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En el contexto de un descontento generalizado que raya en el hartazgo y la desesperación por las condiciones de miseria en que se hunde día con día la clase obrera, se producen de nuevo las llamadas “acciones radicales” de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y toda la atención se orienta hacia esa sonoridad escandalosa que estamos presenciando prácticamente en vivo y por cadena nacional todos los días desde hace unas semanas (cierre de autopistas, enfrentamiento con la policía…) y, frente a todo esto, parecería que al fin habría un ejemplo a seguir para animarse a luchar. Pero no es así.
En este caso una reforma educativa instrumenta y concreta la reforma laboral (ver RM133) y el Estado lo que está haciendo es administrando los golpes sector por sector para evitar un ataque frontal que podría dar respuestas generalizadas de los trabajadores y esto se hace mediante una trampa que se ha echado a andar, por parte del Estado, desde hace algunos meses para evitar que los trabajadores asuman su propia defensa.
Un cuarto de año condensa una asquerosa maniobra sindical
No solo nos referimos a los sindicatos oficiales sino, sobre todo, a los sindicatos “independientes” y “democráticos” como la CNTE. El recuento de este accionar antiobrero puede verse de manera resumida en lo siguiente:
- el mismo guión mediático: una campaña de desprestigio contra los trabajadores culpabilizándolos del “estado lamentable de la educación” que afectaría a “todos los ciudadanos” y principalmente al sacrosanto interés nacional ha sido una réplica de lo ya usado por décadas, por ejemplo, contra los trabajadores afiliados al IMSS a mediados de los 90 y de los dos mil, los afiliados al ISSSTE a mediados también de los dos mil, en fin, los electricistas de Luz y Fuerza del Centro a finales de 2009.
- Una vez que el Estado, con su flamante gobierno federal elegido democráticamente, ha impuesto la reforma (laboral) educativa en el marco del “Pacto por México” (ver editorial de los dos RM anteriores), entra en escena el show de los diputados y senadores con sus “históricas” discusiones en los congresos federales y estatales sobre cada detalle del texto a reformar para aparentar que buscaban proteger a los trabajadores.
- A la par, iniciando el 2013 estalla el activismo sindical de infinidad de organismos sindicales oficiales e “independientes” contra la reforma laboral, un protagonismo muy evidente de las cúpulas sindicales amenazando con la “huelga general” y, además, promoviendo cientos de miles de demandas de amparo contra la referida reforma, todo ello aderezado con incendiarios discursos, mítines vehementes, marchas “combativas”… Las cúpulas del SNTE (Sindicato oficial) y de la CNTE (sindicato independiente), presentaron, al parecer, términos semejantes en sus demandas de amparo.
- Y esta trampa de los amparos judiciales ha surtido efecto en la infundada confianza de que el fallo favorezca a los trabajadores, resintiéndose todavía una fuerte influencia del veneno de la democracia burguesa cuya pretensión es engañarnos con que en esta sociedad todos son iguales, cuando es la burguesía la clase dominante y quien controla a todas las instituciones estatales y los trabajadores, siendo la clase explotada y oprimida, están condenados bajo este sistema a sufrir los ataques económicos y políticos y a soportar el accionar de todo el aparato estatal para que acepten los sacrificios impuestos. En fin, les hace ilusionarse con la esperanza de que el mismo Estado que les está dando la puntilla los va a defender de sí mismo. ¡Y la mata sigue dando!
- Sigue vigente un periodo en el que la Suprema Corte de Justicia de la Nación está regalando, a discreción, “suspensiones provisionales” a cada ciudadano que ya suman cientos de miles de profesores, para que “no surta efecto el despido si eventualmente alguno resultara reprobado en las evaluaciones” consideradas en esta reforma (laboral) educativa. Claro está, sólo provisional y no definitiva pues con toda seguridad, a un determinado plazo, se va a argüir cualquier triquiñuela para garantizar que lo esencial de la reforma se cumpla. Así, lograrán evitar que cientos de miles de trabajadores busquen reunirse, discutir qué hacer, organizar un combate efectivo contra este ataque, ¡luchar!, pues estarán esperanzados en que las instituciones de la burguesía les favorezcan. ¡Todo está fríamente calculado! Como sucedió con resoluciones de la Corte sobre el amparo contra las sucesivas reformas a las leyes del IMSS y del ISSSTE que concedieron “beneficios” en determinados artículos muy marginales y que fueron cacareados estridentemente por los sindicatos como logros verdaderos cuando resultaron ser una burla indignante.
La división del trabajo entre el SNTE y la CNTE para sabotear la lucha obrera
- La función del organismo oficial es impedir, intimidando con amenazas de sanciones veladas y abiertas, que los trabajadores se reúnan para discutir sobre la agresión de que están siendo objeto y, sobre todo, que se movilicen por su cuenta, ofreciendo “alternativas de acción” que son más bien de sumisión y resignación pues, aparte de presionar a sus agremiados para que entregaran documentos para el amparo, los ha estado obligando para asistir a trabajar en pretendidos programas socioculturales en las escuelas y plazas públicas los días de descanso para así ganarse a los padres de familia… en realidad para mantenerlos ocupados y engañados con la idea de que así están “haciendo algo” o ¡luchando!
- En cuanto a la “combativa” CNTE, en estas últimas semanas los trabajadores de la educación continúan siendo llevados, de la mano de los sindicalistas democráticos e independientes, al espectáculo lastimoso de apilar decenas de cajas de amparos frente a los tribunales con la misma esperanza vana en la democracia y las leyes burguesas. El complemento aquí con respecto al accionar del SNTE consiste en ocuparse de aquellos trabajadores que no se convencen de las bondades de la “opción” que les ofrecen los sindicalistas oficiales para que encuentren en el activismo radical y en las “jornadas de lucha” de la Coordinadora un medio para que desfoguen su rabia y frustración potenciada además por la enorme desfachatez y arrogancia de la burguesía al implementar este tipo de medidas.
- La remasterización del viejo arsenal de los métodos “radicales” de la CNTE en las últimas semanas nos hablan de la estrategia de movilizar para desmovilizar: bloquear vialidades, cerrar comercios “transnacionales”, caminar decenas, cientos o miles de kilómetros, hacer plantones frente a tal o cual oficina de gobierno, junto con las medidas legaloides del tipo de los amparos se han presentado por décadas como acciones “muy radicales” y “ejemplo” para el resto de trabajadores cuando lo que significan realmente, por un lado, es que los trabajadores de este sector están siendo “activados” para desfogar su combatividad y, por el otro, se está ofreciendo una “alternativa” al conjunto de la clase trabajadora (¡por algo la burguesía no bloquea esas noticias!) que en realidad es inofensiva frente al Estado capitalista, pues en lo más “tremendo” que terminan es en la represión, que se le facilita al Estado de esta manera.
- La historia de estas formas de “lucha” de los sindicatos “independientes” ha demostrado que son totalmente estériles para el proletariado a pesar de su sonoridad dado que de esa manera no solo se provoca que los medios alimenten su campaña de desprestigio sino, sobre todo, se procura el aislamiento del resto de los proletarios por el encerramiento en las acciones “propias” de un sector de trabajadores y jamás se plantea el extender la lucha hacia otros sectores, empresas, etc., donde los trabajadores están resintiendo los mismos ataques.
- Actuando así, no hay posibilidad de una solidaridad real entre la misma clase pues estas actividades son excluyentes para el resto de los trabajadores que no se reconocen en ellas. Van en contra de la dinámica proletaria que siempre requiere reunirse para discutir qué y cómo hacer, cómo llevar la lucha, cómo plantear la solidaridad con otros trabajadores, cómo mantener en sus manos el combate, qué objetivos se pueden plantear. En cambio, aquellas acciones radicaloides obstaculizan ese proceso y no han producido en décadas de implementación más que desmoralización y en muchos casos un rechazo y temor para animarse a luchar. La lucha de clases no es pacifista pero se asume desde siempre como una violencia masiva que se opone completamente a este tipo de frentes populares y su violencia minoritaria.
El engendro del Movimiento Popular de Guerrero (MPG): una mayor escala de la trampa
Esa radicalización prohijó un engendro más: el rimbombante MPG que se constituyó el diez de abril de este año integrando a la CETEG (Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación de Guerrero) dentro de un coctel izquierdista entre los que figuran, por ejemplo, la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria, Sindicato Mexicano de Electricistas, Frente Único Estatal de Representantes Sindicales Autónomo, etc; la cual se presenta como un ejemplo de “unión” y cuya primera demanda fue la “renuncia del gobernador y la desaparición de poderes del estado de Guerrero”. Una patética reedición de la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca) creada en 2006 y que fue un enorme frente interclasista que se encargó de esterilizar el movimiento inicial de los profesores desviando el descontento y las ganas de luchar hacia el terreno burgués de las acciones radicaloides como esa de demandar la renuncia del gobernador, es decir, involucrándoles en las pugnas interburguesas (Ver RM N° 96, ene-feb 2007). Por cierto, también en el caso del MPG hay fuertes indicios en ese sentido cuando menos en dos vertientes, por un lado, se ve en los intentos de aquellas agrupaciones ligadas a grupos y partidos políticos enfrentados con los grupos que detentan el poder en la entidad y a nivel nacional y, por el otro, en las facciones sindicales que buscan el mejor acomodo dentro del SNTE.
Lo que se presenta como un gran logro con la formación del MPG, no es más que un gran golpe político a los trabajadores pues ese amasijo interclasista es una camisa de fuerza destinada precisamente a evitar cualquier atisbo de búsqueda de organización y formas de lucha propias por parte de los trabajadores, y a cambio se ofrecen: acciones violentas minoritarias, un control absoluto de las cúpulas de las organizaciones participantes, la “solidaridad” sindical, en fin, todo lo contrario a la necesidad de la lucha obrera en este momento que es retomar confianza en su capacidad autónoma para luchar, expandir la solidaridad al conjunto de la clase y reconstruir su identidad que tanto la burguesía como sus esbirros voluntarios e involuntarios se han encargado de destruir durante años.
No se trata de hacer cualquier cosa para sentir que se hace algo, sino que los trabajadores deben buscar reunirse en asambleas propias controladas por ellos mismos para decidir qué hacer y cómo hacerlo. La ilusión fatal de creer que un puñado de cientos o incluso de miles armados con palos o armas de fuego van a hacer que los ataques retrocedan se pagará con creces pues precisamente esa “estrategia” es muy favorable al Estado para facilitar la represión.
Como vemos, hay cuestiones centrales que los trabajadores de este sector y del conjunto del proletariado deben plantearse si desean asegurar su independencia y avanzar lo más lejos posible en su lucha para resistir a los ataques actuales del capital y también para orientarse en su objetivo final como clase. Para hacerlo, debemos apartarnos de la ruta envenenada que nos imponen las organizaciones de la burguesía y buscar la nuestra, la única que puede asegurarnos un éxito.
RR, abril de 2013