Los comunistas y la cuestión del antirracismo

Printer-friendly version

Reflexiones sobre la reunión de la CCI 14.6.2020 (contribución del simpatizante)

He estado en torno a reuniones de la CCI toda mi vida, y ellas en torno a mí, pero sólo he asistido a un par de reuniones públicas (en los viejos tiempos en los que la gente podía sentarse conjuntamente en las salas). Ayer fue la primera reunión en línea, no pública, a la que he asistido y me provocó muchos pensamientos y reflexiones. Estas son algunas de ellas.

La intervención de Nick me pareció especialmente importante. Como persona que se encuentra en la periferia del mundo académico, soy muy consciente del culto a lo nuevo, de la producción de trabajo intelectual en interés de ello, y de las lógicas económicas, culturales y políticas que lo impulsan. Por supuesto, esto refleja las lógicas más amplias de la sociedad que generan un millón de ‘nuevas’ ideas, productos y movimientos que encarnan procesos e imperativos (el capital, el beneficio, la explotación) que han cambiado poco desde la época de Marx, pero que en su forma exterior pueden parecer - (tecnologías verdes, antirracismo...) - que ofrecen soluciones a las crisis del momento. Ante la proliferación de viejas y gastadas formas que se presentan como las infinitas posibilidades de lo perpetuamente nuevo, no es de extrañar que la gente se confunda y vea las causas de las crisis como soluciones. (Pido disculpas por mi estilo académico de escribir - es un hábito que es difícil de desaprender).

Por eso creo que Nick ha acertado de lleno al recordarnos el consejo de un difunto camarada: el papel de los revolucionarios es repetir. Mientras la gente se pierde en los extravíos que el capitalismo genera como parte de su curso "natural", es vital que los revolucionarios ofrezcan decididamente perspectivas que corten el ruido y que se basen en conceptos y teorías que generaciones de experiencias de lucha y pensamiento han demostrado ser precisas y eficaces. Nick también señaló que esto no pretende ser una repetición mecánica. Con esto, entiendo que el camarada quería decir que debería ser un tipo de repetición reflexiva que aprende y se ajusta -de forma muy cuidadosa y crítica- en respuesta a las condiciones cambiantes del momento. Veo este tipo de repetición más como una espiral que como un círculo, que se repite, pero nunca vuelve exactamente al mismo lugar dos veces.

Para mí, esto plantea una cuestión importante: cómo responder conceptual y prácticamente a las condiciones cambiantes y a las relaciones socio-ecológicas-productivas de la sociedad capitalista y, al mismo tiempo, mantener un rumbo revolucionario claro. ¿Cómo conseguir el equilibrio adecuado?

En un momento de la reunión, se afirmó inequívocamente que "no puede existir un antirracismo revolucionario". Comprendo la antipatía hacia el antirracismo y hacia las formas en que las diversas identidades -y el propio concepto de identidad- son explotadas por las ideologías capitalistas de izquierda y derecha en el mantenimiento de nuestro actual y apocalíptico modo de producción. El antirracismo liberal sólo puede concebir, en el mejor de los casos, una explotación equitativa para todas las "razas" bajo el capitalismo y no deshará las relaciones sociales que requieren, crean y mantienen las jerarquías, ya estén basadas en el género, el color de la piel de alguien o cualquier otra categoría.

Esto reafirma la posición de la CCI en relación con el feminismo, tal como se expone aquí: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1775/xiii-la-transformacion-de-las-relaciones-sociales-segun-los-revolu

Al mismo tiempo, tengo la sensación de que este tipo de afirmaciones a menudo se repiten en un sentido más o menos mecánico, dando la impresión de que los marxistas pueden ser bastante frívolos sobre las cuestiones de raza y género. No porque no se tomen estas cuestiones en serio, sino porque a veces no quieren pensar sobre sí mismos en relación con estas categorías del ser que se encuentran en el corazón del poder capitalista. Nos guste o no, todos, incluidos los revolucionarios, somos producto de la sociedad capitalista -que a su vez es un variado guiso de otras formas sociales autoritarias, patriarcales, igualitarias, feudales, etc.- y encarnamos sus formas de hacer, pensar y ser, inevitablemente y sin remedio. Creer que todo el mundo es igual, que la raza y el género son construcciones, una herramienta ideológica de la clase dominante, etc., no es lo mismo que estar libre de las maneras más y menos sutiles, los modos de hablar, los gestos, etc. en los que el racismo, el sexismo, etc. existen y se perpetúan. Estos son increíblemente perniciosos y pegajosos, difíciles de detectar y de eliminar porque impregnan todo lo que tocan. Por ejemplo, en el artículo citado anteriormente, leemos que los movimientos proletarios están necesariamente implicados en "un incesante combate contra la penetración de las ideas de la clase dominante en sus filas". Se trata de una afirmación importante que, sin embargo, está escrita en el lenguaje imperial, y redactada con una terminología militarista tomada directamente de los libros de juego y el discurso burgueses.

Podría preguntarse "bueno, ¿de qué otra manera deberíamos escribir este tipo de declaraciones? Este es el lenguaje que utilizamos, estamos inmersos en una guerra". De eso se trata exactamente, porque la modernidad colonial ha construido todo un mundo a su imagen y semejanza. Tenemos que transformar necesariamente el mundo en otra cosa desde dentro de ese mundo, y para ello es necesario prestar mucha atención a las formas en que podríamos cambiar los modos cotidianos de práctica y discurso para no perpetuar las divisiones que tan bien funcionan para dividir a la clase. No se trata de "simples" mistificaciones identitarias o políticamente correctas, sino que tienen implicaciones reales para cultivar la solidaridad y la fuerza de la clase. Requiere trabajo -en la práctica y en la teoría- superar nuestra propia enculturación. No desaparece por arte de magia porque alguien sostenga perspectivas teóricas antitéticas al orden capitalista o que reflejen fielmente el mundo. Hay cuerpos enteros de literatura nacidos de las luchas decoloniales, indígenas y negras que pueden dar fe de esto, y sólo porque muchas de estas luchas puedan no alinearse completamente con las luchas revolucionarias proletarias, no significa que no podamos aprender de ellas.

Está claro que la ideología liberal de izquierdas está teniendo mucho más éxito a la hora de captar las pasiones de un sector más amplio de la clase obrera que las organizaciones marxistas en la actualidad. Hay muchas razones que lo explican, entre ellas las largas y despiadadas campañas de propaganda durante siglos. En parte, sin embargo, creo que esto también se debe a que organizaciones como BLM y otras organizaciones liberales están haciendo el necesario trabajo de autorreflexión, están leyendo esas literaturas más amplias, con el fin de cultivar solidaridades entre aquellos que han sufrido de manera diferente bajo el capitalismo debido a las identidades que el capitalismo utiliza para dividir y gobernar. En última instancia, por supuesto, estas solidaridades operan en la defensa del capitalismo, pero no veo por qué los revolucionarios no pueden ni siquiera imaginar formas de antirracismo, antisexismo, etc. que trabajen hacia el objetivo mayor de oponerse al capitalismo sobre una base de clase. De hecho, creo que no intentar imaginarlas probablemente obstaculizará el cultivo de las solidaridades que necesitamos, y activamente hará menos probable que se produzca una revolución amplia y significativa. Como mínimo, creo que es una conversación válida que hay que proseguir, más que algo que esté total y definitivamente resuelto.

JB

Respuesta de la CCI

Camarada,

En primer lugar, queremos saludar tu contribución a la reflexión sobre el combate de nuestra clase contra los efectos de la decadencia y (por extensión) de la descomposición del capitalismo, en particular la opresión de las diferentes categorías (identidades) de las personas. También saludamos tu participación en las reuniones de contactos de la CCI. Es un primer paso para superar un enfoque académico estéril – “la producción de trabajo intelectual en interés de ello [el culto a lo nuevo] - frente a las cuestiones que planteas en tu carta.

En tu carta desarrollas principalmente dos puntos. El primero es

No veo por qué los revolucionarios no pueden ni siquiera imaginar formas de antirracismo, antisexismo, etc. que trabajen hacia el objetivo mayor de oponerse al capitalismo sobre una base de clase. De hecho, creo que no intentar imaginarlas probablemente obstaculizará el cultivo de las solidaridades que necesitamos, y activamente hará menos probable que se produzca una revolución amplia y significativa”. Para empezar, queremos señalar que tienes una imagen bastante glamurosa de los defensores (protagonistas) de lo que llamamos "luchas parciales" (algunas de las cuales hoy en día también se llaman luchas identitarias) como el antirracismo, el antisexismo, etc., cuando nos dices que “organizaciones como BLM y otras organizaciones liberales están haciendo el necesario trabajo de autorreflexión, están leyendo esas literaturas más amplias, con el fin de cultivar solidaridades entre aquellos que han sufrido de manera diferente bajo el capitalismo”. Pareces olvidar aquí lo que dices en otra parte de que, dado que tales movimientos para la emancipación de "identidades" oprimidas específicas desarrollan sus políticas y actividades dentro de los límites de la sociedad capitalista y "son productos de la sociedad capitalista", podemos estar seguros de que no están libres de lo que has definido en tu carta como “un variado guiso de otras formas sociales autoritarias, patriarcales, igualitarias, feudales, etc.”, y no vemos por qué debería ser de otra manera.

Para dejar claro nuestro punto de vista sobre la naturaleza de estos movimientos "identitarios", nos gustaría desarrollar la cuestión del antirracismo, ya que es un ejemplo clave de las luchas contra la represión de determinados grupos de personas bajo el capitalismo. Puede que estés de acuerdo con nosotros en que la opresión es inherente al capitalismo y que el capitalismo sin diferentes tipos de opresión no puede existir: ya sea la opresión basada en la etnia, el género, la raza, la edad o cualquier otra. Al igual que la opresión de las mujeres, la opresión racial (de los negros ciertamente, pero también de los millones de indígenas que han sido parcial o totalmente aniquilados por los Conquistadores Españoles durante su conquista de América) está impresa en los genes del capitalismo. La esclavitud de africanos, indios y javaneses fue un elemento indispensable en la expansión global del capitalismo. Por tanto, para erradicar el racismo es necesario acabar con el modo de producción capitalista1.

Pero, como escribes en tu carta, “el antirracismo liberal no deshará las relaciones sociales que requieren, crean y mantienen las jerarquías”. Y estamos de acuerdo contigo. Pero ¿qué pensar de las formas más radicales de antirracismo, por ejemplo, la que se vincula con la lucha por el anticapitalismo? ¿Podrá este tipo de antirracismo deshacer las relaciones sociales del capitalismo? Para la CCI no hay ninguna diferencia fundamental entre la versión liberal y la radical del antirracismo. Incluso el antirracismo radical, como el que defiende, por ejemplo, Angela Davis (brevemente en los Panteras Negras, luego estalinista durante mucho tiempo y, más recientemente, socialdemócrata), que afirma que "no podemos erradicar el racismo sin erradicar el capitalismo", no acabará, desde luego, cuestionando la base de las relaciones productivas capitalistas.

La razón de que cada lucha contra el racismo fracase en desafiar la dominación capitalista es el hecho de que cualquier movimiento antirracista particular no lucha por la emancipación de la humanidad oprimida como un todo, sino sólo contra la discriminación, dirigida hacia su categoría particular. Una de las seis principales reivindicaciones de BLM es el exclusivo "poder político negro independiente y la autodeterminación negra en todas las esferas de la sociedad" (Plataforma de BLM). Un movimiento de este tipo, que toma las diferencias raciales como punto de partida de su lucha, para luchar por más poder para la gente de su propia "raza", excluyendo a otras "razas", perpetúa las divisiones raciales introducidas en la sociedad y en la clase obrera en lugar de servir para superar estas divisiones y construir la solidaridad de clase para derrotar a la burguesía y destruir el capitalismo.

Peor aún: la ideología de las protestas antirracistas se desarrolla en un terreno que puede ser fácilmente manipulado por los izquierdistas y las facciones con buena publicidad como "la corriente Socialista Democrática dentro del Partido Demócrata en los EE.UU." (ver el " Informe sobre el impacto de la descomposición en la vida política de la burguesía, del 23º Congreso de la CCI"2). Incluso son un regalo de bienvenida para estas facciones de la burguesía ya que, al centrarse en aspectos particulares del capitalismo, desvían la atención de la crisis histórica del sistema actual. En tus propias palabras “las formas en que las diversas identidades -y el propio concepto de identidad- son explotadas por las ideologías capitalistas de izquierda y derecha en el mantenimiento de nuestro actual y apocalíptico modo de producción”.

A primera vista, una organización de base como BLM (que no tiene una estructura bien definida y jerárquica, sino descentralizada, con énfasis en la organización local) parece muy espontánea y abierta de mente. Su estructura deja espacio para que las organizaciones locales desarrollen sus propias iniciativas, en las que se posibilita el "trabajo autorreflexivo" y la "lectura de esas literaturas más amplias". Pero esto no hace de esta organización un medio adecuado para el desarrollo de una lucha efectiva contra el capitalismo. Para que tal lucha se desarrolle se necesita algo completamente diferente.

Puede ser que los movimientos antirracistas cultiven un tipo de solidaridad "entre aquellos que han sufrido de manera diferente bajo el capitalismo" y siempre es bueno ver expresiones de solidaridad entre las personas. Pero las preguntas esenciales son: ¿qué tipo de solidaridad y sobre qué base material? La solidaridad de los "aliados blancos" con la lucha de los negros o de los de color, por ejemplo, es completamente diferente de la solidaridad proletaria. Mientras que la primera es una actividad motivada por la indignación ante la injusticia infligida a otro grupo de personas y estará limitada por las divisiones raciales, la segunda solidaridad se basa en las necesidades materiales comunes y la misma meta histórica. La solidaridad obrera no está limitada por las divisiones que el capitalismo ha impuesto a la sociedad, sino que es universal. Es inherente a la solidaridad proletaria la capacidad de trascender todas las divisiones, ya sean raciales, sexuales, corporativistas o nacionales: es la expresión de una clase cuya lucha autónoma está destinada a desarrollar una alternativa fundamental al capitalismo. El proletariado es la primera clase en el seno de la cual no hay intereses económicos divergentes; en ese sentido su solidaridad anuncia la naturaleza de la sociedad por la que lucha” (véase el Texto de Orientación Sobre la Confianza y la Solidaridad, Parte 2, 20013).

Por ejemplo: ¿es posible que personas de clases antagónicas, que participan en el mismo movimiento, cultiven fuertes lazos de solidaridad en sus filas? No creemos que esto sea posible. Este tipo de solidaridad siempre será superficial y volátil. Por lo tanto, al contrario de lo que piensas, estas organizaciones liberales (como BLM, por ejemplo) no pueden "cultivar solidaridades entre aquellos que han sufrido de manera diferente bajo el capitalismo".

BLM como el exponente de la lucha racial burguesa

Examinemos un poco más a fondo Black Lives Matter. Black Lives Matter Global Network Foundation (BLMGN), el nombre oficial de la organización se autodenomina "un Movimiento de lucha por la Libertad, la Liberación y la Justicia" para la población negra de los Estados Unidos. Se fundó en 2013, tras el aumento de la violencia policial contra la población negra.

Ya en 2016 la Fundación Ford y otras corporaciones crearon un fondo para BLM y comenzaron a respaldar sus actividades con enormes cantidades de apoyo financiero que, junto con los millones de dólares de donaciones que recauda cada año, le dieron a BLM la posibilidad de construir una burocracia de personal asalariado y puestos de lobby o influencia. Gran parte de este dinero se gasta en salarios, consultores y viajes; sin embargo, no existe una verdadera transparencia en las finanzas, como lo demuestra una Declaración desde la Primera Línea (grupos locales) de BLM del 30 de noviembre de 2020. En esta declaración pública 10 grupos locales de BLMGN publicaron déficits de liderazgo, organización y contabilidad financiera. "Según nuestra experiencia, a los organizadores de los grupos locales se les ha impedido sistemáticamente establecer una transparencia financiera" ("Es hora de responsabilizarse; Declaración desde la Primera Línea de BLM"4).

Desde el principio, los líderes de BLM se han orientado activamente hacia el Partido Demócrata. "Destacados portavoces de Black Lives Matter realizaron repetidos viajes a la Casa Blanca en 2015 y 2016 para mantener reuniones con el presidente Obama y sus representantes. El Partido Demócrata estaba confiriendo autoridad oficial al grupo" ("Black Lives Matter se aprovecha del capitalismo negro"; WSWS; 4 de abril de 20175). Por lo tanto, aunque BLM no esté afiliado ni tenga vínculos formales con el Partido Demócrata, BLM ha desarrollado estrechos vínculos con el Partido Demócrata.

En la carrera por la presidencia de 2020, los líderes de BLM han propagado activamente la participación en las elecciones demócratas. Se han dirigido regularmente a los líderes del Partido Demócrata para que accedan a sus demandas. En agosto de 2020, Alicia Garza dijo, por ejemplo, que, cuando Joe Biden elija a su compañero de fórmula, sería mejor elegir "a una mujer negra en particular y no sólo a una mujer de color". Patrisse Cullors, por su parte, dijo que estaba "llamando al Partido Demócrata a reunirse en la misma mesa", con el fin de cambiar la plataforma del partido para abordar más audazmente la brutalidad policial y la injusticia racial.

Después de que quedara claro que Biden había ganado las elecciones presidenciales, BLM publicó una declaración en la que decía "felicitar a Joe Biden por convertirse en presidente, y en particular a Kamala Harris, por convertirse en la primera mujer del país -una mujer negra- en servir como vicepresidenta. Esta histórica victoria es un testimonio del trabajo que las mujeres negras han estado haciendo en las calles, en esta campaña y a todos los niveles políticos" (Declaración de BLMGN sobre la victoria de Biden-Harris; 7 de noviembre de 2020)6.

Por lo tanto, la política de BLM es esencialmente capitalista, y la retórica de la justicia social ("desfinanciar a la policía") sólo arroja un barniz de radicalismo sobre ella.

La trayectoria capitalista de BLM es el producto directo de su ideología antirracista, que sostiene que cada opresión puede ser combatida en sus propios términos, sin la abolición de todas las formas de opresión dentro de la sociedad capitalista. Para la clase obrera tal lucha no es una opción. Para los trabajadores no puede terminar la lucha si las demandas de un sector de la clase aún no han sido concedidas. El lema de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) era "todos para uno, uno para todos". Esta consigna se puso en práctica, por ejemplo, en la huelga de masas en Polonia en 1980, cuando los trabajadores, cuyas demandas fueron concedidas por el gobierno, decidieron no volver al trabajo antes de que se hubieran satisfecho las demandas de todos los trabajadores de Polonia7. Por lo tanto, al contrario de lo que piensas, son estas luchas antirracistas, antisexistas, etc. las que realmente “obstaculizan el cultivo de las solidaridades que necesitamos, y activamente hacen menos probable que se produzca una revolución amplia y significativa”. El antirracismo no hace más que atar a los manifestantes más aún al Estado burgués. Este tipo de luchas son un obstáculo para el desarrollo de la lucha de la clase obrera, su solidaridad y su consciencia, que son los únicos instrumentos capaces de lograr un derrocamiento amplio y radical de la base del racismo: el modo de producción capitalista.

El impacto de la ideología dominante en los revolucionarios

El segundo punto que desarrollas en tu carta es sobre el hecho de que incluso los revolucionarios no están “libres de las maneras más y menos sutiles, los modos de hablar, los gestos, etc. en los que el racismo, el sexismo, etc. existen y se perpetúan” (…) “Todos, incluidos los revolucionarios, somos producto de la sociedad capitalista -que a su vez es un variado guiso de otras formas sociales autoritarias, patriarcales, igualitarias, feudales, etc.- y encarnamos sus formas de hacer” (…) “Nuestra propia enculturación no desaparece por arte de magia porque alguien sostenga perspectivas teóricas antitéticas al orden capitalista”.

Ante el peso de esta herencia de la sociedad capitalista sobre los revolucionarios también haces una sugerencia de solución: "podemos aprender de la literatura nacida de las luchas decoloniales, indígenas y negras que puede mostrar cómo luchar contra nuestra propia enculturación". Evidentemente, "hay que trabajar -en la práctica y en la teoría- para superar nuestra propia enculturación". Pero crees que los marxistas “a veces no quieren pensar sobre sí mismos en relación con estas categorías del ser que se encuentran en el corazón del poder capitalista”.

Es cierto que "todos, incluidos los revolucionarios, somos producto de la sociedad capitalista (...) y encarnamos sus formas de hacer". Y los revolucionarios no están “libres de las maneras más y menos sutiles, los modos de hablar, los gestos, etc. en los que el racismo, el sexismo, etc. existen y se perpetúan”. Pero reconoces que no somos víctimas pasivas de esos comportamientos, ya que "podemos aprender de la literatura nacida de las luchas decoloniales, indígenas y negras que puede mostrar cómo luchar contra nuestra propia enculturación".

Para limitarnos a la cuestión del racismo, la CCI ya ha escrito artículos que expresan nuestro punto de vista sobre la cuestión del racismo y el antirracismo y, en la preparación de estos artículos, hemos discutido esta cuestión muchas veces. En estas discusiones también nos referimos regularmente a la "literatura nacida de las luchas decoloniales, indígenas y negras", que va desde W.E.B. Du Bois a Franz Fanon hasta obras académicas más recientes. Así pues, podemos asegurarte que los revolucionarios no aceptan ser víctimas inconscientes de estos comportamientos racistas, y tampoco abogan por la ignorancia de los estudios serios que están produciendo diversos escritores e instituciones académicas. Pero sí parten de un marco teórico diferente, basado en las tradiciones del movimiento obrero8.

Los revolucionarios son militantes de la clase que luchan por una sociedad comunista y, en ese marco, su comportamiento no puede estar en contradicción con el objetivo que quieren alcanzar, ya que tal comportamiento obstaculizaría precisamente no sólo "el cultivo de las solidaridades necesarias", sino también el desarrollo de una cultura fraternal de debate, la organización de una lucha eficaz, la constitución de una organización de combate sólida, etc.

La participación en una organización revolucionaria y la lucha ideológica y teórica que se desarrolla en una organización así hace a estos revolucionarios menos vulnerables al peso y a la influencia de la ideología burguesa o pequeñoburguesa que a cualquier militante individual de la clase.

En este marco, no nos queda del todo claro lo que quieres decir con tu observación de que los marxistas “a veces no quieren pensar sobre sí mismos en relación con estas categorías [cuestiones de raza o género] del ser que se encuentran en el corazón del poder capitalista”. Puede que a veces sea así, pero depende de lo que entiendas por "marxistas" y de si te refieres a todos los marxistas o sólo a ciertos elementos que se hacen pasar por marxistas.

Los revolucionarios no se limitan a la autorreflexión individual, a una especie de terapia, (que, por cierto, no rechazan). La autorreflexión en el sentido revolucionario de la palabra se lleva a cabo en un marco colectivo, sobre un fundamento colectivo, como un todo asociado, extrayendo las lecciones de las luchas anteriores, clarificando lo que está en juego en cada situación, y buscando mejores medios para desarrollar sus capacidades políticas con el fin de contribuir a la lucha de la clase contra todas las formas de opresión.

Por otra parte, la CCI no comparte tu posición de que cuestiones como la raza y el género "se encuentran en el corazón del poder capitalista". La cuestión central en el seno del capitalismo es la contradicción entre el capital y el trabajo asalariado, entre la clase burguesa y la clase obrera. La liberación de la raza y el género de su opresión por la sociedad capitalista sólo puede provenir de la lucha de la clase principal de la sociedad capitalista, el proletariado, porque sólo esta clase contiene y reúne el sufrimiento universal de todos los oprimidos del mundo. Es ésta la que debe asumir la lucha contra las divisiones raciales y sexuales como parte integrante de su lucha por su unificación.

El proletariado es la clase de la desposesión, sin ninguna propiedad, y sometida a una existencia precaria, en la que sólo tiene su fuerza de trabajo para vender. Es una clase que no tiene ninguna economía que defender. La clase obrera, por definición, no tiene nada que perder... sino sus cadenas. Esto hace del proletariado una clase revolucionaria capaz de abolir toda opresión.

18 diciembre 2020

7 Ver Polonia (agosto de 1980): Hace 40 años, el proletariado mundial retomaba de nuevo la huelga de masas https://es.internationalism.org/content/4597/polonia-agosto-de-1980-hace-40-anos-el-proletariado-mundial-retomaba-de-nuevo-la-huelga

8 Ver Esclavitud y racismo, herramientas de la explotación capitalista https://es.internationalism.org/content/4591/esclavitud-y-racismo-herramientas-de-la-explotacion-capitalista

Vida de la CCI: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Cuestiones teóricas: 

Rubric: