la clase obrera

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El 20 de agosto de 1940, Trotsky murió asesinado por los agentes de Stalin. A 65 años de su muerte estalinistas, trotskistas y otros izquierdistas vuelven a tomar el nombre del gran revolucionario para remendar sus disfraces proletarios con los que pretenden desviar a los trabajadores de su verdadera lucha. Toman su nombre y lo que de su historia no le hace daño a la burguesía, para en conferencias, mítines y hasta obras de teatro y radionovelas convertir su legado en un cascarón hueco al esconder el arsenal que para el combate revolucionario ha constituido y constituye la vida de este hombre ejemplar. De frente a esta campaña de confusión, los revolucionarios estamos obligados a denunciar a aquellos que se esconden bajo el nombre de Trotsky para jugar el papel de fieles lacayos de la burguesía llevando una política diametralmente opuesta a la desarrollada por este militante a lo largo de toda su vida.


Troskismo: falsificador del legado de Trotsky [1] [22]

Pocos son los revolucionarios que permanecieron fieles durante su vida entera y que murieron de pie, en la lucha, como Rosa Luxemburgo o Carlos Liebknecht. Trotsky fue uno de ellos: tras una apasionada vida de militante enteramente dedicada a la cusa de la clase obrera falleció como revolucionario y luchador. Es cierto que Trotsky, en sus últimos años defendió muchas posiciones oportunistas tales como la política del “entrismo” en la socialdemocracia, el frente obrero, etc.; posiciones criticadas, con toda la razón, por la Izquierda Comunista en los años 30. Sin embargo, nunca se pasó al campo de la burguesía, como sí lo han hecho trotskistas después de su muerte. Sobre la cuestión de la guerra imperialista, muy especialmente, defendió hasta el final la postura tradicional del movimiento revolucionario: transformación de la guerra imperialista en guerra civil por ello cuanto más se iba acercando la guerra imperialista mundial, más crucial era, para la burguesía mundial, eliminar a Trotsky.

El asesinato de los viejos bolcheviques había servido para fortalecer el poder absoluto de Stalin. El de Trotsky vino además a significar que para la burguesía mundial, incluida la rusa, era necesario ir a la guerra generalizada sin estorbos. El camino quedó perfectamente despejado tras la desaparición de la última gran figura de la Revolución de Octubre, del más célebre de los internacionalistas. Ese fue el resultado de la gran eficacia del aparato de la GPU que Stalin utilizó para liquidarlo.

Para la burguesía, el asesinato de Trotsky no era suficiente. Lenin había escrito en El Estado y la Revolución, lo que se ve obligada a hacer la burguesía con los revolucionarios para obstaculizar el movimiento obrero: ...Después de su muerte, se intenta convertirlos en íconos inofensivos, canonizarlos, por decir así, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para “consolar” y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando el filo revolucionario de ésta... Olvidan, relegan a un segundo plano, tergiversan el aspecto revolucionario de esta doctrina, su espíritu revolucionario. Hace pasar a primer plano, ensalzan lo que es o parece ser aceptable para la burguesía”.

Son quienes pretenden ser sus continuadores, los trotskistas, los que tras la muerte de este revolucionario han asumido esta sucia labor. Ha sido basándose en sus posiciones oportunistas con lo que han justificado todas las guerras nacionales desde el final de la II Guerra Mundial y con lo que se hicieron defensores de un campo imperialista, el de la URSS. Todos los errores políticos de Trotsky, por muchas consecuencias dramáticas que hayan tenido, no lo convirtieron en enemigo de la clase obrera, mientras que sus “herederos” sí que acabaron siéndolo después de su muerte. Trotsky fue incluso capaz, a la luz de lo ocurrido al iniciarse la guerra, de admitir que tenía que revisar y, sin duda modificar sus análisis políticos, especialmente en lo que se refiere a la URSS como la caracterización de “Estado obrero degenerado”.

Como lo afirmó Natalia, su compañera en la vida y en la lucha por la revolución, los trotskistas ni siguieron a Trotsky ni revisaron sus posiciones políticas tras la victoria de la URSS en el segundo conflicto mundial. Las discusiones que siguen teniendo los trotskistas siguen manteniendo el silencio sobre cuestiones fundamentales como la de la naturaleza de la URSS o la del internacionalismo proletario y del derrotismo revolucionario frente a la guerra. Así, desde que el trotskismo traicionó a la clase obrera y al internacionalismo proletario apoyando un campo imperialista contra otro en la II Guerra Mundial, no ha cesado de apoyar a los pequeños imperialismos contra los grandes en las numerosas luchas llamadas de liberación nacional y otras luchas de los “pueblos oprimidos”.

El trotskismo murió para la clase obrera y no hay para él resurrección posible. Por ello la tradición de la Izquierda Comunista, que no tiene nada que ver con la IV Internacional y todas sus actuales reencarnaciones, reclama: ¡Dejad a Trotsky en paz!, su legado no les pertenece.

RM/agosto-2005


[1] [23]Las ideas expuestas son extractos del artículo A Trotski lo mataron porque era un símbolo para la clase obrera, publicado en la Revista Internacional 103.

Corrientes políticas y referencias: 

  • Trotskismo [24]

desarrollo de la conciencia y la organización proletaria: 

  • La Oposición de izquierdas [25]

«Sexta declaración» del EZLN, un camino falso para el proletariado

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En el marco de una agudización de la pugna de la burguesía, que toma como pretexto la preparación del proceso electoral de 2006, el EZLN ha sacado una declaración con un tono aparentemente crítico del circo electoral en preparación, y aunque ahora por primera vez reconoce que en el centro del sistema capitalista se encuentra la explotación, e invoca a los trabajadores, procura que estos se convenzan que deben de diluir sus fuerzas en lo que llaman “sociedad civil”, es decir en un interclasismo estéril. Esta declaración usada como argumento para convocar a una actuación aparentemente crítica del proceso electoral y del capitalismo es en realidad un llamado que representa en los hechos un complemento de la campaña electorera y un discurso que apuntala la ideología de la clase dominante que hace creer que el capitalismo puede “mejorar” haciendo leyes “buenas”, o rescatando las viejas formas “distributivas” (el “Estado del bienestar”) que durante los años de posguerra formaron parte de las políticas capitalistas que le ayudaron a sostener el proceso de acumulación y por supuesto la explotación. Por esa razón esta sexta declaración (6ª-D) es una confirmación fehaciente del carácter contrarrevolucionario del EZLN.


“La otra campaña” complemento de las campañas electorales


La 6ª-D, y los posteriores comentarios de Marcos, hacen aparentar que ha habido un giro del EZLN, ya que ahora se lanza contra los procesos electorales y declara la guerra al PRD y a López Obrador, sin embargo esos argumentos que la prensa del capital, lo mismo que su aparato de izquierda presentan como “radicales”, no son sino frases huecas y engañosas.

La pretendida denuncia a tales procesos electorales y grupos, no proviene de una reflexión y una denuncia de lo que representan, sino que la repulsión que dice tener hoy Marcos contra los principales partidos existentes (PAN PRI, PRD), es porque descubrieron en “abril del 2001” que “los políticos no tenían nada de decencia...” Es hasta 2001 que se dan cuenta que el PRI, PAN y PRD mentían y por eso, nos dicen: “… ya no hicimos ningún contacto con los poderes federales, porque entendimos que el diálogo y la negociación habían fracasado por causa de esos partidos políticos.”. De manera que no es que consideren que el sistema capitalista con sus instituciones (como los partidos) y sus instrumentos (como los procesos electorales) son elementos que el capital usa para reforzar su sistema, sino que son los partidos, y por tanto los procesos electorales en que estos participan, los que no sirven, es decir que bastaría con poner otros partidos y entonces el instrumento de dominación burgués podría cambiar su esencia… ¿O que tiene que decir el EZLN de la participación del grupo de los “monos blancos” en las elecciones para diputados de hace algunos años en Italia, apoyados por el maquillado partido estalinista “Refundazione Communista”? ¿O que tiene que objetar contra el parlamento europeo al que Elorreaga (ver Reforma, 29-09-1999, p. 14) amenazaba con asistir para “denunciar” al gobierno mexicano?... El mismo EZLN en su segunda declaración (junio 1994) hacía apología de la democracia y las elecciones: “Ahora la posibilidad de tránsito pacífico a la democracia y a la libertad se enfrenta a una nueva prueba: el proceso electoral de agosto de 1994. La CND [Convención Nacional Democrática] debe exigir la realización de elecciones libres y democráticas…” Es esta actitud aparentemente radical y de denuncia a los procesos electorales y al PRD lo que ha animado a sectores de trabajadores para pensar que ahora el EZLN ayudará en el proceso de toma de conciencia, sin embargo su anti electoralismo planteado como una desilusión (ellos se dicen traicionados por el PRD y engañados por el PRI y PAN al no firmar los acuerdos de San Andrés), no hace sino reforzar la idea que el aparato de dominio de la burguesía pude ser utilizado o reformado y entonces servir a los intereses de los explotados.

De manera que el papel que el EZLN tiene al promover “la otra campaña” es el de reforzar la idea de que la democracia es el único camino que se tiene ante el capitalismo... Si bien las criticas del EZLN en contra del PRD y López Obrador lo hace aparecer como un grupo radical, de “la mera izquierda”, dice Marcos, intentando mostrar que hay una diferencia entre el PRD y el EZLN, podemos afirmar que aunque por su forma son diferentes, su esencia mistificadora y defensora del sistema los hace ser instrumentos ajenos al proletariado estructurados orgánicamente al capital, por eso aunque sus discursos difieren en la forma, ambos como los “altermundistas”, sostienen que “otro mundo es posible” pero se esfuerza por convencer que ese otro mundo es el capitalismo con rostro humano…

Sabemos que muchos trabajadores, sobre todo las jóvenes generaciones se ven tocados por este aparente radicalismo del EZLN, y la denuncia del carácter mistificador que lleva la 6ª-D aparece como un acto de soberbia o de sectarismo, sin embargo es obligación de los revolucionarios presentar los argumentos y denunciar a los que presentándose como sus aliados y amigos no hacen sino engordar las viejas estructuras del capital y detener el proceso de clarificación, reflexión y toma de conciencia.


La “sexta declaración” en defensa del capitalismo

Junto al discurso aparentemente anti electoral del EZLN, está su promoción al nacionalismo y a la defensa de la economía capitalista. Pretendiendo criticar al Tratado de Libre Comercio (TLC), terminan defendiendo la economía nacional y a las empresas mexicanas, en tanto concluyen que el problema no es el capitalismo, sino la intromisión del gran capital extranjero, por eso dicen: “… hacen leyes como las del Tratado de Libre Comercio, que pasan a dejar en la miseria a muchos mexicanos, tanto campesinos y pequeños productores, porque son ‘comidos’ por las grandes empresas agroindustriales, tanto como los obreros y pequeños empresarios, porque no pueden competir con las grandes trasnacionales…”. Y si el TLC efectivamente fue construido, en el plano económico y político, para fortalecer a los EUA en la lucha imperialista mundial, no por ello hace que los trabajadores tengan que igualar su condición de oprimido con los capitalistas nacionales que han sido conducidos a la quiebra.

De la misma manera su “gran proyecto radical” sostiene que las empresas en manos del Estado son una forma diferente de propiedad que los trabajadores tendrían que defender, de manera que sin ningún rubor llaman a organizarse para la “… defensa conjunta y coordinada de la soberanía nacional, con oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales.” De frente a este patrioterismo y los cantos del EZLN alabando a la propiedad estatizada, vale recordar la denuncia que alzó el Grupo de Trabajadores Marxistas [1] [26] contra el discurso venenoso de L. Cárdenas y sus políticas estatizadoras: “...La tarea del proletariado mexicano no es sacrificarse para que la industria petrolera y los ferrocarriles sean lucrativos para los capitalistas... sino conquistarlas, quitarlas a la burguesía por medio de la revolución proletaria...” (Comunismo, 1938). De manera que hoy como ayer llamar a la defensa de las industrias estatales no significa otra cosa sino la defensa del capitalismo.

No sólo lo dicho sobre la defensa que hace el EZLN del marco legal construido por la burguesía para sostener su poder, ilustra el carácter burgués del EZLN, también su critica al “nuevo modelo” económico, añorando las viejas políticas promotoras del “intevencionismo estatal” de corte keynesiano, usadas hasta mediados de los 70: “... el neoliberalismo cambió a la clase política de México, o sea a los políticos, porque los hizo como que son empleados de una tienda, que tienen que hacer todo lo posible por vender todo y bien barato.” Enseguida continuando con su tradición de defensa a la Constitución[2] [27] , agregan: “Ya ven que cambiaron las leyes para quitar el artículo 27 de la Constitución y se pudieran vender las tierras ejidales y comunales... Y también dijeron que van a privatizar, o sea a vender a los extranjeros, las empresas que tenía el Estado para apoyar el bienestar del pueblo. Que porque no funcionan bien... Pero, en lugar de mejorar, los derechos sociales que se conquistaron en la revolución de 1910 son ahora como para dar lástima...”

Las campañas electorales, lo mismo que esa “otra campaña” son terrenos ajenos al proletariado, su proceso de reflexión y el fortalecimiento de su conciencia, exige reconocer que el verdadero terreno de combate está en la defensa de sus condiciones de vida, pero al mismo tiempo debe ubicar a los farsantes que presentándose como amigos complementan el trabajo destructor de la burguesía. En adelante, los comunistas deberán llevar un seguimiento cuidadoso sobre esta campaña del EZLN pues se perfila desde hoy como el catalizador de la reactivación del izquierdismo y el fortalecimiento de la izquierda de la burguesía en general, una necesidad que tiene el capital actualmente frente al desgaste alarmante de su aparato estatal de izquierda ante los ojos de los trabajadores.

Tatlin/14-08-2005


[1] [28]El GTM, grupo de la Izquierda Comunista que estuvo activo en México durante los años 30. Para ver más sobre éste, recomendamos nuestro libro “La Izquierda Comunista de Italia”

[2] [29]Recuérdese que en 1994 el EZLN validaba jurídicamente su alzamiento en un artículo de la misma constitución que la burguesía ha usado para justificar su dominio.

Situación nacional: 

  • Mexico [19]

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