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Estamos siendo bombardeados diariamente con la propaganda sobre cuán absolutamente importantes son las elecciones este año, por parte de los medios de comunicación, políticos, líderes obreros, el clero, la academia, líderes de derechos civiles, estrellas de rock, estrellas de cine, y líderes del movimiento de anti-guerra de todas las instituciones que sostienen al estado capitalista. Nos dicen que éstas son las elecciones más cruciales en nuestra vida, que el futuro de la humanidad literalmente cuelga en la balanza. Pero todo esto no tiene sentido.
Las diferencias entre Bush y Kerry son mínimas - sobre problemas secundarios de estilo, diferentes puntos de vista para llevar a cabo las mismas metas. Ellos comparten el mismo compromiso de mantener la hegemonía imperialista americana, la misma meta estratégica de prevenir la emergencia de cualquier país que podría desafiar la dominación americana como la única superpotencia del mundo. Ambos apoyan la guerra en Irak. Ambos buscan fustigar la fiebre patriótica para poder zambullirnos en más guerras en los próximos años. Ambos se empeñan en fortalecer las fuerzas armadas y así acelerar el militarización de la sociedad americana. Ambos dan su apoyo creciente a la represión estatal: Bush a través del Acto del Patriota americano y Kerry a través de su promesa para llevar a cabo las recomendaciones de la Comisión 9/11 que incluye el establecimiento de una red del espionaje doméstica que dejará en pañales todo lo que ha hecho hasta ahora el FBI. Ambos defienden el capitalismo y la cruel explotación de la clase obrera, en los EE.UU. y alrededor del mundo.
Efectivamente, ellos aparentan divergir principalmente sobre cuestiones sociales secundarias como el aborto, ecología, y la investigación celular, pero éstos son problemas candentes que la clase capitalistas realmente no planea resolver de ninguna manera. Ambos usan estas controversias cínicamente para fustigar las emociones políticas y distraer la atención, de los problemas fundamentales de la crisis económica capitalista y la lucha de clases. Estas divergencias son más para el show que otra cosa.
Hoy, las elecciones han perdido cualquier significado excepto como una mistificación, como un medio para confundir, trampear y manipular a la clase obrera haciéndole pensar que es libre de escoger su futuro. La democracia burguesa es de hecho la forma más sofisticada y perniciosa de dictadura de la clase que el mundo ha visto alguna vez, la dictadura de clase del capitalismo. En el período de ascenso del capitalismo cuando las elecciones les importaba, la burguesía se resistió a la expansión del voto con uñas y dientes. Ahora que las elecciones son inútiles excepto como una mistificación ideológica, ellos siguen ampliando el número de votantes, haciéndoles cada vez más fácil registrarse y votar porque ellos quieren atrapar a más personas en la charada.
Para la clase obrera, no tiene sentido participar escogiendo qué político capitalista será la cabeza titular de la dictadura de la clase burguesa. Para la clase obrera, es la lucha de clases, la defensa inflexible de sus intereses de la clase obrera, lo único que tiene sentido. Es esta lucha, que inevitablemente confronta a la clase obrera con el estado, la que contiene las semillas de la lucha revolucionaria que es capaz de destruir el estado capitalista y su horrible sistema económico, y hará posible la creación de una comunidad social genuinamente humana, liderada y controlada por la clase obrera, organizada en los concejos obreros. En tal sociedad el principio guía será el atender las necesidades sociales, sin explotación del trabajo ni la búsqueda de ganancias. Cualquiera que gane en noviembre, la orientación fundamental del estado americano será la misma: guerra imperialista en el extranjero y austeridad en casa.
Internationalism, 17 de agosto de 2004.