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A finales de agosto el Grupo Internacional de la Izquierda Comunista (GIIC)[1] ha continuado su insidioso ataque contra la CCI. Esta vez utilizando de manera particularmente asquerosa la muerte de uno de los viejos fundadores del GPI[2] y de RM, el ex camarada Alberto, para seguir tejiendo un cordón sanitario alrededor de la CCI y así aislarla del Medio Político Proletario y de la clase, empresa que desde luego conviene mucho a la guerra que libra el Estado burgués contra las organizaciones políticas proletarias.
Alberto jugó un papel positivo en la constitución de la sección, pero al mismo tiempo se vio afectado por las debilidades generales que nos golpeaban (restos del pasado en el izquierdismo, tendencia a la personalización viendo más QUIEN lo dice que QUÉ se dice). Sin embargo, en el texto del GIIC no hay la más mínima crítica a una trayectoria política, lo cual, al menos, es una visión incompleta e idealista del individuo y, en el peor de los casos, expresa abiertamente un “culto a la personalidad” de rancio aroma estalinista, una visión apologética.
Es repugnante que el GIIC emplee la muerte de Alberto para continuar cubriéndonos con la basura de sus calumnias. Esto muestra su catadura moral, su ausencia total de escrúpulos. Hablar mal a espaldas de alguien es intolerable pero hablar en nombre de una persona muerta –que no puede expresarse- es el colmo de la inmoralidad.
Todos nuestros lectores pueden consultar nuestro “aviso a los lectores” del mes de mayo de 2014[3] donde respondemos a un reciente ataque de este grupo contra la CCI, un ataque claramente policiaco ya que no escatimaron en gastos para sembrar la desconfianza e inocular el virus mortal de la sospecha: tanto al interior de la misma CCI como al exterior, es decir, al Medio político proletario, a los simpatizantes y contactos que nos siguen.
No es casual que las secciones atacadas por estos señores sean RI, sección en Francia de la CCI y la primera en importancia para la CCI, y RM, la “segunda en importancia para la CCI”, dice cínicamente el GIIC en su texto; tanto por las potencialidades, la lengua, y las fuerzas militantes sería muy obvio para agentes provocadores la necesidad de atacar esas partes “importantes”. Aquí queremos hacer una pregunta, ¿qué datos tiene el GIIC para saber que la sección de RM es la “segunda en importancia para la CCI”? ¡Se supone que no saben de la vida interna de la CCI desde hace al menos 12 años!, ¿Qué información “actualizada” poseen como para estar al tanto de la evolución interna de la CCI? Más aún, cuando según ellos en el 2001 se fueron con la FICCI los mejores elementos de RM y a partir de lo cual ésta quedaría “huérfana” y sin “gurú”. Esta afirmación categórica del GIIC nos hace volver sobre una de las hipótesis que avanzábamos en nuestro “aviso a los lectores”: “Pero tampoco podemos descartar otra hipótesis: una de nuestras computadoras habría podido ser pirateado por los servicios de la policía (que vigila nuestras actividades desde hace más de 40 años). Y no podría excluirse que haya sido la propia policía (haciéndose pasar por un supuesto militante anónimo de la CCI) quien haya transmitido a la FICCI algunos de nuestros boletines sabiendo pertinentemente que estos soplones (y en especial los dos miembros fundadores del pretendido GIIC) harían inmediatamente de ellos el uso adecuado.”
La falsedad de los hechos citados de 2001
Distorsionar lo hechos, mentir deliberadamente, son atributos de la moral burguesa, contrariamente a ésta, la moral proletaria busca siempre la verdad, la conciencia de clase del proletariado no necesita mistificar la realidad porque no es una nueva clase explotadora. El trabajo del GIIC se coloca sin más en el campo de la primera pues nada tiene que ver con un “grupo confuso” o “sin malas intenciones pero equivocados”, ¡no! Su actitud premeditada de falsificar descaradamente los hechos es su “método” predilecto para atacar a la CCI, ataques que son su “motivo de vivir”.
Así el GIIC dice: “Durante la crisis de la CCI del 2001, él (Alberto) estuvo entre los pocos camaradas de la sección mexicana que rechazaron ceder al pánico, al chantaje a la disolución de la sección, y a las innobles provocaciones y mentiras que la nueva dirección de la CCI (enviada a la localidad) ejerció de manera escandalosa sobre la sección y sus aturdidos militantes durante una conferencia ´panamericana´”. Lo que no dicen los miembros de la ex FICCI y fundadores del GIIC es que lo que iba a ser la FICCI ya trabajaba desde antes a espaldas de la mayoría de militantes, de manera clandestina, usando canales de correspondencia secreta que excluían al resto, haciendo reuniones de las que no se informaba a los órganos centrales, difundiendo sus calumnias sin más límite que los oídos amables de los camaradas que “rechazaban el pánico, el chantaje y la disolución de la sección”, según la ampulosa expresión del libelo de la GIIC.
Esas conductas conspirativas y excluyentes son radicalmente ajenas a los métodos propios del proletariado que se basan en la transparencia y la inclusión. Pertenecen a la visión burguesa de la organización que la concibe en términos de “lucha entre facciones que dirigen”. Es significativo que los señores de la GIIC no hablen para nada de posiciones sino de “nueva dirección”.
Hay un refrán que dice “Cree el ladrón que todos son de su condición”. El GIIC proyecta sobre nosotros sus procedimientos nauseabundos. Los elementos que luego constituirían la FICCI ejercieron una fuerte presión sicológica y afinitaria sobre los “aturdidos” elementos de RM que acabaron cayendo en sus redes, entre estos, Alberto y Vicente –su hermano. Este último llegó a afirmar con ceguera irracional que “aunque la organización le pusiera una montaña de pruebas, él seguiría apoyando a los miembros de la FICCI”. De ese tamaño era el afinitarismo reinante, ahí solo prevalecía la lealtad a los amigos y el desprecio olímpico hacia los hechos más evidentes. El mismo Vicente afirmó con increíble cinismo durante una Conferencia de Revolución Mundial celebrada en febrero de 2002 que “los estatutos no se aplican a la minoría, es solamente la mayoría quien está obligada a respetarlos”. ¡Sin comentarios!
Prosigue el GIIC: “En medio de la desbandada general y la penosa capitulación de la mayoría, Alberto fue, pues, uno de los pocos que se mantuvieron fieles a las orientaciones políticas ´internas’ y externas adoptadas” (se refieren a las orientaciones entre 1996-2001). Lo que no dicen los del GIIC es que esas “orientaciones internas y externas” de las que hablan son las que los futuros miembros de la FICCI, defendían en ese periodo…periodo en el que estos señoritos estaban en los órganos centrales de la CCI.
Lo que no cuentan es que en la organización –y más concretamente el Congreso Internacional celebrado en 2001– se manifestó un desacuerdo frente a estas “orientaciones internas y externas” y ellos en lugar de aceptar la discusión franca y abierta, consideraron una ofensa a su orgullo herido la crítica realizada hablando de una “guerra de jefes”, en la cual todo medio sería válido con tal de salir vencedores pues se dedicaron a violar desvergonzadamente los Estatutos.
En su rabia por “haber perdido el control de la organización” fueron mucho más lejos: calumniaron a los camaradas que consideraban responsables de “haber manipulado el rebaño de militantes de la CCI”; vertieron acusaciones falsas e ignominiosas contra una camarada y, en su escalada, acabaron en el robo, la delación y la difusión pública de documentos de la organización.
Todo esto nos muestra la visión política que había ganado a estos caballeros. En una organización política proletaria, el debate no es una farsa que encubre la lucha por el poder, sino el medio común para buscar entre todos la claridad. En una organización política proletaria, los militantes no se guían por los jefes sino por su propio criterio elaborado a partir de la indagación en las posiciones de clase del proletariado. En una organización proletaria, los órganos centrales no son el monopolio de unos jefes que se disputan el poder[4] sino que son la expresión de la unidad de la organización y tienen como misión defender las orientaciones elaboradas por el órgano soberano de la organización: su congreso internacional. El camarada Alberto pintado como el bueno de la historia no fue sino una lamentable víctima de los métodos y la ideología de la FICCI, hoy cofundadora del GIIC.
Un ataque policiaco y pogromista contra la CCI
El GIIC va a la defensa de Alberto, otrora un militante que la CCI habría “rechazado, calumniado y denunciado públicamente”. Veamos algunos hechos concretos: en el 2002 la CCI realizó una Conferencia Internacional Extraordinaria[5] para tratar su crisis interna y tomar posición sobre el asunto de la FICCI. En México había un grupo de militantes de RM que estaban muy vinculados a lo que luego sería la FICCI, entre ellos Alberto. En conjunción con el órgano central internacional, RM decidió enviar a esa conferencia extraordinaria a 5 camaradas, dos de ellos próximos a lo que luego sería la FICCI para que defendieran ante ésta sus posiciones políticas. La CCI pagó los boletos pero, a su llegada a Europa estos dos últimos, Alberto y S (que se menciona el texto del GIIC), en vez de ir a la Conferencia Internacional Extraordinaria se fueron con los que luego formarían la FICCI para una reunión privada de esa pandilla.
Es decir, estos dos miembros de RM que formaban parte de una Delegación elegida por toda la sección, decidieron con el resto de miembros de lo que luego sería la FICCI, negarse a defender su postura delante de la Conferencia Extraordinaria y prefirieron reunirse aparte para sus propios fines sectarios.
Esta es una actitud cobarde y un ataque al debate pues una Conferencia Extraordinaria es el momento para defender lo que se piensa, por más crítico o en desacuerdo que se esté. Es además una deslealtad y un fraude pues la CCI pagó los boletos para participar en la Conferencia.
La CCI exigió la devolución del monto de los viajes y…simplemente se negaron. Eso es un robo a la organización cuyos recursos provienen de la clase y sus militantes, el dinero que se destina a una tarea política es una decisión cuya responsabilidad recae en la organización como un todo. Alberto y su compañero tenían el mandato de la sección de explicar ante la conferencia las posturas de lo que luego sería la FICCI. En lugar de cumplir esa tarea ¡decidieron no ir a la Conferencia!…Y hasta la fecha no han devuelto el dinero.
Denunciamos esa esquiva cobarde del debate y ese robo desleal de recursos de la organización. Además, los elementos vinculados a lo que posteriormente sería la FICCI, que según su actual sucesora, el GIIC, “rechazaban el pánico, el chantaje y la disolución de la sección”, concretaron esta “gallarda postura” dejando de asistir a las reuniones de la sección de la CCI en México, negándose a pagar sus cotizaciones y empezaron a hacer “vida aparte”. ¡Pero fueron más lejos!, Robaron a la organización archivos y direcciones de contactos a los cuales les enviaron, durante años, sus calumnias insanas contra la CCI. En pocas palabras, aún la CCI no tenía resolución sobre lo que sería la FICCI y Alberto y sus compadres ya habían dejado de pagar sus cotizaciones, ya hacían reuniones de las que se excluía al resto… La trayectoria del camarada Alberto quedará marcada por su contribución a la construcción de la CCI en México, pero también por su actuación al lado de los soplones de la FICCI.
Recordemos lo que dijimos en el 2003 a propósito de sus métodos policiacos: «Acaban de publicarse 2 textos en la web de la FICCI que muestran el comportamiento destructor de esta pretendida “fracción”. El primer texto es la carta que la sección de la CCI en México dirigió el 15 de noviembre a los cuatro miembros de la pretendida “fracción” que viven en ese país. La publicación del contenido de esta carta no nos plantea evidentemente ningún problema. En cambio donde sí vemos un problema (y debería verlo igualmente el conjunto de grupos de la corriente de la Izquierda comunista) es en que la FICCI haya hecho pública con antelación la fecha de una reunión interna de la CCI (La Conferencia territorial de nuestra sección mexicana). En esta carta, la sección de la CCI en México ha dado en efecto la fecha de esta Conferencia a los miembros de la “fracción” para permitir que se defendieran y apelaran ante ésta (cosa que se han negado a hacer).
Publicando completa esta carta en su web, la camarilla de los amigos de Jonás ha puesto deliberadamente a disposición de todas las policías del mundo la fecha en la que iba a tener lugar nuestra Conferencia en México con presencia de militantes de otros países (ya que nuestra prensa siempre ha señalado que en este tipo de conferencias participan delegaciones internacionales). Esto significa que los órganos de la policía concernidos podían reforzar y afinar sus controles y su vigilancia en los aeropuertos y fronteras. Este acto repugnante de la FICCI de facilitar el trabajo de las fuerzas de represión del Estado burgués contra los militantes revolucionarios es si cabe más innoble puesto que los miembros de la FICCI sabían pertinentemente que ciertos camaradas nuestros ya han sido antes directamente víctimas de la represión y que algunos se han visto obligados a huir de su país de origen.»[6]
Lo que hoy nos queda claro es la asquerosa utilización que el actual GIIC hace de la memoria de un ex camarada para volver a levantar olas de denigraciones y odio contra la CCI y continuar así un trabajo policiaco ¿Tiene algún beneficio para el proletariado y sus minorías levantar mentiras e introducir las sospecha con respecto a la CCI? Víctor Serge, en su libro bien conocido y que es una referencia en el movimiento obrero, Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión, pone claramente en evidencia que la difusión de la sospecha y de la calumnia constituye un arma privilegiada del Estado burgués para destruir las organizaciones revolucionarias: “la confianza en el partido es el cimiento de toda fuerza revolucionaria (...) ¡Los enemigos de la acción, los cobardes, los acomodados, los oportunistas, buscan sus armas en los basureros! La sospecha y la calumnia les sirven para desacreditar a los revolucionarios (...).”[7]
El GIIC ha dedicado dos artículos en 4 meses para atacar a la CCI y sus militantes en este año, es como una “actualización” para que todos nuestros nuevos contactos duden de la calidad moral de la CCI…Cualquier aparato policiaco burgués estaría orgulloso de estos pupilos que, pagados o no, realizan la faena y deben ser combatidos como lo que son: enemigos de clase.
La historia del movimiento obrero ha demostrado que lo que al principio son calumnias, mentiras y falsificaciones, sigue una lógica creciente que acaba en el asesinato. Cuando Rosa Luxemburgo y los espartaquistas en Alemania del 18-19 fueron calumniados, desacreditados e injuriados, esto solo preparó la estocada: la masacre en la semana sangrienta en Berlín. En particular podemos recordar la campaña particularmente odiosa contra Rosa Luxemburgo, su posterior asesinato no fue sino la culminación de esa campaña. Las calumnias preparan la represión. Estos señores quieren ver a la CCI rechazada, excluida y aislada de la clase y sus minorías, el siguiente paso sería una conclusión lógica pero trágica para el movimiento obrero y el futuro de la revolución mundial.
Revolución Mundial, 17 de enero de 2015
[2] GPI: Grupo Proletario Internacionalista, constituido a mediados de los años 80, entró en contacto con la CCI y tras un proceso de discusión en 1989 formó la base de la sección de la CCI en México, Revolución Mundial
[3] Ver nota 1
[4] Ver Problemas actuales del movimiento obrero: contra el concepto de jefe genial, https://es.internationalism.org/node/2182
[5] Ver un informe de esta en Conferencia Internacional Extraordinaria: “Conferencia extraordinaria de la CCI - El combate por la defensa de los Principios organizativos”, /revista-internacional/200207/3276/documentos-de-la-vida-de-la-cci-el-combate-por-la-defensa-de-los-p
[6] Recomendamos a nuestros lectores visitar nuestro sitio web, ir a la ventanilla prensa y buscar Acción Proletaria no 168, de enero-marzo de 2003. Ahí encontrar el artículo completo “Los métodos policiales de la FICCI”.
[7] Citado en Aviso a los lectores: La CCI atacada por una nueva oficina del estado burgués. Ver nota 3.