Crisis y paro, matanzas imperialistas y barbarie: Distintas caras del declive mortal del capitalismo

Printer-friendly version

Hoy, hasta los gobernantes más "optimistas", como Zapatero que augura la salida del túnel para mediados de este año, tienen que reconocer la gravedad de la crisis actual del capitalismo. Hay economistas que dicen incluso que esta crisis es peor que la de 1929.

También hoy surge un coro, igualmente bastante unánime, que "lamenta" e incluso "condena" las salvajes atrocidades que está perpetrando el Estado de Israel sobre la población de Gaza atrapada en un ratonera. Hasta los aliados más fieles de Israel -como Estados Unidos- o bien miran hacia otro lado o bien presionan discretamente para que no vaya "demasiado lejos" (¿?)

Sin embargo, muy pocos hablan de la relación existente entre la agravación de la crisis y la agudización de la barbarie guerrera. La inmensa mayoría de analistas, gobernantes, grupos políticos etc., coinciden en ignorar toda relación entre una y otra, en verlas como dos fenómenos separados que pertenecerían a dos mundos distintos.

Sin embargo nosotros pensamos que la clave para comprender la situación actual de la sociedad mundial y para encontrar una vía de salida está, precisamente, en ver la relación estrecha e íntima que existe entre crisis capitalista y guerra imperialista.

Al establecer una muralla china entre las causas de la crisis y las causas de la guerra, ambos fenómenos se subestiman. La guerra sería así el producto de la barbarie de tal o cual Estado, pero no el producto de la confrontación entre todos los Estados que son todos imperialistas. Al contrario, habría, nos dicen,  Estados "belicosos" e "imperialistas", pero la mayoría de Estados serían "pacíficos" y buscarían "calmar los ánimos" cuando surgen situaciones de tensión ofreciendo soluciones diplomáticas. La crisis, por su parte, constituiría un paréntesis, un momento de vacas flacas, del cual se saldría para alcanzar nuevos periodos de prosperidad.

Al separar crisis y guerra se puede echar la culpa de la guerra a un chivo expiatorio, a una causa particular y específica que permite insinuar que dentro de esta sociedad habría salidas pacíficas al problema de la guerra y los conflictos imperialistas. Del mismo modo, la causa de la crisis se puede igualmente particularizar y personalizar: sería la culpa de la ideología "neoliberal", la responsabilidad habría que atribuirla a banqueros, especuladores y compañía. Con esto se deja la puerta abierta a la ilusión de una salida mediante la intervención del Estado o de una política basada en "hacer pagar la crisis a los banqueros"...

Al separar crisis y guerra y verlas como fenómenos independientes y particulares es más fácil empujarnos a elegir campo ante la barbarie guerrera que se desencadena en Gaza. Habría que defender a Hamás frente a Israel o, los que se dan cuenta que el islamismo de Hamás es poco presentable, invocan el "derecho a la resistencia" del "pueblo palestino". En el mismo sentido, ante la crisis habría que elegir campo: por las políticas "sociales" de intervención estatal frente al "neoliberalismo" y demás.

Solo comprendiendo el lazo indisoluble entre crisis y guerra se puede comprender que la guerra no es el resultado de tal o cual Estado, de tal o cual política o de tal o cual ideología, sino que constituye el modo de vida del capitalismo decadente, la barbarie de la guerra es imputable a todo el sistema capitalista en su conjunto, a todos sus Estados y fracciones. Igualmente, solamente mediante el mismo planteamiento se puede comprender que la crisis no es un episodio "cíclico" al cual sucederá un periodo de "nuevas riquezas" sino que constituye un paso muy grave hacia el hundimiento en una miseria, un desempleo y una barbarie del cual no hay salida, bajo el capitalismo.

Solo comprendiendo la unidad entre crisis y guerra se puede comprender que no hay un culpable particular e individualizado de la guerra como tampoco lo hay de la crisis. ¡No hay chivos expiatorios que permiten al sistema salir de rositas y continuar con su barbarie y su iniquidad! El culpable es el capitalismo mundial, con todos sus gobiernos y todos los partidos e instituciones que lo defienden.

Solo comprendiendo que crisis y guerra tienen la misma raíz se puede comprender que hay que luchar contra todos los bandos guerreros y no elegir entre ellos. Durante los últimos 100 años el capitalismo ha arrastrado a la humanidad a 2 guerras mundiales e innumerables guerras regionales porque lograba que el proletariado eligiera campo entre los dos bandidos imperialistas: democracia contra fascismo, anti-terrorismo contra terrorismo, libertad contra totalitarismo, resistencia nacional contra las potencias  ocupantes ... A través de estas elecciones tramposas el sistema ha conseguido reproducirse, reproduciendo con ello una espiral de matanzas, genocidios, holocaustos... En un trágico carrusel, los buenos de ayer se convierten en los malos de hoy, las "víctimas" de ayer en los verdugos de hoy.

Solo comprendiendo que crisis y guerra constituyen la emanación de un sistema en agonía se puede entender que no hay políticas económicas mejores ni gobiernos más "sociales". No se puede optar entre quienes, para salvaguardar el régimen de explotación capitalista, atacan despiadadamente al conjunto de los trabajadores y de la población mundial sembrando el planeta de cadáveres de niños hambrientos, de personas sometidas a la tortura lenta del desempleo, la miseria, pérdida de vivienda, etc.

Lo que hoy está en juego no es tal o cual política, tal o cual gobierno, tal o cual "modelo internacional de convivencia entre los pueblos", lo que hoy está en juego es la supervivencia de la humanidad: o el capitalismo es destruido o éste acabará destruyendo el planeta con todos sus habitantes.

Solamente el proletariado tiene la salida. Y es igualmente este "tema" sobre el cual tanto gobernantes como expertos o "formadores de opinión" guardan un espeso silencio. Para ellos -al menos de cara a la galería- el proletariado es la clase formada por individuos fracasados, cuya incapacidad para "aprovechar las oportunidades" y "triunfar" los ha relegado a "vulgares asalariados". Para ellos es impensable e imposible que el proletariado se erija en una clase que actúa unida, que es capaz de auto-organizarse, que piensa por si misma y logra tener su propia política fuera de todo el laberinto de falsas elecciones burguesas.

Sin embargo, el proletariado es capaz de una lucha propia e independiente por la liberación de la humanidad del yugo del capitalismo. Su lucha histórica así lo atestigua. Pero hoy, desde 2003, está volviendo a levantar cabeza aunque por el momento su lucha está dando los primeros pasos.

Somos conscientes de que la burguesía, a través de todas sus fracciones, opondrá todos los obstáculos imaginables contra el ascenso de las luchas obreras: maniobras ideológicas, campañas de calumnia y desprestigio, trampas políticas y la represión pura y dura.

Sin embargo, ese es el único camino y el proletariado puede recorrerlo. Las luchas obreras aunque todavía sean limitadas tienden a desarrollarse por todo el planeta. Hace un mes fue Grecia (ver artículo en este mismo número de AP). Actualmente son las movilizaciones en los países bálticos directamente motivadas por la crisis. Una nueva generación de jóvenes, en muchos caos aún estudiantes de instituto se está movilizando como se ha visto recientemente en Francia, Alemania y también en Italia, España y Grecia.  En numerosos países surgen compañeros y grupos internacionalistas, todavía muy minoritarios y poco conocidos, pero que ante hechos como la barbarie de Gaza alzan su voz de manera clara - como hemos ido mostrando en el apartado "CCI on line" de nuestra "Web"-, denunciando los crímenes del capitalismo y defendiendo la única salida posible: la lucha independiente del proletariado, su unidad y solidaridad mundial por encima de razas y fronteras, en la perspectiva de la Revolución Mundial que acabe con el capitalismo en todos los países.

Acción Proletaria 19-1-09

Herencia de la Izquierda Comunista: