Presentación de la Revista Internacional nº 161

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Hace justo cien años estábamos viviendo el momento central de la oleada revolucionaria mundial, concretamente la revolución en Alemania que tenía lugar un año después de la toma del poder político por parte del proletariado en Rusia en octubre de 1917. Y si ya saludamos este hecho en nuestra prensa dedicándole un Manifiesto[1], en esta ocasión queremos llamar la atención de nuestros lectores sobre la tentativa de revolución en Alemania, sobre la que publicamos un artículo en este número de la Revista Internacional, "Revolución en Alemania: hace 100 años, el proletariado hizo temblar a la burguesía”[2]. Esta fracción del proletariado alemán se lanzó también al asalto del cielo lavando con su lucha de clases heroica y solidaria toda la hediondez e infamia de la carnicería imperialista, para poner fin a la barbarie capitalista. Como sucediera en Rusia, la clase obrera creó en Alemania, Consejos Obreros, organismos para la unificación de todos los trabajadores y de la futura toma del poder político. Puesto que estalló en el país más industrializado del mundo capitalista, con la clase obrera más numerosa, la revolución en Alemania presentaba potencialmente una oportunidad de romper el aislamiento del poder proletario en Rusia y de extensión de la revolución a Europa. La burguesía no se confundió al poner fin a la guerra imperialista con la firma del armisticio del 11 de noviembre de 1918, ya que la prosecución de la guerra significaba precisamente un factor de radicalización de las masas, y de desmitificación de todas las fracciones de la burguesía, y sobre todo las de “izquierdas”, como ya se había visto en Rusia en los meses posteriores a la revolución de febrero de 1917. Además, cuando la mayor parte de los partidos de derechas del aparato de Estado se hallaban en plena dislocación a causa del desastre militar, la burguesía alemana supo aferrarse a la traidora socialdemocracia para debilitar y aplastar a la revolución y a la clase obrera en Alemania. Esta es una enseñanza fundamental para la revolución del futuro que habrá de enfrentarse a todas las fracciones de la izquierda y la extrema izquierda del capital que éstas harán todo lo posible para derrotar al proletariado. La CCI ha dedicado numerosos artículos a la revolución en Alemania, incluyendo dos series que recomendamos a nuestros lectores[3].

El fracaso de la revolución en Alemania significó también el de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23. Desencadenó un profundo período de contrarrevolución que abrió las puertas al estallido de la barbarie capitalista, en particular con la Segunda Guerra Mundial, que batió todos los siniestros récords de barbarie de la Primera Guerra Mundial. Pero, a diferencia de lo que sucedió al final de ésta, en esta ocasión el proletariado, aplastado física e ideológicamente, no fue capaz de reaccionar en su terreno de clase con levantamientos revolucionarios. Es más, el retroceso de su conciencia continuó profundizándose en las dos décadas siguientes, hasta que los acontecimientos de mayo de 1968 pusieron de manifiesto un profundo cambio del clima social: nuevas generaciones de proletarios, que a diferencia de sus predecesoras no habían resultado aplastadas por la contrarrevolución, y alentados por las primeras manifestaciones de la crisis abierta del capitalismo, se atrevieron a poner en cuestión el encuadramiento de las luchas por parte de los partidos estalinistas y los sindicatos. Fue así como el proletariado retomaba por fin el camino del desarrollo de su lucha y su conciencia. En este número publicamos un artículo "Sobre nuestras reuniones públicas en el quincuagésimo aniversario del 68 de mayo. ¿significó éste el final de casi medio siglo de contrarrevolución?"[4], en el que argumentamos por qué decimos sí a esta pregunta. La redacción de este artículo ha estado sobre todo motivada por el hecho de que en estas Reuniones Públicas hemos observado, entre muchos de los asistentes a ellas, que existían dos dificultades. Por un lado, "un insuficiente conocimiento de cómo fue el período de contrarrevolución mundial que se abrió con la derrota de la primera oleada revolucionaria, y, por lo tanto, una dificultad para comprender realmente el significado de ese período para la clase obrera y su lucha”. Pero también hemos apreciado una dificultad para captar la dinámica general del período abierto con mayo 68 de mayo, habida cuenta de las manifestaciones muy reales de la barbarie capitalista y de la descomposición de esta sociedad, que a veces dificultan darse cuenta de que la lucha de clases persiste y de posibilidades futuras de desarrollo de ésta.

Precisamente, en este número de la Revista, continuamos el trabajo de balance de la evolución de la sociedad desde mayo 68 que ya iniciamos en el número anterior con un artículo dedicado a la evolución y el empeoramiento de la crisis económica desde 1968: "Cincuenta años después de mayo de 1968, el hundimiento en la crisis económica". En la conclusión de dicho artículo señalamos ya que "Una cosa es demostrar que teníamos razón al predecir la reaparición de la crisis económica iniciada en 1969, y dar un marco de análisis que permita comprender por qué esta crisis sería de larga duración; pero es tarea más difícil mostrar que nuestra predicción de una reanudación de la lucha de clases internacional también se ha visto confirmada”. A este último objetivo dedicamos en este número el segundo artículo de esta serie: "Cincuenta años desde mayo 1968, los avances y retrocesos de la lucha de clases". En cuanto al período comprendido entre 1968 y finales de los años 80, y respecto a la evolución de la relación de fuerzas entre las clases el artículo destaca la existencia de: "Veinte años de luchas que impidieron la marcha hacia la guerra y que, además, vieron desarrollos importantes en la conciencia de clase", pero que no permitieron sin embargo que la clase obrera "desarrollara la perspectiva de la revolución, para plantear su propia alternativa política a la crisis del sistema". Durante estos 20 años, "la burguesía no fue capaz de infligir una derrota histórica decisiva a la clase obrera, ni de movilizarla para una nueva guerra mundial". De ello ha resultado una especie de bloqueo histórico entre clases en el que, carente de salida y siempre hundido en una crisis económica muy duradera, el capitalismo empezó a pudrirse de raíz, y que ese pudrimiento afectaba a la sociedad capitalista en todos los niveles. Este diagnóstico fue tajantemente confirmado por el colapso del bloque del Este, lo que, a su vez, supuso una considerable aceleración del proceso de descomposición a escala mundial[5].

A continuación, las campañas propagandísticas de la burguesía mundial sobre la muerte del comunismo, sobre la imposibilidad de que la clase obrera pudiera ofrecer una alternativa viable al capitalismo, han asestado nuevos golpes a la capacidad de la clase obrera internacional – y especialmente la de los países centrales del sistema- para generar una perspectiva política. Tanto es así que el resultado ha sido el de una situación de profundo retroceso de la lucha de clases[6]. En las últimas tres décadas, este declive de la conciencia en la clase obrera no sólo ha continuado, sino que se ha profundizado, provocando una especie de amnesia hacia lo que se aprendió y se avanzó en el período 1968-1989, cuando, además, el clima social de descomposición y extensión de la barbarie de la guerra a todo el planeta suponen un contexto muy desfavorable. Nunca han sido tan grandes los peligros para la humanidad: "La decadencia del capitalismo y la descomposición amplifican, desde luego, el riesgo de que la base objetiva para una nueva sociedad pueda quedar definitivamente destruida si la descomposición avanza más allá de cierto punto". Debemos afrontarlo con lucidez: "Debemos enfrentarnos a la realidad de todas estas dificultades e identificar las consecuencias políticas de la lucha por cambiar la sociedad”. La clase obrera no ha dicho su última palabra: "Pero, desde nuestro punto de vista, si bien el proletariado no puede evitar la dura escuela de las derrotas, las crecientes dificultades e incluso las derrotas parciales no han llegado todavía al punto de significar una derrota histórica de la clase y la desaparición de la posibilidad del comunismo (...) Incluso en su etapa terminal, el capitalismo sigue produciendo las fuerzas que pueden servir para derrocarlo. En palabras del Manifiesto Comunista de 1848, ‘lo que la burguesía produce, sobre todo, es su propio sepulturero’".

Como parte de nuestro seguimiento de la evolución de las tensiones imperialistas, publicamos un Informe sobre la situación imperialista[7] que aprobamos en junio de 2018. Desde entonces, los acontecimientos han confirmado muy claramente una idea principal de este informe, a saber, que los Estados Unidos se han convertido en el principal propagador de la tendencia hacia el "cada uno a la suya” a nivel mundial, hasta el punto de destruir los instrumentos de su propio "orden mundial". Un ejemplo fue la visita de Trump a Europa para la Cumbre de la OTAN en junio de 2018[8]. En esa ocasión se dedicó a proferir amenazas que le situaban en una situación de conflicto contra quienes hasta el presente han defendido los intereses imperialistas mundiales del capital estadounidense. El tenor de esas amenazas es que, si los “aliados” europeos no aumentaran sus presupuestos militares de acuerdo con las exigencias norteamericanas, Estados Unidos podría actuar por su cuenta e incluso abandonar la OTAN. Por eso mismo el resultado de dicha cumbre de la OTAN fue el de incentivar la determinación de sus miembros europeos de aumentar sus gastos militares y.… ganar margen de maniobra fuera de la zona de control de los Estados Unidos. Los ultimátum de Trump fueron un buen pretexto para acelerar este proceso, reforzando las ambiciones europeas de desarrollar nuevas estructuras militares dentro o fuera de la UE, en particular entre Francia y Alemania, pero también con el Reino Unido (independientemente de Brexit). En el mismo informe, señalamos sobre los USA también que: "Su alianza, aparentemente paradójica, con Israel y Arabia Saudí conduce a una nueva configuración de fuerzas en Oriente Medio (con un creciente acercamiento entre Turquía, Irán y Rusia) y acrecienta el peligro de una desestabilización general de la región, de más enfrentamientos entre las principales alimañas y de guerras sangrientas más extendidas". Esto acaba de verse confirmado en la crisis desencadenada por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul. La reacción de franceses, alemanes, americanos, han mostrado su apoyo a Ankara, poniendo un afán diferente cada uno de ellos, ajustado a sus propios intereses imperialistas y económicos inmediatos. Igualmente "el ascenso de ‘hombres fuertes’ y de una retórica beligerante” que también se describe en este informe, se ha manifestado nuevamente con la nominación de un presidente de extrema derecha, Bolsonaro, en las recientes elecciones en Brasil.

Republicamos el artículo “Salud a Socialismo o Barbarie” extraído del nº 43, de junio/julio 1949, de la publicación Internationalisme, y que supuso la toma de posición de este grupo ante el primer número de la revista Socialismo o Barbarie. Este artículo lleva por título "Castoriadis, Munis y el problema de la ruptura con el trotskismo”[9] y forma parte de la serie “El Comunismo esta al orden del día de la historia”. La Fracción Francesa de la Izquierda Comunista Internacional, y luego la Izquierda Comunista de Francia (GCF), estaban, desde luego, sumamente interesados en discutir con todos los grupos proletarios internacionalistas que habían sobrevivido a la guerra. Aunque caracterizó al trotskismo oficial como un apéndice al estalinismo, Internationalisme estaba abierto a la posibilidad de que los grupos que salían del trotskismo - siempre y cuando se hubieran separado completamente de sus posiciones y prácticas contrarrevolucionarias (como abandonar del internacionalismo, o postular una transformación social que quedaba sin embargo dentro de los límites del capitalismo) - pudieran evolucionar en una dirección positiva.

Este artículo de Internationalisme es un buen ejemplo del método utilizado por la GCF en sus relaciones con los sobrevivientes del naufragio del trotskismo tras la Segunda Guerra Mundial: una bienvenida fraternal a un nuevo grupo que la GCF reconoce como claramente perteneciente al campo revolucionario, a pesar de las muchas diferencias en el método y la visión entre ambos grupos. Pero, al mismo tiempo, sin hacerse ilusiones y siendo plenamente conscientes de que la pesada herencia del trotskismo seguiría teniendo un influjo negativo sobre estos elementos durante mucho tiempo, y podría resulto incluso fatal si no se cuestionan en profundidad sus orígenes. Este enfoque, que sigue siendo válido hoy en día, es también el del CCI. La segunda parte de este artículo ya se puede leer en nuestra página web. Trata específicamente de las cicatrices dejadas por el trotskismo en quienes, después de abandonarlo, están verdaderamente del lado de la revolución proletaria, como fue el caso, sólo durante un tiempo en Castoriadis, o durante toda su vida en Munis.

La redacción (02 11 2018).

 

[1] “Manifiesto de la Corriente Comunista Internacional sobre la revolución de octubre 1917 en Rusia”, en Revista Internacional nº 159. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion

[3] La más reciente es “Hace 90 años de la Revolución en Alemania”, una serie de 5 artículos, el primero de ellos publicado en la Revista Internacional nº 133, y el último en la nº 137. Otra serie “Revolución alemana” de 13 artículos se público entre la Revista Internacional nº 81 y la nº 99. Esta a la disposición de los lectores una Lista completa de artículos que hemos publicado sobre la tentativa revolucionaria en Alemania. Ver https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la-tentativa-revolucionaria-en-alemania-1918-23

 

[6] Esto ya lo anunciamos claramente en enero de 1990 en el artículo Derrumbe del Bloque del Este: Dificultades en aumento para el proletariado, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole

[8] Ver en nuestra página web: “Trump en Europa. Una expresión del caos capitalista”, https://es.internationalism.org/content/4352/trump-en-europa-una-expresion-del-caos-capitalista

Historia del Movimiento obrero: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

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