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A mediados del pasado mes de Noviembre los trabajadores de Dubai volvían al trabajo después de haber protagonizado una revuelta espontánea y masiva y , sin embargo, lo que la prensa y los telediarios llevaban a sus portadas era la formidable "primicia" de que el millonario príncipe Al-Waid Ibn Talal, sobrino del rey Abdallah, se acababa de comprar un Airbus 380 para su uso personal.
Ni una sola palabra en cambio referida a este masivo movimiento de huelgas, ni un solo segundo ni una sola línea mencionando la rebelión de cientos de miles de trabajadores sobrexplotados. La burguesía, siguiendo una vez más la conocida táctica del "black-out", de una auténtica conspiración del silencio, trata de poner en aislamiento las luchas obreras a través de una capa de plomo mediático internacional[1].
Frente a la inhumana y encarnecida explotación de la burguesía,...
Dubai se ha convertido en los últimos años en una especie de gigantesca urbanización en la que proliferan como hongos los rascacielos más increíbles. Este emirato constituía una de las "demostraciones" de la burguesía del llamado «milagro económico» de Oriente Medio. Pero tras ese escaparate se esconde una realidad que no es la de los turistas y los grandes hombres de negocios sino la de unos trabajadores a los que se les explota salvajemente para poner en pie tan "audaces" arquitecturas.
Del cerca de millón de habitantes de dicho emirato, más de un 80% lo constituyen trabajadores emigrados de otros países especialmente de India, Pakistán, Bangla Desh y también de China. Se trataría, al parecer, de trabajadores mucho más "manejables" que los obreros de origen árabe. Y es que se necesita tener mano de obra muy "manejable" para obligarle a trabajar casi 24 horas sobre 24 en las obras y a precios de ganga, pues los trabajadores ganan en estas de 100 a 150 euros mensuales. Es verdad que son ellos quienes construyen esos prodigiosos palacios y torres, como también lo es que ellos viven hacinados como chinches en insalubres barracones emplazados en medio del desierto y se trasladan en transportes para ganado a los que llaman "bus". Y, por descontado, todo eso sin cobertura sanitaria, ni jubilaciones. Para disuadir, por si acaso, cualquier veleidad de combatividad los patrones les quitan el pasaporte. Y desde luego que nada de atender a las necesidades de las familias que han debido quedarse en los países de origen, con las que los trabajadores no pueden reunirse más que cada 2 o 3 años dada la dificultad de ahorrar el importe del viaje.
Pero no es posible estrujar indefinida e impunemente a seres humanos como si fuesen trapos.
... ¡Viva la lucha masiva y unida del proletariado!
Ya en el verano de 2006 los trabajadores de Dubai mostraron su capacidad para luchar masiva y colectivamente (ver el artículo que publicamos en AP nº 190[2]). A pesar de la represión infligida a aquel movimiento, hoy hemos visto como los obreros se han levantado contra sus explotadores y torturadores. Y no sólo eso. En las últimas luchas han vuelto a demostrar su coraje, su enorme combatividad, pero también su capacidad de desarrollar la solidaridad y la unidad para luchar contra esta vida de miseria, para rechazar la esclavitud. Al igual que sus hermanos de clase en Egipto (ver artículo en AP nº 198[3]), los obreros de Dubai se han enfrentado al poder establecido y ello a pesar de los riesgos que eso supone, pues en los Emiratos las huelgas están prohibidas y la sanción es tajante: retirada del permiso de trabajo y expulsión inmediata y de por vida.
Pero a pesar de eso, y ante el retraso de varios meses en el pago de los salarios, «el sábado 27 de Octubre, más de 4 mil trabajadores de la construcción salieron a la calle y bloquearon las rutas de acceso a la zona industrial de Jebel Ali, rechazando a pedradas a los coches de la policía. Sus reivindicaciones incluían transportes a los centros de trabajo, alojamientos menos abarrotados y salarios que les permitan vivir dignamente» (Courrier International del 2 de Noviembre de 2007). Al sentirse identificados con esa lucha masiva, muchos otros obreros de otras empresas se unieron a los huelguistas.
Tal y como era de esperar, la burguesía y su Estado reaccionaron brutalmente, dispersando con cañones de agua a los manifestantes que ya se habían apoderado de algunos vehículos de las fuerzas del orden. «Denunciando "tan bárbaro comportamiento", el Ministerio de Trabajo les ofreció la siguiente alternativa: o volvían al trabajo o bien sufrían la cancelación de sus contratos y su expulsión perpetua del país sin derecho a percibir la indemnización por despido» (Le Maroc.org). Más ni la represión policial ni las amenazas del gobierno lograron impedir que el movimiento de huelga continuara extendiéndose a otras zonas industriales del país demostrando el alcance de la combatividad de esta parte del proletariado mundial. Según informó un despacho de la Associated Press del 5 de Noviembre, el número de huelguistas alcanzaba los 400 mil trabajadores.
Las amenazas de sanción y de represión motivaron el destrozo de algunos vehículos de la policía, lo que sin duda escandalizó a los defensores del orden burgués. Pero ¿cual de las dos partes ejerce en realidad la peor de las violencias?. La respuesta es evidente: quienes transforman la vida cotidiana de cientos de miles de trabajadores en un abyecto infierno.
¿Qué perspectiva tienen estas luchas?
En Dubai el proletariado ha mostrado su fuerza y su determinación para no dejarse aplastar. Eso ha hecho que, al menos momentáneamente, la burguesía haya debido recular aparcando por ahora su táctica exclusivamente represiva. Y así tras haber anunciado al comienzo del movimiento la expulsión de 4 mil trabajadores asiáticos, más tarde «el tono era, el pasado miércoles, más bien de apaciguamiento» (AFP). Indudablemente la masividad de la lucha ha tenido mucho que ver en que «se haya plegado el gobierno de Dubai, que ha ordenado a las empresas constructoras revisar los salarios e incluso plantearse la creación de una especie de salario mínimo». A pesar de esas promesas oficiales no cabe duda que la burguesía continuará las agresiones a los trabajadores como se comprueba en el mantenimiento, al parecer, de las sanciones. No hay que hacerse ilusiones: la burguesía seguirá ejerciendo con puño de hierro su explotación de esta parte de la clase obrera.
Y sin embargo, incluso frente a este proletariado más débil y sin experiencia de lucha, la clase dominante debe tomar en cuenta el desarrollo de una fuerte combatividad y que, por ello, deba reforzar su arsenal, sumando a la represión el instrumento del control ideológico. En este sentido su primera maniobra resultó tan caricaturesca como ineficaz, puesto que aduciendo la multiplicación de conflictos en los últimos años, «las autoridades han creado en el seno de la policía una comisión encargada de las cuestiones que afectan a los obreros, y ha puesto a disposición de los trabajadores un número de teléfono gratuito para que le trasmitan sus quejas que en gran parte tienen que ver con el impago de los salarios» (Le Berry.fr). Difícilmente se puede ser más provocador. Transmitir las reclamaciones directamente a las fuerzas de represión y verse inmediatamente en un charter de vuelta a casa, es todo uno Más perspicaz en cambio parece la iniciativa del gobierno de crear sindicatos en las empresas para que sirvan de "corta fuegos" desde dentro en las próximas luchas.
La cuestión no es la perspectiva de la lucha en un "mini-Estado" como es Dubai, sino más bien cómo se inserta esta lucha en un movimiento mucho más amplio como es la lucha internacional de la clase obrera. «Los obreros no tienen patria» proclamaban ya Marx y Engels en el Manifiesto Comunista. Las luchas actuales de los trabajadores están muy ligadas a una misma cadena de la explotación capitalista. Y constituyen también una cadena de solidaridad en un mismo combate. De la India a Dubai pasando por China. En Egipto y en Oriente Medio y el continente africano, pero también en América Latina como en Europa y Norteamérica, etc. la clase obrera desarrolla su combate. Este carácter internacional de la lucha de clases expresa una ejemplar combatividad y contiene elementos de solidaridad que permiten una cada vez mayor masividad de las luchas. Suponen un formidable aliento para que los trabajadores del mundo entero y especialmente los de los países desarrollados y sobre todo los de Europa, desarrollen sus luchas. Pues incumbe especialmente a estos, cuya experiencia de lucha es más vasta y más profunda, mostrar que la perspectiva es la erradicación de este sistema de explotación y transmitir esa experiencia histórica acumulada mostrando en la práctica como tomar la lucha en las propias manos y organizarla por los trabajadores mismos, y como esto no puede confiarse ni a los sindicatos ni a los partidos de izquierda.
Para impedir esta transmisión de experiencias y la consiguiente toma de conciencia, la burguesía y los medios de comunicación a su servicio tratan de impedir la difusión internacional de las informaciones de las luchas que estallan en diferentes rincones del planeta. Las luchas en Dubai y otros países son efectivamente la prueba de que en todas partes los trabajadores sufren las consecuencias devastadoras de la crisis económica y sobre todo y ante todo que, también, en todas partes, levanta progresivamente la cabeza y desarrolla su combatividad, su solidaridad y su conciencia.
Map (18 Noviembre 2007)
[1] Muy poca información puede encontrarse sobre este acontecimiento. Por limitarnos a la lengua española tenemos el periódico El Universo de Guayaquil que menciona una acción represiva del Gobierno (30-10-07) sin que posteriormente encontremos más información. Ver www.eluniverso.com/2007/10/30/0001/14/1F275957C33043FB81FFABDBDCAFF717.aspx ; en un grupo de Noticias de Google también se menciona con un poco más de detalle: https://groups.google.com/group/Grup-de-Noticies/msg/4dddd27cfb355e68 ; en un Servicio de Traducción de México hay escrito un artículo más analítico que presenta un historial de luchas anteriores y narra con más detenimiento la lucha: https://www.tlaxcala.es
[2] Ver /accion-proletaria/200607/996/dubai-bangla-desh-la-clase-obrera-se-rebela-contra-la-explotacion-capit
[3] /accion-proletaria/200711/2101/luchas-en-egipto-una-expresion-de-la-solidaridad-y-la-combatividad-obr