MIGRACIONES EN LATINOAMÉRICA: SOLO EL PROLETARIADO PUEDE PARAR LA BARBARIE DEL CAPITALISMO EN DESCOMPOSICION

Printer-friendly version
AttachmentSize
PDF icon migraciones_exodos.pdf95.63 KB

Las migraciones que ocurren en distintos países de Latinoamérica y otras partes del mundo en la actualidad son el resultado directo de la incapacidad de la burguesía como clase dominante para garantizar la conservación de la vida de millones de seres humanos alrededor del planeta. Hundida hasta el cuello en el lodazal de la crisis económica mundial, no puede hacer otra cosa distinta a lo que es su naturaleza como clase explotadora: hacer pagar con sufrimientos y más miseria al proletariado y resto de capas no explotadoras, el precio de mantener a flote su putrefacto sistema. 

En estos momentos grupos de migrantes de Honduras marchan hacia Veracruz México y hacia las fronteras de USA, advertidos por Trump de prepararles una bienvenida con el ejercito en sus fronteras. Los miles de personas que vienen de Honduras y otros países centroamericanos siguen avanzando, escapando de la miseria y violencia de su lugar de origen, para enfrentar nuevas formas de violencia y miseria en su próximo destino.  Porque nadie escapa de la miseria y violencia que ofrece el capitalismo en su fase más grave de su decadencia, lo que llamamos Descomposición.

Lo mismo viene sucediendo con los trabajadores de Nicaragua, Venezuela, Marruecos, Siria, Birmania y otros países en el mundo, que vienen desplazándose en masas desesperadas y que más que una emigración, se trata de un éxodo propiamente dicho, un fenómeno social que manifiesta la agudización de la descomposición en diversas partes del planeta[1].

Las migraciones en Latinoamérica y el mundo expresan la ausencia de una perspectiva de futuro para la humanidad que ofrece el capitalismo

Solo en 2017, 68 millones de personas alrededor del mundo fueron forzadas a huir de sus hogares, debido a guerras y conflictos políticos, un fenómeno que no se había visto desde la segunda guerra mundial, según datos del Acuerdo de la ONU sobre migración de Marrakech, el número de personas desplazadas en los últimos 10 años suma ya 260 millones, el 3,4% de la población mundial . Países como Siria y Afganistán ya alcanzan una cifra de más de 6 millones de desplazados, Sudán del Sur y Birmania, cuentan también por millones los desplazados, la guerra civil en Yemen ha dejado más de tres millones de desplazados y unos 10 mil muertos[2]. Lo que está a la raíz de esta diáspora que busca huir de la miseria, del caos y la muerte, es la barbarie sin fin que produce el sistema capitalista.

Estos procesos migratorios responden a la desestabilización de la burguesia en todos esos países donde gran parte de la población trabajadora intenta escapar de la situación de miseria y tragedia que enfrenta en sus lugares día a día. La violencia e hiperinflación en Venezuela, la violencia de las pandillas “maras” y la pobreza que abraza a los trabajadores de Honduras, son una muestra de lo que viene sucediendo a nivel social y político en esos países. La burguesia de esos países al no poder plantear su proyecto e intereses con facilidad a toda la sociedad, se ve sacudida y convulsionada en todos sus niveles, en el caos político traducido muchas veces en conflictos de intereses entre diferentes facciones de la burguesia local, la corrupción generalizada y la violencia desatada también a nivel social sumergen a la sociedad en el caos la barbarie y la desesperación. Los capitalismos en estos países golpeados por las crisis y dictaduras políticas desde hace muchos años atrás siempre necesitan hundir las condiciones de vida de los trabajadores, atacando el nivel de precios y salarios, sumado a políticas de gobiernos populistas de izquierda y derecha o el extremo dictaduras militares, generando el caldo de cultivo perfecto o la bomba de tiempo que generan entre otras manifestaciones, estos éxodos de trabajadores que venimos presenciando el día de hoy[3].

Aunque se manifiestan en otro plano -el gobierno y el aparato político de la burguesía- el arribo al poder de Bolsonaro al gobierno de Brasil, que tras varios gobiernos de izquierda, llegue este populista de derecha para llenar ese vacío que la corrupción y fracaso en los gobiernos de izquierda han dejado, la situación en Perú muestra niveles nunca antes visto de corrupción ha desestabilizado a la burguesia de ese país, situación que ha generado ataques siempre directos a la clase obrera, precarizando  cada vez las condiciones de trabajo de gran parte de la población e incrementándose cada vez más los índices de violencia, en todas sus formas, el enfrentamiento violento entre migrantes de Venezuela contra autoridades y pobladores de Ecuador ha mostrado una gran incapacidad por parte de la burguesia Ecuatoriana en dar alguna solución a este problema, en esa misma línea Venezuela sigue desarrollando una súper hiperinflación que empuja a ya 4 millones de personas a escapar desesperadamente del hambre y la violencia que contiene ese país.

Ante esto los estados no tienen otra mejor solución que incrementar las restricciones de acceso, control fronterizo le llaman, sumado a esto la ideología de la xenofobia comienza a desarrollarse, como ya se empezó a ver en Ecuador y Perú. Esta ideología más o menos viene siendo avivada por visiones populistas y de derecha, proveniente de grupos ciudadanos y frentes políticos[4]. Pero, la xenofobia no está asociada a determinados partidos o tendencias políticas (no apareció con Trump o Bolsonaro por ejemplo), ella emana de una forma de alienación producida por una sociedad que vive de la explotación del trabajo humano.

Nicaragua, junto a Honduras en Centroamérica vienen atravesando la misma suerte, cientos de trabajadores junto a sus familias vienen escapando de sus lugares de origen motivados por el miedo y el hambre impuesto por los Estados de aquellos países y por la violencia de sus pares, los Maras (Mara Salvatrucha abreviados como MS, Mara, MS-13)[5], pandillas criminales que controlan las ciudades y calles de estos países y otros países del norte de Centroamérica. Esta violencia sin límites que se desarrolla por ambos frentes, sirven muy bien a ciertos grupos estabilizados de las burguesías locales de aquellos países en algunos casos, en otros han perdido el control por completo generando más hundimiento de las sociedades y obligando a la clase obrera a escapar de ese círculo virtuoso de miseria. En plena descomposición galopante en estas zonas del planeta cualquier aspecto de estas sociedades puede ser un perfecto indicador de miseria.

El capitalismo en su fase agravada de descomposición hunde a los emigrantes en la barbarie, situación que requiere de la intervención unida y decidida del proletariado internacional

Mientras la descomposición social del capitalismo avanza a pasos agigantados, la clase obrera sufre la presión del miedo, el hambre y la desesperanza. Las condiciones de pobreza que históricamente han caracterizado a sectores de la clase obrera en zonas del planeta como Centroamérica, hacen que parte del proletariado pueda reaccionar desesperadamente y en desbandada. Sin embargo, este escenario no debe confundirnos, el proletariado aún en estas dificultades no ha perdido ni su combatividad ni su capacidad de desarrollar su consciencia como clase revolucionaria. Es cierto que toda esta situación en torno a la descomposición está generando un hundimiento de todas las sociedades del planeta, amenazando con arrastrar a la clase obrera y a la humanidad entera en un caos total, de muerte y destrucción. En este contexto, solo el proletariado está en la capacidad de convertirse en un referente político para el resto de las capas no explotadoras, al plantear sobre una base autónoma, unida e internacional, la superación de las relaciones capitalistas de producción. Al mismo tiempo, esta misión histórica del proletariado necesita la acción de su vanguardia, una acción que tienda a la conformación de una organización política proletaria mundial, que es componente del esfuerzo del proletariado de desarrollar su consciencia política, que actúa en todo momento en defensa de los intereses de la clase trabajadora, pero que a su vez es capaz de advertir los peligros y las dificultades por las cuales pasa el proletariado en esta lucha por reafirmarse como clase revolucionaria e internacional para actuar de forma organizada y unida, como el bombardeo ideológico permanente que hacen los servidores del capital y también el terror y el terrorismo que diversas facciones de la burguesía operan contra las tentativas de lucha de los trabajadores.

En este sentido, el proletariado no debe caer en el derrotismo de las clases medias desmoralizadas, ni en los cantos de sirena de los populismos de izquierda o derecha,  ni en la trampa y la confusión que promueven algunos sectores de las burguesías regionales, principalmente  la venezolana, que consiste en  presentar el origen de estas migraciones y el crecimiento del hambre y la pobreza que las impulsa, como el resultado de la “aplicación de un modelo comunista”; en realidad, es  el capitalismo, que  en su derrumbe arrastra a la humanidad y frente a lo cual,  sólo el proletariado tiene la capacidad, actuando como clase revolucionaria, unida e internacional, de plantear una real perspectiva de superación de este atolladero destruyendo este sistema de miseria, explotación y muerte.

Nativa o extranjera: la misma clase obrera

Lo que debería entenderse es que la clase obrera emigrante bajo la manifestación de éxodo desesperado es víctima de la barbarie capitalista y que esta misma barbarie no solo ataca a los emigrantes si no también a todo el conjunto del proletariado mundial, tanto en Sudamérica, Europa, Asia, etc. Estos éxodos que venimos presenciando de Marruecos a Nicaragua, de Honduras a Venezuela, solo demuestran la barbarie a que nos arrastra el capitalismo y manifiesta abiertamente los golpes a las condiciones de vida de los obreros nativos y extranjeros en todos los países.[6]

El rechazo al migrante se repite en otros países de Latinoamérica como Brasil, Colombia, Ecuador o Perú, como resultado de una situación de crisis económica y social  que despierta  reacciones humanas instintivas en medio de una competencia feroz por sobrevivir, el temor a perder el empleo, el  nacionalismo, dan origen a ideologías irracionales como la xenofobia, cuyas raíces están en la división de la sociedad en clases, naciones, culturas y en el hecho de que la fuerza de trabajo se convierte en la principal y única mercancía que el obrero puede vender para vivir.

En esas mismas líneas, la burguesía llámese populista de los Trump, Salvini, Orban, Le Pen o del nuevito Bolsonaro en Brasil o las del otro extremo de la burguesía democrática llámese, Merkel, Sánchez, Macron, López, Vizcarra, Moreno, ambas son burguesías y representan el mismo enemigo para el proletariado. Ambos bandos capitalistas se hagan llamar populistas, derecha “civilizada” e izquierda “humanitaria” son el mismo enemigo de la clase obrera.

La crisis masiva migratoria es una manifestación de la descomposición social del capitalismo, el hundimiento sistemático de las sociedades del planeta y la barbarie sin fin, son manifestaciones permanentes de este pútrido sistema. A pesar de que muchos han tenido que emigrar para poder sobrevivir, el proletariado no está derrotado, sigue resistiendo a los ataques a sus condiciones de vida (en Venezuela ha habido cerca de 11 mil protestas en lo que va del año), así como también lo hacen otras capas de la población, mostrando su indignación social.

Debemos seguir pensando que la única salida a esta terrible situación que tenemos frente a nosotros es la lucha decidida, unida e internacional del proletariado la que podrá guiar al resto de las capas sociales y que por su naturaleza como clase y fuerza social internacional puede afirmar por encima de todo que la CLASE OBRERA, NATIVA O EXTRANJERA, SIGUE SIENDO LA MISMA EN CUALQUIER LUGAR EN QUE SE ENCUENTRE, MARCANDO ASI LA PERSPECTIVA REAL DE SUPERACION DE SU MISERIA A ESCALA PLANETARIA.

Internacionalismo, sección en Perú de la Corriente Comunista Internacional 

 

[2] El Comercio, 26 de agosto 2018, periódico, Perú

[5] Mara Salvatrucha (generalmente abreviado como MS, Mara, y MS-13) es una organización internacional de pandillas criminales asociadas que se originaron en Los Ángeles y se han expandido a otras regiones de Estados Unidos ,  Canadá ,  México, el norte de Centroamérica (GuatemalaEl SalvadorHonduras, ) y en el sur de Europa (en Italia y España).

[6] Ver Crisis de la emigración en la frontera hispano – marroquí: la hipocresía de la burguesía democráticahttps://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/206/crisis-de-la-emigracion-en-la-frontera-hispano-marroqui-la-hipocresia-d  

Geografía: 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

Cuestiones teóricas: