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La LCR (Ligue communiste révolutionnaire) es, junto con Lutte Ouvrière, una de las ramas del trotskismo en Francia. Últimamente, gracias a los éxitos electorales de su portavoz, Olivier Besancenot, la LCR aparece como la organización de extrema izquierda mejor situada para opositar a la plaza de "partido anticapitalista" que pretende reconstruir.
Para ello, la LCR ha vuelto a inflar la figura emblemática del Che Guevara[1], en quien, según afirma el propio Besancenot, la joven generación prefiere reconocerse más que en Trotski. Incluso en el último congreso de la LCR la banderola tradicional con la efigie de Trotski fue sustituida por la del famoso retrato del "Che".
Para remachar el clavo, la LCR, auténtica experta en marketing, ha publicado un libro escrito por O. Besancenot y M. Löwy [ByL], un especialista en América Latina, que ya está siendo un best-seller en los medios de la LCR, sus mítines y demás festividades (sobre todo las organizadas para promocionar el nuevo "partido anticapitalista"), sin olvidar las promociones en todos los canales de TV. Así, la figura del Che podrá sustituir con éxito la de un Trotski, que, a pesar haber tenido posiciones oportunistas respecto a la URSS al final de su vida, sí que pagó con ella su oposición a la contrarrevolución estalinista. Por eso, para que la sustitución sea eficaz, y más ahora que todo eso parece quedar tan lejos, tienen que hacer de Guevara un firme oponente al estalinismo y a la URSS ("rompe radicalmente con la versión ortodoxa y glacial del ‘socialismo real' de los países del Este", dicen ByL), algo que Guevara nunca fue. Podrán haber encontrado un discurso por aquí, unas declaraciones más o menos apócrifas por allá, no se sabe qué textos "heterodoxos" que la censura castrista impediría sacar a la luz...para construir el mito de la ruptura con la ortodoxia soviética. Podrán tejer y destejer en torno a la romántica efigie de Guevara, incluso decir que habría tenido "inclinaciones" trotskistas, pues debe servir de figura mítica y nueva para el altermundismo, el chavismo y demás variantes actuales de la ideología nacionalista de izquierdas.
Un "internacionalismo" al servicio del campo imperialista ruso.
"Para el Che, el internacionalismo revolucionario no era un tema edificante para discursos de 1º de Mayo. Como para los fundadores de la Internacional comunista en 1919, era a la vez modo de vida, ideal supremo, fe secular, imperativo categórico y patria espiritual" ... "Su interés por la dimensión mundial de la guerra contra el imperialismo se desarrolló ya desde sus primeros viajes ‘diplomáticos' por los países del tercer mundo (1959)" y los autores mencionan el "Mensaje a la Tricontinental", en el que, para Guevara "Hay que luchar contra el imperialismo en un enfrentamiento mundial, amplio y prolongado. Para luchar contra el enemigo común del género humano, el imperialismo americano, los países socialistas deben unir sus esfuerzos, a pesar de las divergencias". "El pensamiento del Che significa un retorno a los orígenes, a la Internacional comunista de los primeros años (1919-1924), antes de que se convirtiera en un instrumento al servicio de la política exterior de la URSS de Stalin".
Esas son algunas citas del inicio del capítulo sobre el pretendido internacionalismo del Che. La LCR nos toma por idiotas cuando se atreve a comparar al Che con los fundadores de la Internacional. Algunos podrán decir: "¿Qué mejor ejemplo que el de un argentino que arriesga su vida en Cuba, luego en el Congo para acabar en Bolivia?". Y ByL recuerdan la frase del Che sobre "la soledad del pueblo vietnamita" y el llamamiento a crear "dos, tres, muchos Vietnam". Pero el pueblo vietnamita no estaba "solo" ni mucho menos: había más bien demasiada gente en torno a él: por un lado, la aviación US y sus implacables bombardeos, y, en tierra, la brutalidad de los GI, pero, "detrás" estaban los ejércitos de "liberación nacional", apoyados directamente por los imperialismos ruso y chino, pues, para desgracia suya, el Vietnam era una baza importante en la lucha imperialista entre los dos bloques de aquella época de la "guerra fría". Decir que el Che era "internacionalista" es afirmar que el campo "soviético" era internacionalista, lo cual es una mentira completa.
La Primera guerra mundial fue la concreción del abismo en el que el capitalismo decadente había hundido a la humanidad, la expresión de esa fase de barbarie del capitalismo que el imperialismo es. La oleada revolucionaria de los años 1918-1923, con su máxima expresión, la Revolución rusa, se concretó en la fundación de la Internacional, porque "las contradicciones del sistema mundial...se han revelado con una fuerza inaudita en una explosión aterradora: la gran guerra imperialista mundial", (plataforma de la Internacional), entablándose una lucha contra los "socialpatriotas" que habían traicionado precisamente porque antepusieron la defensa de la "patria", del "pueblo" en peligro contra la "barbarie extranjera".
No es éste el lugar para entrar en los detalles del proceso de degeneración de la IIIª Internacional o Internacional Comunista (IC) tras el reflujo de la oleada revolucionaria y el ascenso del estalinismo en la URSS (con su consigna del "socialismo en un solo país", 1927). En efecto, como lo dicen ByL, la IC "se convirtió en instrumento al servicio de la política exterior de la URSS de Stalin", primero de sus intereses puramente nacionales y, después, de los imperialistas de esa potencia. En la URSS hubo una contrarrevolución y el capitalismo acabó siendo dominante. La URSS acabó siendo una potencia capitalista bajo una forma de capitalismo de Estado particularmente brutal y arcaica, para acabar convirtiéndose en potencia imperialista gracias y después de la IIª Guerra mundial. Ésa es la realidad, una realidad que los trotskistas de todas las marcas se han empeñado en negar siempre, usando el "apoyo crítico" al estalinismo como método de ocultación, designando a la URSS y a los países de su bloque como "Estados obreros degenerados", lo cual quiere decir que, por muy "degenerados" que fueran, debían ser apoyados "críticamente" tanto ellos como sus aventuras imperialistas. ByL añaden otra contorsión dialéctica, hablando de "la indiferencia de Moscú": "El Che deja en la Historia la huella de alguien que denunció la indiferencia de Moscú a las luchas de liberación nacional que intentaban librar a su país de la dominación capitalista". Es raro encontrar tantos bulos en una sola frase. ¿Qué quiere decir eso de "librar a su país"?. Y además, por parte de Moscú no hubo la menor "indiferencia" respecto a las llamadas "luchas de liberación nacional". Muy al contrario: fueron ésas el arma principal con la que el bloque imperialista "soviético" pudo retar al otro bloque, ya fuera en Asia o en África, apoyando cualquier lucha que pudiera hacer que una parte del mundo se inclinara hacia él, sobre todo desde el final de la IIª Guerra mundial y la guerra de Corea, especialmente en el Sureste asiático, lugar privilegiado (junto con Europa) del enfrentamiento entre el Este y el Oeste. En América Latina, considerada por EEUU como su coto de caza, la URSS lo tuvo muy difícil hasta el triunfo del castrismo en Cuba. Pero la "crisis de los misiles" en 1962 marcó el inicio del declive del apoyo de la URSS a las guerrillas no por "indiferencia", sino por realismo imperialista que se plasmó en la fórmula de la "coexistencia pacifica". En aquel contexto, el sino del Che, después de la desastrosa aventura del Congo y su retorno a América Latina (Bolivia, 1967), quedó sellado.[2]
En ese Mensaje, como en todos los textos, discursos y acciones del Che hay un solo enemigo y ese enemigo no es el imperialismo, sino el imperialismo americano, por mucho que en ocasiones contadas ponga en tela de juicio la "desunión" entre países "socialistas", la falta de ayuda, etc. Hacer pasar esa lucha a muerte contra Estados Unidos, o sea contra el "otro bloque" como si fuera un retorno a los orígenes y los valores de la Internacional comunista es una de las peores estafas que quiere colarnos el libro de ByL.
Del patriotismo nacional al patriotismo de la "patria grande".
La base ideológica del Che es el nacionalismo. El "internacionalismo proletario" no es más que un adorno en el discurso que hay que poner de vez en cuando en medio de una marea de referencias permanentes a la "patria", al "amor de la patria", por no recordar la siniestra consigna castrista de "patria o muerte" con la que Guevara firmaba todos sus textos. Pero, sobre todo, ese nacionalismo corresponde a la política que Guevara llevó a cabo. Y es el nacionalismo de la "patria grande" una de las herencias principales que el Che ha dejado a la posteridad contrarrevolucionaria.[3]
Como ejemplo del pretendido internacionalismo del Che, ByL citan ese Mensaje a la Tricontinental ("gran acontecimiento internacionalista", dicen ellos) que el Che mandó a esa asamblea en 1967 cuando ya estaba en las sierras bolivianas. También en este mensaje aparece esa ideología nacionalista de la "gran patria" americana: "En este continente se habla prácticamente una lengua, salvo el caso excepcional del Brasil, con cuyo pueblo los de habla hispana pueden entenderse, dada la similitud entre ambos idiomas. Hay una identidad tan grande entre las clases de estos países que logran una identificación de tipo "internacional americano", mucho más completa que en otros continentes. Lengua, costumbres, religión, amo común[4], los unen. El grado y las formas de explotación son similares en sus efectos para explotadores y explotados de una buena parte de los países de nuestra América. Y la rebelión está madurando aceleradamente en ella.". Para ByL todo eso explica porqué el Che tenía razón en oponerse a la política de los partidos comunistas ortodoxos. Estos serían favorables al "etapismo" y, en cambio, Guevara sería favorable a "la revolución socialista" sin etapas. En realidad, esa diferencia entre estalinistas ortodoxos y guevaristas (pero también los maoístas) se debía sobre todo a los intereses inmediatos de la URSS en aquel entonces: para la URSS se trataba de frenar el empuje del bloque imperialista enemigo mediante la "coexistencia pacífica". En cambio, para Guevara y todos aquellos que se inspiraron de él, se trataba de llevar a cabo una lucha a muerte contra Estados Unidos.
Pretender que esa lucha a muerte contra los Estados Unidos, o sea contra "el otro bloque", es "internacionalismo", que sería como un retorno a los valores de origen de la Internacional Comunista es una de los timos que quiere hacernos tragar el libro de ByL.
Es cierto que desde el siglo XIX, prácticamente desde las independencias americanas, los USA no han cesado de considerar a la "otra" América como su patio trasero. Desde el siglo XIX, EEUU han mantenido una ingerencia permanente respecto a sus vecinos del Sur. Sería muy larga la lista de todos los desembarcos, los derrocamientos, el control de todo tipo que EEUU ha mantenido sobre América Latina. Eso creó un terreno fértil regado de "frustración nacional" que ha alimentado un odio inexpiable en el seno de amplias fracciones de la pequeña burguesía de los países latinoamericanos, estando la gran burguesía más bien vinculada la mayoría del tiempo a los intereses de la gran potencia del Norte.
La contrarrevolución estalinista se alimentó de esas frustraciones nacionales para encuadrar el movimiento obrero latinoamericano, fomentando entre otros, el antiguo mito de la "patria grande". Tras la caída del muro de Berlín y la desaparición del bloque estalinista, esa ideología de la "patria grande", con la brumosa ideología bolivariana o del "socialismo del siglo XXI" del presidente venezolano Chávez, todo ello adobado con la salsa de la crítica al neoliberalismo ("el adversario común", como dicen ByL) es la referencia para todos los ideólogos del capitalismo de Estado de hoy.
Quienes hoy se reivindican del Che levantan pancartas con Chávez, Castro y Morales con la consigna "Juntos por la patria grande", esa patria grande que Guevara en su tiempo y hoy los trotskistas de la LCR quieren hacer pasar por "internacionalismo", es una especie de mezcolanza de de reivindicación cultural y lingüística, a veces "hispánica o latina", otras veces, al contrario, "indigenista", un batiburrillo azucarado con romanticismo barato que sólo tiene un motor, el del odio implacable hacia los Estados Unidos, un odio ultranacionalista que el Che expresa en ese mismo Mensaje à la Tricontinental: "Al enfocar la destrucción del imperialismo, hay que identificar a su cabeza, la que no es otra que los Estados Unidos de Norteamérica. (...), el gran enemigo del género humano. (...) La gran enseñanza de la invencibilidad de la guerrilla prendiendo en las masas de los desposeídos es la galvanización del espíritu nacional, (...). El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal."[5]
En realidad, el nacionalismo de "patria pequeña", es y será el marco ideológico en el que se desenvuelve normalmente la dictadura de la burguesía. Lo de la "patria grande" no es más que un eslogan que sirve para encubrir los propios apetitos imperialistas de dirigentes como Chávez.
La clase obrera para Guevara
"Es sin duda cierto que el Che infravalora, por ejemplo, el papel de las ciudades, sobrevalorando el espacio político del campesinado. No por eso denigra, ni mucho menos, los combates obreros". Si esos autores de la LCR se sienten obligados a decir algo tan sorprendente como que Che "no despreciaba los combates obreros...", es porque, para Guevara, la clase obrera no era sino un peón más en su visión de la toma del poder. Una de las características de los diferentes avatares de la contrarrevolución estaliniana era la profunda desconfianza que tenían hacia la clase obrera, la cual para ellos no es, ni siquiera en su propaganda, el sujeto revolucionario. Todas las variantes del estalinismo, desde el maoísmo con todos sus estilos, hasta el castrismo y sus variantes "foquistas", todo ello vinculado a su ideología nacionalista, apostaron por un mítico campesinado revolucionario, un campesinado que, por lo demás, al igual que todos los grupos indígenas, no es para ellos sino una masa de maniobra y carne de cañón. Para los ideólogos del "foquismo", como recuerdan los autores de la LCR, "la guerrilla es un medio de desencadenar un movimiento amplio y mayoritario". En realidad, la guerrilla, el foco, no era el iniciador del movimiento, sino el movimiento mismo. ByL nos dicen que la "huelga general insurreccional del 1º de enero de 1959 fue un golpe de gracia a la dictadura militar que ninguna victoria militar habría podido suplantar. El Che lo sabe y se inscribe, una vez más, en la vieja tradición del movimiento obrero que otorga a la huelga general insurreccional una importancia estratégica crucial en la toma del poder por el pueblo: ‘un factor primordial de la guerra civil' la toma del poder representa, pues, para Guevara, una etapa necesaria que no se trata de emprender como un golpe de fuerza, sino, al contrario, a partir de un amplio movimiento revolucionario mayoritario, suscitado en las zonas rurales y también en las ciudades, a partir de la actividad armada de la guerrilla". Ese lenguaje de cuento para niños oculta difícilmente el hecho de que la clase obrera fue, en el mejor de los casos, un accesorio para la guerrilla nacionalista de Castro y la "huelga general insurreccional" no fue sino un medio para que triunfara el verdadero motor de la insurrección nacionalista, es decir la guerrilla misma. Por lo demás, la organización militar y el ejército castrista mismo han sido siempre la columna vertebral del régimen y del partido estalinista cubano. La guerrilla es la expresión política de una fracción capitalista que quiere ocupar el sitio de otra. La visión de un núcleo organizado, "consciente" que desencadena un movimiento revolucionario era la de algunas organizaciones en la infancia del movimiento obrero, a mediados del siglo XIX. Pero lo que hace más de un siglo podía considerarse como expresión de inmadurez del movimiento obrero, es, en la ideología del "foquismo" y más en general, en la ideología de la contrarrevolución estaliniana, la expresión militar de una fracción de la burguesía.
El "antiburocratismo" ¿es una ideología revolucionaria?
Uno de los temas preferidos de la admiración de la LCR por el Che es la crítica que éste habría hecho de la "burocracia". ByL hablan de la "guerra del Che contra el burocratismo". Durante años, cuando un estalinista, un neoestalinista o un izquierdista querían desmarcarse un poco del sistema imperante en la URSS, recurrían a la consabida "crítica de la burocracia". Para la LCR, la URSS y su imperio no eran capitalistas, sino unos países socialistas dirigidos por una "capa burocrática", una fórmula sinsentido que solo servía a justificar su "apoyo crítico". Así que con Guevara se volvieron a encontrar con alguien que iba en ese mismo sentido crítico. Fuera de contexto, algunas críticas de Guevara contra la burocracia podrían parecer las de alguien que, al criticar el aparato, corría riesgos. De eso nada: la crítica del burocratismo de Guevara era, en realidad, la de un responsable de Estado cubano (ministro de Industria) que no hacía sino echar hacia abajo los problemas que se le planteaban a él como responsable. Escribirá incluso un texto Contra el burocratismo (1963) que podría resumirse así: hay que cambiar los métodos de administración heredados de la guerrilla y sustituirlos por una organización con la que pueda inculcarse "el interés a los empleados..." con "medidas drásticas de eliminar al parásito,..." para volver a dar aquel "gran impulso patriótico y nacional de resistir al imperialismo que abarcó a la inmensa mayoría del pueblo de Cuba, y cada trabajador, a su nivel, se convirtió en un soldado de la economía dispuesto a resolver cualquier problema". Para ello, hay que pasar de la administración "artesana" de la guerrilla a una administración de tipo militar con ímpetu patriótico incorporado. Lo que propone Guevara es que la lucha contra la "burocratización" se organice desde las alturas mismas del Estado cubano, algo así como el alacrán mordiéndose a sí mismo. En realidad, ese tipo de argumentos de lucha contra la burocracia y demás son utilizados por la cumbre del Estado para quitarse de en medio a los elementos intermedios o presionarlos para que lleven a cabo tal o cual política. Esa fue la táctica utilizada por Mao Tse Tung en su "revolución cultural" en China. Esta táctica de echar la culpa a los de abajo se completa con la del "culto del jefe". Y en esto, Guevara llegó a ser un auténtico campeón del culto a la personalidad respecto al "líder máximo", Fidel Castro. Éste es para Guevara ejemplo, modelo permanente, fuente inagotable de inspiración: "La masa sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamentalmente a Fidel Castro" (...) "Vistas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de supeditación del individuo al Estado, la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cultural, de defensa, deportiva, etcétera. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya".(El socialismo y el hombre en Cuba, 1965).
La hipertrofia de la burocracia es el resultado de la tendencia histórica universal hacia el capitalismo de Estado y no el resultado de una "degeneración" de la revolución que habría que eliminar.
El Che y el troskismo
Uno de los capítulos del libro parece proponerse encontrar huellas de "inclinaciones trotskistas" en Guevara, lo cual evidentemente, ayuda a quienes pretenden ser sucesores de Trotski a reivindicarse del Che. Hay algo de patético en esa búsqueda de un Guevara "trotskizante". Habría dicho esto, habría hecho tal comentario, en Bolivia, en la mochila, llevaba por lo visto un ejemplar de La Revolución rusa[6]. En su apoyo crítico al estalinismo, los trotskistas no han podido evitar nunca el inevitable masoquismo que semejante posición acarrea, una especie de "victimización" que sólo les sirve, políticamente hablando, para justificar esa posición (como si dijeran: "nosotros, precisamente porque el estalinismo nos ha perseguido tanto, podemos apoyarlo ‘críticamente'"). En esto, podemos recordarles las declaraciones de Guevara a los periodistas en la Universidad de Montevideo, en 1961 para que se den cuenta del gran amor perfectamente estalinista que por ellos aquél albergaba:
"Periodista: («El Heraldo» de Florida, Uruguay) Doctor Guevara: ¿me puede decir las razones por las cuales a los trotskistas de Cuba se les ha quitado los medios de expresión en Cuba, se les ha confiscado la imprenta?.
Ernesto Che Guevara: ¿A los
trotskistas? Mire, hubo una pequeña imprenta que publicaba un semanario que tuvo
algunos problemas con nosotros." Y añade con cínica sorna: "Tomamos algunas medidas administrativas,
porque no tenían ni papel, ni permiso para usar papel, ni imprenta, ni nada; y,
simplemente, resolvimos que no era prudente que siguiera el trotskismo llamando
a la subversión." Tras esto, Guevara, despectivo, habla de una connivencia
entre el trotskismo y Batista haciendo una oscura referencia a una huelga
aventurista de la que Batista estaba al corriente y a causa de la cual "fueron asesinados grandes compañeros
nuestros", y, en fin, acaba contestándole al periodista que el trotskismo
renace, "rara coincidencia" en
Guantánamo, ciudad "que dista unos pocos
minutos de la Base Naval
de Guantánamo" (de EEUU), de modo
que "nosotros sospechamos que podía haber
cierta relación entre esa ‘proximidad geográfica'. Por eso, nosotros tomamos
algunas medidas para que gente que no representaba nada y que no sabíamos de
dónde sacaba su dinero, siguiera desde las posiciones de extrema izquierda
molestando el desarrollo de nuestra Revolución".
Periodista: Aquí [en Uruguay] la apoyaron bien a la revolución cubana.
Ernesto Che Guevara: Bueno, pero estábamos en Cuba; ¡aquí no clausuramos ningún periódico, por supuesto! (risas)”
Este libro en honor y gloria del Che se inscribe en esta idea de la LCR de “modernizar” su imagen, metiendo en el armario a Trotski y enarbolando al Che, símbolo, para la LCR, de la “eterna juventud revolucionaria”. Para ello, tienen que despojar la imagen del Che de todo lo que de verdad fue políticamente y ensalzar al “héroe” (aunque eso sí, un hombre “con sus defectos”, como dicen los autores ByL), para que sirva de guía a las nuevas generaciones de militantes revolucionarios y acaben perdiéndose por esos vericuetos del “socialismo del siglo XXI”, el altermundismo y demás productos derivados de lo que es, ni más ni menos, que una nueva faceta de un capitalismo más o menos estatal e igual de reaccionario.
Es otra de las consecuencias de la ruptura dramática habida en el seno del movimiento obrero, hace tantos años, con la victoria de la contrarrevolución: los hay que, en nombre de la revolución se permiten fabricar, con los escombros de la contrarrevolución, unos ejemplos que seguir. Y no es fácil ir en contra esos mitos sin que le acusen a uno de hacer el juego de éste o aquél. Pero nosotros seguiremos con nuestra tarea, porque confiamos en las nuevas generaciones proletarias para que vuelvan a encontrar en el sentido auténtico del combate de su clase.
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