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Publicamos a continuación dos textos que nos han llegado:
- una hoja de los Trabajadores Indignados de Alicante
- una hoja de compañeros que se reclaman de las posiciones de la Izquierda comunista y firman Acción Internacionalista.
El primero toma posición sobre las últimas movilizaciones de trabajadores de la enseñanza, el segundo aborda directamente las jornadas de huelga en la enseñanza convocadas para el 22 al 24 de octubre de 2013.
Saludamos calurosamente ambas iniciativas. La primera defiende los métodos proletarios de lucha, mientras que la segunda aunque también los plantea se centra más en una necesaria reflexión sobre la educación, el Estado, nuestro futuro[1]. Frente a los recortes, la miseria rampante, la degradación de los servicios sociales y entre ellos de la educación, necesitamos luchar. Pero ¿se puede luchar de cualquier manera? ¿El simple hecho de “moverse” y “salir a la calle” es suficiente? ¿Defienden nuestros intereses las reivindicaciones sindicales?
Nosotros respondemos rotundamente con un sonoro NO.
Luchar en el terreno propuesto por las organizaciones convocantes (desde el Sindicato de Estudiantes a diversas plataformas de defensa de la educación pública) significa reforzar los intereses del capital, debilitar nuestros propios intereses como trabajadores y como expresión del futuro de la humanidad, y acabar cansados y desmoralizados al comprobar que tales movidas no conducen a ningún sitio.
¿Por qué hacemos esta denuncia?
Primero porque luchar x jornadas, convocados a toque de corneta, sin capacidad de discutir y de auto-organizarse, convertidos en mera tropa de infantería en manos del Estado Mayor de líderes auto-proclamados, es actuar como carne de cañón de los intereses del capital.
Segundo, por los propios objetivos que nos proponen. Analicemos dos de ellos:
¿Dimisión del Señor Wert? El Señor Wert ha batido todos los récords habidos y por haber en la arrogancia, la provocación, el desprecio a profesores, padres y estudiantes. Pero este individuo es un eslabón más de la política de todo el capital y de todos sus gobiernos, consistente en la degradación de la enseñanza y aplastamiento de las condiciones de vida de los docentes. Es ilusorio y constituye una forma de hacernos confiar en el Estado democrático pedir la dimisión de Wert porque con otro ministro continuaría y acentuaría la misma política. Rubalcaba –actual líder de la oposición- fue también ministro de educación y exhibió frente a las protestas estudiantiles una arrogancia nada diferente de la de Wert.
¿Enseñanza pública frente a la privatización? Defender la enseñanza pública es defender una de las políticas más importantes del Estado. Y el Estado no es un órgano neutral al servicio de todos los ciudadanos sino un aparato burocrático al servicio de la clase capitalista. Todas las políticas del Estado están impregnadas de arriba abajo por los intereses del Capital nacional. En realidad no existe oposición entre enseñanza pública y enseñanza privada, ambas se someten al control del Estado. Enseñanza pública y enseñanza privada convergen cada cual desde sus propias trincheras y sus intereses específicos a la empresa común que es defender el interés nacional del capital contra el interés de la inmensa mayoría explotada y oprimida.
¡Solidaridad con los docentes!
¡Extendamos la lucha a todos los sectores!
A estas alturas, no hace falta recordar las duras medidas que la Generalitat está tomando tanto en contra de la educación como servicio, como en contra de los trabajadores de este ámbito: despidos de interinos; aumento de los alumnos por clase; aumento de las horas de trabajo; recortes salariales; recortes en becas, comedores, servicios etc. A lo que se añade los recortes en la Universidad que suponen despidos de profesores y el “tasazo” a los estudiantes.
Pero no son ataques aislados ni en el sector, ni limitados a la Comunidad Valenciana, ni siquiera circunscritos a España. Son ataques paralelos a los que toman contra los demás sectores, sean de servicios básicos (sanidad, dependencia, administración…) como en la industria y el comercio.
No hace falta recordar la barbaridad que ha supuesto la nueva Reforma Laboral que destruye derechos laborales y da carta blanca a empresarios y administración pública para despedir sin freno, recortar sueldos y cambiar condiciones de trabajo.
¿Cómo podemos lograr la fuerza para detener esta avalancha que amenaza acabar con TODO y con TODOS?
La respuesta tiene que ser masiva y contundente tomando calles y plazas, hemos de unirnos todos: trabajadores afectados, padres, alumnos, vecinos, parados, estudiantes, jubilados… Hay que acabar con convocatorias de un solo sector pues entonces la Generalitat o el Gobierno te aíslan, como ha pasado en las “islas”, donde a pesar de las muchas muestras de solidaridad y la voluntad de lucha de los docentes, el movimiento no ha trascendido a otros sectores, si la lucha de los trabajadores no se extiende, acaba aislada y perdida.
La unidad se consigue mediante asambleas generales abiertas donde entre todos podemos pensar y decidir los medios de lucha mejores y a las que todos nos comprometemos.
Celebremos Asambleas conjuntas a nivel de barrios donde nos unamos escuelas, institutos, centros de salud, hospitales, trabajadores, parados, estudiantes, vecinos…
Y desde ellas realizar acciones comunes y coordinarse con los demás barrios para decidir acciones generales.
A ti, que eres de los nuestros...
... no somos un partido, no somos un sindicato, no vendemos nada. Somos como vosotras, parte del movimiento de las trabajadoras, de las paradas, las estudiantes, las jubiladas, ... de las explotadas que se han expresado en toda la historia y por todo el mundo luchando por unas condiciones dignas de vida.
Nos reconocemos en:
la UNIDAD,
el INTERNACIONALISMO,
la AUTOORGANIZACIÓN,
las ASAMBLEAS,
el ANTICAPITALISMO,
la REVOLUCIÓN.
Trabajadores Indignados y Autoorganizados
CONTACTO mail: [email protected]
¡Educación pública, laica y gratuita...!
... para poder seguir de rodillas
¿Educación pública?
La educación pública es educación estatal, es de hecho un apéndice más del Estado. Y el Estado no “somos todos”: el Estado moderno es un órgano para gestionar los asuntos comunes de la burguesía de la nación, para organizar la competición contra las burguesías extranjeras, para asegurar las condiciones de explotación de los trabajadores y, en resumen, para asegurar en la medida de lo posible la permanencia del capitalismo. La educación no puede estar en ningún caso a nuestro servicio mientras sea un apéndice del Estado. Y va a ser parte del Estado mientras existan los antagonismos de la sociedad de clases en que el Estado hunde sus raíces.
¿Educación laica?
Parece que ahora es una novedad que la futura ley de educación vaya a ser adoctrinante y no vaya a estar orientada a la realización de las personas. ¿Ha habido alguna ley no adoctrinante, alguna ley que no nos preparase para competir, que no nos inculcase el nacionalismo, que no nos preparase para desempeñar la posición de nuestra clase, la posición de explotados? Es más: ¿puede haber en el sistema capitalista una ley que no sea así, que no vele por los intereses del capital nacional? Visto todo esto, el que la LOMCE promueva la religión es algo casi anecdótico.
¿Educación gratuita?
Para empezar, lo que se ha venido llamando “educación gratuita” hasta ahora no tiene nada de gratuita, la paga nuestra clase a través de los impuestos y la lleva a cabo a través de su trabajo, porque los profesores también son proletarios. Pero vamos a lo importante: el Estado está llevando desde hace ya varios años una serie de recortes que, al fin y al cabo, no son más que una forma de aumentar el grado de explotación de nuestra clase. El motivo es muy simple: el capital nacional, “el país”, lo necesita. Miente quien diga que el Estado tiene otra salida. Miente quien diga que es cuestión del “gobierno del PP”. El Estado existe para asegurar las necesidades del capital, es su naturaleza histórica. No podemos esperar nada de un órgano que tiene sus raíces en nuestra explotación, porque independientemente de quién lo gestione sólo conoce un verdadero gobierno: el gobierno del capital. En vista a esto, se puede ver el nulo valor del “Wert dimisión”: el partido y el nombre del que sea o deje de ser nuestro verdugo carece de cualquier importancia.
Los intereses reales de nuestra clase…
Ya hemos visto que la “lucha por lo público” ni es nuestra lucha ni responde a nuestros intereses. ¿Qué es entonces lo que responde a nuestros intereses como clase? En cada uno de los aspectos que hemos tratado arriba, hemos identificado su raíz: el modo de producción capitalista. Efectivamente, en la actualidad nuestra clase lleva a cabo todas las funciones de la sociedad no sólo sin necesidad de ayuda sino además bajo condiciones de explotación: todas las capacidades de nuestra clase (que son, en el fondo, las de la humanidad) se orientan hacia la ganancia para el capital, a la satisfacción de la necesidad del capital de aumentar antes que a la satisfacción de las necesidades humanas. Y esto es así porque pese a que somos quienes llevamos adelante las funciones sociales, los medios que necesitamos para hacerlo no son nuestros sino propiedad de unos pocos representantes del capital, tanto del privado como del estatal. Nuestros intereses, por tanto, son destruir estas relaciones de explotación para poder pasar a disponer de nuestras capacidades, para orientar la sociedad en beneficio de nuestras necesidades. Sólo así podrá existir una educación que no adoctrine sino que nos haga críticos y nos engrandezca, sólo así podrá existir un trabajo que en verdad nos realice y nos dignifique en vez de aplastarnos. Que podamos dar rienda suelta a todas nuestras capacidades colmando, al hacerlo, nuestras necesidades.
... y cómo luchar por ellos
Ha quedado claro que una lucha por nosotros no puede consistir en suplicar (o incluso en exigir) al Estado sino que debe situarse en su contra. Es por eso por lo que la izquierda del capital (a saber; partidos, sindicatos, asociaciones de todo tipo) nos dicta consignas vacías que son ajenas a nosotros, que nos llevan a acciones estériles y muchas veces en nuestra propia contra y que quiere que identifiquemos a toda costa nuestros intereses con el Estado, lo que no es sino otra forma de decir que identifiquemos nuestros intereses con los del capital. Si queremos luchar por nuestros propios intereses no lo podemos hacer marchando detrás de ellos, para nosotros no puede haber más salvador que nosotros mismos. Así, tenemos que romper con su dinámica para ir hacia la dinámica histórica de nuestra clase: en vez de discursos de escuchar y callar, debate que clarifique qué queremos y cómo lo queremos. En vez de sectorialismo (sector educativo, sector sanitario, sector industrial etc. cada uno por su lado), unidad de clase. En vez de sindicatos y partidos y asociaciones, asambleas y consejos obreros.
El camino es muy largo y muy difícil. Nuestra clase tiene que volver a reconocerse a sí misma y a aprender a confiar en sus propias fuerzas. Tiene que volver a recuperar los viejos métodos de organización que tanto tiempo llevó encontrar y tan poco olvidar. Tiene que volver a afirmarse como la única clase revolucionaria que es.
Y para ello el primer paso es romper con la ideología de la izquierda del capital, iniciar un proceso de discusión y de debate para replantearnos las formas de lucha, para replantearnos cuáles son nuestros intereses, para replantearnos cómo organizarnos. Para replantearnos el mundo.
¿”Educación pública, laica y gratuita”?¡Sociedad mundial sin Estado y sin clases!
Nuestra emancipación será obra de nosotros mismos o no será.
Acción Internacionalista
[email protected]
[1] Quisiéramos hacer un pequeño comentario acerca del título de la primera hoja: solidaridad con los docentes. extendamos la lucha a todos los sectores. Con la primera parte estamos totalmente de acuerdo. Respecto a la segunda parte –el llamamiento a extender la lucha- es una necesidad de cualquier lucha que surge de los trabajadores. Sin embargo, si la lucha está dominada por las maniobras sindicales de desviación hacia objetivos capitalistas –la defensa de una enseñanza pública– el llamamiento a la extensión resulta inapropiado pues lo único que puede extenderse en esos casos es la maniobra sindical. Lo primero es romper dicha maniobra, solo a partir de ahí se puede extender realmente la lucha.